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¡No Quiero Ser Un Omega!

Normalidad

Nací y crecí en una familia normal, con padres normales y una hermana normal, perteneciente a la casta que la mayoría de la población tiene, la casta de los betas. Todo era perfectamente normal, sin excentricidades ni problemas con las feromonas como los que tenían los alfas y omegas, o eso creía hasta que un alfa apareció en mi vida, y no cualquier alfa, nada más ni nada menos que el novio de mi hermana melliza.

Todo comenzó un día que mi hermana Ellie mencionó que invitaría a su nuevo novio, ni siquiera nos dijo cómo era de apariencia, personalidad o qué hacía, y la verdad tampoco sentía intriga por ello, me imaginaba que se trataría de un beta como nosotros, de estatura y apariencia promedio, pero no pude estar más equivocado.

El día de la cena, mis padres miraban ansiosos la puerta esperando que mi hermana llegara junto a su novio, parecían dos perros guardianes esperando a su dueño y era gracioso verlos así.

Mi hermana entró primero y detrás de ella entro quién aparentemente era su novio, ese tipo había superado todas mis expectativas y no era por menospreciar a mi hermana, pero no sabía qué hacía un tipo como él en mi casa, era tan obvio que era un alfa, era alto, fuerte, guapo, con un cabello rubio rizado sano y sedoso, y hermosos ojos azules, a comparación de mí un tipo genérico, pálido, flacucho, de cabello negro que con suerte podría decir que mis ojos verdes destacaban algo, yo era un don nadie.

Mi madre nos guió a la mesa para que cenáramos, la distribución era: mis padres en ambos extremos, Ellie junto a su novio y yo frente a él.

Lo primero que noté de su actitud era que me miraba mucho, ¿tal vez tenía un moco? No sabía, pero me sentía incómodo e inquieto.

-Bueno, por fin les puedo presentar a Lucas, estaba tan emocionada. Ay, ¿cómo empiezo? Él es Lucas Bennett, estudia medicina, tiene veintidós años y bueno, es mi pareja.- Dijo Ellie sonriendo como no lo había hecho en mucho tiempo.

Mis padres parecían sorprendidos, realmente a ojos de todos nosotros, Lucas parecía el tipo perfecto y también era sorprendente que fuera un año menor que mi hermana y yo.

-Es un gusto poder conocerlos a todos, Ellie me habló mucho de ustedes, sobre todo de Einar, me sorprendí cuando me dijo que tenía un mellizo, ustedes realmente se parecen.- Hasta la manera de hablar de Lucas era perfecta, educada, su voz era sexy, no iba a mentirme, pero era una opinión que me guardaría para mí mismo.

Yo sólo saludé levantando mi mano, a diferencia de todo lo que pasaba por mi cabeza, yo en realidad era un tipo bastante reservado y callado en comparación a mi hermana era que era más extrovertida.

Según yo no estaba siendo obvio pero no podía parar de mirar a ese alfa, digo, sus labios eran hermosos, no había visto labios más hermosos que los de este tal Lucas, pero no, era imposible que alguien como yo se esté fijando en un tipo tan perfecto como él, así que debía guardarme cada pensamiento así en el fondo de mi cerebro. Lo que no sabía es que las cosas se manifestarían de otra manera, que no bastaba con ocultar mis pensamientos, porque sí, mi cuerpo sería lo que me jugaría en contra, yo mismo sería mi propio villano.

...⬆️ Einar ⬆️...

...⬆️ Lucas ⬆️...

Aromas nuevos

No pude dejar de pensar en la cena que había tenido con mi familia y el novio de mi hermana durante el fin de senana, sobre todo en lo extraña e incómoda que había sido, incluso al día siguiente que debía ir a clases a la Universidad no paraba de pensar en eso.

Ese día que tenía clases desperté con una extraña sensación en el vientre, pero no le di mayor importancia, pensé que tal vez sólo eran mis usuales náuseas matutinas o algo parecido que no era para nada grave. Me duché, me vestí con un croptop negro holgado y unos pantalones cargo también negros, así me fui a clases esperando mantener la normalidad que había tenido durante toda mi vida.

Las clases habían partido bien, a la hora de siempre, con el mismo profesor de siempre y los alumnos de siempre, pero algo se sentía extraño en el ambiente y no sabía que era, según yo era que quizá el aire acondicionado estaba fallando y por eso olía extraño, no olía mal, pero sí raro. Pude distinguir que eran muchos aromas juntos, aromas leves, pero que ahí estaban y no podía describirlos, eso me inquietaba un poco pues me sacaba de mi zona de confort.

