PRÓLOGO.
ESPERANZA MEDINA es una mujer que vivió sola desde niña, nunca conoció a su familia porque fue abandonada en un orfanato hasta que cumplió su mayoría de edad, cuando recién cumplió 22 años conoció a un hombre en su trabajo de medio tiempo en un local de comidas rápidas, para ella fue amor a primera vista, ese hombre era un sueño inalcanzable para ella, al ser una mujer solitaria no tenía amigos y pocas aspiraciones.
Tenía una belleza como pocas, con 1.50 de estatura, piel morena una larga cabellera negra y grandes ojos, pero tenía algo que llamaba la atención de los hombres y estos eran sus grandes senos y enorme trasero, voluptuosidades que llamaban la atención de todos, pero de los cuales se sentía avergonzada y ocultaba con abundante ropa, al ser criada por religiosas era muy desconfiada con los hombres.
Y por más que le gusto el hombre no se atrevió a dirigirle la palabra, para aquel hombre su indiferencia le llamo la atención, desde ese día se volvió cliente ferviente de aquel puesto de comidas, durante meses la siguió discretamente, ella estudiaba en la universidad pública gracias a una beca que gano con mucho esfuerzo y vivía en un pequeño apartamento que pagaba con su sueldo de mesera.
Este era JOSÉ DANIEL VILLANUEVA, con 1.70 de estatura, ojos verdes y una cabellera rubia era el sueño de toda mujer, donde llegaba estas no dejaban de verlo por su notable atractivo, sus padres tenían una empresa de alimentos y una hacienda, estudiaba administración de empresas en una de las mejores universidades.
Ella aceptó ser su novia seis meses después y como si viviera en una burbuja le entrego todo de sí, hasta el punto de darle su primera vez, se casaron aún con la familia de él en contra, su madre la creía poca cosa para su hijo al ser una huérfana y el heredero de una empresa prestigiosa en la ciudad, al casarse JOSÉ DANIEL VILLANUEVA, paso a ser director de la empresa como ya lo había predispuesto su padre al que no le importaba con quien se casaba, solo que siguiera con su legado.
Durante los primeros meses ella vivía como en un cuento de hadas y por amor a el dejo sus estudios a un semestre de recibir su título de abogada, a un año de matrimonio las cosas empezaron a cambiar y él mostró su verdadero rostro y su calvario inicio, pero les cuento que no todo será lágrimas para nuestra protagonista en medio de su dolor encuentra una luz que la hace luchar por su vida y romper la cadena que la ata aquel canalla.
Y en medio de su tragedia conoce al amor, que les adelanto no le durara mucho, porque estará encadenado a otra persona, pero si les sigo adelantando cosas no será interesante la lectura y para no alargar este prólogo más de lo necesario y dejar que el lector especule con los hechos, les cuento que nuestra protagonista sufrirá mucho dolor en este matrimonio, pero tranquilas tendremos un divorcio y nuestro malvado y sinvergüenza esposo sufrirá las consecuencias.
Esta historia narrará mucho maltrató físico y emocional así que, si es sensible a este tipo de lecturas le recomiendo dejarla en este momento y nos evitamos malos comentarios y posibles bloqueos y sin más preámbulo les doy la bienvenida a esta nueva historia y espero que les guste y me lo demuestren con sus me gustas y comentarios de aliento, gracias por leer mis historias y seguirme en cada una de mis locas aventuras y travesías por mis recuerdos e imaginación.
ESPERANZA MEDINA PRIMER AÑO DE MATRIMONIO.
Me miro por última vez en el espejo antes de salir de la habitación, tengo todo listo para celebrar mi primer aniversario con José, desde que lo conocí mi vida dio un giro de 180 grados, me enamoro desde el primer momento en que lo vi y hoy dos años después de eso le agradezco a dios él haberlo conocido, es tan cariño y detallista que a veces siento que no merezco un hombre tan bueno como él.
