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DOCTORA JOHNSON... LADRONA DE CORAZONES

Que paso después de la fiesta...

Los que han leído la historia de mis padres, saben quién soy. Si, soy Priscila Johnson. Aunque no fué el apellido con el que nací, es el apellido que más amor, apoyo, comprensión y fe me han dado.

Les cuento que nací siendo Priscila Alves. Mi padre fué un padre ausente. Todo estaba antes que mi madre, mis hermanos y yo. Pensaba que con ponernos clases de todo tipo nos entretendría y de esa manera no pediríamos tiempo con el. Inglés, Ballet, natación, son algunas de las cosas que usó para que tanto Felipe como yo estuviésemos distraídos. Mi madre es la mejor mujer del mundo. Jamás nos abandonó aún cuando ella también trabajó. Ya después del nacimiento de mi pioja Paola quien es mi hermanita menor de ese matrimonio, se quedó en casa con nosotros. Lo único que puedo agradecerle a ese señor, son mis hermanos y el habernos hecho aprender inglés desde muy niños. Del resto nada más que pueda decir bueno de el.

Su señora madre cuando él murió, nos despreció y nos humilló al punto de decir que nosotros éramos unos bastardos. Allí cambiamos nuestro apellido al de mi madre Ferreira. Estuvimos unos 2 años usando ese apellido. Nos mudamos a los Estados Unidos y esa fué la mejor decisión que mi madre pudo tomar en su vida. Allí fué donde conoció a mi héroe. A mi papi Chad. Un hombre súper protector, amable, tierno, generoso, criado por 2 hombres excepcionales. Mis abuelos Nate y el Tito Brandon. Para describirlos a ellos, las palabras me faltan. Son lo mejor de lo mejor. Mi tía Leah es ¿como decirlo? Pues... Lo más cercano a mi mejor amiga. Tengo otra amiga. Su nombre es Mía Edwards.

Ella es la hermana de quién era, es y será para siempre el amor de mi vida. Pero ¿recuerdan que en la historia de mis padres nos dimos un beso? Ese fue mi primer beso, un beso que me llevó al cielo y me trajo de vuelta. Él me pidió que fuéramos novios y pues el trato que hicimos fue mantener esa relación en secreto para que mi papá no se pusiera como loco. Ya Maximilian me había dicho que mi papá y los tíos Andrew y Alexey lo habían estado mirando como para matarlo.

Luego de la fiesta, manteníamos la distancia frente a todos, pero cada que podíamos, nos escapábamos a un lugar especial, el tejado de la casa de los abuelos y nos poníamos a mirar las estrellas, a hablar por horas de nuestros sueños. En realidad Max, perdón Maximilian no quería administrar las empresas de su padre. Él quería ser ingeniero naval. Le apasionan los barcos, tiene unos modelos súper novedosos que están guardados dónde nadie los ve porque no ha sido capaz de "defraudar" a su papá. La tía Haley sabe de eso y aunque ha intentado hacer que su marido entre en razón, no lo ha logrado porque Maximilian no le ha llevado la contraria nunca.

La cosa es que después de que pensé que estaba en el cielo, Él mismo me bajó al infierno. En 3 meses habíamos hablado tanto, conversado de una manera única... Yo le decía amor y el me decia mi bebé o mi pequeña, las conversaciones era por horas y horas... 3 meses antes de que terminara mi último año del colegio, Mía también estaba terminando, nos fuimos por los vestidos, iríamos despampanantes, y se suponía que él me llevaría al baile, sería mi cita, estaba dispuesta a entregarle mi primera vez a él esa noche, de verdad, sentía que él iba a ser mi gran amor, uno de esos grandes amores como los de la tía Hannah y el tío Bastian, o el de mis abuelos, o incluso el de mis padres.

Pero esa noche, antes de ir al baile, cuando ya estaba esperando por él, (aún con las malas caras de mi papá cuando supo que él sería mi cita) una limusina llegó, pero no era él, era Mía con otras chicas, ella disculpó a su hermano diciendo que su papá lo había llamado justo antes de salir porque que tenía algo muy importante que hablar con él. Casi ni disfruté de la fiesta mirando a cada momento en dirección a la puerta. Hasta que por fin llegó como a las 10 de la noche, pero con apenas verlo, supe que había algo que no andaba bien con él... Su rostro parecía estar endurecido y sus ojos azules se veían vacíos. Me sonrió forzadamente miró a Mía quien le devolvió una mirada preocupada y ella salió primero. Luego, nos fuimos en su auto. Me llevó a un lugar calmado que había entre mi casa y el colegio. Sé que este es probablemente el peor momento para decirte esto, pero no puedo callar esto que me está consumiendo por dentro. Necesito decirlo o me voy a morir.

