Te invito a leer esta nueva historia, una novela apasionante, llena de misterios y de intrigas.

Te sigo invitando para que leas mi otra novela ya completada: Aprender a Amar. Pasa por mi perfil, dale me gusta y vota.

Gracias.

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Hoy es un día muy pesado, siento las vibras pesadas porque eso sí tengo yo, presiento las cosas.

Salgo de clases, me despido de mis amigos.

Recuerdo: "Auch, no le dije a mi madre que ya iba a salir de clases, debe estar preocupada".

Pido un teléfono pero nadie tiene, me desespero un poco, respiro y digo: "bueno, tengo que solucionar" acomodo mi ropa, mi falda y salgo de la escuela.

Miro a los alrededores y hay muchas personas, mucho tráfico está ciudad es un caos.

Sigo caminando, pongo mi bolso en la parte de adelante y lo agarro bien, camino rápidamente.

Llego a la parada de autobuses, espero una hora hasta que por fin llega un autobús con puestos, esta ciudad es muy poblada y en horas picos el tráfico se congestionan y los autobuses pasan full.

Pago el transporte y me siento en mi puesto, al lado de mí, se sienta una señora muy amable.

Observo a cada rato, sin mirar fijamente a los ojos de los hombres, no entiendo porque mi madre me dice que no lo haga.

Ella me dice: "haz lo que te digo, no te daré explicaciones".

Pienso sobre lo que me dice mi madre y no entiendo el ¿por qué?

Llego a la parada, ahora tengo que caminar, de dónde me deja el autobús hasta mi casa es un largo estrecho.

Bajo del bus y la señora que iba al lado de mí me dice: "ten cuidado hija, esta ciudad es muy peligrosa. Tú eres hermosa".

Me despido y le doy una media sonrisa.

Ahora estoy más que nerviosa.

Camino súper rápido, hasta que siento.

Alguien me toma de la manga de mi camisa y me jala.

Me asusto y volteo.

Un malviviente, de muy mal aspecto, greñudo, con olor a alcohol.

Me dice: "Hola preciosa, hoy tan solita no vino tu mami contigo".

Le respondo: "déjeme en paz".

Forcejeo con él, y me logra tumbar al piso, coloco las manos en el piso y me lastimo.

Me quejo, me levanto salgo corriendo y me agarra.

Me dice: "no te vas preciosa".

Se ríe maqueavelicamente.

Y me asusto, lo empujo: "déjeme".

Le doy una patada en sus partes nobles y se queja, cuando logro zafar me vuelve agarrar.

Es injusto que en esta ciudad tan poblada nadie me ayude, nadie dice nada.

Cuando de pronto escucho cerrar la puerta de un auto.

El hombre voltea, se asusta y me tumba.

Me ensucio mi rostro de arena.

Me limpio y escucho: "señor, disculpe no quería hacer nada malo".

Una voz muy masculina dice: "no te había advertido que no molestaras a nadie más".

Se escuchan unas súplicas y un forcejeo como que si se lo hubiesen llevado al malviviente.

Esa voz muy masculina me levanta y me dice: "¿estás bien?" le respondo: "si, gracias señor".

Subo la mirada y por la luz del sol no logro ver bien quien es, solo sé que es un hombre fornido y en traje.

Escucho una voz familiar y es mi madre.

Me dice: "hija". Volteo y salgo corriendo.

Me abraza con preocupación.

Me reclama: "no me avisaste la hora que salías".

Le respondo: " lo siento mamá".

Me pregunta: " ¿estás bien?" con preocupación, me revisa que estoy lastimada y sucia.

Se preocupa y le digo: "tranquila mamá, un malviviente me quería lastimar pero un señor me salvó".

Cuando volteo y señalo, una limosina negra toda oscura arrancó.

Mi madre tiene rostro inquieto, me advierte: "siempre irás acompañada ¿miraste a ese señor?".

Le respondo: "no mamá". Ella suspira y me toma de la mano. Dice: "Gracias a Dios estás bien".

Y así comienza mi Historia.

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No les había comentado pero me llamo Samantha Hill y estudio el último año de bachillerato.

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Te invito a leer esta historia llena de misterio.

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Puedes pasar por mi perfil y también leer mi otra novela ya culminada Aprender a Amar.

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Pasan los días, la misma rutina, pero mi madre más que nunca está pendiente de mí, me lleva y me trae del colegio.

Después del susto de la otra vez, mi madre está muy pendiente de mí, no he visto más a ese indigente y a ese tipo que me salvó de un inafortunado momento.

Pero en la rutina de clases, en el receso otro estudiante quiso propasarse conmigo me tomó por el pasillo y me forzó para darme un beso.

Lo empujo y le doy una bofetada, le advierto:" no te pases conmigo, no soy una débil " lo miro con rabia y luego bajo la mirada ya que no puedo fijar la mirada en los hombres.

En el alboroto llegan los profesores y les comento la situación, ambos nos llevan a la oficina del director y llaman a nuestros representantes.

Mi madre llega con furia y abofetea al chico.

El Director Pérez le dice: "Señora Soraya, cálmese porque él, es menor de edad".

Mi madre responde: "ahora sí es menor de edad, es un atrevido y falta de respeto".

Mi madre es una aguerrida, fuerte, decidida a veces un poco cruda en sus palabras, pero me ama.

Señora Soraya: "Cuidado con molestar a mi hija de nuevo que me voy con todo, me llevo a mi hija".

Miro al chico con rabia, él tiene la mirada baja. Recuerdo que él siempre me insistía, pero nunca me dejé, por eso hoy se atrevió a tanto.

Me voy con mi madre, salimos del colegio, ella me toma muy fuerte del brazo y vamos a buscar su auto, saliendo entre la multitud, mucha gente aglomerada alguien tropieza conmigo.

