Mi vida se detuvo por primera vez a los nueve años, fue el momento donde conocí lo que era la muerte, mi padre repentinamente tuvo un accidente de automóvil, lo recuerdo perfectamente, ese día.
Acaba de llegar de la escuela, nadie fue a ver la entrega de reconocimientos, entonces tomé el autobús a casa, al llegar, había mucha gente, mucho llanto, mamá estaba en el sofá, la vecina está en cada, yo tenía mi trofeo en la mano, otras personas llenaron, una señora me llevó a mi habitación, me dijo que me queda ahí.
Me senté en la cama, solo podía escuchar los gritos agónicos y desesperados de mi madre, los ruidos en mi casa, que nunca había escuchado antes, personas que entraban y salían, no sabía lo que estaba pasando, me pare, puse mi trofeo junto a los otros, tire mi mochila en el piso, y me acosté en la cama.
Sabía que algo malo está pasando, pero no sabía que era, mamá no dejaba de llorar, lágrimas comenzaron a caer de mis ojos, como si su dolor fuera el mío, entonces comencé a pensar, ¿dónde esta, papá?, ¿cuándo va a llegar?, si papá viene mamá va a dejar de llorar, y todo estaré bien verdad, ya mamá no va a llorar.
Las horas pasaron los gritos eran cada vez más débiles, el día se convirtió en noche, y todo seguía casi igual, solo que en un momento mamá ya no lloraba, después de que un largo rato solo había murmullos, luego un auto llego, debe ser papá pensé, entonces mamá grito muy fuerte, me asuste, yo nunca tenía miedo, pero ese grito lleno de pánico, cada vez que lo recuerdo mi cuerpo tiembla.
Comencé a tener hambre, entonces me pare de la cama, abrí la puerta de mi habitación, camine sigilosamente por el pasillo, no quería que mamá me escuchara y volviera llorar, la casa era diferente, había flores blancas, cuando baje la escalera, vi una caja en la sala, eso no estaba ahí, todos estaba ocupados en ese momento no había más luz del sol, me acerqué a mirar, mi vi a papá adentro, él estaba muy pálido y no se movía, pero, ¿por qué esta, papá ahí?, fue lo primero que me llego a la mente, entonces pensé, si lo llamo quizás se despierte, y haga que mamá deje de llorar, entonces grite.
— ¡Papá!, levanté que haces ahí, no ves que mamá está llorando, ¿por qué no te levantas?, ¡papá!
La vecina vino corriendo, me agarro de la mano y me pregunto,
— ¿Por qué bajaste?
— Tengo hambre, entonces pensé que papá había regresado, y haría que mamá deje de llorar, ¿no es así?
Miré hacia el sofá, que era el único mueble que quedaba, mi madre estaba como desmayada, parece que por llorar tanto, se durmió, pero no como papá, debo despertar a papá, me llego otra vez a la mente, en fin era solo una niña de nueve años.
— ¡Papá!, levanté.
— Ana, basta, niña tu papá está muerto, y tu mamá está destrozada, ve a tu habitación, te llevaré algo de comer, vete.
— ¿Eh?, papá no se va a levantar, pero, ¿por qué papá murió?, ¿por qué?
Que era la muerte en realidad no lo sabía, pero mi compañero de clase que se llama Peter, su papá se murió, y él dijo en la escuela, que cuando los padres se mueren no se levantan nunca más, que duermen para siempre, la vecina me llevó a mi habitación, esa fue la última vez que vi el rostro de mi padre.
Recuerdo que me comí un sándwich, que me dieron y un jugo, que dormí, después de eso y que al día siguiente, me bañaron y vistieron con ropa negra, está lloviendo, mamá fue a verme, se veía muy demacrada, y sus ojos estaban muy hinchados, ese dolor que ella sentía, llegaba hasta mí, sentía que mi corazón se encogía, me abrazo y salimos al sepelio, un día papá estaba con nosotras viendo películas en la sala y al otro, estaba siendo llevado en una caja a otro lugar.
Llegamos a un lugar con muchas cruces, como llovía, todos tenían sombrillas, un señor, decías palabras, mientras mi padre en dentro de su caja se hundía ante mis ojos en la tierra, todos lloraban, mamá lloraba y me abrazaba, cuando todo estaba sucedido, mis ojos se fijaron en un joven de pelo negro y piel muy blanca que se mojaba en la lluvia, esa imagen en el medio de los gritos, la lluvia y las lágrimas fue una imagen que nunca pude olvidar, y fue el momento en que supe lo que era la perdida y la muerte.
Volvimos a la casa, muchas personas volverían con nosotros, ayudaron arreglar la casa, a como era antes, sin embargo, yo sentía que había un vacío que ya no sé podría llenar, mamá desde de eso nunca volvió a ser la misma.
Pasaron los días, los meses, los años, y en mi casa el vacío se había cada vez más gran de aunque mamá tarta de sobrellevar todo ella sola, la muerte de papá trajo mucho dinero de un seguro, pero vivíamos modestamente, todo seguía igual en casa la diferencia eran, que todas las celebraciones se cancelaron, íbamos al cementerio todos los fines de semana, mamá trabaja, yo iba a la escuela, toda alegría se perdió para siempre como si nunca hubiéramos sido muy felices cuando estamos los tres.