Mi preocupación se elevó por los cielos inmediatamente. ¿Qué tienes Max? Mírame -Dije esa vez casi implorando- Dime amor... ¿Qué tienes? Mi bebé, mi bebé, mi bebé... -Dijo cada frase con la voz más quebrada en cada pronunciación- Te tengo que dejar. ¿Vas a viajar? -Pregunté tontamente- Él solamente me agarró la cara entre sus manos y me besó. Un beso en el que sentí que su alma se estaba saliendo de su cuerpo. Me miró a los ojos y los suyos ya tenían agua en ellos. Mi pequeña, debo casarme con otra mujer. Ya la boda está organizada y no puedo decir que no. No tienes idea de cómo me parte el alma todo esto. Te juro que nadie más en el mundo podrá tener mi amor porque es TODO tuyo. Te juro que jamás haré votos con nadie, porque a la única persona que yo alguna vez le juraré mi amor y mi lealtad será a ti. La única dueña de mi corazón eres y serás por siempre tú...

Esas palabras me dejaron aturdida, yo nunca había sentido nada tan doloroso como eso. Ni la muerte de mi progenitor me dolió de la forma en la que esas malditas palabras me dolieron. Mis ojos se llenaron de agua y contuve mis lágrimas. Respiré y le pregunté. ¿Alguna novia del pasado? ¿Qué? Jamás... Te dije que jamás había tenido una novia como tal. Todas eran para pasar el rato. Ninguna lleno mi vida y mi mente como lo hiciste tú. Te juro Priscila que a nadie he amado como te amo a ti. -Habló agarrando mis manos como si su vida dependiera de ello-

Lentamente, fui quitando mis manos de su agarré. Entiendo -Dije- Pero me amas tanto ¿qué te tienes que casar con otra? Repliqué con amargura. NO SOY YO entiéndelo. Mi papá es de una familia noble del Reino Unido y ahora resulta que hay que mantener algo de la línea de sangre y pues al yo ser el hijo mayor, debo casarme con una chica que también es de una familia de la nobleza. ¡Pero tu papá renunció al maldito título noble! -Grité enfurecida y sin poder evitar las lágrimas que ya caían- ¡No creas que no le reclamé lo mismo a mi padre! Pero según él, aunque él haya renunciado, aún hay deberes que él debe cumplir quiera o no quiera y ya él no es una opción viable para cumplir con ese deber.

No era capaz de sentir mi cuerpo. Lo único que sentía era una furia recorrerme de pie a cabeza. Llévame a mi casa y desde este momento no quiero nada que tenga que ver contigo. Por el contrario, te deseo suerte y que cumplas muy bien con tu deber de noble. Conde Edwards. Hice una reverencia. Me iba a subir al auto, pero no sé cómo hizo para volar desde donde estaba para pararse frente a mí JAMÁS he querido o deseado esto. Hasta esta noche planeaba mi futuro a tu lado, apoyándote y estando contigo en cada pasó y cuando Mía se graduara, entregarle la empresa a ella y comenzar a cumplir mi sueño a tu lado. Entiéndeme pequeña... La única que me importa en el maldito e injusto mundo eres TÚ.

Otro beso cayó en mis labios y sentía como todo su enorme cuerpo temblaba pegado al mío. Abrí mis ojos y lágrimas gruesas caían de sus ojos mientras me besaba.

Maximilian...

Estoy emocionado... Hoy voy a llevar a mi pequeña a su baile de graduación. Mía me dice que su vestido está espectacular. Me muero por verla, por sacarla a bailar y que todos esos mocosos de su colegio se mueran de la envidia al ver que la chica más hermosa de todo el colegio es MÍA. Lo que siento por Priscila es único. Jamás había tenido ésta conexión con nadie más. Las horas parecen minutos cuando hablamos. A pesar de que es tan solo una pequeña de 15 años es mucho más madura que la mayoría de mujeres que conozco. Con razón papá se casó con mi mamá. Que es como 15 años menor que él. Pero creo que ambos encontramos la mujer perfecta entre el montón de jovencitas.

