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NO SERÉ TU AMANTE

Capitulo 1

Olga está en la fiesta de aniversario de los padres de Erick. Esté no deja de comérsela con la mirada, lo que le molesta mucho y prefiere irse. Aunque antes se despide de los festejados.

— Gracias por invitarme. Es un poco tarde, ya debo irme.

— ¿Tan pronto? — Pregunta Braulia.

— Extraño a mi bebé. — Ella al ser madre la comprende.

— ¿Trajiste auto?

— Voy a pedir un taxi.

— ¿Sola? ¿A esta hora? Es peligroso. Le diré a mi chófer que te lleve.

— No se moleste.

— No es molestia. — La mujer llama a una empleada y le pide que tenga al chófer listo. — Ya ves. Todo se arregla en poco tiempo.

— Gracias. Y felicidades. Ojalá cumplan muchos años más.

— Gracias. Ve con cuidado. — Olga sale del salón y espera el auto. Esté se estaciona, ella no pierde tiempo y entra, luego ve que hay otra persona detrás del volante. Ese no es otro que Erick Sandoval, un hombre de 25 años, con un rostro muy atractivo, cabello castaño oscuro, ojos verdes, cejas pobladas, labios delgados y piel blanca.

Olga Arellano, es una mujer muy bonita, tiene el cabello castaño y largo, unos grandes ojos marrones, labios carnosos, y una piel bronceada.

— ¿Por qué estás aquí?

— Te llevaré al hotel.

— No voy contigo, déjame bajar. — Erick no muestra interés en lo que ella pide, se la lleva a un lugar lejano y detiene el auto. Luego se pasa a la parte trasera de esté y besa a Olga. — Déjame. — Ella lo empuja.

— Te ves muy linda.

— Erick basta. Soy la esposa de tu sobrino.

— ¿Debería llamarte sobrina mientras te follo? — El sube lentamente su vestido. Ella le da un manotazo.

— Te dije que basta. — Olga de nuevo lo hace a un lado. — Me pediste que tomara una decisión. Lo elegí a el. Entre nosotros no puede haber nada. Creí que lo habías entendido.

— Lo entendí. Pero podemos divertirnos.

— No. Yo nunca le seré infiel a mi esposo.

— Por una vez no pasa nada. Vamos. Se mi mujer está noche.

— Ya te dije que no. Suéltame. O le diré a Max que me acosas.

— Dile. Tal vez por fin pueda separarte de el.

— No vas a lograr lo que quieres. El confía en mí. Sabe que lo amo. — Erick siente una puñalada en el pecho. Aunque es bueno disimulando. Su rostro refleja que no le importa.

— El se puede creer ese cuento. Pero yo no. Se que sientes algo por mi. Mi presencia te pone nerviosa, mis caricias te encienden. — Olga lo observa con indiferencia.

— No vas a lograr lo que quieres. Llévame al hotel. — Ella continúa con su rechazo, Erick se da por vencido esa noche, pero cuando tenga otra oportunidad, va insistir.

Un rato después, Olga llega al hotel muy nerviosa, la niñera lo nota y le pregunta si paso algo malo.

— Nada. La fiesta fue muy bonita. Me siento conmovida por la forma en que se declararon su amor.

— Seguro se imaginó estando así con el señor Maximiliano.

— Supongo. — Dice ella sonriendo. — ¿Y mi hija?

— Ya se durmió.

— Voy a verla.

— Si señora. Si no me necesita, me voy a dormir.

— Está bien. — Olga va con su pequeña y le da un beso. Después, entra al baño y se ducha mientras piensa en cómo alejar a Erick, no puede soportar que en cada encuentro trate de acostarse con ella.

... Al día siguiente, al salir del hotel se encuentra con Erick en el lobby. Ella finge no verlo, pero esa estrategia no funciona.

— Buenos días Olga. — Erick de inmediato se acerca a saludar.

— ¿Qué haces aquí? — Olga no oculta su disgusto.

— No vine a verte a ti. Pero quizás los visité pronto.

— No te atrevas. — Ella para nada lo quiere en su granja.

— ¿Por qué? ¿Temes que me ponga ebrio y le cuente a Max lo que hubo entre nosotros?

— Nunca hubo nada entre nosotros.

— Eso es lo que tú crees.

— Lo que creó es que tenías un capricho, y por necesidad tuve que cumplirlo.

— ¿Necesidad de que? ¿De tener dinero para colarte en el mundo de la gente rica?

— Puedes pensar lo que quieras. Tú opinión sobre mi no me importa en lo absoluto.

— Lo sé. — El ve a la niñera aproximándose. Olga también la ve. — Ten un buen viaje.

— Gracias.

— Señora perdón por tardarme.

— No te preocupes. El avión sale en un par de horas. — Las tres se regresan a Mérida. Días después, Maximiliano regresa a casa con un mal semblante. Olga pregunta que ocurre, esté le responde que tiene problemas en la empresa que administra.

— ¿Te puedo ayudar en algo?

— Son mis cosas.