La segunda vez que mi vida se detuvo, lo recuerdo incluso más claramente que la primera vez, tenía 11 años, ese día estaba muy caluroso, me sentí mal desde el primer momento que me levanté, me bañe, me puse la ropa, tomé mi mochila, y baje a la cocina.
Mi madre estaba ya tomando café, me había hecho un sándwich para el desayuno y preparo otro para el almuerzo, desayunos, salimos de casa, me llevo a la escuela y se fue al trabajo, el sol estaba muy brillante, y me sentía caliente, entre a clase con la señora Martín, después de casi una hora, me comeré a sentir mareada, incluso mi vista se puso tan borrosa que no podía ver lo que había escrito en la pizarra, comencé a sentido algo cálido que baja de mis fosas nasales, me pasé la mano, y se manchó de rojo, me pare de mi asiento y dije.
— Profesora, me pasa algo.
Fue lo único que alcance a decir antes de caer en el suelo, sin embargo, no estaba totalmente inconveniente, podía escuchar gritos, mi nombre en muchas ocasiones, también sentí todo, cuando alguien me levanté en sus brazos del suelo, cuando dos personas me subieron en un auto, como decían cosas en el camino, incluso cuando llegue a un lugar con muchas luces, yo estaba consciente de todo lo que pasaba, pero a la vez no podía abrir los ojos.
Escuche los gritos de mi madre, sus gritos desde que papá murió nunca me los puede sacar de la cabeza, entonces desde de un rato, la oscuridad me trago y dejé de percibir lo que pasaba, hasta que desperté, lentamente abrí los ojos, estaba en una cama, en lo que parecía ser un hospital, todo era blanco, mi mamá estaba acostada en un sofá, al lado de mi cama, ¿cuánto tiempo a pasado?, me pregunté, y que me paso, esas son las cosas de que llegaron a mi mente.
— Mamá, mamá, mamá.
Tuve que decirlo varias veces, antes desde que despertará, miro en mi dirección y se dio cuenta que yo estaba despierta, se paró y fue a mi lado de inmediato, y comenzó hablarme.
— Mi niña, por fin despertaste, estaba muy preocupada, han pasado tres días, y no despertabas, pensé que no ibas a volver.
Me abrazo y comenzó a llorar, desconsoladamente, mi madre, ella sabe como sufrir, pero yo cada vez me vuelvo más fría, incluso no podía llorar, y eso que mi corazón se encogía con el llanto de mi madre.
Desde de eso, siguieron miles de análisis, y se descubrió que tenía leucemia mieloide aguda, el médico dijo que mi caso era muy avanzado, que incluso con tratamiento no llegaría a vivir más de un año, mi madre estaba devastada, me explicaron todo, mientras mi madre lloraba a cántaro, después que el doctor dijo todo y propuso darme quimioterapia de inmediato, entonces yo le dije.
— Doctor yo voy a vivir muchos años, deme el tratamiento, rápido que tengo que ir a la escuela y mamá al trabajo.
En ese momento tenía 11 años, el tiramiento comenzó, fue doloso y terrible, mi hermoso pelo castaño se calló todo, mamá me compró un peluca, nunca me quise quedar en el hospital interna, solo tenía que quedarme cuando la quimioterapia era muy fuerte, por máximo tres días seguido, ya que no había nada para mí, solo quimioterapia y muerte, sin embargo, volví a la escuela, seguí siendo inteligente, no podía hacer actividades o deportes, pero si podía ir a la escuela, y sorprendente, nunca me atrase en mis clases.
El doctor dijo que no viviría mi un año, pero eso no fue así, no sé si es mi enorme deseo fe vivir o suerte, o los dolorosos tratamientos, pero pasó un año, luego dos, luego tres, luego cuatro, luego cinco años, no encontraban explicaron, ni tampoco encontraban que mi caso mejoraba, el doctor solo decía, que la enfermera estaba detenida, que ni mejoraba, ni empeoraba, ya tenía 16 años en ese momento, iba a la secundaria como todos, tomaba todos mis medicamentos, no era normal, pero estaba viva, y eso era lo que me importaba seguir viviendo.
Estaba llegando el aniversario de la muerte de papá, mamá y yo iríamos al cementerio, papá murió en otoño, y siempre que llega su aniversario llueve mucho, este año estaba más feliz, después de mucho tiempo las cosas estaba mejoran, incluso mi pelo castaño había crecido, sentía que ya todo iba a estar bien, y que mamá y yo podríamos volver a ser felices, como cuando papá estaba, en mi corazón, la esperanza se estaba asomando.
Eso era lo que yo pensaba en ese momento, pero no sabía que, la época más oscura de mi vida, estaba por llegar, y que todo cambiará dramáticamente otra vez, si en ese momento lo hubiera sabido, pero el humano sabe que vive, no sabe que le depara el futuro, no sé por qué, me ha pasado todo esto, si es mi destinó, siento que es injusto este destino, porque me acerca a la muerte cuando yo quiero vivir, vivir día tras días, y no me cansaré de luchar por mi vida nunca.
