Durante los últimos dos años, Louise se embarcó en una travesía llena de desafíos y dedicación, persiguiendo con fervor el sueño de alcanzar la libertad financiera antes de llegar a los 25 años. Su lista de logros estaba repleta de marcas de éxito, casi como una validación tangible de su esfuerzo y determinación. Sin embargo, entre las líneas triunfantes de esa lista, yacía un espacio vacío, un sueño no materializado que resonaba de manera insistente: la llegada de un bebé.
Con una decisión firme, Louise dio un giro hacia un capítulo inexplorado de su vida: la búsqueda del padre ideal para su primer hijo. Se aventuró en citas con una mezcla de emoción y expectativas elevadas, anhelando descubrir en cada encuentro la chispa que podría encender una nueva fase en su vida. Sin embargo, la realidad demostró ser un terreno complicado, y la lista de candidatos potenciales se adelgazaba con cada experiencia, dejando a Louise con un cúmulo de deseos no cumplidos y preguntas sin respuesta.
En medio de este viaje, un giro inesperado agitó las aguas de su existencia. Él, alguien que Louise no anticipaba que volvería a cruzar su camino, emergió en su vida. Su presencia volvió a encender un sentimiento que ella había intentado enterrar: el amor mezclado con una tristeza profunda. A medida que se reavivaban las emociones del pasado, Louise se encontraba dividida entre la intensidad de quererlo de nuevo en su vida y el temor de involucrarlo en la creciente vida que llevaba en su vientre.
Así, en la encrucijada de sueños no realizados y complicaciones emocionales, Louise se adentró en una travesía aún más compleja de lo que había imaginado, enfrentándose a decisiones que podrían alterar la trayectoria cuidadosamente planificada de su vida.
Louise
Siempre supe que los hombres eran imprudentes, ellos no querían nada serio en la vida, pero ver como se comportaban siendo unos malditos, me había quitado todas las ilusiones del mundo cuando vi que solo buscaban algo: Sexo.
Claro que yo solo quería su esperma, pero no quería cualquiera, no quería que mi futuro hijo fuera algún potencial asesino, ni nada parecido. Quería que fuera lindo, gordito, lleno de energía y con una vibra dulce.
El último día de noviembre finalmente llegó, y desde la ventana de mi apartamento, observaba los destellos de los fuegos artificiales que iluminaban el cielo nocturno. Con una cerveza en mano, tomaba un momento para reflexionar sobre la decisión de no unirme a mi familia en estas festividades, algo que no había hecho desde que me mudé sola hace tres años.
En este tiempo, he logrado más de lo que imaginé: completé mi carrera, obtuve la oportunidad de trabajar de manera independiente y finalmente, inicié mi propia agencia. Estaba segura de que había recibido mucha ayuda, estaba por el camino correcto que me había comenzado a mí misma cuando cumplí los 20 años y supe qué quería hacer.
—Hija —Es lo primero que escuché a través del celular, mi madre me llamaba totalmente feliz —Siento mucho que no puedas estar aquí con nosotros.
—Lo sé, mamá —Digo mientras alejó la lata de cerveza de mi boca —Tengo mucho trabajo pendiente —Cosa que era verdad, pero no lo haría hoy, mañana sí lo haría porque no tenía más tiempo.
—Lo entiendo, aun así me pone triste que no estés aquí conmigo.
—Los visitaré el 7 de diciembre —Confieso.
—¡Claro! Estaremos encantados de recibirte —Ella me sigue hablando de como mis tías estaban bailando, de como mi abuela también estaba animada, aunque todos me extrañaban, estaban pasándola lo mejor posible.
Tiro mi cabeza hacia atrás mientras la escuchó hablar, reflexionando lo que había hecho estos últimos meses, además de dirigir la agencia, porque yo quería algo, yo de verdad quería conseguir ese sueño, ese loco sueño.
Yo quería ser mamá, deseaba con todas mis fuerzas ser mamá de un bebé, de poder criarlo y darle lo mejor, pero no tenía a nadie, la realidad era que no había tenido a nadie desde los mismos 20 años que supe quería en mi vida.
Apenas cumplí los 25 años, me había instalado todas las aplicaciones de cita posibles, porque tal vez estaba alguno que me gustaría, que me iba a gustar lo suficiente, pero al contrario, solo encontraba personas que no eran posibles potenciales de ser buenos hijos, solo personas que tenían el corazón podrido.
Necesitaba un milagro, un milagro que tal vez navidad me lo iba a traer, yo tenía mucha fe que este mes, sería el mes de hacer a mi bebé, de ser madre.
Cuando mi madre se dio cuenta de que estaba distraída se despidió y me deseo suerte para mis días de trabajo. Mañana sería un día pesado para la agencia, comenzaba todo el trabajo de un montón de empresas que estaban con nosotros, tanto trabajó llegó a nosotros este año que no tendría mucho tiempo libre, pero siempre lo sacaría para cumplir mi sueño.
