Emile estaba organizando un salón para una boda cuando recibió un extraño mensaje. Volvió a tomar el celular para leerlo: "Se solicita tu presencia en la misión Brown a las 7 de la noche de este día." Miró el contacto y era del señor Thomas, el padre de Rose, su mejor amiga. Pero lo que realmente la sorprendió fue la frialdad del mensaje. Conocía al padre de Rose más que a su propio padre, y él era un señor muy amable y querido por ella. Entonces, ¿por qué le envió un mensaje tan frívolo? Parecía una locura que esas palabras transmitieran enojo.
Sabía que Rose llegó ayer de su luna de miel; ella misma la llamó cuando llegó a Nueva York, pero no le comentó nada con respecto a su padre o su familia. Sabía que la única que le podía dar información era Rose, ya que no se atrevía a llamar al hermano de esta, Felipe, después de que ella se despertara desnuda a su lado la mañana siguiente a la fiesta de soltera de su amiga. Sabía que él trató de ponerse en contacto con ella después de aquel suceso, pero ella simplemente no tenía la mente ni la energía para enfrentarse a él. Así que simplemente no le contestó y siguió con su vida. Soltó un fuerte suspiro y salió del mensaje del señor Thomas, buscando a Rose entre sus contactos.
Al tenerlo, dio un paso y llamó.
-Hola- escuchó del otro lado.
-Hola, Rose, ¿cómo estás? Espero que estés bien- comentó Emile.
-¿Desde cuándo eres tan calmada por teléfono? Dime a quién mataste- contestó Rose. Este comentario hizo que Emile sonriera, ya que era la única persona que realmente la conocía tal cual como era.
-Maté a tu hermano, por lizo-dijo Emile con sorna.
Rose sonrió por lo escuchado. -Tengo entendido que él te la enterró a ti.
-¡Rose!- gritó Emile por las palabras de su amiga. "¿Desde cuándo eres tan vulgar?" comentó Emile con una sonrisa. Debía actuar seria, pero el comentario de Rose no la molestó; al contrario, le dio risa.
-Escucha esto- Emile inclinó su cabeza para escuchar con detenimiento, pero no logró escuchar nada, lo que la hizo fruncir el ceño.
¿Lo escuchas? Ese es el sonido de la venganza", escuchó decir Rose con una pequeña risa.
-Ja, ja, ja, amiga, pero qué risa- dijo Emile con sarcasmo. -No cabe duda de que la luna de miel te sienta bien- dijo Emile ante el comportamiento algo inusual de Rose, ya que está siempre era reservada, pero desde que conoció a David, se relajó y se convirtió en una persona más abierta y amorosa. Aunque Emile sabía que siempre era así.
- ¡David, buen trabajo por blandear aquella carne tan dura! - gritó Emile. Sabía que su amiga, debido al nacimiento de su bebé, colocaba el celular en altavoz para tener así sus manos libres para cargarlo.
--¡Gracias! —la respuesta de David del otro lado de la línea ocasionó que las dos rieran para luego escuchar el llanto de un bebé.
--¿Viste lo que hiciste? —dijo Rose al levantarse y tomar a su bebé de 6 meses.
--Ya, mi bebé hermoso, solo es tu tía la gritona —comentó Rose mientras cargaba a su hijo para sentarse nuevamente en el sofá y vio cómo David fue a la cocina y le trajo el alimento del niño. —Gracias, amor —dijo Rose con una sonrisa, la cual fue correspondida por David.
Emile sonrió al escuchar aquella pequeña interacción de Rose con su esposo. Solo por ellos pensaba que el matrimonio con la persona correcta valía la pena. —¿Aún no están trabajando? —preguntó con interés.
--No, pensábamos tomarnos esta semana —comentó Rose mientras le daba el biberón a su bebé, Alan.
--No sé, ¿por qué siento que nos escondes algo? —dijo Rose, a lo que Emile sonrió y suspiró.
--Tiene razón. Quiero hacerte una pregunta algo seria —comentó Emile, ya tomando cierta seriedad en la situación.
--Dime, ¿paso algo con tu familia o tu familia está enojada conmigo? —preguntó Emile por fin.
Este comentario hizo que Rose arrugara su ceño del otro lado de la línea, lo cual la hizo acomodarse mejor en el mueble al ver que su pequeño se calmó. —Que yo sepa no, al contrario, siempre mi padre te ha tenido aprecio —comentó Rose.
