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The Dark Sky: Los Dos Mundos

Prólogo

"A veces estamos tan ocupados para ver lo que hay más allá de nosotros".

Hace muchos años un pequeño pueblo más allá de la gran montaña nevada vivía en armonía. Todos disfrutaban de su paz y tranquilidad el cual bajo el reino de un gran rey ejemplar, era lo mejor.

Un día la gente se reunió en el gran castillo blanco para recibir el anuncio del nacimiento de quien heredaria el trono en un futuro. Todo el pueblo se llenó de jubiló y los gritos de alegría no faltaron.

Paso el tiempo y nació una pequeña niña de piel blanca y ojos plata, su cabello brillaba como el oro.

El rey y la reina organizaron una gran fiesta para celebrar el nacimiento de su pequeña hija, pero no todo era alegría y celebración ya que en lo más profundo del bosque un ejército se acercaba lentamente.

Al anochecer la fiesta seguía, pero el reino cayó bajo ataque por aquel ejército conformado por aquellas criaturas que fueron desterradas. El ejército era liderado por un general que usaba una máscara de hierro.

Los pobladores fueron sorprendidos por aquellas criaturas que sin dudarlo empezaron a matar a diestra y siniestra a quien se cruzará en su camino.

El rey al ver esto respondió el ataque mandando a sus tropas, pero era demasiado tarde. El ejército enemigo irrumpió en el castillo y se abrió pasó asesinando a cada uno de los invitados. Por su parte el rey llevo a su hija a una salida donde la dejo al cuidado de su fiel sirviente.

- Llévatela lejos - Le ordenó el rey.

- Pero señor ¿A dónde? - Respondió su sirviente.

- Lejos de este reino - Dijo el rey.

El sirviente escapó con la pequeña en brazos mientras el era interceptado por varios miembros del ejército enemigo y su general.

- Buenas noches su majestad - Dijo el general mientras hacía una reverencia.

- ¿Qué es lo que quieres? - Cuestiono el rey.

- Le traigo un mensaje de mi señor - Dijo el hombre.

- ¿Y cuál es? - Cuestionó el rey.

El general se acercó y le susurro al oído: "desde ahora usted deja de ser el rey ". Y acto seguido le corta el cuello con su daga. El rey cayó desangrándose mientras la reina entraba a la habitación quedando en shock por ver a su esposo muerto.

Pasó el tiempo y la oscuridad reinaba y de aquel hermoso pueblo ya no quedaba nada. Ahora los pobladores debían de pagar tributos al nuevo rey y si no lo hacían eran exiliados, encarcelados o ejecutados; estos castigos eran para los hombres de la familia, pero para las mujeres les esperaba una vida llena de abusos y violaciones.

Por otro lado el fiel sirviente logro escapar sin problemas, pero para no ser encontrados cruzó al único lugar donde nadie pensaría que estuviesen, escapó al mundo humano.

Ya en el mundo humano dejo a la pequeña en una casa hogar para el cuidado de ella, pero antes de irse le hizo una promesa. El sirviente le prometió que "al tener la edad adecuada regresaría por ella". Él la dejo y se marchó en medio de la oscuridad sin dar marcha atrás.

La Ladrona

El sonido de patrullas hacía eco en una tranquila y fría noche de invierno. Había una fuerte movilización ya que buscaban a un criminal que horas antes había robado varias tiendas de conveniencia. El criminal era escurridizo y lograba escapar entre las calles con facilidad sin dejar rastro alguno.

Las patrullas recorrían cada calle mientras que los oficiales a pie entraban en cada callejón, pero no había señales de aquel criminal, era como si la tierra lo hubiera devorado.

Mientras tanto en la oscuridad vigilaba alguien que seguía los pasos de aquel criminal y no tardó mucho para dar con el escondite de este mismo así que atacó sin perder un segundo más.

- ¿No sabes que robar es malo? - Dijo una chica de piel blanca, ojos plata y cabello castaño oscuro mientras caminaba de lo más obscuro del callejón.

- Eso es algo que no debe de importarte - Dijo el ladrón.

— Que mal educado eres, veo que tu mamá no te enseño modales — Respondió la chica con sarcasmo.

- Lárgate ahora si no quieres que te mate - Exclamó el hombre.

- Por favor, eso sería inútil de tu parte - Respondió ella.

El hombre harto tiró un golpe que la chica esquivo con gran facilidad. La chica sólo sonrió y sin previo aviso golpeo el estómago del hombre con su rodilla logrando que escupiera sangre, posteriormente golpeó con su misma rodilla la cara del hombre haciendo que cayera de espaldas y rompiendo su naríz.

- Te dije que era inútil - Dijo burlonamente - Y esto es mío - Agregó mientras tomaba varios fajos de billetes.

Un helicóptero sobrevolo aquella zona y alumbró el callejón dando así con aquel ladrón, pero también con alguien más buscado que ese hombre. Los oficiales llegaron al lugar y rodearon a la chica mientras que por la radio uno de ellos aviso a la jefatura de policía: "Dejen al objetivo anterior... tenemos al objetivo 072. Cambio".

