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El Abrazo De Las Sombras

CAPÍTULO 1: LA CUEVA OSCURA

EXT. AFUERAS DE UNA CUEVA OSCURA - MAÑANA

Alejandro, un hombre alto de constitución fuerte y musculosa. Su cabello oscuro, ligeramente más largo de lo normal, le da un aspecto desenfadado. Exhibe un aire maduro y masculino. Sus ojos, penetrantes y curiosos, expresan determinación.

Helena, su hermana, una joven de belleza natural. Su cabello oscuro, generalmente recogido en una coleta o trenza, le da un aspecto práctico y funcional. Sus ojos expresivos reflejan energía y vitalidad. Están de pie junto a la entrada de la cueva, dejando sus caballos cerca. Han venido atraídos por las antiguas leyendas que hablan de un poder oculto en su interior.

ALEJANDRO (con determinación):

Desde este ángulo, no parece tan aterradora.

HELENA (con inquietud):

A pesar de ello, me da un mal presentimiento.

ALEJANDRO:

¿Cuál es el siguiente paso una vez que estemos dentro?

HELENA:

Madre Lucía decía que nadie ha regresado jamás después de adentrarse en esta cueva, pero según las leyendas, dentro encontrarás una poción que posee el poder más grande de todo el reino.

ALEJANDRO:

¿Encontraré? ¿No me acompañarás?

HELENA:

Tú eres el que busca ese “poder”. En realidad, tengo serias dudas de que exista. Pero si decides buscarlo, lo haré desde aquí, apoyándote en todo momento.

ALEJANDRO:

Gracias, supongo.

Alejandro da un paso lento hacia la entrada de la cueva, dejando atrás a Helena. Antes de adentrarse por completo, voltea y le dedica una última mirada a su hermana.

ENTRADA DE LA CUEVA - MAÑANA

Alejandro avanza con precaución, sintiendo el frío que emana de las profundidades de la cueva. Poco a poco, se aleja de la luz que entra desde la entrada y de su hermana, quien lo observa detenidamente hasta que desaparece en la oscuridad. Siguiendo el consejo de Madre Lucía, Alejandro decide adentrarse sin luz, confiando únicamente en sus sentidos.

EXT. EXTERIOR DE LA ENTRADA DE LA CUEVA - MAÑANA

Helena se queda mirando con temor cómo su hermano desaparece por completo en la cueva. Sintiendo ansiedad, grita su nombre.

HELENA (con temor):

¡ALEJANDRO! ¿Puedes escucharme?

Obtiene como respuesta un inquietante silencio. Decidida, se acerca lentamente a la entrada de la cueva, pero la oscuridad es tan densa que no logra ver nada en su interior.

Helena regresa a su caballo y toma una antorcha. Con determinación, la enciende y regresa a la cueva. Coloca la antorcha cerca de la entrada, revelando que la cueva es sorprendentemente pequeña. La luz de la antorcha alcanza incluso el fondo, pero no hay rastro de su hermano. Helena entra corriendo, iluminando cada rincón de la cueva mientras grita desesperadamente el nombre de su hermano.

HELENA (con desesperación):

Alejandro, ¿dónde estás? Esto no es un juego, por favor, respóndeme.

Helena continúa buscando incansablemente, recorriendo cada rincón y volviendo a la entrada en un intento desesperado por encontrar a su hermano.

HELENA (gritando):

¡ALEJANDROOOO!

Su grito desesperado llena la cueva, y el eco resuena en todas direcciones, pero no hay respuesta, solo el silencio que la rodea.

INTERIOR DE LA CUEVA

Alejandro avanza lentamente, el eco de su nombre resonando débil pero claramente en la cueva. Se voltea en busca de su hermana, pero no encuentra más que oscuridad absoluta.

ALEJANDRO:

Helena…

Preocupado por la seguridad de su hermana, decide regresar por donde vino mientras continúa llamándola.

ALEJANDRO:

Helena, ¿has entrado?

Su expresión muestra confusión, ya que había caminado una corta distancia en línea recta, pero la búsqueda de la entrada por la que había ingresado parecía interminable.

ALEJANDRO (en su mente):

¿Qué diablos? No recuerdo haber caminado tanto; no debería estar tan lejos.

Su confusión se torna en miedo y desesperación, y comienza a correr en busca de la salida, pero rápidamente se da cuenta de que el camino parece no tener fin. Cambia su carrera a un trote suave y, finalmente, a una caminata antes de decidir sentarse.

ALEJANDRO (en su mente):

Esto no tiene sentido. Necesito pensar con claridad.

Alejandro escarba en su mente, tratando de recordar la conversación con Madre Lucía en busca de alguna pista que le ayude a escapar del ciclo interminable.

MENTE DE ALEJANDRO

Oficina de Madre Lucía - INTERIOR - MAÑANA

Alejandro y Helena ingresan a la oficina de Madre Lucía, quien los invita a tomar asiento.

MADRE LUCÍA:

Díganme, ¿qué los trae aquí?

ALEJANDRO:

Madre, lamento molestarle.

HELENA:

Madre, necesitamos respuestas.

MADRE LUCÍA:

¿Qué ocurre?

Alejandro toma una respiración profunda y continúa.

ALEJANDRO:

Cuando el Padre Arlo me entrenó, me contó una antigua historia sobre una magia poderosa.

Madre Lucía interrumpe a Alejandro, anticipando lo que está a punto de decir.

MADRE LUCÍA:

"La Oscuridad", así llamaban a esa magia, pero no es más que una antigua fábula que el Padre Arlo solía contar a sus alumnos.

Alejandro, con una expresión de desacuerdo, la mira fijamente.

ALEJANDRO:

Yo creo que ese "cuento para niños" es real. La forma en que me lo relató me hizo pensar que no era una simple leyenda.

Helena toma la palabra y agrega:

HELENA:

Y tiene razón, resulta que estuve investigando en la biblioteca y encontré historias similares a esta magia. En un antiguo pergamino se refería a esta como "El Umbral".

ALEJANDRO:

Tiene muchos nombres, pero todos se refieren a lo mismo: una magia poderosa que dota al usuario de un poder casi infinito.

Madre Lucía escuchaba atentamente a los jóvenes, su rostro mostraba preocupación.

