Eliana Brown: Una mujer madura de cuarenta y tres años de edad. Estudiada y bien preparada para una vida increíblemente exitosa, pero quien a peticiones de su esposo abandonó sus sueños de ser una brillante diseñadora de modas para dedicarse por completo a los cuidados del hogar y la familia.
Los años de encierro y dedicación al bienestar familiar la han llevado a desarrollar una excesiva dependencia emocional hacia su esposo, quien nunca antes le había dado indicios de alguna infidelidad, hasta ahora. Lo que hace de ella una mujer inestable e insegura de sí misma. Incapaz de culpar a su esposo de estas acciones y busca en ella el fallo en la relación, y por supuesto, en las amantes de su esposo.
Al tener algunas pruebas de que su esposo puede estar teniendo algún tipo de amoríos extramaritales, comienza una exhaustiva búsqueda de respuestas ante las evidentes pistas de infidelidades que ese hombre va dejando tras su paso, sin atreverse a enfrentarlo por miedo de que le ocultara la verdad o simplemente la abandone y se vaya con la amante.
Sin darse cuenta termina envuelta en una situación bastante complicada con el jefe de su esposo, quien además comparte un pasado emotivo con ella desde que estudiaban en la preparatoria.
Fario Ferrara: Es un espécimen de cuarenta y cinco años de edad. La viva imagen que nos muestra que la tentación y el fruto prohibido si existe.
Es el jefe del actual esposo de Eliana y el mismo hombre que mantuvo una relación fugaz con ella en el pasado, una historia corta que le robó el corazón a este hombre para toda la vida y que ahora después de tanto tiempo vuelve a verla está decidido a recuperar su amor, sin importarle nada termina convirtiéndose en su amante, cosa que a él no le molesta en absoluto, pero debido a los rumores malintencionados de los demás, su relación perfecta termina convirtiéndose en un verdadero desastre.
Mientras que Juan David; Esposo actual de Eliana, Luego de sospechar sobre el repentino acercamiento de su exmujer y su jefe, se aborda en una problemática búsqueda de recuperar lo que tuvo con esa mujer y que por sus tontos caprichos lo perdió, pero su manera desesperada de actuar hace que todo parezca abusivo y termina perdiéndola por completo.
Una historia bastante complicada, donde el amor de nuestros protagonistas sobrepasa cualquier barrera y a su vez, los errores que cometen en el camino serán suficientes para ser juzgados el resto de sus vidas.
...CAPÍTULO 1
...
...Eliana
...
Al fin llegó el día que estuve esperando desde hace tanto tiempo, nuestro aniversario numero veinticinco, Un día como hoy estaba celebrando mi boda con Juan David, a pesar de que ese día no estuve tan feliz de hacerlo y tenía la cabeza llena de dudas.
Hoy en día me alegro tanto de haber tomado esa decisión. Casarme con él fue un acto muy apresurado de mi parte, los errores pasaron facturas rápidamente y tuve que tomar decisiones en consecuencia, pero con el tiempo aprendí a quererlo como a nadie y hoy mas que nunca me siento feliz de haberme entregado en cuerpo y alma a él y a nuestra familia.
Son veinticinco años juntos, ¡No lo puedo creer! Esto tenemos que celebrarlo a como de lugar. Hoy tengo que lucir mucho mas hermosa que de costumbre solo para que él me vea, me admire y se sienta orgulloso de tenerme a su lado como su esposa. La mujer que siempre estará a su lado tanto en las buena buenas como en las malas.
Quiero que mi hombre se enamore de mi cada día más, tanto como lo estoy yo de él. Lo admiro muchísimo, es un hombre increíble, ejemplar, honesto, fiel, cariñoso. A pesar de que estos últimos meses ha estado muy distante, sigue siendo el hombre ideal para mí, merece lo mejor, por eso siempre estoy aquí para dar lo mejor de mí por el y por nuestra pequeña familia a pesar de que todos dicen que David no es para mi, ni que es lo que realmente me conviene, pero yo se que juntos hacemos un gran equipo y eso es lo que en realidad cuenta.