Miro el hermoso vestido azul corte de corazón y el hermoso collar de perlas que encontré esta mañana en mi cómoda, después de hacerme el amor me entrego los regalos para celebrar esta noche, prepare una cena y deliciosa y le compre un regalo, no se lo di esta mañana, pues sentí que lo mío era poca cosa en comparación a los suyos, pero sé que le va a gustar.
Bajo al recibidor y mis manos sudan, estoy nerviosa por mi aspecto, José sabe muy bien que no me gusta la ropa con escote y menos en forma de corazón pues mis senos están muy expuestos y su tamaño no me ayuda, pero su respuesta siempre es la misma, me encantan tus senos y fue lo primero que vi al conocerte, cada vez que me regala ropa hace lo mismo, pero no dejo de sentirme incómoda.
Miro el reloj de pared y marca las 8 pm, y como siempre llega a tiempo veo llegar el auto por la ventana, baja con un enorme ramo de rosas que me impiden ver su cara, están detallistas, corro a la sala para no ser descubierta y me siento para parecer lo más tranquila posible.
Los segundos se me hacen eternos, siento el sonido de las llaves al abrir la puerta y lo veo entrar como en cámara lenta, baja el enorme ramo en la mesita de centro y me lanzó a sus brazos apenas veo que soltó el ramo, no soporto más las ganas de besarlo.
- Amor te ves bellísima, sabía que este vestido era el ideal para ti.
- Gracias, sabes que me pongo estos vestidos solo para complacerte.
- Te ves increíblemente bella y sabes que es lo mejor.
- Que, dime y deja de mirarme tanto.
- Que esa belleza solo la puedo disfrutar yo, pasemos a la mesa quiero comer ese manjar que debes haber preparado.
Entre besos y risas pasamos al comedor, después de cenar pasamos a la sala y movió los muebles para que pudiéramos bailar, según él quería que recordáramos nuestros mejores momentos, coloco música suave y me tomo por la cintura, el amor estaba en el aire, sujeto mi nuca y me beso ferozmente, le respondí con la misma intensidad y sin soltarme me guía al sofá más cercano.
Me acomodó en el y levanto mi vestido cubriendo mi cara, quito mis diminutos pantis, escuche su suspiro al pasarlas por su nariz, sonreí divertida, siempre lo hace, le encanta mi olor, o eso dice, dejo de pensar cuando siento su lengua apoderarse de mi intimidad, sus besos me ponen a temblar y mi mente se nubla, me pierdo en el placer que me provoca.
AL DIA SIGUIENTE.
Me desperté un poco tarde y José ya no estaba, miro el reloj marca las 10 am, debió irse hace rato, no sé cómo él se levanta como si nada después de la noche que pasamos, yo me siento adolorida, solo de recordar todo lo que hicimos en el sofá y la alfombra me sonrojo hasta las orejas, me levanto con dificultad de la cama y llego al baño.
Después de un confortable baño me pongo algo cómodo y decido cocinar un delicioso almuerzo para JOSÉ, le llegaré de sorpresa a su oficina, me dejo un lindo mensaje en el celular acompañado de una transferencia para irme de spa, quiero al menos tener un detalle con él, preparo algo rápido, pero rico y subo a cambiarme, escojo un pantalón clásico negro con tacones altos y una blusa azul con un Blaise del mismo color del pantalón.
Mi ropa de salir es diferente, José no me deja usar nada escotado o demasiado revelador para salir, sus bellezas como las llama solo las puede mirar él, la verdad no me molesta, antes de conocerlo solo usaba suéteres anchos y sudaderas, lo único diferente era el uniforme de aquel restaurante de comida rápida y era una camisa blanca muy ajustada con unos jeans negros.
Término de arreglarme tomó mi auto para ir a la sede principal de la empresa de mi esposo, no somos millonarios, pero el negocio va muy bien y es que desde que me case vivo como una reina y le doy gracias al señor a diario por la bendición, ese extraordinario marido que me mando cuando más sola me sentía en la vida.
Llego a la empresa y como ya me conocen me dejan entrar, es una empacadora y la zona de las oficinas queda en el segundo piso, la de mi esposo es la más grande y está alejada de las demás, solo su secretaria está en esta zona, pero al no verla en su puesto supongo que está almorzando.
