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LA NUEVA ERA DEL ROCK

PROLOGO.

PRÓLOGO.

^^^Don’t stop believen’ (Journey).^^^

La música sonaba muy fuerte. El estadio de los Dodgers estaba repleto de gente. Luego de colocarme los audífonos y dejar un poco de suspenso, salí a enfrentar a todas esas personas que estaban esperando ver el mejor show de sus vidas. Tanto yo como toda la banda está feliz por esto. Finalmente, luego de que se apaguen todas las luces del estadio, ingrese al escenario y una vez me ubico en medio, las luces vuelven a encenderse.

-Buenas noches a todos. –Grito y me doy un momento para oír los vítores de las personas. -- Nosotros somos “Rush” y estamos aquí para darles el mejor concierto de nuestras vidas. –Dije.

Observe a mis amigos, Curtís -el guitarrista-, Joe -el bajista- y Luke -el baterista-; quienes estaban a mi lado, esperando para comenzar a sonar sus instrumentos.

 Luego de un asentimiento de mi parte, comenzamos el show. Este duró más de dos horas, la gente estaba enloquecida y creo que jamás había visto algo como esto. Sonreía entre canción y canción e intentaba interactuar un poco con el público, como lo he hecho a lo largo de este tiempo que llevamos con la banda de gira.

Finalmente, llegó el momento del cierre.

-Muchas gracias a todos por venir hoy. –Dije. –De verdad que si hace seis años cuando arrancamos nos hubieran dicho que llegaríamos tan lejos, hubiera dicho que estaban locos. –Reímos. –Nos despedimos de la misma forma como nos conocimos, ¿lo recuerdan? –Dije y todos al unísono gritaron un maravilloso “sí”. Yo sonreí y los chicos comenzaron a tocar y yo a cantar:

...“Just a small town girl...

...Livin’ in a lonely world...

...She took the midnight train going anywhere...

...Just a city boy...

...Born and raised in South Detroit...

...He took the midnight train going anywhereA singer in a smokey room...

...A smell of wine and cheap perfume...

...For a smile they can share the night...

...It goes on and on and on and on...

...Strangers waitin'...

...Up and down the boulevard...

...Their shadows searchin' in the night...

...Streetlights, people...

...Livin' just to find emotion...

...Hidin', somewhere in the night...

...Workin' hard to get my fill...

...Everybody wants a thrill...

...Payin' anything to roll the dice...

...Just one more time...

...Some'll win, some will lose...

...Some are born to sing the blues...

...Whoa, the movie never ends...

...It goes on and on and on and on...

...Strangers waitin'...

...Up and down the boulevard...

...Their shadows searchin' in the night...

...Streetlights, people...

...Livin' just to find emotion...

...Hidin', somewhere in the night...

...Don't stop believin'...

...Hold on to that feelin'...

...Streetlights, people”...

Sí, había dicho seis años porque ese tiempo había pasado desde que éramos unos niños y comenzamos a tocar por primera vez. Sumado a mis dos años en la cárcel y estos últimos meses. Era el fin de nuestra primera gira.

Después del show, salimos hacia los camerinos entre risas. Realmente estábamos en la cima. Brindamos, como en cada uno de nuestros shows y después de cambiarnos de ropa nos regresamos al hotel. Era increíble estar de gira, pero después de este tiempo y todo lo ocurrido, finalmente nos tomaríamos un descanso.

Ya en mi habitación, mi mejor amigo, Curtís, el guitarrista de la banda, apareció con una cara que parecía que vendría a informarme una tragedia.

-¿Qué ocurre? –pregunte preocupado.

-Emiliano. –Dijo él. –Hay… Algo que tienes que saber.

-Ok, pero habla hombre. –Dije.

-Es… Alexis. –Dijo él.

-¿Qué pasa con él? –pregunte.

-Alexis está en los medios. –Dijo Curtís. – Está acusándote públicamente de asesinar a Juan Cruz Mesa hace unos años y dando información acerca de tu conexión con el Cartel de “Las Perlas”.

Hola a todos.

Gracias por estar leyendo nuevamente una de mis novelas.

Les quiero contar un poco como será la lectura de esta, ya que difiere un poco de mi modo de contar historias, pero es algo en lo que vengo trabajando hace rato y me gustaría compartirlo con ustedes.

Primero aclarar que ninguna de las canciones utilizadas en esta historia son de mi autoría, por eso es que al inicio de cada capítulo, escribo el nombre y el intérprete de la misma.