--Es que me llegó un mensaje de tu padre algo raro —Emile no pudo terminar cuando fue interrumpida por Rose.
--Sí, a mí también. Según, hoy debemos ir a la mansión a las 7 de la noche —Emile frunció su ceño, ya que es el mismo mensaje que le enviaron—. ¿Y tienes idea de por qué? El mensaje lo sentí como un regaño —comentó Emile mientras se llevaba una mano a la boca y se mordía un poco la uña del dedo pulgar en señal de nerviosismo.
--¿Será que se enteraron de nuestras travesuras en la universidad? —comentó Rose pensativa, ya que no sabía qué más podía ser. Además, tenía la sensación de que algo se le olvidaba.
--¡Pero ya pasaron años! —exclamó Emile con desesperación.
--Sí, pero para los padres jamás es tarde para un regaño —este comentario se ganó un asentimiento de Emile—. Podemos ir juntas.
Rose arrugó su ceño. —¿No quieres quedar sola con mi hermano? ¿Es eso verdad? —Emile pensó que a veces es frustrante cuando una persona te conoce muy bien.
--No es por tu hermano, es solo que no quiero recibir el regaño sola de tu padre y más cuando sé que es por tu culpa —Rose miró a David y hizo un pequeño gesto en sus ojos; sabía que su amiga solo decía cualquier excusa para evitar la verdad.
--Lo que digas, Emile. Ven, David nos llevará y así pasarás un tiempo con tu ahijado. Te recuerdo que aún no se ha celebrado el bautizo de Alan, así que, si no te portas bien con él, te cambio —dijo Rose.
--Pero mala amiga, yo que he estado ahí para ti y que gracias a mí no te tomaste aquella pastilla, y de ahí tienes a ese hermoso bebé.
--¿Cuáles pastillas? —comentó David mirando a Rose mientras se ocupaba de la organización de la ropa del bebé.
--Luego te explico, ya sabes que ella es loca y exagerada —comentó Rose con simpleza ante las palabras exageradas de su amiga.
--¡Exagerada no! ¡Dolida! La única que puede ser la madrina de ese niño soy yo —gritó Emile—. Estaré ahí a las 6 para irnos y llevaré regalo al niño, pero a ti nada por mala amiga —al terminar de decir eso, Emile colgó.
Rose sonrió al otro lado por el arrebato de su amiga; sabía que su enojo nunca duraba —tiene a la amiga más neurótica del mundo.
... Hola mis amores bellos, espero contar con su apoyo en esta segunda entrega en esta historia los protagonistas serán Emile y Felipe ☺️ no olviden comentar y darle like 🤭...
David sonrió al ver cómo Rose acostaba a Alan —tenemos algo de tiempo. Rose sonrió al sentir la presencia de su esposo a su espalda, lo que hizo que ella se volviera y entrelazara sus manos en el cuello de este.
—Dime, ¿quieres corromper a tu esposa? —preguntó Rose con una sonrisa pícara mientras inclinaba su cuello y dejaba que David le diera besos en su cuello.
—Eso jamás, solo quiero aprovechar los últimos días que me quedan a tu lado —dijo David mientras se deleitaba con el cuello de su esposa.
—Eso sonó muy feo, no me gustó —comentó Rose. —Yo siempre estaré a tu lado —terminó de comentar para luego tomar el rostro de David entre sus manos. —Pero yo sí te corromperé —dijo esto último con una sonrisa mientras inclinaba ligeramente su rostro para recibir el beso de su esposo.
Pero unos golpes en la puerta hicieron que esta acción no llegara a suceder. Rose miró el reloj que estaba en la sala de su apartamento y vio que eran las 5 de la tarde —¿Esperas a alguien? —le preguntó a David.
David miró a Rose para luego negar —No que yo sepa —los toques se hicieron más frenéticos.
--Ya voy —gritó Rose al darse cuenta de que esta persona no fue anunciada por resección, lo que quiere decir es que o es muy allegada a ellos o es un vecino, ya que Emile dijo que llegaría a las 6 y dado el caso que son las 5 no debe ser ella.
Rose abrió la puerta y como si de un huracán se tratara vio que era Emile —¡Oye, pero qué lentos son en abrir la puerta! —comentó Emile con una serie de bolsas en las manos.
--¡Donde está el bebé más hermoso del mundo! —gritó Emile tirándole las bolsas de regalo a Rose que le había traído para su ahijado.