Hoy, luego de dejar a mi pequeño Eliot en el colegio pasé por la boutique a recoger mi encargo. El salón principal estaba inusualmente lleno y la algarabía de la gente suele ponerme un tanto nerviosa.
El vestido estuvo listo justo a tiempo y sé que voy a lucir divina en él, no cabe dudas de que voy a impresionar a Juan David.
Mientras esperaba frente a la caja registradora a que la dependiente de la boutique me trajera mi paquete para pagarlo, me entretuve viendo la gran variedad de diseños exclusivos en las vidrieras, todos los modelos, colores y marcas más famosas están justo al frente de mí.
Sin querer tropecé con Fabio Ferrara; el jefe de Juan David. Quien ahora me mira a los ojos finamente y no duda un segundo en acercarse.
Es tan complaciente y atento que me incomoda demasiado tenerlo así tan cerca de mí.
Temo a que Juan me vea hablando con él y se vaya a enojar tanto como la última vez que nos vio juntos y lo menos que quiero para este día es tener una discusión grave con mi esposo.
Últimamente Juan David me cela hasta de mi propia sombra y me reclama por todo, no quiero darle motivos para que lo siga haciendo.
—Señora Brown, pero que gusto verla —me habla con una enorme sonrisa en su rostro, y sus manos aún puestas sobre mi espalda baja—. ¿Qué hace usted por aquí? Es tan agradable poder verla en este lugar.
—De nuevo nos vemos, debo admitir que es raro encontrarlo en un lugar como este, donde solo se venden artículos femeninos —me burlo y sonrío como idiota, me pone nerviosa su presencia así que me aparto—. ¿Cómo está usted, señor Ferrara? He venido a recoger un encargo que hice hace unos meses, ¿Y usted que hace por acá? Claro, pero que tonta —golpeo ligeramente mi frente—, la boutique es suya, Cómo no va a venir por aquí tan seguido —viro mis ojos—.
La dependiente de la tienda se acerca a mí y hace de esta situación mucho más incómoda de lo que de por sí ya era.
—Señora Brown, Aquí está su vestido —sonríe con amabilidad—, tiene que medírselo antes de abandonar la boutique, debido a que son piezas hechas a la medida no tendrá cambio alguno luego de salir de la tienda. Por aquí están los vestidores, acompáñeme, pero primero quiero que venga conmigo para mostrarle los zapatos, ahí podrá conseguir colecciones hermosísimas que van bien con el estilo de su vestido —me dirige casi a rastras hacia una zapatería hermosa y elegante—. Aquí puede buscar un par que sea de su agrado —continúa diciéndome—. También hay joyas preciosas de diseñador, la última colección es de una piedra de topacio muy hermosa, pero no le va bien con ese vestido rojo. Hay un collar de rubí que llegó justo esta mañana, le quedará estupendo es único en su estilo. Acérquese a ver, es un set completo que cuenta con seis piezas, viene una gargantilla, aretes, pulsera, anillo y una pinza para el cabello.
«Acerca esa hermosa pieza de muestra y yo la observo con emoción. Es tan, pero tan hermosa que la piedra parece real.»
—No, no, no. Gracias —sonrío apenada, pues Ferrara nos sigue viendo embelesado—. Voy a llevar el vestido no más, como usted dijo es una pieza hecha a la medida y sé que me va a quedar estupendo, juro que no engordé nada en estos dos meses —sonrío— lo demás ya lo tengo todo resuelto, gracias. Será una velada sencilla para los dos, en casa.
—Por favor, pase a los vestidores —suplica— mientras tanto su esposo puede ir eligiendo los zapatos —señala al señor Ferrara y yo abro mis ojos de par en par y él… Él esboza una amplia y hermosa sonrisa—. Vamos, no sea tímida, son veinticinco años juntos, debe lucir increíblemente hermosa para él, ya que no es cualquier cosa, es su aniversario ¿Sí? Por favor —insiste—.
