NovelToon NovelToon

No Eres Mi Verdad

Traumas

Nunca quise lastimarlo, mi cobardía me obligo a castigarlo sin medida, Elián mi esposo pagó las consecuencias de mi pasado. Hace mucho tiempo cuando tenía 14 años fui violada por un tipo perdido en las drogas, cruzaba la avenida Corrientes, sin imaginarme lo que sucedería, siempre las vi segura, con todas esas luces a su alrededor, y patrullas pasando de vez en cuando, sin saber que el peligro me acechaba en la esquina, miré mi reloj para saber la hora, era un poco tarde para llegar a casa, no me preocupaba porque estaba cerca, dirigí mi vista al frente para observar si venía algún auto, cuando de pronto unas sucias manos rozaron por todo mi cuerpo limpio, no pude escapar, con sus inmensas manos me rapto y me llevó a un callejón, grité sin parar pidiendo ayuda, ¡Auxilio!... ¡Auxilio!.. Pero nadie salió a mi socorro, ese día fue la pesadilla más horrible que mi pequeño cuerpo sintió, intente pasar página, pero mi mente repasaba y repasaba cada milímetro de ese maldito recuerdo, hasta el día de hoy lo recuerdo muy bien, por más odio que abunde en mi corazón, a ninguna mujer se lo deseó, pasar por lo que tuve que pasar.

Mis traumas fueron creciendo con el tiempo, las calles ya no eran seguras, los rostros ya no eran un rostro más en la masa de multitud, fue difícil descifrar esas máscaras a mi alrededor, y dar un paso adelante. Mis padres intentaron buscar una salida, pero las cosas empeoraron cada vez más, quise olvidar aquel día, intente no mancharme de sangre las manos por toda la ira que recorría por mis vasos sanguíneos, cuando alguien intentaba acercarse más de lo debido, no obstante fue imposible. Los hombres con sus cualidades físicas y psicológicas habían logrado dañarme, su necesidad de sentirse indispensables para la mujer hacía que su ego crezca para que se sintieran especiales y poderosos. Pero esta vez ese ego crecería en mí, jamás en la vida volvería a dejar que nadie me toque sin mi consentimiento, así tenga que mancharme las manos una y otra vez, nadie volvería a penetrarme sin antes cumplir con mis expectativas.

No quiero ser una mujer posesiva, pero si tomar el control de mi sexualidad. Mi mecanismo de defensa me obligaría a tocar la piel que yo escogiera, coger el miembro que a mi me gustará, para experimentar y sentir el erotismo. Los hombres creen que nos pueden manejar a su antojó y que nuestro cuerpo les pertenece, pero están muy equivocados, ahora vivimos en otros tiempos, en otros escenarios y es hora de poner nuevas reglas en este juego de la vida.

La luz solar entraba por el gran ventanal de mi oficina, me asome para ver el caos de la ciudad que se presentaba a esta hora, cuando alguien me interrumpe.

- Hola Ariana, te traigo los documentos que me pediste- dijo Valeria, mi secretaria entrando con esos tacones ruidosos que odiaba.

-Muchas gracias Valeria, déjalo en el escritorio, hoy me iré temprano, te voy a pedir que no me agendes nada para la tarde- ordené.

Mi nombre es Ariana Palmer, soy una mujer de 25 años, manejo una empresa constructora, ante los ojos de los demás soy una mujer diferente, por el hecho de mostrarme fría y sin empatía, pero nadie conoce la raíz de mi frialdad. Hay muchas verdades ocultas, detrás del rostro maravilloso que mis padres me heredaron.

Hoy me reuniré con Eduar Ferreira, él también maneja una constructora en España, firmaremos un acuerdo para beneficiarnos económicamente, antes de nuestro encuentro investigué un poco, tiene 30 años, tés blanca, cuerpo muy trabajado, estatura alta y muy sexy para mis ojos, mi propósito no solo es firmar el acuerdo, sino meterme entre sus piernas, nadie más tocará mi cuerpo sin mi consentimiento, yo seré quien seleccione a cada hombre para satisfacer mis deseos. Con el objetivo de captar su atención me vestí con elegancia, un traje provocador, pero decente, unos zapatos no muy altos, pero si ruidosos, con una plancha dibuje unas pequeñas ondas en mi pelo castaño, puse un poco de labial en mis labios carnosos, muchos dicen que soy una mujer bella, no sé si lo dicen porque es verdad o solamente lo dicen por agradar. Llame a mi chófer para que me lleve al lugar acordado en el Hotel Hilton, porque él está hospedado ahí.

