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Yo Sin Ti. (Dinastía Belf V)

Capítulo I

...EL PRINCIPIO DE UNA HISTORIA DE AMOR....

Años atrás.....

Con pasos largos, Zachary Belf se acercaba más hacia la habitación, donde se encontraba la segunda mujer, más importante para él.

Al abrir la puerta, la tristeza golpeó con fuerza su pecho, pues temía que esa podría ser unas las últimas veces, que caminara hasta esa habitación.

La mujer de ojos cansados, cabello largo, tupido de blanco, una piel arrugada y pálida, le sonrío a medias, al verlo bajo el marco de la puerta.

—Zachary—¡Abuela!.

Zachary caminó hasta la mujer, que extendió su mano hacia él, con la poca fuerza que tenía.

—Amanda—Estás aquí, mi pequeño bribón. Abraza a esta vieja.

El joven de cabello escabeche, se sentó a su lado y envolvió a la mujer, en un cálido abrazo.

—Zachary—Hoy amaneciste más bella que nunca.

Menciono para alargarla, mientras pellizcaba sus mejillas con ternura.

Amanda le sonrió.

—Zachary—Mamá dice que hoy amaneciste malhumorada y no quieres tomar las pastillas, que los médicos te recetaron. ¿Qué pasa?. ¿Por qué no quieres tomarlas?.

Amanda resolplo.

—Amanda—Dejan un terrible sabor amargo en mi boca, todo el día. Si al menos su sabor fuera diferente...

Se quejó la mujer.

—Susan—¿Y qué sabor te gustaría que tuvieran, Abuela? ¿Chardonnay?.

Dijo con burla, mientras entraba a la habitación, con un tarro de agua y varios frascos de medicinas.

—Amanda—No había pensado en eso, pero no es mala idea.

Zachary y Susan, soltaron una pequeña risa.

—Zachary—Dicen, que entre más horrible sabe la medicina, mejor efecto tendrá.

—Amanda—¿Quién invento esa tontería?.

—Zachary—Alguien que posiblemente, tenía una abuela testaruda.

Amanda soltó un suspiró largo y tendido.

—Amanda—No piensan dejarme tranquila, hasta que tome esas pastillas horribles, ¿verdad?.

—Zachary—Es pastillas te ayudarán a mejorar, es por tu bien, abuela.

—Amanda—Que bien podría hacerle, a esta vieja moribunda.

—Susan—No puedes decir eso abuela, tú vivirás muchos años.

Dijo antes de extenderle la mano, con el medicamento.

Sin muchas opciones, Amanda tomó las pastillas, luego hizo una mueca de asco cuando se las llevo a la boca.

Zachary beso la frente de la mujer y se movió hacía a un lado, con la intención de levantarse.

—Amanda—Esperen...

Ella había tomado su mano.

Zachary le sonrío.

—Zachary—¿Qué pasa? ¿Quieres que te traiga a escondidas de mamá, esos dulces qué te encantan?.

Amanda esbozo una sonrisa media y bajo la mirada hacia sus manos entrelazadas.

—Amanda—Quiero que me hagan un gran favor.

Zachary la miró curioso.

—Zachary—... Está bien.

Se acomodo de nuevo a su lado y enfoco su vista, en la mirada cansada de la mujer.

—Amanda—Cuando ya no haya otra solución, quiero que todos convenzan a su madre, de llevarme a Seattle. Quiero morir allá.

—Zachary—Abuela...

—Amanda—Quiero pasar los últimos minutos de mi vida, sentada justo, sobre aquel lugar, donde solía siempre llevar a tu madre, de niña, a observar las olas del mar.

—Zachary—Yo...

Zachary levantó la vista hasta Susan y la miro son seriedad. Ella inclino la cabeza, con tristeza.

—Amanda—¡Prométanlo!. O vendré del más allá a atormentarlos, todas las noches.

Amenazó a sus nietos.

Zachary sonrió a medias.