—Así es cariño —expresó Fabio con una sonrisa divertida—. Por favor ve con la señorita y yo me encargaré de todo lo demás, preciosa, te veo en los vestidores en un momento, no te demores amor —finalizó mirando fijamente mis labios y mordiendo los suyos de una manera muy, muy sensual—.
《 ¿Amor? ¿Cariño? ¿Pero que diablos le pasa a este hombre? ¿Se está burlando de mí? 》
Pensé un poco enojada y me dirigí hacia esos vestidores, estaba sorprendida y temblando, no podía ni hablar de lo nerviosa que me encontraba, me vi al espejo y mis mejillas estaban rojas como par de manzanas por la vergüenza que pasé hace un momento frente a Ferrara.
¿Cómo es que esa chica se puede confundir de esta manera? ¿A caso no sabe que el señor Ferrara es su jefe? No es mi esposo y él... Ni siquiera me permitió negarlo ante la muchacha de seguro ella nos vio abrazados y por eso pensó que éramos parejas, pero eso no fue un abrazo de verdad.
Ese hombre tropezó conmigo y casi me hace caer, fue un accidente. Un accidente Eliana, no puedes sentir ese cosquilleo en la panza solo por un tropezón que no significa nada para ti.
Porque no significó nada, ¿O sí?
Además él se hizo pasar por mi esposo y tal parece que le fue muy divertido hacerlo, definitivamente ese hombre está loco, tiene una habilidad única para hacerme enojar.
Comencé a colocarme ese vestido, mientras no podía parar de reír, ni en otra vida pudiera yo pagar una de esas colecciones de joyas, la marca Ferrara es una de las más prestigiosas del continente y por ende es costosísima y ella lo dice como si yo pudiera derrochar tanto dinero en tonterías.
Mi Juan se enojaría muchísimo al saber que gasto tanto dinero en cosas sin sentido como esas, y llevar esa marca a la casa es como llevar la cuerda con la que ese hombre me va a colgar.
Lo desprecia tanto (bufó) Y yo apenas pude pagar ese vestido ahorrando por algunos meses, esta tela es carísima, es una importación de Arabia y me costó casi un ojo de la cara.
Me miro al espejo con el vestido ya puesto y veo que me quedó precioso, no puedo dejar de admirar mi figura esbelta dentro de esta pieza.
¡Me encanta! —grité de la emoción—.
En un momento la muchacha que me está atendiendo me pide que salga para echarme un vistazo y al hacerlo veo a ese hombre justo detrás de ella.
No pude evitar sonrojarme de nuevo ante su mirada tan expresiva y esa sonrisa pícara que me pone a temblar.
¡Es tan molesto estar cerca de ese hombre!
—Le quedó perfecto, ahora mídase los zapatos —me dice la muchacha que también me regala una enorme sonrisa— La dejaré en manos de su esposo mientras voy a hacer la cuenta.
Me dice ella y yo negué con la cabeza, intenté aclarar que él no es mi esposo pero ella corrió hacia la caja y ni siquiera me dejó hablar.
CAPÍTULO 2
Un hermoso obsequio
Eliana
Es increíble cuanto le hablo a este hombre y no me presta atención en absoluto. Pareciera que le estuviera hablando a la pared y eso me enoja muchísimo, hago mofas de desagrado y le volteo los ojos como con odio, cosa que a él parece divertirle demasiado, porque sólo me sonríe y de paso se atreve a lanzarme un guiño.
¿Qué le pasa? ¿A caso se convirtió en un casanova que no respeta ni a las mujeres casadas?
—Señor Ferrara no... No voy a medirme los zapatos —aclaro con voz temblorosa, lo cual odio demasiado porque no me gusta demostrar debilidad ante él, odiaría que pensara que sigue teniendo ese efecto en mí que obviamente ya no tiene, creo—. No los voy a llevar, de verdad tengo unos en casa, ya los había comprado con anticipación.
—Se equivoca señora Brown, si los va a llevar, en definitiva de aquí no puede salir sin ellos, considere esto como mi regalo de aniversario —me dice de nuevo con su sonrisota y se pone de cuclillas para colocarme los zapatos—. Estos le quedan perfectos.
