Mi nombre es Andrea Altamirano, tengo 17 años y curso el último año de Preparatoria. Vivo en una pequeña ciudad a la orilla del mar. Soy hija única y mis grandes amigas son Fabiola Campos y Paola Cisneros. Fabiola y yo queremos estudiar medicina y somos compañeras de bachillerato, Paola quiere ser contadora y aunque estudia en el mismo colegio no compartimos las mismas clases.
Vivir aquí es realmente fantástico, podemos pasar mucho tiempo en la playa y todos nos conocemos ya que es una ciudad muy pequeña.
Lamentablemente en un año deberé de irme a vivir a otra ciudad ya que aquí ninguna Universidad imparte la carrera de Medicina. Fabiola y yo deberemos aplicar en diferentes Universidades y esperamos ambas aprobar en la misma para seguir estudiando juntas.
Hoy Paola hará una fiesta en su casa que para nuestra suerte se ubica a la orilla de la playa y la fiesta promete ser épica.
Mis padres son Rodrigo y Nora, son dueños de un restaurante que se ubica en el Malecón de la ciudad. Está catalogado como uno de los mejores y gracias a los ingresos que obtienen mis padres podemos llevar una vida bastante holgada.
La fiesta es en unas horas y aún no he pedido la autorización de mis padres por lo que me voy directo al restaurante para verlos.
- Hola papi, mami- saludo al entrar en su oficina
- Hola princesa, ¿a qué debemos el honor de tu visita?- bromea papá.
- Amor, ta deberías conocer el motivo- dice mamá- hoy es la fiesta de Paola y seguramente quiere pedir nuestro permiso para asistir, ¿o me equivoco Andy?
- Ay mamá, me conoces tan bien.
- Pues sí ese es el motivo, tienes nuestro permiso- responde papá.
- Gracias, los quiero- los abrazo a ambos.
- Avísame a qué hora te recojo, no quiero que regreses sola a casa- pide mamá.
- Tal vez podría quedarme a dormir con Paola y así ustedes no se desvelan.
- Ah, pero que hija tan considerada tenemos ¿Tú que opinas amor?- Le pregunta a papá.
- Me parece una muy buena idea, así tú y yo tenemos un tiempo a solas- dice papá guiñando un ojo.
— Ugh, que asco. Mejor me voy o se me hará tarde.
Sí, mis padres son unos eternos enamorados y tengo que tolerar sus excesivas muestras de afecto.
Llego corriendo a casa, entro a la ducha. Salgo y escojo un lindo vestido de tirantes; con estampado floral en tonos rosados, corte princesa que llega por encima de mí rodilla.
Mi cabello lo dejo suelto y aplico una crema para peinar, decido no usar la secadora para lucir mis ondas naturales. Un maquillaje muy natural, unas lindas sandalias y preparo un pequeño bolso con mi traje de baño y lo necesario para pasar la noche en casa de Paola.
Me describiré para que me conozcan: mido 1.64, mi cabello es rubio obscuro y llega a media espalda, mis ojos son verdes, tez blanca (un poco bronceada por el sol), delgada y sin muchos atributos.
Estoy lista, salgo de casa. Debo pasar a recoger a Fabiola que vive muy cerca. Toco a la puerta y sale de inmediato.
-Amiga, ¡qué emoción!- expresa mientras me abraza efusivamente- está fiesta promete.
- Sí, ya vámonos. ¿Tus papás te dejaron quedarte?
- Claro, no podía ser de otra manera.
Desde la calle escuchamos la música, lo que indica que la fiesta ya comenzó. Evitamos la entrada principal y llegamos directamente por el lado de la playa. Ubicamos a Paola casi enseguida, está hablando con 3 chicos muy apuestos. En cuanto nos ve hace señas para que nos acerquemos y así lo hacemos.
- Chicas, qué bien que ya están aquí- nos saludamos- Les presento a mis compañeros de clase: Alejandro Robles, Marco Dueñas y Joaquin Bustamante.
Nos saludamos con un beso en la mejilla y debo admitir que aunque los 3 son guapos Alejandro es el más atractivo a mis ojos.
