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Enamorándome De Mi Esposo.

Capítulo I

Hoy es un gran día. Por fin, después de tanto tiempo de espera, hoy pondrán fecha a mi viaje a los Estados Unidos para "estudiar".

Hola, me llamo Isabella Jones, tengo 20 años y mi mayor deseo es poder irme de esta casa. No me malinterpreten, amo a mis padres y ellos a mí, el problema es que ellos llevan una vida de la que no quiero formar parte y para poder alejarme sin que nadie salga herido es irme a estudiar a Estados Unidos. Llevo un tiempo planeando todo, el único problema es que mi padre no tiene acceso a ese país y no me quiere dejar ir por mi cuenta. Obviamente vivo con ellos en Londres (Inglaterra), somos una familia adinerada gracias al trabajo de mi padre.

Pero ahora, ahora las cosas están cambiando con respecto a su acceso al país. Me encuentro ahora mismo acomodando mi equipaje. Lo sé, me estoy precipitando, pero de verdad estoy emocionada.

-Mi amor, ¿qué haces?-- pregunta mi madre al entrar en mi habitación.

-Oh, mamá, estoy acomodando mis cosas-- le respondo con una sonrisa.

-¿Este es tu equipaje?-- pregunta mirando mi maleta a medio llenar.

-Sí-- respondo aún con mi sonrisa, pero enseguida mi expresión cambia al ver la de mi madre.

-¿Qué pasa, mamá?-- pregunto algo preocupada. Ella se sienta en la cama y me indica que me siente a su lado.

-Tu padre quiere hablar contigo, pero ahora está ocupado-- dice cabizbaja.

Sabía que algo iba a pasar y no podría viajar de nuevo, yo lo sabía, pero tenía la esperanza de que las cosas fueran diferentes esta vez.

No, no voy a dejar que me arruine mis planes otra vez ni por más tiempo.

-¿A dónde vas?-- pregunta mi madre al ver que me levanto.

-A hablar con mi papá-- digo mientras abro la puerta y salgo de la habitación. Estoy enojada a decir verdad, odio no poder hacer algo que quiero, ni siquiera es algo malo, santo Dios.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

Toco la puerta de su oficina repetidas veces hasta que alguien abre la puerta.

-Hola, pasa-- dice un hombre alto al abrirme, me le quedo viendo por un segundo de más y luego entro.

-Papá, necesito hablar contigo-- digo al entrar, mi padre me ignora unos segundos y luego, como si no me notara, mira al chico y le hace una seña, la cuál el chico capta y sale de la oficina-¿Qué sucedió ahora, papá?-- digo mientras me siento en una de las sillas frente a su escritorio. Él levanta su mirada hacia mí-Dijiste que hoy pondrías una fecha para mi viaje-- pongo mi expresión más triste.

-Hija, sé que te dije eso, pero las cosas se han complicado con el trabajo. He tenido algunos problemas para tener acceso al país. Ya me encuentro resolviendo, pero debes ser paciente-- dice para tratar de calmarme, pero sé que es mentira. Siempre me dice lo mismo "estoy resolviendo" y nunca veo que lo resuelva.

Su único problema al entrar a ese país es que los federales o el FBI lo encarcelarían, ese es el único jodido problema.

-No-- me encuentro diciendo desafiante, mi padre me mira-No pienso retrasar más mi viaje. Iré a Estados Unidos con o sin tu permiso-- digo continuando con mi altanería. Vaya, hoy si que tengo valentía, pues es la primera vez que lo desafío.

-No me obligues a castigarte, Isabella-- dice intentando poner fin a mi soberbia.

-Ya lo he dicho, no me retractaré-- digo sin titubear, aunque me faltó poco para hacerlo.

-Isabella-- dice en tono de advertencia, demostrando lo mismo con su mirada. Ya perdí, no soy capaz de seguir desafiandolo.

-Papá-- digo y mis ojos se llenan de lágrimas por la tristeza que siento.

