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Klahoma

capítulo 1

Bajo una noche estrellada, donde la luna iluminaba a un hábil hombre de cabello como el ónix y ojos zafiro, él tocaba una melodía en el piano y miraba con una sonrisa a una pequeña de rizos oscuros y ojos brillantes. Ella le observaba con admiración mientras prestaba atención a las notas que envolvían el ambiente, llenando de paz ese momento. De pronto, un estruendo interrumpió y una bestia enorme apareció para devorar a la pequeña. El hombre dejó escapar un grito y cerró los ojos, esperando su turno.

La alarma sonó, el hombre se despertó de golpe en su cama, dejando salir un pequeño grito y un suspiro de alivio. Mirando a su alrededor, se dio cuenta de que no había nada que temer.

—¡Solo fue una pesadilla! —Suspiró aliviado y sonrió levemente. —¡Se hace tarde! —miró el reloj y se puso de pie de inmediato.

El hombre se apresuró a preparar el desayuno y poner la mesa. Terminaba de servir el jugo cuando una joven morena apareció bostezando. Era la misma pequeña de sus sueños, pero ahora toda una adolescente.

—Buen día, papá —se acercó con una sonrisa y saludó a su padre. El hombre la abrazó y se sintió aliviado al verla sonreír.

—¿Lista para tu primer día en la preparatoria?

La joven movió la mano de un lado a otro, indicando que estaba en un punto medio.

—Estás a nada de empezar tu propio camino —sonrió—. Estoy orgulloso de ti.

—Lo sé, papá. Siempre me lo dices —sonrió.

—Bueno, ahora tomemos el desayuno. No querrás llegar tarde.

La joven asintió y tomó lugar en la mesa junto a su padre. Después del desayuno, la joven emprendió camino hacia Flyside, una preparatoria en la ciudad "Radioactive", a donde todos los primogénitos de cada familia deben asistir por orden de su líder, la reina de Hypnose. Aquí se preparan durante tres años, y al finalizar, un examen decide si son aptos para puestos de mayor o menor estatus. La joven llega al colegio y saca la hoja con los resultados de su evaluación.

Los alumnos nuevos se reúnen y la prefecta se acerca.

—Bienvenidos a Flyside. Soy la prefecta Sunny, yo me encargaré de agruparlos según los resultados de su evaluación. Por favor, los que tengan el sello del ciervo negro, a la derecha, y los que tengan el sello del búho dorado, a la izquierda.

Los alumnos siguieron las órdenes. La joven se colocó del lado de los búhos.

—Muy bien. Los Gold Owl, diríjanse por sus uniformes, al igual que los Black Deer. Después pasarán a sus aulas. Los GO, pasen al aula A-1 en la planta baja, y los BD, al aula A-2 en la planta alta.

Los jóvenes se colocaron en fila y comenzaron a pasar en orden. Se acomodaron según sus tallas y fueron recibiendo sus uniformes: pantalones y faldas negras, camisas amarillas y sacos negros, con la diferencia en los escudos bordados de los sacos, la cabeza de un búho dorado y la cabeza de un ciervo negro.

La joven se dirigió a los vestidores, y una joven de cabello rubio y ojos claros se aproximó a su lado y le miró con una sonrisa.

—Hola —sonrió.

La joven le devolvió la sonrisa.

—Hola.

—Soy Caddy Mcgregor, un gusto —extendió su mano.

—Dennett Fitzgerald —tomó su mano y sonrió—. También eres un búho dorado.

—Sí —sonrió.

—Seremos compañeras entonces.

—Así es.

—Caddy.

Ambas miraron hacia atrás. Un joven de cabello rizado y ojos aceituna de piel morena se aproximó a ellas con una sonrisa.

—¿Rupert, no deberías estar en los vestidores de hombre?

—A eso voy —miró a Dennett con una sonrisa.

—Ella es Dennett Fitzgerald.

—Un gusto, Dennett. Soy Rupert Onyl —estrechó su mano.

—¿También eres un búho?

—No —rió—. Me quedé con los ciervos —dijo un tanto desanimado.

—Siempre supe que ese sería tu lugar — dijo Caddy dejando salir una risita—. Espero que te diviertas con los perfectos.

El joven suspiró.

—No te preocupes, seguro quedaste ahí por una buena razón. No importa donde estén, eso no cambiará su amistad —comentó la joven.

—Tienes toda la razón — sonrió el joven.

