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Tu Maltrato Mato El Amor

Capitulo 1

_Germán, quiero el divorcio._

Hablo Jimena, logrando llamar la atención de todos los que se encontraban sentados en el largo comedor, hablando y sonriendo de todas las cosas que lograban a diario, con sus miradas frías y descontentas, había interrumpido la conversación, donde Germán era elogiado por llevar la cadena de hoteles en ascenso, por ser el mejor padre y esposo, como si eso fuera verdad, solo ella sabía lo fuerte que era vivir con ese hombre, lo que ocultaba en cada sonrisa, en cada palabra de amor frente a todos.

_¿Qué dices?_

Resoplo Germán.

_Quiero el divorcio, ya no deseo ser tu esposa._

Afirmó Jimena, decidida.

_¿Te volviste loca?_

Grito Carmen, madre de Germán.

_Llévate a tu esposa, Germán, deseo cenar y celebrar en paz._

Hablo Carlos, el padre de Germán, algo molesto.

Jimena sentía que su corazón se podría salir en ese momento, había tomado una decisión que le llevo años entender, comprender, no se había querido a ella misma, había dedicado su tiempo solo a un hombre que jamás la quiso, que la engaño, mostró una cara que en realidad no era la suya.

El divorcio le dolía, sí, aún más, cuando se trataba de su hijo, por quién aguanto tantas cosas dolorosas, maltratos de diferentes maneras, dibujando su mejor sonrisa, para que su hijo no odiara a su padre, se dedicó a ser la mejor madre, ama de casa, esposa, nuera y aun así, no fue suficiente, en sus 32 años, ya no quería seguir luchando por algo que solo consumía su vida, ya su hijo era un adolescente de 12 años, sabía ya todo el dolor de su madre y fue su único motivo mayor, su empujón para tomar una decisión así, que sabía no sería fácil, pero sí útil para volver a vivir.

En la habitación, ya Jimena se encontraba cubriendo su rostro de dolor, por la cachetada que le había proporcionado su esposo.

_ Esto es lo que logras, eres una ingrata, no celebras mis triunfos._

Germán le gritaba, quien seguía pensando que solo eran palabras de la boca de su esposa, para él, no era capas de decidir eso, como todos los años anteriores, unos golpes la dejaban con el tema al olvido.

_Espero que se te pase esa idea de la cabeza._

_No es una idea, no importa si me golpeas las veces que quieras, quiero el divorcio, ya estoy cansada de vivir una vida infeliz._

Germán solo se burló, seguía imaginando que ella no era capas.

_Si eso pasa, tu hijo te odiará, duérmete, que no llego hoy._

Jimena lo vio salir, como si en su corazón no sintiera una pizca de amor, de compasión, como podía ser tan cruel con ella, pero aún más, se preguntaba cómo aguantaba tanto maltrato, infidelidad, era tan doloroso verse al espejo y sentir que no valía nada, ¿pero por qué? Porque sentir que nada vale, si sigue siendo la misma mujer, únicamente que se había convertido en la sombra de ese hombre, de quien la engaño mostrando otra cara.

Saco su teléfono y sonrió, una esperanza para lograr el divorcio, ya no deseaba estar casada con un hombre que no la quería en absoluto, seguir viviendo en un hogar que jamás le brindó apoyo, consideración, amor, comprensión, nada más lucho por su gran amor, ese que cada noche lograba que olvidará todo.

Aunque trataban de alejarlo de ella, su hijo jamás dejo de sentir ese amor y apoyo de su madre, Jimena sabía que se iría sin nada, que la dejarían en la calle, pero no le importaba, exclusivamente deseaba la libertad, eso era lo mejor que podía recibir de la vida.

Lo único maravilloso que tenía en ese lugar, era el nacimiento y la existencia de su amado hijo y aun así, hasta eso le impedían tener, siempre diciéndole que hacer y que no hacer, su cuento de hadas, cuando niña, nunca existió y se culpaba a ella misma.