En segundo lugar, en la mayoría de los capítulos, como dije anteriormente, pondré el nombre de la canción en el orden en el cual aparecerá detallada la letra. Esto no solo para aclarar que la canción no es de mi autoría, sino que es para mejorar la experiencia del lector. En esos capítulos, podrán buscar la canción y seguirla, a medida que aparezca la letra, la cual está escrita completa y resaltada en negrita para que sea más fácil ubicarla, sobre todo si desean ignorarla.

En caso de simplemente querer leer e ignorar la parte de la canción y letra, les sugiero seguir bajando.

Gracias por seguirme una vez más y, espero que les agrade la experiencia de leer esta novela.

CAPITULO 1.

CAPÍTULO 1.

Por Emiliano. 

Tres años antes.

Mi nombre es Emiliano Castronovo, tengo veinte años y soy Estadounidense. Crecí en un pequeño suburbio en Kentucky. Desde pequeño soñaba con ir a Los Ángeles y cumplir mi sueño: ser una estrella de Rock & Roll.

Junto a unos amigos: Curtís, Joe y Luke, tenemos una banda de garage a la cual llamamos “Rush”. Sin embargo, solo lo hacemos por hobby, nunca tocamos en ningún lado. Aunque todos soñamos con ser una reconocida banda. Durante el último tiempo, casi no ensayamos, ya que todos debemos trabajar para sustentar nuestras vidas. Pues, mis padres fallecieron cuando era un chico, asesinados en un asalto a la salida de mi casa, o eso es lo que me dijo mi tío: Carlos Castronovo.

La verdad es que detesto a ese ser humano. Es un mafioso de mala muerte que cree que todo el mundo tiene que hacer lo que él quiera o de lo contrario le declara su sentencia de muerte. Es el líder de uno de los Carteles más poderosos del mundo, llamado “El Cartel de Las Perlas”, tiene fuertes conexiones con las mafias más poderosas de Centro y sur de América.

Pero, yo trato de enfocarme en salir adelante por mí mismo, sin necesidad de pedirle algo a ese ser humano. No quiero que algún día tenga que pagar por sus crímenes.

Además de mi grupo de amigos con quienes conformé la banda, tengo otros tres amigos, los cuales son Alexis, Juan Cruz y la mujer más hermosa que mis ojos han visto: Paula. Debo decir que ella es la inspiración de cada una de mis letras. Todas las canciones que he escrito las hice pensando en ella. No me da vergüenza decir que estoy enamorado perdidamente de esa mujer. Aunque se que Alexis también se las trae con ella. A pesar de eso, intentamos mantener nuestra amistad. Somos amigos desde pequeño y no es justo echarlo a perder por una chica.

Durante un tiempo estuve alejado de Paula. No quería que nuestra amistad se rompiera. Por lo que decidí que lo mejor era dejar las cosas como estaban y no decirle a Pau lo que siento por ella. Las cosas cambiaron cuando un día, ella vino hacia mí a confesarme sus sentimientos. Debo admitir que fue el día más feliz de mi vida y la acepte de inmediato, importando poco lo que Alexis pueda sentir en ese momento. Después de todo, era ella quien había elegido y él debería aceptarlo.

Estuvimos juntos durante algunos meses, hasta que finalmente, una noche, ella y yo nos entregamos en cuerpo y alma. Esa noche le demostré a Paula cuánto la amaba. Le conté mis planes, mis sueños, le dije que, algún día, me casaría con ella y que la haría muy feliz. Prometí que cuando fuera una estrella de rock, ella estaría a mi lado, trabajaríamos a la par. Paula quería ser productora musical, así que le propuse ser la productora de Rush. Soñábamos a lo grande en aquella época. Y yo haría cualquier cosa para que ella cumpla sus sueños.

Pero en la vida de Emiliano Castronovo, la felicidad no dura para siempre. A pesar de mantenerme alejado de mi tío, como dije anteriormente, ese hombre cree que puede manipular a todo el mundo y de lo contrario amenaza con terminar con su vida, no para hasta conseguir lo que quiere.

Dicho esto, paso a relatar los hechos de la noche que cambió mi vida para siempre.

Al día siguiente de mi encuentro con Paula, recibí una llamada desesperada de Juan Cruz. Era temprano por la mañana. Me despedí de Pau diciéndole que volvería a verla luego de mi reunión con Juan.

