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Mientras Tu No Estabas. Dinastia Beaumont

Somos los Beaumont

Llevar el apellido Beaumont no es solo un privilegio de cuna. Ser miembro de la familia Beaumont es apoyarse unos en otros, valorar a la familia como te valoras a ti mismo, llevar al apellido con orgullo. Negar el legado familiar es negar tu propia esencia.

Un Beaumont debe ser independiente, debía desarrollarse de manera personal y no apoyarse solo en el apellido familiar a lo largo de la vida.

Un Beaumont debía de tener dignidad y no desacreditar el apellido familiar con comportamientos inapropiados, conducta delictiva.

Un Beaumont debe de tener integridad, poder set capaz de revisar y analizar sus propios principios.

Charles Beaumont leyó la última hoja de su acuerdo de divorcio y lo firmo. Luego dejo la carpeta y se dirigió a la terraza de su exclusiva mansión, a los 58 años poseía todo lo que un hombre podía anhelar. Prestigio, el futuro asegurado de varias generaciones, cinco maravillosos hijos que eran su debilidad.

Pensó al observar a sus hijos.

Su hijo mayor Henry Beaumont, tenía treinta años, era su mano derecha, conducía su empresa con mano de hierro al igual que su vida, con el no había sorpresas.

Su hijo Chris Beaumont tenía veintiocho años, había creado una nueva empresa que se dedicaba a la tecnología con ella había labrado su propio camino la empresa era un rotundo éxito, conocido playboy, la prensa amarillista adoraba publicar todas las semanas un rumor diferente.

Su hija Natalie Beaumont de veintiséis años, abogada, siempre habia sido seria y muy aplicada se parecía más a su hermano Henry. El motivo por el cual estaban ahí era para celebrar su compromiso con Alexos un exitoso empresario griego.

Su hija Katherine Beaumont de diecisiete años, en semanas partiría a la universidad, Kat era joven, impulsiva y rebelde. Su punto débil, debía reconocer tenía algo que la hacía diferente, era el motivo por el cual él seguia ahi .

— Su hijo Matt Beaumont, de diez años era hijo adoptivo, un niño dulce que él adoraba al igual que sus hermanos. Matt había llegado a componer algo que ya no tenía arreglo

Y ahí estaba ella Elsa Beaumont, la mujer con la que había compartido treinta y cinco años, la madre de sus hijos. La mujer de la que pensaba divorciarse en cuanto su hija Kat se fuera a la universidad, con la que había dejado de compartir la cama hacía ocho años.

Charles bajo las escaleras y se reunió junto a su familia e invitados.

Kat caminaba del brazo junto a su amiga. Emma al igual que sus otras amigas babeaba por su hermano Chris.

— Es tan guapo — dijo Emma suspirando.

Kat hizo caras de arcadas— No entiendo que le ves, para mi es como un renacuajo, pero este es el trato te daré una de sus camisas como souvenir y tú me conseguirás una copa de champán. A ti te la darán eres mayor, iremos a mi habitación y te daré la camisa mientras bebemos la copa.

— Estás loca, pero me agrada el trato — respondió Emma ambas se rieron con picardia.

Ellas caminaron hacía una de las mesas, el mozo le entrego la copa a Emma, Kat tomó uno de los canapés mientras sonreía.

— Vamos a mi cuarto — dijo Kat sonriendo pero al girar se topó con el ancho pecho de Henry Beaumont, él le quito la copa a Emma.

— No le dé alcohol a estas niñas — le advirtió al mozo. — Déjame solo con mi hermana. Emma asintió y salió corriendo.

— Cobarde —murmuró kat mientras veía a su amiga huir de la escena del crimen.

— ¿Porque siempre tienes que comportarte como una niña?.

— ¿Por qué que tienes que ser tan agua fiesta?, respondió ella intentando abandonar a su hermano, pero Henry Beaumont la sujetó del brazo impidiéndole que lo hiciera.

— Compórtate Katherine, hay demasiada gente no te lo diré de nuevo. No te quiero volver a ver con una copa, ni a ti ni a tu amiguita.

— No soy tu hija no puedes regañarme respondió Kat de manera provocativa.

—¿Sé puede saber por qué están tan tensos?, pregunto Charles Beaumont sonriendo mientras se acercaba a ellos.