Entonces llego la tercera vez, aunque mi vida se detuvo, ese día será el aniversario de la muerte de mi padre era un día normal, era vienés, nos levantemos mamá y yo, como todos los días, ella para el trabajo y yo para la escuela, como era el aniversario de papá, nos despertamos más temprano, el día antes compramos flores para él, desayunos, y pasamos primero al cementerio a llevarle las flores, luego mi madre me dejó en la secundaria, después se fue a su trabajo.
Mi madre era corredora de bolsa, era muy inteligente en su trabajo, vivíamos en New Jersey, nuestra vida no era mala en realidad, teníamos pocos familiares, y tampoco tenemos muchos amigos, solo la vecina y dos o tres más, como paraba son en la escuela o el hospital, no tenía amigos, solo pasaba palabra con mis compañeros de clases, nadie me soportaba, me decían el cerebrito enfermo, eran asquerosos, por eso no me interesaba tener relación de amistad con ese tipo de personas.
Todo fue muy normal, todo el día, mamá, no fue a buscarme a la secundaria, así que tomé el autobús, era raro porque cuando no puede pasar por mí, siempre me llama, la llamé y no contesto, cuando llegue a casa, la vecina estaba esperando, eso me daba mala espina.
— Hola señora Williams, ¿pasa algo?
— Eso, entremos primero tengo algo que decirte.
Saque mi llave, abrí la puerta, la Señora Williams, me agarro de la mano, me llevo al sofá, parecía muy tensa, entonces un dajavu, vino a mi mente, sentí que este momento lo había vivido antes, que esto ya era una escena de mi vida, pero, ¿cuándo fue?, busque en mi memoria, y un siniestro pensamiento vino a mi mente, cuando papá murió, la vecina, mamá, el sofá, miré a la mujer a los ojos, me percate que estaba rojos, mi corazón comenzó a doler, entonces le pregunté.
— ¿Todavía está viva?
— No.
Lágrimas silenciosas bajaron por mis ojos, en mi mente solo había una pregunta, ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué pierdo todo así?, la vecina me abrazo, me contó que fue un accidente de tráfico, que mi madre no sufrió, se supone que eso debe ser un consuelo, sin embargo, mi dolor es tan grande que no tenía palabras, con las que pudiera expresar esto que estaba dentro de mí.
Fue todo muy doloroso, el cuerpo de mi madre frío en un ataúd en la sala, muchas personas a mi alrededor dándome el pésame, pero yo no tenía palabras, pasé toda la noche en vela, al día siguiente me cambié, y acompañe a mi madre a su último morada al lado de mi padre, que ridículo incluso murieron el mismo día a la misma hora, de la misma forma, la única diferencia era, que fue en años diferentes, también llovió a cántaros, en el funeral de mi madre.
Otra vez se repitió la escena, lluvia, un joven de pelo negro y tez pálida, vestido de negro caminaba bajo la lluvia, mientras el ataúd de mi madre era enterrado, era el mismo joven de hace siete años, y se veía igual de eso estaba segura.
Desde de que el funeral paso, la vecina se encargó de todo, y varias personas más, yo me tomé mi medicina y me dormí, cuando me desperté era otro día, pronto el abogado de mi madre estaba en mi puerta, era un buen amigo de mi padre, y de mi madre, me traía unos papeles, me senté con él en el sofá y me comenzó a decir.
— Ana, tu padre y tu madre te han dejado mucho dinero y propiedades, el dinero, está ya en una cuenta a tu nombre en cuanto a las propiedades, los autos serán vendidos y las casas alquiladas, hasta que tengas, 21 años, también vas a recibir el seguro de vida de tu madre, cuando sea mayor de edad.
— Espere, ¿las casas serán alquiladas?, ¿esta también?
— Sí.
— ¿Dónde viviré?
— Como todavía no cumples ni 17 años debes irte a vivir con tu abuela a Arizona, hasta que tengas 21 años.
— ¿Por qué?
— Por qué tu madre lo quiere así, la madre de tu padre es tu único familiar, ella no quiere que estés sola, así que deber irte lo antes posible, solo empaca, yo arreglaré tu traslado de escuela y de médico, no te preocupes todo estará bien.
— Está bien.
Me dio, documentos, tarjetas de crédito, me dijo que empacara que al día siguiente tenía que irme a Arizona, yo busque dos maletas, en una entre todos los recuerdos importantes de nuestra familia, en otros medicamentos, y ropa, tuve que buscar una tercera para poner todos mis trofeos y me dallas, y una que otra cosa que no quería dejar, no dormí, cuando llego el día siguiente, me bañe, me cambié, fue a donde la vecina a despedirme temprano en la mañana, ella lloró, al ver que me iría, era muy buena vecina, poco después el abogado llegó por mí.
Yo me puse mi mochila, entramos las tres maletas al auto, miré mi casa, la cual quizás nunca volvería a ver, me subí al auto rumbo al aeropuerto.
No de lo que me depara el destino, solo soy una chica enferma con muchas perdidas en su vida, pero que a pesar de todo desea cada día vivir.
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