- Chicos, ellas son mis amigas Andrea Altamirano y Fabiola Campos. Diviértanse, yo debo saludar a unas chicas que también van llegando.
Paola se retira y Joaquin con ella, es claro que se gustan.
- Voy por unas bebidas- anuncia Marco.
- Yo te acompaño- dice Fabiola y me queda clarísimo que Marco le gusta y eso me deja a mí con Alejandro.
- Y cuéntame, ¿qué estudias?- me cuestiona.
- Estoy en ciencias biológicas, es mi último año. ¿Tú estudias con Paola?
- Así es, quiero ser Arquitecto.
- Qué bien, yo doctora.
- Uff, es una carrera bien larga.
- Sí, 10 años ya con la especialidad.
Llegan nuestros amigos con las bebidas y comenzamos a bailar. Rato después llegan Paola y Joaquín.
- Chicas, llegó la hora. ¡A ponerse el bikini! Ahora regresamos chicos, no se pierdan.
Entramos a la casa y en la habitación de Paola nos cambiamos.
Mi bikini es color turquesa, y no muy revelador ya que mis atributos físicos no son muy prominentes a diferencia de Fabiola que tiene un cuerpazo y para lucirlo eligió un bikini rojo bastante pequeño para mi gusto. Paola también está muy bien proporcionada y su bikini es amarillo, no tan revelador. Definitivamente la sensual del grupo es y será Fabiola.
Regresamos a la piscina donde nos esperan los chicos con unas refrescantes bebidas.
Bailamos y estamos pasando un gran rato.
La química entre Alejandro y yo es innegable, no es que tenga mucha experiencia en esto de las relaciones pero se percibe. Solo he tenido un novio y no duramos mucho, él quería avanzar muy rápido y yo no estaba lista y sí me dejó por otra. No me arrepentí ni tampoco significó para mí un gran sufrimiento, pasó sin pena ni gloria.
Todos decidimos caminar un rato por la playa y de pronto solo estamos Alejandro y yo, nos sentamos a mirar el atardecer y seguir conversando.
Ambos queremos convertirnos en profesionistas exitosos y no estamos dispuestos a permitir que nada se interponga en el camino que hemos trazado.
- Me gustas mucho Andrea, pocas chicas tienen tan claro lo que quieren. Me gustaría conocerte mejor, ¿aceptarías salir conmigo la próxima semana?
- Acepto, también me gusta tu manera de pensar.
- A mí me gustas toda tú- se acerca peligrosamente a mí, los nervios me traicionan y justo antes de que sus labios rocen los míos giro mi rostro y se estampan en mi mejilla.
- ¡Me encantas Andy!- dice acariciando mi mejilla.
Por suerte está anocheciendo y confió que eso disimule un poco mi rostro sonrojado.
- Busquemos a las chicas- sugiero y me levanto de prisa.
Camino lo más rápido que puedo, Alejandro me alcanza y toma de la mano.
- No hay prisa, podemos caminar despacio y seguir disfrutando de este hermoso atardecer- dice Alejandro.
No pude responder, sentir su mano tocando la mía causa una sensación extraña en mi cuerpo. Jamás sentí esto con ningún chico, las veces que mi ex me beso lo que quería era alejarme de él y con Alejandro eso no pasa. Me avergüenza aceptar que me gusta su toque.
Los gritos de las chicas al vernos me hacen volver a la realidad y de inmediato suelto si mano.
- ¡Ay se ven tan lindos juntos!- exclama Fabiola- espero que pronto le quites la inocencia a mi amiga Alex, le hace falta vivir.
- ¡Fabiola!- grito mientras golpeó su hombro. Siento mi rostro arder de vergüenza.
— Andy, es solo una broma amiga- se escusa.
— Odio tus bromas- le digo molesta.
- Ya chicas, no comiencen a pelear- pide Paola- mejor vamos un rato a la piscina.
Todos aceptamos, pero antes le dirijo una mirada asesina a Fabiola. Espero que no me haga pasar más vergüenza.
Disfrutamos el resto de la fiesta sin comentarios desagradables por parte de Fabiola que estaba bastante entretenida con Marco.
