Me encontraba en mi dormitorio universitario, sumergida en la monotonía de los libros y las tareas académicas, cuando todo cambió. Un extraño paquete llegó por correo, sin remitente ni explicación. Intrigada, lo abrí y encontré un amuleto antiguo con inscripciones misteriosas. Sin pensarlo demasiado, decidí tocarlo, y en ese momento, el mundo a mi alrededor se desvaneció.
De repente, me encontré en un lugar completamente diferente. No había rastro de mi dormitorio, mis libros o mi vida cotidiana. En cambio, me hallaba en un paisaje que parecía salido de las páginas de un cuento de hadas. Un cielo de tonos púrpuras y rosados se extendía sobre mí, mientras que ante mis ojos se alzaban imponentes torres de un castillo medieval.
La confusión y el miedo se apoderaron de mí. ¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado allí? Miré a mi alrededor, tratando de comprender la magnitud de lo que acababa de suceder. Fue entonces cuando noté que no estaba sola. Personajes vestidos con ropajes extravagantes se acercaban, observándome con mezcla de sorpresa y curiosidad.
—¡Lady Eleanor! ¿Estáis bien? —exclamó uno de ellos, un hombre de apariencia noble.
Miré hacia abajo y noté que mi ropa había cambiado. Llevaba un vestido medieval, adornado con detalles finamente bordados. Miré mis manos y noté que mis uñas estaban pulidas y mis dedos anillados. Me había convertido en alguien más. En ese instante, recordé el amuleto y la sensación de tocarlo.
—¿Lady Eleanor? —balbuceé, intentando asumir mi nueva identidad.
El hombre noble asintió con respeto.
—Sí, mi señora. ¿Os sucede algo?
Mis pensamientos eran un torbellino. Intenté recordar cómo me llamaba antes de tocar el amuleto, pero la información se desvanecía como un sueño al despertar.
—Estoy bien, gracias. Solo estoy un poco confundida —respondí, tratando de sonar convincente.
El hombre me ofreció su brazo, invitándome a dirigirnos al castillo. Mientras caminábamos por los jardines exuberantes, intenté ocultar mi ansiedad y concentrarme en lo que estaba sucediendo. ¿Era este un mundo real o simplemente un sueño del que despertaría pronto?
Al llegar al castillo, fui conducida a una sala majestuosa donde nobles y cortesanos se congregaban. Todos me miraban con expectación, como si mi presencia allí tuviera algún significado especial. Me sentí como un peón en un juego que no entendía.
—Lady Eleanor, nos complace veros sana y salva. —Una mujer de cabellos plateados y ojos penetrantes se adelantó. Debía ser alguien importante.
—Mi señora, ¿podéis explicarme qué está sucediendo? —pregunté, intentando ocultar mi desconcierto.
Ella sonrió con benevolencia.
—Habéis sido llamada en un momento crucial. Nuestro reino enfrenta desafíos que solo alguien de vuestra linaje puede superar. Sois la esperanza que tanto ansiamos.
Mis pensamientos se entrelazaron
con las palabras de la mujer. ¿Cómo podía ser yo la esperanza de este reino desconocido? No entendía nada de lo que estaba pasando, pero una extraña sensación de responsabilidad se apoderó de mí.
—Pero… ¿cómo he llegado aquí? No entiendo por qué soy necesaria —murmuré, mirando a mi alrededor en busca de alguna pista.
La mujer, que parecía ser una especie de consejera real, se acercó y me explicó la historia del amuleto. Al parecer, era un artefacto ancestral que conectaba diferentes mundos y dimensiones. Solo aquellos con el linaje adecuado podían activarlo y ser transportados a este reino.
—Lady Eleanor, vos tenéis el linaje de las antiguas sacerdotisas. Vuestra presencia aquí no es casualidad. Sois la clave para restaurar el equilibrio en nuestro reino —explicó la consejera.
Aunque sus palabras tenían un tono de seriedad, yo aún luchaba por comprender mi papel en toda esta situación. La consejera me llevó a una biblioteca en el castillo, donde libros antiguos revelaban la conexión entre mi linaje y las leyendas de este mundo de fantasía.
A medida que exploraba las páginas amarillentas, descubrí que las sacerdotisas de mi linaje estaban vinculadas a antiguas profecías que predecían el renacer de una esperanza perdida. La esperanza que ahora recaía sobre mis hombros.
