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INJUSTA CONDENA

CAPÍTULO I OBJETIVO UBICADO

El sonido de la puerta interrumpió la conversación de los dos hombres de negocio, que se encontraban dentro de la oficina analizando una situación que los tenía afanados desde hace cuatro años…

. – Adelante – Con voz austera, dio la orden de seguir el hombre más importante e imponente de ese lugar…

. – Permiso señor… – Entró ajetreada la persona que tanto habían mencionado durante su charla, él apareció casi como si lo hubiesen invocado. Este, era uno de los investigadores que Alexandros Dimitriou el Ceo y fundador de la naviera Stavropoulos, tenía trabajando arduamente en localizar a la mujer, que arruinó emocional y económicamente a su familia.

Nada más verlo entrar, Alexandros, le dirigió una firme mirada de advertencia al hombre, ya que estaba irritado de no obtener los resultados que esperaba. Este era el quinto investigador que contrataba, y le daba la impresión, que iba a salir como todos los otros… sin ningún resultado favorable. Y no era posible que esa mujer se haya desaparecido de ese modo… ¡No podía habérsela tragado la tierra!

. - Espero que su visita no sea para pedir más recursos… - Sentenció con firmeza el imponente CEO, porque además de todo, también estaba realmente cansado por todas las pérdidas que la búsqueda de esa mujer le ha causado a su bolsillo, que de paso pensaba también cobrarle…

. – ¡Señor, la encontré! – Anunció el hombre extendiéndole una carpeta. De manera automática e impactado de la inesperada noticia, Alexandros se levantó al igual que su acompañante, este no era otro, que su primo, además de su abogado y asistente Ángelus Stavropoulos.

. - ¿Dónde está? – Preguntó Ángelus mientras notaba como su primo revisaba desesperado, pero en completo silencio la carpeta con la información…

. – ¿En Estados Unidos? – Se escuchó la sorpresa de Alexandros, era evidente su incredulidad, y antes de que el investigador respondiera, lo cuestionó nuevamente - ¿Está seguro de esto?

Lo dudaba porque jamás pensó que ella se mantuviera en ese territorio, sobre todo, porque se supone que allí la buscaron hasta debajo de las piedras…

. – Si señor, allí está toda la información, yo mismo lo comprobé señor, acabo de regresar de allá…

Los primos intercambiaron miradas de desconcierto, aun sin poder creerlo… Alexandros apretó tanto la mandíbula como el documento en sus manos, al pensar en que pronto tendría de frente a la mujer que ha buscado incansablemente por cuatro años…

. – ¡Espero que no haya error en esta información! – Su tono amenazante, aunque lo inquietó no hizo flaquear al hombre en su respuesta, al contrario, negó categóricamente confiado de lo que decía y entregaba.

Alexandros Dimitriou, le hizo una señal a su primo para que le pagara al detective, entre tanto él se sentaba en su sillón a revisar exhaustivamente la carpeta. La abrió y miró las fotos de ella, las de 4 años antes y las recientes. Las tomó a ambas en sus grandes manos, y en efecto, comprobó que era la misma mujer, aunque su aspecto físico había cambiado con un nuevo look…

. – Hasta que te encontré nefasta mujer… - la irá se apoderó de él, y estrujó con fuerza la imagen que tenía en su mano izquierda, dejando la otra, la más reciente, intacta, pero pegándola con fuerza del escritorio y dejándola allí debajo de su gran y potente mano – Te voy a aplastar, voy a cobrarte no solo la muerte de mi hermano, sino cada lágrima que ha brotado de los ojos de mi familia, y todo lo que trajó consigo su perdida, el desprestigio que le diste a su persona, además del deterioro de salud de mi abuela, y ruega porque ella no muera... ¡Porque tu desgracia será peor!

Mientras él pensaba en lo que tenía planeado para la mujer de la fotografía en su mano, entró Ángelus nuevamente…

. - ¿Qué sigue ahora Alexandros? – Preguntó evidentemente preocupado.

