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Sólo una Secretaria

Capítulo 1

Las cosas han sido complicadas desde que perdí a mi madre. Tengo 21 años, mamá enfermó hace un año, acababa de terminar la facultad de Secretariado y todo lo que quería era conseguir un trabajo y entonces sí… conquistar mis objetivos, es decir, estudiar economía y administración y gestionar una gran empresa. Pero las cosas se escaparon de control, mamá empezó a tener mareos y desmayos, buscamos a los médicos y descubrimos un cáncer avanzado en la cabeza.

Lo intentamos todo…

Pero en 6 meses se fue, dejándome sola en este mundo, todo lo que hice fue recogerme y llorar.

Éramos solo nosotras dos desde que tengo memoria. Papá era un hombre que iba y venía de nuestras vidas hasta que un día ya no estaba. Ni siquiera recuerdo su rostro y confieso que nunca me importó saber nada de él, al fin y al cabo él eligió dejarnos.

Gasté casi todos nuestros ahorros en el tratamiento de mamá y otra parte la usé para mantenerme durante todo este tiempo en que el duelo me derrumbaba. Pero no podía esperar más, necesitaba un trabajo y no importaba lo destruida que estuviera, perseguiría mis sueños, que también eran los sueños de mamá.

- ¡Buenas tardes! Me llamo Pamela Romano y vengo para una entrevista. - Intento parecer segura.

- Hola, por favor, sus documentos. - La recepcionista está tan elegante que me siento perdida aquí.

Estaba nerviosa con esta oportunidad, había sido recomendada por una profesora y no imaginaba que mi primera entrevista sería en las empresas Gallo. Estaba sudando y con toda certeza estaba a punto de desmayarme de ansiedad.

En cuanto la recepcionista me dio el acceso, corrí al ascensor y mierda, la puerta se cerró antes de que entrara, miré el reloj y faltaban 5 minutos, no podía llegar tarde así que observé y había un ascensor privado, miré hacia un lado y luego hacia el otro, no había nadie así que entré y marqué mi piso.

Aproveché para quitarme el blazer, estaba sudando, sin darme cuenta vi que las puertas se abrieron y cuando fui a salir me tropecé con un hombre.

- ¿Qué haces aquí? - Dijo el hombre impaciente.

- Ahhhh…. Yo…. Yo…. - No pude terminar de hablar, no sabía quién era el hombre, pero estaba muy furioso.

- Vamos…. Bajaste en el piso equivocado. - Gritó señalando el ascensor, no reaccioné, solo entré. - Deberías saber que este ascensor es privado.

El hombre era increíblemente guapo, estaba todo sudado y llevaba unas bolsas, evité mirarlo pero lo poco que observé era increíble, enseguida pensé: debe ser algún empleado abusón que tiene la confianza del jefe y está aquí pagándome el pato. No voy a permitirlo.

- Mira, cogí el ascensor equivocado, ¿vale? Pero no tienes derecho a hablarme así, ¿quién te crees que eres? ¿El jefe? - Juego toda mi ansiedad en la entonación, no lo miro, solo veo mi blazer de nuevo.

- Chica, estás…. - Las puertas se abrieron y observé que era mi piso. Salí y antes de que se cerraran miré al guaperas y dije:

- Que tengas un pésimo día, arrogante, y que te atragantes con todo tu orgullo. - Me miraba con furia, pero antes de que pudiera decir nada las puertas se cerraron y yo ya estaba más tranquila, nada como una buena discusión con un hombre guapo para que el día fluya en su perfecto orden.

La entrevista fue genial, respondí a todas las preguntas, el salario era excelente y tendría excelentes oportunidades de futuro, recibí millones de consejos y debido a la recomendación de mi profesora el puesto era mío, no había competencia ya que ni siquiera se había anunciado la vacante, sentí el peso de la responsabilidad y al firmar el contrato pude ver la sonrisa de mi madre, si estuviera aquí estaría celebrando la primera gran victoria que he tenido rumbo a nuestros planes.

