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El Presidente Enamorado... Una Historia De Amor, Secuestro Y Venganza.

Bienvenidos!

Hola como están? Aquí les comparto una nueva novela que en unos días comenzaré a publicar, una vez que finalice con siempre estaré aquí para ti, espero que puedan seguirme en esta nueva historia de amor ♥️intentaré publicar un capitulo todos los días... Les dejo la sinopsis para que vayan imaginándose de que se trata, gracias por siempre estar pendientes de mi trabajo, las quiero, ♥️

Capitulo 1: Necesito conseguir el dinero.

John Meyer es el presidente de su nación, el más joven de la historia, con 43 años de edad, es reconocido por el amor que profesa por el país, por su gente, querido por casi todos los habitantes, y por su gran inteligencia, llevando a su nación a un superávit económico, gracias a sus increíbles ideas políticas, económicas y sociales, además de haber conseguido grandes inversionistas internacionales, convirtiendo al país en la nueva mina de oro de la región.

También es reconocido a nivel mundial por ser muy guapo, con unos ojos azules magníficos, una altura impresionante, John mide 1.90, dueño de una contextura grande y un cuerpo tallado por los mismos dioses, junto a largas rutinas en el gimnasio, unos preciosos labios carnosos, y su cabello corto, negro azabache, que siempre lleva despeinado, dándole un toque más de sensualidad. Los programas de espectáculos siempre comentan que su presidente, de orígenes muy humildes, se había ganado la vida siendo modelo de pasarela, para poder costear sus estudios, pero no hay evidencias de eso, ya que cuando John llego al poder, gente de su entorno político eliminó esas imágenes, para no traer vergüenza al nuevo presidente.

John está acompañado en el poder, por su vicepresidente Maxwell McGregor, compañero de partido político y mejor amigo desde la universidad, cuando juntos estudiaban ciencias políticas, soñando con algún día poder hacer crecer a su maravilloso país. Max admira a John, su enorme corazón, sus obras benéficas, sus altas inversiones en salud y educación pública, ya que según el presidente la salud y la educación son un derecho, no un privilegio que pueden tener unos pocos.

El presidente está en su despacho, preparando los últimos detalles de su discurso. En unos días viajará a la ciudad capital del país, a una convención por la paz, donde varios mandatarios, de distintos países se reunirán a pedir que cese la guerra entre dos naciones muy cercanas.

Lamentablemente... Una persona desconocida no quiere que John asista a esa convención y hará hasta lo imposible para evitarlo.

Annie Taylor no puede creer lo que está leyendo en el sobre que tiene en sus manos, las lágrimas no dejan de rodar por sus mejillas y su desesperación es tan grande, que debe tapar su boca para no gritar de dolor y despertar a su hermanito, Marcus jamás puede verla en ese estado y menos ahora.

El cáncer de su mamá ha regresado y a menos que se someta a tratamiento con quimioterapia, le queda muy poco tiempo de vida. Annie llora desconsoladamente, desde que su padre los abandono en la miseria hace cinco años, apenas logran sobrevivir, viviendo en tierras usurpadas, en el interior de un tráiler abandonado que se cae a pedazos, jamás podrían darse el lujo de pagar un tratamiento tan costoso, ni siquiera con las nuevas políticas de salud del presidente llegaría a salvar la vida de su madre.

Después de levantarse, darse un baño en una palangana con la ayuda de un jarrito, despierta a su hermano Marcus, de diez años, para que tome su desayuno y vaya a la escuela, ella tuvo que dejar el colegio desde muy pequeña, apenas sabe leer y escribir, pero no puede permitir que su hermano siga viviendo en la miseria, al menos necesita darle la oportunidad de una educación digna, para poder tener un futuro digno, y no vivir toda su vida en un tráiler abandonado.

Una vez que terminan de desayunar, Annie acompaña a Marcus al colegio y luego se va a trabajar al basural de la ciudad, donde, junto a otros vecinos, recogen basura, que luego califican y venden para ganar un poco de dinero que sirva para llevar un plato de comida a la mesa. Ella siempre hubiese querido ser algo más que una indigente en la basura, lamentablemente, con su poca educación nadie le dio la oportunidad de serlo. Durante un tiempo se fue a vivir a la ciudad, quiso salir de la pobreza, de la basura, conseguir un trabajo para tener una casa digna y llevarse a su mamá y a Marcus, pero la ciudad solo la humilló, terminó durmiendo en la calle, y a los pocos meses volvió con su familia, derrotada, sin el poco dinero que había ahorrado para irse y sin un futuro.

Recordando eso, las lágrimas comienzan a rodar nuevamente por sus mejillas, mientras revuelve la basura buscando algo que tenga valor y pueda vender, de lo contrario esta noche no habrá para cenar y otra vez tendrá que ver a Marcus llorar de hambre.

—Otra vez llorando, mi niña—dice una voz a sus espaldas, es Noreen, una de sus vecinas, quien siempre se compadece de la vida dura que lleva la muchacha, cuidando a su madre enferma, criando a su hermanito y llevando el plato a la mesa.

