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Hola, soy Hika, la autora.

Solo ocuparé un pequeño espacio del 1er capítulo, para comentar que éste es el CUARTO libro de la serie. Les pondré la lista, para que puedan seguir la secuencia, ya que no tienen los mismos personajes principales, pero están entrelazadas. De esa manera no habrá confusión.

Entregando Mi Corazón 1 - Mi Hacker

Entregando Mi Corazón 2 - Mi SEAL

Entregando Mi Corazón 3 - Mi Agente

Entregando Mi Corazón 4 - Mi Quaterback

Sin más me despido y disfruten de la lectura.

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Me siento feliz, porque vamos a tener un nuevo hermanito. Seremos 4 chicos y ninguna chica, ¡si!. Siempre las mamás de mis amigos los ponen a cuidar de sus hermanitas y se la pasan sentados y aburridos. No es mi caso, ya que siempre juego con Caulder, mi hermano menor, y Cruz, mi hermano mayor/héroe/ídolo. Conde, como mamá llama a Cruz, es genial con los juegos. Me ayuda a desbloquear todos los niveles de mis videojuegos, sin realmente jugarlos.

Mamá se está quedando en el hospital, para que nuestro hermanito y ella regresen sanos. Eso nos dijo Cruz. Será un poco más de una semana y ya la extrañamos. Sabemos que todavía no volverá, pero estamos esperando en el porche, Caulder y yo. Tal vez regrese antes y queremos darles la bienvenida. Cruz está en su cuarto haciendo magia en esa computadora que tenemos.

El sonido de la puerta abierta, nos hace girar la cabeza y vemos salir a papá. Automáticamente, nos apegamos y encogemos lo máximo que podemos. Nunca nos ha pegado, pero debemos salir de su camino si no queremos ser empujados bruscamente. Ya deben ser las 6, él siempre se va a jugar con sus amigos a esa hora.

Hoy es diferente. Tiene una pequeña bolsa al hombro y ya está tomando su refresco, solo para él, en una lata. Pasa por nuestro lado y, antes de terminar de bajar las escaleras de la entrada, nos mira.

> Adiós, mocosos.

Nunca nos había saludado o despedido. Nos saca una sonrisa y movemos nuestras manos en son de adiós.

* Adiós, papi.

Décimos al unísono y lo vemos alejarse, hasta que se perdió su figura por la calle.

Subimos corriendo al cuarto de Cruz y le contamos entre gritos felices nuestra interacción con papá. Él se muestra sorprendido y nos sacude el cabello.

-- Si él ya se fue, significa que es hora de hacer la cena. ¿Qué quieren?

* ¡Macarrones con queso!

Le respondemos al mismo tiempo y le sacamos una risa.

-- Solo por hoy, chicos. Mamá ha dejado comida para descongelar para la semana y lo saben.

* Siiiiii

Bajamos corriendo y comemos.

Al día siguiente, después del colegio, la casa está muy silenciosa. Papá siempre ve su canal de deportes a alto volumen, pero hoy no se escucha sonido alguno.

Los tres nos quedamos parados en la entrada. Es Cruz quien verifica y regresa a nuestro lado.

-- Tal vez consiguió trabajo.

* ¡Que bien!

Cuando papá tiene trabajo, hay más cosas para comer y más ropa nueva.

Pasan cinco días y seguimos sin ver a papá. Cruz nos dijo que no le dijéramos nada a mamá, porque no debe preocuparse por el bebé. No entiendo por qué se preocuparía. Papá debe estar trabajando mucho por nuestro nuevo hermanito. De todas maneras, hago lo que dice Cruz. Él es inteligente y el mejor hermano del mundo.

Es sábado, cuando mamá regresa con Connor, así le pusimos entre todos. Nos vamos a dormir y yo me levanto muy tarde en la noche, porque tengo ganas de orinar. Me froto mis ojitos y entro al baño.

Saliendo me doy cuenta que la luz del cuarto de mamá está prendida. Quiero echarme un rato con ella y camino hacia allá.

-- Está bien que se fuera, no necesitamos a ese inútil de papá. No te preocupes, mamá. Estaremos bien. Te prometo que no nos faltará nada.