— Deja el dinero y pon las manos en alto — Ordenó uno de los oficiales — Estás bajo arrestó por violar las leyes de esta ciudad, robo y por escapar de la prisión de la prisión juvenil — Agregó el oficial.

- Hola muchachos, me gustaría quedarme a charlar, pero ya llegó mi transporte - Dijo la chica mientras se agarraba de los tubos de un camión de basura que iba pasando.

La fugitiva escapó y los oficiales sin más remedio tuvieron que dejarla ir sin antes arrestar al ladrón que buscaban principalmente.

Aquella chica llegó a una zona apartada de la ciudad donde se encontraba gente en condiciones de calle. Camino hasta llegar a una pequeña casa algo descuidada.

- ¡Ya llegué abuela! - Gritó al entrar.

De fondo una anciana respondió con "¿Dónde estabas?"; la chica caminó a la habitación de la anciana que se encontraba en cama y con una sonrisa se acercó y beso la frente de aquella mujer.

- Estaba consiguiendo dinero - Respondió la mujer.

- ¿De nuevo robando? - Cuestionó la anciana.

- No abuela, digamos que... se lo quite a un ladrón de verdad - Respondió.

- Sabes que no me agrada que hagas eso... te puede pasar algo - Dijo la anciana con dificultad.

- Lo sé abuela, pero es la única manera en la que podemos sobrevivir y la única manera en la cual puedo conseguir tus medicamentos - Respondió la chica.

- Pero esa no es la forma - Respondió la anciana seguido de una tos incesante.

- Es mejor que duermas abuela - Dijo la chica.

La anciana tomo su medicamento y quedó dormida mientras que la chica se dirigía a la cocina para preparar algo de comer. En el camino iba discutiendo con ella misma en voz baja. «Sé que esa no es la forma, pero es lo único que esta maldita ciudad nos permite hacer a nosotros los marginados» decía mientras sacaba cosas del viejo refrigerador que tenía. «Sin ese dinero no hubiéramos sobrevivido, además es lo único que se hacer ya que por culpa de ese día tuve que dejar la escuela, aunque... lo merecía esa zorra» se seguía diciendo para si misma. Terminó de preparar algo de sopa y un poco de carne y se sentó a comer mientras observaba por la ventana las luces de la ciudad y el cielo con una luna brillante.

— Me hacen falta — Murmuró mientras miraba la luna.

Al terminar de comer se fue a su habitación y se tiró sobre la cama soltando un gran suspiro para después quedarse dormida.

Mientras dormía los recuerdos de aquel día la atormentaban en forma de pesadillas ya que aún después de tanto tiempo no había podido superar lo sucedido.

La chica soñaba con la escena de aquella vez: ella rodeada de tres chicas mientras era insultada y golpeada; después ella se encontraba en la cafetería encima de una de las chicas mientras los demás alumnos gritaban de horror y los profesores intentaban detenerla; por último se veía a ella bañada en sangre escapando de la escuela.

La chica despertó de golpe con la respiración agitada. Salió de la cama y caminó a la cocina para poder tomar un poco de agua y mientras estaba ahí unos ruidos se hicieron presentes algo que tomó de sorpresa a la chica, pero no le dio importancia. Dejo el vaso y se dispuso a ir a su habitación, pero un leve susurro la detuvo; el susurro lo sentía literalmente en su odio y le decía: "¿Dónde estás?.

La chica miraba a todas partes, pero no había nadie dentro ni fuera de su casa así que lo dejo pasar pensando que era fruta de su imaginación.

Robo Casi Perfecto

Un fuerte viento soplaba y ahí estaba ella, corriendo agitada y sin mirar atrás, los pasillos parecían un laberinto interminable. Ella seguía avanzando sin rumbo, sin dirección alguna; sentía que algo o alguien la perseguía, mas no la podía ver.

El sonido del tic tac hacía eco por todo el pasillo volviendo más paranoica a la chica; en el profundo silencio era agonizante escuchar las manecillas moviéndose lentamente.

Después de tanto caminar se topo con una pared de ladrillo negro que poco a poco empezó a destruirse y caer frente a ella sin razón alguna. Ella, intrigada entró en el enorme agujero que quedo y siguió caminando hasta llegar a un hermoso trono dorado, una luz blanca entraba por una ventana y daba justo al mismo invitando a la chica a sentarse, pero algo por dentro le decía que no lo hiciera.

— ¿Te gusta? — Preguntó una voz masculina.

La chica volteó a todos lados, pero no había nadie, era sólo ella y la obscuridad absoluta que rodeaba aquel trono.

— ¿Quieres sentarte? Adelante, puedes hacerlo — Dijo la voz.

La chica admiro aún más el trono y empezó a sentir el frío que desprendía aquel metal brillante; ella giraba alrededor de él, pero no se atrevía a sentarse.

— Esto puede ser tuyo... cuando te encuentre — Dijo aquella voz que poco a poco se fue apagando.