. - ¿Qué sigue? – Él lo miró frunciendo el ceño, no entendía la pregunta de su primo, y menos sabiendo todo lo que significaba para él y toda la familia encontrar a esa mujer - ¿Cómo eres capaz de preguntar eso por Dios? ¿Cómo para qué hemos gastado tanto tiempo y dinero buscándola?... Lo que sigue es que iremos a Estado Unidos a buscarla y cobrarle lo que hizo ¡Eso es lo que sigue! – Lo miró fijamente - ¡Ve y prepara todo! – Le ordenó aun molesto, la ira lo estaba dominando.

. – No te molestes hermano, sabes cual es mi postura ante todo esto, pero sigo respetando tu decisión… - Le dijo Ángelus antes de salir de la oficina.

Alexandros lo miró salir… si, ya él sabía cuál era la postura de su primo, su perspectiva de justicia era totalmente diferente a la de él… Para Ángelus, todo se debía dejar en manos de Dios y no tomar la venganza en propia cuenta, porque la justicia divina existe y bla, bla, bla…

. – Pero esto no quedará bajo la justicia de Dios, porque yo en persona me encargaré de hacerla… ¡Seré el dios griego que cobre tu falta Olivia Hamilton!

Con esa soberbia sentencia, y aire de superioridad, el hombre se sentó frente a su escritorio a completar algunos asuntos de su empresa antes de partir de la isla, rumbo a los Estados Unidos…

Alexandros Dimitriou Stavropoulos, es un griego de 37 años, dueño de la naviera más popular e importante de Grecia, y con gran reconocimiento internacional. Es el hijo mayor de Aaron y Selena Dimitriou, dueños del hotel más histórico de la isla de Santorini de donde son nativos. Ellos, aunque siguen llorando a su hijo, se consuelan con el nieto que el difunto les dejó sin siguiera poder llegar a conocerlo, pues su prometida estaba embarazada cuando este falleció.

Su abuelo, Abraam Dimitriou, es un magnate griego, dueño de los cruceros más imponentes del mundo, que ahora, el mismo Alexandros diseña y fabrica para él. Su empresa, había pasado a manos de su segundo nieto, Alexius Dimitriou, al Alexandros como nieto mayor, negarse a dirigir, pues a él no le interesaba esa parte, su inclinación es el diseño y construcción, que fue en lo que se especializó, para posteriormente crear su propia empresa, a pesar de la oposición de su abuelo.

Demetria, la esposa de Abraam, trabajaba con él de la mano, eran un gran equipo, pero a raíz de la muerte de su nieto Alexius, cayó en una severa depresión que la tiene desde entonces postrada en cama. Situación que ha afectado a todo la familia, que aun continua sin poder superar la pérdida de tan querido hijo, hermano, nieto y padre.

Aria Dimitriou, la hermana menor de Alexandros después de la muerte de su hermano Alexius, y viendo cómo se desintegraba la familia, decidió irse a Italia a continuar sus estudios de diseño de joyería, otro motivo que entristeció a la familia, pero fue una decisión irrevocable de la chica, no soportaba el cuadro deprimente que se veía y sentía alrededor de su familia.

No solo la muerte de Alexius ha afectado a la familia Dimitriou, sino la deplorable condición de salud de la matriarca, ya que era una mujer muy trabajadora y divertida, y ahora está en un estado irreconocible. La familia también se vio afectada no solo por la pérdida repentina de uno de sus miembros, sino por el desprestigio que esta también trajo a la familia y sus empresas por las acusaciones de tráfico de drogas y armas, en que se vio involucrado Alexius Dimitriou, supuestamente, aprovechándose de las rutas y permisos de navegación de la flota de cruceros que tenían. ¡La familia se negó a aceptar esa injusta condena!