—Deberéis entrenar y descubrir vuestros dones. El destino de nuestro reino depende de ello —declaró la consejera, dejándome sola en la biblioteca.
Las palabras resonaron en mi mente mientras absorbía la información. Era difícil aceptar que mi vida había dado un giro tan extraordinario. Pero, al mismo tiempo, sentía una extraña determinación crecer dentro de mí. Si mi presencia podía hacer la diferencia, estaba dispuesta a enfrentar lo que fuera necesario.
Los días que siguieron se convirtieron en un torbellino de entrenamiento y descubrimientos. Aprendí a canalizar la magia que fluía a través de mi linaje, desarrollando habilidades que ni en mis sueños más salvajes hubiera imaginado. Los hechiceros y maestros de la corte se convirtieron en mis guías, y poco a poco, comencé a comprender mi propósito en este reino mágico.
A medida que mi entrenamiento avanzaba, también me sumergía en la vida de Lady Eleanor. Conocí a otros nobles, participé en ceremonias y eventos cortesanos, y aprendí a manejarme en la intrincada red de la política del reino. Aunque la responsabilidad pesaba sobre mis hombros, la camaradería y el apoyo de aquellos que me rodeaban me dieron fuerzas para seguir adelante.
Sin embargo, cada noche, cuando me retiraba a mi habitación en el castillo, la realidad de mi situación se hacía más evidente. La nostalgia de mi vida anterior y la incertidumbre sobre mi regreso se convertían en compañeras constantes. A pesar de las maravillas y los desafíos que experimentaba en este mundo de fantasía, anhelaba la familiaridad de mi hogar.
En uno de esos momentos de reflexión, un sirviente del castillo entró en mi habitación llevando un pequeño cofre. Dentro encontré un vestido elegante y una carta con un sello real.
"Querida Lady Eleanor,
Este vestido ha sido confeccionado para vos en honor a vuestra valentía y dedicación. Mañana, celebraremos un banquete en vuestro honor. Os ruego que asistáis y compartáis con nosotros la alegría de vuestro renacer.
Con gratitud,
La Reina"
Agradecida y conmovida por el gesto, me preparé para el banquete. Mientras caminaba por los pasillos iluminados por antorchas, reflexioné sobre la ironía de la situación. Aquí estaba, siendo honrada y celebrada en un mundo que no era el mío, mientras en casa, nadie sabía de mi paradero.
El banquete transcurrió con alegría y celebración. La música resonaba en el salón, las risas llenaban el aire y los brindis se sucedían. Sin embargo, en medio de la festividad, una sombra de preocupación se posó en mi corazón. ¿Cómo podía disfrutar de esta celebración sabiendo que mi vida anterior seguía sin respuestas?
Al final del banquete, la reina se acercó a mí con una expresión de complicidad.
—Lady Eleanor, sé que vuestro corazón está dividido entre dos mundos. La magia del amuleto es compleja, y aunque os necesitamos aquí, comprendemos que hay lazos que os atan al lugar de donde venís.
Sus palabras resonaron con sinceridad. La reina, a pesar de su autoridad, mostraba comprensión hacia mi situación. Le agradecí por su amabilidad y honestidad, aunque la incertidumbre persistía.
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Con el tiempo, mi conexión con este reino se fortaleció. Me convertí en una líder respetada, y las habilidades mágicas que desarrollé fueron clave en la defensa contra las fuerzas oscuras que amenazaban el reino.
Sin embargo, la llamada de mi hogar nunca dejó de resonar en mi corazón. La reina, percibiendo mi conflicto interno, me guió hacia una cámara secreta donde se encontraba el amuleto que me había traído aquí.
—Lady Eleanor, la elección es vuestra. Podéis regresar a vuestro mundo si así lo deseáis. Pero quiero que sepáis que siempre seréis bienvenida aquí —dijo la reina con gentileza.
Miré el amuleto con una mezcla de nostalgia y gratitud. Había encontrado un propósito en este reino, había conocido a personas extraordinarias y había vivido aventuras que solo pertenecían a las leyendas. Sin embargo, mi corazón aún anhelaba la familiaridad de mi vida anterior.
