Siempre deseé ser una chica especial, tener algo diferente a los demás, algo que me hiciera única en el mundo y esencial. Para mi sorpresa, yo era muchísimo más que eso. ¿Quién diría que este mundo, tan aparentemente normal, monótono y patético, escondería cosas tan extraordinarias e increíbles?
Aquí comienza mi historia, en donde se desencadenan una escalada de acontecimientos inauditos que desataron el fin de todo lo que conocía.
-De nuevo, ¿estás perdiendo el tiempo viendo tu celular? ¿No tienes nada mejor que hacer?, como por ejemplo, ordenar tu cuarto, Lea.
-Mamá, estoy en eso, ya casi termino...
-¿Ya casi terminas de empezar? Te espero abajo en 5 minutos para la cena, y tu cuarto debe estar arreglado para entonces.
-Está bien, mamá, ya bajo.
Me tomó más de 5 minutos terminar de organizar el desastre que tenía por cuarto, pero terminé a tiempo para la cena, o al menos eso intenté. Mientras bajaba las escaleras, un fuerte estruendo sacudió toda la casa, seguido de una fuerte explosión que deslumbró mis ojos y culminó con un fuerte grito que me hizo acelerar el paso.
-¡¿Mamá?!
Tropecé tontamente y caí, golpeándome fuerte en la cabeza, lo que me dejó inconsciente.
No sé cuánto tiempo pasó antes de que pudiera recobrar la conciencia, pero desperté en medio de los escombros de lo que antes era nuestra cocina. Busqué a mi madre desesperadamente sin poder encontrar un rastro de su paradero.
-¿Mamá?, Mamá, ¿estás ahí?
La cocina parecía haber sido consumida por el fuego. Me preocupé de que tal vez mi madre hubiese dejado la estufa encendida.
-¿Mamá?
Un leve sonido me puso en guardia, así que tomé un trozo de madera para advertir al posible intruso. Una pequeña bola de pelo naranja salió caminando entre los escombros: era nuestro gato persa, Orión, paseándose con su colita encrespada entre los trozos de madera a mis pies. Lo tomé suavemente en mis brazos y continué en busca de alguna pista que me indicara la ubicación de mi madre.
Un sonido familiar que provenía de mi bolsillo me sobresaltó un poco: era mi celular.
-¿Hola?
-Lea, ¿estás bien?
-¿Quién habla?
-¿Dónde está mamá?
-Chris, ¿eres tú?
-Sí, ¿quién más va a ser, idiota?
-¿A quién le dices idiota, grandísimo imbécil?
-Solo contesta a mi pregunta.
-Pues, creo que mamá dejó la estufa encendida porque...
-¿Ocurrió algo?
-Pues... nuestra cocina está destruida.
-¿A qué te refieres con "destruída"?
-Parece que la estufa hubiera explotado y no encuentro a mamá.
-Voy para allá.
-¿Cómo que "voy para allá"? ¿Qué ocurre?
-Este imbécil me colgó.
Solo fue cuestión de segundos para que el coche de mi hermano aparcara en la entrada de nuestra casa. Salí inmediatamente con Orión en los brazos a recibir a Chris, quien se acercaba frenéticamente a la casa.
-¿Qué pasa?
-¿Dónde está mamá?
-No lo sé, estaba...
Me tomó bruscamente de la mano, llevándome casi a rastras dentro de la casa, mientras inspeccionaba desesperadamente cada rincón.
-¿Estás bien? ¿No te pasó nada?
-Sí, estoy bien. ¿Qué está ocurriendo, Chris?
-Espérame aquí.
-Está bien.
Chris se fue y regresó con cara de haber visto mil muertos.
-¿Sucede algo?
-Recoge tus cosas, nos vamos ahora.
-¿De qué hablas? ¿Dónde está mamá?
-Solo recoge tus cosas, Lea. Debemos irnos ahora.
-¿Por qué?
-Hazme caso.
-Pero...
-¡AHORA!