La puerta de la oficina esta entre abierta y al acercarme escucho risas, pero no es la voz de su secretaria, la señora María es una mujer mayor muy amable y la risa que escucho de alguien joven, me asomo con cuidado de no interrumpir, puede ser que este en una reunión importante, solo me asomare para que me vea y avisarle que le dejare el almuerzo en el escritorio de su secretaria.
Meto la cabeza por la abertura de la puerta y las risas habían parado, una rubia está de espaldas sobre su escritorio, pero no veo a mi esposo, esta mujer tiene los pies sobre su silla, con los ojos cerrados y las manos en la boca para acallar sus propios gritos, que hasta ese momento me percato que son gemidos ahogados.
Siento miedo, mucho miedo al pensar que sea mi José el causante de los gemidos de la rubia, pero, aunque se me partiera el corazón quería salir de la duda y al parecer mis suplicas fueron escuchadas, como en cámara lenta el hombre se levantó y pude verlo tomar los labios de la mujer con desenfrenó ese mismo desenfreno con el que me besaba a mí la noche anterior.
Mis lágrimas no tardaron en aparecer, la decepción y la tristeza me embargaron, deje caer la comida por accidente y ellos notaron mi presencia, él se sorprendió al verme y la mujer me miro con una sonrisa, pude reconocerla de inmediato, era hija de un socio de la empresa y la conocí en una cena de negocios.
- Esperanza que haces aquí, porque no me dijiste que venías.
Dejo a la mujer y camino hacia mí, pero retrocedí al instante, lo que menos quería era tenerlo cerca.
- Porque me hiciste esto, yo, yo te amaba José, deje mi vida a un lado.
- Esto tiene una explicación, amor escúchame por favor.
- Déjala José, ya era hora que tu gorda supiera que no es la única.
- Cállate y vete Rosmery, esto es entre mi mujer y yo.
- No José, no quiero escucharte la que se va soy yo, quédate con tu mujer.
Sali corriendo de esa oficina, no le daría tiempo de seguirme, lo que menos deseo en este momento es verlo, no mire por donde iba y me golpee con alguien, me di un fuerte golpe y caí al suelo, al levantar la vista veo a mi suegro mirándome con desagrado.
- Esperanza a coso has perdido el juicio, porque corres por las oficinas.
- Lo siento señor David, pero quiero irme de este lugar y no quiero que su hijo me detenga.
- Y se puede saber que paso, nada justifica este comportamiento, pensé que mi hijo te había enseñado modales, pero parece que mi esposa tenía razón y fue mala idea dejar que se casara con una mujer sin clase.
- No me hable de esa forma, hasta el momento ustedes no han tenido ninguna queja de mi comportamiento a diferencia de su hijo que esta con una mujer en su oficina.
Me enoja la actitud de este viejo y lo miro mal, mientras me levanto del piso, sus padres nunca me han querido, pero es la primera vez que este señor me trata de esta forma.
- Todo esto por algo tan normal, no seas ridícula Esperanza, mi hijo es hombre y a veces tenemos estas distracciones, deja de llorar y más bien pregúntate que estás haciendo mal para que tenga que buscar otras mujeres.
- Nada justifica que me engañe y hasta donde yo pensaba nuestro matrimonio iba de maravilla, pero parece que soy una maldita ilusa.
- Pero que te crees mujer, mi hijo te saco de un barrio miserable te dio una vida de reina no hagas drama y vete a tu casa a prepararle una buena comida.
Mi rabia aumentó al escuchar lo que me decía, pero preferí callar no pienso ponerme a discutir inútilmente con este señor y menos aquí, le di la vuelta y seguí mi camino, escuche como se burlaba, deje la empresa y conduje sin rumbo por horas, solo me detuve cuando me quede sin gasolina.
Me sentía miserable, amo tanto a José que su traición me destrozó el alma y el corazón, mi mundo perfecto se volvió un infierno en solo horas, no entiendo que paso, que hice mal, durante este último año nuestra relación iba de maravilla, teníamos intimidad casi a diario y nunca peleamos, no entiendo en que falle para que me hiciera esto.