Estoy preparándome para esta noche. Me fuí a la barbería, me hice el corte de cabello favorito de ella. Me vestí con un traje que se que le encanta porque me lo ha dicho las veces anteriores que lo he usado y voy casi todo de negro. La pajarita es como un color Borgoña que según mía es de los mismos detalles de su vestido. Ella la trajo para mí. Compré la flor que se le coloca a la cita en la muñeca. Me aplico su perfume favorito, me miró al espejo y con una radiante sonrisa, salgo de mi habitación, voy a la de mi hermana quien inmediatamente comienza a molestarme. Si así es para su fiesta de promoción... No me quiero imaginar para la boda. Comenzamos a reír y yo le contesto... Para la boda dormiré en su auto para que no tenga como escapar a ninguna parte. A mi mi pequeña no se me escapa... Seguimos riendo mientras bajamos las escaleras.

De pronto cuando ya estoy por salir de la casa con Mía, mi padre me llama a su despacho. Maaaax. Dice con su marcado acento británico y yo le contesto Pa, voy saliendo, ¿podemos hablar cuando regrese? Mi pequeña me está esperando. Su respuesta no me la esperaba cuando con bastante carácter me habló desde la puerta de su despacho No, debe ser ahora. Me preocupo, papá no es de interrumpir mis salidas ni mucho menos. Miro a Mía y le digo: Ve en la limusina por ella. Yo las alcanzo allá. Le tomas muchas fotos apenas salga. En respuesta me guiña el ojo y sale. Me dirijo hasta mi padre y al entrar, siento que nada de esto terminará bien, o al menos no para mí.

Entro y está un señor que reconozco como un vizconde de Boyle y su esposa junto a su hija. Esperándonos. A ella la reconozco de la universidad. Era una solapada. Siempre consiguió lo que quiso usando todas las artimañas e influencias de su papá. Jamás estuvo en mi lista de conocidos porque jamás me ha gustado su forma de creerse más que los demás. Mi madre también está sentada en el lugar. Vio el ramillete que llevaba para la mano de mi pequeña y una mirada triste se posó sobre mí. Bajó la cabeza y luego la subió para mirar de la manera más triste y demoledora a mi padre. Este bajó su mirada y volvió a mirar a la familia que estaba frente a nosotros. Bueno, hemos venido hasta aquí para exigirles como parte de la nobleza que continuemos con el linaje real. Si bien es cierto jamás llegaremos a ser parte de la casa real, los linajes deben continuar. Entiendes esto ¿no es así Maxwell? Mi cerebro aún no ha captado bien lo que están hablando. ¿Exigir? ¿Continuar el linaje? Miro a mi padre esperando a ver qué es lo que va a decir, y está como en blanco.

Pero hay otros del linaje que aún permanecen con el título, yo decliné de él hace mucho tiempo. ¿Por qué nosotros? Preguntó mi padre. Verás mi nena estudió con tu hijo en Oxford y pues ella quedó prendada de él. Así que como sabes aun cuando hayas declinado hay obligaciones que debes cumplir. Así matamos 2 pájaros de un solo tiro. Admitió el viejo verde sentado frente a mí, y que miraba a mi madre de una forma libidinosa. NO. Dije ya bastante molesto con la situación. Yo no me voy a hacer nada por ningún linaje ni por ninguna obligación. Yo me reúso absolutamente y sin ninguna duda. Papá sabes que tengo novia y que la amo. No me puedes obligar a hacer esto.

Yo terminé de hablar y estaba por salir de allí, cuando la mujercita esa se levantó, caminó hacia mí y me dijo con ese asqueroso tono británico que tanto odio en las mujeres. Es que no es una opción... Aquí no decides tú. Decide el título que tiene tu padre. Así que dile a tu noviecita que se vaya despidiendo de esa relación. O se lo tendré que decir yo y no será por las buenas. Porque te informo que con quién te vas a casar es conmigo, y me vas a dar un hijo para seguir con el linaje. Les juro que no le di un puñetazo porque es una mujer. Miré a mi padre y él me miró a mí como sin saber qué hacer. Y no mires así a tu papito, que él no puede hacer nada tampoco o contara con el repudio de su propio país. Habló el viejo verde. Tanto mi madre como la esposa del vizconde estaban calladas. Pensativas.