Cuando trato de voltear veo la misma silueta de ese hombre, mi asombro y algo magnético me lleva hacia donde él va, no comprendo esto, él sigue caminando como está de espalda no veo su rostro, sé que tiene una cola en su cabello, es alto, fornido, cabello chocolate.

Alzo mi brazo, lo estiro y cuando estoy a punto de agarrarle, mi madre me llama y entro en sí.

Señora Soraya: "¡Samantha, vámonos!"

Me agarra del brazo, reacciono.

Samantha: "madre, ese es el señor que me defendió". Le señalo.

Señora Soraya: "Hija, allí no hay nadie".

Volteo y ya no está, ni él, ni personas.

Me da cierta impresión y el rostro de madre y mío es de inquietud.

Señora Soraya: "vámonos".

Samantha: "si, mamá".

Voy con mi madre, nos montamos en el auto y nos retiramos. Mi madre se presigna y le da gracias a Dios porque estamos bien.

Mi madre es una mujer muy católica, de vestido, muy elegante y hermosa.

Ella es de cabello castaño, ojos claros, delgada y elegante, muy jóven.

Llegamos a nuestra casa, sólo somos mi mamá y yo.

Mi casa es hermosa, con algo de lujo.

Llego y mi hermoso perro me recibe.

Samantha: "Hola, mi pequeño monrroe"

Le hago cariño y le doy besitos.

Hombre desconocido:

Toco la puerta de la dirección del colegio.

Entro y hago contacto visual con el director Pérez.

El director tambalea al verme y comienza a sudar.

Le digo: "Buenas tardes, Señor Director, solo tengo una pequeña advertencia, quiero el mejor trato a la señorita Hill. Estoy pendiente de todo lo que le sucede" él asiente tartamudeando.

Cierro la puerta, me acomodo el saco y me retiro.

Bienvenidos a mi nueva novela: Desde que te vi.

Listos para leer esta nueva historia.

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Los días pasan, logro culminar la escuela. Hoy recibo mi título, por fin me graduaré.

Me pongo mi mejor vestido color violeta, un maquillaje sencillo y salgo de mi casa.

Sobre mi vida personal se basa en estudios, pocas amistades ya por lo peligrosa que es la ciudad.

Luché mucho para salir becada en una buena universidad, ya que mi madre aunque sé que hubiese hecho lo imposible para pagarla, no lo iba a permitir. Tenía que salir muy bien en mis estudios y lo logré.

El día que me llegó el correo con la opción aprobada de la beca en la universidad que yo quería fue unas de mis mayores felicidades incluyendo a mi madre y a mi perrito.

Mi madre y yo lloramos de emoción, y celebramos.

Estudié mucho para salir becada en una universidad en otra parte del país, la Universidad de Chale está en un sitio del país muy seguro, muy actualizado y con mucha tecnología, allí tendré la libertad que tanto anhelo, poder llevar a mi madre para que no esté acá sola, sería la mayor felicidad.

Pensando todo esto en el auto de mi madre, ella me hace reaccionar: "Sami, llegamos hija. Estoy tan orgullosa".

La abrazo fuerte, nos quedamos así por un rato y le escucho: "hija, vamos tarde".

Salimos del auto y vamos al lugar del acto de grado "qué feliz estoy" llaman por mi nombre, todos comienza a aplaudir, me llaman:

"Alumna Samantha Isabelle Hill Rhoa, alumna con el mejor promedio de su acto de grado".

Mis ojos comienzan a lagrimear, el director me entrega el diploma, me toman la foto y cuando bajo las escaleras, sólo veo el rostro de mi madre en cámara lenta veo pasar como ella expresa un rostro de felicidad, ella comienza a llorar de orgullo. Esa imagen nunca se borrará de mi cabeza, es lo mejor que he podido presenciar en mis 18 años, mi madre me ama con lo que soy, como soy y como seré.

Pasan el acto de grado, y nos retiramos, mi madre y yo nos fuimos a cenar, felices ella y yo, porque para mí la mejor felicidad es mi madre y yo sola.

No conozco a mi padre, nunca se lo he reclamado porque las veces que le pregunté su rostro es de dolor y verla llorar sola en las noches, nunca me gustó.

Quiero que mi madre sea siempre feliz.

Llegamos a mi casa, voy a buscar de inmediato a mi otra felicidad a mi pequeño travieso Monroe, le hago cariño, lo beso, lo apapacho "cosita linda de la mamá" él se emociona, salta, se voltea.

Pasan las horas, nos acostamos a dormir.

Siento un ruido, una explosión, me aturdo y me levanto del susto. Agarro a mi perro, mi madre llega a la puerta con una mochila, agitada.

"Samantha, te tienes que ir ya" no entiendo y le respondo: "¿madre que pasa?", lloro sin entender. Me dice: "vienen por nosotras" mi madre me hala y salimos corriendo, veo que la casa está desordenada y la puerta destruida.

Cuando de pronto volteo hay unos tipos todos de negro, vienen hacia nosotras.

Corro muy rápido y siento que me agarran, mi madre golpea con un palo al hombre y me dice: " vete hija en ese auto, corre"le respondo: "no mamá, no me iré sin ti" lloro.

Alguien me toma de espalda y me dice: "hazle caso a tu mamá, pequeña" mi madre grita: " vete con él hija" ese hombre corpulento de negro me carga y me lleva al auto, grito desesperada por mi madre.

Me mete en el auto y luego siento un disparo, mis ojos se abren grandemente y botan lágrimas de dolor, intento salir y ese hombre me tapa con un paño y mis ojos se cierran lentamente sollozando "mamá".