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Viviendo Con Mi Crush

El chico de ojos grises y cabello oscuro: mi crush

Elie estaba nerviosa era la primera vez que salía de su casa para vivir sola en una ciudad como New York, pero lo que más la tenía nerviosa era que llegaría a la casa del hermano de su mejor amiga, quien era muy apuesto además había sido su crush siendo una adolescente, él les llevaba seis años y ella en el pasado solía mirarlo a lo lejos, aunque él jamás la había determinado, era invisible, escasamente la saludaba, pero podía contar las veces que lo había hecho en una de sus manos.

Ella siempre le veía cualidades a Patrick, como lo apegado que era con su hermana y protector, la diferencia de edad entre ellos no era un problema, sabía que comían con frecuencia juntos a pesar de no vivir en la misma ciudad, le mandaba regalos y detalles sumamente tiernos.

Y fue su mejor amiga precisamente quien le había sugerido llegar a casa de él mientras lograba ubicarse, según ella New York era peligrosa y su hermano la protegería dado que hacía parte de un escuadrón militar o algo así, jamás lograba entenderle a Sofi, pero finalmente había accedido porque en verdad llegar allá le daba algo de miedo y quizás él le podría ayudar a ubicarse.

Ella por su parte iría a cumplir su sueño: estudiar en Julliard y empezar formalmente su carrera como pianista clásica, ya antes había tenido clases, demasiadas, así como recitales, no era nueva en el tema de hecho solía ser muy buen e incluso le gustaba componer melodías, pero en el lugar donde vivía sería imposible avanzar y ya que estaba próxima a cumplir sus dieciocho años sus padres habían accedido a enviarla a esa gran ciudad.

Ese día había llegado temprano, y ver la puerta color caoba frente a ella era algo intimidante, tocó tímidamente y no tardó mucho en abrirse la puerta, el estaba con una sudadera de chándal y una camiseta holgada, pero aún así se podía ver el cuerpo trabajado de Patrick, apretó sus labios algo tímida, no lo veía hacía al menos unos tres años en las reuniones con su familia, ya que el trabajo de él lo absorbía o al menos eso le decía su amiga. Lo vio sonreír amable y ayudarla con las maletas que eran grandes, ella era particularmente engreída y en tema de ropa y zapatos solía ser cuidadosa, además demasiado femenina y delicada era algo propio que sentía como un sello personal.

-Hola. Gracias por dejarme quedar en tu casa.

Le dijo con una sonrisa, agradecía su hospitalidad aunque sabía que en parte era por la presión de Sofía.

-No hay problema, la casa es grande y suelo estar por fuera la mayor parte del tiempo-Le respondió él caminando hacia la habitación en la que ella se quedaría.

Ellie observó su espalda y sintió un dejó de decepción, pero era obvio que él no se sintiera igual que ella, finalmente jamás la había determinado, en cambio ella volvía a sentir esas mariposas en su estómago pensando que estaba más guapo que antes, pero debía guardarse todo eso, porque finalmente era el hermano de su mejor amiga y no quería que pensaran que abusaba de la confianza depositada.

Se detuvo frente a una puerta color blanco y la abrió, el cuarto era amplio tenía una cama doble, un escritorio y baño privado al igual que un gran closet, le parecía curioso que el siendo un hombre soltero que estaba mucho tiempo fuera de casa tuviera un apartamento tan grande, aunque quizás solo se debía a qué venía de una familia acaudalada y ellos solían ocupar espacios amplios y lujosos.

Ella no se consideraba pobre, su familia tenía también un buen nivel económico, si estaba ahí no era por escasez, era más un tema de no dejarla sola en esa ciudad, aunque realmente la tensión que sentía al lado de Patrick no era particularmente bueno para ella. Lo miró a los ojos y se perdió un instante en el color gris que tenían, su mandíbula era cuadrada, labios delineados. Relamió sus labios y se obligó a salir del trance.

-Gracias, en cuanto logre ubicarme te devolveré la habitación. -Él le sonrió y negó.

-No te preocupes, puedes usarlo tanto como quieras. -Le respondió con una sonrisa que a ella le pareció un tanto sexy dándole la impresión de que le miraba los labios.

Patrick le ayudó a meter las maletas a la habitación y ella entró tras él, lo miró en silencio y él también lo hizo algo pensativo y finalmente rompió el silencio.