Subí a lo que quedaba de mi habitación y empecé a recoger mis cosas. Tomé a Orión y lo metí en mi mochila rápidamente. La casa se sacudió nuevamente. Me volví para mirar y vi a mi hermano correr hacia mí como un rayo. Se acercó a la ventana y la arrancó sin titubear, quedé perpleja. ¿Desde cuándo Chris había heredado los dones de Hércules?
-¿Qué está sucediendo?
Chris me levantó rápidamente y me cargo en sus brazos.
- espera que oscurre...?
Tomo mi mochila y saltó a través de la ventana, cayendo en dos pies como si fuera un gato.
-¿Estás bien?
-Sí, pero qué... ¿qué diablos está pasando? -titubeé.
Me bajó suavemente.
-Te lo explicaré luego. Ahora corre.
-¿Qué? Pero, ¿de qué hablas? ¿Y tú?
-¡QUE CORRAS! Y no mires atrás. Te alcanzaré.
Empecé a correr como si nunca lo hubiese hecho. La carretera se extendía infinitamente delante de mí, cada kilómetro idéntico al anterior, un monótono y oscuro cielo nublado. Paré en una gasolinera solitaria, el único punto de civilización en millas a la redonda, y me senté en una banca a esperar mientras mi mente divagaba, perdida en mis pensamientos, procesando todo lo que había ocurrido hace unos minutos. Estuve allí por una hora a la expectativa de la posible llegada de Chris, mientras en mi cabeza aún seguían deambulando las preguntas: ¿Cómo es que mi hermano había arrancado la ventana sin fracturarse algo antes? ¿Qué es lo que estaba sucediendo? ¿De qué me había perdido o qué había ignorado? ¿Acaso en el servicio militar te convertían en Capitán América? Luego de un par de horas, vi una silueta masculina que se acercaba. Tomé una botella de vidrio que tenía a la mano en caso de tratarse de algún posible desconocido, pero al acercarse más, su rostro se iluminó: era Chris
Salí corriendo desesperada a abrazarlo.
-¿Estás bien? ¿No te pasó nada?
Me acarició el rostro y me abrazó.
-¿Qué está sucediendo? No entiendo nada..., estoy asustada, me tiemblan las manos, Chris. ¿Qué acaba de pasar?
-Te lo contaré más tarde, por lo pronto necesitamos un lugar en donde podamos pasar la noche.
-¿Qué? ¿No tienes casa o qué?
-Acabo de llegar, me trajo un amigo.
-¿Qué amigo? Estaba en el auto, pero no sé bajó.
-No noté su presencia.
-Nadie lo hace, no te preocupes.
-Muy pronto lo conocerás, se llama Aaron.
-¿Aaron?
-Sí, es muy buena persona, ya lo verás, te caerá muy bien.
-Voy a hacer una llamada y enseguida vuelvo.
-Está bien.
Tras todo ese alboroto, recordé que Orión estaba en mi mochila.
Abrí mi bolso y fue entonces cuando vi a Orión, mi majestuoso gato persa, la miraba desde dentro del bolso con sus ojos azules insondables. Pero no fue la mirada de Orión lo que me sorprendió, sino lo que sucedió a continuación.
-Creo que deberías tomartelo con calma
Dijo una voz clara y metódica, que parecía emanar del propio Orión. Me quede paralizada, dirigí la vista hacia Orión, cuya expresión felina parecía más seria de lo habitual.
-¿Orión?
pregunté, su voz apenas un susurro.
-Sí, soy yo
Respondió el gato con tranquilidad.
-Y tengo muchas cosas que explicarte.
La gasolinera, con sus luces fluorescentes y el suave zumbido de los refrigeradores en el fondo, se convirtió en el escenario de un momento surrealista. El mundo exterior se desvaneció, y todo lo que quedaba era yo y mi gato que hablaba, y una serie de preguntas que se agolpaban en mi mente.
-¿Cómo es posible esto?
murmuré aún incrédula. Orión se acomodó en el bolso, sus ojos nunca dejaron de mirarme.
-Es un secreto que ha estado esperando el momento adecuado para ser revelado. Y parece que ese momento es ahora.
En ese instante, comprendí que inicie un viaje que ya no sería una simple travesía de un lugar a otro. Había cruzado el umbral hacia lo desconocido, y junto a Orión, mi gato parlante y mi hermano Chris, estaba a punto de descubrir verdades que cambiarían mi mundo para siempre.