Alexius al verse implicado en esta situación que desprestigiaba no solo su trabajo sino el buen nombre de la empresa familiar a su cargo, viéndose además detenido y literalmente condenado en tierras extranjeras, tomó la terrible decisión de suicidarse en la presión donde fue recluido en espera de su sentencia, para así evitarle la vergüenza a la dinastía Dimitriou…

Los abogados de la familia, aunque lograron repatriar el cuerpo, no pudieron recuperar la empresa, todo se perdió, ahora ellos continúan en la ardua labor de salir a flote de nuevo económicamente hablando, pues emocionalmente, iban de mal en peor…

Toda esta situación, aumentaba la presión vengativa que sentía Alexandros, que estaba impulsada no solo por la pérdida de su amado hermano, sino por presenciar día a día el deterioro de su familia, observar la tristeza en los ojos de sus padres, la agonía que consumía a su querida abuela, la frustración que embargaba a su abuelo, y la incertidumbre acerca del futuro del grupo empresarial familiar, todos y cada uno de estos contextos, alimentaba cada día, su deseo de buscar justicia…

CAPÍTULO II DESPEDIDA FAMILIAR

La pérdida de su hermano había dejado una herida abierta, y una sensación de injusticia en su interior, que hasta ahora sentía iba a poder conseguir… su sed de venganza comenzó a crecer, impulsada no solo por el amor y lealtad hacia su familia, sino también por las exigencias diarias de su abuelo…

. – Debes hacerte cargo, limpiar el nombre de la familia y vengar a tu hermano, así volverá la paz a la familia… ¡Así podremos ser libres Alexandros!

. – Lo haré abuelo, ya encontré a la culpable de nuestras desgracias y la haré pagar, de una u otra manera… ¡Te lo prometo!

. – Solo evita ensuciar tus manos de sangre hijo, tú no eres como ellos…

. – Estoy claro en eso, pero arruinaré tanto su vida, hasta arrastrarla al grado de locura que llevó a mi hermano a quitarse la vida…

. – ¡Ojalá lo resuelvas pronto! – Expresó el viejo tomando de un trago el wiski que quedaba en su vaso para levantarse y servirse más, otra cosa que preocupaba a Alexandros, que su abuelo vivía ahora tras una botella sin importar la hora – ¡Quiero al menos darle a tu abuela una oportunidad para sanar, haciéndole justicia a tu hermano!

Alexandros, sentía la tristeza que dominaba a su abuelo y la impotencia ante el deterioro de salud de su esposa, y pensaba que tal vez eso no le diera la paz que él suponía, pero ciertamente podrían sanar un poco las heridas, eso les brindaría una esperanza de renovar la familia.

. – Ojalá puedas recuperar también las acciones de la empresa… - El viejo se acercó a su nieto - ¡Alexandros debes, tienes que salvar a la familia! – Dicho eso dejó el vaso en la mesa y se fue a refugiar a la habitación donde se encontraba literalmente desahuciada su amada esposa.

Unos segundos después, su nieto hizo lo mismo, para eso había ido tan temprano, incluso antes de irse a la empresa, quería despedirse de su abuela, por si no tenía otra oportunidad, aunque no le gustaba para nada, verla así…

. – Abuela – La señora al escucharlo, abrió los ojos y lo miró con inmensa tristeza, acarició su cara y lloró, lo único que parecía saber hacer ahora, provocando que su esposo recostado a su lado, hiciera lo mismo.

. – Te juro que le daré la paz que el alma de mi hermano necesita abuela, por favor no me dejes antes de lograrlo, también recuperaré la empresa, ¿Me oyes abuela? – ¡Alexandros lloraba mientras ofrecía promesas a su abuela, con el propósito de animarla, y ella solo asentía mientras continuaba gimoteando abrazada a un retrato de Alexius… Era una imagen que Alexandros no soportaba, le dio un beso en la frente, se acercó a su abuelo, lo abrazó y salió más decidido que nunca…

Muchos eran sus compromisos, pero como miembro de un grupo empresarial, Alexandros también se preocupaba por el futuro de la empresa familiar… eran muchos los esfuerzos y sacrificios que su familia había hecho para lograr todo lo que tenían. Y la incertidumbre sobre lo que pasaría con el legado de su familia y la angustia de ver como todo se desmoronaba a su alrededor, lo motivaban cada vez más a tomar medidas para proteger y preservar el patrimonio construido con tanto esfuerzo.