Cuando baje del auto un hombre extrajero hermoso me esperaba en la entrada, fue difícil quitarle la mirada, su postura exacta alteró mi temperatura, me pare frente a él.

- Mucho gusto señorita Palmer, soy Nicolás el secretario de Eduar- dándome la mano me saludo, ocultando su timidez debajo sus pantalones.

- Buenas tardes, Nicolás- respondí a su presentación y le extendí la mano para corresponder a su saludo, le regalé una sonrisa sensual, él enseguida se sonrojó.

El secretario de Eduar tenía lo suyo, su seriedad a la hora de presentarse encendió una chispa en mi piel, le sonreí nuevamente por unos segundos, intentando llamar su atención, sus nervios recorrían por su sistema, intentando tomar calma.

- Por favor sígame, le acompañaré a la habitación, donde será la reunión.- rompiendo el silencio dijo.

Seguí sus pasos, su elegancia me llamaba la atención, quería saber un poco más de él, mis fantasías enseguida hicieron revuelo en mi cabeza, subimos al asesor, no pude controlar más mi agitación, suavemente con mis manos rocé su miembro, mientras observaba la intensidad de sus pupilas, él empezó a sudar del nerviosismo, mi mirada atentamente exploraba su rostro hermoso, tenía los ojos más azules que había visto con tanta atención, me atraía su brillo, no sé si era de miedo o de algo más, pero de repente se apartó de mí, sabía perfectamente que estaba cometiendo un error, que un paso en falso terminaría con su carrera, pudo controlar su apetito sexual, pero no sus pensamientos, su mente plasmó miles y miles de formas eróticas para saciar el deseo que le había provocado.

- ¿Hace mucho tiempo trabajas con Eduar?- le pregunté para bajar los niveles de adrenalina que ambos estábamos sufriendo.

- Si señorita, Eduar es muy profesional y muy reconocido ante mucha gente, pero jamas trabajo con nadie como usted- respondió algo más calmado.

- ¿No te gustaría estar en su lugar?- le dije, una vez más tocando sus pantalones con las palmas de mi mano y jugando con su pequeño músculo, sentí como su miembro aumentaba de volumen, había conseguido lo que quería, no podía dejar pasar esta oportunidad así que me abalance ante él y bruscamente lo besé, esta vez no se apartó, no se resistió más correspondió a mis besos, se notaba que el tipo estaba necesitado, lástima que las caricias solo duraron un poco, estaba atenta al asesor, cuando vi que estábamos por llegar al piso elegido, me aparte de él, acomode mi ropa para actuar como si nada hubiese pasado, él también hizo lo mismo. Ambos bajamos del asesor, abrió la puerta y ahí estaba Eduar Ferreira, era otro demonio traído a mi camino, ese día Dios había sido generoso conmigo, en mi camino puso dos rostros distintos, con corazas diferentes, pero con genitales similares y deseables.

- Buenas tardes, señor Eduar- le saludé dándole mi mano y un beso en su mejilla, senti como su perfume se pentreba en mi olfato.

- Mucho gusto señorita Palmer, es muy hermosa, me da mucho gusto poder conocerla al fin, escuché mucho de usted- me dijo respetuosamente clavando su mirada en la mía, intentando intimidarme, pero con la mirada fija también lo miré, no logro su propósito, más bien yo logré intimidarlo, sabía que aparte del trabajo a él le gustaban los placeres, ambos teníamos una cosa en común, desprenderse del estrés laboral con sexo.

- También escuché mucho de usted, espero que podamos llegar a un acuerdo- Con una corta sonrisa respondí.

