Al mediodía, Silvia se encontraba cocinando, era su día libre, además que era el cumpleaños de ella, de su amiga, quien había fallecido hace un año, algo absurdo, un secuestro y una muerte inesperada, mientras ella se sumergía en sus pensamientos, el timbre la sacó de su ensueño, de forma apresurada fue a abrir la puerta, estaba segura de que era Elio, su amigo, con quien tenían una amistad a muerte con su querida amiga, pero cuando abrió la puerta…
—¿Bianca?..., tú… —Silvia sentía que su cuerpo perdía fuerzas mientras veía a la joven fuera de su puerta, pero antes de que se desmaye, Bianca Lizorty se acercó para abrazarla.
—Silvia, soy yo, soy yo, no estoy muerta, te lo juro, déjame explicarte, —dijo la joven tratando de contener a su amiga que está al borde de un colapso.
Silvia lloró a mares, la miraba de todo lado y no podía dejar de llorar, estaba tan triste por su muerte y como se había descrito la tragedia, pero nada de eso era verdad, nada de eso tenía que ver con o que se había informado en la prensa, sin embargo, la verdad era más sucia de lo que todos creen.
Silvia tuvo que correr a la cocina, su comida casi se quema, Bianca entró al lugar y se desparramó en el sillón, habían sido un año sin las comodidades tan simples como un sillón.
Silvia la insto a que coma, su amiga traía ropa bastante sencilla, se veía más delgada, pero a la vez mucho más madura, tenía una mirada solemne y encantadora.
—Bianca, ven, come algo, ahora quiero saber todo, quiero que me expliques como es que estás viva, tu familia estaba devastada, Ariel estaba destrozado, parecía que colapsaría en cualquier momento, tu padre parecía que había muerto en vida —dijo Silvia mientras que Bianca se paralizó en el instante en que escuchó eso, pero aclararía varias cosas, Silvia era su amiga de siempre, y confiaba en ella, así que decidió contar lo que pasaba.
—Oh, así que hicieron todo un show, no lo esperaba, se ve que saben actuar, bien, ahora vas a saber lo que pasó en realidad con mi supuesta muerte, creo que las cosas ahora deben ser más claras —dijo la hermosa joven mientras que Silvia se sorprende al verla tan serena y reflexiva, Bianca no era así, era tan diferente.
—¿Bi…, amiga, tu familia ya sabe que estás viva? —dijo Silvia mirándola detenidamente, pero la respuesta la impactó.
—No, y no lo sabrán si eso se puede, no quiero saber nada de ellos, de nadie, menos de ese bastardo de Ariel, ni de mi maldito padre, nadie… —dijo con una mirada de odio puro que destilaba hiel por los ojos, Silvia se asustó, no entendía lo que estaba pasando hasta que Bianca volvió a hablar para contar lo que había pasado hace un año.
Hace un año.
Bianca Lizorty
Ese día era mi prueba de vestido de novia, pues sí, estaba comprometida con el hombre más bueno y sincero que había en la tierra, o al menos eso pensaba yo, pues bien, ese día tuve algunos contratiempos, perdí mi billetera, mis llaves se quedaron en mi auto, mi celular se quedó sin carga, pues era un día de mierda, siempre fui muy arrogante, lo confieso, y es que ser una Lizorty no es para menos, mi madre era la mujer más rica y bella del país, mi padre un hombre guapo con habilidad para los negocios, aunque no era de un buen estatus, siempre fue próspero, todo eso estaba bien, hasta que mi madre falleció cuando yo tenía 12 años, ahí es cuando muchas cosas comenzaron a suceder.
Unos meses después del fallecimiento de mi madre, ellas llegaron a casa como dueñas de todo, mandando y molestando, Emilia y su hija Fátima, Emilia vino a presentarse como la nueva novia de mi padre, que se casarían y no sé qué, pero se vinieron a vivir a mi casa sin que se hayan casado.