Es mi amiga y la quiero, más debo admitir que es muy atrevida. No tiene filtros y le vale lo que piense la gente. Aunque honestamente a veces me gustaría ser un poco como ella.
- ¿En qué piensas Andy?- la voz de Alejandro me trae de vuelta a la realidad.
- Nada importante Alex. Veo que Fabiola y Marco se han entendido a la perfección.
- Jajaja, no me extraña. Son muy parecidos.
- Así como tú y yo- demasiado tarde me di cuenta de que no solo lo pensé, lo dije.
- Exacto, así como nosotros- dice levantando mi barbilla con su dedo y dejando un beso suave y delicado en mis labios.
Estoy inmóvil y sin reacción, siento sus brazos rodear mi cintura e instintivamente subo las mías a su cuello. Escondo mi rostro en su pecho y puedo escuchar su corazón latir.
Al fondo la música ha pasado a ser suave y todas las parejas de la fiesta bailan lentamente.
Alejandro y yo hacemos lo mismo, dejándonos llevar por el vaivén de la música. Mi corazón late acelerado y entiendo que este chico me gusta y mucho.
Despertamos en casa de Paola ya pasado el mediodía.
- Y cuéntanos Andy, ¿volverás a ver a Alex?
- Sí, saldremos la siguiente semana- respondo y una sonrisa involuntaria se refleja en mi rostro.
- ¡Qué lindo! Solo con nombrarlo y ya sonríes- menciona Fabiola.
- No entiendo a qué te refieres, solo somos amigos.
- No, se nota que ahí existe algo más que una amistad- asegura Paola- ni siquera con tu ex sonreías de esa manera.
- Está bien, ustedes ganan. Sí me gusta Alejandro, pero no quiero adelantarme.
- ¿Adelantarte? Pero si vas atrasada amiga- dice Fabiola.
- Ya Fabi, no la presiones. Ya sabemos que tú no te detienes ante nada, pero Andy es diferente y debemos respetar sus tiempos.
- Ok, lo siento. Se nota que le gustas mucho a Alejandro y hacen muy bonita pareja- agrega Fabiola.
- Ya veremos que sucede- agrego- por ahora solo pienso en comida, muero de hambre.
- Yo también, bajemos a desayunar- propone Paola.
Las tres estábamos hambrientas, es sábado y tenemos todo el fin de semana para descansar.
Regreso a casa y mis padres están en el restaurante, así que pasaré el resto de la tarde en la piscina escuchando música.
Alguien toca a la puerta y debo ir a ver quien es.
Me sorprendo al abrir y encontrarme frente a mi a Alejandro.
- Hola, Alex. ¿Cómo supiste en donde vivo?
- Le pedí a Joaquin que se lo preguntara a Paola, lo siento. ¿Llego en mal momento?
- No, pero mis padres no se encuentran en casa y no tengo permitido invitar a chicos en su ausencia.
- Eso es bueno, te cuidan. Podríamos dar un paseo por el Malecón, ¿te gustaría?
- Sí, es buena idea. Permiteme cambiarme y ahora bajo.
Lo dejo esperando afuera y subo a mi habitación a ponerme algo adecuado.
Minutos después bajo y salimos caminando rumbo al Malecón.
- Y cuéntame, ¿a qué se dedican tus padres?- me pregunta.
- Son dueños de un restaurante que se ubica justo aquí en el Malecón.
- Wow, que bien. De casualidad no será The Beach?
- Sí, ese es nuestro restaurante.
- A mis padres les encanta ir ahí, ellos son abogados y en un principio querían que yo también lo fuera.
- Uff, debió de ser difícil para ti defender tus sueños.
- Bastante, por suerte comprendieron que no podían ni debían obligarme a estudiar algo que no me gustaba.
- Bien por ti. Y a qué Univeridad te gustaría ir?
- Tengo 2 opciones una es la Ciudad de México y la otra en Monterrey.
- ¿Y cuál prefieres?
- Definitivamente Monterrey. ¿Tú a que aunivefsidad quieres entrar?