Deseaba tanto ser como muchas mujeres, que caminaban y eran alagadas por sus esposos, abrazadas, consentidas, admiradas, mientras ella únicamente caminaba sola, imaginando que su esposo hacía eso, con muchas, tal como lo hizo en un tiempo con ella, sus pensamientos fueron interrumpidos por una llamada, la mejor de todas.

📱_¿Hola cariño?_

Hablo ella con alegría.

¿📱_ Por qué no me agarras la videollamada?_

Jimena guardó silencio, su hijo colgó y volvió a llamar.

📲_¿Te pego? ¿Te duele mucho? ¿Le pediste el divorcio?_

Hablo su hijo llenándola de preguntas.

📲_ Si mi amor, pero sabes que no lo acepta._

Jimena secaba sus lágrimas, su hijo había decidido estudiar la secundaria en un internado, cuando se dio cuenta del Maltrato que recibía su madre y desde ese momento le insistió, pero cada vez que lo hacía, solamente recibía golpes.

El chico era tan parecido a su padre en el físico, pero a su madre en el corazón, una versión muy bonita para ella, lo que deseaba de su esposo, que sintiera por ella, una pisca de compresión, que lo llenará de amor.

La llamada con su hijo fue la mejor de todas, recibiendo amor y paz, algo que nadie más le daba, sus padres no sabían del todo, el sufrimiento de su hija, ella se había encargado de poner a su esposo como el mejor de todos, de aparentar felicidad, así no preocuparlos, al vivir tan lejos, no era problema creerlo.

_Jimena._

Interrumpió Carmen sus pensamientos.

_ Dígame, señora._

_Querida, hablé con Germán, prometió cambiar, ten un poco de paciencia, no eches a la borda todos los 13 años de matrimonio que ya tienen._

Jimena no dijo nada, solamente sonrió pesadamente, pero en el fondo, sabía que su esposo no cambiaría, no dejaría de ser el hombre que exclusivamente podía ser feliz, maltratando su vida.

Estaban tan acostumbrados a manipularla psicológicamente, que con unas palabras le quitaban de la mente eso de querer divorciarse, de no importarle nada más, que si libertad.

Lo que ellos no sabían, era que ya estaba decidida, solamente esperaba salir de esa presión psicológica, de esa manipulación, que podría acabar con su vida, de la peor manera.

Capitulo 2

Años atrás

_Papá, solo será un mes y medio._

Hablo Jimena en súplica.

_Mi vida, ya Jimena tiene 20 años, déjala que conozca más de la vida, ha sido la mejor hija._

Abrazando a su hija, deseaba lo mejor para ella.

_Princesa, serás mi niña siempre, mereces ser feliz, no olvides eso._

Jimena abrazó a Jimmy, su amado padre, su primer amor, quien no se cansaba de presumir la hija que tenía.

Jimena salió con sus maletas, despidiéndose de sus padres, prometiendo llamarlos todos los días, de disfrutar de sus vacaciones, era la primera vez que salía fuera de su casa sola, siendo una chica de pueblo, conocida como la chica más sonriente, libre, dedicada a sus padres, a sus estudios de idioma.

Soñadora de lograr tener una familia como la de sus padres, sin olvidar las sabía palabras de su madre,

_Hija, no olvides, que quien te ama, te deja ser libre._

Con esas palabras, ella sabía que su madre tenía razón, no se cansaba de ver cada paisaje, cambios de luces, grandes edificios, eso era brillante, bajo del autobús y con una sonrisa, veía a todos lados, en busca del mejor hotel, uno donde le permitiera ver la maravillosa ciudad.

_Buenas tardes._

_Bienvenida señorita, ¿deseaba reservar una habitación.?_

_Sí, deseo una habitación con la mejor vista a toda la ciudad._

Respondió ella con una sonrisa, una sonrisa que contagiaba a cualquiera a su alrededor.

La chica muy contenta, la mando a guiar donde ella deseaba, observó toda la habitación y para ella era la mejor, dejo sus maletas, y fue al balcón, ver como el sol se terminaba de ocultar y aparecían las luces, alumbrando la bella ciudad.