¿Papá se fue? Debe estar trabajando, papá no nos dejaría. El hasta se despidió de nosotros, nunca lo había hecho antes. Cruz debe estar equivocado y mamá le dirá la verdad.

** Eres mi pequeño Conde de Montecristo. Lamento preocuparte, mi amor. Solo son las hormonas de postparto. Estamos y estaremos bien.

¿Por qué mamá está de acuerdo con Cruz? No puede ser verdad. Regreso a mi cuarto sin hacer ruido y pienso cuándo volverá papá, para que vean que no nos abandonó.

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Yyyyyyyy... ¡Comenzamos!

Hola, soy Hika. Parece que noveltoon está bugeado con respecto a las notificaciones. Espero que se solucione, para poder darles una maratón.

Esta es la historia de Caspian y Chloe. A quienes vimos en el 1er libro. Será algo distinto, ya que no hay mucha acción, pero espero que sea igual de atrayente.

Gracias por su apoyo y su continua lectura 🤗

Empecé a jugar football en el colegio. El deporte me gusta. Estos cinco años, desde que nuestro padre se fue, nos ha unido más. Cruz no lo sabe, pero hemos descubierto su secreto hace un año.

Connor, con sus cuatro años, nos estaba persiguiendo. Sin querer, Caulder y yo tropezamos y golpeamos la puerta de Cruz, abriéndola y cayendo dentro del cuarto. No se encontraba en la casa. Justo cuando estabamos por salir, escuchamos una voz cibernética "transferencia completa". Hace un tiempo, Cruz dividió su cuarto en dos. Imaginaba que era para más privacidad, pero no era solo por eso. La curiosidad nos ganó y entramos a su santuario. Un espacio lleno de pantallas y unas torres brillantes. En uno de los monitores se veían cuatro cuentas: a nombre de mamá, Connor, Caulder y mío. Todas tenían seis números. Sabía contar, Caulder sabía contar, pero no habíamos visto números tan largos. En otros monitores habían mensajes de agradecimientos y pagos por el trabajo de hackeo realizado.

MI HERMANO ERA EL DIOS DEL HACKEO.

Mi hermano dejó de vivir, para darnos todo lo que podía; todo lo que nuestro inútil padre nunca pudo o nunca quiso darnos. Me puse a buscar por la cuenta con su nombre y no había.

No solo los tres últimos podíamos hacer lo que quisiéramos, sino que nos daba su tiempo para hablar y jugar con nosotros. Dejó de ser un adolescente, para ser un adulto. Es el mejor ejemplo de hermano que cualquier chico quisiera. Desde hace un año, Caulder y yo nos esforzamos más. Nos metimos a un deporte que nos guste, nos pusimos las pilas con los estudios. Todo, para restarle un poco de carga a Cruz. Sobretodo ahora que él ya debe ir a la universidad y dice no querer.

Estamos cenando, los 4 y mamá, cuando Caulder me da la señal. Me aclaro la garganta y el resto me mira.

* No pienso tener un hermano flojo, que no vaya a la universidad.

** Yo tampoco.

*** Ni yo.

Los menores me respaldan. Cruz tiene los ojos bien abiertos, nos mira a cada uno y suspira.

-- Si es tan importante que tenga un cartón, iré a la escuela comunitaria de Knoxville.

Se hace el duro, cuando sabemos lo emocionado que estaba de recibir su carta de aceptación para Stanford.

* No, no hay forma. Yo les dije a todos mis amigos, que mi hermano es tan inteligente que fue admitido en Stanford. Todos se burlaron de mi y me dijeron que eres un vago de cabello largo, que solo la pasa encerrado en su cuarto. Casi me gano detención, pero me detuvieron antes de poder pelear.

Cruz achica los ojos y me retuerzo en mi silla. Felizmente, mamá me ayuda.

^ Caspian tiene razón, Cruz. Te han llegado muchas cartas de universidades, pero recuerdo que desde los 11 años me decías que querías Standford para la universidad. Ahora tengo un buen trabajo, aunque mi jefe a veces no sabe manejar bien la empresa. Cualquiera pensaría que es un niño sin estudios universitarios. Lo bueno es que es muy generoso conmigo, como su mano derecha.