—Zachary—Esta bien, lo prometo, si tu prometes que harás un esfuerzo por estar bien y quedarte a nuestro lado, por más años.

—Amanda—Bien, pero solo lo suficiente, para ver al resto de ustedes siendo felices, creando su propia familia. Pero necesitan darse prisa, no quiero ser una momia andante, por esperar tanto.

Zachary soltó una pequeña risa.

—Zachary—Abuela, lamento acabar con esa ilusión, pero yo no soy material para crear una familia.

—Susan—Descuida, todos sabemos que naciste defectuoso.

Zachary la fulmino.

—Zachary—Yo nací, solo para ser el tío guapo y soltero.

Dijo con sonrisa y un ego alto.

Susan soltó una risa estrepitosa, burlándose de él.

—Amanda—Bueno, eso no se puede negar, todos mis nietos heredaron mi belleza, pero llegará el momento que necesite más bisnietos, y los hijos de Emma no siempre serán suficientes.

—Zachary—Para eso tienes a Arthur, Susan y Jade.

—Amanda—Al menos gracias a dios que Victoria regreso. Ahora sí tengo la esperanza, de ver a Arthur casarse con esa niña.

Dijo esta, recordando la llamada de esa tarde.

—Susan—Fue una gran suerte, con la que corrió ese tonto.

Amanda volteo hacia Susan.

—Amanda—Espero lo mismo de ti, que pronto me des la noticia, de que ya tienes un novio formal y has decidido casarte y darme muchos bisnietos.

Pero lejos de sonreír, Susan sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

—Zachary—Quien querría casarse con Susan, Dios no hace milagros tan grandes.

Dijo haciendo burla.

—Susan—Idiota.

—Amanda—No digas eso Zachary, sé que mi pequeño ángel, sentará cabeza cuando encuentre a esa persona especial y formara una bella familia.

—Zachary—Al menos en este mundo, no creo que exista esa persona.

Susan aventó una almohada, directo a su cara.

—Zachary—¡Ja!. Fallaste.

Un segundo después, una almohada choco contra su rostro.

Amanda exhalo con fuerza, al ver pelear a sus nietos.

—Amanda—Ya de Jade, ni hablamos.

Se quejo la mujer.

—Zachary—No digas eso abuela. Debe de existir una posibilidad, una rifa, no sé, pero algo se podrá hacer, para que mi hermana salga...

—Susan—Pues con la amargura qué Jade se carga, ni regalando los boletos de la rifa, sale.

Zachary y Amanda asintieron preocupados.

—Arthur—¿Abuela?. Alguien me acompaño a visitarte.

Dijo su hermano Arthur, desde la puerta.

Detrás de él, apareció una sonriente Victoria, y detrás de ella...

Tanya Aleeksev, una chica muy bella, de cabellos largos y rizados. El color de su cabello era de un marrón, al igual sus grandes y tiernos ojos.

Era uno de los pocos detalles, que Zachary había notado.

—Susan—Es la pequeña hermana de Vika. ¿Es linda verdad?. Incluso más, que Astrid Blum.

El eterno interés, de Zachary Belf.

Zachary desvió la mirada, dejando claro que ignoraba su comentario.

—Amanda—El tío guapo y soltero, no piensa saludar a los invitados.

Zachary sonrío, ante las palabras de su abuela, y de un modo galante, extendió su mano, hacia la chica de ojos marrones.

Con una amplia sonrisa y una voz abrumante, pronunció.

—Zachary—Zachary Belf.

—Susan—El patito feo de la familia.

Expreso Susan con burla.

Y mientras Zachary fulminaba a Susan, el resto reía.

—Tanya—Ya veo.

Dijo Tanya con indiferencia, antes de soltar su mano, como si le desagradara su tacto.

Zachary abrió los ojos con asombro, era la primer chiquilla, que mostraba un claro desinterés en él.

Tanya se sentó a lado de Vika y con mucho disimulo, miraba de vez en cuando, a Zachary Belf.

