Despierto desorientado en una cama de hospital, me costó un poco de trabajo darme cuenta del lugar que estaba, me siento un poco mareado, intentó recordar cómo llegué aquí, que me ocurrió, pero no recuerdo nada, ni logro recordar que hice anoche y mucho menos que hago aquí. Miro a mi alrededor y veo máquinas, máquinas de hospital, siento un llanto a lo lejos. Me incorporo poco a poco, me siento muy liviano, cómo si no pesara no una libra, al incorcoparme me ocurre algo muy raro, veo mi cuerpo tendido ante mí en la cama, no entiendo nada, como puedo estar allí y aquí a la vez. Trato de entrar en el una y otra vez sin resultado, por más que intento entrar en mi cuerpo nuevamente no puedo fundirme en él.

Volteo a mi izquierda y veo a mi madre llorar a mi lado, grita mi nombre, ese era el llanto que sentí al despertar, se niega a perderme, tarde un poco en comprender lo que ocurría, luego de unos minutos comprendí, morí, como morí?, Apenas tenga veinticinco años, mi madre no está sola, veo a Maritza, mi esposa desde hace un año llorar con mi madre, corro hacia ella, intento llamarlas, les grito.

- Estoy aquí, digo con todas mis fuerzas, todo es en vano, no pueden escucharme.

Intento tocarlas pero no lo consigo, mientras lo intento desesperadamente para que me noten, las atravieso, como si mi cuerpo fuera aire, no pueden sentirme y menos escucharme, un muchacho entra a la habitación y hace que deje de intentarlo, es un enfermero. Veo que se dirige a mi cuerpo inmóvil, lo traslada hacia una camilla, lo envuelve en una sábana blanca, mi madre me besa la mano y mi esposa la abraza para calmarla, el enfermero traslada mi cuerpo fuera de la habitación, yo lo sigo por el pasillo, debo saber hacia dónde me lleva y que ocurrirá conmigo, o más bien con parte de mí.

Me llevan a la morgue, dentro hay otros cuerpos como el mío, algunos desnudos y cocidos ya, otros aún con la sábana puesta, el encargado del lugar me pone una presilla y me engaveta, resulta que soy el caso cincuenta del día, coloca en un papel dónde abren mi expediente, muerte desconocida. El asistente se acerca al sitio donde me dejaron, me toma muestra de sangre y se marcha, le dice al forense que regresa al otro día con los resultados, ya que hay varios pedidos antes.

Este acepta y pasa a otro caso, quedándome sólo ahí, pero no siento dolor ni nada,es como si ya ese cuerpo no tuviese relación alguna conmigo, ni cuando tomaron nuestras de sangre me dolió, parece ser que se ha cortado el vínculo entre el y yo. Ya mi cuerpo ni me pertenece, entonces que soy en estos momento, por qué si morí sigo sintiendo, viendo, miles de dudas invaden mi mente.

Sin más nada que hacer ahí y más aturdido que otra cosa regreso a la habitación dónde había fallecido, para mi sorpresa ya mi madre y mi esposa no están, corro a la salida en su búsqueda, en mi desesperación atravesé la puerta sin abrirla, me doy cuenta de que puedo traspasar las paredes y pisos a mi antojo, me apresuro, no quiero perderlas, no entiendo que ocurrió, necesito saber más,llegó a la salida y las veo marchar.

No sé que hacer, voy tras ellas, regreso a donde está mi cuerpo. Estoy en esa disyuntiva cuando siento que me tocan el hombro. Volteo a ver. Hay una chica con pelo rojizo, crespo y largo y unos ojos redondos grandes expresivos que le dan un toque especial.

- Hola soy Yara, cómo te encuentras. Dijo.

- Puedes verme. Dije sorprendido.No entendía como podía.

- Claro, también estoy muerta, todos lo estamos mira bien. Dice señalando a varias personas a nuestro alrededor.

Observé el pasillo y noté que había más personas en mi situación, se les notaba un tono más gris, como faltos de color, a diferencia de los vivos. Así logré identificar a seis, cada uno se fue presentado. Los saludé a todos y al regresar la vista hacia mi esposa y madre noté que se habían marchado en un auto. Intenté correr por instinto para alcanzarlas pero Yara me detuvo tomando mi brazo.

- Vi tu desesperación y corrí para ayudarte. Cuál es tu nombre. Dijo Yara tocando nuevamente mi hombro ya que me había distraído nuevamente. No te preocupes por qué se hayan ido, puedes ir a su encuentro cada vez que quieras, es solo mentalizar, luego te enseño si lo deseas, serás capaz de estar en cualquier lugar que desees con solo pensarlo.

- Lukas me llamo Lukas. Dije con la cabeza en el aire aún, era mucha información para procesar.Cuánto hace que moriste, fue lo primero que se me ocurrió preguntarle.

- Dies años. dijo.

- Dies años, dije casi gritando.Y por qué sigues aquí.