- Mis dos opciones están en la Ciudad de México.
- Me gusta que ambos tenemos muy claros nuestros objetivos. ¿Quieres un helado?
- Me encantaría.
Compramos dos helados y seguimos caminando por el Malecón hablado sobre nuestros sueños a futuro.
- Debo volver a casa, mis padres no deben tardar en llegar.
- Claro, vamos.
Al llegar me detengo frente a la puerta.
- Gracias por el paseo- le digo.
- Me encanta estar contigo, espero que aceptes salir conmigo una vez más.
- También disfruta de tu compañía, quizá nos veamos en el colegio.
- Me asegurare de qué así sea- expresa mientras toma mi rostro con ambas manos y deja un beso en mis labios al cual no dudo en corresponder.
- Ya debo entrar- digo al separarme de él.
- Nos vemos Andy.
- Adiós Alex.
Ingreso a mi casa con el corazón acelerado, cada vez que estamos juntos tengo estas sensaciones totalmente nuevas para mí.
Los días pasan, Alejandro y yo nos vemos durante los recesos entre clases y salimos los fines de semana. Cada vez me siento más feliz en su presencia.
Han transcurrido dos meses y Alex me ha pedido ser su novia, claro que dije que sí. Mis padres parecen estar de acuerdo con nuestra relación e incluso cuando ellos están en casa permiten que Alex venga aquí.
Fabiola es novia de Marco y Paola de Joaquin. En muchas ocasiones salimos todos juntos a divertirnos.
Estamos a un mes de terminar el quinto semestre y se acercan los exámenes de admisión a la Universidad.
Alex y yo nos hemos reunido en casa para estudiar algunos días, hoy es uno de ellos. De pronto mis padres me llaman desde la planta baja.
- Princesa, debemos ir al restaurante a solucionar un imprevisto- anuncia papá- no tardaremos demasiado. Alex cuida de mi princesa.
- Andy, Alex comportense por favor- pide mamá.
- No se preocupen mamá, seguiremos estudiando.
Los escuchamos marcharse y seguimos resolviendo nuestras guías de estudio. Yo estoy en la cama, recostada boca abajo y Alex está haciendo uso del escritorio.
Se levanta y se arrodilla en el piso frente a mí.
- Vengo a robarte un beso para mantener la concentración- anuncia acercándose a mis labios y robandome un beso embriagador que provoca que pierda la noción del tiempo.
No supe en que momento termino acostado en la cama y estamos frente a frente. Los besos se están volviendo más intensos, nuestros cuerpos se acercan cada vez más y mi pierna se sube a su cadera. Su mano va subiendo lento por todo mi muslo hasta llegar a mi glúteo y presionarlo con fuerza lo que me saca un leve gemido.
Giramos y termina quedando encima mío, mis piernas se abren para permitir que se acomode en medio de ellas. Sus manos viajan por debajo de mi blusa y comienzan a masajear mis senos.
El cosquilleo en mi vientre se está volviendo insoportable, me sorprendo cuando roza con su miembro mi centro y sin embargo en lugar de detenerlo me froto contra él intentando calmar esta necesidad que se ha apoderado de mí.
El calor que soy experimentando y todas estas sensaciones son completamente nuevas para mí y no quiero detenerme.
- Chicos estamos de regreso- la voz de mi mamá me trae de golpe a la realidad y empujó a Alex quitándolo de encima mío- ¿todo en orden?
Trato de controlar mi respiración y que mi voz no me delate
- Todo bien mamá- consigo decir- seguimos estudiando.
- Sí señora, todo bien- confirma Alex.
- Ok, les subire algo de comer- anuncia.
- No hace falta mami, en unos minutos bajamos, Alex ya casi se va.
- Ok, chicos.
Es evidente el gran problema que se asoma por debajo de los pantalones de Alex y yo estoy al rojo vivo.
Entro al cuarto de baño y mojo mi rostro y mi cuello con agua fría con la esperanza de que eso me ayude a regular mi temperatura.
- Lo siento Andy- murmura Alex mientras me abraza por la espalda y besa mi hombro- me deje llevar.