Sí, el hermano menor de Arthur era muy guapo. De hecho no había alguien en los Belf qué no fuera bello, todos tenían magníficos genes y Tanya no era ciega, incluso admitía, qué Zachary Belf, era más atractivo que los chicos de su colegio y más atractivo qué su reciente ex novio.

Mientras tanto, Zachary sonreía todo el tiempo, parecía darse cuenta de que al final de todo, si había obtenido la atención, de cierta persona.

Capítulo II

Después de una pequeña conversación y de algunas miradas curiosas, Zachary salió de la habitación.

Minutos después, Susan apareció al pie de la puerta, de su habitación.

—Susan—Te veo en una hora, cerca del lago, del jardín. Más te vale que seas puntual, o me iré sin ti.

—Zachary—¿Qué?. Estas loca, mamá se dará cuenta, si nos escapamos esta noche.

—Susan—No lo hará, esta distraída, atendiendo a los invitados.

—Zachary—... Bien, estaré ahí puntual.

—Susan—Procura no ser torpe y levantar sospechas, aunque siendo tú, es imposible.

Zachary rodó los ojos con fastidio.

En cuanto Susan se fue, él se dio prisa en sacar de su cajón, dos preservativos.

—Zachary—Hombre prevenido, vale por dos.

Dijo para sí solo, con una sonrisa.

Al pasar la hora, Zachary bajo las escaleras con cuidado.

Intentando salir de prisa y de no ser visto, choco con alguien.

—Tanya—¡Auch! Deberías...

—Zachary—¡Shh!...

Zachary de inmediato, tapo la boca de la chica y la arrastro hacia un pasillo.

—Tanya—¡Oye Suéltame!. ¡Qué te pasa!.

—Zachary—¡Shh!. Quieres bajar la voz. ¡Eres demasiado Ruidosa!.

Sintiéndose ofendida, Tanya cruzo los brazos sobre su pecho.

—Tanya—¡Y tu eres un ciego!.

Lejos de enojarse por algo tonto, Zachary sonrío.

—Zachary—No lo creo. Justo ahora puedo ver con claridad, la hermosura de tu rostro.

Ahí fue, donde los sentidos de Tanya, se detuvieron. Aquel tono ronco y esa sonrisa hermosamente perfecta, fueron la causa.

Pero apesar de haberse ruborizado, Tanya se mostró indiferente.

—Tanya—Y supones que con esas palabras tan simples, yo caeré a tus pies. Ja, por favor.

Zachary se acercó más a Tanya, dejando un corto espacio entre los dos.

Tanya pudo sentirse pequeña frente a él, pues él era más alto que ella y su sombra parecía cubrirla por completo.

—Zachary—¿Funcionó en ti, no?.

Dijo una sonrisa arrogante.

—Tanya—¡No!.

Exclamó con enojó.

—Zachary—¿Y por qué sigues ruborizada?.

Tanya de inmediato se tapo las mejillas, lo que saco una risa estrepitosa en Zachary.

—Zachary—Eres divertida, hermana de Vika.

Dijo antes, de darse media vuelta.

Tanya frunció el ceño con molestia, cuando lo vio irse sin problema.

—Tanya—¡Idiota arrogante!.

A una cuadra de ahí, un chico de grandes brazos, y músculos llenos de tatuajes, esperaba por los hermanos Belf, recargado en su Mustang Shelby GT 500.

Zachary frunció el ceño con molestia. El tipo además de verse rudo, causaba algo de miedo.

—Zachary—¿Quién ese tipo?. No es el chico que mis padres te prohibieron ver, ¿verdad?.

Susan se encogió de hombros.

—Susan—Ellos no lo sabrán.

Susan caminó hasta ese hombre. El chico rudo, de inmediato cambio su expresión sombría, por una dulce, y abrió los brazos para recibir a Susan.

—Zachary—¡Susan!.