- Sí, fue un accidente de coche, un conductor ebrio perdió el sentido y su auto fue sobre mí, morí al instante, no sentí dolor, al despertar estaba aquí, tarde un poco en entender mi estado me costó tiempo aceptarlo, ellos me ayudaron a tener paz interior y desde entonces ayudo a otros, cómo tú, en el proceso.

Nunca imaginé que al morir pudiera estar entre los vivos, o sí estaba entre ellos, que estos se asustarían al verme, como los fantasmas de las pelis o algo así, tenía mil preguntas sobre mi nuevo estado. Yara se ofreció a responder cada una de ellas sin protestar y así con la mayor dedicación fue respondiendo con mucha dulzura y paciencia cada duda, incluso parece que disfrutara

- Mira existen tres dimensiones, te haré un breve resumen, el cielo si fuiste bueno, infierno si cometiste muchos pecados o sea si fuiste malo y el limbo que es esto, cohexistir entre los vivos.

- Y por qué estoy en el limbo, le dije.

- Al morir el primer paso es este, el limbo ya luego una vez que aceptes tu muerte pasarás a otro estado o no.

- Cómo no, puede que me quedé aquí por siempre?, dije asombrado, se puede elegir.

- Si, yo por ejemplo, no he partido aún porque siento que no ha terminado mi labor en la tierra, hasta que no sintamos que estamos en paz y no falta nada por hacer acá, no somos libres de marchar.

- Oh, entiendo, entonces no estoy en paz. Dije.

- Eso parece, que te preocupa o que faltó, que necesitas, te ayudaré. Dijo ella.

- La verdad muchas cosas, no se por qué morí, mi esposa estaba embarazada, estoy triste por dejarlos.

- Tranquilo te ayudaré. Dijo Yara llena de compasión.

- Ya se marcharon, cómo los encontraré, ahora que estoy muerto cómo hago, puedo ir en carro. Pregunté ansioso.

- Mucho mejor. Recuerdas que te comenté que no importaba, podías ir a cualquier parte. Te explico, es muy simple, te teletransportas .

- Cómo lo hago?

- Fácil, mentalizando, tu imagina el lugar y allí estarás, aunque también puedes caminar, sonrió.

- Entiendo.

- Igual puedes pensar en una persona y allí estarás, sin necesidad de pensar en un lugar específico. Quieres probarlo.

- Si.

- Toma mi mano y piensa en algo.

Tomé su mano y pensé en Maritza, al momento estábamos en mi casa, o mejor dicho mi antigua casa, allí estaban todos, tenían caras de tristeza, los observé a todos desde un rincón, le daban el pésame y muchas palabras de apoyo, sabía que no podían verme pero me daba mi cosa estar tan cerca y no poder decirlo. Miré a Yara y le expliqué dando detalles de cada uno de los presentes.

Luego de un rato todos empezaron a despedirse y quedó Maritza y mi mejor amigo solos, sus caras cambiaron a una risa enorme,al cerrar la puerta se iban abrazar cuando Yara sin previo aviso me llevó de nuevo al hospital.

- Qué ocurre, por qué regresamos aquí, voy a volver. Dije.

- Creo que no estás listo aún para ver lo que allí ocurriría, debes ir paso a paso, sino te convertirás en una alma en pena si sufres mucho las primeras setenta y dos horas de fallecido, tienes el tiempo del mundo para estar con ella y saber lo ocurrido con calma, hazme caso, es por tu bien.

Le obedecí, en el fondo tenía razón tengo mucho tiempo, di estuviese vivo diría, toda una vida por delante, pero bueno ahora es eso tiempo de más.

-Tengo más preguntas , le dije. Para ocupar mi mente en algo y no regresar a casa de Maritza.

- Ok, contestaré todas, dime sin pena. Dijo Yara sin más.

- Comemos, dormimos, podemos mover objetos como en las películas, alguna vez alguien puede llegar a sentir nuestra presencia? , comencé a decir más en voz alta todo lo que se me ocurría sin prestar atención a un orden específico.

- No tenemos necesidades de comer, porque hambre no nos da, pero podemos si queremos, tocar objeto si claro, moverlos también, todo es con el poder de la mente y el nivel de elevación que alcance tu espíritu, o sea mientras más impuro estés mayores cosas podrás hacer, tu sientes la intención y se ejecuta, con un poco de práctica lo lograrás, dormir no , eso jamás y lo de sentir nuestra presencia sí, cuando alcances el desarrollo nesesario podrás llegar a manifestarte, pero todo depende del nivel de pureza que alcances cómo te decía horita, por eso es importante que no estés perturbado.

- Entiendo, otra pregunta, que es un alma en pena?

- Un alma en pena son esas personas que se llenan de odio y rencor, quedan malditas vagando y asiendo el mal, una vez que su alma queda sin una pizca de humanidad pasan directo al infierno y son convertidos en peones de los demonios, enviados por encargo de ellos para seguir haciendo el mal. Pero cambiemos de tema ven, dijo Yara.

Tomó mi mano y fuimos a una bella playa, estaba desierta, nos sentamos en la orilla a contemplar el mar, las olas iban y venían a su antojo, sentí gran relajación.