--Hola, amiga, yo también te extrañé —Emile escuchó el sarcasmo en la voz de su amiga por su comportamiento, pero ella simplemente hizo un gesto con la mano quitándole importancia a su comportamiento.
--¡Oh, por Dios, pero qué preciosidad! —dijo Emile ya con Alan en sus brazos, lo que ocasionó que el bebé se despertara y le regalara una sonrisa.
-Tú no eres de azúcar como tu madre, ¿verdad que no? —Emile se olvidó de sus preocupaciones y se concentró en Alan, que desde que supo que el bebé se creaba en el vientre de su amiga lo adoró. —¡Qué sonrisa tan bella!
Rose soltó un suspiro al ver cómo era ignorada por su amiga y cómo esta se concentraba en su hijo —déjame ayudarte. —Volteó su rostro y vio que David estaba a su lado, quitándole las bolsas de las manos.
--Amo a mi hijo, pero a veces me siento desplazada —Emile sonrió al escuchar las palabras de su amiga.
--Te recuerdo que el llorón debe ser Alan, no tú —dijo Emile al ver la actitud exagerada de su amiga.
Rose abrió la boca al sentirse ofendida. —Yo no estoy llorando.
--Sí, que lo estás —contestó Emile tercamente mientras molestaba al bebé.
--David, mira —dijo Rose al sentirse desesperada por el actuar de Emile. David miró a ambas mujeres y sabía que podían pasar años, pero él no las entendería jamás, así que solo se limitó a encogerse de hombros. —No me gusta intervenir en discusiones de amigas —comentó con sencillez mientras trasladaba las bolsas de regalo.
--Y gracias, Emile, por los regalos para Alan —Emile sonrió al ver cómo su amiga miraba a su esposo como un traidor, mientras él le regalaba una sonrisa tierna a ella, de agradecimiento. Había cosas que nunca cambiarían, pero ella estaba feliz de que por fin estaban juntos y viviendo la paternidad felizmente.
--Porque no hacen sus cosas, sé que aún falta para ir a la reunión —dijo Emile mientras movía las manos y señalaba a Rose y a David—pueden aprovechar esta hora.
--¡Porque nos tomas, Emile! —gritó indignada Rose.
--Ay, Rose, por algo se demoraron en abrir la puerta. Además, no los juzgo; son recién casados, es normal que quieran estar siempre juntos —comentó Emile con toda la sinceridad del mundo mientras subía las piernas al mueble para estar más cómoda con el bebé, el cual con sus manos quería tocarle el rostro.
--Yo no tengo problema con eso —comentó David pausadamente.
--¡David! —regañó Rose, a lo que Emile sonrió. Sabía por su amiga que, a él, a pesar de que había dejado de tomar las pastillas que le ocasionaron un derrame, aún le costaba entender cierto aspecto de las palabras, ya que el sarcasmo no lograba entenderlo y no tenía filtro para hablar.
--No tienes que regañarlo; ese de hacer bebés se les da a los dos muy bien o sino dime quién está preñada —esto último lo dijo haciéndole cariñito en el cuello de Alan.
--¿Era sarcasmo lo que estabas diciendo, Emile? —preguntó David achicando los ojos.
--Sí.
--No.
David soltó un suspiro al ver las respuestas de ambas mujeres. Rose le hizo mofa a Emile, la cual se río a todo pulmón asustando al bebé. —Ay, ya mi amor, lo siento. Es que tu madre es una payasa —dijo Emile mientras se levantaba del mueble y mecía un poco al bebé para que se calmara.
--Ustedes ya vayan a arreglarse —le exigió nuevamente a la pareja.
--Me voy a arreglar, pero no es porque tú nos mandes o porque vayamos a hacer otras cosas —dijo Rose mientras tomaba de la mano a David con una sonrisa y lo conducía a la alcoba.
--Como digas, solo espero una niña de vuelta –dijo Emile al ver cómo su amiga iba a la habitación.
--¡Tenla tú, cariño! ¡Mi vagina aún está resentida! —aquel grito de Rose hizo que Emile sonriera.
--Tienes una buena madre —dijo Emile al bebé mientras esperaba la hora de la reunión.
Luego de un tiempo, Emile volvió a sentir aquel nerviosismo que empezaba en la boca de su estómago al ver cómo David se acercaba a la mansión de los Brown. No entendía por qué, pero algo le decía que se aproximaba un problema.