-No llores, mi amor, me rompe el corazón verte así-- dice mientras se levanta y se acerca a mi silla para luego arrodillarse frente a mí -Veré qué puedo hacer para cumplir tu sueño de ir a estudiar en ese país-- dice mientras seca algunas de mis lágrimas. No sé si creerle, pero me quiero aferrar a la esperanza de que sí pueda irme de aquí.

-Está bien, papá, discúlpame por desafiarte así. Haz lo que sea necesario, por favor-- digo mientras me pongo de pie y él hace lo mismo.

-Ve a tu habitación. Te iré a ver más tarde-- dice mientras me da un beso en la frente. Yo salgo de la oficina, apenas noto al chico guapo esperando a un lado de la puerta y me dirijo hacia la cocina.

-Bibi, ¿dónde estás?-- pregunto al llegar a la cocina.

-Señorita Isabella, ¿en qué le puedo ayudar?-- dice Bibi apareciendo en la cocina.

-Quiero comer mi snack de media tarde, por favor-- digo mientras me siento en uno de los taburetes frente al mesón isla de la cocina. Bibi saca algunas golosinas y me prepara un plato con galletas y papitas fritas. Puede que sea algo raro, pero ese es mi snack.

-Gracias, Bibi-- digo mientras llevo una galleta a mi boca. Al empezar a masticar escucho unas voces a lo lejos.

-¿Qué está pasando?-- digo mientras intento ver por la ventana.

-Son los hombres del señor Jones, han estado por ahí todo el día-- dice Bibi mientras limpia las migajas que dejaron las galletas y las papas.

-Odio que estén por la casa así-- digo mientras tomo mi plato y me dirijo hacia mi habitación. Ni en broma me quiero cruzar con alguno de esos idiotas, no me gusta verlos por la casa, odio querer ir al jardín y verlos, voy a la piscina y me topo con alguno de ellos, el colmo sería que ya estuvieran merodeando en mi habitación.

Al llegar a mi habitación me siento en un pequeño sofá que tengo cerca de la ventana y tomo mi snack mirando el jardín, ya que los idiotas están dentro de la casa, el jardín está despejado.

Pienso en lo de mi viaje, espero que mi padre no me decepcione aún más, espero que pueda resolver su asunto o me veré obligada a escapar de casa.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

-Hija, ¿puedo entrar?-- dice mi madre asomando su cabeza.

-Claro, mamá, pasa-- digo y me como otra galleta.

-¿Cómo te sientes?-- se acerca a mí, se sienta a mi lado y me acaricia el cabello-Vengo de ver a tu padre y me contó que lloraste-- continúa.

-Claro que lloré, mamá-- digo dejando mi snack de lado y mirandola a los ojos -Mi sueño es ir a Estados Unidos y estudiar, pero siempre hay algo que lo impide-- digo con los ojos llorosos. No quiero llorar, pero no puedo evitarlo, además así los hago sentir culpables por mi desdicha.

-Ay, ya no llores, mi amor. No te aferres a ese tipo de sueños, por favor-- dice acariciando mi espalda después de abrazarme- ¿Por qué no estudias aquí? puedes elegir la universidad más prestigiosa de Londres, ¿no te parece?

Me alejo de ella y camino hasta mi cama.

-Ya te lo había dicho, mamá, quiero conocer cosas nuevas, otro panorama. Tengo la oportunidad de conocer otros sitios y al mismo tiempo puedo estudiar algo que me guste-- digo mientras abrazo una almohada, le lanzo una mirada triste a mi madre y ella me mira resignada. No es la primera vez que intenta hacerme cambiar de idea y opinión y que yo logro permanecer firme.

-Está bien, mi amor, yo solo quiero que seas feliz y si eso es lo que te haría felíz, entonces está bien-- dice con una sonrisa, yo me levanto de la cama y la abrazo.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

Mi padre asoma la cabeza por la puerta, inmediatamente suelto a mi madre y me acerco a él.