Me levanté rápido para salir de la sala, pues la clase ya había terminado, pero a penas me levanté sentí un ligero mareo, y nuevamente no le di importancia, busqué una razón en mi cabeza de porqué me sentía así y llegué a la conclusión de que seguía con mis náuseas matutinas, sólo que ahora no eran sólo matutinas y parecían estar molestándome más de lo usual.

Luego de caminar unos minutos me encontré con mis mejores amigos, Lyle y Alan, en una cafetería bohemia cercana a la Universidad, la misma cafetería donde nos encontrábamos casi todos los días a socializar. Nos sentamos todos juntos y pedimos nuestros desayunos de siempre, esa era nuestra rutina que nunca cambiaba.

-No te ves muy bien Einar, estás algo pálido.- Dijo Lyle mostrando preocupación, quien por cierto también era un beta como yo.

-Lyle tiene razón.- Respondió Alan, bebiendo de su café que recientemente habían traído junto al resto de los pedidos que hicimos.

Alan a diferencia de Lyle y yo que éramos simples betas, él era un alfa que por cierto destacaba bastante, su piel trigueña y su cabello castaño con sus ojos ámbar, mandíbula marcada y su cuerpo alto y fuerte definitivamente lo hacía destacar como alfa entre la multitud y Lyle a pesar de ser un beta también era muy atractivo y alto, destacando mas que nada por su cabellera rubia, sus ojos azul grisáceos y sobretodo por su personalidad.

-Estoy bien, sólo son las náuseas matutinas de siempre, cuando termine de desayunar probablemente se me pase. Por cierto Alan, ¿te compraste un perfume nuevo otra vez o qué?- Pregunté alzando una ceja pero manteniendo mi rostro serio de siempre. El aroma nuevo que traía Alan definitivamente destacaba para mí, así que lo primero que pensé es que tal vez había cambiado de perfume porque estaba intentando conquistar a algún omega, cosa que era común viniendo de él y no sería la primera vez.

-¿Uh? No, es el mismo de siempre, tal vez cambiaron la fórmula y no me di cuenta, pero yo lo siento igual.- Me respondió Alan, alzando los hombros con indiferencia pero al último dándome una mirada llena de intriga.

-Yo creo que Alan está tras algún omega, confiesa Alan, queremos escuchar el chisme.- Lyle señaló al alfa con una sonrisa.

-¿Qué? No, no quiero tener nada que ver con omegas por ahora.- Parecía indignado por la acusación del beta.

-¿Y por qué no?¿Ya estás flechado por un omega especial y es por eso que no andas de culo en culo en estos últimos días? Eso no es propio de ti.- Bromeó Lyle, aunque no decía más que la pura verdad.

-Ahg, cállate un rato Lyle, no es mi culpa que no la pongas.- Alan frunció el ceño, pero no estaba realmente enojado.

-Oye, yo si la pongo, de hecho quedé con una chica de la clase de anatomía para estudiar este viernes.- Una sonrisa orgullosa se mostró en el rostro de Lyle.

-Claro, estudiar anatomía, a penas y estudias para los exámenes finales.- Alan rodó los ojos, incrédulo.

-Tú me entiendes Alan, tengo que lucirme esta vez.- Lyle sonrió triunfante por poder presumir sus conquistas.

Yo me quedé mirándolos discutir y hablar de sus tonterías, divertido con la situación frente a mis ojos. A diferencia de ellos, yo era él más callado de todos y si me llevaba bien con ellos era porque no me hacían hablar demasiado y era divertido verlos pelear por tonterías. En ese momento me pregunté cómo es que ellos dos me habían aceptado como amigo, porque a diferencia de mí, ellos eran dos tipos convencionalmente atractivos, extrovertidos y con una buena personalidad, en cambio yo era aparentemente lo contrario, de verdad me sentía un don nadie, no sólo en comparación a ellos sino que en general.

Seguimos hablando, o mas bien ellos siguieron hablando un buen rato incluso después de terminar de desayunar, estuvimos así hasta que cada uno tuvo que volver a sus respectivas clases y con ello de nuevo comenzaba a sentirme mal. Me sentí mareado el resto del día, por suerte era leve mi malestat pero aún así era molesto, sólo quería regresar a casa y recostarme en mi cama en posición fetal a escuchar música y ver memes.