--David, estaciona el carro en un lugar donde pueda ser fácil una huida-dijo Emile mirando hacia la mansión
David sonrió a Rose, ya que por primera vez entendió un sarcasmo, pero vio que su esposa le asintió.
--Sí, es buena idea lo que dice Emile —Emile asintió en aprobación por el comentario de su amiga.
David hizo lo recomendado sin entender muy bien qué era lo que pasaba.
--No se preocupen, pase lo que pase, yo las defenderé —dijo para quitar cualquier rastro de tensión o miedo que podría existir.
Emile sonrió al percibir el apoyo de David.
--Ya sabes, le hace algo y te mato —amenazó a Rose, la cual solo abrió la boca.
Una vez que bajaron del auto, se encaminaron a la mansión y al llegar a la puerta fue abierta por el mayordomo.
--No pensé que llegarían. —Emile alzó la mirada al ver a la persona que se encontraba bajando las escaleras, arreglándose la manga blanca de su camisa. Odiaba que aún su corazón latiera un poco más rápido ante la presencia de Felipe. No sabía si era por sus ojos azules, aquel cabello negro noche y sus cejas pobladas que le daban una mirada profunda, o simplemente porque era consciente de lo que se escondía debajo de toda esa ropa y orgullo de hombre.
... holaaa mis amores espero que les haya gustado este capítulo y de antemano pido un poco de paciencia con los capítulos empecé a trabajar y abran días más complicado en la publicación 😔☺️...
Felipe bajó pausadamente las escaleras para tomarse con mayor detenimiento la examinación que le estaba haciendo a Emile con la mirada. Aún tenía un recuerdo borroso de lo que realmente pasó en aquella noche de despedida de soltero. Se suponía que los hombres y las mujeres se separaban para que cada quien disfrutara; entonces, ¿cómo era posible que él, que siempre había sido una persona cuerda, terminara borracho y desnudo en un hotel con una sortija de matrimonio al lado de Emile?
Porque algo que no se le había olvidado es que había pasado la noche con ella, pero el lazo de estar con los chicos para terminar con ella era lo que no recordaba. Solo tuvo una fuerte resaca con la que se despertó, y aun así tuvo que ir a la boda de su hermana. Le demostró que tomó mucho, pero a pesar de todo, no estaba molesto por pasar la noche con Emile, sino por la actitud con la que esta tomó la situación, huyendo de él como si fuera cualquier prostituto que, después de prestar sus servicios, es abandonado.
Porque así era como se sentía: usado y abandonado. Luego estaban las llamadas que le hizo, ninguna de las cuales fue contestada. Él quiso comportarse como un adulto y dar la cara, pero ella solo huyó de él, como siempre lo sabe hacer. Recorrió con su mirada cada parte de su anatomía. Decir que no era hermosa era mentirse a sí mismo, algo que siempre le gustó de Emile es que, al tener un carácter explosivo, no se vestía para llamar la atención; al contrario, era más recatada y siempre usaba pantalones de talle alto con todo tipo de camisa, lo que siempre le daba un aire profesional. En la mayoría de las veces, le gustaba llevar su cabello rubio suelto.
Emile rodó los ojos al ver la actitud arrogante de Felipe, seguido de su escrutinio. —Ay, ya me cansé de esto —dijo, moviendo la mano para quitarle importancia a la situación y concentrarse en la reunión. No quería que él supiera lo nerviosa que estaba.
-A mí solo me interesa mi sobrino —dijo Felipe acercándose a Rose y, sin pedir permiso, le quitó el niño.
--Gracias, hermano. Tu única hermana también te quiere —dijo Rose con sarcasmo al ver la actitud de su hermano. Felipe, por otra parte, con su sobrino en brazos, saludó a David, el cual le devolvió el saludo sin ningún rencor por lo dicho.
--Pero qué guapo está mi sobrino, se parece a su tío –Emile frunció el ceño al escuchar ese comentario de Felipe.
--Es cierto que el niño es guapo, pero no lo compares contigo. No tiene esos ojos azules que recuerdan lo frío y la dureza que puede ser el hielo –comentó Emile al tratar de quitarle el bebé a Felipe, pero este se volteaba negándole así su acceso.
--Te recuerdo que yo también tengo los ojos azules —dijo Rose indignada, a lo que Emile se encogió de hombros—Ambos son fríos, y ya dame a mi ahijado —dijo al intentar nuevamente quitarle el bebé a Felipe.