— Eres mi esposo. Lo que sea que pueda hacer.

— No hay nada. — Dice el de forma amable — ¿Dónde está Lilia?

— Tomando una siesta.

— Voy a darle un beso.

— Está bien. — Maximiliano sube a su habitación, va a cuna y acaricia el rostro de su hija.

— ¿Cómo le digo a tu madre que estoy arruinado? — Pregunta a la pequeña dormida en su cuna.

Capitulo 2

Una semana transcurre, los abuelos de Max los visitan. Braulia y Esteban siempre disfrutan sus visitas a la granja, sobre todo por qué se la pasan consintiendo a la pequeña Lilia. Olga en ocasiones les propone que vivan ahí, pero ellos siempre se niegan. No quieren involucrarse en el matrimonio, saben que terminaran haciéndolo si se quedan.

Cómo siempre, su visita dura sólo una semana, ya es hora de que ambos regresen a México, ese día está muy lluvioso, Olga les pide que se queden un poco más. Pero los ancianos necios se niegan. Tienen muchas cosas que hacer en la empresa. Deben ocuparse de ella.

Max se ofrece a llevarlos al aeropuerto. Aprovechara el viaje para pedirles un préstamo. Esa es su idea. Pero las cosas cambian.

... Unas horas después, la policía llega a la granja, con pesar le informan que Max tuvo un accidente. Y todos los que viajaban en el auto están muertos.

Olga no sabe cómo reaccionar, su corazón se detiene por un instante, las lágrimas bajan por sus mejillas y la gente a su alrededor se preocupa por ella.

... Erick se entera por la empleada de Olga sobre lo ocurrido. De inmediato se va a Mérida, sólo para encontrar a toda su familia muerta, y a Olga devastada. El quiere tenerla cerca, ahora más que nunca la necesita, pero no sé atreve a ir con ella. Sabe que no le tiene mucho aprecio, y probablemente lo correría. Triste, decide llorar su perdida, y dejarla a ella llorar la suya.

... Dos semanas después. Mientras Olga revisa los documentos de su difunto esposo, se encuentra con uno que llama su atención, en este se pone su granja como garantía de una deuda muy fuerte.

Ella no pierde tiempo, toma una foto al documento y llama a su amigo que es abogado, le pide que le expliqué lo que significa. Esté le cuenta que sus sospechas son correctas.

Maximiliano la hizo firmar como su aval en algunas deudas. Olga le explica que siempre lee los documentos antes de firmarlos. Y ni por error hubiera firmado eso. No pondría en riesgo el patrimonio de su hija.

— ¿Quieres decir que Max falsificó tu firma?

— No se. Pero nunca firme ese papel.

— Podemos mandar a hacer un perito calígrafo. Así se determinaría la falsedad de tu firma.

— Me parece bien. Encárgate de eso por favor.

— Está bien. — Los días pasan y las cosas no salen como ella quiere. El estudio arroja que la firma es auténtica, quién la falsificó era todo un experto, y eso no es todo, existe también un documento donde aparece su huella dactilar. Ella le pide a su amigo que agote todas las opciones, no se puede permitir perder el único patrimonio que tiene.

Por mucho que busca, la única manera que encuentra es pedir un préstamo. Pedir dinero a un banco no le parece lo mejor. Ya que ha escuchado de conocidos que los intereses terminan por comérselos. Y pierden más de lo que ganan.

Ella conoce a varios agricultores, pero sabe que ninguno cuenta con tanto dinero. Su única opción es pedirle a un millonario arrogante que acaba de perder a toda su familia. Y no está segura de querer hacerlo. Ella y Erick nunca tuvieron la mejor relación, y duda que ahora sea diferente.

Eres igual o peor

Olga no quiere verse en la necesidad de ir con Erick. Lo conoce muy bien. Y sabe que puede aprovecharse de su situación. Prefiere correr el riesgo y va al banco, en este le niegan el préstamo por ser tan elevado, otro opción sería deshacerse de su ganado, pero tampoco puede hacerlo pues la leche ya está comprometida con las personas encargadas de elaborar quesos. Así que de nuevo, su única opción es Erick.

Pasan dos días y ella todavía no sabe si debe ir con el. Los acreedores empiezan a presionar, y eso termina por convencerla, no puede perder más de lo que ya perdió. Ahora sólo le queda su hija, y por nada del mundo va permitir que Lilia pase situaciones similares a ella. Eso jamás.

— Hilda, voy a salir de viaje. — Avisa a su niñera.

— ¿A dónde?

— A México.

— ¿Voy a ir con usted?

— Por desgracia no. Te encargo mucho a mi hija. Por favor no te separes de ella ni un minuto.

— No se preocupe señora. Yo voy a cuidar a la niña Lilia con mi vida.

— Muchas gracias. — Olga prepara una pequeña maleta y va a despedirse de Lilia.

— Amor. Pronto estaré de regreso. — Ella le da un beso. — Te amo mi vida.

— Mamá. — Es lo único que dice la pequeña de un año y dos meses. — Mamá.