—Gracias n, no. No debió molestarse —tartamudeo—.
—No es molestia para mí; señora Brown, Y a mi también me encanta como se ve usted dentro de ese vestido. ¡Luce preciosa!
Me dice haciéndome sonrojar aun más, sin duda escuchó mi expresión dentro de los vestidores y sentí un poco de vergüenza al oírlo soltar esas palabras.
En un momento nuestras miradas se cruzan y yo me pongo nerviosa ante ese contacto visual totalmente inesperado.
Así que busco de levantarme de prisa de esa silla para ir a cambiarme y me tambaleo un poco debido al desnivel, ya que tenía puesto un solo zapato de tacón alto, mientras tanto Fabio como por reacción me sostiene de la cintura acercándome a su pecho para evitar lo que sería una caída segur.
Sus apetitosos labios quedaron peligrosamente cerca de los míos formando una atmósfera romántica que no se debería crear.
Fue la situación más extraña e incómoda que he tenido en años. Sentí que pude oír su corazón latiendo como si quisiera salirse de su pecho y ni hablar de esas extrañas palpitaciones que esta situación le trajo como reacción a mi cuerpo.
Esto me hizo sentir muy, pero muy incómoda.
Volví al vestidor a colocarme mi ropa y salgo camino a la caja registradora para pagar mi vestido y marcharme de inmediato de esta boutique, pero veo a Fabio cerca de la puerta con unas bolsas de compra en sus manos y esa peculiar sonrisa que lo caracteriza.
«Dios, ¿Por qué mejor no me traga la tierra ahora mismo y me escupe en el Himalaya? Bien lejos de Ferrara. No quiero seguir estando cerca del hombre que mas he evitado en tantos años»
Pensé mientras me dirigía también hacia la salida, luego de que la dependiente que me atendió me informara que él había pagado la totalidad de mis facturas de compra.
—Muchas gracias señor Ferrara, me envía la cuenta por favor y le transfiero el dinero desde casa. Puede también darme sus datos y lo haré ahora mismo desde mi celular, si desea.) —le habló seria y de nuevo nuestras miradas a se encuentran—.
—Sabe bien que jamás aceptaré ese método de pago —Me dice mientras sostiene mi brazo con firmeza e intenta guiarme de camino al estacionamiento—.
—¿Método de pago? —interrogo sorprendida, sin poder dejar de parpadear— ¿A que se refiere exactamente? —paso saliva con dificultad, su erotismo hace que se me seque la boca—.
—Así es, como forma de pago me sería estupendo que me acepte una cena... O almuerzo, como usted prefiera. Oficialmente la estoy invitando a una comida señora Brown, sería descortés si se negara.
Me suelta esa bomba como si nada y sonríe con picardía. ¡Tan caprichoso como siempre!
—Un almuerzo, me parece una buena idea —respondo casi de inmediato, aunque me arrepiento luego—. Estará bien un almuerzo, pero no será hoy mismo, tengo demasiadas cosas que atender.
—Como usted ordene, mi señora —responde esbozando una sonrisa que no puedo seguir viendo o comenzaré a babear como la propia tonta—.
"Esperaré con ansias a que ese momento llegue" soltó Ferrara en un murmullo audible para mí y yo hice como si no hubiera oído nada.
¿Por qué tiene que pasarme esto a mi? ¿A caso el no puede tratar de cortejar a otra persona? Una mujer que sea soltera, por ejemplo.
Cualquier mujer ahora mismo estaría feliz de ser cortejada por el soltero más codiciado de la farándula, pero no yo.
Él se preocupa por molestarme a mí. Yo estoy casadísima y ahora este hombre me está incomodando demasiado solo con su presencia y cercanía.
Nuevamente me sumerjo en mis pensamientos, cuando aquella hermosa chica de la boutique vuelve a acercarse a despedirnos y me saca por completo de mis pensamientos.
—"Feliz aniversario para los dos, hacen una pareja estupenda. Vuelvan pronto"
Nos dice con una sonrisa tierna en su rostro y nos entrega un pequeño estuche como obsequio de la tienda.