_Jimena es hora de salir y conocer._

Hablo para sí misma, Tomo su celular y un pequeño bolso, como niño curioso, observando todo, caminando así, un poco distraída, cosa que hizo que chocará con un hombre.

_Oh disculpe, por favor perdóname._

Jimena observó esos bellos ojos marrones, bajo a su barba, a su cuerpo bien trabajado, 25 años era mucho lo que tenía ese guapo hombre.

_No te disculpes, yo también venía distraído._

Jimena sonrió y siguió su camino, siendo seguida por la mirada de ese hombre, que sin pensarlo se acercó a la recepción.

_¿Lila, como se llama la chica y en qué habitación se hospeda?_

Hablo viendo salir a Jimena del hotel.

_Jimena Gil, en la 305, señor._

Su jefe asintió y se dirigió a su oficina, con una sonrisa que nadie se la quitaba, la bella rubia, ojos verdes, lo había fechado, su hermosa sonrisa, su libertad que se notaba en cada palabra, sonrisa y mirada que daba.

Dos días después

_Disculpe señorita, yo no pedí todos estos chocolates y ramos de rosas._

Jimena no sabía por qué, en esos dos días, recibía rosas y chocolates.

_Disculpa si te moleste, las mande yo._

Interrumpió una vos muy varonil.

_Soy Germán Mora, dueño de este hotel, solo quería darle la bienvenida como se debe a una hermosa mujer._

Jimena quedó flechada por sus lindas palabras, unos segundos estuvo en silencio, hasta que reacciono.

_Oh, muchas gracias, no sabía, soy Jimena Gil, es un placer._

Sus manos se estrecharon, sus miradas quedaron fijas con una sonrisa que ambos disfrutaban y sentía que sus corazones se aceleraban.

Jimena siguió con su camino, seguía conociendo lugares hermosos, únicos, sencillos, cada lugar por muy pequeño que fuera, la emocionaba, le daba vida y alegría a todo su ser, viendo cómo cada lugar era visitado por lindas parejas, preguntándose así, si ella podría hacerlo un día.

Capitulo 3

Cinco días después

_No lo quiero molestar._

Germán beso sus manos.

_No es molestia, Jimena, me gusta compartir contigo, me agrada tu compañía._

Jimena sentía que el corazón latía muy rápido, hasta que una llamada interrumpió la escena.

_Son mis padres._

Hablo sonriente.

_Háblales y luego nos vamos._

Germán beso su mejilla y se fue a su oficina.

📲_ Papa, mamá._

Contestó con alegría.

¿📲_ Mi niña, como la estás pasando?_

Hablo Jimmy, feliz de escuchar la voz de su princesa.

📲_ Muy bien papá, ¿cómo están ustedes?_

📲_ Estamos bien, mi niña, ya conociste a un chico._

📲_ Ja, ja, ja, mamá, por favor, los llamo luego, visitaré un lugar muy lindo, los amo chao._

Jimena trancó la llamada con una sonrisa, sus mejillas estaban rojas, sentía que su corazón latía muy rápido, ¿acaso se había enamorado?

_¿Lista.?_

Justo Germán le hablo casi en su oído, logrando ver su sonrojo, su timidez que lo enamoraba cada vez más.

_Sí, vamos._

Jimena caminó adelante, llena de vergüenza por dejar que Germán la viera así.

Caminaron por muchos lugares que Jimena disfrutaba y Germán sonreía, nadie había llamado tanto su atención, dejando a un lado su trabajo, tenía muchos planes con ella, amaba ver cómo disfrutaba de la libertad, de la sencillez.

Regresaron al hotel y ella solo agradeció con un beso en la mejilla y salió corriendo, dejando a Germán con una sonrisa.

_¿Puedo saber quién te hace sonreír así, mi vida?_

Hablo Carmen, la madre de Germán, quien siempre apoyaba a su hijo en todo lo que hacía y pedía, pero también exigía a su hijo lo que para ellos, era lo mejor.