Me dirigí a la casa de mi amigo y al ingresar, él estaba en pleno ataque de pánico. Intente tranquilizarlo. Estuve con él en todo momento. Hasta que finalmente se calmó y pudo decirme lo que le ocurría.

-Amigo. –Dijo este. –La cagué.

-¿Qué ocurre Juan? –Dije preocupado. –Cuéntame.

-Es… Sobre tu tío. -exclamó. -Sobre Carlos.

-¿Ese hampón? ¿Qué tienes que ver tú con él? –pregunte.

-Yo… Yo necesitaba dinero y… hice algunos negocios para él… Acompañé a sus perros a dar unas vueltas y conseguí el dinero que necesitaba, pero… Ahora… Quise salir del negocio y él… me está buscando para asesinarme.

-¿Acaso estás loco? –dije, enfurecido. –¿Cómo se te ocurre hacer eso, Juan Cruz? Tú mejor que nadie sabes cómo es ese tipo. ¿Por qué no viniste a mí si necesitabas dinero?

-Lo sé… Lo sé y lo lamento mucho. –Dijo él. –Pero yo… no sé qué hacer Emi, estoy desesperado… Necesito que hables con él… Sé que lo que te pido es complicado, pero él… él te escuchará, eres su sangre después de todo.

-Eso no funcionará Juan. –Dije. –Además, yo… Lo he estado ignorando, dudo que acepte hablar conmigo.

-Inténtalo por favor. –Dijo él. –Hazlo por mí.

-Lo intentaré. –Dije. –Pero no puedo prometerte nada.

Él asintió y mientras se calmaba, tomé el teléfono y luego de pensarlo mucho, marqué el número de ese tipo. Después de algunos tonos, nadie atendía y cuando estaba a punto de colgar, escuche esa asquerosa voz al otro lado de la línea.

-Diga. –Dijo él.

-Tío. –Dije, intentando calmarme. –Soy… Soy Emiliano.

-Querido sobrino. –Dijo este. –Por fin te acuerdas de mí.

-Necesito hablar contigo. -exclamé, intentando mantener la calma.

-Dime, en qué soy bueno. –Dijo él.

-Yo… He sabido que mi amigo Juan Cruz ha estado trabajando para ti. –Dije.

-Ese hijo de puta. Ni siquiera me lo nombres. Voy a destrozarlo en cuanto lo vuelva a ver. -exclamó enojado.

-Tío… Por favor, necesito que lo dejes en paz. –Dije.

-¿Y por qué haría eso, ah? Él me traicionó. Y tú sabes muy bien lo que eso significa.

-Tío… Solo necesitaba el dinero, es un niño… Como yo…

-Tú ya no eres un niño, Emiliano. –Dijo él. –Aún sigo esperando que dejes esa estúpida idea de cantar como una niñita y te hagas un hombre. Que vengas a ocupar mi lugar en el negocio. -exclamó. -Y en cuanto a tu amigo, él sabía muy bien en donde estaba metido, así que, ya es adulto.

Hice silencio. No sabía qué decirle, que responder. Finalmente, escuche un suspiro al otro lado de la línea y mi tío volvió a hablar:

-Está bien. –Dijo él. –Te diré qué haremos. Me quitaré la idea de destrozarlo a cambio de que lo hagas tú. Él morirá de todas maneras, solo tienes que elegir como. De una forma atroz y despiadada o rápido y sin sufrimiento. Eso sí, si eliges la segunda opción, deberás hacerlo tú.

Suspire. ¿En qué carajos te metiste Juan Cruz?, ¡Maldita sea!.

-Está bien tío. –Dije. –Lo haré.

-Tiene que ser esta misma noche. –Dijo Carlos. –Si fallas, te mataré.

-Está bien, tío. –Dije.

Colgué la llamada y vi a Juan Cruz acercarse a mí y viéndome expectante. Suspire y le conté lo que mi tío me había dicho. Juan Cruz me observó asustado.

-Que… ¿Qué harás? –Dijo Juan. –¿Vas a matarme?

-¿Estás loco? –Dije. –No voy a matarte idiota.

-¿Y dejarás que lo haga ese loco? –Dijo él. –No… Por favor Emiliano… Hazlo tú, te juro que voy a perdonarte.