La luna deslumbraba desde el horizonte, y el cielo oscuro nublado daba un toque sombrío a la noche, cuando Chris regreso. Su conversación telefónica con Aarón había sido breve pero crucial. Aarón nos ofrecería refugio, un lugar seguro donde esconderse tras el aterrador incidente de la desaparición de mi madre. Aún podía sentir la adrenalina corriendo por mis venas, el miedo y la incertidumbre que ahora formaban parte de mi realidad
Chris me encontro en la misma banca, hablando en voz baja. Al principio, pensó que estaba hablando por teléfono, pero entonces se dio cuenta de que conversaba con Orión, mi gato persa. Orión, sentado en mi bolso con una dignidad casi humana, fijaba sus ojos en mi con una intensidad inusual.
-Lea, necesitamos hablar, comenzó Chris, mientras se acercaba cada vez más y se sentaba a mi lado.
-Hay cosas que debes saber.
Me giré hacia él, sorprendida.
- Chris, acabo de descubrir algo increíble. Orión puede hablar.
Chris asintió, con una mezcla de alivio y gravedad en su mirada.
-Sí, y hay más. No es solo Orión. Nosotros también somos... diferentes.
Lo mire, confundida.
-¿Diferentes? ¿A qué te refieres?
Chris tomó aire, buscando las palabras adecuadas. -Lea, nuestra familia siempre ha tenido ciertas habilidades. Poderes que van más allá de lo normal. Nunca te lo dijimos para protegerte, queríamos darte una vida normal. Pero después de lo que pasó hoy con mamá, no puedo ocultarlo más.
- ¿Qué le pasó a mamá?
Chris titubeó -Nuestra madre ha sido secuestrada
-De que hablas...? ¿qué es lo que está sucediendo?
Me paralice, aún procesando la noticia de que mi gato podía hablar, mi madre estaba desaparecida y ahora tenía que asimilar que tanto yo como mi hermano poseíamos habilidades sobrenaturales. Se sentía como si el mundo que conocía se desmoronara, revelando una realidad más extraña y compleja.
-¿Poderes? ¿Como qué? pregunté, con voz temblorosa.
Chris miró hacia Orión, que asintió levemente, como dando permiso para revelar el secreto.
-Telepatía, telequinesis, control de elementos... cada uno de nosotros tiene diferentes habilidades. Y ahora, más que nunca, necesitamos entender y controlar estos poderes si queremos salvar a mamá y protegernos.
La gasolinera, iluminada por los rayos de la luna, se convirtió en un confesionario de secretos y verdades ocultas. Chris, Orión y yo unidos por un destino extraordinario, estábamos a punto de embarcarnos en un viaje que nos llevaría a explorar los límites de nuestras habilidades y enfrentar un peligro que amenazaba con destruir no solo a nuestra familia, sino el delicado equilibrio del mundo oculto al que pertenecíamos.
La noche había caído sobre la solitaria gasolinera, envolviéndola en un manto de oscuridad solo roto por las luces parpadeantes de la estación. Yo estaba allí, de pie junto a la bomba de gasolina, mi mente daba vueltas alrededor de las increíbles revelaciones de Chris y Orión. mi hermano y mi gato no solo poseían habilidades sobrenaturales, sino que yo también. Y ahora, con mi madre secuestrada, esos poderes ocultos eran nuestra única esperanza.
-Es mucho para asimilar, ¿verdad? dijo Chris, apoyándose en la bomba de gasolina, mientras Orión se acurrucaba a sus pies.
Asentí, aún en estado de shock.
-Pero, ¿cómo es posible que no supiera nada de esto? ¿Y cómo vamos a salvar a mamá?
-Sellamos tus poderes y recuerdos cuando eras muy pequeña, para protegerte, explicó Chris.
-Pero hay alguien que puede ayudarnos a desbloquearlos. Una mujer que conoce los secretos de nuestra familia.