- Esperemos aquí a tu resultado de la autopsia, para empezar por ahí, te parece bien?, me preguntó Yara.

- Sí, está bien, respondí.

Vimos el atardecer y el amanecer en esa playa, nos bañamos en sus aguas, eso de no dormir me chocaba un poco, el tiempo pasaba muy lentos y yo tenía muchas preguntas que hacer, muchas cosas por descubrir, muchas respuestas que encontrar. Ya a media mañana fuimos juntos al hospital, de seguro ya habría algún algún avance conmigo. Fuimos directo a la morgue a ver si con suerte se sabía algo del resultado de mí análisis de sangre, aún no había movimiento alguno sobre mi cuerpo, decidimos quedarnos un poco más y esperar a ver sí se sabía algo del resultado.

Confieso que tener a Yara a mi lado me ha sido de mucha ayuda, con su nobleza y carisma me ha ayudado a sobrellevar mi situación actual, sin su ayuda hubiera tardado un poco más en comprender todo y me hubiese sido más díficil adaptarme y descubrir todo lo que podía hacer ahora que estaba muerto, de seguro sería ahora mismo un alma en pena de esas, claro preferiría estar vivo, sigo sin entender por qué yo tuve que morir tan joven, no sé que hubiese sido de mí de no tener su apoyo, no quiero ni imaginar lo perdido que hubiese estado.En eso entró el asistente.

- Aquí están los resultados de Lukas, el caso cincuenta, dice al forense.

- Gracias ponlos sobre la mesa luego lo adjunto al expediente, que resultado dio. Dijo sin mirar el forense.

- Tenía alto nivel de alcohol en sangre 0.60, esto más la mezcla de una sustancia x fue una combinación letal, ya con el alcohol tenía para morir, así que la droga lo remato.

- Entonces murió de fiesta, feliz, dijo en tono sarcástico el forense, gracias por tu trabajo se lo comunicaré a la policía y a sus familiares.

Miré a Yara asombrado al oír el resultado, debo confesar que nunca pensé que moriría por ese motivo.

- Como que por alcohol, jamás tomó alcohol en exceso y menos me drogo. Algo raro tuvo que ocurrir, como fue que llegué a ese punto, lo último que recuerdo es llegar a casa y tomar un refresco con Maritza. Le comenté a Yara anonadado.

- Tranquilo recuerda, te ayudaré a descubrir poco a poco lo ocurrido. Dijo Yara mientras intentaba calmarme.

- Gracias. Dije aún sin entender nada.

Nos quedamos en el lugar, vimos cómo le informaban a mi madre la noticia, rápidamente me teletransporte hasta dónde estaba ella, la ví abatida incrédula, no podía creer lo ocurrido, me conocía bien y sabía que a ese nivel jamás llegaría, pidió que examinara mi cuerpo a fondo, alegaba que su hijo no bebía en exceso, algo había ocurrido decía una y otra vez, amenazó con que sino investigaban ellos, contrataría abogados y los demandaría.

El Forense dió el parte a la policía y decidió investigar cada detalle de mi cuerpo, pero antes llamó a mi esposa, en busca de información. Hice lo mismo fui hasta donde estaba ella, mientras le daban la noticia ella lloraba, pero no me defendió como lo hizo mi madre, más bien creo la duda de que podía haber ocurrido, de que pude drogarme y beber hasta morir, porque ella en más de una ocasión me había pedido que no bebiera tanto, por temor a que ocurriera eso mismo.

Esta segunda llamada creo en el forense incertidumbre y duda, yo no podía creer que Maritza fuera capaz de hablar así de mí, crear falso rumores, no la conocía en absoluto la verdad, me provocó gran decepción oírla decir eso. El forense igual comentó lo ocurrido a la policía con mi esposa, pero decidió seguir su instinto y hacerle caso a mi madre, las madres no mienten jamás dijo. Yo estaba descolocado no entendía por qué Maritza mentía así sobre mí, con que fin, Yara sujetaba mi mano y nos quedamos un poco más viendo cómo el forense me examinaba.

El Forense al inspeccionar mi cuerpo notó que tenía una perforación casi imperceptible de aguja en mi muslo derecho, con la congelación había salido un hematoma en la zona y con una lupa se pudo ver la entrada de la aguja, por ahí fue por dónde se administró la droga, dijo para él.

Hizo una segunda llamada a mi esposa, para preguntar si era zurdo, ella dijo que derecho sin darle mucha importancia y colgó, la veía fría sobre mi muerte como si esto le diera placer, alegría, como si fuera una victoria, aliviada de salir de mi. Saber que era derecho hizo que el forense alertara a la policía y abrieran un expediente, sería procesado cómo un homicidio, mi madre tenía razón, había muchas incongruencias.

El forense tomó fotos y nuestras de todo lo que consideró importante para la evidencia del caso. Resulta que en el hipotético caso de que yo mismos me inyectará droga no había porque hacerlo con mi mano contaría y menos en el muslo, había que investigar ya que mi esposa declaró que me encontró sólo en casa, sin respiración al regresar con un amigo del mercado.