Los Deltas: siendo el género más fuerte, están por encima de los alfas, teniendo mejor resistencia física y tolerancia a las feromonas Omega y alfa, son capaces de fecundar a cualquier género, sea macho o hembra, llegando a tener la capacidad de cambiar de género a su pareja y quitar una marca permanente con la suya. Son considerados hostiles y agresivos, teniendo un gran instinto de protección.
A diferencia de los Alfas y omegas, los Deltas conforman el 2% de la población llegando a ser una especie casi extinta, siendo el único género en poseer "un enlazado", el cuál es la única pareja que tendrá para toda su vida.
Son eximidos de los castigos legales a los actos que cometieron con el motivo de proteger a su pareja, ya que ellos al tener un fuerte instinto de protección se vuelven territoriales llegando a lastimar a la persona que infrinja o trate de infringir algún tipo de daño a su pareja.
Ellos poseen una voz de mando que doblega a cualquier género ya sea; Alfa, Omega o Beta, también se caracterizan por tener feromonas fuertes que si lo desean pueden llegar a cambiar el género de una persona, inducirles el celo o llegar a causar daños a la salud.
Otra característica de los Deltas es que poseen una protuberancia en la base de sus miembros (nudo) el cual se forma dentro de su pareja por medio de una hinchazón esto sucede una vez que llegan al orgasmo, proporcionándoles una ventaja biológica al fecundar a su pareja.
También cuentan con el "celo", este es un periodo de tiempo en dónde el Delta experimenta deseo intenso hacia su pareja. Aparece cada mes y el tiempo depende de la atracción que tengan hacia su pareja.
La pareja de un Delta:
Aunque los Deltas son el género más deseado, no son un buen candidato para el matrimonio, a pesar de tener un buen estatus social desde su nacimiento, ellos son descartados en el ámbito del matrimonio, ya que los Deltas a ser el género más fuerte, su instinto también lo es, llegando a ser bastante agresivos en su periodo de celo, causando heridas graves en su pareja o incluso la muerte.
Los Deltas eligen a su pareja mediante las feromonas, ya que al ser una raza superior su sentido del olfato es muy agudo, si las feromonas son compatibles con el gusto del Delta, este lo reclama como su pareja y al ser reclamado automáticamente la ley lo convierte en su pareja, ya que al ser un género en peligro de extinción se les asigna una pareja para procrear y extender el linaje, pero al no haber mucha compatibilidad con los demás géneros, el hecho de que un Delta reclamé a un género como su pareja asegura la procreación del género.
Al convertirse en la pareja de un Delta aunque estás respaldado por la ley, también estás excluido de la comunidad ya que una vez contraído matrimonio son considerados propiedad de su pareja, esto debido a que los instintos territoriales de los Deltas no dejan que la otra persona construya una relación social con el exterior, viven encadenados por el resto de su vida a su pareja.
¿Alguna vez han pensado en tirar todo y esconderse por la vergüenza?, si me lo preguntarán diría que si de inmediato. En este momento, estoy en medio de un salón de eventos, con la mirada de la gente clavada en mi por la escena que estoy realizando, pero para mi defensa es por una buena causa.
Trato de impedir mi boda.
—¡maldito imbécil!—este chico que acaba de insultarme se llama SeoHoon, es mi prometido.
El cuál está debajo mío, tratando de detenerme mientras yo solo tengo la misión de arrancar su cabello para porponer la boda con el pretexto de que mi prometido se quedó calvo.
—¡¿no eres un Delta?!, ¡vamos haz algo hijo de perra!—se lo digo de la forma más amable posible mientras lo abofeteo con toda la fuerza que tengo.
—¡¿quieres que te rompa las manos?!—me agarro de las muñecas fuertemente, haciendo que me detenga y cuando creyó tener el control saque mi arma secreta.
Le di un cabezazo y por dios que dolió como el infierno, pero al menos funcionó para qué me soltará y le diera una última bofetada antes de correr a toda prisa a la puerta, para poder ir a mi casa y sacar mis maletas.