_ Una mujer, una muy hermosa._

_¿Otra?_

Pregunto para luego caminar a su oficina, sin tomar tanto interés en lo ilusionado que estaba él.

_Ella es diferente mamá, es hermosa, sutil, una flor que quiero cuidar siempre._

Germán hablaba con una sonrisa que llenaba su ser.

_Hijo, tú necesitás es una mujer que te dé hijos, que te atienda y no que quiera estar en todos lados._

Germán no dijo nada, aunque pensaba en que no deseaba a esa chica para eso, no merecía apagarla así.

La conversación con su madre siguió, pero de cosas de trabajo, su único hijo, rodeado de lujos, de trabajo, escuchando siempre de su madre, que debía tener una mujer que le diera hijos y estuviera a su lado para atenderlo sin quejas, sin pedir nada a cambio.

2 semanas después

Los días pasaban y Germán seguía saliendo con Jimena, pero ya no quería ser su guía turística, quería algo más y ya no deseaba esperar.

_Jimena._

_Hola._

Hablo Jimena algo tímida pero sonriente.

_Quiero invitarte a cenar, te espero en el restaurante a las 8 pm._

Germán beso sus manos y se fue, dejando a Jimena con el corazón acelerado, imaginando tantas cosas, fue a su habitación y buscaba algo lindo que ponerse, pero si sorpresa fue grande, cuando ya tenía algo en unas bolsas, un hermoso vestido y zapatos, hermosa se veía, bajó donde ya Germán la esperaba, con una sonrisa, era la mujer más hermosa que sus ojos habían visto.

_Estás hermosa, Jime._

Tomo sus manos y las beso.

_Gracias._

Respondió ella con una sonrisa, mando de su brazo hasta la mesa, viendo cómo Germán le ayudaba, todo un caballero que ella admiraba.

_Gracias por el regalo, está muy hermoso._

Germán se sentó a su lado, tomo sus manos entre las de él y fijó su mirada en ella, viendo sus ojos y sus labios.

_¿Jimena, me gustas, me gustas mucho y deseo una oportunidad, quieres ser mi novia?_

Jimena, en esos momentos, solo veía la mirada de Germán, recordando tanto las muchas cosas que le decía su madre, lo mucho que hablaba, una mirada, una expresión, de con qué sentimiento salían y eso, veía en Germán, su corazón latía tan fuerte, que le temblaba todo.

_Germán, yo._

_Por favor, puedo hablar con tus padres, sé que son muy especiales para ti._

Jimena sonrió y solo sintió como sus labios eran tocados por Germán, sin escuchar un sí de ella, pero al corresponder el beso, fue suficiente para saber qué si aceptaba.

_No dije que sí._

Bromeó Jimena.

_Tu beso dice otra cosa._

Hablo Germán besándola nuevamente, hasta que su orden llegó, cenaron muy contentos, entre risas y planes a un futuro, Germán deseaba hacer muchas cosas con ella, tener una familia, pero no como si madre le decía.

La cena terminó y Germán la acompaño a su habitación, quiso entrar y hablar con ella, un ratito más, un beso, un abrazo y otro beso, llevaron las cosas a más.

_Espera, Germán._

Jimena habló deteniendo sus manos.

_Perdón mi amor._

Hablo algo apenado.

_No he estado con nadie._

Interrumpió ella, al ver que Germán se separaba de ella, cuando estaba por quitar su vestido.

Sus palabras lo hicieron sonreír de emoción, no podía creer que esa mujer, nadie la había tocado, no podía ser más perfecta para él, se acercó y beso su frente, sus labios y bajo a su cuello.

_Seré muy cuidadoso mi amor, te amo._

Jimena se sintió la mujer más afortunada, para ella, era el hombre perfecto, el príncipe azul que siempre espero, sus besos le hacían olvidar el miedo, los nervios, sus palabras hermosas que llenaban su alma, la mejor noche que pudo tener, aun si hubo dolor, Germán era todo un caballero.

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