MADRE LUCÍA:

Escuchen, se están adentrando en terreno desconocido. Arlo y yo les hemos enseñado y guiado por el camino de la Luz. Contrario a lo que puedan pensar, si escuchan las historias, poseer la Oscuridad no trae más que desgracia a su portador.

Alejandro, atento a sus palabras, estaba fascinado.

ALEJANDRO:

Yo veo una oportunidad. Si este "poder" realmente existe, podría servirnos en esta interminable lucha. Los cuatro reinos no hacen más que destruirse entre sí. Con un poder así, podría poner fin a la guerra.

HELENA:

Las historias hablan de que quien controla la Oscuridad equivale a un ejército de 50 mil hombres.

Madre Lucía suelta una carcajada.

MADRE LUCÍA:

Ustedes, jóvenes, tienen una imaginación desbordante. Les repito que son solo leyendas. La Oscuridad es una magia perdida en el tiempo, y si existiera, seguramente ya la habrían descubierto.

ALEJANDRO:

Madre, sé que usted sabe más de lo que nos cuenta. ¿Podría relatarnos la historia una vez más, la misma que contaba el Padre Arlo?

HELENA:

Nos encantaría oírla.

Madre Lucía los mira pensativa y finalmente cede a la insistencia de los jóvenes.

MADRE LUCÍA:

Muy bien...

Madre Lucía toma aliento y comienza a relatar la historia del origen de la Oscuridad:

"En tiempos antiguos, en reinos olvidados,

un poderoso rey y una reina coronados.

Juntos reinaban con mano justa y firme,

hasta que el destino les deparó un triste abismo.

El rey, desterrado, su corona arrebatada,

en el frío silencio de la noche fue asesinada.

La reina quedó sola, desamparada y dolida,

acobardada en sombras, su vida pendía.

Mas su espíritu rebelde no aceptó su destino,

anhelando venganza, su sed de poder fue su sino.

Y en ese momento, Lucifer se presentó,

ofreciendo una segunda oportunidad, él le propuso.

'Entrega tu cuerpo, y poder te otorgaré',

susurró el oscuro príncipe, en secreto le habló.

La reina, impetuosa, sin miedo aceptó,

el pacto sellado, sus enemigos perecieron.

Así, forzada a trabajar como reina del mal,

extendió su dominio con un oscuro ideal.

A los hombres ofreció poder y gloria,

a cambio de sus almas, en una siniestra historia.

Los corazones se corrompieron, la oscuridad creció,

mientras los hombres caían, atrapados en su red.

La reina del mal, una figura enigmática.

Que esta historia

perdure en la memoria,

con susurros de traición, poder y gloria.

Y que el destino de la reina y su oscuro pacto,

nos enseñe que el poder puede ser un cruel acto.

Así concluye este relato del pasado,

donde la reina del mal su trono ha forjado.

Que la advertencia resuene en cada corazón,

y no caigan en las garras de la oscura tentación."

Los hermanos quedaron en silencio, y Helena interrumpe:

HELENA:

Fascinante.

ALEJANDRO:

Es una historia fantástica. ¿Quién escribió el poema?

MADRE LUCÍA:

Es muy antiguo, no se conoce al autor.

ALEJANDRO:

Madre, estoy seguro de que ese poder existe. No puede ser coincidencia que haya tantas historias al respecto.

HELENA:

No nos oculte más y cuéntenos más sobre la Oscuridad.

MADRE LUCÍA:

Lo siento, pero el pasado es el pasado.

ALEJANDRO:

¿De qué tiene miedo? Usar ese poder para una buena causa, como poner fin a una guerra, parece noble.

HELENA:

Me encantaría ver ese poder de primera mano y estudiarlo. Suena fascinante.

Madre Lucía se levanta de su asiento y mira por la ventana de su oficina. Los hermanos la observan con atención. Ella los ignora mientras les responde.

MADRE LUCÍA:

Arlo pensaba lo mismo que ustedes. Creyó que si utilizaba ese poder para el bien, haría cosas milagrosas. Lamentablemente, fue demasiado para él.

El rostro de Alejandro refleja sorpresa. Su maestro, quien tantas noches le había contado la historia, había sido un portador del poder. Helena también muestra señales de asombro. Alejandro mira a su hermana y luego a Madre Lucía.

ALEJANDRO:

Entonces, él fue un usuario de la Oscuridad. Por eso se sabía tan bien la historia.

Mira a su hermana y le hace una señal con la cabeza indicándole que deben salir de la oficina.

HELENA:

Gracias, madre. No la molestaremos más.

ALEJANDRO:

Nos vemos más tarde.

Alejandro y Helena salen de la oficina. Madre Lucía se da cuenta de que los hermanos ya no están y toma asiento mientras reflexiona.

MADRE LUCÍA (pensando):

Ojalá no se acerquen demasiado.

INTERIOR DE LA CUEVA VUELTA AL PRESENTE

Alejandro termina de pensar, abre los ojos y se pone de pie.

ALEJANDRO (pensando):

La clave debe estar en su historia. Quizás en lo que me dijo Helena.

Se lleva las manos a la cabeza y recuerda una conversación que tuvo con su hermana.

MENTE DE ALEJANDRO - JARDINES EXTERIORES DE LA ACADEMIA DE COMBATE - MAÑANA

Alejandro y Helena caminan por el extenso jardín, manteniendo el mismo paso. Helena mira a su hermano, mientras él observa el suelo.

ALEJANDRO:

¿Cómo dijiste que se llama?

HELENA:

Tiene muchos nombres, pero el que más se repite es Yumeko.

ALEJANDRO:

Así que la reina de la oscuridad se llama Yumeko.

Alejandro deja de mirar al suelo y voltea para mirar a su hermana. Ambos se detienen.

HELENA:

Sí, así la mencionan en los textos antiguos.

ALEJANDRO:

¿Qué más descubriste?

HELENA:

Uno de los poseedores más famosos fue Gavric. Era un excéntrico mago que utilizó la oscuridad para conquistar mujeres. Al final desapareció y nadie supo de su paradero.

ALEJANDRO:

Todo el poder del mundo y lo desperdicia en deseos carnales. Qué estúpido. Me alegra que haya desaparecido.

HELENA:

La verdad es que sí, fue un desperdicio. ¿Tú encontraste algo?

Alejandro saca un antiguo diario de su armadura, lo levanta y se lo muestra a Helena. Ella lo mira con atención.