-Papá, ¿pudiste resolver?-- pregunto apresurada sin siquiera dejarlo terminar de entrar.

-Tengo buenas y malas noticias-- dice y mira a mi madre, ella asiente y luego él me mira. Tengo que recalcar que esa mirada que se lanzaron estuvo rara, siento que algo no está bien.

-¿Qué pasa?-- pregunto confundida. Mi padre me guía hasta la cama y me siento junto con él.

El ambiente se pone denso, algo no anda bien y me siento ansiosa al no saberlo.

Capítulo II

-¿Qué pasa, papá?-- su expresión no me dice nada bueno, santo Dios.

-Sabes que yo no tengo acceso al país por mi trabajo y tu madre es mi esposa, por lo que tampoco puede entrar al país.

Esto no me esta gustando, miro a mi madre y ni siquiera me sostiene la mirada, por lo que la desvía mirando al suelo.

-Tengo que hacer algo de lo que no me siento orgulloso. Y en verdad preferiría no hacerlo-- dice dejandome aún confundida. Se ve muy angustiado y me estoy empezando a asustar.

-¿Qué?-- digo yo. Mi padre me toma de la mano.

-Hija, tendrás que ir sola al principio-- dice mi madre.

-No entiendo, ¿me dejaras ir sola?-- pregunto a mi padre.

-Sola no, sin nosotros al principio-- me responde -Sabes que tengo muchos enemigos por mi trabajo-- continúa. Y sí, eso es verdad, ser el mafioso más respetado de una ciudad no te hace invencible, es más, solo te trae problemas, como no poder salir sin que te acompañen un montón de idiotas que supuestamente se lanzarian a la muerte para salvar tu vida de una bala. Esa es la razón por la que me quiero alejar de ellos.

-Pero para que puedas entrar al país y yo pueda saber y asegurarme de que estés bien, tendrás que aceptar algunas condiciones-- dice mi padre sacándome de mis pensamientos.

-¿Qué condiciones?-- pregunto de inmediato.

-Dijiste que hiciera lo que fuese necesario, ¿recuerdas?-- me dice acariciando mi hombro.

-¿Qué condiciones, papá?-- pregunto algo irritada ya.

-Para poder ingresar al país y estudiar allá, tienes que obtener una visa americana. Yo no puedo dártela porque eso me expondrá-- dice mi padre.

-¿Entonces cómo iré?-- pregunto confundida. Esta conversación se está volviendo complicada y el silencio de mi madre es extraño.

-Para obtener la visa americana tendrás que casarte con un americano-- dice por fin soltando la bomba. Mis oídos zumban y mi vista se petrifica en un lugar de la habitación.

Esto no puede ser posible, no, no, me niego rotundamente, ¿casarme? no, no quiero hacerlo. Miro sus caras, están expectantes a ver mi reacción, la cuál no ha tenido entrada.

-¡¿Casarme?!, pero...pero, ¡¿con quién?!-- digo alterada, sin duda este día se está volviendo uno de los más raros que he vivido.

-Hoy estuve hablando con el hijo de un colega, es nacido allá y está dispuesto a ayudarnos-- dice mi padre.

-Pero, papá, yo no quiero casarme con un extraño, santo Dios, ¿no hay otra opción?-- pregunto casi desesperada. Esto no puede ser así, quiero alejarme de esta vida y de esta situación que pone en peligro cada segundo de nuestras existencias. Eso es lo que quiero en realidad, pero ¿casarme con otro mafioso? eso sería el equivalente a mudarme con mis padres a Estados Unidos, sería lo mismo a diferencia que tengo que compartir mi vida con un extraño que probablemente nunca me agrade siquiera.

-Sabes que no la hay, a menos que decidas quedarte-- dice mi padre sacándome de mis pensamientos y por fin rompiendo su silencio.