Fue en ese momento cuando el auto de mi hermano se acercó a la gasolinera, sus luces cortando la oscuridad. Un joven salió del vehículo, alto y con una confianza que se reflejaba en cada uno de sus movimientos. Tenía el cabello corto y oscuro, peinado hacia atrás. Llevaba gafas de sol oscuras y un collar con un dije en forma de anillo. Vestía una camisa blanca, abierta en la parte superior, lo que le daba un aire relajado y confiado. Su expresión era seria y su estilo, elegante y moderno. Era Aaron, el amigo de Chris.
-Aquí estás.
Dijo Aaron con una sonrisa tranquilizadora. Su mirada se posó en mi, y por un instante, el mundo pareció detenerse. Algo en la forma en la que me miro, un brillo de admiración y asombro, reveló que había algo más que una simple amistad en su interés por mi.
-Lea, este es Aarón. Él nos va a dar refugio y ayudar con tu entrenamiento, dijo Chris, presentándonos.
yo, todavía procesando todo, extendí una mano vacilante.
-Encantada de conocerte, Aaron.
El apretón de manos fue breve, pero en ese momento, una chispa invisible pareció saltar entre nosotros, una conexión instantánea que ninguno de los dos podía explicar, pero que ambos sentimos.
-Será un placer ayudarte, Lea, dijo Aaron, su voz cargada de una promesa no dicha.
Juntos, los cuatro - Chris, Orión, Aaron y yo - nos embarcaríamos en una aventura peligrosa y reveladora. No solo tendríamos que enfrentarnos a enemigos desconocidos y liberar mis poderes sellados, sino también navegar por los complicados senderos del corazón y la lealtad. En esa noche estrellada, en una gasolinera olvidada, comenzó un viaje que cambiaría nuestras vidas para siempre.
La noche era profunda y silenciosa cuando el auto de Aaron finalmente se detuvo frente a un edificio antiguo, oculto entre sombras y árboles centenarios. El refugio, un lugar de leyendas y secretos, se erguía majestuosamente bajo el manto estrellado, sus paredes de piedra susurrando historias de tiempos pasados. bajamos del vehículo, nuestros cuerpos cansados pero con nuestras mentes alertas, expectantes ante lo desconocido.
En la entrada, una joven nos esperaba. Tenía el cabello largo y castaño claro, recogido en una coleta alta con un lazo rojo. Su expresión era suave y dulce, con un toque de timidez que se reflejaba en su rostro sonrojado. Sus ojos grandes y claros, enmarcados por largas pestañas, acentuaban su mirada. Vestía una blusa de color claro, lo que le daba un aspecto fresco y juvenil. Su apariencia en general era tierna y amigable. Su presencia era como un faro en la oscuridad, irradiando una calidez y tranquilidad que parecía impregnar eL aire a su alrededor. Se presentó como Karla.
- Sean bienvenidos, tú debes ser Lea un gusto conocerlos, Aarón ya nos había notificado de tú llegada dijo Karla con una sonrisa que parecía iluminar aún más la noche.
- Les mostraré dónde se quedarán.
la seguí, sintiendo una mezcla de curiosidad y nerviosismo. Mientras recorríamos el interior del refugio, Karla nos habló de sus propias habilidades: la manipulación emocional. Podía sentir y alterar las emociones de quienes la rodeaban además del control sobre el agua y la capacidad de crear campos de fuerza acuáticos, unas habilidades tan poderosas como delicadas.
yo estaba abrumada por los acontecimientos recientes, me sentía como un barco a la deriva en un mar de confusión y miedo. Karla, percibiendo esto, se detuvo y me miró directamente a los ojos.
- Todo va a estar bien, me aseguró con una voz que llevaba un eco de certeza y consuelo.
-Es mucho lo que tienes que procesar, pero encontrarás claridad. Por ahora, descansa. Mañana será un día para nuevas comprensiones y planes.
Con esas palabras, Karla me guió a mi habitación, un espacio acogedor y tranquilo, diseñado para ser un santuario de paz. Luego hizo lo mismo con Chris, asegurándose de que ambos nos sintiéramos seguros y cómodos en nuestro nuevo entorno.