Al día siguiente fui la primera en ver las cosas pendientes e inmediatamente llegaron los demás, fue asignar tareas mientras su cumplía las mías y ayudaba a los demás. Sin querer uno de los tantos papeles que tenía en el escritorio salió volando y me levanté rápidamente para recogerlo, este documento no lo había visto, ¿qué era? Cuando empecé a leerlo, recordé, ¡era hoy!
—Me tengo que ir —Dice mientras recogía algunas cosas para trabajar desde el lugar.
—¿Qué sucedió? —Preguntaba una de mis compañeras.
—Tenía una reunión para elegir al contador de la agencia, tengo hoy las entrevistas —Le respondí mientras corro al ascensor —Tienen que terminar las cosas para hoy y tomar el 7 libre —Les advierto mientras cierran las puertas.
Corrí hacia el auto para ir al lugar que nos había ayudado buscando las entrevistas para el trabajo de contador, antes yo manejaba todo eso, pero ahora no se podía porque mi tiempo se debía volver a mi labor de publicista, necesitaba un verdadero contador en mi vida.
Llegar al lugar fue correr y que una de las empleadas de me recibiera.
—Pensamos que no iba a venir.
—Tuve unas cosas que hacer y se me hizo tarde —Qué mentira tan grande estaba diciendo.
—Tranquila, ya los candidatos están listos —Asiento mientras acomodo mi bolso en la mesa que habían dado, mientras buscaba mi computador y lo prendía dejaron pasar el primer candidato.
Después de casi diez personas, alguien me hizo levantar mi cabeza, ojalá fuera por algo bueno, pero la voz la reconocía y lo vi, el mismo hombre que hace cinco años me confirmó que el amor no existía, que no importaba que tanto esfuerzo uno pusiera, si no era recíproco jamás iba a funcionar.
Cuando chocamos miradas me di cuenta de que me reconoció, porque entre cerro sus ojos, y lo pensé: Mi hijo tendría buenos genes, tendría excelentes genes de parte de él y sería inteligente.
Lo seguí con la mirada cuando lo terminaron de entrevistar, cuando dieron el break para ir a comer, lo busqué, necesitaba encontrarlo. Él no quería ser papá y yo tampoco buscaba un papá, simplemente quería su esperma para ser madre.
—¿A quién buscas tanto? —Él me encontró, porque en una zona poco transitada del lugar en el que estábamos me acorraló.
—A ti —Le digo sin pestañar, me conocía y sabía que yo siempre era directa.
—¿muchas ganas de verme?
—Siempre —Le digo con una sonrisa burlona, él se ríe y me suelta la mano y se aleja un poco.
—Louise, ¿desde cuándo tienes una agencia de publicidad?
—Te dije que quería escalar y conseguir mis cosas, ¿lo recuerdas? —Él hace una pequeña mueca, no lo recordaba, no puedo evitar reír, porque ya no esperaba nada de él —Esa mueca me confirma que no, no te preocupes —Le digo riendo, ahora me preguntaba, ¿qué debía hacer?
—Hablando en serio, ¿qué quieres? —No le podía decir que su esperma.
—¿Estás saliendo con alguien? —Le preguntó, tal vez con este resultado podría dar a lo que quería.
—¿por qué? —Se acerca a mi rostro, mientras lleva su mano a mi cuello, cierro los ojos al sentir ese cosquilleo, recordando la primera vez que salimos.
—¿Tú por qué crees? —Lo miro directamente y él sabe el significado de esa mirada, porque no espera mucho para besarme.
¡Lo conseguí! El gen perfecto para mi bebé, gracias diciembre.
Louise
Emoción con ese beso y por un momento sentí esa alegría de hace cinco años, pero recordé lo que me dijo y volví a mi objetivo.
—Lo tomaré como que estás soltero.
—Lo sigo estando, nada ha cambiado desde esa última vez —Suelto una pequeña carcajada, no esperaba menos de él.
—Pero no dejas de tener necesidades.
—Efectivamente —Me dice para alejarse un poco más de mí y seguir hablando —¿Quieres volver a eso? ¿No lo odiabas por qué solo te miraban de forma sexual?
—Sí, lo sigo odiando con todo mi ser, pero eres especial —Me encantaría decir que es mentira, pero él me encantaba, su forma de hablar, su forma de hacer caras, su risa, su mirada seria, yo estaba loca por él, incluso luego de años.
Él me abrió los ojos para mi gusto de hombres, pero al mismo tiempo, me hizo entender que yo quería una persona que me viera de forma seria, que dijera que quería todo conmigo, luego de buscarlo me di cuenta de que no, que jamás pasaría tratando de buscarlo a él en otra persona que quisiera algo serio.
—¿Entonces quieres salir hoy?
—Tengo que elegir quién será el contador de mi agencia.
—Sabes que ganaré eso, tengo más experiencia en todo eso.
—Por eso mismo, me encantaría darle la oportunidad a otra persona —Él voltea sus ojos para asentir y darme otro beso —¿Por qué renunciaste a tu otro trabajo?
—No renuncie, pedí un día para esta entrevista, no pensé que tú serías la dueña.