- No fue solo tu responsabilidad, yo también perdí el control.
- Sé que tal vez pienses que es muy pronto para decir esto pero te amo Andy. Quiero que lo nuestro sea para siempre.
- Alex, no sé que decirte. Creo que también te amo, pero somos muy jóvenes y tenemos muchos proyectos por delante.
- Lo sé, también me doy cuenta que en menos de un año estaremos estudiando probablemente en ciudades diferentes y que eso implicará un reto para nuestra relación.
- Exacto, a mí me esperan 10 años de estudio y a ti 5. Será mucho tiempo separados.
- Podemos hablar por teléfono y cada vez que volvamos a casa vernos.
- Quisiera creer que es tan fácil como suena.
- No será fácil, pero creo que lo que tenemos es auténtico y no quiero perderte.
- Yo tampoco, prometo que buscaremos la manera de hacer que funcione- beso sus labios- ahora bajemos antes de que mamá suba por nosotros.
Llega el final del semestre y tendremos algunas semanas de vocaciones. A pesar de ser invierno el clima aquí siempre es agradable. Nos esperan días de playa y fiestas alrededor de una fogata.
La relación entre Alex y yo marcha bien, nuestros encuentros son cada vez más apasionados. Cada vez es más difícil para mí no llegar hasta el final. Sé que para él no será la primera vez, pero sí para mí y quiero que sea especial.
Hoy habrá fiesta en la playa, será al atardecer y todas asistiremos con nuestros respectivos novios. Nos arreglaremos en casa de Fabi.
- Ay chicas, ya pronto nos iremos a la Universidad menciona Pao.
- Sí, el próximo año en estas fechas estaremos finalizando el primer semestre de nuestras respectivas carreras- dice Fabi.
- Ya no podremos vernos tan seguido- Lamento con tristeza.
- Seguramente Fabi y tú queden en la misma universidad- asegura Pao.
- Eso espero, si no me voy a sentir muy sola.
- ¿Y qué pasará contigo y con Alex?- pregunta Pao.
- Queremos continuar con nuestra relación a distancia.
- Uff, no quiero sonar pesimista pero sabes que eso será complicado. ¿Verdad?- menciona Fabi.
- Lo sé y lo hemos hablado mucho. Tenemos la esperanza de que funcione. ¿Y ustedes qué harán con sus chicos?
- Joaquin presentará examen en la misma Universidad que yo y esperamos quedar juntos.- reponde Pao- es la ventaja de querer estudiar ambos Contaduría.
- Nosotros no, Marco seguramente se irá a Monterrey con Alex a estudiar arquitectura. La ventaja con nosotros es que no nos hemos enganchado y terminaremos con la relación antes de irnos- comenta Fabi en un tono bastante frío.
- Wow, tú de verdad te lo tomas todo muy a la ligera- digo un poco sorprendida con su actitud.
- Así debe de ser chicas, somos muy jóvenes para engancharnos con alguien. Yo estoy dispuesta a disfrutar al máximo de mi juventud sin complicarme la vida- asegura Fabiola.
Me quedo pensando en lo difícil que será para mí estar lejos de Alex, a veces me gustaría ser un poco más como Fabiola.
La fiesta es en la playa, frente a la casa de Paola. Sus padres salieron de viaje y tenemos casa sola.
Estamos bailando y cantando alrededor de la fogata. Mis padres me dieron permiso de quedarme aquí a dormir así que no estoy preocupada por la hora.
- Caminemos por la playa- propone Alex y caminamos tomados de la mano.
- ¿Sabías que Joaquin y Paola presentaran examen para la misma Universidad?- le pregunto.
- Sí, Joaquin me contó. Son afortunados, podrán estar juntos.
- Si, me da un poco de envidia- admito.
- Me sucede lo mismo. Más nunca me interpondria en tus sueños. Ambos somos ambiciosos y queremos ser profesionistas. Estoy seguro que nuestro amor superará el tema de la distancia.
- Espero que tengas razón.
- No te pongas triste Andy, nada cambiará lo que siento por ti.