La chica dio un paso atrás y el trono empezó a incendiarse; el calor de las llamas era insoportable para la chica que intentaba escapar, pero la entrada por donde paso ya no existe y en su lugar sólo estaba un gran y oscuro vacío. Las llamas se hacían cada vez más y más grandes haciendo imposible que la chica pudiera escapar a otro lugar, pero todo terminó cuando ella despertó.

Eran las 3:45 de la mañana cuando ella despertó agitada, su cuerpo sudaba y sus manos temblaban; ella aún podía sentir el calor del fuego así que miró toda su habitación, pero no había rastros de un incendio.

Ya había amanecido y la chica se encontraba desayunando para salir a conseguir algo de medicina. Terminó de comer y sin hacer tanto ruido salió directo a la ciudad. En el camino se encontró con un grupo de chicos que la rodearon sin dudar.

— ¿Por qué tanta prisa Emily? — Dijo casi gritando un chico moreno, algo alto.

— No tengo tiempo Jason — Respondió sin más.

— Tranquila, no te estamos haciendo nada — Dijo él mientras sonreía — Es más, tenemos un trabajo donde puedes conseguir el dinero suficiente para las medicinas de tu abuela — Agregó con una sonrisa.

— ¿De qué hablas? — Cuestionó mientras se detenía.

— Hay una casa de un rico que tiene buenas cosas y necesitamos a alguien con tus habilidades para llevar el golpe a cabo — Dijo el chico mientras sacaba un cigarrillo.

— No lo sé — Dijo ella.

— Piénsalo y si quieres nos vemos en la calle sur a la media noche — Respondió mientras encendía el cigarrillo.

Emily se marchó dejando al grupo de chicos ahí platicando.

— ¿Crees que vaya? — Dijo una chica del grupo.

— Lo hará, lo sé — Respondió Jason mientras la miraba.

Cayó la noche y Emily llegó al punto de encuentro donde ya la estaban esperando.

— Sabía que ibas a venir — Dijo Jason.

— ¿Qué tengo que hacer? — Preguntó seria.

— Dentro está una caja fuerte y por lo que sé eres buena con esas cosas — Le respondió con seguido de una sonrisa.

Un grupo reducido entro en la casa mientras que los demás vigilaban y otros estaban en el punto de escape. Emily junto a los demás entraron en la casa y empezaron a caminar por los pasillos de la misma revisando cada habitación.

— ¿Dónde está la caja fuerte? — Le preguntó ella a Jason.

— En aquella habitación — Dijo él señalando.

Emily caminó a la habitación y entró en ella, era un despacho con varios papeles, libros y demás cosas. Ella empezó a buscar la famosa caja fuerte, revisando cada cajón y cada escondite hasta que por descuido tiró un cuando de un mapa y ahí estaba el gran tesoro.

Ella sin complicaciones logró abrirla, pero de la nada cayó al suelo gracias a un fuerte dolor de cabeza. Ella se agarraba la cabeza y empezó a gritar, sentía que le iba a explotar. El dolor calmó cuando una voz le susurraba al oído: “ya es hora, ya es hora. Ven a mi”. Jason entro en la habitación y levantó a Emily y todo todo lo que había en la caja fuerte.

— Vámonos tonta — Dijo Jason mientras tomaba a Emily de la mano.

Las sirenas de policía se escuchaban a lo lejos así que había poco tiempo para escapar. Emily seguía en una especie de trance aunque su cuerpo respondía a todo lo que hacía. El plan de escapé cambio así que los chicos que se encontraban afuera escaparon mientras que los de dentro subían la escaleras para escapar por la terraza.

Las patrullas llegaron y rodearon la casa mientras los chicos escapaban por los techos de las casas, los oficiales disparaban sin darles a ellos y afortunadamente lograron escapar.

Emily regreso de su trance y se encontró a ella y a los demás corriendo aún por los techos de las casas mientras por tierra eran perseguidos por varías patrullas.

— ¿Qué ocurre Jason? — Dijo ella.

— ¡Por fin despiertas! — Exclamó — Debemos de llegar a la casa del final y saltar rumbo al muelle — Agregó con agitación.

Siguieron corriendo y al llegar a aquella casa uno por uno fue saltando cayendo en contenedores de basura que se encontraban cerrados. Emily era la última y al llegar a la orilla frenó, miró hacia abajo y dudo en saltar, pero los policías casi llegaban a dónde estaban ellos; Jason entre gritos le decía que saltará y entonces así lo hizo, Emily tomó impulso y saltó cayendo al igual que los demás para después perderse por el drenaje que salía por las paredes de piedra de aquel muelle.

Después de tanto caminar llegaron a salvos al otro lado de la bahía. Se reunieron con los demás miembros del grupo y Jason le dio una parte del dinero a Emily cumpliendo así parte del trato.

Emily después de tanto llegó a su casa y entró sin hacer ruido para posteriormente dirigirse a su habitación donde cayó rendida por el cansancio.

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