Nicolás sintió algo de celos al ver que la mujer que le había movido los suelos estaba coqueta con su jefe, no podía decir nada, solo contenerse, nunca había conocido a una mujer tan directa como yo, siempre le había costado cortejar con una mujer, pero está vez los papeles habían cambiado para él, mi intención jamás fue enamorarlo, solo me dejé llevar por su belleza y mis hormonas de deseo.

La reunión empezó, Eduar y yo hablamos de contratos y acuerdos, algunos representantes de otras constructoras invitadas escuchaban con atención, y daban sus opiniones, después de mucho discutir logramos firmar un convenio. Todos los presentes se fueron contentos con la reunión, yo y Eduar éramos muy profesionales, fuimos los últimos en despedirnos, pero esto para mí no había concluido.

- La reunión salió como lo deseaba, me siento algo cansada, ¿no me ofreces una copa de Whisky por favor?- dije sacándome los zapatos y sentándome en el sofá cómodo que tenía ahí.

Eduar solo sonrió y se fue a buscar el Whisky.

- La reunión ya terminó Nicolás, mañana temprano nos vemos- le dijo a su secretario para que se fuera y nos deje a solas.

- Hasta mañana- dijo y se marchó, pero antes me clavo una mirada de decepción, ese brillo en sus ojos se volvió nubosa y desierta. Capte enseguida su rostro, no me importaba lo que pensará de mi, o lo que le había causado en él, sabía a qué había venido y lo que quería...

No puedes irte

Mi cuerpo se relajó en el cómodo sillón, jamás me cansaría de estos placeres de la vida, Eduar fue a la pequeña barra que tenía, servía en la copa la bebida que le había pedido, se veía hermoso con esa camisa a rayas, no quise quitarle ni un segundo la mirada, porque estaba hipnotizada con su figura, giro su vista hacia mí, me sonrió con sus ojos brillantes y sus labios finos, su sonrisa exótica y ese cuerpo tan tallado y esculpido, enloquecían mi mente, quería hacerle muchas cosas, cabalgar mi cuerpo en su masa muscular, morder sus labios, sentir su respirar y tantas otras cosas más.

- Te puse un poco de hielo- me dijo pasándome la copa.

- Gracias- le respondí rozando sus manos con las mías.

- Sos una mujer muy provocadora eh inteligente, tienes algo que me atrae mucho- argumento sentándose a mi lado sin dejar de observarme.

- Esperemos que solo sea atracción sexual, y no otra cosa- le dije tomando el Whisky todo de un solo sorbo.

- ¿Qué pasa si me enamoró?- me preguntó intentando matar su curiosidad.

- ¡Sufrirás!...- le dije sonriendo- No soy de esas mujeres que te hablara bonito eh intentará ser romántica y detallista.

- Quiero correr el riesgo.

No tenía tiempo para muchas explicaciones ni charlas de poca importancia, lo que tenía que hablar con él ya lo habíamos hablado, cuando firmamos esos papeles, ahora lo único que deseaba era sentir su piel junto a la mía, comerme esos labios finos y firmes que tenía, mi debilidad se estaba quebrando de a poco.

No quería escuchar ninguna palabra más de su boca y le tape con los dedos, logre que se callará, lentamente abrí mis piernas y me puse encima de su cuerpo, le abrí la bragueta de su pantalón y empecé a tocarlo, mientras él disfrutaba de ese instante, le acaricie para provocarlo lentamente, cuando logre que su miembro sexual tome otro tamaño, me subí la falda para estar más cómoda y él me bajo la ropa interior, estando más libre me introduje dentro de él, gemí por el dolor, - No creí que lo tendrías tan grande- le dije a sus oídos, entonces él empezó a hacer movimientos más bruscos, no me quedé atrás, yo tenía el control y así sería hasta que termine, ambos intercambiamos sudor y fluidos, la penetración cada vez fue más fuerte eh intensa, como a mí me gustaba, le besé los labios por último y ambos al mismo tiempo logramos terminar. Mi frecuencia cardíaca estaba fuera de lo normal. Me aparté de él, para recuperar el aliento, mientras él seguía acostado en el sofá, satisfecho por lo que había experimentado y mirando mi desnudez. Acomode mi ropa, tome mis cosas y me fui, no me despedí de él, sabía que nos volveríamos a ver pronto, para que decirse adiós.