"Lo que me faltaba"
—¡Oh, no! No... Él y yo no... No somos...
Tartamudeo tanto que Ferrara termina de hablar por mí.
—Gracias, es usted muy amable —le responde Fabio tomando ese pequeño obsequio en sus manos y yo quería como morirme—. Volveremos tan pronto como podamos.
Aquella muchacha se despide agitando los brazos y se aleja de inmediato. Veo a Fabio abrir ese pequeño estuche, lo que me causa mucha curiosidad y lanzo un vistazo rápido, pero el lo cierra de nuevo y sonríe con arrogancia.
—No debió haber hecho eso, Señor Ferrara. La gente pensará que entre usted y yo sucede algo.
—Y yo estaría encantado de que al menos ese “algo” sucediera en esos furtivos pensamientos —sonríe—. Además, solo fue una broma, señora bonita. Quién se atreva a mencionar algo al respecto se queda sin empleo, créame que cada una de estas personas saben lo que le conviene así que despreocúpese que aquí nadie va a esparcir ningún rumor. Jamás haría algo que sea perjudicial para usted. La muchacha que nos atendió es nueva, claramente no sabe que soy el dueño de este lugar, No se moleste, señora bonita. Fue solo una broma divertida e inofensiva.
¿La llevo a su casa o vino en su vehículo?
—Gracias, pero no. Me voy en taxi, hoy no tengo mi camioneta conmigo, está en el taller y promete demorar un poco allí —tomo aire con desánimo y él levanta mi mentón con su mano y me sonríe hermoso—.
—No mientras yo esté para encargarme de eso. Y de ninguna manera se va a ir usted en un taxi ¿Cómo se le ocurre que voy a dejar que se vaya con un desconocido? La llevaré yo mismo y la dejaré sana y salva en la puerta de su casa.
¿Antes podemos tomarnos un café?
Pregunta en un tonito tan tierno que, me provoca irme de una vez con él, pero recapacito e ignoro el que ahora esté tratando de chantajearme con un puchero y sus manos juntas como en modo de súplica.
—Claro que no —respondo seria un poco enojada y él tan solo sonríe—. Debo ir a casa, estoy demasiado ocupada como para eso.
—Está bien. Seré paciente. Pronto todo será como yo deseo —sonríe ampliamente—.
Me abre la puerta del asiento del copiloto de su coche, un Audi convertible.
Definitivamente este no es mi día. Odiaría los vecinos chismosos me vieran llegar a casa en un vehículo tan lujoso como este y en compañía del jefe de mi esposo.
Esto sería suficiente como para que comiencen a murmurar cosas inapropiadas de mí, esto haría enfadar mucho a Juan David.
Llegamos a casa y el nuevamente me abre la puerta del vehículo, me entrega las bolsas de compra que son muchas más de las que deberían ser y me deja un beso en la mejilla.
Tan cerca de mis labios que me pone a temblar.
Es tan atrevido que me provoca realmente golpearlo en la cabezota con esas mismas bolsas.
—Gracias señor Ferrara —me limito a decir con seriedad y el me sostiene de la muñeca haciéndome girar, quedando tan cerca de mí que aspira mi perfume y me mira sonriente—.
—Que lo disfrute, Eliana, aún no ha elegido su brazalete, Son unas piedras de jade azul y rojo. Ya que no eligió tenga usted el azul y yo me quedo con el rojo, así una parte de mi va a combinar con su vestido de esta noche.
Sus palabras infantiles me hacen reír, pero a su vez estoy tan sorprendida con todo esto que me hace creer que no es una simple casualidad.
—Estos son...
—Si, El jade yin yang. Los auténticos. Una vieja reliquia Coreana, se dice que la pareja que lleve consigo esta reliquia su amor perdurará para siempre —lo coloca en mi mano izquierda con delicadeza y luego la suya en su mano derecha—.
—Pero... Este no es el caso —respondo nerviosa— Usted y yo no...
—Espero volver a verla pronto. Que tenga un buen día.