Tengo que bajar la cabeza, para que no me vean luchar contra una carcajada. Cruz es el jefe sin educación, del que Mamá habla. Una vez ganada la batalla, alzo la cabeza nuevamente.

-- Stanford queda al otro lado del país, mamá. Todavía están muy pequeños...

Cruz empieza y yo pierdo el temperamento.

* ¿De qué rayos hablas? Tengo casi tu edad, cuando te pusiste la carga de ser el mejor para nosotros. Sí, somos niños, pero ten la confianza que estaremos bien. Te recuerdo que mamá nos tiene en fila a todos, incluso a ti. Además, no es como si nos abandonarás, nunca nos dejarías. Lo sabemos muy bien.

Quiero estar más tranquilo. Nada es culpa de Cruz. Él solo quiere seguir sacrificándose por nosotros. Me hierve la sangre cuando pienso en lo duro que fue para Cruz, por culpa de papá. El lastimó a todos y lo odio.

Cruz se levanta y camina hacia mi. Se agacha, en cuclillas, y me agarra los hombros.

-- ¿Cómo podría irme tan lejos? No podría ayudarte con tus pases de quarterback, ni con algunos ejercicios de la escuela. Tampoco podría llevar a Caulder al gimnasio para que practique basketball, ni llevar a Connor a la piscina, ya que ahí es cuando respira nuestro pez.

Lo oyes, todo es nosotros. No ha dicho nada para él y no quiero que siga así. Merece hacer algo para él mismo.

* No. Yo quiero, todos queremos, que hagas algo que quieras, hermano. Sí, nos amas. Lo sabemos. Eso no te impide ir a perseguir esa carrera universitaria. Cada vez que vengas por vacaciones, te tendremos loco de todo lo que te contaremos.

-- ¿Qué niño de 11 años habla así?

Me pregunta con lágrimas en los ojos.

* El niño que, en parte, fue criado por un genial hermano mayor.

Escucho varios sollozos, el más fuerte es de mamá.

* Lo siento, mami. Dije en parte, porque tu haces todo por nosotros también.

Le hablo preocupado.

^ Lo sé, mi amor. No lloro por eso. No lloro de tristeza, sino de felicidad. Tengo a cuatro hombrecitos muy buenos. No hay nada más que le pueda pedir a la vida. Mi hijo mayor, al fin se irá a la universidad; ese cuarto ya empezaba a oler mal. Mi segundo hijo, ya está siendo invitado a formar parte de muchas escuelas secundarias. Mi tercer hijo tiene el apodo de mini Jordan latino; y mi cuarto hijo es aquaman.

Todos nos reímos y así se decidió la partida de Cruz. Nos pondremos tristes, obviamente, pero queremos que experimente.

CASPIAN 15 AÑOS

La depresión no era lo que quería que mi hermano experimente. Desde que se fue a la universidad, cada año regresa más apagado. Tiene dos buenos amigos, mayores que él, y es lógico porque a los 13 maduró a la fuerza. Lo veo esforzarse, para que no nos demos cuenta de lo mal que lo está pasando. No sé cómo ayudar. Mamá no sabe cómo ayudarlo y la veo llorar a escondidas por eso. Los más pequeños, también se dan cuenta y tratan de mostrarse mas energizados cuando ven a Cruz; como si quisieran contagiarle los ánimos. Cualquiera pensaría que tiene todo para ser feliz. Tiene una familia que lo ama, tiene amigos que matarían por él, pero nadie sabe la vida que vivió.

No hay forma de ponerme en sus zapatos, porque los hermanos menores tenemos una buena vida gracias a mamá y él. En su niñez, él solo dependía de mamá. Cuando estuvimos solos, con mamá delicada porque se complicó en el postparto, él se encargó de nosotros y del recién nacido Connor. Con 13 años, era un adulto por toda la responsabilidad que cargó. Mamá después de dos meses se recuperó, pero ya no había forma de traer al Cruz niño. Desde esa edad, nunca paró. Nisiquiera en la universidad, tratando de conseguir doble licenciatura.