ALEJANDRO:

Este es el diario del Padre Arlo.

HELENA:

¿Dónde lo conseguiste?

ALEJANDRO:

Fui a su guarida y lo saqué.

Helena lo mira con escepticismo mientras Alejandro sigue jactándose de haber robado el diario.

ALEJANDRO:

Podríamos encontrar información.

HELENA:

Por supuesto, si realmente era un poseedor, quizás haya escrito algo al respecto.

ALEJANDRO:

Seguramente, si descubro cómo abrirlo.

Helena mira el diario y luego a su hermano, pensando que está bromeando.

HELENA:

¿Es una broma? Solo ábrelo y ya.

Alejandro cambia su expresión y le muestra la manera en la que ha intentado abrir el diario.

ALEJANDRO:

Observa, no funciona.

Con sus manos, trata de abrirlo en la primera página, pero no tiene éxito.

HELENA:

Qué extraño. Déjame intentarlo.

Helena le quita el diario de las manos y trata de abrirlo ella misma, pero tampoco tiene suerte.

ALEJANDRO:

Te lo dije. Es extraño; he intentado abrirlo desde que lo robé.

Helena no le presta atención y se concentra en intentar abrir el diario.

HELENA:

Esto debe ser obra de algún conjuro o sello mágico. No permite que se abra.

ALEJANDRO:

He llegado a la misma conclusión. Entrégame el diario, ya averiguaremos cómo abrirlo.

INTERIOR DE LA CUEVA - VUELTA AL PRESENTE

Alejandro abre los ojos y reflexiona. Ahora conoce el nombre de la entidad. Su mente es un torbellino de sugerencias sobre cómo escapar de la cueva, pero rápidamente descarta ese pensamiento.

ALEJANDRO (pensando):

No, no debo pensar en huir. Esta es mi oportunidad. Necesito este poder. Podré ayudar a muchas personas.

Alejandro suspira y decide aceptar la oscuridad en su corazón.

ALEJANDRO (gritando):

¡YUMEKO, DAME TU FUERZA!

El sonido resuena por toda la oscuridad de la cueva.

ALEJANDRO:

¡Yumeko, dame tu fuerza! Ayúdame a derrotar a mis enemigos.

El eco se desvanece y todo queda en silencio. Alejandro mira a ambos lados en busca de alguna señal.

ALEJANDRO:

¡YUME...!

Antes de que termine de pronunciar el nombre, una voz susurrante detrás de él se hace presente y comienza a hablarle. Alejandro simplemente se queda paralizado.

ESPÍRITU NEGRO:

¿Deseas mi fuerza?

Alejandro mira hacia un lado, sintiendo la presencia tan cerca que puede percibir su aliento en la nuca.

ALEJANDRO:

Sí...

Duda en responder, reflexionando durante unos segundos, pero finalmente logra responder con voz débil.

ESPÍRITU NEGRO:

¿Aunque eso signifique sacrificar tu mente y tu alma?

ALEJANDRO:

Quiero darle un futuro mejor a mi hermana. Sin guerras. Hemos perdido mucho.

ESPÍRITU NEGRO:

En unos momentos, comenzará tu verdadero destino, Alejandro.

Alejandro se asusta y muestra sorpresa.

ALEJANDRO:

¿Cómo sabes mi nombre?

ESPÍRITU NEGRO:

Sabía que vendrías a mí. Tu destino ya está sellado...

La escena cambia y la cueva se ilumina. Alejandro yace inconsciente en el suelo boca arriba.

AFUERAS DE LA CUEVA - MAÑANA

Helena llega con Madre Lucía en caballo a la entrada de la cueva.

HELENA:

No sabía qué hacer. Él entró solo, pero cuando fui a buscarlo, la cueva estaba vacía. Y es muy pequeña.

MADRE LUCÍA:

Es debido a la poderosa magia que tiene. Solo los elegidos por la Oscuridad son bienvenidos. Aunque les advertí que debían entrar sin nada luminoso.

HELENA:

Lo sé, pero estaba desesperada. Mi hermano no respondía. Por favor, ¿puede entrar a buscarlo?

MADRE LUCÍA:

También recuerdo haberles dicho que era peligroso. No debieron leer el diario de Arlo.

Madre Lucía mira a Helena con una mirada regañona. Helena baja la cabeza.

HELENA:

Perdón.

Madre Lucía desciende de su caballo con su bastón y avanza hacia la entrada. Helena la sigue, y llegan juntas.

La cueva está completamente iluminada. Alejandro yace en el suelo. Madre Lucía y Helena se dan cuenta. Helena corre hacia él, mientras Madre Lucía avanza lentamente hacia él.

Helena corre hacia su hermano, que yace inconsciente en el suelo. Se arrodilla junto a él y le sacude los hombros, mientras le grita su nombre con desesperación.

HELENA:

¡Alejandro, por favor, dime algo!

Acerca su oído al pecho de Alejandro, buscando algún latido. Madre Lucía se acerca lentamente por detrás.

HELENA: (aliviada)

Está respirando.

MADRE LUCÍA: (seria)

Déjame ver.

Madre Lucía se pone al lado de Helena y examina el cuerpo de Alejandro. Saca una hierba de su bolsa y se la da a Helena.

MADRE LUCÍA:

Ponle esto en la nariz.

Helena le coloca la hierba sobre la nariz a Alejandro, con cuidado. Alejandro arruga la cara y empieza a toser. Helena sonríe con lágrimas en los ojos y lo abraza.

ALEJANDRO: (confuso)

¿Dónde estoy?

Mira a su hermana y luego a Madre Lucía, que lo observa con severidad.

ALEJANDRO: (dolorido)

Hola, Madre…

MADRE LUCÍA:

Descansa un momento. Espero que hayas disfrutado de tu pequeña escapada.

Alejandro baja la cabeza, avergonzado. Solo puede mirar a su hermana, que lo mira con felicidad.

MADRE LUCÍA:

¿Y bien? ¿Qué te pasó?

ALEJANDRO:

No lo sé. Entré a la cueva, luego escuché que Helena me llamaba, traté de salir pero no encontraba el camino. Luego estaba la voz…

HELENA y MADRE LUCÍA: (a la vez)

¿Voz?