Irreverente, llegó a su empresa bajo la presión y la rabia que lo cegaban, arraigando cada vez más los sentimientos de venganza que lo embargaban…

. – ¿Tienes todo listo? – Le preguntó a Ángelus mientras recogía las carpetas que necesitaba llevar con él.

. – Si… - Su primo, que siempre estaba atento a su comportamiento, lo miraba preocupado, queriendo evitar la locura que él pudiera cometer ante la presión y el odio desmedido que sentía desde que Alexius falleció – Alexandros… – Lo llamó suavemente con algo de timidez para que este lo mirara.

. - ¿Qué? – Volteó ante su llamado, mirándolo con un tinte sombrío en su ya oscuros ojos – Si vas a comenzar con tu patética filosofía pacifista, te puedes quedar aquí… - Continuó en lo suyo – ¡Prefiero eso a que me quieras estar jodiendo la paciencia!

. – Vaya, a veces eres increíblemente despreciable – Expresó el tranquilo hombre - Sabes muy bien cuál es mi postura, pero también sabes que no te dejaría ir solo…

“No podría hacerlo”, pensaba Ángelus. Él sabía que debía estar a su lado para controlarlo, para seguir haciéndole entender que la venganza no sería la solución definitiva a sus problemas, que debían buscar una forma más constructiva de enfrentar la situación. Y ahora que estarían lejos de Abraam, el abuelo de Alexandros, a quien Ángelus consideraba, era el que arraigaba todas esas ideas de odio en su cabeza, él aprovecharía para tratar de cambiar la mentalidad de su primo, aunque este se molestara….

. – Entonces te lo dejaré claro de una vez… No quiero que interfieras ni cuestiones mis decisiones… - Su soberbia era innegable, y la dureza en su voz impacientó a Ángelus.

. – Tengo criterio propio Alexandros, pero también sé cuál es mi lugar… - Demostró igual su molestia, dejándole claro, que sabe muy bien cuál es su posición y rol en ese terreno.

Ángelus es un hombre respetuoso, y pasivo, su relación con la familia Dimitriou, es por parte de la mamá de Alexandros, los Stavropoulos, que nunca han sido pudientes, son una familia común y corriente, el status de su tía Selena, lo ganó por su esposo Aaron Dimitriou.

Es como él se califica a veces, de los “parientes pobres”, al que su primo Alexandros, que siempre se han apreciado le ha tenido consideración y a tendido la mano, incluso para poder completar sus estudios, juntos han trabajado bien codo a codo, por ello, el entiende y respeta las expectativas y normas del entorno en que se encuentra.

Sin embargo, él tenía su propia manera de pensar y tomar sus propias decisiones, y su decisión más importante ahora era no dejar que su primo cometiera la locura de dañar a alguien por las malas influencias, y la presión del abuelo de este, entendía claramente el dolor de todos, pero no era el modo. ¡Claro que no pensaba dejarlo solo!

. – Sabes que no me refiero a eso… – Aclaró Alexandros, al escuchar las palabras de su primo, a él no le gustaba que se sintiera menos, y tampoco ser el causante de hacerlo sentir así.

. – Lo sé, y lo entiendo, no te preocupes, pero al final, tú eres el jefe, mi deber es obedecer – Lo miro para tranquilizarlo – Trabajo es trabajo…

Alexandros resopló, pero se quedó con lo último, al fin y al cabo, esa era una de sus políticas; ¡En los negocios no hay amigos…!

. – Entonces nos vemos en la tarde en el aeropuerto, almorzaré con la familia – Le informó a su primo.