Nos besamos demostrando lo mucho que nos amamos. Sí somos muy jóvenes pero yo estoy segura de lo que siento y sé que Alex también.
Tumbados en la arena nos dejamos llevar, por primera vez me atrevo a tocar su cuerpo. Acarició su pecho por encima de su camisa, sus manos suben por debajo de mi vestido y tocan mi intimidad. Siento la necesidad de continuar pero Alex me detiene.
- Espera amor, tengo una sorpresa preparada para ti- me ayuda a levantarme y me guía a la casa de Paola.
Ingresamos a la habitación de invitados y me quedó con la boca abierta. Decoró toda la habitación con globos y pétalos de rosa.
Sin pensarlo más me abalanzó sobre sus labios, nos besamos desenfrenadamente. No quiero detenerme, quiero sentir sus manos en mi cuerpo.
Cómo si pudiera leer mis pensamientos comienza a acariciarme. Mis manos torpemente tratan de retirar su camisa.
Abandona mi boca para dejar besos en mí cuello mientras desliza los tirantes de mi vestido y este cae al piso dejándome solo en ropa interior. Justo en ese instante me percato de mi casi desnudez e intento cubrirme con las manos. Levanta mi barbilla con su dedo y nos miramos fijamente, no necesito más que esa mirada para sentirme segura y seguir adelante.
Seguimos besándonos y por fin lo despojo de su camisa, mis manos tiemblan al bajar hasta su cintura y tocar el borde del pantalón. Él me ahorra la tarea y se lo quita quedando solo en bóxer.
Toma mi mano y me guía hasta la cama, en donde con sumo cuidado me recuesta y él se coloca sobre mí. Los besos siguen, las caricias y la temperatura sube. No supe en que momento termino de desnudarme, se levanta y quita su bóxer. Es la primera vez que veo a un hombre desnudo y siento temor de lo que viene.
Se coloca un preservativo y vuelve a colocarse sobre mí, intuye mi nerviosismo y me besa. Me envuelve con caricias y besos hasta que siento su m*****o presionar fuerte. Mis músculos se tensan, frena el contacto y besa mi cuello lo que incrementa el cosquilleo de mi vientre.
La necesidad es inminente y soy yo quien busca el contacto, el roce se vuelve placentero y lentamente comienza a ingresar. Es doloroso, se abre paso y entra completamente lo que provoca que suelte un grito que ahoga con sus besos. No hace ningún movimiento y mi interior se adapta poco a poco a su intromisión. Mi cuerpo reacciona por sí mismo y busca moverse lentamente. Iniciamos un vaivén que siento me va a hacer explotar, jamás había tenido esta sensación tan intensa. Noto que mi interior se contrae una y otra vez. Un movimiento más y es como si miles de fuegos artificiales estallaran al mismo tiempo. Lo siento moverse unas cuantas veces más hasta que un gruñido sale de su boca.
Se recuesta a mi lado y me acomoda entre sus brazos. Mi cabeza se apoya en su pecho y escucho su corazón latir acelerado. Recuperamos el ritmo de nuestra respiración.
- ¿Te lastime mucho Andy?- pregunta y al mismo tiempo acaricia mi espalda.
- Solo al principio- admito avergonzada- sé que no tengo experiencia y tal vez eso sea un problema.
- Eso no es lo importante Andy, para mí es la primera vez que hago el amor y estoy feliz de que sea contigo.
- Yo también estoy feliz de haber esperado y que tú fueras el primero.
Me acurrucó entre sus brazos y me quedo profundamente dormida.
Despierto algo desorientada y no reconozco de inmediato el lugar en el que me encuentro. Me muevo ligeramente en la cama y el dolor proveniente de mi intimidad me hace recordar lo ocurrido.
No puedo evitar esbozar una sonrisa al ver a Alex a mi lado. Un sentimiento agridulce se apodera de mí cuando recuerdo que en un año habrá miles de kilómetros entre nosotros.
Alex despierta y acaricia mi rostro.
- Eres hermosa Andy, te amo.
- También te amo Alex. Debemos levantarnos antes de que las chicas vengan a buscarnos.