—Hola Noreen —saluda Annie, con una cálida sonrisa en sus labios, adora a esa mujer, muchas veces ha tenido algo de comer gracias a ella y su gran corazón

—No disimules, Annie, veo la tristeza en tus ojos, ven muchacha cuéntame, ¿Qué sucedió? —Noreen más que nadie puede entender por lo que está pasando, ya que el año pasado perdió a su esposo a causa del cáncer. Annie no puede seguir controlando sus lágrimas que comienzan a rodar otra vez por sus mejillas.

—Noreen... Mi madre... Ha vuelto el cáncer a su cuerpo y no sé que hacer, estoy desesperada —la mujer, con mucho cariño abraza a Annie, para intentar consolarla, pero sabe que no hay palabras que pueda decir, en este momento, que alivien su dolor.

—Tranquila Annie, algo se nos ocurrirá, juntaremos dinero entre los vecinos, así como tú lo has hecho en ocasiones, ayudaremos con la quimioterapia para tu madre.

—Noreen... Hemos juntado dinero para medicamentos contra la fiebre, dolor de estómago, las drogas para el cáncer son muy caras. Jamás podríamos llegar a juntar tanto dinero.

—Annie... ¿Por qué no vuelves a la ciudad? Quizás está vez tienes mejor suerte... —insiste la mujer, para levantarle el ánimo a la jovencita.

—Creo que tienes razón Noreen... Debería volver a la ciudad y aceptar el único trabajo que me ofrecieron, ser prostituta en un burdel—responde Annie, con lágrimas en los ojos, jamás quiso llegar a eso, pero si entregando su cuerpo, a cambio de dinero, puede salvar la vida de su madre, no tiene que seguir pensándolo, no puede retrasar lo inevitable.

—No mi niña... No lo hagas, por favor... Annie, mereces mucho más que eso.

—¿Y qué me aconsejas qué haga, Noreen? Estoy desesperada, la vida de mi madre se apaga cada segundo.

—Annie... No debería aconsejarte esto... Pero ve a ver a Michel... Sabes que siempre tiene algún trabajo, te ha ofrecido muchas veces, y no has querido aceptar.

—Noreen... Sabes que Michel hace trabajos sucios, vende drogas, tiene jóvenes que roban para él, no puedo hacer eso.

—Annie... ¿Acaso esperas que muera tu madre? No es la salida a tus problemas, pero al menos puedes juntar un poco de dinero para llevarte a Marcus y a tu madre a la ciudad, no lo pienses mucho.

—Tienes razón Noreen... —confiesa Annie, después de pensarlo—No tengo nada que perder, necesito conseguir el dinero para salvar la vida de mi madre, y lo conseguiré al precio que sea.

Capitulo 2: Comienza el plan.

Annie sabe que está a punto de cometer una locura, jamás imagino que Noreen le aconsejaría ir a ver a Michel, el ser más despreciable del barrio. Un hombre que es capaz de hacer cualquier cosa por dinero, robar, vender drogas, hasta matar a una persona, sin embargo, en este momento, ella está a punto de convertirse en un ser despreciable como él... La desesperación por conseguir el dinero para el tratamiento de su madre la llevara a hacer cosas que nunca se hubiese imaginado.

Después de regresar a su casa, hacer la comida, y comer junto a Marcus y su madre, se dirige a la casa de Michel, Annie espera que él no se aproveche de la situación, ya que supuestamente, siempre estuvo enamorado de ella y este sería un buen momento para reclamar su cuerpo, a cambio de dinero, lamentablemente, no lo pensaría dos veces si logra juntar el dinero para salvar la vida de su madre.

Finalmente, Annie está delante de la puerta de la casa de Michel, tras pensarlo varios minutos decide golpear y segundos después, el hombre en cuestión, abre la puerta para encontrarse cara a cara con la muchacha.

—¿Pero qué es lo qué ven mis ojos? —pregunta burlándose —Annie Taylor, nunca imagine tener el agrado de tu visita, por favor pasa —Annie queda paralizada unos segundos, hasta que toma valor y entra, seguida del dueño de la casa—¿Para qué soy bueno?—pregunta, sin borrar la sonrisa burlona de su rostro.

—Michel... Necesito dinero... —súplica Annie—Mucho dinero—el hombre abre los ojos de par en par, muy sorprendido, sin poder creer en las palabras que salen de la boca de ella—sé que muchas veces me ofreciste trabajo y yo rechazaba tu propuesta, ahora necesito trabajar, necesito dinero, haré lo que sea, lo que quieras, lo que me pidas.

—Nunca imagine escuchar las palabras mágicas "haré lo qué me pidas" —acota burlándose de la desesperación de ella —¿Por que necesitas tanto dinero? ¿Acaso quieres regresar a la ciudad?

—Necesito regresar a la ciudad, mi madre está muy enferma, morirá pronto si no consigo dinero para su tratamiento.

—Ahora entiendo tu desesperación querida Annie, así que dijiste que harías lo que te pida.