—¡¿a dónde vas?!—escuche el grito de mi querido prometido y aunque quería decirle que se vaya al infierno, era hora de correr a toda prisa.
Mientras me acercaba a la puerta, todos los presentes me dieron paso, lo cual era muy extraño, por qué deberían impedir que el novio escape, pero creo que el haber golpeado a la raza más temida frente a muchos presentes el día de mi compromiso hizo que se dieran cuenta de que tan loco estoy.
—¡oye!— escuché un grito más cerca que el anterior, creo que me está alcanzando, pero para verificar me di la vuelta mientras corría y me arrepiento, por qué si antes estaba asustado ahora estoy aterrado.
Mi prometido está corriendo a toda velocidad hacia mí, con la cara manchada de sangre, con su cabello revuelto y aunque debo admitir que ver su cara enojada y rasguñada me daba satisfacción, no era momento de reír, sino de correr más rápido.
Empecé a aumentar la velocidad, llegando a la puerta y abriéndola para salir, pero, ¡oh sorpresa!, hay un montón de hombres con traje viéndome como si me hubieran esperado todo este tiempo.
La única persona que se me viene a la mente para haber precavido mi escapada, es mi padre.
Debo admitir que aunque no era un padre presente en mi vida, me conocía lo suficiente como para saber que intentaría escapar.
—mierda—fue lo último que dije antes de sentir una corriente eléctrica golpeando mi cuerpo.
Caí al piso, retorciéndome mientras el maldito Delta que tenía como prometido me miraba con una sonrisa victoriosa, soltó una carcajada muy sonora mientras agitaba una pistola eléctrica que sostenía.
—tienes agallas, pero no eres veloz.
Se acercó a mí, mirándome desde arriba, con aires de superioridad, para luego agacharse y agarrarme el rostro, por un momento pensé que se burlaría de mí, pero fue peor, de su bolsillo sacó una pequeña caja negra y al abrirla se vio un anillo con un diamante enorme, el cual me lo coloco en mi dedo anular.
—feliz compromiso, cariño.
No estoy seguro de si sentir náuseas por la corriente que traspaso mi cuerpo o por el anillo estúpidamente grande.
—ahora es un empate—agito la pistola riendo más fuerte.
Es un imbécil.
Despierto sintiendo mi cuerpo pesado como si un camión me hubiera atropellado, mi cuerpo me pide seguir durmiendo pero la voz que me llama en un tono molesto dificulta conciliar el sueño.
—¿ya despertaste?—Al escuchar su voz pedí a Dios que me llevara antes de que él lo haga.
—No—respondi maldiciendo por dentro.
Desde que supe que mis padres organizaron un matrimonio con este idiota, me propuse la meta de lograr que él se niegue él día de nuestro casamiento, pero sin morir en el intento, lo cual es irónico considerando lo que hice en el compromiso.
—¿qué pensabas al atacarme?—me pregunto cruzado de brazos.
—solo quería que te quedarás calvo—lo digo con la voz más suave posible y una mini sonrisa.
—¿qué?—veo como inclina la cabeza como si de un perro se tratase.
—si te quedabas calvo, la boda se hubiera suspendido hasta que recuperaras tu cabello—digo tratando de sentarme con dificultad.
Él se levantó muy rápido, tan rápido que pensé que era para atacarme, pero no hizo nada, solo se paró y se quedó quieto observando como me sentaba con quejidos de dolor.
—¿no deberías ayudarme como buen prometido?
—si me acerco es posible que me ataques, prefiero mantener distancia—da una sonrisa hipócrita.
—¿tan débil eres como para temer a un Alfa?—si mi plan de escapar no funcionó, tal vez el plan B me funcione.
Necesito que me golpee lo suficiente como para fingir mi muerte.
Se acercó a mí lentamente, sentándose a lado mío y tomando mi mano.
—¿que haces?—trate de safarme de su agarre, pero solo conseguí que sostuviera mi mano más fuerte.
—¿ves esto?—dijo acariciando el anillo que me había colocado antes de desmayarme.