ALEJANDRO:

Sí, una voz…

Alejandro se queda pensativo, pero no logra recordar nada más. Extiende su mano en busca de ayuda. Helena le toma la mano y lo ayuda a levantarse. Lo sostiene por el brazo y caminan junto a Madre Lucía hasta la salida de la cueva.

MADRE LUCÍA:

Vamos a la academia. Trata de recordar lo que sucedió.

ALEJANDRO:

Está bien.

Alejandro camina para marcharse, antes irse mira hacia atrás. En el suelo, donde antes había estaba tirado, hay una silueta femenina que lo observa fijamente. Es una mujer alta, de rasgos perfectos y cabello negro azabache. Lleva un kimono oscuro que contrasta con su piel pálida. Sus ojos rojos son como dos pozos sin fondo que parecen atrapar la mirada de Alejandro. Alejandro voltea rápidamente la cara, ignorando completamente la presencia misteriosa.

EXT. CUEVA - TARDE

Alejandro, Madre Lucía y Helena salen de la cueva y caminan hacia sus caballos. Se montan y se alejan al galope, dejando atrás la cueva y sus secretos.

FIN CAPITULO 1

CAPÍTULO 2: EL PASADO

PUEBLO ALDENAR-MAÑANA:

Vemos de lejos el pueblo de Aldenar, un pintoresco y acogedor lugar situado en el valle de un río cristalino, rodeado de frondosos bosques y majestuosas montañas. Sus casas de piedra y madera se alinean a lo largo de un camino de tierra que conecta todas las actividades del pueblo. Un niño y una niña caminan felizmente con una pequeña carretilla transportando agua. Ambos se ven felices y comparten una sonrisa cómplice. El niño es Alejandro, un muchacho de 14 años, valiente y curioso. La niña es Helena, su hermana menor de 13 años, dulce e inteligente. Cada persona que se cruzan con los chicos es saludada por estos con entusiasmo y respeto, hasta llegar a una pequeña casa. En comparación al resto de casas del pueblo, es la más pequeña y humilde. El chico deja a la niña cuidando la pequeña carretilla y se dirige hasta la puerta de la casa. Da tres golpes.

ALEJANDRO:

¡Papá!, soy yo. Hemos vuelto con el agua.

La puerta se abre y dentro está Bran Darek, el padre de los niños. Es un hombre que aparenta unos 50 años, pero parece mucho mayor por su barba poblada y su poco pelo. Viste con ropa pobre y desgastada. Su rostro refleja cansancio y tristeza.

BRAN:

Hola hijo. Entra.

Alejandro se devuelve para ayudar a su hermana a llevar los jarros de agua dentro de la casa.

INTERIOR DE LA CASA MAÑANA

Los tres caminan acomodando las jarras en una estantería junto a otras provisiones escasas. La casa es pequeña y sencilla, con pocos muebles y objetos personales.

BRAN:

¿Cómo les fue?

Alejandro y Helena voltean a mirar a su padre y responden al mismo tiempo.

ALEJANDRO Y HELENA:

¡Bien!

ALEJANDRO:

Aunque el pozo está algo vacío.

HELENA:

Es porque no ha llovido. El agua está algo escasa.

Bran termina de acomodar los últimos jarros y voltea a buscar un asiento. Su cara nota fatiga.

BRAN:

Lo sé, hijos. Lo sé. Las cosas están difíciles para todos. Pero tenemos que ser fuertes y esperar que mejoren.

Bran se reclina un poco más en su asiento.

BRAN:

Hija, ¿podrías leerme un poco? Tu voz me relaja.

Helena salta de un brinco y se dirige a su cama. La casa tiene una disposición única con cocina, sala de estar y dormitorios en la misma estancia. Se agacha y saca un libro de debajo de su cama. Observa el título, que dice "La Travesía". Se levanta y regresa corriendo junto a su hermano y su padre. Alejandro le acerca una silla para que esté cerca de su padre.

HELENA:

¿Quieres escuchar la historia?

Alejandro ignora la pregunta y simplemente sale de la casa. Helena se queda al lado de su padre y comienza a relatarle la historia del libro.

EXTERIOR DE LA CASA - MAÑANA - PUEBLO

Alejandro sale de su casa y se encuentra en su pequeño jardín. Luego, avanza hacia el cerco que separa su casa de la senda del pueblo. Permanece inmóvil, mirando los cerros que se elevan a lo lejos. Abandona el jardín y continúa por el camino, con la mirada baja. La gente lo saluda, pero parece estar ausente, ignorando todo lo que le rodea. Camina sin rumbo fijo, sin prestar atención a su entorno, hasta llegar a los límites del pueblo.

EXTERIORES DEL PUEBLO - BOSQUE - MAÑANA

Un bulto negro captura la atención de Alejandro a pocos metros de distancia. Se acerca con precaución, avanzando lentamente hacia el bulto. A medida que se acerca, se da cuenta de que lo que parecía un montón de tela es, en realidad, una capa negra cubierta de tierra y hierba. Alejandro se da cuenta de que debajo de la capa yace un hombre mayor, boca abajo. Preocupado, toma una rama y comienza a tocar al hombre con ella.

ALEJANDRO:

Señor, ¿está bien?

Repite varias veces mientras sigue tocando el cuerpo del hombre con la rama. Finalmente, logra quitarle la capucha de la cabeza y puede ver mejor al anciano. El hombre tiene el pelo largo y blanco como la leche. Alejandro se acerca más y baja la cabeza lentamente para observarlo mejor.

HELENA:

Hermano, ¿qué estás haciendo?

Alejandro da un brinco y se asusta al darse cuenta de que su hermana se ha acercado a él sin que él lo notara. El susto es tal que cae sobre el anciano, golpeando su trasero contra la cabeza del hombre.

ANCIANO:

¡AHHHHH!

El grito del anciano resuena por todo el bosque, asustando a todas las aves y animales cercanos. Alejandro corre asustado hacia los brazos de Helena, y ambos caen al suelo debido al impacto. Permanecen paralizados, observando al anciano que se levanta lentamente. El anciano recupera la conciencia y se da cuenta de la presencia de los dos niños.

ARLO: (Dolorido, como alguien que acaba de despertar)

Hola, niños. Mi nombre es Arlo.

Los niños simplemente lo miran sin decir palabra.

ARLO:

¿Han visto mi montura? Parece que se asustó. ¿Quiénes son ustedes y dónde estoy?

