Las palabras de él me estremecieron.

Sus palabras fueron fuertes y espeluznantes.

Duras y frías.

El hombre que había pasado de ser tan dulce y amable ahora me mostraba una faceta desconocida.

Sus palabras hicieron que todo me diera vueltas por la confusión.

Miré con incredulidad a mi esposo.

"¿Qué?".

Pregunté estando en shock, no podía creer lo que dijo.

El no tuvo expresión y solo continúo.

"El día de hoy, nuestro aniversario número 5".

"Yo te di todo".

"Nunca te faltó nada".

"Hice lo mejor que pude".

"¿Por qué me lastimaste?".

Las palabras llegaban a mis oídos como si lo que escuchará y veía fuera una pesadilla en donde despertará en cualquier momento.

"¿De qué hablas?"

Realmente no sabía pero él sonrió por la situación.

No creía lo que escuchaba.

No creía lo sinvergüenza que era su esposa.

Negando todo cuando tenía las pruebas suficientes.

Fue cuando sacó una piedra de video y la pantalla empezó a reproducir el vídeo guardado.

La mujer cuyo cabello es igual al de su esposa, aunque no se le veía directamente la cara, su esposa tiene un lunar en la planta del pie el cual lo hace único.

El físico de su esposa era igual al de esa mujer que estaba en la pantalla.

Une uno más uno y tendrás a mi esposa siendo infiel.

Pero ella lo negaba.

Cuando comento esto con su amigo de la infancia que también sufrió una infidelidad le dijo que las mujeres siempre intentarán negarlo.

El clásico, no es lo que parece, es un error, es algo que podemos solucionar y cosas así.

Fue cuando ella dijo.

"Esa no soy yo".

El empezó a reír ya que esa frase también salió de los labios de su amigo.

"Vete, solo vete de mi vida".

Mi esposo dijo esas palabras con dolor.

Siguió observando y dije buscando una forma para que él me escuchará.

"John, escúchame".

"Esa persona no soy yo, podemos arreglar esto".

Él frunció el ceño.

Esta fue una fiesta de aniversario, su familia, mi familia, amigos y personas más estaban en el salón.

"Es en serio, yo no he hecho nada malo".

Dije frustrada.

Mi padre se acercó.

"Jamás creí que fueras una ...."

Levantando la mano él me dio su cachetada.

El dolor fue abrumador y terminé cayendo al suelo.

"Padre, por favor créame".

Él negó con la cabeza y dijo.

"Eres una desgracia, siempre has sido una desgracia".

"Jamás me llames padre, tu no eres mi hija".

Me quedé en shock al escucharlo mientras él se acercaba a mi esposo y dijo.

"Lo lamento todo, no crie a mi hija para que fuera ese tipo de persona".

Se disculpó.

Ni siquiera sentía el dolor de la bofetada que me había dado solo sentí el dolor y la confusión.

¿Cómo pasó esto?.

¿Cómo acabó así?.

Mi madrastra también se acercó y dijo.

"Vete, desgracia".

"Ya no eres de la familia y ahora tu ex marido te ha dicho que te vayas".

Las palabras frías de esa mujer sonaron como un trueno.

Un hombre de los miembros del conde fue quien me tomo de los brazos y me empezó a arrastrar.

"John, jamás te he hecho nada".

Lo miré levemente antes de que ya no pudiera tener control de cómo me sacaron de la mansión.

El volteo solo para alejarse como si su venganza fuera completada.

Las miradas de las personas presentes fueron de desprecio.

Nadie dijo nada pero sus miradas decían todo.

Estaba en shock.

Fui arrastrada a la salida de la mansión como si fuera basura que fue desechada.

No sabía ni cómo reaccionar.

No sabía que había pasado.

'Diganme que es un sueño'.

Durante un momento me quedé ahí sin saber cómo reaccionar.

"Haa".

Sin emoción yo creo que por el shock me levanté.

¿A dónde voy?.

No tenía nada y no tenía menos dinero.

Me había quedado sin nada de un momento para otro.