Zachary cruzo los brazos sobre su pecho. Quería parecer imponente y rudo, como aquel chico.

Susan se dio media vuelta con fastidio.

—Susan—Bien, entonces supongo, que estas dispuesto a perderte, la que podría ser la mejor fiesta de tu vida.

Zachary pareció pensar un poco. Sin duda, la fiesta de fin de año de Susan, prometía mucho para él, pues estaría repleto de muchas lindas y divertidas chicas universitarias, y en especial la chica con la que había fantasíado desde la pubertad, "Astrid Blum".

—Zachary—Bien, pero debes de consiguió, qué Astrid Blum, se quede conmigo toda la noche.

Susan rodó los ojos con fastidio.

—Susan—Bien, haré qué entres a mi círculo de amigos, eso será suficiente para llamar su atención.

Ambos subieron al auto y después de una hora, habían llegado al otro lado de la cuidad.

La fiesta parecía entrenida, las chicas lindas pasaban por su lado, con grandes sonrisas para él.

—Susan—Cierra la boca, o pensarán que eres un anormal.

Zachary la fulmino.

—Zachary—Ya estamos aquí, ahora cumple tu parte del trato.

—Susan—Bien.

Lo llevo hasta donde su grupo de amigos, estaba reunidos parloteando y bebiendo alcohol.

—Susan—Chicos, el es Zachary.

Todos los chicos saludaron de manera amigable, excepto el tipo, que acompañaba a Astrid Blum.

—XX—No eres muy joven, para estar en una fiesta de universidad.

Pero antes de pensar que responder, Astrid tomo de la mano a Zachary.

—Astrid—Déjalo en paz.

Zachary sonrío, mientras seguía a la chica.

—Astrid—¿Te gustaría beber algo?.

—Zachary—Claro.

Astrid le extendió la mano, ofreciéndole una botella de agua.

Zachary la tomó dudoso.

—Astrid—No quiero ir a cárcel, por ofrecerle alcohol, a un menor de edad.

—Zachary—Pronto cumpliré diecisiete.

—Astrid—Lo tendré en cuenta, para prepararte a tiempo un buen regalo.

Dijo con una sonrisa.

—Zachary—¿Existe la manera de que ese regalo, pudiera adelantarse para esta noche?.

Zachary se había acercado a ella, con la intención de tomar un beso de su boca. Pero dos dedos en sus labios, se lo impidieron.

Zachary la miró confundido, había pensado que tampoco sería la gran cosa, para aquella chica, cuatro años de diferencia. Además, si algo también estaba a su favor, era que aparentaba un poco más de la edad, a la que tenia en ese momento.

—Astrid—Tranquilo vaquero, la noche es larga.

Zachary sonrío gustoso.

Astrid Blum, siempre tuvo en cuenta, el interés que Zachary Belf mostraba por ella. Y era algo que la atraía con gran fuerza hacia él.

Las espectativas, qué Zachary tenía para esa noche, eran muy altas, sin embargo, le basto con conceguir un beso de despedida y una cita, de aquella chica sexi.

De vuelta a la villa, cuando el chico abrió la puerta de su habitación, la voz de Andrew, resonó en el lugar.

—Andrew—Espero que esa sonrisa, te dure todo el tiempo que dure tu castigo.

Al día siguiente, Zachary estaba tumbado sobre el pasto, en el jardín, en compañía de Jade.

—Zachary—Esto es horrible.

Se quejó el chico.

—Jade—Es el resultado de tu error.

Aclaro Jade, mientras no quitaba la mirada de libro, en sus manos.

Zachary le miro mal.

—Susan—Ah, estos días serán eternos.

Dijo tumbandose, a un lado de Jade.

—Zachary—No más que los míos.

—Susan—Qué clase de libro aburrido, lees ahora, Jade.

—Jade—Estudio para el examen de aprobación, para la universidad de medicina.

Volvió a responder, sin desviarse de su lectura.

—Susan—Deberías salir a divertirte y estudiar menos. Por eso los chicos lindos, huyen de ti.