. - ¿Qué le dirás a mi tía? – Preguntó haciendo que Alexandros levantara nuevamente la mirada a él – Sabes que tampoco estará de acuerdo con esto…

. – No tiene por qué saberlo, saldré por negocios, es todo lo que voy a explicar… - Le dijo en son de advertencia…

. – Ummju, por mí no te preocupes, pero sabes que ella no es ninguna tonta…

Era cierto, Selena siempre estaba pendiente de todo, especialmente de las ínfulas vengativas del viejo Dimitriou y al que estaba arrastrando a su hijo. A pesar de su dolor, no estaba de acuerdo con el empeño de su suegro en cobrar venganza, porque eso, de ninguna manera, le iba a devolver a su hijo.

. – Yo me haré cargo… - Nuevamente con esas palabras Ángelus entendía que la conversación había culminado y que debía mantenerse al margen, entonces solo asintió y salió de la oficina.

Alexandros por su parte, terminó de guardar sus cosas y del mismo modo salió camino a despedirse de lo que quedaba de su familia…

. - ¿A dónde dices que iras hijo? – Preguntó Selena a su hijo mayor, mientras este retiraba la silla para que ella se sentara.

. – A los Estados Unidos mamá, me salió un buen negocio allá y debo atenderlo personalmente…

. - ¿Iras a ese país? – Mirando a su madre, entendió el sentido de la pregunta, y el tono que usó al hacerla, pues en ese país, fue donde murió Alexius. Él solo asintió retirando la mirada.

. - ¿Y estas seguro que vas solo por negocio? ¡O tu abuelo y su obsesión tienen que ver con esto? – Continuó Selena con sospecha cuestionando a su hijo, pero antes de que él pudiera responder, llegó su padre al comedor con el hijo huérfano que dejó Alexius, lo que aprovechó Alexandros para levantarse a saludarlos, y así dar por concluido el interrogatorio de su madre…

. – ¡Hola precioso campeón! – Lo alzó arriba de su cabeza, él adoraba al niño, y la criatura lo veía como su padre, Alexandros además de todo, sentía mucha pena por él, pues había quedado huérfano de padre y madre, ya que la chica no soportó la pérdida de su amado, y tomó la misma terrible decisión que él… Aparentemente el estrés post parto, aunado a su depresión post pérdida la llevaron a acabar con su vida sin pensar en su pequeño hijo.

Luego de almorzar, espacio en el que, en todo momento, el padre de Alexandros evitó más cuestionamientos de su esposa, para así impedir un confrontamiento en la mesa y menos delante del niño, Alexandros se despidió de sus progenitores para dirigirse al lugar donde se encontraba la persona que era la causante de la desgracia familiar.

CAPÍTULO III MÁS CERCA DEL OBJETIVO

El jet privado, aterrizó en el aeropuerto de la ciudad de Chicago, lo más cerca de la localidad donde se encontraba la persona que parte de la familia Dimitriou consideraba una de las siete plagas de Egipto.

De allí los dos hombres debían movilizarse en auto para llegar al pueblo sin levantar sospecha alguna. Alexandros continuaba analizando, como en todo el viaje ¿Cómo haría para presentarse ante esta mujer? ¿Qué medida exactamente debía tomar? ¿Se controlaría al tenerla frente a él?… por el informe pudo saber que era dueña de una pequeña, pero rentable pastelería.

También supo que el nombre que utilizaba ahora era Mónica Leith, y se burló, pensando que era una tonta si creía que por cambiarse de identidad podría escapar de él…

. – Te encontré Olivia Hamilton, ni cambiándote el nombre pudiste huir de mí – Continúo mirando el expediente – Quizás, disfrutaste tu libertad escondida por cuatro años, pero tu tiempo de tranquilidad se acabó.

El pueblo donde está mujer se fue a refugiar por tanto tiempo, era relativamente grande, denominada ciudad por la cantidad de habitantes, más no era tan desarrollado como una ciudad capital, los lugareños tenían allí lo esencial, aunque la fuente de empleo era baja, porque la fábrica de madera que era una de las mayores generadoras de oficio había cerrado recientemente por mala administración. Situación que aprovechó Alexandros para llegar al pueblo, él había comprado la fábrica. Llegaría allí como un nuevo inversor…

. – Si, los papeles están listos para firmar Alexandros…

. – Muy bien, mañana mismo nos reunimos con los abogados de los antiguos dueños, y dejamos todo finiquitado, no quiero contratiempos.