Si fue por no embarazarme no es mi culpa, el medico dijo que pasaría en cualquier momento solo era cuestión de esperar, pero al parecer no soy suficiente para él, limpie mis lágrimas y llame una grúa para que se llevara el auto, tome un taxi para ir aquel lugar donde fui inmensamente feliz para recoger mis pocas pertenencias, no quería verlo, pero tampoco me voy a esconder, al final de cuentas fue él quien fallo, no yo y saldré de ese lugar con la frente en alto y la poca dignidad que me queda.
CAPITULO 02.
ESPERANZA MEDINA.
Llego a la casa y todas las luces están encendidas, respiro profundo y me repito a mí misma, yo puedo, yo puedo, solo debes entrar recoger tu ropa y salir, me doy valor unos minutos antes de entrar, evito mirar a los lados y voy directo a mi habitación a recoger todas mis cosas, no pienso llevarme nada que no hubiera traído cuando me case, no deseo nada que me lo recuerde.
Me rio al ver que mi vida cabe en una maleta, la misma con la que una vez salí de aquel orfanato, luego de mi apartamento y ahora de esta casa, cuando salí de aquellos lugares lo hacía llena de ilusiones y esperanzas, nunca en toda mi vida me había sentido tan miserable, con la poca fuerza que me queda bajo las escaleras.
Cuanto más rápido saliera de este lugar sería mejor para mí.
- A dónde vas con esa maleta.
Y para completar la porquería de día que había tenido, mi querida suegra llega a despedirme.
- Si vino a echarme, no será necesario, señora Manuela ya me voy y no sé preocupe, solo me llevo lo que traje.
- No te creas tan importante, si estoy aquí es porque mi esposo me lo pidió, no quiere escándalos y menos en este momento que los socios están empezando a confiar en mi hijo.
- No se hubiera molestado, como puede ver me voy sin hacer escándalos.
- Es lo mínimo, pero tenemos que hablar, siéntate.
La mujer no me da más alternativa que sentarme, no entiendo que quiere si desde un principio no me acepto, siempre me trato con indiferencia y me considero poca cosa para su adorado hijo.
- Seré breve con usted Esperanza, como sabe nunca estuve de acuerdo con su matrimonio y lo sigo pensando, pero estoy aquí para pedirle que no se divorcie en este momento, estoy enterada de lo que paso en la empresa, pero un escándalo nos afecta a todos, la única condición que pusieron los socios para que mi hijo tomara la presidencia fue que estuviera casado y un divorcio lo haría perder el cargo de inmediato, más si se sabe que le fue infiel.
- No pienso hacer ese cándalo, ni menos dejarlo saber a nadie, me iré sin problemas, solo esperaré los papeles del divorcio y no pediré pensión.
- Está segura de lo que dice, puede seguir en esta casa y gozando de los lujos que le provee mi hijo, solo debe dejar pasar el incidente y cuando mi hijo afiancé su puesto pude firmar el divorcio.
- No pienso vivir con ese infiel, si usted calla las infidelidades de su marido por el dinero y la posición yo no estoy dispuesta a hacerlo señora.
- No me hagas reír, eres nada sin mi hijo, te saco de un barrio pobre y te convirtió en señora es lo mínimo que debes hacer por él.
- No le debo nada, por mí tomen todo su dinero y métanselo por donde mejor le entre.
- No me faltes al respeto insolente, pero quien te crees, veo que mi esposo tiene razón, no debía venir a perder mi tiempo contigo.
- Y estoy de acuerdo, no pierda su valioso tiempo.
Se levanto enojada del sofá y salió de la casa, suspire cansada, quien entiende a esta mujer, primero me odiaba y ahora me pide que no me divorcie, esto es una locura, voy a la cocina por algo de agua y pido un taxi con mi celular, no me pienso llevar el auto, cuando estaba por salir y para mi mala suerte José estaba llegando.
- Esperanza, que bueno que sigas aquí, no te vayas por favor, debemos hablar.