Decidí regresar. Toqué el amuleto una vez más, sintiendo la energía mágica que me envolvía. El mundo de fantasía se desvaneció a mi alrededor, y en un parpadeo, me vi de nuevo en mi dormitorio universitario, con el amuleto en la mano.
La transición fue abrupta y desorientadora. Miré a mi alrededor, asegurándome de que estaba
de vuelta en mi realidad. Aunque me alegraba estar de nuevo en casa, una sensación agridulce me embargó. Recordaba cada detalle del reino de fantasía, pero sabía que para los demás, había estado ausente solo por unos momentos.
Guardé el amuleto en un lugar seguro, como un recuerdo de mi viaje extraordinario. Aunque regresé a mi vida cotidiana, llevé conmigo las lecciones aprendidas y la sabiduría adquirida en aquel reino mágico. La dualidad de mi existencia se convirtió en parte de quien era, una historia que compartía solo con aquellos dispuestos a creer en la magia que yacía más allá de la realidad conocida.
Desperté en mi dormitorio universitario, con el sol filtrándose a través de las cortinas. El amuleto descansaba en mi mesita de noche, como un recordatorio tangible de la extraordinaria experiencia que había vivido. Aunque estaba físicamente de vuelta en mi realidad, la esencia de Lady Eleanor todavía resonaba en mí.
Tomé el amuleto en mis manos y lo observé detenidamente. ¿Había sido todo un sueño? Pero no podía serlo. Las sensaciones, las personas, la magia; todo era demasiado vívido para ser producto de mi imaginación. Sin embargo, me enfrentaba a la realidad de mi vida universitaria, donde nadie más parecía notar la discrepancia en mi ausencia.
Decidí guardar el amuleto en un lugar seguro, consciente de su poder y la conexión que tenía con aquel mundo de fantasía. Aunque había regresado, algo había cambiado en mí. Una chispa de magia residía en mi interior, lista para ser descubierta y desarrollada.
Los días transcurrían en una mezcla de clases, estudios y actividades cotidianas. Sin embargo, mi mente seguía divagando hacia el reino de fantasía. Extrañaba la majestuosidad del castillo, la compañía de los nobles y la sensación de ser parte de algo más grande que yo misma. Mi vida universitaria parecía trivial en comparación.
Fue en una tarde soleada, mientras paseaba por el campus, que sentí una extraña vibración en mi interior. La magia latente despertó, resonando con el amuleto que llevaba. Instintivamente, lo toqué, y en un destello de luz, me encontré nuevamente en el reino de fantasía.
El asombro y la familiaridad chocaron en mi mente. Esta vez, no fui recibida con sorpresa, sino con sonrisas y saludos cálidos. Los habitantes del reino reconocieron mi presencia, como si mi conexión con el amuleto les fuera conocida.
La consejera real, quien ahora consideraba una amiga, me recibió con una expresión de regocijo.
—Lady Eleanor, habéis regresado. Sabíamos que vuestra conexión con el amuleto os traería de vuelta —dijo, extendiéndome la mano en gesto de bienvenida.
Me sentí reconfortada al saber que mi regreso no era un fenómeno aislado. La magia del amuleto parecía responder a mi voluntad, transportándome entre dos mundos. A medida que me adaptaba a esta dualidad, comprendí que tenía la oportunidad única de vivir dos vidas en paralelo.
Mi entrenamiento mágico continuó, pero esta vez con un propósito más claro. Desarrollé mis habilidades con mayor determinación, sintiendo cómo la magia fluía a través de mí con cada hechizo aprendido. La consejera me guió en la exploración de mi linaje, revelándome la importancia de las sacerdotisas en la historia del reino y la conexión entre la magia y la tierra misma.
A medida que ganaba confianza en mis habilidades mágicas, también participaba en la vida de la corte con mayor desenvoltura. Los nobles y cortesanos no solo me veían como la esperanza del reino, sino también como una compañera. La camaradería que experimentaba aquí era única, y me di cuenta de que mi presencia no solo estaba destinada a cambiar el destino del reino, sino también a enriquecer mi propia existencia.
En un banquete majestuoso, la reina expresó su gratitud por mi regreso y dedicación. Mientras brindábamos, no pude evitar sentir que, de alguna manera, pertenecía a este mundo tanto como al mío. Las dualidades de mi existencia se entrelazaban, formando una narrativa única que solo yo podía comprender completamente.