—Vamos, Dennett. Debemos cambiarnos.

—Nos vemos luego —el joven se despidió.

Dennett, en compañía de su nueva amiga, entró a los vestidores. Después de cambiarse, los estudiantes pasaron a sus respectivas aulas. Al llegar, se presentaron con sus grupos y comenzaron con el horario de clase y algunas recomendaciones, también las reglas. Al llegar la hora de descanso, pasaron al comedor. Dennett se sentó en compañía de sus nuevos amigos.

—No deberías estar con los ciervos, Rupert. Creo que estás en el lado equivocado —dijo Caddy riendo.

Los otros búhos miraban al intruso entre ellos; algunos reían y otros le restaban importancia. Los cuervos también le observaban y murmuraban.

—Me da lo mismo —el joven se dispuso a comer.

—La próxima quizá nosotras te hagamos compañía en tu lado del comedor —sonrió Dennett.

—Eso suena bien.

Un joven pelirrojo miraba al joven Onyl con desdén.

—Al parecer se equivocaron a la hora de poner el sello —rió.

Un joven de cabello oscuro dirigió su vista color plata al mencionado en la mesa de los búhos. Restándole importancia, continuó comiendo.

—A quién le importa. Todos somos estudiantes de Flyside.

El pelirrojo le miró con disgusto.

—Supuse que dirías algo así, hisopo —el joven comenzó a reír.

El joven levantó la mirada con desprecio y le arrojó el vaso de agua en la cara. Después, se alejó. Los demás estudiantes observaron y comenzaron a reír en voz baja.

—Nahir, toda una fichita. Supongo que serán los años más largos de nuestra vida como estudiantes —suspiró Caddy.

—Por desgracia, somos compañeros —dijo el joven desganado.

—¿Y quién es él?

—Es un hijo de mami. Estudiamos juntos en los años básicos de educación, siempre molestando a todos, con apodos y bromas tontas —Caddy rodó los ojos.

—¿Y también es malo con sus amigos?

—Él y el chico que le arrojó el vaso de agua eran amigos. Pero desde que difundió un apodo molesto, dejaron de hablarse. Aunque Nahir parece que quiere recuperar su amistad. Ambos pertenecen a familias importantes —agregó el moreno.

—Entiendo.

Más tarde, los jóvenes fueron a la biblioteca a buscar información para realizar sus tareas.

—Genial. Los prodigiosos acapararon las computadoras —Caddy se cruzó de brazos.

—Tenemos libros —Dennett sonrió y señaló los estantes—. Busca aquí y yo buscaré de este lado.

Las jóvenes se dividieron para buscar. Dennett se acercó a un estante y comenzó a buscar en la sección de glifos; tan solo unos segundos, el joven de ojos grises apareció detrás de ella, teniendo como objetivo el mismo libro.

El joven, al ser más alto, tomó el libro primero. Dennett le miró con sorpresa.

—Yo iba a tomar ese libro.

—Ibas —sonrió victorioso.

Dennett arrugó el entrecejo y se dio la vuelta. El joven se alejó con una sonrisa. Caddy le miró aproximarse.

—¿Por qué le dejaste el libro?

—No voy a meterme en problemas por un libro. Que se lo quede... Podemos conseguir otro.

Caddy y Dennett consiguieron otro libro y se acomodaron en una mesa para hacer su trabajo. Más tarde, el joven se acercó sigiloso y deslizó el libro sobre la mesa.

—Todo tuyo —dijo con altivez y se dio la vuelta.

—Ignóralo, Yagurth era amigo de Nahir, así que ya te imaginarás.

Dennett soltó una risita.

—¿Se llama... Yagurth?

—Sí —soltó una risita también.

Más tarde, al finalizar las clases, los jóvenes tomaron camino a sus hogares. Dennett se despidió de sus nuevos amigos y fue ansiosa a casa; tenía tanto por contarle a su padre.

capítulo 2

Por la tarde, Dennett salió a contarle las buenas nuevas a su amigo de infancia. Su cabello rosa se confundía con el de su piel. En cuanto se percataron de la presencia del otro, corrieron a su encuentro.

—Safi —sonrió la joven.

—Al parecer alguien tuvo un buen día.

—Así es —dijo con orgullo.

—¿Y qué tal Flyside? Apuesto a que quedaste con los búhos —dijo con una sonrisa.

Dennett formó una expresión jubilosa en su rostro, admitiendo su respuesta.