- Tienes razón, te invito a desayunar y después te llevo a tu casa.
- Perfecto- Me levanto con dificultad y veo la mancha roja en las sábanas- que vergüenza, ¿qué hacemos con esto?- señalo.
- No es una vergüenza, es la prueba de que soy el chico más afortunado del mundo. No te preocupes, yo me encargo.
Antes de irnos, metimos las sábanas a lavar y salimos silenciosamente.
Desayunamos y tal como prometió me lleva de vuelta a casa. Nos despedimos con muchos besos de piquito, no queremos separarnos.
Por fin ingreso a mi casa y voy directo a mi habitación, me doy una ducha con agua caliente para relajar mis músculos. Ni mente no deja de rememorar lo que sucedió anoche, fue maravilloso.
Me pongo ropa cómoda porque todo mi cuerpo duele, me recuesto en mi cama y me quedo profundamente dormida.
Me despiertan las insistentes llamadas a mi puerta.
- Adelante- digo adormilada.
Entran como torbellino Paola y Fabiola y se lanzan sobre mí cama.
- Cuéntanos todo- exige Fabi- y con lujo de detalles.
- Ustedes sabían, ¿verdad?- las interrogo.
- Claro, estaban en mi casa- admite Paola- Alex nos pidió nuestra ayuda y con gusto lo hicimos.
- No cambies el tema y cuéntanos, ¿lo hicieron?- insiste Fabi.
- Sí- acepto sonrojada.
- ¿Te gustó?- indaga Pao.
- Sí- respondo.
- Ay por Diios, deja los monosílabos- pide Fabiola.
- No te voy a dar detalles, así que no insistas. Conformate con saber que todo fue mucho mejor de lo que imaginé.
- Te dije que era inútil, no nos va a contar nada- dice Paola.
- Ni siquiera nos vas a decir si está bien dotado- suelta Fabiola.
- ¡Fabiola!- gritamos al unísono y le lanzamos dos almohadas.
Las tres nos reímos y pasan toda la tarde conmigo escuchando música.
Las vacaciones casi llegan a su fin y debemos enfocarnos en sacar el último semestre adelante y con excelentes calificaciones.
Todos estamos ocupados haciendo los trámites necesarios para sacar las fichas para los exámenes de admisión de las Universidades a las que queremos postularnos.
Alex y yo no hemos tenido mucho tiempo para pasarlo juntos. Lo extraño. Cuando podemos vernos no logramos sacarnos las manos de encima. He ido dejando a un lado las inhibiciones y disfruto mucho hacer el amor con él.
Cada vez estamos más compenetrados y no me imagino lo mucho que voy a sufrir cuando debamos separarnos.
Estamos en el colegio y en uno de los recesos decido buscar a Alex, me dirijo a su salón y efectivamente ahí está. Más no está solo, hay una chica junto a él que claramente le coquetea. Alex ni se entera, pero yo si puedo ver las intenciones de esa chica y me acercó decidida a demostrarle que Alex está conmigo.
- Hola mi amor- digo llamando su atención y me acerco a besarlo.
- Amor, justo iba a buscarte- me dice- mira te presento a una compañera, Patricia Alvarez ella es mi novia Andy Altamirano.
- Mucho gusto- decimos las dos con hipocresía.
- Bueno, los dejo. Nos vemos más tarde para estudiar Alex. Un placer Andy.
- Igual, adiós Patricia- me cuelgo del cuello de Alex y lo beso de forma muy atrevida, obviamente con toda la intención de que Patricia nos vea.
- Wow, me conviene que te pongas celosa- dice Alex atrayendome más a su cuerpo.
- ¿Celosa yo? Para nada- respondo mientras juego con mi dedo en su pecho.
- Ok, de todas formas no tienes de que preocuparte. Solo tengo ojos para ti- me besa apasionadamente.
- Vamos a la cafetería, tengo hambre- pido con voz aniñada.
- Por supuesto amor, vamos.
Esa tarde no puede reunirme con Alex y no dejo de pensar que está con la tal Patricia y los celos me corroen. No quiero a esa tipa cerca de mi novio.
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