La boda se realizará dentro de 6 meses. De esa forma nos dará tiempo de organizar todo como la realeza lo manda y ordena. Yo me quedé allí como de piedra viendo todo sin poder creer nada. Cuando vi que la mujer esa venía hacia mí, me quité, pero de nada me sirvió, porque caminó de igual manera a dónde estaba y quiso darme un beso, pero la esquivé. Sonrió y me dijo con todo el descaro habido y por haber No importa que no me ames ahorita. De todas formas después de que estemos casados y me pruebes en la cama, verás lo que es una verdadera mujer. Sus palabras me dieron asco y repulsión. Jamás me voy a acostar contigo. Jamás vas a ser mi esposa y aun cuando me obliguen las malditas leyes británicas, jamás, JAMÁS tendrás ni tan siquiera mi atención. Así que JODETE. Casi pude ver el humo salir por sus orejas, pero caminé hasta donde estaban mis padres. La mujer del vizconde se levantó, hizo una reverencia y salió detrás de los otros 2 que me parece que tratan a un mueble mejor que a ella.

Papá tienes que hacer algo. YO AMO A PRISCILA Y ES CON ELLA CON QUIEN ME VOY A CASAR Y A TENER HIJOS. CON NADIE MÁS. Hablé exaltado. Los nervios estaban jugando conmigo. No me podía quedar tranquilo. El tono con el que habló respecto a mi bebé me dio pánico. ¿Le pueden hacer algo a ella? Hijo, no podemos hacer nada. Deberás casarte con ella y darle un hijo. Ese es nuestro deber como parte de la realeza británica.

¡MALDITA SEA PAPÁ! ¡MALDITO LINAJE REAL, MALDITO SEA EL REINO UNIDO! terminé de gritarle a mi padre por primera vez en mis 21 años y con ésto quebré un cenicero de cristal que estaba sobre su escritorio. Salí de ese lugar, entré a mi auto y conduje como un loco hasta un lugar en el que me pude parquear y ahí dentro de mi auto lloré y grité de dolor como loco...

Plan...

Haley...

Ver a mi hijo gritarle por primera vez a su papá en 21 años, me hace ver cuán importante es Priscila para mi hijo. Dejé que él se expresara, dejé que Maxwell se quedará de piedra sin reaccionar un momento, y cuando ya por fin medio entró en razón y me miró, inmediatamente le di una bofetada. Primera vez en la vida también que hago algo así... Pero la rabia y el dolor de ver a mi hijo como una fiera enjaulada y herida, me sobrepasó. ¡Hey! Eso ¿por qué fue? ¿Qué te hice yo para que me hagas esto? Me cuestionó inmediatamente Max con ese acento (que para mí es tan sexy) británico que tiene...

¡Eso fue por permitirle a esas personas ajenas y extrañas a nuestra familia que viniesen aquí a insultarnos y amenazarnos! ¿Cómo se te ocurre permitirle a ese hombre amenazar a nuestro hijo aquí? ¿Es que esto es Reino Unido o que carajos? Mi esposo me miraba como si me hubiesen salido 2 cabezas más. Escúchame bien Maxwell Edwards... Más te vale encontrar una manera de librar a mi hijo de esa estupidez de la que esa gente está hablando. O lo haces o el mismo día que mi hijo se esté casando tú y yo nos divorciamos y NUNCA, escúchame bien, NUNCA me vuelves a ver en tu vida.

Mis palabras fueron como un puñal para ese hombre. Sus ojos se abrieron como platos y de inmediato se le aguaron. Mi reina jamás en tu vida me habías dicho nada de eso. ¿Por qué? ¿Me quieres matar? Sabes que sin ti me moriría. Haley eres la razón por la que me levanto todos días de mi vida. ¿Qué haría yo sin ti mi amor? Habló casi en un ataque de pánico. Lo miré directamente a los ojos y le dije Eso y aún más intenso es lo que siente tu hijo por Priscila... ¿Le arrancarías un amor bonito, asi como el nuestro de las manos a él? Pareciese que en su cerebro algo hizo click y con los ojos MUY abiertos, me respondió: Jamás amor, jamás le arrancaría eso de las manos a mi príncipe. Mis hijos son el fruto del amor tan grande que nos tenemos tú y yo mi reina.

Le tomé el rostro entre mis manos y le dije: Vinieron hasta aquí y nos faltaron el respeto, vinieron a amenazarnos en NUESTRA PROPIA CASA, teniendo un título más bajo que el tuyo. No sé tú, pero lo que soy yo, pienso cobrarme esta falta de respeto. Asintió con su cabeza y el silencio nos envolvió. Me abrazó y me tenía presa en su abrazo, sabía que tenía pánico por mis duras palabras, pero no me importaba, de alguna manera tenía que hacerlo entrar en razón. De repente dijo Ya sé... ¡Ya sé lo que voy a hacer! Lo miré como si un bicho lo hubiese picado. Mi amor yo decliné al título, pero no lo he rechazado completamente. Así que iré a Londres mañana mismo y gestionaré todo para renunciar definitivamente a ese título que no ha hecho nada más que estorbar en mi familia.