La puerta del ascensor se abrió, ahí Nicolás esperaba por mí, con su corte perfecto de pelo haciendo juego con su magnífico rostro, clavo sus ojos en los míos, también hice lo mismo, había enojo en su mirada.

-! No puedes irte sin antes decirme que volveremos a vernos!...- me dijo con la voz ronca y con una seriedad erótica.

- Tu cuerpo me atrae y tengo apetito de ti, pero no será hoy, deja que te busque- le dije y salí para tomar un taxi eh irme a mi casa.

Le fue difícil resistirse, sus labios sonrieron y su mirada se quedó con muchas expectativas, mientras buscaba en su bolsillo la tarjeta para volver a su habitación.

Trate de mantener mis pensamientos traumáticos en la valija de los malos recuerdos, pero cuando escuche a una chica gritar pidiendo ayuda le pedí al taxista que pare, y enseguida corrí a su auxilio, un pervertido en frente de un pequeño bar de la avenida Córdoba intentaba subirle a su auto, tomé una roca y le pegué en la cabeza, la chica logró escapar, vi que el hombre sangraba, no sentí nada de miedo, ni tampoco estaba asustada, si por mí fuera le hubiese matado a golpes, pero alguien me detuvo.

- ¡Basta!...- me dijo un hombre apartando mi cuerpo del pervertido.

- ¡Suéltame!- Le grité, no podía ver su rostro porque me tomo de la espalda.

- El hombre ya está inconsciente, ¿qué quieres, matarlo, he ir presa?.- Exclamó a mis oídos.

- Basuras como esté no merecen vivir, y a ti no te di el permiso de tocarme, así que quita tus manos de mi cuerpo, si no quieres que sea otro el que salga herido- dije y quite sus manos de mi cintura, no soportaba que el me tocará ni segundo más.

Cuando lo vi de frente era un hombre alto, tenía el pelo desordenado, le hacía falta un buen corte de pelo para verse mejor, mirada cansada y triste, brazos fuertes, si lo miraba con más atención no tenía nada que me gustase de él, estaba muy fuera de mis gustos, en ese momento desee no volverlo a ver nunca más, su presencia ya me incomodaba, no soportaba más la forma en la que me miraba, si me quedaba unos segundos más ahí, terminaría haciendo otra locura, tome mi bolso para irme, no iba a despedirme de un desconocido al que aborrecía a cada instante, enseguida subí al taxi que me esperaba y me fui a casa.

El se quedó parado observando como desaparecía en la distancia.

Cuando llegue a mi casa quise llamar a mi mamá, tome el bolso para sacar el celular, pero no estaba. "Maldita sea, ¿dónde lo habré olvidado?", me cuestione, volviendo a revisar mis cosas.

El individuo a quien le grité para qué me soltará, para que no matará a ese maldito desgraciado, fue quien encontró mi celular, cuando tome la piedra del suelo ahi fue cuando se me callo, lo encontró por casualidad, cuando algo empezó a sonar y le llamó la atención, Nicolás me estaba llamando, él se tomó el atrevimiento de contestar.

- Hola- contestó

- ¿Ariana?- Pregunto al escuchar una voz de hombre del otro lado.

"Con que Ariana es tu nombre", pensó.

- Ariana perdió el celular y ahora lo tengo en mi poder, ¿usted sabe donde puedo ubicarla para devolvérselo?- le interrogó.

Nicolás le dio la dirección de mi oficina, y al día siguiente fue a buscarme, cuando llego a la dirección se econtraba en frente de un gran edificio, jamas imagino encotrarme ahi, mi secretaria le atendió con mucha cordialidad, sus ojos celestes intensos le llamo mucho la atención, estaba acostumbrada a ver a muchos hombres sensuales que venían a buscarme, pero como esté no, nunca había venido, sus labios con grosor medio la enloquecieron cuando empezó a hablarle, Sin ningún inconveniente le dejo pasar.