—que horrible anillo compraste.
Era verdad lo que decía, no solo era ridículamente grande, también era terriblemente incómodo, se siente como si estuviera usando un anillo de espinas.
—este anillo representa..
—una cadena—lo interrumpo
Empieza a reírse, liberando mi mano y agarrando un vaso de agua que estaba en un estante a lado de la cama, para luego lanzármelo.
—no trates de ser rebelde, por qué te puede pesar—lo dice tomándome del cuello y acercándose a mi rostro dejando centímetros de distancia.
—¿crees que quiero casarme contigo?, solo te elegí por qué mis padres me obligaron, si por mi fuera te hubiera roto el cuello para no casarme.
Al oírlo me quedé en shock por segundos, ya que siempre creí que el tenía alguna obsesión conmigo como los demás Deltas lo tienen con su pareja, jamás creí que sus padres lo obligarían.
—¿entonces, por eso aceptaste?—lo miro con confusión.
—Tu padre fue el que propuso este matrimonio y mis padres aceptaron.
Al oírlo empiezo a reír, sintiéndome despojado de un peso enorme.
—cancelemos todo—lo miro con una gran sonrisa en el rostro—ninguno de los dos quiere casarse así que...
—no puedo—me interrumpe.
Me quede unos segundos tratando de procesar lo que escuché.
—¿que dijiste?—me quedó conmocionado.
—ya prometí a mis padres que me casaría contigo—rodo los ojos—de hecho hice un trato con mi madre así que no puedo cancelar el compromiso.
—pe...pero tú no quieres casarte—empiece a tartamudear debido al enojo que se avecinaba.
—No puedo romper el trato—lo dice suspirando pesadamente—es por eso mismo que no te mate.
—pe...pero no es necesario que sea...yo—lo digo nerviosamente tratando de negociar.
—pero nadie más va aceptar ya que soy un Delta—fruncio el ceño indignado.
—¡y yo que tengo que ver en eso!—le grito acercándome a su cara—¡si quieres joderte en un matrimonio hazlo tu solo!
—¡¿crees que quiero casarme?!—lo dice agarrándome del cuello—si no fuera por qué el estúpido de tu padre fue con esa propuesta tan ridícula a mis padres, ahora ni siquiera nos conoceríamos—me suelta y se levanta bruscamente.
Ignorando mi dolor de cuerpo me levantó de la cama acercándome a él y agarrándo su brazo.
—¡eres un hijo de perra que solo piensa en si mismo!—cuando me di cuenta ya lo había abofeteado.
Se giro hacia mi agarrándome de los hombros fuertemente que creo haber escuchado un crujido proveniente de mi cuerpo.
—escúchame, maldito alfa—tomo una respiración profunda—no quiero casarme pero tengo que hacerlo—lo dijo tratando de sonar calmado—no voy a matarte así que siéntete agradecido.
—¿no vas a retractarte?—lo digo suplicando dentro de mi mismo que su respuesta fuera que no se casará conmigo.
—no lo haré.
Este imbécil intenta arrastrarme para cumplir su promesa, no solo piensa joderse a sí mismo si no también piensa joderme a mí.
No me queda de otra que obligarlo a retractarse.
—maldito.
Al querer darse vuelta, agarre su cara con mis manos y junte nuestras frentes mirando fijamente sus ojos.
—Si no te retractas te haré la vida un infierno—empiece a reir—yo seré tu enemigo—lo suelto separándome de el.
—noso...
—vete—lo interrumpo tratando de calmarme para no abalanzarme sobre él y terminar mi trabajo mientras apunto a la puerta.
Sorprendentemente no dijo nada, simplemente se dirigió a la puerta, mientras yo lo observaba imaginando un escenario de varios homicidios que podría cometer contra el.
—te veré mañana
Al oír el portazo que dio al salir deje salir un grito de molestia al saber que no solo fui vendido por mi propio padre, si no que también estoy metido entre un asunto familiar debido a mi maldito prometido.
De todas las personas tenía que ser un Delta.
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