Fátima al principio se llevaba bien conmigo, pero los días pasaban y ella parecía adueñarse de todo, de mi habitación, mis cosas, mi ropa, y así es como terminé en el lado más silencioso de la mansión y casi olvidada, pero eso no me importaba, lo que me dolía era la actitud de mi padre, él estaba más que encariñado con Fátima, parecía que se conocían de siempre y mis sospechas comenzaron, aunque no podía probarlo, ella parecía más la hija de mi padre que yo, Emilia siempre aparentaba estar interesada en mis asuntos, como si quisiera ser una madre para mí, pero no era así, la escuchaba decir cosas terribles de mi madre y de mí cuando ella está en otro lado.
Una vez, escuché que le decía a mi padre que no se enoje conmigo, que soy inocente, no es mi culpa ser la hija de una adúltera, que los errores de mi madre no debían afectar nuestra relación, que yo era su hija, ya que él me había criado.
Eso sí que me dolió, que digan algo así de mí y mi madre me ponía realmente molesta, pero que mi padre lo creyera era el colmo.
Sin embargo, algo que había notado que no solo Fátima es casi de mi edad, sino que se parece mucho a la madre de mi padre, la cual me odia a muerte y ahora sé la razón, y si fuera así, eso no importa, soy la hija de mi madre, la mayor parte de todo esto era de ella antes del matrimonio, yo soy su heredera, así que deberían besar el suelo que camino, ya que sin mí, ellos no serían nadie en esta familia.
Mis abuelos maternos estaban molestos con la entrada de Emilia y su hija, más aún cuando vieron el parecido, parecía que mi padre engañaba a mi madre desde hace muchos años.
Los años pasaron y yo comencé a hacerme cargo de varias propiedades, eran de mi madre, por lo tanto, eran mías, ya que me las había transferido cuando estaba aún viva, ahora que tengo 22 años, las fricciones con mi padre son peores, Emilia y su hija, solo se hacen a las víctimas indicando que las maltrato todo el tiempo.
Cuando tenía 17 años me enamoré de un chico guapo, Ariel Job, él tenía 20 años para entonces, yo estaba loca de enamorada, hace 5 meses nos comprometimos y estamos a una semana de nuestra boda, así que me fui al departamento de mi prometido para que me preste dinero, un auto y me lleven a casa que estaba un poco lejos de la zona donde estaba.
Cuando entro, escucho ruidos de lo más escandalosos, pero el saber, el significado de cada gemido y grito me hacían estremecer, conocía los jadeos de Ariel, habíamos tenido intimidad desde que yo tenía 18 años, pero siempre nos cuidamos mucho, él usaba preservativo y yo anticonceptiva, por si acaso.
Entre temblando, sentía que mi cuerpo no respondía y me costaba caminar, pero cuando me acerqué a la puerta, ahí estaba, mi flamante prometido a quien había amado durante 5 años, teniendo sexo ardiente con mi hermanastra Fátima, ambos estaban tan sumergidos en su asqueroso romance que ni cuenta se dieron de que yo estaba ahí mirándolos, ni siquiera tenía mi celular y filmarlos para destruir sus imágenes de personas correctas e intachables.
—Vaya, así que..., ¿así es como te encargas de nuestra boda? —Dije mientras que ellos se descolocan y no entendían si habían escuchado bien.
—No se asusten, solo soy yo, la que los va a destruir, aunque me muera en el intento —dije lo más tranquila que podía, mientras ellos voltearon a verme, no podían creer que los haya encontrado con las manos en la masa.
—Bibi, cariño, mi vida, no es lo que estás pensado, déjame explicarte, —me decía el muy cínico mientras se cubría y trataba de encontrar su ropa.
—Oh, claro, seguramente, estabas caminando desnudo por tu casa, tropezaste con esta puta, quien también estaba desnuda en casa ajena, tropezaron y tu pene entró en su vagina sin poder evitarlo, ¿es eso lo que pasó?, porque si no fue así, no me interesa —dije indignada, y me di la vuelta solo para amenazar.