—Así es. Me vas a hacer mucha falta, Safiye.

—Estoy seguro de que no tardarás en hacer amigos. Eres un imán de buena vibra.

—De hecho, conocí a un par de chicos muy amigables hoy. Pero tú siempre serás mi favorito —le codeó.

Safiye le regaló una sonrisa apenada.

—¿Entonces, aún sigues con el deseo de unirte a los cazadores de dragones?

—Así es. El viernes de esta semana me iré a comenzar mi preparación.

Dennett suspiró un tanto melancólica.

—Nos volveremos a ver, Dennett. Yo siempre estaré ahí para apoyarte a ti y a tu padre en lo que necesiten. Cuenta con ello, no importa en qué parte de Hypnose estemos —el joven extendió su dedo meñique y Dennett entrelazó el suyo.

La joven rodeó con su brazo al chico de mirada aguamarina.

—Serás un gran cazador y justiciero.

El joven sonrió y desvió la mirada para ocultar el color en sus mejillas.

Al día siguiente, Dennett y su padre tomaban el desayuno. La joven miraba los glifos del libro.

—¿Qué le sucede a mi rayo de sol? —Aixa le mira con ternura.

—Estoy pensando en qué clase de glifo me podría tocar. Trato de mantenerme serena para que no haya errores —cierra el libro y trata de pensar en otra cosa.

—No te preocupes por eso, rayito. Independientemente del glifo que te toque, darás lo mejor de ti. Eres especial, Dennett —su padre se puso de pie y se acercó a ella, la tomó de la mano y le regaló una sonrisa—. Verás que el tiempo te mostrará que no hay nada que temer. Yo siempre estaré en cada paso que des.

Dennett le regaló una sonrisa y lo abrazó.

—Gracias, papá.

La joven se preparaba mentalmente para su segundo día en Flyside. En la entrada, Caddy y Rupert esperaban por ella con alegría en sus rostros. La joven los divisó y se acercó de inmediato para entrar.

—Estoy emocionada. Hoy se nos revelarán nuestros glifos. Ya quiero empezar a jugar con él —dijo Caddy con entusiasmo.

—Yo también. No dejo de imaginar en toda la noche —añadió la morena.

—Más que eso. Deberían procurar usar sus glifos con sabiduría. Estuve estudiando toda la noche e investigué sobre los diferentes tipos de glifos —el joven les mostró a las chicas una carpeta llena de imágenes e información—. Subrayé lo más importante. Esto nos servirá mucho cuando sepamos.

Caddy rodó la vista.

—No voy a leer eso, Ru.

—Deberías.

—Quizá te tome la palabra, Rupert —mencionó Dennett.

—Claro.

—¿No hablas en serio? —dijo la rubia irónica.

El trío se separó y pasó a sus respectivas aulas.

—Buen día, alumnos. Veo que todos están ansiosos porque hoy tendremos la tan esperada revelación.

La profesora dio un paso al frente y abrió un maletín de color negro. De él, sacó unos pergaminos de color negro y los entregó a cada alumno.

—En sus mesas, hay una cajita de color rojo donde encontrarán una aguja de cristal. Vamos a utilizar una gota de nuestra sangre para saber cuál es nuestro glifo. Dejarán caer la gota sobre el papel y podrán descubrir.

Los alumnos, con una mezcla de emoción y miedo, tomaron las agujas y siguieron las indicaciones. En el aula de los ciervos, también se disponían a realizar el rito. Las gotas vitales tocaron los pergaminos, cuando se consumieron, comenzaron a revelar a cada uno su sello.

Caddy observó con una sonrisa.

—"Glifo de luz". —Observó tres picos de una estrella.

Rupert observaba atentamente hasta que se hizo visible.

—¡Genial! —dijo Nahir. Mostrando su glifo, una línea curva acostada y en medio una vertical.

—"Un glifo de sangre". —miró sorprendido el moreno y después volvió a mirar el suyo. —"Glifo de espada". —sonrió. Una línea vertical en medio de otra simulando el mango de una espada.

Nahir miró a Yagurth presumiendo su glifo. El joven miró el suyo.

—"Luna nueva". —sonrió con sorpresa al ver la luna redonda con una estrella de viento en medio.

Dennett se quedó atenta a la revelación del pergamino.

—"Creciente reluciente". —sonrió y besó el papel. Caddy se acercó a mirar y sonrió al ver el dibujo de una media luna con sonrisa.