-Debes saber que esta decisión es tuya, pero si decides hacerlo tendrás que firmar un contrato, es solo por precaución. Luego tendré que explicarte cómo procederíamos-- dice mi padre. No puede ser que me encuentre en esta situación tan cerrada, si no acepto tendré que quedarme aquí toda mi vida y si acepto tendré que compartir mi vida con un extraño y probablemente tenga que vivir como viven mis padres ahora. ¿Qué debo hacer?

-Si quieres puedes decidir mañana-- dice mi padre, pero sé que tengo que decidir ahora. Tal vez pueda cambiar las cosas una vez que esté en Estados Unidos, solo tengo que renegociar con ese extraño.

-No-- me encuentro respondiendo -Quiero saber el procedimiento y el contrato que firmaremos-- me levanto de la cama y me paro frente a mis padres.

-El contrato indicará que el matrimonio aunque sea real ante la ley, no lo será para los cónyuges, no tendrán que consumar el matrimonio nunca. Además, estipulará que el casamiento durará un año exacto. Ese es el tiempo suficiente para que te den nacionalidad americana y para que los agentes del servicio social no sospechen que sea fraude-- dice mi padre explicándome el procedimiento junto con el contrato a firmar-Debo decir que durante ese tiempo tú estarás bajo su tutela y nosotros no podremos visitarte hasta que obtengas la visa, solo así podremos viajar en nuestro avión privado sin que nadie pueda interceptarnos-- continúa y termina la explicación.

Tal vez esto sea de provecho, solo será un año de matrimonio y ya después se me ocurrirá algo para evitar que ellos vayan a verme, pero aún tengo dudas.

-¿Con quién me casaré?-- pregunto algo dudosa. No es por ser tan exigente con mi plan de irme, cualquiera serviría para el trabajo, pero como mi padre ya dijo, tenemos muchos enemigos y no quiero que ocurra algo grave con la familia.

-Ambrose Brown-- dice seco y cortante, parece que a él no le agrada mucho la idea de que me tenga que casar -Es el hijo de mi colega, a causa de un favor que me debe mi colega, él nos ayudará para saldar la deuda.

Una cuenta pendiente a cambio de este favor, a de ser grande la deuda, pero en fin, tengo que prepararme para lo que viene. Es un contrato de un año con un desconocido que tiene la confianza de mi padre, solo tengo que hablar y explicarle mi situación, estoy segura de que podrá ayudarme con mi plan.

-Está bien, papá, me gustaría hablar con él primero si no es inconveniente-- digo y me acerco a ellos.

-Ya has aceptado, lo primero sería firmar el contrato y después podrás hablar con él-- responde seco. No es lo ideal pero también servirá, después de todo igual tendría que firmar el contrato aunque él no me ayude, estoy segura de que lejos de mis padres podré ingeniarmelas y huir si es necesario.

-Bien-- digo y bostezo -Ya es tarde, voy a dormír-- miento, solo quiero que se vayan de mi habitación para poder asimilar esto y relajarme.

-Buenas noches, mi amor-- dicen ambos y se van. Me acuesto en mi cama y mi cabeza da vueltas por la habitación pensando en toda esta situación, y así hago hasta que el sueño me gana.

Al despertar la mañana siguiente, me quedo un rato acostada pensando en todo lo sucedido ayer. Finalmente me levanto y entro a la ducha, me aseo y luego salgo en busca de un atuendo para vestir hoy. Después de ver varios conjuntos, me decido por una braga de color negro de tela suave que deja mis hombros expuestos y unas sandalias de corcho a juego. Peino un poco mi cabello rubio y lo dejo suelto, mis ondas caen hasta mi espalda baja.

Salgo de mi habitación y me dirijo hacia la oficina de mi padre como habíamos quedado ayer. Al entrar veo al mismo sujeto de ayer, está sentado frente al escritorio y en cuanto se da cuenta de mi presencia, se levanta.