—Fátima Ardut, espero que cuando llegue a la mansión hayas sacado todas tus cochinadas, no te quiero ver, —dije mientras salía y ella en pánico comenzó a suplicar.
—Bibi, hermana, por favor, solo déjame explicarte, no puedes expulsarme de la mansión, mi padre no te lo va a permitir.
Esa fue la gota que rebasó el vaso, ella me estaba dejando en claro, que el padre era suyo y no mío, pues bien, yo tenía las cosas más claras todavía.
—Pues en la mansión tu padre no tiene ni voz ni voto, desde que tengo 21 años he heredado lo que era de mi madre y la mansión es mía, soy la única dueña, y si no las había expulsado a ti y tu estúpida madre, era porque mi padre rogó por ustedes, pero ahora, que sé que eres una maldita perra, juro que no voy a detenerme hasta verte debajo de un puente —dije indignada, estaba tan molesta que veía todo de color rojo.
Salí de ahí a toda velocidad, corrí lo más rápido que pude, realmente estaba destrozada, Ariel era quien decía comprenderme, quien me decía que todo estaría bien, que esa gente tendría que entender que yo era la heredera de todo, que esas brujas eran solo circunstanciales en la vida de los Lizorty, pero era mentira, todo era mentira.
Caminé un rato por la zona, así que me dispuse a tomar un bus, lo hacía a menudo, no era una ricachona que se molestaba con eso, así que con algunas monedas por aquí y por allá, me fui hacia la zona de mi complejo residencia, en cuanto entré, mi padre me dio una bofetada que casi me derriba, estaba furioso.
—¿Cómo te atreves a echar a tu hermana, realmente crees que puedes hacer lo que quieras? Me dice furioso mientras que yo solo lo miro sin entender nada.
—¿Esa perra te dijo que la estoy expulsando por zorra, por acostarse con mi prometido?, ella te lo dijo, o ¿solo vino a hacerse la víctima? —Dije furiosa mientras que mi padre me miraba sin saber qué decir, pero en ese momento, entraron Emilia con lágrimas en los ojos y Fátima que se veía más devastada que yo, realmente esto era de otro mundo.
—Bibi, hija, estás haciendo un escándalo por nada, malinterpretaste la situación, Creíste ver algo entre ellos y lo estás exagerando, no deberían ensuciar la reputación de tu hermana, así —me dice la conchuda más grande del mundo.
—¿Malinterpretando?, estaba en la cama desnuda con la verga de mi prometido dentro de su vagina, ¿qué puedo estar malinterpretando? —Grité indignada, no podía creer lo que escuchaba, era realmente absurdo.
Mi padre volvió a abofetearme sin que pudiera evitarlo y lo que escuché me dejó aún más desconcertada.
—No hables así de tu hermana, deja de calumniarla, Ariel vino hace un momento y ha explicado todo, viste mal, ellos charlaban y se acercaron demasiado, creíste ver que se besaban, pero ambos dijeron que no es así, que se ven como hermanos y tú estás tomando venganza inventando cosas que no pasaron, así que discúlpate con tu hermana por llamarla zorra. Ella no te ha hecho ningún daño, además, deberías disculparte con Ariel por hacerle pasar este mal rato, pronto se van a casar, y no vas a expulsar a nadie de esta casa, si alguien se va serías tú, ya que estás deshonrando a la familia con tus calumnias —me dijo furioso y yo solo puedo mirarlo, no sé qué decir, ¿es realmente mi padre?, ¿esas víboras tuvieron razón al decir que yo soy hija de otro hombre?, tal vez sea verdad, ya que desde que mi madre falleció, este hombre es un desconocido para mí definitivamente.