-¡NO! ¡No! –Grite. –Juan Cruz no soy un asesino. –Dije. –Buscaré otra forma… Eso sí… Tiene que ser ya, él quiere que esté todo listo para esta noche, de lo contrario… –Hice una mueca como si me cortara el cuello. –El muerto aquí seré yo.

Juan Cruz asintió.

-Tengo una idea. –Dije.

-Cuéntame. –Dijo él.

-Te irás… Huirás del país. –Dije. –¿Qué te parece Argentina? Es un buen lugar… Te adaptarás allí.

-¿Qué? ¿Estás loco? –Dijo él.

-Debes irte Juan, de lo contrario él te matará. –Dije. –Eres de mis mejores amigos, no cargaré con tu muerte.

-Pero yo… no tengo dinero, Emiliano. –Dije.

-Tengo mis ahorros. –Dije. –Yo… Trabajé duro para viajar a Los Ángeles, te daré el dinero… Tú lo necesitas en este momento. Además, mi madre tenía una propiedad en Argentina, es una larga historia. Estarás a salvo allí.

-Pero Emiliano… Es tu sueño. –Dijo él, objetando.

-Volveré a juntar ese dinero, pero tú… estás en peligro… Juan, por favor, acéptalo.

-Pero y ¿qué harás? Tu tío querrá pruebas de mi asesinato.

-Lo fingiremos… Haremos algunas fotos, se las enviaré. Y luego te irás de aquí. -exclame. -Quiero que estés a salvo.

Juan Cruz no estaba de acuerdo, pero no volvió a objetar. Fue así que fingimos su muerte. Golpee a Juan para fingir que forcejeó conmigo y luego lo amarre con algunas cuerdas, maquillamos un poco su rostro para simular un tiro en la cabeza, con pinturas y disfraces que quedaron del Halloween anterior y luego de eso, tomé algunas fotografías para enviárselas a mi tío.

-Vaya… Hasta parece real. –Dije.

-De verdad. –Dijo Juan.

Después de eso, le ayudé a juntar lo necesario en una maleta, le entregué dinero, le compre un pasaje de avión a Argentina, con un nombre falso, por supuesto, y lo acompañe al aeropuerto. Juan Cruz cambió un poco su look para no ser reconocido y yo me puse una gorra y gafas de sol por si acaso nos seguían.

En el aeropuerto abracé a mi amigo con fuerza.

-Juan… Quiero que te vayas, no vuelvas a comunicarte conmigo hasta que todo esto pase… A menos que sea de vida o muerte. ¿Está bien?

-Pero Emiliano…

-Escucha… Si queremos que esto funcione, hay que hacerlo de esta manera. –Dije. –Yo… Ya le envié las fotografías a mi tío. No sé qué pasará conmigo de ahora en más, pero pase lo que pase por favor, quédate en Argentina, intenta pasar desapercibido.

-Te escribiré una carta. –Dijo él. –Para avisarte dónde estaré. Solo eso.

Suspire.

-Está bien… Hazlo… Pero será la primera y la última. Y cuando todo esto se acabe, prometo que iré por ti. –Dije.

Juan Cruz me abraza.

-Gracias, amigo. –Dije. –Te debo la vida de aquí en más.

-Juan. –Dije. –Cuanto menos personas lo sepan mejor.

-Hay… una sola persona aparte de nosotros dos que lo sabe.

-¿Quién? –Dije. –Es peligroso Juan.

-Lo sé pero debí contarle. –Dijo él. –Se trata de Curtís.

-Está bien. Hablaré con él y le aclaré lo de tu supuesta muerte. –Dije. –Ahora vete... Que tengas una buena vida...

CAPITULO 2.

CAPÍTULO 2.

Por Emiliano. 

Después de esa noche, todo se fue al carajo.

De alguna forma, las fotos que le envíe a mi tío se filtraron a la policía, quien, de inmediato, comenzó a buscarme para detenerme por homicidio. Al menos alcancé a decirle la verdad a Curtís. Él insistió en que debí haberme ido junto a Juan Cruz, pero eso no era correcto. Jamás hubiéramos tenido paz. No mientras el hampón de mi tío siga impune. ¿Cómo es que me siguen a mí y no a este criminal que asesinó a más personas de las que vio?

La noticia se expandió rápido entre mis amigos y seres queridos. Pude ver el dolor en el rostro de Paula y el odio en el rostro de Alexis. Los únicos que no me juzgaron fueron los chicos de la banda, supongo que se lo debo a Curtís, él los habrá puesto al tanto a pesar de que le pedí por favor que no lo diga.