- Señorita Romano, como secretaria del señor Gallo tendrá una cantidad considerable de uniformes, bueno no son exactamente uniformes, son prendas que expresan el cargo que ocupa, así que estas son las tiendas que se encargan de vestir a nuestras secretarias ejecutivas, estarán disponibles algunos modelos y esperamos que esté siempre alineada con las perspectivas de su cargo y de la empresa. - Habla con toda la postura pomposa de la empresa.

- Claro señora Martín. - Digo impresionada con todo, pero demostrando que puede confiar en mí.

- El señor Felipe Gallo es un hombre bastante controlador, por lo que tendrá dificultades para absorber algunas tareas, pero le garantizo que está en buenas manos, no hay empresario más inteligente y estratega que él en toda Europa. Además, tendrá la oportunidad de conocer otros países además de Italia, será una gran oportunidad para usted. Normalmente no contratamos novatas, pero Marcia la recomendó directamente al jefe, así que aproveche esta oportunidad, no la desperdicie. - ¿Viajar? ¡Guauuuu… Nunca he salido de Italia y estaba deseando que todo empezara!

Salí de la empresa realizada y con mucha expectación, confieso que nunca me han gustado las armas y ni siquiera llegué a investigar sobre la empresa porque me pilló por sorpresa la recomendación y solo tuve tiempo de ponerme algo y correr a la empresa. Cogí un tren hasta la tienda indicada por la señora Martín, cuando entré me quedé boquiabierta, todo era carísimo, y no pude elegir nada, la dependienta me tomó las medidas, y listo, estaba libre, solo debía esperar la entrega de los supuestos uniformes.

Llegué a casa y me encargué de comer algo y acostarme, el lunes llegaría pronto y tengo que estar lista para convertirme en todo aquello que siempre soñé.

- Mamá, di el primer paso. Pronto seré yo la nueva CEO de una gran empresa.

Enseguida me quedé dormida.

Capítulo 2

-Raspa…. Eso es, ahora pasa su guardia…. Vamos Felipo.- Las órdenes de Fernando eran como cuerdas atadas a mí, seguía cada consejo de mi hermano.

Estaba sudado, mi Kimono estaba mojado por el entrenamiento privado que tenía todas las mañanas, practicaba Jiu-jítsu desde pequeño y ya era cinturón negro desde hacía algunos años, de vez en cuando me arriesgaba en competiciones y esos entrenamientos supervisados por mi hermano, que también practicaba el deporte, eran preparatorios para el próximo campeonato en el que decidí participar.

-Wow tío… lo hiciste bien en… linda raspada…. Así nadie tendrá oportunidad. -dijo mi entrenador que observaba mi entrenamiento junto a Fernando.

-Gracias por hoy Romeo, voy a subir a la empresa tengo muchas tareas pendientes.

Yo era así…. Siempre buscaba el primer puesto en todo lo que me proponía y siempre alcanzaba mis objetivos. Mi familia era dueña de la mayor empresa de armas de Europa y una de las mayores del mundo, yo contribuí de forma tan significativa que mi padre dejó la presidencia de la empresa antes de tiempo. Además de la empresa también invertía en tecnología, incluso era socio de Alana Ricci. Ella tenía una empresa de tecnología que venía conquistando el mundo, ya dominaba Europa.

Tenía dos hermanos, yo era el mayor seguido de Fernando y el menor era Federico, éramos inseparables e igualmente depredadores, estábamos en la cima de la cadena alimentaria, teníamos dinero, prestigio, inteligencia y poder, nada seducía más que ostentar y irradiar liderazgo y los Gallos simbolizaban eso en todo lo que tocaban.

-¿De verdad vas a competir? -pregunta mi hermano.

-Sí. -respondo

-Dime Felipo, ¿estas ganas locas de matar a alguien son porque mamá estuvo hablando de pretendientes para casarse? -dice con sorna.

-Creo que estabas en la mesa junto a mí cuando dijo que SUS hijos necesitaban darles nietos. -replico.

-Todo esto es culpa tuya. Fuiste a meterte con Mirella, tío, ella intentó un golpe de barriga con Enrico Ricci, deberías tener más criterio, ella sabe cómo ser pegajosa. -anuncia.