Cuando terminaron mis clases de esa jornada fui a tomar el metro para llegar a mi casa, lo malo es que los días lunes a esa hora terminaba clases a la hora punta así que me iba casi que aplastado en el vagón y aparte era verano y casi finales del semestre entonces ese lunes no había sido diferente, ya que ya bajando las escaleras para entrar a la estación se podía ver que estaba repleto de gente, y no mentía, eso me causaba ansiedad pero hasta ese entonces siempre supe sobre llevarlo, lo que no esperaba es que ese día mi malestar empeoraría al estar ahí. Me subí al vagón y en mi cabeza sólo podía pensar en llegar a casa, la gente me empujaba y aplastaba, yo ni siquiera era muy alto como para poder respirar un poco arriba, que era algo que necesitaba urgentemente porque apestaba el vagón en el que estaba, apestaba de una manera distinta al aroma usual del sudor u olor corporal que conocía, no entendía que estaba pasando. Mi ansiedad aumentaba, cerré mis ojos con fuerza esperando que así pasara mas rápido el tiempo para poder bajarme pronto en la estación de metro cercana a mi casa.

Había funcionado, logré sobrellevar el regreso a mi casa aunque fuera de mala manera, así que a penas llegué a la estación que me dejaba cerca de mi hogar, salí empujando a todos y me largué con rapidez, prácticamente corriendo hasta casa.

Cuando llegué a casa, a penas entré, logré ver a mi hermana junto a Lucas en la sala de estar. Los saludé rápidamente y me fui a encerrar a mi cuarto con llave y luego a mi baño a vomitar. Limpié mi rostro y lavé mi boca intentando sentirme un poco mejor para poder salir del baño.

Mi cuerpo se sentía caliente, y mi mareo había empeorado, así que me metí a mi cama para poder descansar, esperando poder dormirme.

La primera manifestación

Me encontraba en mi habitación, en la que me habia encerrado bajo llave, y desde ahí podía escuchar las voces de Ellie y Lucas, aunque no lograba reconocer qué decían ya que el calor que sentía no me dejaba pensar ni escuchar con claridad.

Mi cuerpo comenzó a sudar y mi respiración se comenzó a agitar, mi pulso incrementó, mi corazón latía con rapidez y mi rostro se tornaba rojo, por un momento pensé que tenía fiebre pero de pronto mi entrepierna comenzó a doler, me di cuenta de que yo estaba duro y que todo abajo se sentía húmedo, era extraño, todo lo que estaba experimentando en ese momento era extraño, como si hubiera consumido algún afrodisíaco pero eso era imposible porque no había comido nada desde el desayuno debido a las náuseas. En un acto desesperado me desnudé y sin saber qué hacer o cómo poder aliviar mi cuerpo comencé a tocarme, me sentía como un animal en celo, no era diferente mi comportamiento a un omega en celo o lo que tenía entendido que era un omega en celo, pero no, eso era imposible, yo no era un omega así que por ningún motivo podría estar en celo, era una idea estúpida, ¿cómo iba a cambiar de casta de un momento para otro?

Me tocaba mi entrepierna con torpeza, mis manos sudaban y temblaban, sentía que había perdido casi por completo el control de mi cuerpo, mi coordinación era casi nula, y si no estuviera acostado probablemente me hubiera caído al piso y golpeado en la cabeza.

Mientras hacía lo posible por aliviar mi cuerpo, escuché que alguien subía las escaleras y luego ese alguien tocó mi puerta, no era nada más ni nada menos que mi hermana Ellie, pensé "mierda, ¿por qué está aquí?", porque lo que menos quería en ese momento era interactuar con alguien más, definitivamente no estaba en condiciones de hacerlo.

-¿Einar, estás bien? Te noté un poco mal cuando llegaste así que vine a ver si te encuentras bien.- Preguntó apegada a la puerta para que la pudiera escuchar, su voz se escuchaba muy preocupada.

-Uh... S... sí, estoy... Bien.- Claramente le estaba mintiendo, pero no quería preocuparla, odiaba preocupar a mi familia, sobre todo a mi hermana, y ahora que estaba con su novio médico todo era mil veces más incómodo, odiaba ser el centro de atención y serlo por estar enfermo era más humillante, al menos yo lo sentía así, era como rebajarme al máximo.

-No te escuchas bien Einar, déjame pasar.- Dijo con un tono de voz que demostraba un poco de angustia.

-N... No quiero Ellie...- Respondí tratando de que no se oyeran mis leves gemidos y ocultando mi voz jadeante.

-Por favor Einar...- Suplicó una vez más, apoyando su mano en la puerta e intentando abrirla, cosa que no pudo hacer pues estaba cerrada con llave.