— Está niña que anda bebiendo con su amiga. Charles Beaumont miró a su hija.

— Papá eso no es cierto, Kat abrazo a su padre. En una semana cumpliré 18 solo quiero tomar una copa, ¿preferirías que salga a emborracharme por ahí?. Por favor papa solo una copa—suplico.

— ¿Crees que lo permitiría que anduvieras borracha por ahi?,— Charles miró el rostro suplicante de su hija —te dejaré tomar una copa cuando hagamos el brindis por los novios. Yo mismo te la daré, hasta tanto no te quiero cerca de una copa.

Kat abrazo a su padre — Eres el mejor papá del mundo, iré con Emma dijo ella, Henry puso sus ojos en blanco.

— Eres demasiado blando con ella, hace lo que quiere— exclamó furioso.

— Tal vez fui demasiado duro contigo, — dijo Charles mientras palmeaba a su hijo. — Tú serás la cabeza de la familia Henry, Kat ya madurara es cuestión de tiempo.

— ¿De qué hablan los hombres más guapo de la familia?¿Porque tan serios?, pregunto Natalie.

— De los caprichos de tu hermana dijo Henry.

— Kat sigue siendo la misma revoltosa, pensé que la encontraría algo diferente al volver de Grecia. La consciente demásiado —sentencio Natalie.

— Es porque es su preferida respondió Henry.

— Es porque es la única que se parece a mamá — dijo Natalie.

— Veo que hoy se han puesto todos en mi contra — dijo Charles en tono divertido.

— ¿Hablan de la pequeña Beaumont?, dijo Chris.

— Sí, al igual que a ti le gusta dar de que hablar respondió Henry Beaumont muy serio.

— Comparado a Kat, soy un monje. Además, soy mayor de edad y hombre. ¿Sabian que dejo a Jean Paul Hiddistlon desnudo y alborotado en el club hípico — confeso Chris Beaumont riéndose.

— Sé atrevió a poner sus ojos sobre mi hija, pero si es mayor que ella respondió Charles horrorizado de que ese cretino hubiera tocado a su pequeña.

— Es mayor que yo, debes de ponerle un alto a tu princesa dijo Henry.— Terminara arrastrando el apellido de la familia en el fango.

— Por Hiddistlon no debes preocuparte, le advertí que si se mete con ella le daré la paliza de su vida comento Chris.

— Papá es hora de que la endereces, no toma nada enserió — dijo Henry Beaumont recordando la vez que tuvo que dejar una reunión importante para ir al instituto, sus padres se encontraban de viaje, Chris seguramente correteando detrás de una falda y Natalie en la universidad. Kat siempre habia sido traviesa, pero esa vez había cruzado todos los límites aun la recordaba en el despacho del director del colegio, escuchando desafiante su suerte, la habían expulsado de uno de los colegios más prestigiosos del país, junto con su amiga Emma luego de encontrarlas junto a con cuatro chicos medios desnudos, Henry Beaumont nunca se había sentido tan avergonzado.— No hice nada, para tu información soy virgen — le había gritado Katherine delante del chófer y custodios.

Henry la miró de arriba a abajo. La elección del vestido que llevaba era otra muestra más de su actitud descuidada e irresponsable en la vida. Aquellos ojos azul zafiro se clavaron en él. Como si supiera que estaban hablando de ella. De pronto, ella sonrió.

— Hablaré con ella, en unas semanas se irá a la universidad comento Charles preocupado por su hija, en días cumpliría 18 años y aun no maduraba.

Charles Beaumont miró a su esposa Elsa, se encontraba conversando muy animada con los invitados.

Atribuirle la responsabilidad de la actitud desafiante de su hija sería extremo, pero lo cierto era que sentía que Elsa había contribuido, o mejor dicho había descuidado a su hija los últimos diez años, no era que con Henry, Chris y Natalie hubiera sido diferente, pero ellos ya estaban más grande pudieron procesar mejor el cambio de su madre y la pérdida de su hermana. Elsa siempre había sido cariñosa, una madre abnegada, primero estaban sus hijos, segundo sus hijos, pero los últimos años se había distanciado, no solo de él, si no también de ellos, pero sobre todo de Katherine, aveces se preguntaba si el hecho de no poder salvar a su hija Madeleyne, había contribuído a que se distanciara de Kat.