Me dice con su voz gruesa y varonil que me pone a temblar. Paso y cierro la puerta de mi casa sin responder a eso último que me dijo y me quedo pegada de espalda a esa puerta, siento mi corazón latir a mil por segundos y asumo que todo esto es por el nervio que me da que Juan se entere de que otro hombre me trajo a casa.
Se enojaría muchísimo al saber de quién se trata y la verdad es que no quisiera darle motivos para una discusión sin sentido
La rivalidad entre ellos es algo que me estuvo atormentando por años, y debido a esto acepté salir de la ciudad por tantos años para no tener que lidiar con sus discusiones.
Juan es el reflejo del bien, del amor puro y bonito que se puede tener, pero él, ese hombre despierta en mí pura lujuria y mis más oscuros deseos.
Juro que no sé que estoy sintiendo, pero este sentimiento solo puede llevar su nombre.
¿Pero que estoy diciendo? —golpeo mi frente—. Se supone que ésto no tenía que pasar, no, nada de esto tenía que pasar.
De no ser porque a mi camioneta de repente se le fue la liga de frenos no me hubiera visto en la obligación de aceptar que me trajera a casa y no estaría muerta de miedo pensando en si Juan se entera de que estuve cerca de él.
Espero que el mecánico me haga entrega de mi camioneta hoy mismo. No puedo aceptar que otros hombres estén trayéndome a casa.
Miro ese brazalete en mi mano y sonrío mientras siento latir mi corazón como caballo desbocado y ese sustito en mi pecho que recuerdo haber tenido aquel día, hace ya veintitrés años y su sonrisa, esa sonrisa que no me deja pensar en nada más.
Es por ello que debo alejarme de ese hombre, no puedo estar frente a la tentación sin tener intenciones de pecar, es absurdo pensarlo porque estoy segura de que no me atrevería a intentar nada con él.
Sacudo mi cabeza procurando sacarme esos terribles pensamientos y vuelvo a incorporarme a mis quehaceres ya un poco mas calmada
CAPÍTULO 3.
Regalo de media noche
Eliana
Me meto en la cocina. Para esta noche prepararé una rica comida. Un exquisito pavo al horno, arroz salteado a la marinera, como le gusta a mi Juan.
Mis dotes culinarias son estupendos y disfruto mucho de consentir a mi familia con exquisitas comidas.
Estoy segura de que será una velada increíble para mi esposo y para mí. Nos lo merecemos, ya que tenemos muchos meses sin compartir juntos y esto es debido a que Juan David vive trabajando todo el tiempo, hasta los fines de semana.
Pero esta noche juro que no lo suelto, voy a consentirlo como nunca antes.
Por suerte hoy es sábado así que podemos permanecer despiertos hasta muy tarde celebrando y divirtiéndonos todo lo que queramos, debido a que mañana podremos dormir hasta medio día si así lo queremos.
Hace mucho que no hacemos el amor y eso ya me está pareciendo alarmante.
Llamo a mi hermana Elsa para que se quede con mi retoño esta noche y así poder tener la casa sola para los dos y casi me tocó rogarle a ella para que lo hiciera, ya que trabaja prácticamente día y noche, pero sé que a pesar de que no está de acuerdo con mi relación con Juan es incapaz de negarse a una de mis peticiones.
Como amo a mi pequeña hermana y sé que a mi hijo Eliot también le encanta pasar tiempo con ella, puesto que es la tía divertida y demás de consentidora en esta pequeña familia.
Tengo mucho que agradecerle a Elsa, siempre me ha ayudado con mi pequeño Eliot a pesar de su condición, ella siempre le tiene paciencia.
Este día me dedico a hacer mis quehaceres cotidianos como de costumbre, ya que luego de casarme con Juan, él siempre quiso que yo me dedicara a tiempo completo a cuidar de nuestra familia y hogar, se negó rotundamente a que yo saliera a trabajar asumiendo que sería él quien se ocuparía de suplir todos los gastos de la casa.
Y claro que hay empleadas domésticas para dicho trabajo pero no hacen lo tan perfecto como lo hago yo.