Lo abracé y besé. Sabía que encontrarías la mejor solución para la felicidad de nuestros hijos, de tu hijo. Dije aliviada. Ahora fue el quién tomó mi rostro entre sus manos y me miró fijamente. JAMÁS vuelvas a tan siquiera mencionar que me vas a dejar. Esa palabra está prohibida entre nosotros. Sé que puedo ser medio tarado para algunas cosas, pero si me lo dices de frente, mirándome a los ojos, sé que lo voy a entender. ¿Estamos? Sonreí como tonta y bajé la mirada. Si mi Lord. Respondí con picardía. Una nalgada aterrizó sobre mi trasero y nos reímos ambos. No vuelvas a permitir que alguien venga a intimidarnos de esa manera. Respondí ya un poco más seria. Lo prometo mi Lady. Respondió y ahora él fue quien recibió la nalgada.

Me fui a dormir sabiendo que mañana será un mejor día para mi bebé.

...****************...

Maximilian...

Llegué a la fiesta con el ramillete que llevaba para ella todo triste y marchito. Creo que las pobres flores terminaron chupándose mi mala energía. Llegué a la fiesta y la vi a lo lejos... Estaba mirando en mi dirección y sus ojos brillaron al verme. Lucía más que radiante, se veía como una diosa. Nada se compara a sus 15 años, pero si puedo decir que era sin lugar a dudas, la más hermosa del lugar, del mundo, del universo entero. El corazón se me hundió con la sola y mera idea de que esa hermosa mujer, mi bebé, mi pequeña ya no iba a ser mi esposa. Intenté sonreír, pero supongo que se vio más como una mueca que como una sonrisa.

Y ¿como sonreír si sabes que el amor de tu vida, la mujer que tiene tu corazón en sus manos no será tu esposa porque por las malditas leyes de la realeza, ahora yo debo cumplir con un maldito deber de un maldito código que no es ni tan siquiera de mi maldito país? Sí... Es una maldición para mí. Me está separando de ella. Me está quitando la oportunidad de ser feliz con la mujer de mi vida, con quién es mucho más de lo que yo tan siquiera pude haber imaginado. Mis ojos escuecen por las ganas de llorar que tengo. Ella que es después de mi mamá quien me puede leer con tan solo mirarme, me agarró del brazo y salimos de allí. Mía sabía que algo no andaba bien. Ya después hablaré con ella, pero por el momento, necesito estar a solas con mi bebé. Salimos de allí en silencio. La llevaba agarrada de la mano y creo que debo haberla apretado muy fuerte porque me pasaba los dedos en forma circular en el dorso de mi mano.

Cuando estuvimos en el mismo lugar en el que me detuve antes de buscarla, comencé a decirle todo cuanto me había pasado. ¿Alguna novia del pasado? -Preguntó, cosa que me pareció hasta ridícula- ¿Qué? Jamás... Te dije que jamás había tenido una novia como tal. Todas eran para pasar el rato. Ninguna lleno mi vida y mi mente como lo hiciste tú. Te juro Priscila que a nadie he amado como te amo a ti. -Hablé agarrando sus manos como si tenerlas entre las mías me diera la satisfacción de saber que está aquí conmigo- Su reacción me hace saber cuánto la está lastimando el saber todo esto que me está pasando. Cuando dijo Conde Edwards, sentí ganas de vomitar. Iba a subirse al auto nuevamente, pero brinqué desde donde estaba, y la besé. Sentir sus labios es como una droga que me mantiene vivo, que me hace respirar.

Sí, puede que suene intenso, pero en este momento, siento que sinceramente ella es lo único que me da una razón para vivir. Sentir que vienen y te amenazan con que te tienes que casar porque si no una sarta de amenazas, es como si te estuviesen ahogando.

Luego de besarla apasionadamente y derramar lágrimas como el propio idiota, la subí al auto y cuando estaba a punto de entrar, una idea se me ocurrió. Me monté en mi auto, y arranqué. Pero lo hice en dirección opuesta a su casa. ¿A dónde vamos Maximilian Edwards? Preguntó con ese carácter tan jodidamente perfecto que tiene. VAMOS A IR A DONDE NADIE NOS INTERRUMPA Y PODAMOS SER FELICES.

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