-Buenos días-- dice y me ayuda a sentarme. Yo solo lo miro como si fuese un bicho raro, es que me resulta extraño todo esto y no pensé que fuese él, aunque de todos modos no lo conozco.

-Este es el contrato que firmarán-- dice mi padre directo al grano.

-Como diga, señor Jones-- responde él y luego toma un bolígrafo para firmar, yo me le quedo viendo todavía -Ten, firma tú-- dice entregandome el bolígrafo.

-Gracias-- logro decir y firmo.

-Listo-- dice mi padre acomodando los papeles -Mi amor, tengo que hablar con Ambrose a solas. Él irá al jardín en cuanto termine, puedes ofrecerle desayuno.

-De acuerdo-- respondo a mi padre y luego lo miro a él -¿Te gustaría algo en específico?-- pregunto.

-Lo que sea estará bien-- dice dedicándome una media sonrisa, debe estar incómodo con esta situación también, o tal vez incómodo con lo que sea que mi padre vaya a decirle ahora, serán mil amenazas.

-Buenas días, Bibi-- digo en cuanto entro a la cocina.

-Buenos días, señorita Isabella, ¿qué va a desayunar hoy?-- me pregunta con su sonrisa habitual.

-Hoy tengo un invitado, así que quiero darle algo delicioso. No lo sé, ¿unos huevos con tocino tal vez?

-¿Un invitado? entonces le prepararé un desayuno especial-- dice Bibi.

Al final hace huevos con tocino, salchichas picadas, puré de papas y pan. Todo acompañado por un jugo y pudin. Todo lo acomoda en una mesa en el jardín y yo me siento a esperar a Ambrose, pero este llega unos segundos después.

-Buenos días, Bella, estoy aquí para hablar contigo-- dice mientras se sienta frente a mí.

-Dime Isabella, por favor-- digo con seriedad y luego le señalo el desayuno para que coma con gusto. Él sonríe y toma los cubiertos.

-De acuerdo, Isabella,  como tú prefieras-- dice y luego empieza a comer y yo lo imito -¿De qué querías hablar?

-Quiero conocerte mejor-- miento, miro a mi alrededor, algunos de los idiotas están merodeando por el jardín, pero luego de ver que todo está en orden se van. Miro de nuevo a Ambrose quién me mira divertido -¿Qué?

-¿Quieres conocerme?-- pregunta sonriendo. Yo suspiro y me acerco más a él.

-Mira, sé que esto es un acuerdo, ya firmamos el contrato, sé que lo haces para saldar una deuda de tu padre. Solo quería-

-¿Querías ver si tengo alguna intención oculta?-- dice mientras bebe un poco de jugo -La verdad solo quiero saldar la deuda y ya. Solo eso.

Tal vez no tenga que hablar sobre mi plan ahora, no me da confianza, voy a cambiar de tema.

-¿Y cómo haremos esto?-- pregunto y procedo a comer un poco.

-¿Dices que quieres estudiar en Estados Unidos?-- pregunta suponiendo lo obvio.

-Sí-- digo rápido.

-¿Tienes alguna universidad en mente?

Vaya, no lo había pensado muy bien.

-No-- digo algo apenada.

-Perfecto-- dice mirándome -Yo vivo en New York, estudiaras allá y no tendré que mudarme de mi departamento. Viviremos allí-- dice y luego come otro bocado.

-Bien, no tengo problema-- empiezo a comer de nuevo y luego pienso en algo -Tendré mi propia habitación ¿verdad?-- pregunto desconfiada. Él me mira divertido.

-¿Por qué? ¿te asusta quedarte conmigo?-- dice y su sonrisa no se borra. Yo lo miro con sorpresa en mi expresión, ¿no tengo que dormir con él? claro que no, el contrato dice que no tenemos que consumar el matrimonio -Jajaja, que linda expresión-- agrega con una carcajada.

-¿Entonces?...-- pregunto obviando la pregunta anterior.