—Sii... ¿puedes ayudarme? —Annie sabe que está cometiendo el peor error de su vida, ¿y si termina presa? Piensa, al menos conseguirá el dinero para salvar la vida de su madre.

—Muy bien querida Annie, tengo varios trabajos para ti, te ayudaré a conseguir lo que necesites.

—¿Qué es lo que tengo que hacer? —pregunta, aterrada.

—Tranquila, no pasará nada, no arriesgaría tu vida Annie, sabes que eres una mujer muy especial para mí. Si fueras mi esposa, jamás tendrías que pasar por esto.

—Michel... solo dime que tengo que hacer —insiste.

—Mira Annie, por el momento tengo dos buenos trabajos, en los que nos beneficiaremos ambos, pero te dejaré elegir, solo porque eres tú.

—Dime, por favor...

—El primer trabajo, no es muy seguro para ti, consiste en convertirte en mula, necesitamos pasar por la frontera kilos de cocaína, sin embargo, si te descubren terminaras años tras las rejas, por contrabando o puedes morir de una sobredosisteníasjiste que tenias dos trabajos, ¿Cuál es el otro?

—El otro es mucho más simple y no corre riesgo tu vida, a menos que te ajustes al plan y no nos traiciones, debemos secuestrar a una persona, tenerlo cautivo un mes, necesitamos a una mujer dócil, como tú, que pueda alimentarlo y tenerlo en buen estado de salud, la intención es solo asustarlo, no asesinarlo.

—Dios mío, Michel ¿Eres capaz de hacer semejantes cosas por dinero? —El hombre comienza a reírse a carcajadas, burlándose de ella.

—Mira Annie, estás aquí para conseguir dinero a costa de cualquier cosa... ¿En qué te diferencias de mí? —pregunta Michel.

—Tienes razón —contesta, decepcionada de ella misma, pero tiene que hacerlo.

—¿Y bien? ¿Aceptarás alguno de los trabajos? No tenemos tiempo que perder, ambos son para comenzar la semana que viene.

—¿Puedo saber quien es la persona que van a secuestrar?

—Annie... No comas ansias, mientras menos sepas. Mejor.

—Estaré un mes con él ¿Verdad? En algún momento descubriré quien es.

—¿Aceptas el trabajo de compañía? —pregunta sorprendido, realmente nunca pensó que Annie aceptaría, imagino que saldría corriendo aterrada, por más que quiera disimularlo está muy asustada, pero la desesperación por salvar a su madre es más fuerte que todo.

—Aceptaré Michel, pero con una condición.

—Dime... Soy todo oidos.

—Que no permitas que le hagan daño a esa persona.

—¿Y a ti que te importa lo que le pase? Al fin y al cabo no lo conoces...no debes mezclar sentimientos con trabajo.

—Ya lo se. Pero no podría soportarlo, por favor Michel.

—Tranquila, Annie, no le haremos daño, es una persona muy importante, solo debemos tenerlo cautivo un mes y ganaremos mucho dinero.

—Está bien, acepto—contesta resignada.

Unos días atrás Michel había recibido la llamada de un tal MMG, una persona que no quería dar su identidad, que deseaba secuestrar a un hombre, alejarlo de la ciudad por un mes, a cambio de una importante suma de dinero. En la primer comunicación no quisieron darle el nombre de la víctima, pero le dijeron que debía ser la semana entrante, antes de la convención por la paz, que se llevaría a cabo en la capital, por lo que Michel imagino que sería una persona muy importante.

—Dígame MMG... ¿Quién es la persona a la que debemos secuestrar? —pregunto Michel.

—No se preocupe, pronto lo sabrá, solo puedo decirle que debe ir muy preparado, este sujeto es muy fuerte, le daré la ubicación de un lugar muy apartado de la ciudad, le aseguro que allí no podrán encontrarlos, necesito que vaya y siga mis instrucciones.

—Muy bien señor, estoy a su disposición.

Días después, Michel volvió a recibir una llamada del misterioso MMG.

—Dígame... ¿Está todo preparado como se lo indique?

—Si señor... Todo en orden. Tengo a disposición un grupo de seis personas para empezar con el operativo cuando usted diga.

—Muy bien, Michel, la semana próxima este sujeto llegará a la capital. A las cinco de la mañana sale a correr, lejos de su seguridad, es el momento oportuno para capturarlo.

—¿Seguridad? ¿Es una persona millonaria? ¿Pedirán rescate por él?

—No, Michel, no necesitamos dinero, solo queremos que este sujeto no meta sus narices donde no nos conviene.

—¿Acaso... —pregunta Michel, había hecho muchas cosas malas, pero nunca había asesinado a nadie, por más que la gente pensara que si.

—No queremos hacerle daño, pero no puede presentarse a la convención por la paz... O se arruinarán todos nuestros negocios...

—¿A la convención por la paz? —sabía que esa reunión solo se llevaría a cabo entre presidentes de todas partes del mundo y que el organizador es el mandatario John Meyer—¿Puede decirme quien es la persona en cuestión?

—Esta bien, Michel, es necesario que lo sepas. Es John Meyer, el presidente de nuestra nación.

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