»Entonces siéntete como en tu casa.

-Gracias.

Fue todo lo que dijo y finalmente lo vio salir, Ellie suspiró y se sentó en la cama, apretó sus labios y pensó que sería más difícil estar en un lugar tan pequeño con Patrick, parecía una tonta cuando él estaba cerca con monosílabos.

Decidió desempacar tenía mucha ropa, accesorios, maquillaje y afortunadamente había espacio en dónde ponerlo todo, le mandó mensaje a su mamá diciéndole que ya había llegado y luego a Sofi quien no le contesto, suponía que estaba con Adam su novio.

Se puso un vestido holgado y unas sandalias bajas, sacó su bolso tendría que comprar algo para poder comer en casa, salió de la habitación y buscó a Patrick para su sorpresa estaba en la cocina entretenido, se paró a mirarlo, al parecer hacía pasta.

-Hago fetuccini, es lo único que sé hacer, no sé si quieres acompañarme a cenar.-Le habló sin llegar a volvetearse y ella pensó que tenía un sexto sentido.

-Esta bien, gracias. Precisamente te iba a preguntar dónde podía pedir algo de comida, tengo mucha hambre.

Se quejó y se sentó en la isla flotante a verlo cocinar, aunque decía que no era bueno, manejaba el cuchillo mejor que ella.

-Me alegra que tengas buen apetito.

Puso el plato en la isla flotante y la miró con una sonrisa amable, Patrick se caracterizaba por ser cordial, un chico correcto, de esos que aparecían cada mil años, no se parecía nada a un Bad boy, no fumaba, no tomaba incluso no le conocía novias y sabía que había tenido, Sofía le había contado, simplemente no solía llevarlas a la casa de sus padres y ese era el único espacio en el que solía verlo.

Así que era nuevo todo eso, la hospitalidad que estaba recibiendo, que él cocinara para ella, cuando a duras penas la había saludado una vez y eso que era porque estaba al lado de Sofía. Aceptó el plato y comenzó a comerlo, era realmente modesto porque estaba muy rico.

-Sabe muy bien.

Expresó tímida, porque hablarle era algo nuevo y a veces no se lo creía.

-¿Quién?

Detectó un leve coqueteo, pero era imposible que él lo estuviera haciendo, así que sus cachetes se pusieron muy rojos y señaló el plato, Patrick sonrió y asintió.

»A Sofía le encanta mi fetuccini.

-No lo sabía.

-Pensé que eran cercanas.

-Lo somos, solo que no hablamos de ti de esa manera.

Ellie apretó sus labios, porque eso quería decir que si hablaban de él, pero de otras cosas y era que ella azotaba a su amiga con preguntas sobre su hermano y la verdad no quería que él se diera cuenta, moriría de vergüenza.

-Vaya, pero entonces si hablan de mi.

-Ehh… Bueno ella me cuenta que viajan mucho… -Alzó su mirada y él la miraba pícaro.

-Umm, ya veo.

Lo vio sentarse frente a ella con su plato y comer con ganas, lo hacía realmente rápido, mientras ella apenas llevaba una pequeña porción. Continuaron comiendo en silencio y aunque él terminó antes la esperó.

Cuando se acabó la comida se levantó, tomó ambos platos y los puso en el lavavajillas, Patrick siguió cada uno de sus movimientos hasta que volvió a él.

-Mañana iré a trabajar y estaré unas dos semanas fuera. -Ellie asintió.

-Entonces nos vemos en dos semanas.

Ambos se miraron por un instante y finalmente él rompió el contacto, para despedirse e irse a su habitación, ella hizo lo mismo , estaba en shock no podía creer que estaba tan cerca de él, su móvil sonó y escucho un grito del otro lado.

-¿Y cómo te ha ido cuñada?

-No me digas así, no soy la novia de tu hermano.

-Lo serás pronto, sé que le vas a gustar, eres preciosa.

-No creo que esté soltero.

-¿Por qué? ¿Viste algo en su apartamento? ¿Nuevamente Ivonne está tras él?

-¿Ivonne?

-Ehh, si, no te había querido decir nada porque estaban separados, algo pasó y terminaron, pero ella lo ha buscado, aunque mi hermano no quiere nada con ella.