-Sí tendrás tu propia habitación, sino tu padre me mataría. Quería molestarte y déjame decirte que haces una cara muy tierna con esa expresión-- dice, yo lo miro y me cruzo de brazos.

-No me parece gracioso que hagas ese tipo de bromas-- digo con seriedad.

-Lo siento, Bella-- dice y pretende seguir comiendo.

-Isabella-- corrijo -Bueno, tengo que irme. Fue agradable comer contigo-- digo mientras me levanto y me voy.

Esto ha dado un giro extraño, no pensé que el hombre con el que me casaría sería tan guapo, pero no debo olvidar que estoy haciendo esto para alejarme de esta vida no para hundirme más.

Capítulo III

--Ambrose Brown--

-Debes saber que si llegas a tocarla, si llego a notar algo extraño no dudaré en enfrentarte-- dice el señor Jones en tono de advertencia. Sé que esto lo hace porque su hija quiere ir a Estados Unidos, pero no entiendo la situación a sus ojos.

Lo único que quiero es ya saldar esta deuda y que mi padre me deje de molestar por ello. Será un año, un año puede pasar rápido como lento, así que lo mejor sería tratar de llevarme bien con Isabella.

-No haré algo que ella no quiera, si eso es lo que le preocupa-- respondo con seriedad.

-Si algo llega a pasarle-

-No le pasará nada, yo me encargaré de cuidarla-- respondo en el acto cortando sus palabras que venían en forma de amenaza. Él me mira por unos segundos con esa expresión característica de un jefe mafioso apuntando a un moribundo golpeado a punto de jalar el gatillo para terminar con su vida.

-Ella te espera en el jardín-- dice calmando su absurdo temperamento.

-Entonces iré con ella-- digo levantándome de la silla -Lo veo en la boda, señor Jones-- continuó y salgo de la oficina, camino por el largo pasillo y miro un montón de cuadros en las paredes, son representaciones de hombres sentados en mesas o en sofás elegantes, fumando o bebiendo alcohol y jugando con naipes.

Cosas absurdas que solía ver en mi antigua casa, en la que vivía con mis padres, pero un cuadro en particular, llama mi atención y me detengo por unos segundos. Es una niña ofreciendo una flor hacia el que esté mirando el retrato, se ve tierna y adorable.

Sonrío y sigo mi camino hasta llegar al jardín y ver a Isabella sentada esperando por mí.

-Buenos días, Bella-- digo al llegar y sentarme frente a ella en la mesa.

La conversación dió entorno a acoplarnos a lo que suponemos que tendremos que hacer una vez que nos casemos, pero hay algo en ella que me atrae, a parte de su belleza, claro está.

Al final la veo irse y no puedo evitar mirarla de más, tengo que controlarme o armaré un gran lío aquí. Así que me levanto y me dirijo hacia afuera donde uno de los hombres del señor Jones me espera para hacer de mi chófer.

-Llevame al hotel-- digo al entrar al auto y el hombre enciende el motor y arranca el auto sin decir nada.

Pasan dos días hasta que vuelvo a ver a Isabella, decidimos reunirnos para conversar y conocernos más. Si me lo preguntan no le veo lo necesario, pero estar con ella me agrada, me gusta conversar con ella y verla sonreír. Voy a recalcar, y es que ya lo admití, ella es una chica hermosa, ojos verdes, cabello rubio, piel blanca y delicada, tiene un cuerpo atractivo y su cara, allí se acumula gran parte de ternura mezclada con un toque de perspicacia, pero mis ojos solo se han estado fijando en sus lindos labios rosas.

¿Sabrán tan dulces como se ven? no, no, ¿qué rayos estoy diciendo? mierda, tengo que dejar de lado estos pensamientos peligrosos.

-Tengo un favor que pedirte-- dice ella sacándome de mis pensamientos.

-¿Favor?-- digo rápido y ladeo mi cabeza confundido.

-Sí, me dijiste que viviremos en New York, así que estuve buscando universidades allí-- dice y saca su teléfono para buscar algo. En el proceso logro captar el retrato que ví en la pared, lo tiene en su pantalla de bloqueo.