Sin embargo, la sombra de la responsabilidad persistía. A medida que mi conexión con el reino se fortalecía, también lo hacían las amenazas que enfrentábamos. Fuerzas oscuras acechaban en los rincones más oscuros, y mi entrenamiento se volvía más intenso en preparación para el enfrentamiento inevitable.
Una mañana, la consejera me llevó a un lugar sagrado, un antiguo bosque encantado que resonaba con la magia ancestral. Aquí, entre árboles centenarios y susurros misteriosos, me enfrenté a pruebas que desafiaron mi resistencia y conocimiento mágico. Descubrí que el bosque era más que un escenario de entrenamiento; era un lugar vivo, con una conciencia propia que respondía a mi presencia.
En el corazón del bosque, me encontré con una antigua entidad, el espíritu del bosque, que había sido testigo de incontables eras. A través de sus palabras sabias, comprendí la importancia de mi papel en la restauración del equilibrio.
—Lady Eleanor, eres la encarnación de la unión entre la magia ancestral y el conocimiento moderno. Tu presencia aquí no es solo un destino, sino una elección. El reino te necesita, pero también te brinda la oportunidad de crecer y aprender. La magia fluye a través de ti, y debes aprender a canalizarla con sabiduría —dijo el espíritu del bosque en un susurro etéreo.
Mis días se llenaron de exploración y aprendizaje. Cada rincón de este reino de fantasía se convertía en un lienzo donde dejaba mi huella, ya sea a través de la magia que desataba o las conexiones que forjaba con aquellos a mi alrededor. Me convertí en una figura central en las decisiones de la corte, contribuyendo no solo con mi linaje, sino también con mi conocimiento moderno.
A medida que ganaba influencia en el reino, también enfrentaba desafíos políticos y rivalidades entre las casas nobles. La consejera me instruía en el arte de la diplomacia, recordándome que la magia no solo residía en los hechizos, sino también en la habilidad de forjar alianzas y mantener el equilibrio entre las facciones.
En una reunión crucial, me encontré meditando sobre decisiones que afectarían el destino de todo el reino. Las palabras de la consejera resonaron en mi mente, recordándome que la responsabilidad no solo yacía en mis habilidades mágicas, sino también en mi capacidad para comprender y guiar
a aquellos a mi alrededor.
Fue durante una noche estrellada, mientras caminaba por los jardines del castillo, que una figura enigmática se acercó. Era un anciano sabio, cuyos ojos centelleaban con la sabiduría de los tiempos antiguos. Me reveló profecías olvidadas y la importancia de mi conexión con la tierra.
—Lady Eleanor, tu magia no solo proviene de la práctica de hechizos, sino también de la comprensión y el respeto hacia la tierra que te rodea. La magia antigua fluye a través de cada rincón de este reino, y tú eres la custodia de su equilibrio —dijo el sabio.
Aquellas palabras resonaron en mi corazón, y decidí explorar más allá de los muros del castillo. En una travesía hacia las tierras lejanas, encontré lugares sagrados y guardianes místicos que compartieron sus conocimientos conmigo. La conexión con la tierra se volvió una parte esencial de mi entrenamiento, y la magia fluyó con mayor armonía.
Sin embargo, en medio de la creciente confianza y dominio de mis habilidades, también experimenté desafíos personales. Las traiciones y rivalidades en la corte pusieron a prueba mi resiliencia y capacidad para discernir entre la lealtad y la ambición. Aprendí que, en este reino de fantasía, la magia no solo residía en los hechizos y la tierra, sino también en las complejidades de las relaciones humanas.
A pesar de las tensiones y los desafíos, encontré amistades verdaderas. Compartí risas y lágrimas con aquellos que veían más allá de mi título de Lady Eleanor, apreciando la esencia de la persona que yacía debajo. Cada conexión formada contribuía a la riqueza de mi experiencia en este reino mágico.
Los días se sucedían, marcados por ceremonias, festivales y desafíos que probaban mi valentía y habilidades. La dualidad de mi existencia se volvía más evidente con cada transición entre los dos mundos. Aunque mi corazón anhelaba la simplicidad de mi vida anterior, me di cuenta de que había encontrado un propósito aquí que trascendía las fronteras de lo conocido.