-Quizás si lo quiera.

Ellie se puso triste y jugueteó con un peluche que tenía sobre la cama, ella no tenía posibilidades, era mucho menor que él, además ya había tenido una novia que había querido mucho, mientras ella solo tenía ojos para él, una chica tonta que no tenía experiencia. ¿Cómo podía competir por ejemplo en la cama? e incluso ¿en ser interesante y atractiva para él?

Tal como le había dicho Patrick se había ido a trabajar y Ellie había tenido que ir al conservatorio a sus primeras clases, llegar a un lugar nuevo era realmente intimidante, sobre todo en el que estaba, Julliard era considerado uno de los mejores conservatorios del mundo y había tantas personas talentosas que le generaba un nudo en su estómago.

Al llegar a su primer clase, una chica llamada Megan entabló conversación con ella, se dió cuenta que tenían muchas cosas en común y le agradó tener una amiga, que estaba igual de loca por el piano como ella, aunque debía reconocer que Megan estaba avanzada, pero eso la animaba a estudiar más.

Logró obtener el listado de las clases y añadir otra amiga más y un chico amigo de ella, se sentía contenta de poder encajar, el miedo de iniciar en el conservatorio había sido intimidante, pero sentía que podía con eso, que se adaptaría a New York y estaría al lado de su crush.

La hermana de Phillipe

La semana había estado pesada, afortunadamente era domingo y descansaba de trabajos y práctica indefinida, estaba en la casa de Patrick y él aún no regresaba, pero en parte era bueno, podía andar en su mini pijama de satén por la casa sin preocupaciones, le encantaba las cosas lindas y las pijamas no eran la excepción, encajes, satén, perlas, las cosas femeninas y delicadas eran de su total gusto. Además no podía negar que se sentía sexy y muy bien, claro todo eso en la intimidad, porque realmente jamás se había presentado ante un chico de esa manera.

Así que aunque no ver a Patrick era aburrido, se sentía menos cohibida, así que ponía música clásica, caminaba descalza y en pijama, mientras comía cereales, ese domingo hacía también lo mismo, sobre todo porque no tenía clases o trabajos, así que vería algún dorama en la habitación que él le había dejado y finalmente haría una hora de práctica.

Elie lavó el plato y cuando salía de la cocina se encontró de frente con Patrick que llegaba con una camisa de botones y un pantalón en drill, la quedó mirando sorprendido y repasó el cuerpo de ella con sus labios entreabiertos, pero finalmente se recompuso y la miró a los ojos.

-Hola pequeña.

-Hola… -Ellie lo miró sorprendida, creyó que llegaría una semana después.

Un silencio profundo se gestó entre ellos, el corazón de Ellie se aceleró, Patrick era muy bello, pero necesitaba no parecer idiota, así respiró profundo.

»Eh… Debo irme… -Él alzó sus cejas y le asintió.

Caminó con sus mejillas encendidas, estaba tan fachosa y él tan bello con su camisa remangada y apretada, afortunadamente había logrado alejarse, sentía que su corazón iba a mil y moría de la vergüenza, se dió una ducha y se arregló ya siendo consciente que se lo podía topar por los pasillos de la casa.

No tardó en salir sobre todo a disculparse por irse de forma tan abrupta, no quería ser grosera, pero definitivamente no estaba decente. Lo encontró en la sala de juegos entretenido, pero en cuanto notó su presencia puso el juego en pausa y le sonrió.

-Ya no traes tu pijama.-Ellie mordió su labio.

-Siento haberme ido tan a prisa, me veía tan indecente. -Patrick se relamió sus labios y asintió.

-Así es, te veías muy indecente.-Expreso pícaro.

-Lo siento, es que creí que… Tardarías más.

-No lo sientas.

Sus ojos se cruzaron y ella sintió electricidad en el ambiente, repasó la ropa que traía, una camisa y un pantalón de chandal, parecida como la había recibido, se sonrió algo nerviosa, sin saber que más decir.

»Phillipe me dice que su hermana pequeña es buena ¿te animas? -Ellie lo miró, al parecer también hablaban de ella.

-Después no te quejes. -Expresó juguetona y él le mostró un espacio vacío junto con un control.