-¿Eres tú?-- pregunto rápidamente, pero ella desbloquea el teléfono y sale otra información -¿Qué elegiste?-- digo rápido para desviar la pregunta, ella me mira confundida pero luego vuelve su vista al teléfono.

-Me gustó la universidad de Columbia, ¿qué opinas?-- dice ella y me mira.

-Si es lo que quieres, está bien-- respondo con una sonrisa.

-Bien, allí será-- dice y se aleja para enfocarse en su teléfono. Tenía toda su atención y ahora su atención se dirige a un aparato móvil, bueno creo que así será todo en este tiempo, un día podremos conversar y otros no podremos ni vernos.

Hay algo que aún no comprendo cuando estoy con ella, solo han sido un par de encuentros y no son del sentido romántico, pero algo en mí se siente bien, podría decir que feliz, cuando estoy con ella. No sé qué es ese sentimiento y aunque quiera averiguarlo, no puedo hacerlo.

Lo mejor será convertirnos en amigos para pasar el año en tranquilidad, de esa forma yo podré concentrarme en mi trabajo y ella en sus estudios.

-Oye, ¿quieres algo de comer?-- pregunta y yo levanto mi mirada.

-Eso me gustaría, Bella-- digo con una sonrisa, pero noto en su expresión la misma seriedad de hace unos días.

-Isabella-- corrige y me mira algo irritada. Yo solo puedo sonreír, acabo de descubrir algo con lo que molestarla y eso me servirá para después.

-De acuerdo, Isabella-- digo saboreando cada letra de su nombre, ella hace un gesto y luego se levanta.

-Iré por la merienda-- dice y se va, mis ojos se clavan en ella como la última vez y luego reacciono. Esto se está convirtiendo en un problema.

Al final regresa con una bandeja con emparedados y jugo, pasamos otros treinta minutos charlando y luego ya me tengo que ir. De regreso a ese hotel que no me agrada para nada, y no sé por qué, pero siento que me gustaría pasar más tiempo con ella.

--Isabella Jones--

Me encuentro en mi habitación caminando de un lado a otro, me siento nerviosa, ansiosa, feliz y asustada. Tengo una mezcla de emociones que no me dejan estar quieta. Falta poco para poder irme a Estados Unidos, es el principio de mi plan y creo que era el paso más difícil de todos, eso me hace sentir felíz, pero siento miedo de que algo salga mal y se arruine todo, eso me tiene ansiosa y también pensar en la boda me pone nerviosa, he estado con mi madre haciendo unos arreglos, comprar el vestido y todo lo necesario. Será una boda pequeña e íntima, pero igual debe parecer legítima y por ello mi madre y yo nos hemos esforzado por hacer las pequeñas cosas.

A Ambrose no lo he visto desde hace un par de días, después de pasar esa agradable tarde, él se marchó y no he querido molestarlo ya que, al igual que mi padre, debe estar ocupado con el trabajo. He descubierto que él me agrada, podría decir que el tiempo que estaremos juntos lo pasaremos en paz, y lo único que yo quiero es enfocarme en mis estudios y en mi vida en Estados Unidos, no puede haber algo que salga mal en mi plan.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

Mi madre entra en la habitación.

-¿Necesitas algo?-- me pregunta y yo suspiro y me siento en la cama.

-Nada, solo estoy nerviosa-- digo para distraerla de lo que en verdad tengo -Te quiero mucho, mamá-- la abrazo y ella a mí. Estoy empezando a sentir que no podré vivir sin ellos, pero no puedo dejar que eso pase, tengo que permanecer firme en mi decisión. Esto es lo que siempre he querido, pero igual los extrañaré mucho.

-Ay, que lindo abrazo-- dice mi madre estrujandome y yo me río y luego me separo de ella.

-Te extrañaré, mamá, y a mi papá también.

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