-¿De qué estás hablando Fernando? Me acosté con ella una sola vez y eso antes de todo el lío con Enrico. Hace tiempo que no me cruzo con la loca. -yo sabía que la loca era un problema, así que evitaba incluso cruzarme con ella.

Aunque el motivo haya sido equivocado, es bien cierto que mamá venía hablando de matrimonio, nietos y familia. Yo esperaba eso, pero no cumpliría su deseo tan pronto, me encantaba el sexo y la libertad, no cambiaría eso por nada en este mundo.

Hacíamos el trayecto hacia la empresa, yo estaba todo sudado y necesitaba cambiarme para empezar mi día.

Mi hermano hablaba y hablaba hasta que me dejó en su casa y seguí hacia la empresa pensando ya en las millones de reuniones que tendría hoy y en la ausencia de mi secretaria.

Aparqué el coche, cogí dos bolsas con mis kimonos, siempre se los entregaba a mi secretaria para que los llevara a la lavandería, pulsé el botón del ascensor esperando a que llegara.

En cuanto se abrieron las puertas me quedé sorprendido con la presencia de una joven en mi ascensor... la mujer apenas me miraba, era perceptible que sabía que estaba equivocada y antes de que chocara conmigo la interrogué.

-¿Qué haces aquí? -conseguí mirarla bien, a pesar de que ella intentaba esconderse manteniendo la cabeza baja.

-Ahhhh…. Yo….yo…. -empezó a tartamudear y yo no tenía tiempo ni paciencia.

-Vamos…. te has equivocado de piso. -me aseguré de puntualizar -Deberías saber que este ascensor es privado.

Me miró de reojo y pude contemplar su belleza fuera de lo común, la mujer era increíblemente guapa.

-Mira, he cogido el ascensor equivocado, ¿vale? Pero no tienes derecho a hablarme así, ¿quién te crees que eres? ¿El Jefe? - ¿Ella no sabía quién era yo?

-Chica, estás…. -las puertas se abrieron y no pude concluir mi razonamiento, hasta porque ella me habló por encima y pude ver mejor su rostro y sus ojos azules me quedé sin palabras, joder, me sentía atraído por la loca que invadió mi ascensor.

-Que tengas un pésimo día, arrogante, y que te atragantes con todo tu orgullo. - Loca guapa… sentí que mi pene cobraba vida y me puse nervioso, enseguida se cerraron las puertas y solo pude sonreír.

Mi vida era perfecta y no necesitaba a una loca con los ojos más bonitos que jamás había visto, perturbando la armonía de mi vida, así que corrí, me di una ducha y me cambié. Enseguida recibí la visita de la responsable de RRHH informándome que mi secretaria empezaría el lunes, me dejó una carpeta con toda la información de la chica, pero no quise analizarla, no ahora que estaba repleto de responsabilidades.

-A pesar de ser su primer empleo en el área, tiene una excelente recomendación y su disponibilidad también la cualifica para el puesto. -dice la responsable de RRHH.

-Ok… no me importa. Ella solo será una secretaria. Ahora déjame trabajar.

Capítulo 3

La ropa llegó y me encargué de analizar cada bolsa.

- Caray…. Nunca había tenido tanta elegancia y clase en una bolsa.

No era exactamente una mujer apegada a las vanidades, pero me gustaba vestir bien, dentro de lo que podía permitirme.

- Mamá… si estuvieras aquí te estarías riendo de mí… estoy tan emocionada.

Desde que mi madre había fallecido, adquirí el hábito de hablar sola con ella… o recordándola. Sí, podía ser un hábito extraño pero era la forma que encontré de atenuar la multitud de sentimientos dentro de mí.

Agarré las bolsas, las desparramé por mi cuarto y fui probando una tras otra…. Uau… todo me quedaba perfectamente bien…. Eran trajes, faldas, pantalones y blusas sociales, además de vestidos que realzaban mi cuerpo, también había zapatos y un kit de maquillaje…. Mi trabajo parecía querer una muñeca como secretaria.