Ellie se sentó a su lado y miró al televisor, le dijo que en esa ocasión pondría el juego en línea y no le vio problema, ella había jugado con su hermano de esa forma, él era quien le había enseñado.

-Unos amigos se unieron, ¿te molesta? -Ellie negó.

-Puedo con ellos, también. -Lo miró suficiente, podía llegar a ser competitiva.

-Vaya el angelito saca sus uñas, que divertido.

-No te rías mucho.

Patrick la miró de forma intensa y el sonido de juego los distrajo, uno de sus amigos comenzó a hablar tonterías y chorradas, así que él se aclaró la garganta.

-Jhon, nada de groserías delante de las señoritas.

-Cabrón ¿ya te percibes como mujer? Creí que te gustaban las va…

-Jhon, cierra la boca la hermana de Phillipe está aquí.

-Oh, disculpe señorita.

-No hay problema.

Estaba acostumbrada a los amigos de su hermano y sabía que los chicos cuando jugaban tendían a ponerse algo pesados. El chico solo emitió un sonido y finalmente escuchó dos voces más, pero no dijeron nada acerca de ella, simplemente iniciaron la partida, era un juego llamado Warface, había jugado una versión más vieja con su hermano, pero entendía en general la temática.

Eligió un avatar de una chica, con un tutú rosa, escuchó burlas de los que no sabía que ella era una chica por lo femenino, no dijo nada y simplemente dejó iniciar la partida, no se consideraba la mejor, pero había pasado tiempo con su hermano jugando, le decía que le ayudaba a fortalecer sus dedos, -cosa que dudaba-pero se divertía y realmente le gustaba pasar tiempo con él, tenían una diferencia grande de edad,.por eso era difícil de encontrar cosas en común.

Cuando mató al primero de ellos escuchó un grito de asombro, decían que era suerte e incluso se burlaron del chico que se llamaba Luca, Patrick solo la había mirado de reojo, pero no sé había unido a los comentarios, sobre todo cuando él fue otra de sus víctimas. Al final no pudo decir que salió invicta, pero sí que al menos había logrado hacer headshot con cada uno. Dejó el control de lado cuando la partida terminó y notó que Patrick apagó el micro aún cuando sus amigos hablaban y preguntaban de quién se trataba.

-Vaya Phillipe supo enseñarte.

-Si, es un buen profesor y nos gustaba pasar tiempo juntos. -Patrick asintió.

-Cuando quieras podemos pasar tiempo juntos.

-¿Jugando? -Ellie preguntó de forma inocente y lo vio relamer sus labios y asentir.

-O lo que quieras pequeña. -Hizo una corta pausa-¿Tienes hambre? -Ellie asintió.

-Qué te parece si te invito a comer, ya sabes cómo agradecimiento por… Tenerme en tu casa.

-Wow, una invitación, me apunto.

Ambos decidieron ir a cambiarse y aprovechó que era verano para ponerse un vestido corto y ajustado, le gustaban mucho, porque sus piernas se veían muy bonitas, al igual que su pequeña cintura. Se puso un moño en su rubia cabellera y un poco de maquillaje nada exagerado, algo de perfume y estaba lista para salir.

Notó que Patrick la esperaba en la sala, la miró con una sonrisa y estiró su mano, él tenía una camisa negra con un pantalón drill beige, las mangas estaban dobladas y podía notar sus grandes brazos.

-Estás hermosa Ellie. -Él la observó hipnotizado y ella le sonrió.

-Tú también… Es decir no hermosa, solo muy guapo. -Patrick se rió a carcajadas.

-Está bien, entendí el punto.

Patrick estiró su mano y acomodó un mechón desordenado, era más rubio que el resto tanto que se veía blanco, Ellie se tenso, pero le agradó ese leve toque, su estómago se contrajo, el chico que le había gustado por años estaba frente a ella y le había dicho que estaba hermosa.

Ambos salieron hablando del juego, él le decía que tenían que repetir y ella como tonta había asentido, podía oler su perfume y era delicioso. Le dijo que como vivía en una zona tan céntrica era mejor ir a pie, ya que conseguir aparcar el auto sería una tortura, no le vio problema y simplemente dejó que él la guiará a un restaurante que resultó ser de pizza.

-¿Te molesta si comemos pizza?-Ellie negó.