- No, quiero irme y por favor no me detengas.
- Te lo ruego, quieres que me arrodille, lo puedo hacer.
El descarado se arrodilló y se aferró a mis piernas, quise caminar, pero no podía.
- Suéltame ya, no hagas esto más difícil, te vi, nadie me lo dijo, por favor déjame ir.
- No por favor, escúchame, lo que viste lo hice obligado, no sabes lo duro que eso fue.
- Esperas que crea que esa mujer te obligo, no seas ridículo, levántate y suéltame o me pondré a gritar.
- Te voy a soltar, pero por favor no te vayas, déjame hablar, solo te quitaré unos minutos, luego te dejaré ir.
- Está bien, está bien, pero levántate ya.
Me senté en el sofá al frente de él, tenía la mira en el suelo y parecía lamentable, quise mostrarme fuerte, pero su tristeza me dolió más de lo que estoy dispuesta a aceptar.
- No sé si me vas a creer, pero te juro que solo te amo a ti, la mujer de mi oficina ya la conoces es la hija de uno de los socios, no te lo había dicho para no preocuparte, pero ellos no me aceptan y han tratado de quitarme del cargo, su padre es el líder y ella me dijo que si la complacía lo pondría de mi lado, al principio me negué te lo juro, pero con tanta presión termine accediendo y fue lo que viste, te juro amor que es la primera vez que pasa.
Lo miré incrédula, en el mundo de verdad hay mujeres así, capaces de obligar a un hombre, la verdad no sé qué creer, lo veo levantar la cabeza y está llorando, se levanta para sentarse a mi lado, intento levantarme, pero me toma de las manos.
- Amor por favor, te juro que lo hice por la presión, no quiero defraudar a mi padre.
- Déjame por favor José, quiero el divorcio, entiende que esto es muy difícil para mí.
Me abrazo con fuerza y susurro en mi oído (te amo) mis pocas fuerzas flaquearon y las lágrimas que quería retener salieron sin que pudiera evitarlo, mi amor por él es tan fuerte que podría perdonarlo, pero mi corazón roto no volverá a creer en él.
- Mírame Esperanza, sabes que te amo verdad.
Asentí con la cabeza, vi dolor en su mirada, tomo mi cabeza y me beso, fue un beso suave, cerré mis ojos y me dejé llevar, me envolvió en sus brazos y profundizo el beso, poco a poco se fue volviendo apasionado, yo me sentía en las nubes y dejé de pensar, decidí no hacerlo para no sufrir en ese momento lo único que quería era sentirlo mío una vez más.
Me cargo y subió a la habitación sin dejar de mirarme, no le dije nada, llegamos a la habitación y me dejo con cuidado en la cama.
- Amor, te necesito déjame hacerte el amor.
Su mirada de súplica era tan tierna que no pude negarme, lo agarre por la corbata y tome sus labios, lo bese con tanta intensidad que mordí sus labios, le quite la ropa y él me la quito, acaricio mi cuerpo con delicadeza y dejaba besos por donde tocaba, me sentía en el séptimo cielo, seco mis lágrimas con besos, no podía evitarlo, mis lágrimas siguieron saliendo.
Después de terminar él se quedó dormido, me levante con cuidado de no despertarlo, no podía dormir y baje a la cocina por algo de tomar, pero termine con un vaso de whisky, no suelo tomar licor, pero la ocasión lo amerita, necesitaba sacar el dolor que me estaba desgarrando el alma, no sé cuántos tragos me tome, pero al cabo de unas horas todo me daba vueltas.
Salí de la cocina tropezando con todo y riéndome de mi misma, la verdad me sentía patética, era mi primera borrachera, llegué a la habitación y me senté en la cama, José dormía como tronco, parece que ni siquiera noto mi ausencia, se ve tan tranquilo durmiendo que me pregunto si hago bien en creer lo que dijo, si debo continuar en este matrimonio, hay algo innegable y es que lo amo y me sentí morir al verlo con otra, me acuesto a su lado e intento dormir, mañana será otro día.
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