Los estudiantes colocaron sus manos sobre el pergamino, estos se quedaron adheridos y fueron absorbidos.

Más tarde, pasaron al club de hechicería, donde tuvieron sus primeras prácticas usando sus glifos.

Caddy dibujó su glifo sobre el suelo con éxito. Dirigió su vista a una de las plantas que se encontraba cerca y extendió su mano hacia ella. Rupert dibujó su glifo en el aire con facilidad.

—Genial —Dennett levantó los pulgares.

La planta que había hechizado Caddy comenzó a moverse y sus raíces comenzaron a crecer. Los estudiantes miraron con miedo. Yagurth dibujó su glifo en el aire y detuvo el crecimiento de la planta.

—Por eso es importante seguir instrucciones —miró a Caddy.

—Les pides demasiado —Nahir se mofó.

El joven le lanzó una mirada hostil.

A la hora del almuerzo, el trío se encontraba reunido en una mesa.

—Les dije que debían estudiar —el moreno sacó la carpeta y la puso frente a Caddy.

La chica refunfuñó. Dennett tomó la carpeta y le echó una vistazo.

—No necesitamos eso. Aprenderemos sobre la marcha, de eso se trata... De experimentar —dijo la rubia con fastidio.

Caddy hizo uso de su glifo e intentó levitar el trozo de pan del plato de Rupert, pero este cayó de golpe en la sopa y salpicó al chico.

Dennett desvió la mirada para contener su risa.

—Será mejor que estudies —el moreno se puso de pie y se alejó para limpiarse.

—Rupert tiene razón —Dennett tomó la carpeta.

Más tarde, la joven se dirigía al club para practicar un poco más. Al entrar, se topó con el joven Yagurth. Dennett, sin emitir una palabra, desvió la mirada y tomó lugar a dos mesas de él. El joven le miró de reojo, analizando a detalle.

Dennett levantó la vista y observó la expresión seria del grisáceo.

—Hola —saludó.

—Hola —dijo insípido.

—Por lo visto, no tuviste problemas con tu glifo.

—¿Por qué me hablas? Que estemos en el mismo lugar no significa que podamos charlar como si fuéramos amigos.

Yagurth recogió sus cosas y salió de inmediato. Al finalizar las clases, Dennett bajó las escaleras de prisa y se reunió con sus amigos.

—Voy a tomar prestada tu carpeta —dijo la morena.

—Adelante. Caddy, al parecer, prefiere aprender de sus errores.

—No es tu problema. Cuadrado —golpeó su brazo con su puño. El joven se quejó levemente.

Yagurth observó al trío marcharse y se dirigió al coche que le esperaba.

—Nos vemos, hisopo —dijo burlesco el pelirrojo.

El joven apretó la mandíbula.

Dennett llegó a su casa, su padre le recibió con un abrazo.

—¿Qué tal tu día?

—De maravilla. Obtuve mi glifo y practiqué por primera vez. ¿Quieres ver?

—Claro —dijo con entusiasmo.

Dennett dibujó su glifo en el suelo. Aixa observó con atención, la joven, haciendo uso de la magia del glifo, hizo emerger una pequeña flor amarilla.

—No es la gran cosa, pero voy a mejorar con los días.

Su padre se acercó a ella con una sonrisa y la tomó de las manos.

—Los intentos, por muy pequeños que sean... Ya son un logro.

Dennett sonrió y cortó la flor para dársela, Aixa se la colocó entre su oreja y Dennett dejó salir una risita.

capítulo 3

Dennett se encontraba en su habitación haciendo sus tareas para tener el fin de semana libre. Revisó su teléfono y observó la cantidad de mensajes del grupo de chat con sus amigos.

La joven dibujó una sonrisa en su rostro y continuó haciendo sus tareas mientras escuchaba algo de música.

—Dennett —Aixa tocó la puerta.

La joven abrió la puerta.

—¿Qué sucede, papá?

—Alguien especial vino a verte.

Dennett recordó y de inmediato corrió a darle un abrazo de bienvenida a su mejor amigo.

—Safi. Pensé que te habías ido ya.

— No podía irme sin despedirme de ti.

—Qué gusto me da verte, Safiye. También me da gusto saber que vas a cumplir tu deseo.

—Gracias, señor Aixa —sonrió y se acercó— También vine a despedirme de ustedes. Dennett y usted son parte de mi familia también.