-No, no le molesta. -Patrick sonrió complacido y la invitó a entrar, al parecer ya lo conocían pues le dieron un saludo caluroso y le dijeron que si la misma mesa de siempre.

Los acomodaron en una mesa en la pequeña terraza que tenía el local, estaba lleno de vegetación y luces que lo hacían parecer mágico, Patrick había pedido una pizza diávola para él y ella una Capricciosa, el hombre se fue y Patrick le sonrió.

-Vengo seguido, me gusta la sazón de Vitorio.

-¿Siempre pides lo mismo?

-A veces pido la marinara, cuatro estaciones, funghi, pero hoy quería picante.

Ellie se puso roja y asintió.

-Entonces podría decir que por mi elección soy una Capricciosa.

Patrick se rió y la miró coqueto.

-¿Lo eres? ¿Eres caprichosa?

-A veces… -Se mordió el labio.

Patrick sonrió y le miró los labios por unos segundos, parauego dirigir su vista al plato.

-Bueno pequeña caprichosa, come.

Ellie se sonrió y comenzó a partir un pedazo de su pizza, olía exquisito y la verdad es que tenía hambre, Patrick también comenzó a comer y notaron que llegó otra pizza que no habían pedido, según el camarero era cortesía de la casa y Patrick se notó contento.

Lo vio partir un pedazo de su pizza con sus manos y le ofreció, Ellie se sonrió y abrió su boca recibiendo el bocado, estaba deliciosa y picante, lo miró pícara y lo imitó, él también recibió y nadie pensaría que comía junto a un rudo militar.

-Pequeña glotona.

-Me gusta comer.

Ambos se miraron por un rato y finalmente reanudaron la cena, la distancia que había entre ellos parecía haberse acortado y parecían viejos amigos que disfrutaban de su salida, era extraño, jamás pensó tener tal cercanía con Patrick sobre todo las miradas furtivas que ambos se lanzaban.

Finalmente salieron del restaurante y él le dijo que la llevaría a conocer un poco de Upper East Side, le dijo que irían por Madison avenue y ella aceptó encantada, era agradable caminar al lado de él mientras le contaba cosas curiosas de cada parada.

-Llevas mucho aquí, ¿te gusta?

-Bueno uno se acostumbra a las ratas gigantes que se pasean por el lugar.

-¿Ratas? -Ellie lo miró aterrada y la mirada de Patrick estaba en el andén ella se giró y pudo notar un par de ellas cerca de una bolsa de residuos.

Emitió un grito y se tiró hacia él quien la tomó en brazos, su cara quedó muy cerca a la de él, le tenía pavor a las ratas y más si eran tan grandes, su corazón se aceleró.

-Tranquila, no te harán nada. -Patrick le habló dulce y ella asintió, pero sus ojos seguían temerosos.

Lentamente sus rostros comenzaron a juntarse y pudo sentir levemente los labios de él, el tema de las ratas pasó a segundo plano, solamente pensaba ese ese leve roce, en Patrick su crush.

¡Quiero paz!

Sus alientos podían sentirse, estuvieron un breve instante muy cerca, hasta que ella se llamó al orden y se alejó un poco, él no parecía molesto, pero igual la expresión de seriedad que tenía lo hacía ver muy pensativo.

-Discúlpame, sólo me aterran un poco las ratas.

-Ah, si las ratas. -Ellie asintió y y comenzó a incorporarse.

-¿Por qué hay tantas?

-Yo creo que es porque hay mayor disponibilidad de alimentos, por la calles. -Ellie apretó sus labios y pensó en porqué no se hacía control de plagas, pero de inmediato se sintió mal por los animales.

-Pensé algo horrible, en que todo acabaría si hicieran control de plagas, pero es tan injusto pensar en lastimar a otro ser vivo solo porque me dan miedo.

Los labios de Patrick se curvaron y lentamente se acercó a ella acariciando su mejilla, nuevamente los ojos de ambos se quedaron fijos, perdidos, con esa electricidad que comenzaba a formarse, Ellie podía sentir su estómago contraerse de los nervios, relamió su labio inferior y cortó el contacto.

-De 1347 a 1350 la peste bubónica mató a muchas personas, las ratas fueron las culpables…

Los ojos azules de Ellie se giraron a él y en ese momento le sonrió, era tan lindo de parte de él, confortarla de esa manera.