Alejandro se levanta rápidamente y convierte la rama con la que lo tocó en un bastón, preparándose para defenderse.

ARLO: (Con un tono tranquilizador)

Muchacho, necesitarás algo más que una rama para lastimarme.

ALEJANDRO:

¿Qué haces en este lugar? No deberías estar aquí. ¿Eres un ladrón o un espía? No tenemos nada para ofrecer, así que te pido amablemente que te vayas.

Padre Arlo no puede evitar sonreír ante la inocencia de Alejandro. Levanta la mano en dirección a los niños y muestra los cinco dedos de su mano.

Alejandro se asusta, suelta el arma improvisada y regresa junto a su hermana.

ARLO: (Riendo)

No les haré daño. Estoy de viaje y, tal vez, el destino quiso que nos cruzáramos. No soy un espía ni un bandido. Solo soy un viajero que cayó de su montura. Al parecer, bebí demasiado vino. (Risas)

Alejandro y Helena sonríen, aunque todavía mantienen la desconfianza.

ALEJANDRO :

¿Cómo sabremos si dices la verdad y no pretendes hacernos daño?

HELENA:

Yo confío en él.

Alejandro observa a su hermana, expresando sus preocupaciones.

HELENA:

Si fuera una persona mala, ya nos habría hecho algo. Además, no tenemos nada que pueda interesarle, al menos eso creo.

Arlo se sorprende al escuchar las palabras de la niña.

ARLO:

Muy astuta de tu parte, jovencita. ¿Cuál es tu nombre?

Alejandro mira a su hermana y hace un gesto para que no revele sus nombres, pero Helena lo ignora.

HELENA:

Mi nombre es Helena.

ARLO:

Un placer conocerte, Helena. ¿Y tú, joven?

Alejandro duda antes de responder, pero finalmente cede al observar la tranquilidad del hombre y la expresión segura de su hermana.

ALEJANDRO:

Mi nombre es Alejandro.

Arlo asiente con aprobación.

ARLO:

Un placer conocerlos, jovencitos. Como les mencioné, he perdido mi montura. No debería estar lejos. ¿Podrían ayudarme a encontrarla? Les pagaré una moneda de oro a cada uno.

Alejandro y Helena intercambian miradas cómplices y aceptan ayudar al anciano.

ALEJANDRO:

Está bien.

HELENA:

Te ayudaremos, conocemos bien el bosque.

Juntos, los tres comienzan a explorar la zona boscosa, en busca de pistas para encontrar la montura de Padre Arlo. Helena, con su aguda inteligencia, logra identificar el lugar y encuentra un bolso roto.

ARLO:

¡Oh, jovencita, ese es mío!

Arlo, que la observaba desde lejos, se da cuenta de la situación. Helena recoge el bolso y corre a entregárselo. Mientras tanto, Alejandro sigue cerca, buscando huellas.

ARLO:

Muchísimas gracias, me moriría si perdiera su contenido.

Padre Arlo se agacha y se distrae rebuscando en su bolso. Mientras tanto, Alejandro toma la mano de Helena y la aparta un poco.

HELENA:

¿Encontraste algo?

ALEJANDRO:

No, nada. Solo quería preguntarte cómo está papá.

HELENA:

Se quedó dormido una vez que terminé de leer el primer capítulo.

ALEJANDRO:

Entiendo. Estaba pensando que con el dinero podríamos regalarle una sopa.

HELENA:

Pensaba lo mismo, pero ropa. Jajajaja.

ALEJANDRO:

Sí, igual le hace falta algo nuevo. Sigamos buscando.

Arlo estaba atento a la conversación de los niños. Se levanta y saca una botella de vino de su bolso.

ARLO:

No podría perder esta delicia.

Toma un sorbo.

ARLO:

Un trago digno de los dioses. Chicos, ¿han encontrado algo?

Helena y Alejandro responden al unísono: Seguimos buscando.

Arlo guarda la botella y continúan la búsqueda de pistas.

INTERIOR DE LA CASA DE BRAN - Tarde

Bran Darek despierta de una larga siesta, sus ojos se ajustan al ambiente, y se da cuenta de dónde está. Se sienta un poco y mira a su alrededor buscando señales de sus hijos. Sin embargo, el silencio reina en la casa. Se levanta lentamente y comienza a explorar la casa.

BRAN:

Helena, Alejandro, ¿dónde están?

Repite sus nombres varias veces, pero no recibe respuesta. Pasa por las camas de los niños sin éxito. Ellos no están en casa. Sale al jardín, entrecierra los ojos debido a la luz de la tarde y mira a su alrededor. No encuentra rastro de ellos en el pequeño jardín.

BRAN (pensando):

Qué extraño, ¿dónde se habrán metido estos chicos?

PUEBLO DE ALDENAR - Tarde

Bran sale de su propiedad y comienza a caminar por el pueblo, buscando a sus hijos y escudriñando de un lado a otro. Un vecino pasa por su lado, y Bran decide preguntar.

BRAN:

Hola, Las, ¿has visto a mis hijos?

LAS:

Hola, Bran. No, no los he visto. Deben de estar tramando alguna de sus travesuras.

Las continúa con su camino, alejándose. Bran lo observa hasta que se distancia, y luego apura el paso al no ver rastro de sus hijos.

Su cojeo le impide caminar rápido pero hace lo que puede, su instinto de padre lo lleva a pensar que quizás se encuentren en el bosque.

EXTERIORES DEL PUEBLO - BOSQUE TARDE

Bran logra adentrarse en el bosque. Su experiencia le permite notar pequeñas huellas en la tierra que podrían pertenecer a sus hijos. Al levantar la vista en la distancia, tras un gigantesco árbol, vislumbra una criatura asombrosa. Parece ser una especie de animal mitad alce, mitad oso, de pelaje blanco, y una postura imponente. Sus cuernos son tan vastos que Bran apenas puede ver la punta de ellos. La criatura lo observa detenidamente.

Bran se queda paralizado y evita mirar directamente a los ojos del animal, temiendo provocar alguna reacción hostil. Su mirada se posa en las enormes patas de la bestia, que parecen tan inusuales como el resto de su figura. Bran, a pesar de su larga vida, nunca había presenciado una criatura tan extraña y mágica.