Aixa le puso una mano en el hombro con alegría.

—Gracias, Safiye, tú también eres parte de esta familia —miró a ambos —El tiempo ha pasado muy rápido.

Aixa les miró con nostalgia, recordando a ambos jóvenes siendo pequeños que solían jugar todo el tiempo.

—También quiero que sepan que cuentan con mi ayuda para lo que necesiten. No duden en decírmelo.

—Gracias, Safiye. Lo tendremos en cuenta. De todo corazón, espero que logres tus metas; no dudo en que serás un gran justiciero.

Safiye expresó emoción y también tristeza.

—Mucha suerte, Safiye. Aunque ya naciste con ella —Dennett le abrazó de nuevo —Espero verte pronto.

El joven desvió la mirada avergonzado.

Por la noche, Dennett se encontraba acomodando sus cosas, guardando aquellas que ya no le serían de utilidad y las que ya no eran relevantes. Dennett arrojó dentro de un baúl algunas cosas, entre ellas algunos cuentos infantiles. Dennett se detuvo un momento y sacó uno en especial, uno que solía amar porque era su favorito y también el de Safiye.

La morena tomó el libro desgastado entre sus manos; la portada era colorida y reflejaba la magia de la misma.

Su padre se acercó y al ver la puerta abierta se acercó. Dennett se puso de pie con el libro en la mano y se lo mostró a su padre.

—Recuerdo que solías contarnos esta historia a Safiye y a mí siempre.

Aixa tomó el libro y su rostro expresó un vacío.

—Recuerdo que Safiye y yo hicimos la promesa de encontrar el reino perdido y conquistarlo —sonrió —Pero solo fueron palabras de niños pequeños; ahora están tan vacías como la idea de creer que Klahoma es real.

Aixa colocó el libro sobre su mesita.

—Así es —sonrió. Aixa se acercó a Dennett y la abrazó —Ya es tiempo de olvidar y vivir el presente.

El inicio de semana había llegado nuevamente.

—Chicas, mi teléfono estuvo vibrando toda la noche. ¿Acaso no se cansan? —preguntó el joven.

—Estaba preguntando a Dennett sobre la tarea.

—Pudiste enviarle mensaje privado, Caddy.

—El grupo existe por algo. No es mi culpa que no estés con los búhos —dijo burlona.

—No volverá a pasar, Ru. Lamentamos haber interrumpido tus sueños.

—Ya es tarde. Por cierto, hoy se armarán los nuevos equipos de jugadores de Huntkill. ¿Van a participar?

—Qué horror —dijo Caddy con desagrado.

—No estoy al tanto de las actividades recreativas. Podrías ilustrarme —sonrió Dennett.

—Bueno. El Huntkill es un juego de cinco personas, en un área boscosa y oscura del tamaño de una hectárea. Los jugadores son vigilados por un búho y deben usar capuchas oscuras para el camuflaje, también una lupa que funciona como linterna, permitiendo ver a través de la espesa niebla. El objetivo es atrapar al equipo enemigo usando sus mejores trucos; gana quien atrape a sus contrarios primero o, en su caso, quien logre encontrar el núcleo de juego del equipo contrario, este se encuentra enterrado en algún lugar del terreno.

Dennett miró a Caddy con entusiasmo.

—No, Dennett. Ni lo sueñes, no me voy a rebajar a semejante humillación.

El profesor de paraescolar se reunió con los nuevos jugadores para darles instrucciones y, tras haber una breve demostración, los acomodó.

—Muy bien, equipos. Ahora que están al tanto de las reglas y vieron cómo jugar, podrán intentarlo ustedes. No se preocupen si fallan, todo será cuestión de práctica.

El profesor separó a los jugadores según su insignia.

—No te preocupes, Caddy. Seré suave contigo —dijo el moreno.

La rubia rodó los ojos cruzada de brazos.

—No puedo creer que accedí a esta humillación.

—Vamos, Caddy, solo será un juego —Dennett le dio un pequeño empujón.

—Más te vale jugar bien, Onyl. Olvida tu amistad con esos búhos y ayuda a tu equipo —advirtió Nahir.

Yagurth se colocó la capucha.

—Esto será fácil.

El joven dirigió su mirada al equipo contrario. Dennett y él cruzaron miradas; la joven le miró seria.

—Listos... ¡Ahora!