Jade dejó a un lado su libro de medicina y lo miro con fastidio.

—Alba—Niños, porque no vienen a atender a la visita.

Grito Alba, desde la entrada al jardín.

—Susan—Ella me agrada, es divertida.

Expreso Susan, al ver a Tanya junto a Alba.

—Jade—Yo espero que no tenga tu locura, sería difícil acostumbrarme a dos Susan.

—Zachary—De todos modos, no dejaría de ser linda.

Susan y Jade, lo miraron de inmediato.

—Susan—¿Así que te gusta?.

Zachary se encogió de hombros.

—Zachary—Solo me parece linda, es todo.

—Susan—Es algo.

—Zachary—No estoy interesado en ella.

—Susan—Y quien dijo que ella lo esté en ti.

Zachary bufo.

—Zachary—Vamos, Susan. Solo mírame.

—Susan—¡Agh!.No creo que ella sea como todas esas chiquillas tontas, qué babean por ti.

—Zachary—Podría apostar, qué sí.

Aseguro el chico.

—Susan—Ya estoy ansiosa, por ver como eres ignorado por ella.

Arremato Susan.

—Zachary—¿A caso quieres que te demuestre, como derrama su interés, en mí?.

—Susan—Sería tiempo inútil, el ver como fracasas.

Siguió molestándolo.

Zachary entrecerró los ojos, mientras la miraba con detenimiento. ¿A caso lo estaba retando? De ser así, obviamente el ganaría, ya logro una vez que la chiquilla se ruborizara, lo demás sería pan comido.

—Zachary—Ja, te haré tragar tus palabras.

Dijo muy decidido y se levantó del pasto.

—Jade—Sabes lo que acabas de provocar ¿Verdad?.

Susan tenía una sonrisa malvada.

—Susan—Esta vez, mi castigo será más largo. Me hará bien, tener un poco de entretenimiento.

Jade negó con la cabeza.

Tanya, llevaba la taza de té, a su boca.

—Olivia—Para nosotros, será un placer tenerte aquí, Tanya. Eres bienvenida a nuestra familia, así como Victoria.

Tanya sonrío amablemente.

—Arthur—Te lo agradezco mamá, así Vika y yo, podremos hacer el viaje por el mar mediterráneo más tranquilos.

—Amanda—¿Y cuándo harán el viaje?.

—Arthur—Tal vez, después de la noche nuestro compromiso. A menos que surja algo, que nos lo impida.

—Amanda—Querida, porque no vas a dar una vuelta por la villa, para que empieces a familiarizarte con este lugar.

Sugirió Amanda, al ver a la chica un poco aburrida.

Tanya se levantó y comenzó a explorar el lugar. Se detuvo en la puerta, de lo que era la biblioteca.

Ella comenzó a arrastrar sus dedos, por las tapas de los libros, que estaban apilados, de forma vertical, sobre los estantes de madera, de ébano.

—Tanya—Los diez libros de arquitectura, de Marco Lucio Vitruvio...

Susurró emocionada, al leer el título de la pasta.

Alzó la mano para tomarlo, cuando alguien más rápido, lo tomo primero.

—Zachary—¿Estás interesada en la arquitectura?.

Al reconocer aquella voz abrumadora, Tanya hizo un mueca de molestia.

—Tanya—Ah, eres tú.

Se quejo con una voz hosca y le arrebato el libro de la mano.

Zachary se recargo en el estante y río levemente.

—Zachary—Por tu actitud, siento que no soy de tu agrado.

—Tanya—Tan obvia soy.

Dijo antes, de fijar su vista en la páginas del libro.

Zachary esbozo una sonrisa amplia, mostrando sus perfectos dientes blancos.

—Zachary—Sí tienes un gran interés en ese tema, puedo prestarte varios libros que...

—Tanya—No es necesario, gracias.

Cerró el libro y salió de la habitación tan rápido como pudo.