Lentamente, retrocede, consciente de su cojera. Sus pasos son titubeantes, pero logra alejarse un poco de la criatura. Sin embargo, en un instante, pierde de vista al animal. Pánico y preocupación llenan su rostro mientras escudriña el área, pero no logra localizarlo. Cambia su ritmo, apresurándose a abandonar el lugar, evitando las ramas y plantas que obstruyen su camino. Sin embargo, en su prisa, choca contra una barrera invisible.

Bran cae sentado, desconcertado. Al levantar la vista, no hay nada frente a él, como si hubiera chocado contra una pared invisible.

BRAN (pensando):

¿Qué demonios…? ¿Cómo es posible?

Observa la nada con miedo y extiende la mano, sintiendo una extraña dureza. No ve nada, pero sabe que está tocando algo. Pronto, sus manos le dan forma a lo que parece ser un gran hocico, y es consciente de la respiración de algo grande. Retrocede, aterrado, y finalmente la entidad se revela. La bestia, que había permanecido invisible, emerge a la vista de Bran.

El susto de Bran lo hace gritar, su voz llenando todo el bosque.

MINUTOS ANTES

EXTERIORES DEL BOSQUE - TARDE

Helena, Alejandro y Arlo descansan juntos bajo la sombra de un imponente árbol. Mientras Padre Arlo les habla, los niños observan con atención al misterioso visitante.

ARLO:

Me agrada la aventura, y este bosque me pareció un lugar perfecto para explorar. Es un paraje realmente hermoso.

Helena lo mira con suspicacia, notando que la presencia de Arlo en estos remotos bosques es poco común.

HELENA:

No es un lugar al que alguien llegue por casualidad. Debes conocerlo bien para estar aquí.

Alejandro se muestra sorprendido por la astucia de su hermana, y Arlo no puede evitar sentirse intrigado.

ARLO:

Me has descubierto, joven dama. Estoy aquí cumpliendo una misión.

Antes de que Arlo pueda explicar la naturaleza de su misión, un grito irrumpe en la tranquilidad del bosque. Alejandro y Helena saltan asustados, sus rostros reflejan el terror inmediato al reconocer la voz. Ambos saben de quién se trata.

Alejandro y Helena al unísono: ¡Es papá!

Juntos los tres se lanzan a correr hacia el origen del sonido. Alejandro y Helena lideran la marcha, ya que conocen bien estos bosques. Arlo sigue de cerca, tratando de mantener el ritmo.

Un segundo grito los hace detenerse. Se quedan en silencio tratando de localizar la fuente del sonido.

ALEJANDRO :

El sonido viene de aquí.

Arlo y Helena siguen las indicaciones de Alejandro mientras avanzan por el húmedo y densamente frondoso sendero, sorteando ramas, charcos y lodo.

ALEJANDRO :

No escuchamos nada más. No sé por dónde seguir.

ARLO:

Tranquilos, escuchemos con atención.

HELENA:

Tengo miedo, es papá. Él es muy débil.

ALEJANDRO :

No podemos esperar.

ARLO:

Solo un momento, cálmense, estén alerta.

Esperan en silencio durante unos segundos y, finalmente, un tercer grito rompe el aire.

ARLO:

Ahí está, sigamos.

ALEJANDRO :

¡VAMOS!

Los tres corren en dirección al sonido, siguiendo el eco hasta que finalmente llegan al lugar. Encuentran a su padre tendido en el suelo, paralizado, con una criatura más grande de lo que hayan visto jamás sobre él.

Alejandro y Helena: ¡PAPÁ!

Arlo observa la escena pero se detiene y permite que los niños avancen por delante.

Alejandro toma una piedra del suelo y se prepara para lanzarla a la criatura. Helena hace lo mismo. Bran voltea la cabeza y ve a sus dos hijos con piedras en las manos.

BRAN:

Chicos, aléjense, por favor, no se acerquen.

Sin embargo, los niños no atienden la advertencia y están a punto de lanzar las piedras. La criatura voltea la cabeza y los ve. Levanta sus enormes patas y se lanza en un salto asombroso, más alto que una rana. Los niños se quedan inmóviles, creyendo que este sería su final, aplastados por el animal gigante. Pero la criatura aterriza junto a Padre Arlo, haciendo que este caiga al suelo. Los niños miran aterrados y lentamente se voltean, esperando lo peor.

Bran se levanta con su última reserva de fuerza y corre a abrazar a sus hijos, tratando de protegerlos de la aterradora visión que se desarrollara ante ellos. El animal no ataca, en cambio, lame a Arlo con su gigantesca lengua mientras este ríe y lo acaricia.

Bran queda perplejo y sus hijos, que se habían asustado, pasan de la sorpresa al alivio.

Arlo se voltea hacia la familia.

ARLO:

Chicos, este ser es mi mejor amigo, Nerón.

FIN CAPÍTULO 2

CAPÍTULO 3: El Pasado Parte 2

EXTERIORES DEL PUEBLO ALDENAR - BOSQUE - TARDE

Alejandro y Helena descansan sobre el lomo de Nerón mientras Bran y Arlo caminan a su lado de regreso al pueblo.

Bran: Nunca había visto un animal como ese.

Arlo: A todos les sorprende cuando lo ven por primera vez. Impone miedo, pero es una dulzura. Nos conocemos desde hace mucho tiempo.

Alejandro y Helena, que escuchan la conversación, ríen y acarician a Nerón, disfrutando de su pelaje.

Bran: A los niños les agrada. Pensé que tendrían miedo.

Arlo: Tus hijos son los niños más valientes que conozco.

Bran: Gracias. Un poco de felicidad en sus vidas les hace bien. (Comienza a toser)

Arlo: ¿Estás bien?

Alejandro y Helena voltean para ver a su padre preocupados.

Bran: Sí, solo es el susto y el cansancio.

Sin embargo, los estornudos de Bran se vuelven incontrolables, y la fuerza de la tos aumenta hasta que finalmente cae desmayado. Alejandro y Helena descienden de Nerón rápidamente para socorrerlo, mientras Arlo también se agacha para prestar ayuda.

INTERIOR DE LA CASA DE BRAN - NOCHE

Bran recupera la conciencia y observa a su alrededor. Helena duerme profundamente a sus pies, y él se acomoda para tomar su mano. Arlo y Alejandro se acercan a verlo, este último con un vaso de agua en la mano.

Alejandro (susurrando): ¿Papá, estás bien?