Yo estaba concentrada en la pantalla de la computadora, finalizando unos trabajos cuando alguien llamó a mi puerta y le dije que pasará, cuando lo vi entrar, casi no pude controlar mi enojo, lo menos que deseaba era ver a este tipo otra vez en frente de mi, su apariencia no había cambiado en nada, era el mismo que había visto el día anterior, "¿y este que hace aquí?", me pregunté.

Pero solo resoplé fríamente, -¡Mira!..., vino nuestro Santo, gracias por salvar la vida de ese maldito cabrón.- lo miré con desprecio.

Levantó las cejas y caminó hacia mí como si no le importara. -No sabía que trataba con una asesina- Me dijo entregándome mi celular.

Tome mi celular, su comentario me dejo callada por unos minutos, no supe qué decir, su mirada tan profunda me desestabilizó.

- Muchas gracias por el favor, si quieres salvar tu vida, es mejor que te apartes lo más pronto posible de esta asesina- dije abriendo la puerta.

- ¿Por qué querías matar a ese señor?- pregunto antes de salir sin quitarme la mirada.

-Odio a los hombres que creen que pueden poseer el cuerpo de una mujer como si fueran un objeto sexual, cuando veo esas situaciones me transformó en una fiera y no puedo controlarme, quizás en este momento no estás frente a una asesina, pero que va encaminada en ello.

- Puedo percibir que tienes un pasado que te persigue, no dejes que te arrastre a hacer cosas fuera de lo ético.

- No te pedí tu opinión, tengo mucho trabajo, te agradezco mucho que te hayas tomado de tu tiempo para venir hasta aquí.

- Tu amabilidad acorta mis deseos de haber venido.

- Por el bien de ambos espero que sea la ultima vez que nos veamos.

- También pienso lo mismo- fue lo último que dijo y se fue.

Ese día me olvidé preguntarle como se llamaba, no creía que volvería a verlo, es más no quería volver a verlo nunca más, porque no cumplía con mis expectativas, pero no voy a negar que la longitud de su barbilla era perfecta, sus músculos marcados sobresalían, era un hombre como cualquier otro en la sociedad sin importancia para mi gusto, pero lo que más me llamaba la atención era la forma en como me miraba, no le di mucha importancia, tome mi celular para contestar los mensajes y las llamadas, revise algunos asuntos del trabajo, por la tarde tenía una reunión con Eduar, él si era perfecto, toda mujer desearía estar con él, y eso a mí no me importaba, lo único que quería de él era sentir su miembro entre mis piernas y sentir el roce de sus labios sobre mi cuerpo.

El amor no existe en mi corazón, no permito que nadie toque fondo, mi madre sueña con verme casada y que le dé nietos, pero eso está fuera de mi paranoia, así como los hombres ven a las mujeres como objetos, de la misma manera veo yo a los hombres. Mi coraza no me permite acecharme al vacío y perder tiempo en sentimentalismos.

No seas tonto

Su piel era tan ardiente como el fuego, sus besos lujuriosos enloquecieron mis deseos, con toda mi lengua explore su cuerpo intentando bajar la temperatura de su tez, pero nada ayudaba, cada vez más nuestros cuerpos se ponían más intensos y bruscos. Las paredes del hotel en el que nos citamos para vernos retumbaban con tanto gemido y movimiento, este hombre despertaba muchas sensaciones de deseo en mi piel.

Necesitaba un suspiro, le estiré del cabello para apartar sus labios de los míos, él me miro más excitado de lo que estaba - Poséeme en todas las formas necesarias, habítame las veces que sea necesario, pero no dejes que esto se acabe- me dijo.

Le regale una pequeña sonrisa pícara, con mis manos tome su músculo genital y lo introduje dentro de mí, empecé a moverme lentamente, quería ver su cara estremecer por el momento, aumente la velocidad de mis movimientos, se sentía bien, mis paredes genitales sentían como sus fluidos se introducían por mis poros, con mis filas uñas desgarre su piel blanca y ahí fue cuando saque todo el estrés que llevaba cargada en el cuerpo, para concluir marque su cuello con mis labios, fue difícil resistirme, con mis dientes lo lastimé, a él parecía gustarle, porque no se quejó del dolor.