-Sólo tengo un poco de fiebre, tráeme un poco de agua y un ibuprofeno.- Dije resignado, había dicho eso para que mi hermana se quedara tranquila y dejara de intentar entrar, lo mejor era darle cualquier excusa lo suficientemente creíble para que me dejara en paz.

-¿Quieres que llame a Lucas para que te revise?- Preguntó aún con preocupación, así era mi hermana, demasiado preocupada por todos y sobre todo conmigo.

-No, de verdad que estoy bien... Quiero estar solo.- Ahora le supliqué yo a ella, de verdad me estresaba más que estuviera ahí, insistiendo en ayudarme.

-Está bien.- Suspiró y se largó a por lo que le había pedido. Claramente no estaba convencida del todo pero decidió conformarse con eso.

Cuando se fue sentí mucho alivio, y al parecer no fue un alivio sólo porque Ellie se había ido sino porque también había acabado en mi mano, la cual fui rápidamente al baño a limpiar.

Luego de un par de minutos mi hermana regresó y dejó las cosas fuera de mi cuarto en una pequeña bandeja, yo ya estaba de vuelta en mi cama.

-Einar, te traje agua y una pastilla, te lo dejo aquí fuera para que lo tomes, me avisas si necesitas algo, estaré abajo con Lucas.- Me volvió a hablar desde el otro lado de la puerta, con un tonó mas amable.

-Gracias Ellie...- Respondí agotado.

Aunque estuviera agotado y hubiera acabado, mi cuerpo no se había saciado del todo, todavía sentía esa inmensa necesidad de aliviarme tocándome, pero antes de seguir esperé a que Ellie se fuera para poder tomar el agua y la pastilla, a ver si servía de algo y de menos me quitaba la fiebre que no era mentira del todo.

Ellie bajó de nuevo a la sala de estar, aún un poco preocupada por mí y por lo extraño que estaba actuando, pero sin más se sentó junto a su novio, abrazándolo.

-¿Qué pasa, amor?¿Te pusiste perfume?- Preguntó Lucas con curiosidad, al sentir un aroma distinto en Ellie.

-¿Ah? No, es sólo que Einar tiene fiebre y es un tonto que no se deja cuidar.- Dijo mirando a su novio con atención.

-¿Quieres que lo vaya a revisar?- Lucas preguntó, aun extrañado con el olor, pero decidió pensar que tal vez era producto de algún aromatizante que había en la casa.

-Ya le dije pero se rehusó, es un idiota, siempre ha sido así, nunca faltaba a la escuela ni aunque tuviera fiebre y odia que lo cuiden, cree que puede hacer todo solo, de verdad es el más idiota de todos.- Ellie hablo de mí un poco enojada, porque no sabía cómo hacer que yo me "dejara querer".

-Bueno suena como que es lo contrario a ti, un poco terco y reservado.- Lucas rió despacio.

-Sí, un poco, no del todo pero aun así lo quiero mucho, digo, desde que nacimos que hacíamos todo juntos, pero ahora que estámos en la Universidad nos hemos distanciado un poco.- Hizo un puchero algo triste.

-Bueno, en estas vacaciones puedes aprovechar para juntarte más con tu hermano.- Lucas no quitaba la mirada ni la sonrisa hacia mi hermana.

-Sí, eso tenía pensado, pero también quiero pasar tiempo contigo.- Ellie se sentó sobre Lucas y besó sus labios, por suerte yo no estaba ahí para ver eso porque probablemente hubiera vomitado por lo cursis que eran, o al menos eso para mi era cursi.

-Lo sé... Yo también quiero pasar tiempo contigo estas vacaciones.- Lucas besó de vuelta a mi hermana.

-Hablaré con mis padres por eso, tal vez podamos ir de vacaciones todos juntos, sería hermoso.- De pronto Ellie parecía emocionada con la idea que se le había ocurrido.

Yo por mi lado, mientras toda esa conversación cursi ocurría, sentía que me moría, entre el calor, los mareos y la necesidad insaciable de mi cuerpo de satisfacerme sexualmente, yo era el caos personificado. Pensé que si me sentía mejor al día siguiente iría al médico a que me hicieran un chequeo sí o sí, porque debía entender lo que me estaba pasando, que no era para nada normal, menos en un beta como yo, pero hasta el momento no pasaba nada y mi cuerpo seguía igual, incluso opté por darme un baño de agua fría, rezando por que todo mejorara, y eso que ni creía en dios o algo parecido.

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