Siempre fui muy tímida, en la secundaria sufrí bastante con las bromas por ser demasiado delgada, mi cuerpo cambió cuando cumplí 16 años, pero aun así ya me consideraban el patito feo y desgarbado, entonces me escondía detrás de mis uniformes gigantes. Había mejorado mucho, pero aun así no era ninguna miss. Mamá solía decir que estaba loca por no ver lo linda que era, pero la verdad es que le tenía miedo al espejo… me parecía a mi madre, pero siempre pensé que era la copia de él… entonces estaba destinada a parecerme a mi padre y eso me preocupaba, ya que siempre que mi madre me miraba veía al hombre que nos abandonó. Entonces no veía mi apariencia con buenos ojos, desde que entendí que ese hombre nos había dejado.

Me puse una blusa y una falda social, busqué zapatos no tan altos y arreglé mi cabello.

- Óptimo…. Señorita Romano, está muy bien para su primer día. - Repetí la frase mirándome al espejo.

Tomé un taxi hasta mi trabajo, no siempre podía darme el lujo de gastar en ese transporte, pero hoy necesitaba causar una buena impresión, entonces llegué bastante más temprano, agarré mi credencial y organicé mis cosas en mi escritorio.

Recibí un cronograma de actividades:

1- Mañana antes de que llegue el Señor Gallo:

* Café sin azúcar

* Agenda actualizada

* Contratos organizados por orden de prioridad

* Proyectos organizados por orden de entrega

* Lavandería

Intervalo

Desde mi punto de vista este cronograma era vago y qué demonios era eso de lavandería, me contrataron para ser secretaria. No es que pudiera quejarme en este momento pero mi jefe debía ser un gran arrogante.

Intenté hacer lo que entendía de la lista, organicé los compromisos, proyectos y los contratos cuando el teléfono sonó, atendí.

- Presidencia, Romano, ¡buenos días! - Usé la jerga estándar que constaba en el manual.

- Señorita Romano, el Señor Gallo acaba de llegar…. Estuve al teléfono con él, pero estoy finalizando una documentación entonces no voy a poder estar ahí para la presentación como de costumbre, pero él, ya fue informado….

Antes de que la mujer concluyera el ascensor privado abrió las puertas y de ahí salió el hombre más lindo que jamás había visto, estaba sosteniendo dos bolsas y estaba todo sudado.

Me quedé muda con la visión y antes de que pudiera sentirme avergonzada por la belleza del hombre, me acordé del primer día… qué estaba haciendo aquí…

- Señorita Romano…. ¿Me está escuchando?… El Señor Gallo practica lucha y llega siempre sudado, su ropa de entrenamiento debe ir a la lavandería….

Mierda….mierda…mierda….

La comprensión llegó a mi mente con un gusto muy amargo.

Miraba a mi jefe y tenía la certeza que él me reconoció…. Me quedé tan en shock que el teléfono se me resbaló de la mano y cayó sobre el escritorio.

El ruido nos asustó a ambos y rompió el clima tenso.

- Chica atrevida…. Sabía que tarde o temprano te encontraría, solo que no imaginé que sería aquí… - Me miraba de forma diferente y me medía… eso me dio la sensación de que me despediría. Me quedé todavía más nerviosa.

- Señor…. Realmente lo siento mucho y nunca quise que se muriera atragantado con su arrogancia. - Mierda qué estaba diciendo… - Es decir… usted no es arrogante…. Debía de estar en un momento amargo de su vida… es decir yo…

Mierda me iba a despedir y con seguridad nunca más tendría la oportunidad de tener un empleo como este.

- Señorita Romano…. Es mejor que no intente arreglar toda su simpatía de primera impresión. - Tiró sobre mi escritorio las bolsas. - Aquí está el kimono, llévelo a la lavandería y tráigame mi café… espero que mi tía tenga un buen motivo para mandar a mi empresa una chica maleducada, imprudente e inoportuna.

Antes de que pudiera responder me dio la espalda y siguió hacia su oficina.

- Ahhhh…. Arrogante…. Lindo…. - Pamela qué locura es esta, puede ser lindo pero es un gran idiota prepotente.

Ve detrás de su café, mierda…. Ahora sí que había complicado mi vida.

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