. – Sé que te molesta que te pregunte… – Alexandros lo miró con una advertencia en su mirada, pero eso no iba a detener a Ángelus - ¿Qué es lo que piensas hacerle realmente a esa mujer?

. – No la voy a matar si eso es lo que te preocupa – Le dijo con sarcasmo presionando el volante, aunque ganas no le faltaban – Por lo menos no lo haré yo directamente…

. – Cuida lo que dices hombre, no se puede andar por el mundo haciendo daño al prójimo…

. – Jajaja, tú de verdad eres el colmo… – Se burló Alexandros, a veces pensaba que su primo debió haber sido cura - Deberías haber buscado antes a esa infeliz mujer y darle clases de virtud, para que utilizara el poder que tenía en hacer el bien, y no lo que hizo, acabar con una vida y destruir a toda una familia…

Ángelus sabía que la reacción en cadena que había desatado la muerte de Alexius, fue la condena de la familia, pero era probable que eso continuara, si ellos insistían en seguir con su empeño de cobrar venganza, pues él estaba convencido, que todo lo que en esta tierra se hace, se devuelve.

. – Igual no está bien hermano, eso no resolverá nada, Alexius no volverá y todo continuará igual…

. – Veremos, y no olvides lo que te dije, si tu conciencia moral te impide estar aquí, bien puedes tomar el jet y regresar a Grecia…

Alexandros estaba cegado por la ira, ahora más que nunca, que estaba más cerca de la causante de todo… ¡Muy cerca, justo en su campo de visión!

. – Compra un apartamento – Ordenó de pronto, dejando a Ángelus extrañado…

. – Solo necesitas una excusa para estar aquí y ya la tienes… ¿Por qué comprar un apartamento ahora? además la inversión que hiciste fue cuantiosa…

. – Solo has lo que te digo Ángelus, gastaré lo que tenga que gastar, al final el dinero va y viene – Exigió Alexandros cuando este le cuestionó que ya con la inversión de la fábrica era suficiente.

. - ¿Por qué ese repentino cambio? Si ya la estadía en el hotel estaba lista…

. – Porque así lo acabo de decidir… tal vez el tiempo pautado para estar aquí, se alargue un poco más ¡Los planes han cambiado!

Ángelus se sorprendió que este le dijera eso, y se inquietó ¿Nuevos planes?

. - ¿Qué pretendes Alexandros?

Este sencillamente salió del auto sin responderle, y caminó directo a la pastelería sweet&sweet. Ellos tenían un rato estacionados al otro lado de la calle, y observaron cuando la mujer a quien iba dirigida la venganza de Alexandros había llegado. Él se quedó fijamente mirándola abrir la tienda. Ella sonreía a las personas que pasaban a su lado y la saludaban con genuino cariño, todo esto no pasaba desapercibido para Alexandros, que observó la fisionomía de la mujer, era bonita no lo podía negar, era de una estatura media, más o menos según su apreciación de 1, 69 cm, esbelta, él podía muy bien admirar su silueta remarcada por los jean que llevaba puesto, tenía el cabello castaño recogido en una cola de caballo, haciéndola parecer más joven de lo que era.

También observó como la miraban los hombres con galantería, misma, que la hacían sonreír, y voltear los ojos, parecía estar acostumbrada a eso…

. - Muy coqueta y risueña la dama… - susurró Alexandros, pensando que mientras ella reía su familia estaba sumida en una eterna amargura – Pero borraré esa esplendida sonrisa de tu rostro… - Cuando la mujer entró al local, él decidió hacer lo mismo.

Antes de que su llegada a la puerta, entró otra mujer, por lo que murmuró para sus adentros, pues quería presentarse frente a ella sin externos que importunaran su primer encuentro, sin embargo, igual decidió entrar.