En una noche de luna llena, el castillo se iluminó con una energía especial. La consejera real me llevó a una cámara secreta donde descubrí un antiguo libro de profecías. Sus páginas revelaban eventos futuros y la importancia de mi papel en el destino del reino.
—Lady Eleanor, vuestro camino se entrelaza con la magia ancestral y los hilos del tiempo. Sois la esperanza que el reino ha esperado durante siglos. Pero recordad, la verdadera magia reside en vuestra capacidad para elegir vuestro destino —dijo la consejera con solemnidad.
Las profecías pintaban un panorama complejo de desafíos y elecciones. Aunque mi camino estaba trazado en parte, también descubrí que tenía el poder de influir en mi propio destino. La dualidad de ser Lady Eleanor y la estudiante universitaria se volvía más intrincada, pero encontré fortaleza en la posibilidad de forjar mi propio camino.
Con cada día que pasaba, mi conexión con el reino de fantasía se volvía más arraigada. Me convertí en una líder respetada y una defensora de la magia equilibrada. Sin embargo, la sombra de las fuerzas oscuras se cernía más cerca, y la consejera real me instó a prepararme para la batalla final que se avecinaba.
La amenaza de las fuerzas oscuras se cernía sobre el reino, y mi entrenamiento intensificó su enfoque en el dominio de la magia. Cada hechizo se volvía más poderoso, cada conexión con la tierra más profunda. Sin embargo, la inquietud persistía en mi corazón. Había un anhelo por explorar mis habilidades mágicas latentes que aún no se habían manifestado por completo.
Una tarde, mientras practicaba en los jardines del castillo, la consejera real se acercó con una expresión de anticipación en su rostro.
—Lady Eleanor, ha llegado el momento de explorar los poderes latentes que yacen en tu interior. Hay una senda mágica antigua, oculta en las profundidades del bosque encantado, que te revelará aspectos de tu magia que aún no has descubierto —anunció, señalando hacia el espeso bosque que se extendía más allá de los límites del castillo.
Asentí con determinación. La curiosidad y la necesidad de comprender mi magia en su totalidad me impulsaron a seguir a la consejera hacia el bosque. La maleza susurraba secretos y las sombras danzaban entre los árboles, creando un aura de misterio que avivaba mi intriga.
Caminamos en silencio, nuestras pisadas apenas audibles sobre el suelo cubierto de hojas secas. A medida que avanzábamos, la atmósfera se volvía más densa, como si el propio bosque reconociera mi presencia y respondiera a mi llamado interior.
Finalmente, llegamos a un claro rodeado de árboles centenarios. En el centro, un antiguo altar de piedra emanaba una energía palpable. La consejera indicó el altar con solemnidad.
—Este es el lugar donde convergen las energías ancestrales. Aquí, podrás explorar las capas más profundas de tu magia. Pero ten en cuenta, Lady Eleanor, que este viaje también revelará aspectos de ti misma que quizás prefieras ignorar.
Inhalé profundamente y asentí, preparada para enfrentar lo que fuera necesario en mi búsqueda de comprensión. Me acerqué al altar y, con la guía de la consejera, comencé un ritual que abriría las puertas a mis poderes latentes.
A medida que pronunciaba antiguas palabras místicas, la energía del lugar cobraba vida. Luces titilantes danzaban a mi alrededor, y una sensación cálida y reconfortante se apoderó de mí. Cerré los ojos, permitiéndome sumergirme en la experiencia.
Imágenes y emociones fluyeron a través de mi mente. Vi destellos de momentos que aún no habían sucedido, visiones de desafíos que enfrentaría y triunfos que celebraría. La magia ancestral me tejía en la trama de la realidad, conectándome con el pasado y el futuro del reino.
De repente, una luz brillante envolvió mi ser. Abrí los ojos y descubrí que ahora estaba en un paisaje etéreo, un lugar donde el tiempo parecía detenerse. Figuras sombrías y luminosas danzaban en la periferia de mi visión, representando los elementos y fuerzas mágicas que fluían a través de mí.
La consejera apareció a mi lado, una presencia etérea que guiaba mis pasos en este reino de la magia pura. Me indicó que explorara mis poderes latentes, que sintonizara con la esencia mágica que resonaba en cada fibra de mi ser.