Esa noche fui detenido. Privado de mi libertad por un crimen que no había cometido. Fui llevado a una celda oscura, fría y rodeado de hombres que me veían como una presa fácil.

En la cárcel estuve dos años. Durante mi estadía, recibí la visita en una ocasión de Paula. Ella me dijo lo mucho que estaba decepcionada de mí y que le dolía haberme creído y haberse entregado a un asesino y sobre todo, haber confiado en mí. Sus palabras me rompieron el corazón. Pero ya estaba hecho. No le diría nada. Dejaría que siga creyendo lo que se dice en los medios, de todas formas ya no me importa.

Después de ella, vino Alexis... Quien no dudo en decirme cuanto me odia y el asco que le genero. Creo que en el fondo siempre supe que él sería el primero en juzgarme. Supongo que su amistad jamás fue tan profunda. Pero ya tampoco importaba.

El resto del tiempo, era mi banda quien siempre venía a verme y a contarme que estaban esperándome para escalar a la cima. Yo siempre les decía que no me esperen, que cumplan su sueño. Me habían dado una condena de dieciocho años y probablemente nunca salga con vida de aquí. Pero ellos insistían.

Debo decir que muchas veces me usaron de saco de boxeo. Incluso en una ocasión fui apuñalado. Fue ahí cuando recibí una visita que jamás hubiese esperado. Un agente de la DEA vino a mí.

-Señor Castronovo. –Dijo el hombre. –Mi nombre es Chris Carson, soy agente de la DEA.

-¿Qué busca un agente de la DEA con un asesino como yo? –Dije, desanimado. Había pasado tanto tiempo recibiendo acusaciones de mis seres queridos y tratando de proteger a mi mejor amigo que ya hasta me lo creía.

-Estuve revisando su caso. –Dijo. –Está aquí hace dos años, tiene una condena de dieciocho años, por lo que le quedan dieciséis aquí adentro aún.

-Eso no es ninguna novedad. –Dije.

-Su estancia en prisión puede terminar hoy mismo. –Dijo el agente. –Solo necesitaré su ayuda.

-¿Ah sí? –Dije riendo. –¿Y qué debo hacer? ¿Sapear a los demás presidiarios?

-No... Estoy aquí por su conexión con Carlos Castronovo. –Dijo el agente.

-Es mi tío. –Dije. –Eso también es de público conocimiento.

-Iré al grano. –Dijo. –Vengo a ofrecerle su libertad condicional a cambio de que colabore con nosotros para atraparlo.

-¿Y cómo se supone que haga eso? Ese Señor fue el que me mandó aquí. –Dije. –¿Acaso no vio las noticias? Fue él quien difundió las fotografías.

-Sobre eso. –Dijo el agente. –Resulta que desde que usted está aquí, por lo menos una vez al mes llega una carta anónima por correo internacional, informando que el Señor Juan Cruz Meza no está muerto.

-No sé de qué habla. –Dije. –Yo asesiné a Juan Cruz.

-No... Tú no mataste a nadie. –dijo Chris. –No tienes el coraje suficiente para hacerlo.

-¿Cómo sabe eso? –Dije.

-Soy agente de la policía. –Dijo él. –Sé reconocer a un asesino y también sé cuando la gente miente. –Dijo. –Lo que no me explico es por qué.

-¿A qué se refiere?

-¿Por qué mentiste, Emiliano? ¿Por qué condenarte por un crimen que no cometiste?

-No lo sé... Usted es el agente. –Dije. –Es su trabajo descubrirlo, ¿no cree?

-Y lo haré. –Dijo. –Pero no ahora... –El agente hizo silencio mientras tamborileaba sus dedos en la mesa. –Entonces... ¿Qué dices? ¿Aceptas trabajar con nosotros?

-Está bien. –Dije. –Pero le repito... No sé cómo ayudarles.

-No se preocupe... Le informaremos eso a su debido tiempo. –Exclamó el agente. –Mañana mismo traeré un contrato el cual servirá para demostrar que usted es uno de nuestros activos infiltrados.

-Agente... –Dije. –Cuando salga de aquí... ¿Podré hacer mi vida normal?

-No sé a qué se refiere con eso... Pero su vida cambiará en muchos aspectos.

-Tengo... una banda esperándome. –Dije. –Nuestro sueño siempre fue ir a Los Ángeles para... hacernos famosos.