Zachary negó con la cabeza, mientras aun sonreía.

—Zachary—Y creer que sería pan comido, pero... Solo lo haces más interesante, Tanya Aleeksev.

Capítulo III

Las visitas de Tanya, fueron más constantes en la villa, y aunque la mayor parte del tiempo, se veía acompañada de Susan Belf, Zachary se tomaba la molestia, de iluminar su estadía en la villa, con su atractiva presencia.

No había un momento, en el que el pelinegro, no apareciera en su camino, con su bella sonrisa o esa voz abrumadora.

Constantemente, la agobia con su atención y su coquetería.

Lo más irritante de ese asunto, para Tanya Aleeksev, era la fuerte atracción, qué comenzaba surgir en ella, por el petulante pelinegro.

Y esta noche, no era la excepción.

En la villa Belf, se llevaba a cabo el compromiso de Victoria Alekseev y Arthur Belf.

Susan arrastraba a Tanya por un pasillo, mientras parloteaba con diversion.

—Susan—Te dije que le gustabas.

—Tanya—Por supuesto qué no, solo fue amable, Susan.

—Susan—Bien, si tú quieres seguir ignorando lo obvio, es tu decisión.

Tanya rodó los ojos.

Horas más tarde, Zachary se encontraba frente a la ventana, del gran salón, en la villa. Ya había apagado su teléfono celular. Había recibido por tercera vez la llamada de Astrid Blum.

Bufo con frustración. Con toda la vergüenza del mundo, había tenido que atrásar esa ansiada cita, con pretextos tontos.

—Tanya—¿Un mal día?.

Tanya se había acercado a su lado, fingiendo que se había detenido, a admirar la bella noche que el cielo les regalaba.

—Zachary—No.

Se incorporo de inmediato y esbozo una sonrisa perfecta.

—Tanya—Pues parecíera que sí.

El río suavemente y sin dejar de observar la luna, menciono...

—Zachary—La luna de esta noche, es asombrosamente bella, como tú. ¿No lo crees?.

Hablo con toda calma y honestidad.

—Tanya—No.

Respondió de inmediato.

—Zachary—No eres una chica, a la que le gustan los cumplidos. ¿Cierto?.

—Tanya—Me gustan, como a cualquier mujer. La cuestión es, de quien me gusta aceptar un cumplido.

Zachary levantó las cejas con asombro, pero de inmediato sonrío.

—Zachary—Y supongo que es de mí, de quien no te gusta aceptar un cumplido, ¿cierto?.

—Tanya—Asi es.

Zachary giro su rostro, hacia ella.

—Zachary—¿Podría preguntar, por qué?.

—Tanya—¿Quieres una respuesta sincera?.

—Zachary—Así es.

—Tanya—Bueno, simplemente, suelo evadir a tipos como tú.

—Zachary—¿Y como soy yo?.

—Tanya—De esos tipos, qué suelen ir detrás de cada par de piernas bonitas, que pasan frente a sus ojos.

—Zachary—¿Qué hay de malo con eso?.

Tanya elevo los ojos al cielo, luego giro su rostro hacia Zachary.

—Tanya—Digamos que, no te hace material, para ser un chico al cual, a mi me interese tomar un cumplido.

—Zachary—Solo es un cumplido. No estoy pidiendo, que seas mi novia.

—Tanya—Y espero que nunca lo hagas. Te rechazaría inmediatamente.

Zachary soltó una pequeña risa.

—Zachary—Entiendo.

Tomó un pedazo de mechón, qué sobresalía del cabello de Tanya, y lo acomodo detrás de su oreja.

Aquella acción, había tomado un poco por sorpresa a Tanya, más no había sido incómodo. Pero los segundos, en los Zachary Belf, se había quedado observando sus ojos marrones, le parecieron eternos, eh inquietantes.

—Zachary—No volveré a coquetear contigo.

Menciono sin deshacer su bella sonrisa.