-Es muy lindo de tu parte… Hacerme sentir menos culpable.

-Tu eres la linda, Ellie.

Se sonrieron y comenzaron a caminar un poquito más relajada, la mano de Patrick rodeaba su cintura y era una sensación una, sus ojos brillaban y no podía dejar de curvarse en una linda sonrisa. Él seguía mostrándole New York, pero simplemente le veía las expresiones de asombro, risa e incluso esa mirada profunda que por momentos le dedicaba y le hacía sonrojar.

Finalmente llegaron a la casa, estaba muy tarde, tanto que descartó por completo la práctica y eso era nuevo en ella, que pasaba varias horas al día delante de un piano, pero no importaba, ella había disfrutado junto a Patrick y podría decir que era mejor su práctica.

-Gracias por la invitación -Patrick se acercó y le dió un beso en su mejilla.

-Gracias a ti, por recibirme en tu casa.

Sus miradas parecían atraídas por un imán, porque aunque uno de los dos tenía que despedirse seguían ahí, estáticos, ella con unas ganas locas de besarlo y tocar su cabello castaño oscuro, lentamente la distancia entre ambos comenzó acortarse y finalmente sus labios se unieron en un beso, era profundo, llenos de ganas y demasiado sensual, para Ellie era el primero, pero no se lo diría había practicado frente al espejo como para responder, además sabía que él debía tener experiencia, aunque en casa no le conocían novias.

Una vez se detuvieron sus respiraciones estaban aceleradas, él la miraba extraño, con culpa y con una de sus manos alisó su cabello, mojando sus labios con la lengua, Ellie se sintió mal, porque pensaba que era ella quien había hecho algo malo y ahora … ¿Qué pasaría?

-Ellie, yo lo siento, fue atrevido de mi parte, no quiero hacerte sentir incómoda, pienses cosas erróneas…

Ellie lo miró sin comprender, a qué se refería con cosas “erróneas” de que ella no le gustaba ¿y por eso la había besado? Se sintió fuera de lugar y algo tonta.

-Oye no pasa nada, yo también participé y no voy a pensar cosas erróneas.

Patrick intentó acercarse y finalmente desistió, su rostro estaba desencantado, parecía arrepentido y eso a Ellie le dolía demasiado tanto que se obligó a sonreír.

»Entonces yo me iré a descansar, gracias por la compañía.

Sin esperar a que el contestará camino a su habitación y al cerrar la puerta su labio tembló levemente, se sentía muy tonta, pensó que le gustaba a Patrick, que sentía la misma atracción, pero definitivamente solo eran supuestos de ella y dolía.

Al día siguiente salió muy temprano no quería verlo, iría a un salón de práctica, finalmente estaba ahí por el sueño de ser la mejor pianista, no debía caer en la tristeza solo porque el beso entre Patrick y ella había sido un error.

Llegó con sus partituras, buscando un salón de práctica, le habían explicado que a veces debían reservarlos, pero habían unos que podían usarse si estaban vacíos y esperaba encontrar uno disponible, porque no quería volver a la casa de Patrick al menos hasta que él se fuese a su trabajo.

Nuevamente, miró en la cartelera de anuncios y notó que habían dos salones disponibles lo cual era perfecto, se fue a una especie de recepción en dónde pidió el pase de acceso y finalmente tomó las escaleras hasta el tercer piso, tenía buen estado físico, tener ambos padres y un hermano militares tenía sus ventajas, sus vacaciones solían ser de supervivencia más que descanso.

Así que a pesar de su frágil apariencia no se consideraba una mujer débil, sabía cosas básicas de defensa y vida en el campo abierto, pero prefería los stilettos y el rosa en su ropa, la música clásica y la ópera, por algo había elegido la música, aunque para su padre fuese una pérdida de tiempo.

Finalmente estuvo en el salón de práctica 301 y dejó sus cosas a un costado, sacó la partitura que prácticaba y se acomodó frente al piano de cola, tocar era una vía de escape, le gustaba crear esos sonidos que por años eran las insignias de la música clásica.

Tocaba Schubert, la practica no significaba una obligación, el piano y la música era su vida, la había acompañado en muchos momentos de soledad y era ahí cuando las ventajas de tener una familia militar se esfumaban, creció la mayor parte de su vida con Nanas, con su abuela o incluso tía, para cuando cumplió quince permanecía sola en casa y sus padres y hermano se turnaban para sacar permiso e ir a verla de manera continua.