Empecé a caminar sin rumbo.

El vestido que era algo caro fue cuando entré a una boutique.

Cambié el vestido y salí con un conjunto normal y unas monedas.

Solo unas monedas.

......................

En la mansión del duque él estaba sentado en su silla de su oficina.

Con una copa casi vacía solo dijo.

"He terminado".

Su venganza había terminado.

Su esposa era la mujer que más quería.

La amaba y la adoraba.

Cuando el vídeo llegó a sus manos realmente no quería creerlo.

No quería ver qué su amada esposa lo engañaba.

Cuando terminó de ver el vídeo quiso enfrentarla, pero le dio miedo como reaccionaria.

Podía lastimarla como su padre la abofeteó.

Ver ese golpe hizo que quisiera ir a defenderla pero no podía hacer eso.

Había hecho esto para poder seguir adelante, arruinarla y lastimarla como ella lo había lastimado.

Que le doliera como a él le duele el alma.

Al seguir caminando me quedé pensando ¿Cómo soluciono esto?.

Pero fue cuando varias personas aparecieron de repente.

Sin poder reaccionar sentí que caía de nuevo y todo se volvió oscuro.

Cuando volví a abrir los ojos observé que iba dentro de un carruaje.

El carruaje avanzaba y habían al menos cinco hombres.

“Tenemos que matarla donde nadie la pueda encontrar”.

Dijo uno de los hombres.

Sentí que tenía que huir del lugar, pero estaba amarrada de las manos y estaba amordazada.

“Iremos al río del acantilado y ahí es donde la acabaremos”.

Dijo uno de los hombres con ojos lujuriosos.

“Además antes de cumplir con la orden podemos jugar un rato con ella, está buena”.

Cerré los ojos esperando que no notarán que estaba despierta.

Ellos siguieron hablando mientras yo escuchaba sus planes.

‘Tengo, tengo que salir de este lugar’.

Por fin quería llorar.

Llorar del dolor de todo esto.

Había sido juzgada por algo que no había hecho.

Había perdido todo, a su padre y a su esposo.

Ya había muerto su madre hace mucho tiempo y solo se había quedado con su padre.

Los dos estaban unidos, los dos habían sido cercanos pero un día se casó de nuevo.

Tuvo una hija y fui desplazada.

Pero su padre nunca había sido cruel, solo fue algo indiferente.

Pero cuando se casó él volvió a hablarle hasta que hicieron una relación de padre e hija y volvió a sentirse apoyada por parte de él.

‘John, sálvame’.

Su esposo el hombre que siempre había amado, el amor que había prevalecido desde la academia.

Aunque nunca fue tan buena en la magia como él y era torpe él siempre le sonrió.

Siempre le dio cariño y le proclamó estar junto a ella hasta el final.

Ahora todo había acabado.

Las lágrimas salieron de mis ojos cerrados.

Quería despertar de esta pesadilla donde despertaria en la cama viendo a su esposo a un lado de ella como siempre.

Él le sonreía con tanta alegría y diría.

“Buenos días mi linda esposa”.

Cada día me decía dulces palabras que eran miel y me hacían sentir volando de alegría.

Con esos pensamientos fue cuando se dio cuenta que el carruaje bajaba de velocidad.

Aunque seguía con lágrimas en mis ojos ahora no podía hacer nada más que intentar salvarme.

Esos sujetos querían hacerle tantas cosas.

Para poder ir y mostrar su inocencia tenía que salir de esta primero.

El carruaje se detuvo de repente y uno de los sujetos me jalo para sacarme de la carreta.

Mis pies estaban liberados así que cuando sentí el piso lance una patada como si llegara al hombre.

El hombre sintió la punta de un zapato normal, ya que había cambiado mi atuendo en la boutique.

Con un dolor en la entrepierna el hombre cayó y después empecé a correr.

“¡Vayan por ella!”.

Grito jadeando de dolor.

Los otros hombres corrieron tras de mí.

‘Maldición, maldición’.