Bran (susurrando): Sí, debe haber sido agotamiento. Corrí demasiado.

Alejandro le entrega el vaso de agua, y Bran lo bebe de un solo sorbo. Arlo toma a Helena en brazos y la coloca junto a Bran.

Arlo (susurrando): No quiere alejarse de ti.

Bran (susurrando): Gracias.

Helena se acurruca a su lado, y Bran la abraza cariñosamente. Se recuesta y la rodea con su brazo.

Arlo (susurrando): Continúa descansando.

Alejandro se acerca a su padre y lo abraza. Luego, le da un beso en la frente a su hermana. Arlo se retira de la casa, y Alejandro lo sigue.

**AFUERA DE LA CASA DE BRAN - PUEBLO ALDENAR - NOCHE**

Arlo sale para ver a Nerón, que utiliza su camuflaje invisible para no asustar a los habitantes del pueblo. Alejandro, siguiéndolo, no conocía esta habilidad de Nerón.

Alejandro: ¿Dónde está Nerón?

Arlo: Tiene la capacidad de volverse invisible como medida de protección. Es un poco tímido, y la gente no siempre es amable cuando lo ve.

Alejandro: ¡Vaya, tu bestia es realmente asombrosa!

Arlo: Gracias.

Alejandro: ¿Está justo aquí?

Arlo toma la mano de Alejandro y lo lleva hacia donde Nerón descansa.

Arlo: Aquí está. ¿Puedes sentirlo?

Alejandro se emociona.

Alejandro: No puedo creerlo. Es muy extraño.

Arlo: Yo diría que es maravilloso. Hay muchas cosas asombrosas en este mundo. Por eso adoro viajar, conocer toda clase de criaturas y vivir aventuras. Aprendes sobre muchas cosas.

Alejandro se maravilla mientras su mano descansa sobre la nada, pero allí está Nerón utilizando su camuflaje. Arlo sonríe al ver la escena, recordando cuando conoció a Nerón.

Alejandro deja de tocar y mira a Arlo.

Alejandro: Antes, en el bosque, ibas a contarnos a mí y a mi hermana por qué viniste aquí.

Arlo: Sí, justo antes ocurrió lo de tu padre.

Alejandro: ¿Puedes contármelo?

Arlo: Vine a entregar una carta al burgomaestre de este pueblo.

Alejandro: ¿Al señor Brim?

Arlo: No sé su nombre. Solo sé que debo hablar con él y entregarle la carta.

Alejandro le da a Arlo indicaciones para encontrar la casa del Sr. Brim.

Alejandro: Debes dirigirte a la casa más lujosa, justo allí es donde vive el Sr. Brim.

Arlo: Está bien, lo haré.

Alejandro: ¿Puedo acompañarte?

Arlo: No, debes cuidar a tu padre y a tu hermana. Además, tengo otra tarea muy importante para ti.

Los ojos de Alejandro se abren con emoción, esperando su misión.

Arlo: Debes cuidar a Nerón mientras hablo con el Sr. Brim. ¿Puedes hacerlo por mí?

Alejandro se decepciona un poco, esperaba algo más emocionante. Aun así, acepta la petición.

Alejandro: Está bien, estaré atento.

Arlo: Antes de irme, tengo que hacer algo.

Arlo coloca sus manos en su frente y recita un hechizo.

Arlo: ¡ILLUSIU PERCEPTUM!

Las manos de Arlo se iluminan en un brillo celeste, lo que asusta a Alejandro, quien intenta retroceder, pero Arlo lo sujeta con fuerza.

Arlo: Quédate quieto, solo será un segundo.

Alejandro, desesperado, pregunta: ¿Qué estás haciendo? Me duele.

Finalmente, Alejandro logra soltarse y cae al suelo. Arlo se retira. Alejandro recupera la vista y frente a él puede ver a Nerón, quien antes estaba invisible.

Arlo: Ahora puedes verlo. Por favor, estate atento para que no se aleje. Hay un saco de zanahorias cerca de ti. Si tiene hambre, dale una zanahoria.

Alejandro está confundido por la inesperada revelación y toda la información que acaba de recibir.

Alejandro: ¿Pero qué has hecho?

Arlo: Magia.

Luego, Arlo da la vuelta y se aleja, caminando hacia la casa del Sr. Brim.

**PUEBLO DE ALDENAR - CERCANÍAS DE LA CASA DEL SEÑOR BRIM - NOCHE**

Arlo se encuentra afuera de la impresionante casa del Sr. Brim, maravillándose por su imponente presencia en contraste con las modestas cabañas que la rodean. La lujosa residencia destaca por su exquisito diseño y elegante arquitectura, reflejando el estatus y el poder del burgomaestre.

La fachada de la casa está construida con piedra pulida y ornamentada con intrincados detalles tallados a mano. Grandes ventanales con cristales resplandecientes permiten que la luz natural inunde majestuosamente su interior.

Los jardines circundantes son un auténtico espectáculo, diseñados y cuidados con esmero, con una variedad de flores exóticas y árboles frondosos. Fuentes elegantes y estatuas de mármol decoran los senderos, creando un ambiente de serenidad y belleza.

Arlo contempla esta magnificencia desde afuera, admirando la casa lujosa que destaca en medio de las humildes cabañas del pueblo.

Avanza hacia la puerta, donde da tres golpes. Esta se abre y revela a una anciana de unos 70 años.

Anciana: ¿En qué puedo ayudarte?

Arlo: Buenas noches. Traigo una carta importante para el burgomaestre.

Anciana: ¿Tu nombre, por favor?

Arlo: Mi nombre es Arlo.

Anciana: Señor Arlo, por favor, déjame la carta y yo me aseguraré de que el señor Brim la reciba.

Arlo: Es sumamente importante que yo sea quien la entregue.

Anciana: Como podrá entender, es bastante tarde y el señor Brim ya se encuentra descansando. Por favor, déjame la carta y mañana se la entregaré temprano.

Arlo: No me está entendiendo, señora. Es de carácter urgente, y las vidas de este pueblo están en peligro.

Desde el interior de la casa, se escucha la voz del Sr. Brim gritando.

Brim: Ana, por favor, cierra y sube. ¡Te necesito aquí!

Señora Ana: Lo siento, Sr. Arlo. Si no me deja la carta, entonces le pido que regrese mañana. Hasta luego.