— Mi niña preciosa. No me extrañes, ¿si?

— Mamá. — Continua diciendo la pequeña.

— Cuidala bien por favor. — Le repite por onceava vez a la niñera.

— No se preocupe. — Olga le pide a uno de sus empleados que la lleve a la ciudad, de ahí tomara un avión a México.

Para el atardecer ya está en su destino. Se registra en un hotel y luego se va a casa de su peor pesadilla. Erick Sandoval.

— ¿Tú aquí?

— Tenia que hablar contigo.

— ¿Por qué?

— Quiero pedirte un préstamo.

— ¿Necesitas dinero? ¿No administras bien tu negocio? — Olga no quiere contarle la verdad. Sin embargo, siente que explotara si no se desahoga.

— Yo la administro bien. Lo que sucede es que...

— ¿Qué?

— Max falsificó mi firma en algunos documentos. Dejó mi granja como garantía de unas deudas. Tengo que pagarla antes de dos semanas, o me la quitarán. — Erick se ríe.

— ¿Así que se nuevo te tengo en mis manos? — Olga se enfada al ver esa sonrisa satisfactoria que tiene él en la cara.

— ¿Me vas ayudar o no?

— ¿Qué estás dispuesta a hacer?

— Puedo hacer cualquier cosa, excepto ser tu amante. — Una vez fue tonta y se vendió a el por una noche. Ella no está dispuesta a pasar por lo mismo.

— Supuse que dirías eso. Pero no te preocupes, no quiero que seas mi amante. — Olga deja escapar un suspiro. — Quiero que seas mi esposa.

— ¿Qué? — Su voz sorprendida suena entre las cuatro paredes.

— Dijiste que puedes aceptar cualquier cosa. — Erick la observa con una mirada retadora.

— ¿Cómo puedes pedirme eso? Mi esposo murió hace menos de un mes.

— Y mira cómo te dejo. No deberías tener consideraciones con el.

— No has cambiado nada. Eres igual o peor que hace años.

— Más vale malo conocido, que bueno por conocer. ¿No te parece? — Ella lo observa con resentimiento.

— Pídeme otra cosa. Lo que quieras.

— ¿Qué me puedes ofrecer?

— La mitad de mi granja. Mi amistad...

— No gracias. El campo no es de mi agrado, y amigos ya tengo, lo que necesito es una mujer.

— Yo no creo que te falten amantes.

— Ninguna que me interese tanto como tú. — Olga no sabe que hacer. Está entre la espada y la pared. — No me hagas perder el tiempo. ¿Aceptas o no?

— ¿Cuánto tiempo durará el matrimonio?

— Hasta que te enamores de mi. — Olga lo observa desconcertada.

— No te entiendo.

— Nos casamos, nos usamos. Y cuando te enamores de mi nos separamos. Es fácil de entender. — Si que lo había entendido, pero pensó que estaba equivocada.

— ¿Que quieres lograr?

— Quiero que sufras. — Olga comprende que el aún le guarda rencor por el pasado. — Vas a estar casada con un hombre que no amas. Y cuánto lo ames tendrás que alejarte de el.

— ¿Y si nunca te amo? — Ella no piensa mucho antes de hacer esa pregunta.

— Nunca nos separamos. — Dice el sin culpa alguna.

— No puedo aceptar eso.

— Yo creo que ya estabas considerando mi propuesta.

— Nadie te lo asegura.

— No necesito que nadie lo asegure. Yo lo sé. No tienes más opciones. De tenerlas no estarías aquí. — En eso tiene razón. Ella se tuvo que tragar su orgullo para ir con el. — ¿Y bien?

— Quiero poner una condición.

— ¿Cuál?

— Si me eres infiel nos separamos.

— ¿Me quieres solo para tí? — Erick se ríe.

— Quiero tener una oportunidad de recuperar mi libertad.

— Aceptó. Se que nunca te voy a traicionar.

"Gracias a Dios no te creó." Piensa ella.

— ¿Y cuándo nos vamos a casar?

— Mañana.

— ¿Qué? — Ella se sorprende. — ¿No te parece que es muy apresurado?

— No. Mañana. Y es mi última palabra. Te daré el dinero después de la boda.

— Lo necesito ahora.

— ¿Para que me abandones sin cumplir tu palabra?

— Siempre cumplo mis palabra.

— No lo hubieras hecho si no te atrapó esa noche.

— No quiero recordar el pasado. Tampoco quiero que hablemos de eso durante nuestro matrimonio.

— Cómo quieras. ¿Dónde te estás quedando?

— En el hotel de siempre.

— Mandaré por tus cosas. Mañana después de la boda nos vamos a tu granja.

— ¿Quieres que vivamos juntos en mi granja? — Olga se burla. Pues las pocas ocasiones que el fue de visita, noto lo mucho que detesta la vida del campo.

— Si lo prefieres podemos vivir aquí.

— No. — Dice de inmediato. Pues a ella no le agrada mucho la ciudad.— Estaremos cómodos allá.

— Eso espero.

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