Las mujeres, que charlaban amigablemente, al escuchar la campanita de la puerta, dirigieron la mirada hacia el lugar quedándose ambas deslumbradas por el hombre que hacia su magnífica entrada. Por supuesto, no estaban acostumbradas a ver ese tipo de prospecto con semejante aura de distinción y poder en la comunidad…

. – Buenos días – Más impresionadas quedaron, al escuchar la potencia de la voz del hombre… ante el silencio de estas, el miró a los lados disimulando la confusión que le creó la excesiva fijación de ambas, pero especialmente, la de una de ellas, si era realmente sincero, su mirada lo inquietó - ¿Si tienen servicio cierto?

La primera en reaccionar y hablar fue precisamente la mujer que ahora se hacía llamar Mónica, y por quien él estaba en ese lugar…

. – ¡Si estamos en servicio, por favor siga! – Se apresuró a confirmar tomando un menú y acercándose a él con intención de guiarlo a una mesa - Buen día señor, Bienvenido a Sweet&sweet – Le sonrió, y fue consciente, que, aunque el hombre se quedó mirándola fijamente como hipnotizado al principio, también notó como de pronto su semblante se endureció, entonces pensó que tal vez estaba siendo demasiado simpática, por lo que adoptó una postura similar a la de él – Por favor siéntese si está de acuerdo…

. – Por supuesto que sí, de lo contrario no estaría aquí… ¿Verdad? – Dijo con una pizca de dureza que no pudo evitar, y percibió la reacción de incomodidad de la mujer, pensó entonces, que debía cambiar su actitud y la estrategia, tranquilo, caminó hacia la mesa que ella le señalaba - Me dijeron que en este lugar se servía el mejor café, y vine a comprobarlo…

. – Bueno, me halagan esos comentarios, pero en efecto, usted tendrá que comprobarlo por su cuenta… y luego emitir su juicio final señor.

“Juicio final”, repitió Alexandros mentalmente, ya tu juicio y sentencia están definidos querida…

. – ¡Por Dios! deja de ser tan modesta Mónica… – Habló de pronto su acompañante autoinvitándose a la conversación – Disculpe señor, pero es así, desde que ella llegó aquí nos deleitamos con el mejor café…

. - Ah… tampoco es de aquí – Afirmó mirándola directamente a los ojos, logrando ponerla nerviosa – Tampoco lo soy… - Continuo para bajar la desconfianzas e incomodidad que notó de su aludida.

. – Es obvio que no lo es, ella tampoco, es una forastera como usted – Alexandros podía notar la inquietud de la tal Mónica, hasta que ella misma tomó la decisión de hablar.

. – En efecto, pero ya me siento de este lugar, tengo mucho tiempo aquí…

. - ¿Cuánto exactamente? – Ella lo miró con más desconfianza ante su directa pregunta – Quiero decir ¿Cuánto tiempo se necesita para sentirse parte de este lugar? - Corrigió para ser más sutil es sus preguntas, quería apartar el recelo que percibía de parte de ella - Temo no poder adaptarme…

Antes de que Sandra hablara nuevamente, Mónica se adelantó…

. - ¡Oh! si es por eso, no se preocupe – Dijo más animada – Le aseguro que la hospitalidad de la gente sabrá ganarse su corazón y, por ende, le aseguro, se adaptará rápido y ya no querrá irse…

. – Ummm eso me gusta… - la voz del hombre era algo seductora para las mujeres…

Mientras Sandra le hablaba de las cualidades del pueblo, Mónica lo miraba disimuladamente, en tanto preparaba el café, sentía por alguna razón que lo había visto antes, más no recordaba de dónde, o tal vez solo se parecía a alguien que ella conocía. El hombre era alto, fornido y con una impecable barba que le daba un aire de dominio y autoridad, se notaba que era avasallador, claramente, se podía percibir su fuerza intimidante, ya no creía lo anterior, no recordaba haber conocido a un hombre como él. Aunque al principio tuvo temor, ya este se había disipado…

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