Se metió las manos a la bolsa de su pantalón y se dio media vuelta, para irse de ahí.

Tanya se quedó por un tiempo más, en el mismo lugar.

—Susan—¿Qué haces todavía aquí? ¿Pensé qué tenías prisa, por regresar al departamento?.

Le cuestiono Susan, cuando llego hasta ella.

—Tanya—Ehm bueno, me quedé observando la luna.

Susan sonrió.

—Susan—¿Con Zachary?.

—Tanya—¡No!.

—Susan—Pues se veía muy cómodos conversando.

—Tanya—Claro que no. Solo...

—Susan—¿Solo?.

—Tanya—... No puedo hacer que el chófer, me espere por más tiempo. Nos vemos mañana.

Tanya beso rápidamente la mejilla de Susan y camino hasta la salida, para huir de la pregunta.

Los días transcurridos, como Zachary lo había dicho, no había vuelto a acercarse a ella, con algún cumplido o una sonrisa coqueta.

Y el día de la boda, de Arthur y Victoria, también había sido ignorada por el chico.

Pues entre toda la multitud, había una pareja entre tantas, qué conversaba muy animadamente, sin prestar atención a su alrededor.

—Susan—Astrid Blum.

Menciono Susan, al ver a Tanya muy interesada en la pareja.

—Tanya—¿Qué?.

—Susan—Es el nombre de la chica, que está con Zachary.

—Tanya—Ah.

Respondió con simplesa y giro su rostro.

Susan levantó su ceja izquierda, mientras abría levemente la boca.

—Susan—¡Te gusta mi hermano!.

Expreso con euforia.

—Tanya—Por su puesto que no, Susan.

Pero obviamente, la chica Belf, no se quedaría tranquila con esa respuesta.

—Peter—Tanya.

Susan miro al chico, de una manera despectiva.

—Susan—¿Y tú, eres?.

—Peter—Preston, el novio de Tanya.

Susan miro de inmediato a Tanya, para exigir una respuesta.

—Susan—¿Es verdad?.

—Tanya—No.

Preston cambio su sonrisa, por una mueca de de disgusto. Había asistido a la boda, con la idea de que Tanya aceptaría regresar con él, luego de tantas llamadas y mensajes, en las que le había insistiendo volver con él.

—Tanya—Bueno, aún no. Todavía hay mucho, de que hablar.

Dijo antes de arrastrar a Preston, con ella.

Zachary tenía su singular sonrisa, en todo momento, la pareja se tocaba con cierta confianza.

—Zachary—Te agradezco que hayas aceptado, ser mi compañera. La verdad me moría de ganas, por verte de nuevo.

Aclaro, con esa voz abrumadora, qué poseía.

—Astrid—No eras el único.

Astrid observó todo el entorno, a su alrededor.

—Astrid—Todo es muy lindo.

—Zachary—Sí, mi hermano quería concentir a mi cuñada. Quería regalarle una boda, de cuento de hadas.

—Astrid—Vaya, encontrar a un hombre así de esplendoroso en esta época, ya es difícil.

—Zachary—¿A ti te interesa, encontrar un hombre así?.

—Astrid—Por ahora, solo busco un poco de diversión, tú me entiendes ¿no?.

Dijo antes, de guiñarle el ojo izquierdo.

Luego de sonreír, Zachary levantó la vista. A unos cuantos metros, Tanya se encontraba tomada de la mano de un chico.

—Astrid—¿Los conoces?.

Le cuestiono la chica, al verlo interesado.

—Zachary—Solo a la chica. Es la pequeña hermana de mi cuñada.

—Astrid—Parece una linda niña.

Zachary asintio.

—Astrid—¿Te parece si nos sentamos?.

Pregunto después, de sentirse incómoda, pues la atención de Zachary, ahora estaba en esa chiquilla.

La diferencia entre ambas chicas, era mucha. Astrid Blum, era una chica que denotaba sensualidad y madures en su rostro. Al contrario de Tanya Aleeksev, que su expresión, era el de una niña dulce y tierna.