El búho emprendió el vuelo. Los estudiantes se adentraron al bosque; estaba tan oscuro que lo único que podían percibir eran las voces de cada uno.

Rupert parecía intimidado por tanta oscuridad.

—Oigan... ¿Alguien puede ver algo?

—No a simple vista. Por eso tenemos las lupas —Yagurth levantó la suya. Esta le permitió ver a través de la espesa niebla.

El equipo de Dennett también caminaba con cuidado mientras utilizaban sus lupas.

—No podemos usar hechizos de luz o quedaremos descalificados —añadió uno de sus compañeros.

—Con estas lupas, será casi imposible —refunfuñó Caddy.

—No podemos usar hechizos de luz, pero no dijeron nada de usar mejoras.

Dennett y sus compañeros utilizaron un hechizo para aumentar el tamaño de la lupa.

Por otro lado, el equipo de Yagurth había puesto en marcha un encantamiento de rastreo.

—Sigamos las huellas.

Ambos bandos seguían la pista de sus contrarios. Los Black Deer y los Gold Owl habían enviado a uno de sus integrantes como el buscador del núcleo mientras los otros fungían como los cazadores asesinos.

Rupert y Caddy buscaban el núcleo de los equipos.

El encantamiento de rastreo pronto reveló la ubicación del primer búho. Nahir se apresuró y encerró al joven en una trampa de cuerdas.

Por otro lado, uno de los búhos también había divisado a un ciervo y corrió hacia él para darle caza.

Rupert utilizó un hechizo de movimiento para poder remover la tierra a su alrededor. Caddy, por otro lado, hizo uso de un hechizo de agua para ablandar la tierra.

Tras minutos de búsqueda y persecución, los bandos quedaron dos ciervos contra un búho, sin contar al buscador.

Dennett se movía con sigilo entre la oscuridad, ayudándose de los árboles para esconderse y no quedar al descubierto con facilidad. Haciendo uso de su lupa, diviso una rama cerca y hechizó una liana; después utilizó un hechizo de espejo para confundir a sus adversarios.

Nahir cayó en la trampa de espejo, y cuando estuvo cerca, cayó en la trampa bajo tierra. Yagurth escuchó el quejido de su compañero y se puso alerta. El joven lanzó de nuevo un encantamiento de rastreo, pero esta vez hacia los árboles.

—«Sé que estás ahí, pequeña búho.»

Dennett bajó al suelo y comenzó su búsqueda en tierra. Sin darse cuenta, estaban muy cerca uno del otro, pero la oscuridad les impedía verse.

Caddy frustrada. Utilizó un hechizo de viento, la niebla se despejó un poco, revelando su ubicación a Rupert. Ambos estaban cerca también; el moreno reaccionó rápido y atrapó a la joven con una trampa de lianas. La rubia le miró con sorpresa.

—Estás por perder —susurró el joven —Ríndete, Fitzgerald.

La joven abrió los ojos de par en par.

—¿Cómo sabes mi apellido?

Yagurth avergonzado. Arrojó un hechizo de serpientes hacia la joven, pero Dennett logró esquivarlo. La joven preparó su siguiente ataque, extendiendo algunas enredaderas por el suelo. Yagurth las libró y lanzó el encantamiento de rastreo; este avanzó veloz hasta llegar a los pies de la joven. Él dibujo una sonrisa y siguió el rastro de inmediato.

—¡Encontré el núcleo!

Antes de que Yagurth pudiera atacar a Dennett, el búho emitió un sonido que hizo eco, la niebla pronto se dispersó y la claridad comenzó a verse. Dennett y el joven mantuvieron la mirada por unos segundos.

Yagurth se acercó a la chica y le ofreció su mano para levantarse; Dennett la tomó y se puso de pie.

—Gracias.

—No tienes de qué.

El joven se alejó. El profesor se acercó al grupo y felicitó a los ganadores.

—No se preocupen chicos —miró a los GO —Seguro que la próxima vez, lograrán su victoria. No olviden practicar para vencer; será mejor que piensen en nuevas estrategias y métodos. Nos vemos la próxima clase.

—¿Creíste que ibas a ganar? —Nahir se burló de Dennett —Por suerte mi amigo, defendió mi honor.

—No soy tu amigo —dijo frío el joven —Fue solo un juego. No te creas especial.

Dennett le miró con gracia.

—Vamos, Caddy.

—No siento mi cuerpo —se apoyó en ella.

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