Ya faltaba poco para la reunión con Eduar, quería más de él, pero en este momento no era posible, me levanté de la cama y desnuda fui al baño y me bañé, tenía que sacar de mi cuerpo el olor a sexo que llevaba encima, Nicolás vino tras de mí, me tomo de la cintura y quiso tomarme una vez más, pero lo empujé.

- ¡Se terminó, no quiero más!- le dije tomando la toalla para salir.

Nicolás no entendía mis cambios de humor, hace unos segundos el creía que estaba con una mujer cariñosa, pero ahora se topaba con alguien distante.

- Aquí no paso nada, si quieres que se vuelva a repetir, calla esa boca hermosa que tienes- dije antes de irme.

Nicolás quedó flotando en sus ideas y pensamientos, él se había enamorado de mí desde el momento que me vio bajar del taxi, no solo quería sexo, sino que me quería para él, admito que fue el mejor sexo que había tenido después de mucho tiempo, su olor varonil hacían que las células de mi cuerpo cambiarán de función. Llegue a la Reunión con Eduar, acordamos puntos para el lanzamiento del proyecto, que sería la próxima semana, cuando concluyó la reunión, me invito a comer, acepté su invitación, y terminamos en su cama.

- Ariana, eres una mujer excepcional, cuando me tocas no solo mueves mi galaxia, sino que también mi mundo y haces que me desestabilice, es la primera vez que me siento así- me dijo cuando veía que me cambiaba para irme.

- !No seas tonto!, no te causes un dolor- le dije tomando mi bolso para irme.

Él se paró de inmediato para detenerme, se puso donde la puerta para tapar el paso.

- No te vayas, quédate esta noche conmigo, déjame consertirte- me dijo intentando a que me quede.

- No quiero fingir, ni tú tampoco lo hagas, tú eres un hombre de negocios y yo una mujer de placeres, que elige a su víctima para explorar sus carreteras sin fronteras sin que nadie me detenga. Ambos nos complementamos, no tienes que actuar ser cursi conmigo- le dije abriendo la puerta.

- Un día te llevaré a un lugar donde solo nosotros conozcamos, donde tus límites no podrán defenderte- susurro a mis oídos, no entendí muy bien lo que trataba de decirme, me costó descifrarlo, mi demencia volátil estaba en otra órbita.

- Yo nunca duermo con mis víctimas, que no se te olvide- le dije por último y seguí mi camino.

Estaba algo aturdida, necesitaba un trago y me fui a un bar cerca de mi casa, me gustaba ese lugar porque sus luces siempre daban calor a mi mente retorcida, me senté en la barra pequeña y pedí un trago, el mesero era alguien nuevo y atractivo, pero muy joven para mi gusto. A poca distancia veía como un hombre mayor obeso me miraba asquerosamente, no soportaba que hombres así se dirijan a mí, no aguantaba más su repulsiva mirada, no quería cometer un delito, preferí irme. Justo cuando cruzaba la puerta, me tomó de la mano.

- Hola hermosa, ¿te acompaño?- me dijo con su aliento a vómito.

- ¡Saca tus sucias manos de las mías!- le dije estirando mi mano para quitármelo de encima eh irme.

- ¡Eres una maldita zorra barata!... - me grito con su voz ronca y extrajera.

Esas palabras eran un llamado a mis psiquis retorcido, voltee para mirarlo, me acerque seductoramente, con mi mirada capte su atención, con señas le atraje hacia mí, lo llevé a un callejón detrás del bar, un lugar con poca luz y olor a cigarrillo barato, al hombre no parecía importarle el lugar, sino poner su miembro en mi vagina, fingí que me subía la falda, la calentura del tipo lo distrajo y rápidamente se estaba por bajar los pantalones, cuando de pronto sintió algo punzante que le traspasaba el cuerpo, vi como empezó a sangrar, reí sin tanto alboroto, sabía perfectamente lo que estaba haciendo, mis manos no temblaron cuando introduje el cuchillo en su obeso cuerpo.

- Te topaste con la zorra incorrecta...- dije sonriendo, y una vez más le apunté con el cuchillo, lastimando su sistema digestivo, él intentaba defenderse, pero su debilidad ganaba a su fuerza..