Por el resto del evento, las miradas furtivas, de Tanya y Zachary, viajaban de un lado a otro, buscándose entre sí.

—Preston—¿Aún te interesa regresar?.

Tanya vacilo un poco.

Días antes de dejar Londres, había terminado aquella relación, de la manera más sana, para ambos. Y ahora en su regresó, se había planteado, una infinidad de veces, su futuro.

—Tanya—Tú sabes cuáles son mis metas y mis sueños...

—Preston—Nunca sería uno de esos chicos, qué harían a un lado tus sueños. Te quiero, Tanya. Y si retomamos nuestro noviazgo, ten por seguro, que seré tu apoyo en todo.

La chica de ojos marrones sonrío. ¿Por qué no habría de aceptar?. Si Preston, era el chico perfecto, del qué vale la pena aceptar un cumplido, con el que podría visualizar un futuro juntos y sabía que nunca, la haría pasar por un mal de amores.

—Tanya—Sí, regresemos, Preston.

Al término de la larga noche, la pareja de recién casados, viajaron a su luna de miel, dejando en manos de Olivia Y Andrew Belf, a la pequeña Tanya....

En el primer día de la semana, en la última hora de clases, del colegio de Tanya. La chica salió del colegio, tomada de la mano de su novio.

Las comisuras de los labios de Zachary, bajaron un poco, al ver la mano de Tanya entrelazada con la de aquel chico.

—Zachary—Hola, hermana de Vika.

Tanya se vio un poco sorprendida, al verlo. El pelinegro tenía las manos metidas, en los bolsillos de sus vaqueros negros. Llevaba puestas unas gafas de sol, una camisa celeste y unas zapatillas deportivas, de un tono blanco.

Las chicas de su colegio, pasaban por su lado, sonriendo en grande y babeando por él.

—Tanya—¿Qué haces aquí?.

Se quejó la chica.

—Zachary—Me dieron la orden, de pasar a recogerte. Así que sube.

—Preston—Yo puedo llevarte más tarde, Tanya.

Dijo Preston, mientras afianzaba más su agarre.

—Tanya—No. Lo mejor será que me vaya ahora.

Tanya dejo un beso fugaz, en la boca de Preston. Luego subió al auto, antes de Zachary.

Preston se quedó molesto, viendo como el auto avanzaba.

—Zachary—Puedo pedirle al chófer, qué pase por tu departamento, si necesitas recoger algo.

—Tanya—No es necesario. Como tampoco era necesario, que me recogieras junto al chófer.

Zachary sonrío.

—Zachary—Necesario o no, lo siguiere haciendo. También le prometí a Arthur, qué te cuidaría.

La chica prefirió guardarse sus quejas y giro su rostro hacia la ventana.

—Tanya—Zachary.

—Zachary—¿Sí?.

—Tanya—¿La chica que te acompaño en la boda?...

—Zachary—¿Qué hay con ella?.

—Tanya—¿Es tu novia? ¿O, algo así?.

—Zachary—No es mi novia, pero espero que pronto lo sea. ¿Por qué la pregunta?. ¿Acaso estás celosa?.

—Tanya—¡¿Qué?!.

Tanya giro su rostro hacia él, con evidente enojó.

—Tanya—¡Por supuesto que no!. Solo pregunte por curiosidad.

—Zachary—Si yo no te gustará, no tendrías curiosidad por saber.

—Tanya—Engreído.

Bufo molesta y regreso su vista a la ventana.

Zachary no paraba de reír.

Los siguientes días, Zachary Belf siempre esperaba por Tanya, en la última hora de sus clases.

Y gracias a eso, los celos de Preston parecían crecer cada día más. Ahora mostraba un comportamiento distinto. Ya no era el chico dulce y comprensible, qué solía ser.

Por otro lado, Zachary Belf vivía feliz, en un sueño excitante, con la sensual chica.

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