A mi Juan le encanta como mantengo nuestra casa a diario. El es un maniático del orden y la limpieza al igual que yo, es por eso que siempre seremos el uno para el otro. La pareja perfecta aunque muchos no estén de acuerdo.
Es un hombre increíble, y si, me costó mucho hacerme a la idea de que debía quedarme en casa cuando desde mis quince años salí a trabajar a la calle para cubrir los gastos de mi hogar, y esto se debe a que mamá falleció muy joven y me dejó a cargo de mis dos hermanas, pero si de algo estoy segura es de que lo hice con todo el amor del mundo, pagar sus estudios y los míos fue duro, pero como siempre digo, querer es poder y aquí estamos, las tres con una carrera terminada, con maestría y doctorado, a pesar de que no ejerzo la mía, me siento orgullosa cada vez que veo mis diplomas y medallas que gané por haberme graduado con honores.
Es increíble cuanta nostalgia me da limpiar los cuadros de mi casa y ver mis logros congelados en una pared. Pero estaré bien siempre que no piense tanto en eso.
Sé que hice una buena elección. Juan siempre dice que la familia es lo primero y tiene toda la razón.
Por eso me dedico a cuidar de ellos cada día, con el mismo entusiasmo con el que estaría ejerciendo mi carrera.
Se hacen casi las siete de la noche y Elsa pasa buscando a Eliot a casa, me despido de ambos con un beso y un fuerte abrazo, y mi hermana me acorrala bombardeándome con preguntas y diciéndome que tenemos que hablar.
Con suerte pude zafarme de ella aunque se que será solo por esta vez, sé que quiere que le hable de lo que sucedió con Ferrara, siempre me alentó a buscarlo y yo nunca le hice caso.
Corro hasta el comedor, decoro la mesa y todo el espacio de manera elegante con flores, velas aromáticas y luces tenues. ¡Quedó hermosísimo!
Le echo un vistazo a la comida que preparé y la dejo cocinando a fuego lento mientras subo a arreglarme, hoy tengo que brillar.
Me meto en la tina de baño un rato con agua tibia, aceites de girasol, muchas espumas y mis sales marinas que tanto me gustan y me ayudan a relajarme.
Estoy tensa, siento muchas emociones inexplicables dentro de mí.
Luego de mi grandioso baño salgo envuelvo mi cuerpo en una toalla y voy directo al vestidor, Al revisar esas bolsas me doy cuenta de que Fabio se había encargado de comprar todo para mí, desde calzado, ropa interior, perfume y cremas corporales, cosa que fue demasiado vergonzosa para mí.
Pensar en lo que pasó por su mente cuando estaba eligiendo el panti y el brasier es un poco sofocante.
Sin importar qué, me coloco ese vestido rojo que mandé a confeccionar justo para esta ocasión, tiene un escote profundo hasta la espalda baja y una decoración de piedras brillantes en la parte de los senos, su tela rigida y a la vez tan suave al tacto moldea mi figura a la perfección.
Me quedó perfecto, estiliza y resalta todos mis atributos que conservo a la perfección a pesar de mi edad.
«"A mi también me encanta como se ve usted dentro de ese vestido"»
Aquellas palabras que soltó ese hombre mientras me colocaba los zapatos, llegaron a mi mente al momento en que me veía en el espejo y esa mirada tan intensa de él, definitivamente no sale de mi cabeza y juro que quisiera arrancármela de mis pensamientos.
¿Qué carajos me pasa? De repente no puedo escuchar un elogio de un hombre cualquiera porque se me queda grabado en la mente.
(Suspiro)
¿De verdad es un hombre cualquiera? Pensé con una inexplicable sonrisa en mis labios.
Admito que se siente increíble escuchar que tan bien me veo. Ya que Juan David escasas veces me hace ese tipo de comentarios. ¿Pero por qué tuvo que decirlo precisamente él?
—llevo mi mano a la frente—
Es una locura siquiera pensar en eso, debería emocionarme si lo hubiese escuchado de mi esposo, no de un hombre X en la vida que ya no significa nada para mí.