Desde la mañana supo que iba algo mal, pero todo lo que le había pasado.

Las lágrimas seguían cayendo mientras seguía corriendo con la mordaza y con las manos atadas.

Si caía al piso sabía que la atraparían sin dudarlo.

Con tantas fuerzas corrió y cuando menos lo noto el borde llegó.

El borde hacia aquel acantilado.

“¡!”.

Cai sin poder detenerme por la adrenalina.

‘Ah’.

El sentimiento amargado seguía y solo cerré los ojos para ese final.

El río del acantilado fue lo último que vi.

Los hombres que se detuvieron antes de caer vieron que no había nada que hacer.

“Regresemos, misión completa”.

La misión estaba hecha y ella jamás regresaría.

......................

En el ducado Jonathan estaba preparando los papeles de divorcio.

“¿Le dejara algo?”.

Preguntó el mayordomo que veía el documento del divorcio.

“Si, al menos es algo para que pueda vivir tranquilamente”.

“Maestro”.

El mayordomo pensó que era innecesario.

“Solo esto haré por ella y jamás la veré de nuevo”.

Dijo aún pesadamente.

“Manda un mensaje al condado y dígales que ella debe de firmar”.

El mayordomo asintió y fue hacer el encargo.

Después de dos días el documento fue entregado en la oficina del registro civil.

Una semana pasó y aún no tenía respuestas acerca de la finalización del divorcio.

El mayordomo se acercó a su maestro y le dijo.

“Maestro, en el condado no la han visto”.

“...”

John que quien sabe cuantas botellas se había acabado miró con el ceño fruncido al mayordomo.

“Si vi que el hombre del condado se la llevó”.

Respondió, pensando que ella estaría en el condado ya que fue arrastrada por la gente del condado.

“Nadie en el condado la ha visto y en la mansión del conde nadie habla de ella”.

“Es posible que ella se haya ido con ese hombre”.

Con esas palabras su maestro hizo una expresión dolorosa.

“Pon una noticia en el periodico y que diga, firma el divorcio y después puedes seguir con tu vida de libertad”.

Con eso el mayordomo solo salió para hacer de nuevo su encargo.

La única forma de buscarla es con el periodico.

Pero no hubo respuestas.

La persona que apareció de repente no fue ella si no su media hermana.

Tania Narciso.

“Duque, lamento informar que mi hermana no se presentara, ella está tan envuelta con ese tipo que ni siquiera se comunica para que sepamos que está bien”.

Las palabras fueron al duque que la miro con ojos fríos.

El duque tenía un aura muy aterradora.

Tania no pudo evitar tragar en seco al verlo de esa forma.

Sin poder decir más, el duque hizo un gesto como si ella fuera repulsiva.

“Lamento lo que ocurrió con mi hermana”.

“Me disculpo a nombre de ella”.

“Mi familia está más que enojada que incluso fue desheredada, tal vez cuando se enteró fue la razón por la que no ha llegado al condado”.

“Aun así mi padre ha dicho que si se aparece será llevaba a un convento para que no genere más dolor y pueda aprender a redimirse”.

“Aun así lamento el hecho que ella lo haya lastimado”.

Con esas palabras hizo una reverencia y empezó a retirarse y volteo levemente para decir algo más.

“Vendré a ver la condición del duque si no es problema, quisiera ver que se recupere después de todo esto y espero que sepa que lo apoyamos en las decisiones que tome contra mi hermana”.

Con eso se fue.

Él miró a la mujer.

Esa sensación de que algo va mal se hizo presente pero lo ignoro.

Últimamente no estaba bien.

Mentalmente estaba cansado y sin ganas de nada, pero tenía que volver a seguir.

Tenía que superarlo pero cada vez que lo pensaba todo se volvía caótico.

Incluso tuvo que mudarse de habitación para no pensar en ella.

Después de otro mes sin noticias de ella él tuvo que ir al emperador.

Su emperador lo miró destrozado.

“Duque”.

Hizo un gesto como diciendo ya no quiero más compasión y el emperador asintió.