Cerdos como él no tenían derecho a vivir, observé que aún respiraba lentamente, quiso decir algo, pero no se lo permití, no podía dejarlo vivir, mi rabia se apoderó de mi pasado, quería tener en frente al cerdo que me violo y cortarle sus malditas bolas y tirarlo a la misma mierda. Le clavé con todas mis fuerzas una vez más y dejo de respirar, me aseguré de haberlo matado.

No podía perder mucho tiempo, nadie tenía que saber que yo lo había matado, tire el cuchillo a la basura, mis huellas no quedarían en el porqué use unos guantes, llame a la policía, y ellos enseguida vinieron, vi a un detective que bajaba del auto, su rostro se me hacía familiar."¡Maldita sea!, y este ahora que hace aquí", pensé.

-¡Nos volvemos a ver señorita!…- Me dijo clavando sus ojos en los míos, también clave mi mirada en él, intente alborotar su ritmo cardíaco para enloquecerlo y tenerlo a mi merced, mis tácticas con él tenían que ser diferentes, no podía meterme fácil entre sus piernas, porque él era otro tipo de hombre, no de mi gusto para ser franca, pero me obligaba de alguna manera llegar a él.

- ¡No sabía que eras policía!...- dije sin quitarle la mirada y con mucho asombro.

- Soy el detective Davis, ¿puedes decirme que paso?.- enseguida me Interrogó.

-Vine al pequeño bar de la vuelta, cuando salía para irme encontré a este tipo medio muerto, eh intente ayudarlo, pero creo que fue tarde, y llame a la policía para que hagan su trabajo.

- Tú no lo mataste ¿verdad?... - Intento intimidarme con su seriedad, sacando de su bolsillo su celular para empezar a hacer su trabajo.

- Mi rostro asesino ¿te hace pensar eso?, o lo dices ¿por toda la sangre que llevo encima?.

- Te escabullas de tras de ese rostro bonito, se que hay algo más y lo voy a descubrir.

Se acercó al cuerpo sin vida y lo observo con mucha atención, mucha sangre en el suelo le hizo pensar que no había pasado mucho tiempo de su muerte y giro la mirada hacia mí.

- Este hombre hace poco salió en las revistas, ¿no lo reconoces?- mostrándome su identificación me dijo.

Cuando lo vi su apellido me llamo la atención, Ferreira, enseguida vino a mi mente el rostro de Eduar, "no podía ser cierto", hablaba sola.

- Nunca lo vi- respondí y se lo devolví.

- Que raro que no lo conozcas, sos una mujer muy hermosa que trabaja en una constructora importante en el país.

- ¿Piensas que soy hermosa detective Davis?- Le pregunté procurando llevar la conversación a otro ritmo. Pero él no supo que contestar solo me miraba, intentando descifrarme.

Noto algo de frialdad en mi persona, estábamos en frente de un crimen y eso a mí no me afectaba en lo más mínimo, y eso le llamó la atención. Otras personas en mi lugar estarían alborotadas y buscando contención, pero nada de eso me pasaba a mi.

-¿Me llevarás presa?- le pregunté para qué deje de mirarme y terminar de una vez con su silencio que me incomodaba.

- ¡No!..., no te llevaré presa, aún no. Por ahora solo necesitamos una declaración, después podrás volver a tu casa.

Davis se acercó al cuerpo una vez más, se puso unos guantes y exploro la profundidad de las heridas, hacia un informe, vi como todos sus colegas se movilizaban con su trabajo, la prensa llegó, empezaron a preguntar que había pasado y donde estaba el presunto asesino, sacaban fotos y todo se volvía un caos. Yo no debía mostrarme ante los medios, observé a mi alrededor vi que el auto de Davis estaba abierto, tomé una de sus camperas de trabajo y me puse, nadie debía saber que yo era parte de esto, como apestaba esa campera, debía aguantar el olor hasta que termine con esto.

Me subí a una patrulla, le pedí discreción a uno de los policías, ellos necesitaban mi declaración, cuando las cosas estaban más ordenadas me llevaron a la estación de policía para relatar lo que había visto y si podía recordar algo más.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play