—No me disculpo un carajo, no quiero saber de este tema o lo que te han contado esas víboras, pero cuando regrese hoy en la noche, quiero que esta maldita no esté en mi casa, porque esta es mi casa, y si la encuentro, los echaré a todos ustedes, no me importa, así que decide padre, esa maldita que no es mi hermana ni nada mío, o yo —dije mientras salía de ahí, escuché a mi padre llamarme mil veces, pero solo me dirigí al parqueo y saqué uno de los autos, me fui a toda velocidad, quería manejar y olvidar lo que estaba pasando, cuando estaba en camino, dos autos me interceptaron obligándome a parar, unos hombres encapuchados bajaron y me subieron a la fuerza a uno de los vehículos, alguien me dio un golpe muy fuerte y no recuerdo más.
Cuando recobre la conciencia, estaba siendo arrastrada por el bosque, dos de los hombres me arrastraban como si fuera un trapo, podía ver que había un hueco.
—¿Quiénes son?, ¿qué quieren? —Pude balbucear mientras uno se reía.
—Eso no te interesa princesita, solo debes saber que eres un estorbo para alguien importante, y que deberás pagar el precio, muerta eres más valiosa —me dijo mientras que yo solo trato de ponerme lo más lucida posible, pero no puedo, mi mente aún da vueltas, me siento mareada y entumecida.
—Por favor, déjenme ir, les daré dinero, mucho dinero —dije mientras ellos se reían.
—Eso es lo que nos advirtieron que dirías, que tienes dinero y no sé qué, pero ya sabemos que no es así, solo tenemos trato con quien pueda pagar bien, ahora este hueco es para ti, hay combustible dentro, deberemos quemarte para que quedes irreconocible. Después llevaremos tus restos a un lugar donde te encuentren, no te preocupes, dejaremos pistas de que eres tú y que fuiste asesinada por un secuestro fallido, nadie te está buscando, todos saben que eres una caprichosa que se desaparece por mucho tiempo, así que nadie saldrá perjudicado —dijo el hombre mientras me lanza cerca de la fosa, apenas puedo moverme, pero aún no he perdido la conciencia.
Ahora desnuda a esta belleza, primero nos vamos a divertir un rato, después no desharemos de ella, no termines dentro, no hay que dejar señales de lo que pasó -dice mientras el otro tipo comienza a arrancar mi ropa y yo solo lloro y sollozo, ni siquiera puedo defenderme.
Sin que nadie lo espere, escucho un disparo, haciendo que el hombre que casi está encima de mí sea impactado hacia atrás, y el otro que parecía querer sacar un arma recibió un disparo directo en la cara, no supe más, me desmayé, me sentía tan débil que no podía siquiera abrir los ojos.
No sé cuánto tiempo había pasado, pero desperté en una pequeña cabaña, el fuego de la chimenea está encendida, me hacía frío, pero sentía que mi cuerpo recuperaba calor, miré para todos lados, sin entender, hasta que los recuerdos de estas últimas 24 horas volvieron a mi mente, mis lágrimas corrían como lluvia, y cuando trate de moverme, una voz gruesa y profunda entro directo a mi lóbulo parietal paralizando mi cuerpo con una sola orden.
—No te muevas, aún estás débil, ese golpe estuvo muy fuerte, es claro que te querían muerta, pero yo no quiero problemas, así que deberías irte, no quiero gente, no quiero que te quedas, así que más vale que puedas recuperarte porque te echaré lo ante posible —me dice mientras que yo me volteo con calma, si me muevo rápido me mareo.
—¿Tú me salvaste? —digo recordando los disparos.
—No, solo estaba de paso, y quiero que te quede algo en claro, no quiero hablar contigo, no me interesa, así que recupérate y vete —me dice mientras se para del rincón donde estaba sentado y es muy alto, es que soy un poco bajita, mi madre era así, pero él es alto, se lo ve rudo y no sé si es guapo o no, tiene el cabello largo y barba, se ve que lleva mucho tiempo por aquí.
—Yo…, yo, me voy —dije aturdida, de todos modos, tenía cosas que pensar, ¿era acaso una coincidencia?, el día que encuentro a mi hermanastra con mi prometido, me secuestran e intentan asesinarme, mi padre me habla como si yo no tuviera ningún derecho a decir nada ni molestarme con nada.
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