“Por mi voluntad, haz que los procedimientos de divorcio sigan en curso”.

La noticia de que había obtenido el divorcio llegó a todos en el imperio y eso hizo que la gente que compadece al duque festejase por él.

Sin embargo él estaba sin poder estar bien.

Su corazón roto mientras ella estaba en algún lugar con quien o quienes sabe cuántos hombres.

Cuando llegó de nuevo a su mansión encontró a Tania esperándolo.

“...”

Ella sonreía con calidez.

“¿Por qué ha venido?”.

Pregunto, no quería saber nada de esa familia.

“Venía a ver al duque para saber cómo estaba”.

“Aunque aún no tengamos noticias de mi hermana, se que lo que hizo esta mal asi que solo quiero ver que usted pueda seguir adelante”.

Con palabras sinceras dijo.

El vacilo..

¿Por que ella?.

Por lo que sabía su esposa y ella tenían una pesima relación.

Siempre había creído en su esposa así que ignoraba a su media hermana y a su madrastra.

¿Será que no es cierto?.

¿Es posible que su esposa siempre fue la mala y no ellas?.

Ella lo había engañado así que había posibilidad que también lo haya engañado con esto.

Asintió mirando a la mujer y la dejó entrar para que tomara algo.

“Entremos”.

Dijo y ella sonrió tímidamente.

Los días pasaron y ella empezó a venir más seguido.

“...”

El mayordomo no creía lo que miraba, pero se limitó a no decir más.

La plática de la media hermana de quien fue la duquesa y el duque se veía armoniosa y el duque aunque no reía y solo asentía empezaba a sentirse cómodo.

“Entonces las flores que trajo la sirvienta son de color diferente aun asi eran hermosas”.

Su conversación trivial de flores carecía de sentido.

Ella miraba al duque con ojos brillantes.

El solo miraba a esa mujer para saber si era como una vez su ex esposa le dijo.

Los rumores empezaban a salir.

La hermana de Mireya Narciso visita al duque.

Aunque aún no se sabía nada de Mireya Narciso, muchos criticaron sobre lo que estaba pasando pero muchos solo desearon que el duque pudiera seguir adelante.

El duque ignoraba esos comentarios en la alta sociedad.

Tania Narciso sonreía felizmente al ver que el duque le prestaba atención.

Así que intento avanzar más.

Ese día mientras tomaban el té, ella dijo.

“¿Podemos intentar ser más que amigos?”.

Preguntó con un rostro tímido y anhelante.

El duque miró a la mujer con una mirada que ya no era fría pero tampoco mostraba algún sentimiento.

El rostro sin expresiones ni emociones del duque solo hizo que ella negara con la cabeza.

“Lo siento, no fue mi intención”.

“Es solo que vengo aquí y lo veo, quisiera consolarlo”.

“Quiero poder consolarlo”.

Sus palabras sonaban preocupadas y tímidas.

El duque miró a la mujer y nego.

“Jamás tendré una relación con la familia Narciso nuevamente”.

“No soy esa clase de hombre”.

Tania se quedó en shock por las palabras del duque.

Sus lagrimas salieron de sus ojos.

“Lo lamento, lo siento, fue mi error”.

Llorando miró al duque que seguía observando sin decir ni una palabra.

“Me tengo que ir”.

Con esas palabras ella empezó a retirarse.

Una mujer que fue rechazada, es lo que se veía correr hacia fuera.

“Creo que el maestro se ha pasado un poco”.

Dijo el mayordomo mirando como le iba la mujer que lo había sacado de la depresión.

Pero lo que no sabía el mayordomo era que el dolor seguía dentro.

“¿En serio?”.

Pregunto mirando a la salida.

“Haa”.

“No saldré nunca con la hermana de Mireya”.

“Pero debo de darle las gracias por venir a verme”.

“Trae un detalle yo mismo se lo llevaré”.

Dijo con una especie de culpa y se preparó para llevar unos pendientes que consiguió el mayordomo de la joyería.

Con eso en manos se dirigió al condado Narciso.