No se creía autosuficiente, pero le había tocado serlo, recordaba alegrarse mucho al verlos llegar y llorar demasiado al verlos partir, hasta que con el tiempo pudo asimilar las dos cosas, así que cuando les dijo que quería mudarse a New York a pesar de que los vería aún menos no lo pensó mucho, aunque para ellos fue distinto.

La puerta se abrió y Ellie dejó de tocar, un chico de cabello castaño claro y ojos color avellana la quedó mirando fijamente desde la puerta, ella no sabía que decirle, al menos que dijera algo sería lindo.

-¿Este es el salón 301? -Ellie asintió.-Yo ya lo había reservado. -Él chico no se veía altivo, pero a ella le daba la impresión de que esperaba que se fuera, pero definitivamente no lo haría.

-No me dijeron eso cuando me lo dieron hace más de media hora.

-Seguro Linda se equivocó, pero siempre reservo este salón.

-Pues te tocará usar otro hoy, yo estoy acá. -Ellie afirmó su voz al notar la insistencia del chico.

-Entonces que dices belleza, te llevo a cenar. -Ellie arrugó su cara.

-¿Tanto quiere este salón?

-Bueno, si me lo vas a dar a cambio de nada mejor.

-Pues no, estoy ensayando y me quitas tiempo.

El chico la miró pensativo y en vez de salir entero y cerró la puerta tras él, se acercó y la escaneo detenidamente y se quedó por escasos minutos tanto se sus pechos como en sus piernas, no tenía que ser adivina para saber que le gustaban, era uno de sus fuertes y por algo no era tímida al momento de usar minifaldas, como la que tenía en ese instante.

-Practiquemos juntos.

-No.

-Vamos.

El chico le sonrió y notó un par de hoyuelos, era bastante atractivo, pero desagradable, así que dejó de mirarlo y se concentró en el piano, no iba a perder tiempo con él y su tonto pedido, porque solamente se le apetecía tocar en esa sala.

Nuevamente la puerta se abrió y en esa ocasión llegó una chica de cabello castaño y ojos cafés, era muy bella, sus labios eran carnosos y su nariz respingada, su cuerpo también era armonioso, la miró a ella altiva y luego su mirada se posó en el chico de ojos amarillos.

-Entonces dizque practicabas, pero en cambio estás acompañado de quien sabe quién.

-Layla, no es lo que parece.

-Eso ya lo he escuchado antes y siempre es lo que parece.

Ellie se levantó, si era otra estrategia para sacarla del salón de ensayos, lo había conseguido, porque no estaba interesada en el drama de ese par, recogió sus partituras y las guardó con las otras que llevaba en su bolso y se dispuso a salir.

-Tú no te vas. -La chica intentó asirla, pero Ellie en un movimiento rápido no se dejó tocar.

-No me toques, no tengo nada que ver con ustedes-Se giró al chico- y si este número fue para sacarme del salón, bravo, les salió perfecto, me aburrí. -Sonrió, delicada y acomodó su cabello de forma elegante-que tengan una linda tarde.

No esperó una respuesta y se dirigió a las escaleras, definitivamente no había conseguido la calma que deseaba, debía volver a la casa de Patrick, quizás no lo vería y eso quería, así que para minimizar el encuentro comió por fuera en un restaurante de asados y se pidió un corte con guarnición, le gustaba ya que sus padres solían hacer asados cada que iban a casa.

Trató de hacer tiempo, pero al no tener amigos o conocer muy bien el lugar tuvo que regresar, buscó las llaves y se dió cuenta que por salir a prisa las olvidó y se maldijo porque si o si debía él estar dentro, tocó y esperó un poco y después de unos minutos la puerta se abrió, pero en vez de Patrick hacía un chico de cabello rubio medio, mandíbula cuadrada y ojos azul verdoso.

Ellie miró el número de apartamento porque creyó que se había equivocado de lugar, pero el chico en cambio la miró de arriba abajo y soltó un ruido con su boca.

-Ellie eres preciosa, creí que eras un adefesio. -Ella lo miró asustada y el chico sonrió.

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