La señora Ana cierra la puerta y Arlo se queda perplejo.

Arlo (en su mente): Parece que tendré que hacerlo por la fuerza.

Arlo se mueve sigilosamente por los alrededores de la majestuosa casa, buscando una manera de entrar. Observa en la parte trasera de la vivienda una pequeña ventanilla que se encuentra abierta. Enfoca sus manos en su rostro y susurra un hechizo en voz baja.

Arlo: VAPORIS TRANSMUTATIO!

El gas que se formó de su cuerpo se elevó, permitiéndole atravesar la ventanilla y reaparecer dentro de la casa.

Arlo (en su mente): Sencillo.

Dentro de la casa de Brim, Arlo avanza con sigilo por el largo pasillo, examinando cada puerta en busca del Sr. Brim. Llega a unas escaleras que conducen al primer piso. Se agacha para observar a la señora Ana subiendo. Retrocede y entra en la primera habitación abierta que encuentra, esperando a que la señora Ana pase de largo.

Después de un breve instante, asoma la cabeza y ve que la señora Ana ha entrado en una habitación. Sale de la habitación con precaución, desciende las escaleras y llega al espacioso salón principal. Sentado en un gigantesco y mullido sillón, el Sr. Brim bebe tranquilamente.

Brim: Ana, ¿eres tú?

El Sr. Brim parece haber sentido la presencia de alguien más y hace la pregunta sin girarse para mirar, solo mueve ligeramente la cabeza. Arlo permanece inmóvil, sin decir una palabra.

Traga saliva y se acerca lentamente hasta estar lo suficientemente cerca.

Arlo: Señor Brim, tengo algo para usted.

Brim salta de su asiento, voltea la vista y ve a Arlo, retrocede temblando.

Brim: ¿Quién eres? ¿Cómo entraste aquí?

Brim muestra desesperación y sorpresa. Comienza a gritar el nombre de Ana.

Brim: ¡Ana, ven rápido! ¡Dejaste entrar a este hombre!

Arlo: No fue ella. Entré por mis propios medios.

Brim: Lárgate o llamo a los guardias.

Arlo: No hay guardias. Necesito que se calme y escuche lo que tengo que decir.

Brim no atiende, se desespera y empieza a moverse de lado a lado tratando de buscar una apertura para huir de Arlo.

Arlo: Por favor, cálmese. Solo quiero que lea esta carta. Eso es todo. Solo léala, por favor.

Brim sigue ignorando, por un segundo aprovecha que Arlo tiene la guarda baja y corre por el lado. Arlo suspira.

Arlo: No me dejas elección.

Separa sus manos y empiezan a brillar. Brim sigue corriendo hacia las escaleras para ir donde está Ana.

Arlo: ¡Chronos Stasis!

Un aura azul llena toda la casa, en el momento que la luz alcanza a Brim este queda inmóvil, congelado en el tiempo.

Arlo camina hasta ponerse frente a él.

Arlo: Te he congelado en el tiempo. Puedes escucharme y verme, pero no te puedes mover. Necesito que leas esta carta. Es muy importante.

Brim simplemente está quieto, únicamente moviendo las pupilas.

Arlo espera a que Brim procese la situación. A pesar de estar congelado en el tiempo, sus ojos muestran que sigue consciente. Con paciencia, Arlo saca la carta y la coloca frente a los ojos de Brim, permitiéndole leer el contenido con detenimiento.

Arlo: Lee la carta, Sr. Brim. Esto es crucial para el pueblo.

Los ojos de Brim siguen la lectura de la carta mientras permanece inmóvil. Arlo observa con ansiedad, esperando que el mensaje en la carta logre llegar al corazón de Brim y lo haga entender.

“Querido señor Brim,

Espero que esta carta llegue a sus manos en un momento oportuno. Permítame presentarme, soy un informante en nombre del reino de Avarindor. He descubierto información crucial que necesita conocer de inmediato.

Existe una creciente sospecha en Avarindor de que hay un espía del reino de Marion infiltrado en sus tierras. La preocupación y el miedo han aumentado, y nuestras autoridades están buscando incansablemente al culpable. Hasta el momento, desconocemos la identidad de este espía.

Lamento informarle que, como resultado de esta situación, el reino de Avarindor ha llegado a la decisión de tomar medidas drásticas. Están considerando la destrucción de todo el pueblo de Aldenar debido a las sospechas de que podría ser un escondite o punto de operaciones para el espía en cuestión.

Quiero enfatizar que no estoy en favor de esta decisión, y he decidido actuar como intermediario para evitar esta tragedia. Mi objetivo es que se evite cualquier acción precipitada y que el pueblo de Aldenar no sufra por la posible culpa de un individuo.

Ruego encarecidamente que, como líder de Aldenar, use su influencia para dialogar con las autoridades de Avarindor y encontrar una solución pacífica a esta situación. No podemos permitir que un acto irreflexivo afecte a inocentes.

Por favor, señor Brim, tome esta carta en serio y actúe con rapidez. La vida de todos los habitantes de Aldenar está en peligro. La diplomacia y la cooperación son nuestras mejores armas en estos tiempos oscuros.

Espero que podamos evitar una catástrofe innecesaria y mantener la paz en esta tierra.

Atentamente,

Un informante preocupado”

Brim le hace una señal con los ojos, haciendo entender a Arlo que ha terminado de leer. Arlo retira la carta y la guarda en su bolsillo.

Arlo: Te voy a descongelar. Espero que puedas perdonarme.

Arlo coloca sus manos sobre el cuerpo inmóvil de Brim. Después de unos segundos, el hechizo desaparece y Brim cae al suelo. El ruido despierta a la señora Ana, quien había estado durmiendo todo el tiempo.

Ana: Señor Brim, ¿está usted bien? ¿Qué fue ese ruido?

Ana se sorprende al ver que su amo está sentado en el suelo y a su lado se encuentra Arlo, el hombre a quien previamente le había prohibido la entrada.

Ana: ¿Eres tú? Te dije que no podías estar aquí. Señor Brim, perdóneme. Le avisé a este hombre que no debía entrar.

Arlo mira a Brim, quien se levanta lentamente del suelo y recupera la compostura.

Brim: Ana, ve a dormir. Este hombre y yo debemos discutir algunos asuntos.

FIN CAPÍTULO 3

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