Concentrada en mi interior, dejé que la magia fluyera a través de mis manos. Sentí una conexión más profunda con la tierra, como si pudiera escuchar sus susurros y sentir su pulso vital. La flora a mi alrededor respondía a mi llamado, floreciendo con colores vibrantes y dejando una estela luminosa en su paso.
La consejera me alentó a explorar otros aspectos de mi magia. Cerré los ojos y me sumergí en la esencia del aire. Una brisa suave acarició mi piel, y sentí cómo la magia del viento se entrelazaba con la mía. Mis sentidos se agudizaron, percibiendo los susurros del viento y la danza de las hojas en el aire.
Abrí los ojos y me dirigí hacia un pequeño arroyo que serpenteba por el claro. Al extender mis manos sobre el agua, sentí una conexión con el elemento acuático. La magia del agua respondió a mi voluntad, elevándose en formas caprichosas y danzando en el aire antes de regresar al arroyo con gracia.
La consejera sonreía, observando mi exploración con aprobación. Sin embargo, sabía que aún quedaba más por descubrir. Decidí sumergirme en la esencia del fuego, la magia que ardía en mi interior con una intensidad que aún no había explorado por completo.
Enfocándome en el calor interior, dejé que la magia del fuego se manifestara. Una llama centelleante apareció en la palma de mi mano, obedeciendo mi voluntad con una serenidad y potencia cautivadoras. Experimenté la danza del fuego, sintiendo su energía vibrante y su conexión intrínseca con la magia ancestral.
A medida que exploraba mis poderes latentes, también me di cuenta de la influencia de mis emociones en la manifestación de la magia. La alegría encendía el fuego con una luz cálida, la calma calmaba las aguas y la determinación movía el viento con fuerza renovada. Mis emociones, antes consideradas como meramente humanas, se entrelazaban con la esencia mágica que fluía en mi interior.
La consejera, ahora una presencia etérea que resonaba con la magia ancestral, me instó a explorar la conexión más profunda entre mi magia y mis emociones. Con determinación, decidí sumergirme en un aspecto más oscuro y complejo de mi ser.
Cerré los ojos y me adentré en la oscuridad interior, enfrentando temores y dudas que habían permanecido ocultos. La mag
ia respondió a mi llamado, manifestándose en formas que reflejaban la complejidad de mi ser. Sombras danzaban a mi alrededor, revelando la dualidad de la luz y la oscuridad que todos llevamos dentro.
Fue en ese momento de exploración emocional que algo inesperado se manifestó. Una energía diferente, una presencia enigmática que parecía surgir de lo más profundo de mi ser. La consejera observaba con atención, reconocimiento en sus ojos.
—Lady Eleanor, has descubierto una magia única, una fusión de luz y sombra que solo los más excepcionales pueden alcanzar. Esta es tu magia latente, una manifestación de tu auténtico ser.
La conexión con esta nueva magia resonaba en mi interior, proporcionándome una comprensión más completa de quién era y el papel que desempeñaba en el equilibrio del reino. Con una sensación renovada de propósito, me dispuse a explorar aún más los límites de mi magia latente.
En los días que siguieron, practiqué y perfeccioné mis nuevos poderes. La dualidad de mi existencia se reflejaba ahora no solo en la conexión entre dos mundos, sino también en la diversidad de mi propia magia. Cada elemento, cada emoción, se entrelazaba en una sinfonía única de poder.
La consejera y yo continuamos explorando el bosque encantado, desentrañando sus secretos y conectándonos con las fuerzas místicas que residían en él. Cada revelación fortalecía mi conexión con el reino y mi comprensión de la magia ancestral.
Sin embargo, mientras exploraba estos poderes latentes, también me enfrentaba a la creciente amenaza de las fuerzas oscuras. Mis nuevas habilidades serían puestas a prueba en la batalla que se avecinaba. La consejera me instruyó en estrategias mágicas avanzadas y tácticas de defensa, preparándome para enfrentar el desafío definitivo que determinaría el destino del reino.
El castillo resonaba con la tensión mientras se acercaba la confrontación. La reina expresó su confianza en mi capacidad para enfrentar las fuerzas oscuras, pero la responsabilidad pesaba sobre mis hombros. Con la magia ancestral y mis poderes latentes como guía, me preparé para la batalla que decidiría el curso del reino y mi propia existencia entrelazada entre dos mundos.
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