No entiendo por qué Juan tuvo que olvidarse de esos pequeños detalles. Porque sí... Llevamos una vida entera juntos, pero a veces me hace falta escuchar que estoy hermosa, quisiera escucharlo de él y no de otra persona ajena a mi vida —resopló—.
Últimamente Juan David se ha enfocado tanto en su trabajo que se ha olvidado de esos pequeños detalles que son tan indispensables para una mujer, que a veces quisiera que se tomara unas vacaciones y pasar algo de tiempo juntos, me siento abandonada y quisiera tener un poco de su calidez, ya perdí la cuenta de cuanto tiempo lleva sin tocarme siquiera un cabello, pero se que pedir eso sería como soñar despierta porque ya me imagino cuál será su respuesta, que el trabajo es duro, que se siente explotado, que quiere pero no puede.
En fin, hace tanto tiempo que no toma unas vacaciones. Vive trabajando para vivir mejor, para que a nosotros no nos falte nada y a la final termina faltando él en casa.
Continúo arreglándome tratando de disipar la tristeza que hay dentro de mi, dejo mi cabello suelto y lo peino de lado, está lacio con unas ondas en las puntas. Me encanta.
Me maquillo elegante, busco en el cajón hasta conseguir unas joyas que vayan bien con mi atuendo, por último me coloco mis tacones y voy directo a la cocina.
Una vez más sucede lo mismo. Ver esos tacones me arrastró a recordar aquella mirada tan bonita de Fabio y su sonrisa... Esa sonrisa tan atractiva que me ha robado tantos suspiros.
Definitivamente está loco ese don. Ahora debe ser un verdadero casanova para atreverse a hacer todas estas cosas locas conmigo.
¿Cuánto puede cambiar una persona en tan poco tiempo? Jaah. No fue poco tiempo, Eliana, sabes bien que fueron más de dos décadas. Termina de aceptar que ese hombre no es para ti.
Son más de las ocho de la noche y comienzo a marcarle al celular de Juan David mientras sirvo la comida para los dos.
«Espero que este no sea uno de esos tantos días en los que está ausente de casa porque lo mataré»
Pensé porque estoy consiente de que hay días en los que está cargado de trabajo y llega hasta el día siguiente, pero da igual. Hoy es nuestro día y tenemos que pasarlo juntos.
Diez de la noche y ya he perdido la cuenta de las veces que le he marcado a Juan David y siempre tengo el mismo resultado, la contestadora enviándome a buzón.
...
Ya casi es media noche y todavía sigo sin obtener respuestas. Muero de hambre, mi maquillaje ya está hecho un asco porque no pude evitar llorar como una idiota al sentirme plantada
¿Cómo se pudo olvidar de nuestro aniversario?
(Suena el timbre)
La esperanza me invade por dentro al pensar en que puede ser mi esposo, a pesar de que sé que él tiene sus llaves y no necesita usar el timbre, sonrío como niña inocente y seco mis lágrimas mientras me dirijo casi corriendo a abrir esa puerta.
Mi ilusión cae por el piso cuando veo que no es él, simplemente es un repartidor que dice tener un envío para mí.
¿Un repartidor de envíos a esta hora? Pensé que eso no era posible.
Tomé esa caja con un hermoso lazo rojo, firmé el recibo y me dirigí a la sala a abrir mi regalo.
«Si lo recordó, este año Juan David si recordó nuestro aniversario. ¡Que feliz estoy!»
Pensé con una sonrisa enorme mientras abría esa caja, pero lo que vi ahí dentro me borró esa sonrisa del rostro en un instante.
Era justo ese hermoso set de rubí que me ofreció la muchacha de la boutique frente a Ferrara y ya me imaginaba por donde venía la cosa.
Debajo del estuche se encontraba una de sus tarjetas personales con su número de celular y dirección, seguido de una pequeña carta escrita de su puño y letra, que cabe acotar que reconocería esa letra a kilómetros, ya que en el pasado se encargó de enviarme tantas cartas como pudo, mismas que guardé como un tesoro hasta que Juan David las encontró y quemó una a una luego de leerlas.
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