Después de despedirnos de Aarón, quien prometió regresar al día siguiente para discutir el plan de acción, Chris y yo nos encontrábamos solos en el refugio. La promesa de ayuda y la posibilidad de desbloquear mis poderes sellados flotaba en el aire, mezclándose con el eco de las palabras reconfortantes de Karla.
En nuestras respectivas habitaciones, nos acostamos, pero el sueño tardó en llegar. mi mente daba vueltas, repasando cada detalle, cada palabra. Sabía que el amanecer traería consigo no solo luz, sino también la promesa de un camino que nos llevaría hacia respuestas y, posiblemente, hacia la salvación de mi madre. Con esa esperanza anidando en mi corazón, finalmente, me sumergí en un sueño inquieto, donde los sueños y las realidades se entrelazaban en una danza de posibilidades infinitas.
A la mañana siguiente, en el refugio, me desperté con un propósito firme en mente. La confusión y el miedo del día anterior habían dado paso a una determinación clara: necesitaba entender lo que estaba sucediendo. Con ese objetivo, me levanté de la cama y me dirigí directamente a la habitación de mi hermano Chris, esperando encontrar respuestas.
Sin embargo, al llegar, encontré la habitación vacía. Mi hermano no estaba allí. Con una mezcla de impaciencia y curiosidad, comencé a recorrer las instalaciones del refugio, buscándolo. Mientras caminaba, me percaté de que el lugar estaba lleno de jóvenes, todos ellos aparentemente dotados con habilidades extraordinarias. El ambiente era similar al de un comedor estudiantil, con grupos de chicos y chicas charlando animadamente, divididos en distintas mesas.
observé fascinada. Algunos de ellos parecían estar practicando o demostrando sus talentos sobrenaturales, creando un mosaico de habilidades que desafiaban toda lógica. Era un mundo completamente nuevo para mí, uno en el que aún tenía que encontrar mi lugar.
Finalmente, en una mesa al fondo del comedor, divisé a Chris y Aaron. Me acerqué a ellos, sintiendo una mezcla de alivio y ansiedad. Al sentarme junto a ellos, Chris me preguntó con un tono de preocupación fraterna.
- ¿Dormiste bien? ¿ Tienes hambre?. Sin embargo, estaba demasiado concentrada en mis inquietudes como para pensar en comer.
-Estoy bien, respondí, con voz firme pero cargada de emociones.
-Pero necesito saber la verdad. Todo lo que está pasando, todo sobre estos poderes... necesito entenderlo.
Chris me miró a los ojos, y por un momento, hubo un silencio cargado de significado entre nosotros. Luego, con un suspiro, comenzó a hablar.
-Está bien, Lea. Es hora de que sepas todo, dijo Chris, su voz seria pero calmada.
-Nuestra familia siempre ha estado conectada a este mundo oculto, un mundo de personas con habilidades sobrenaturales. Nuestros padres también eran parte de él. Tu poder, al igual que el mío, ha estado presente desde que nacimos, pero fue sellado para protegerte de los peligros que conlleva este mundo.
escuche atentamente, absorbiendo cada palabra. Chris continuó, explicando cómo cada individuo en el refugio tenía su propia habilidad única y cómo todos ellos estaban conectados por un destino común. Habló de la importancia de entender y controlar sus poderes, no solo para salvar a nuestra madre secuestrada, sino también para protegernos a nosotros mismos y mantener el equilibrio de un mundo que la mayoría de las personas ni siquiera sabe que existe..
-Aquí, en este refugio, aprenderás a dominar tus habilidades, a luchar y a defenderte. Y juntos, con la ayuda de todos estos extraordinarios aliados, encontraremos a la mujer que puede desbloquear tus poderes y salvar a nuestra madre, concluyó Chris, su voz llena de determinación y esperanza.
Aun asimilaba la magnitud de lo que mi hermano me había revelado, sentí cómo la realidad de nuestra nueva vida comenzaba a asentarse en mi corazón. Un camino lleno de desafíos y peligros me esperaba, pero también uno de descubrimiento y crecimiento. Con el apoyo de mi hermano, Aaron, Orión y los nuevos amigos que estaba por hacer, me preparaba para enfrentar un destino que nunca imaginé, pero que ahora era irrevocablemente mío.
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