—Sí, tampoco lo quise anunciar públicamente.
Mi celular empieza a sonar y vibrar, era una de mis compañeras de trabajo.
—Louise, uno de los potenciales jefes del área de mercadeo, quiere hablar contigo, lo mandé a tu dirección.
—Dale, dame su nombre para estar pendiente.
—Creo que ya llegó —Me volteo para ver hacia la entrada y veo de frente a otro personaje de mi vida de los 20 años y cierro los ojos, ¿qué mierda estaba pasando?
—Sí, ya lo vi —¿Cómo sabía que era él? Era el único magíster en mercadeo que veía en toda la zona, los demás eran candidatos de contador.
La mirada de ese hombre que se veía mucho mayor que antes fue para el hombre que quería sus genes en mi vientre. Diciembre empezó demasiado fuerte, ¿este era el milagro que quería?
—Louise —La voz ronca de él me hace temblar, Dios mío.
—Jaden —Le digo dando una sonrisa ejecutiva —¿Eres el nuevo?
—Sí, ¿tú eres la CEO? —Su ceja enarcada habla por sí sola, maldito egocéntrico.
—Sí, es mi agencia —Le digo con una leve sonrisa —¿Podemos hablar en otro lado? Necesito ver los papeles y ver si se puede solucionar hoy mismo.
—Sí —Responde luego de casi un minuto de un silencio incómodo, cuando estaba dispuesta a retirarme, mi compañero de besos de hace cinco minutos me agarra del brazo y me mira, él no era celoso, ¿qué le pasaba?
—Louise, no he cambiado mi número.
—Yo sí, cuando comencé en este mundo, cambie totalmente —Confieso mientras separó su mano —Hablaremos luego y tendremos una cita, porque es necesaria.
Jamás le iba a decir que después de él sigo Jaden, y Jaden me confirmó que los hombres como él eran la peor escoria del mundo, tampoco diría que estos dos me habían dejado tan traumada que me había consumido en el proyecto que ahora estaba dando frutos y jamás tuve ese romance.
—¿Es novio?
—No te debería importar —Le respondo a mi querido amigo chismoso —¿Dónde tienes los papeles? —Le pregunto mientras miro la hora, debía entrar en 15 minutos y no había tenido tiempo de comer.
—Pensé que seguías con esa fantasía de buscar tu novio ideal —Suleto una risa.
—No tengo tiempo para eso y sinceramente para seguir encontrando basura como tú, prefiero retirarme —Le digo con una misma sonrisa arrogante que él siempre me dio, me da los papeles de mala gana.
—Cambia está parte de aquí... —Le voy dando las indicaciones, mientras él ayuda a complementar.
—Quién diría que haríamos buen equipo.
—Bebé, se necesita más que eso —Al ver la hora solo tenía un minuto para llegar.
—Ve, total seré contratado de una forma u otra —Me muerdo el labio, porque en este caso tenía razón, necesitaba con todas mis fuerzas al mejor en esa área.
Suspiro para alejarme luego de agradecer por lo que hizo, Jaden jamás sería una opción para mi bebé, porque no quería que mi bebé compartiera los genes con él.
Me compré algo para pasar el hambre mientras pasaba las entrevistas, sin embargo, cuando llegué estaban empacando todo.
—Ya elegimos el mejor para su empresa —Me da un archivo —Es el que mejor tiene experiencia y para algo que está comenzando debe tener lo mejor de lo mejor, no alguien que se pueda equivocar, ya la persona fue notificada, está contento de comenzar mañana a primera hora.
Dios mío, ¿qué había pasado? El destino me estaba haciendo mala jugada con todo, primero Jaden y ahora, la persona que me había hecho sentir tantas cosas. No estaba controlando nada de lo que pasaba y aún menos cuando sentí su presencia por detrás.
—Te lo dije, yo jamás pierdo —Cuando me giro a verlo tiene una gran sonrisa burlona —Me tendrás que aguantar desde ahora.
—Ahora soy tu jefa, ¿qué se siente que alguien 10 años menor sea tu jefe? —Le devuelvo la broma.
—Eso me dolería si tuviera mi cerebro en las bolas, como no lo tengo, me da igual.
—Engreído —Digo poniendo los ojos en blanco y metiendo todo a mi bolso nuevamente para irme a la agencia, aunque viendo la hora era mejor almorzar y trabajar desde casa.
—Caprichosa —Me dice —Lo único que ha cambiado en ti es que ahora te ves fría, más sin sentimientos.
—Eso pasa cuando le hacen daño a las personas —Le digo con una sonrisa, para coger el bolso e ir saliendo, siempre me siguió en todo momento y cierro los ojos por esas inmensas ganas de llorar.
—Louise, jamás te hice daño, siempre fui claro contigo —Claro, eso es verdad.
—Sí, lo sé —Me detengo para mirarlo, si me acostaba con él ya, podría saber si estaba embarazada para el 24 de diciembre y me podría alejar más rápido de él —Alexander, llévame a tu apartamento.
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