-Estarás encubierto, Emiliano. –Dijo el hombre. –Eso quiere decir que siempre y cuando no interfiera con tu misión podrás hacer tu vida. Eso sí... Cuando te llame, deberás estar de inmediato... Una vez salgas de prisión, te establecerás en Los Ángeles. –Dijo él. –Es ahí donde tu tío mudo sus bases.

-Entiendo.

-Dos cosas más, Emiliano. –Dijo el agente, poniéndose de pie. –La primera es que no podrás salir de Los Ángeles a menos que yo te autorice y la segunda, nadie puede saber que estás trabajando con nosotros.

Asentí.

-Te veré mañana. –Dijo yéndose.

Tal y como Chris dijo, al día siguiente regresó con un contrato para que yo firmara. Después de eso, solo era burocracia, se movieron hilos, se presentaron formas y etcétera. Esperé algunos días y cuando todo estuvo listo, por fin estaba libre.

El portón de la cárcel se abrió y yo respiré aire fresco. Me tomé mi tiempo. Sonreí. Al fin había salido de ese infierno. Curtís, Luke y Joe estaban esperándome afuera. Me abrazaron con fuerza y se apuraron a subirme al coche, ya que todos los medios de comunicación estaban ansiosos por tener la noticia de mi libertad.

-Es bueno, verte amigo. –Dijo Curtís.

-Ahora si... Próxima parada: Los Ángeles. –dijo Luke.

-No puedo creer que estén allí. –Dije.

-Y no solo nosotros. –Dijo Joe. –También Paula y Alexis.

-Mjm. –Dije. –Ellos... ¿Saben la verdad?

-No. –Dijo Joe. –Pero... Pusieron el grito en el cielo cuando la noticia de tu libertad salió a la luz.

-Entiendo. –Dije.

-¿Entiendes? -preguntó Joe. -Tú no eres un criminal.

-Lo sé. Pero ellos creen que lo soy.

-Hay algo más que debes saber. –dijo Luke.

-¿Más sorpresas? –Dije.

-Paula y Alexis están juntos. –Dijo finalmente. –Lo siento amigo.

-Lo entiendo. –Dije, aunque eso me partía el corazón.

-Algo más. –Dijo Joe y yo solo sonreí, abatido. ¿Qué más debían contarme? –Lo siento... Decidimos decírtelo ahora porque... no puede pasar más tiempo.

-Dilo. –Dije.

-Paula... Ella tuvo un niño. –Dijo finalmente. –Se llama Dylan.

-Me alegro por ellos. –Dije, aún más triste.

-No estás entendiendo. –Dijo él. –El niño tiene poco más de un año... Él... es tu hijo Emiliano.

-N-No... No puede ser. –Dije, soltando unas lágrimas. –Yo... –En ese momento, la noche que estuve con ella vino a mi mente. Fue en ese momento. Ella no me lo dijo. ¿Por qué no lo hizo?

-Él es Dylan. –Dijo Curtís, mostrándome una foto. –Es idéntico a ti.

En ese momento lloré de emoción. Tenía un hijo. Me preguntaba si él sabría de mí. Si sabrá quién es su padre. El celular de Curtís se apagó y observé mi reflejo en su pantalla. Mi cabello estaba descuidado, cargaba con unas bolsas debajo de los ojos por el poco descanso, mi barba estaba muy crecida y descuidada. Quien me viera pensaría que soy un verdadero vagabundo. Pero la verdad es que la cárcel no fue fácil para mí. Estuve muy deprimido y no dejaba de pensar en Paula. Tenía el corazón roto. Qué puedo decir. Lo único que me ayudó fueron mis letras. Escribí algunas canciones allí. Decidí que les contaría a los chicos una vez las cosas se calmen.

Ellos me llevaron a un departamento que compartían los tres, me contaron que habían presentado una grabación de garage que teníamos, a un importante productor y este estaba ansioso por escucharnos. Dudaba de aquello, ya que seguramente ese hombre no sepa que yo estuve en la cárcel, pero lo dejaría en manos de los chicos. Joe nos informó que nos presentaremos ante el hombre en las próximas semanas, que quiere escucharnos en vivo y que en caso de gustarle, firmaría un contrato con nosotros.

Eso, de alguna manera, me hacía muy feliz.

Mi vida empezaba de nuevo. Una nueva oportunidad para mí.

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