--Quítense y devuélveme a mi bebé —Leticia entró a la habitación quitándole así el bebé a su tío, el cual, por los movimientos, rio pensando que estaba en juego—Y vayan al estudio, Thomas los espera —comentó Leticia con algo de enojo, pero al ver a su nieto, sonrió.
--Hola, mamá, ¿cómo estás? David y yo estamos bien –dijo Rose al sentirse ignorada nuevamente por su familia, ya que ellos preferían la atención de su hijo.
David tomó a su esposa por los hombros y le dio un beso –no te sientas mal, tú eres mi mundo –comentó David para animar a Rose, la cual sonrió y le dio un apretón de manos.
--Y tú el mío –Emile escuchó la interacción de su amiga con su esposo.
--No entiendo por qué te pones así, si antes ni mis llamadas contestabas —dijo Leticia mientras le hacía caritas al niño—saben que yo no soy de regañar, pero lo que hicieron fue irresponsable –comentó Leticia.
--Ya Alan está aquí, y quejarnos del pasado sería muy cruel, especialmente cuando tiene a su nieto en brazos —dijo Emile al defender a su amiga.
--¿Qué? —dijo Leticia confundida, para luego entender—no me refería a mi nieto, él es lo mejor de esta familia. Hablaba de lo que ustedes cuatro hicieron en Las Vegas —ese comentario de Leticia llamó la atención de todos los presentes.
--Del único que me sorprendió fue David. No pensé que fuera tan explosivo, pero luego recordé que Rose puede ser una mala influencia para ti —Rose solo abrió la boca al ver cómo su madre elogiaba a David mientras la hundía por ella.
Emile apretó las manos al frente, un poco nerviosa. Era imposible que ella supiera lo que pasó entre Felipe y ella, ¿o sí? –¿A qué se refiere? —preguntó con nerviosismo.
--Entren y lo verán —Emile miró a Rose mandándole su apoyo con la mirada, a lo que Rose guardó silencio y se acercó a ella—tienes mi apoyo —el susurro de Rose hizo que Emile se sintiera segura, y así los seis entraron a la oficina.
Emile entró evitando estar al lado de Felipe, posicionándose al lado de Rose. Vio cómo el señor Thomas tenía cara de pocos amigos, lo cual la alertó aún más cuando vio que su mirada estaba puesta en ella y Felipe. –Antes de empezar, les pregunto, ¿tienen algo que decirme? —dijo Thomas al ver a cada uno de los presentes.
Rose miró a David, David miró a Rose, para luego posar su mirada en Emile. Emile miró a Rose y a David negando y encogiéndose de hombros. Rose miró luego a su hermano y a Emile nuevamente, pero ambos negaban con la cabeza.
--No —dijo Emile con algo de indecisión.
--Bueno, como así lo prefieren —dijo Thomas poniéndose de pie y caminando hasta el televisor que tenía en su oficina. Emile no se perdía ningún detalle de las posturas del señor Thomas.
--Hace unos días, me llegó un sobre con una USB y me sorprendí —dijo Thomas al darle el frente, juntando sus manos—y más cuando el remitente es de Las Vegas. Eso me puso a pensar. Yo fui a Las Vegas —puso un gesto pensativo para luego abrir los ojos—luego recordé, ah, mi bella hija realizó su despedida de soltera junto con su esposo en Las Vegas, si mal no recuerdo.
--y eso no es todo; en el sobre que enviaron, la USB decía “porque los grandes momentos se recuerdan, que tengan una feliz vida juntos”. Esto aumentó más mi interés, y pensé qué bonito, hicieron un recuerdo de su fiesta —dijo Thomas pausadamente.
--pero mejor me callo y les pongo el video, ya que veo que los angelitos no recuerdan nada —Emile sentía que su corazón latía más rápido. No sabía qué esperar en ese video. ¿Será que era un video de ella y Felipe juntos? Eso era imposible; ella no era una mujer que se graba haciendo eso. Pero entonces, ¿qué era? Miró a Felipe, y él tenía una actitud calmada. Bueno, si él está calmado, ella debería estar igual, ¿cierto?
...Hola mis amores espero que les gusten está obra, no olviden comentar y darle like eso me ayudaría aquel la obra sea más leída ¿que se imagina que tendrá el vídeo ? Los leoo...
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