El único motivo por el cual él seguía ahí junto a Elsa era por sus hijos pequeños. Pero eso acabaría muy pronto.

Elsa miró a su esposo e hijos, se disculpó con sus invitados y se acercó a ellos.

— ¿Qué está pasando aquí?, preguntó ella.

— Conversábamos, mira acaba de llegar nuestro yerno con sus padres dijo Charles.

Natalie corrió a recibir a Alexos, estaba perdidamente enamorada en dos meses sería la esposa de Alexos Zouvelekis un importante empresario.

—¿Me dirás que me extrañaste pequeña?, pregunto Alexos mientras la besaba con delicadeza.

— Mucho, pensé que te habías arrepentido.

— Nunca, crees que te libraras de mi tan fácil. Te amo y tendrás que cumplir esta condena de amor hasta el final de tu vida, dijo Alexos besándola.

— Eso espero porque me costó atraparte respondió Natalie, la suya había sido una historia de amor tumultuosa, pero se habían amado desde el primer día.

La fiesta transcurría sin inconvenientes, las botellas de Champaña marchaban a todo ritmo, los mozos pasaban entre los invitados ofreciendo diferentes manjares.

Charles Beaumont, él patriarca de la familia mas acaudalada del país, perteneciente a la Dinastía Beaumont en la cual nunca se había dado un divorcio en sus doscientos años de historia y un árbol genealógico que incluía a condes y reyes, dio un discurso para darle la bienvenida al nuevo integrante de la familia.

Katherine Beaumont se acercó a su padre y él le entregó la copa tal como había prometido, y brindaron por la felicidad de Natalie y Alexos...

La matriarca de la familia

Elsa Beaumont se quitaba las joyas que había comprado específicamente para ese día.

Tenía todo lo que quería joyas, una vida lujosa, pertenecía a una de las familia más aristocrática del país. Le había costado mucho conseguirlo y no lo perdería ni por nada, ni por nadie, tenia 53 años.

Sabía que las cosas con Charles no estaban bien, pero si él pensaba que podría deshacerse de ella estaba muy equivocado, aunque él aún no había dicho nada sabía que estaba pensando en la posibilidad de divorciarse.

Se preguntó si Charles tendría una amante...

Era de madrugada cuando Kat bajo a la cocina en busca de agua.

La cocina estaba a oscuras, ella observa por la ventana cuando un movimiento detrás de ella la asusto en la penumbra Elsa Beaumont observaba a su hija.

— Mamá me has asustado dijo ella.

— ¿Qué haces aquí Katherine?, pregunto Elsa Beaumont muy seria.

— Vine por agua.

— Que te he dicho de tus berrinches. Crees que no note lo que ocurrió hoy en la fiesta. Cuantas veces debo decirte que te comportes de acuerdo a tu posición eres una vergüenza exclamó Elsa.

— Lo siento mamá, intentaré mejorar dijo Kat No era la primera vez que escuchaba que era una vergüenza para su madre. — Buenas noches, mamá.

Kat subió a su habitación a veces las personas que más querías eran las que más daño te hacían. No era que con sus hermanos fuera cariñosa, pero si era diferente. Era como si ella tuviera algo malo. Como si Elsa Beaumont su madre la odiara.

Mientras se acomodaba en su cama no pudo evitar recordar como era su madre antes de aquella fatídica noche donde casi le cuesta la vida a las dos y en la que Mady habia muerto.

Su madre cambió tanto, ya no jugaba con ella, había olvidado gran parte de su vida ya no era la madre cariñosa que ella tenía.

Sentía el frío sobre su cuerpo, tenía la ropa empapada los rayos iluminaban la noche, el agua y barro habían comenzado a ingresar al coche. La puerta se abrió y Elsa Beaumont sacó a su hija. Pero ella estaba molesta, porque no esperaba verla ahí, mientras su madre la sacaba en brazos Katherine Beaumont observó el coche, dentro del coche había alguien atrapado, no podía ver su rostro solo su mano, alargada suplicante, Mady se encontraba inconsciente, fue cuando un grito desgarrador la hizo estremecer — No te lleves a mi hija.

Kat despertó de golpe estaba bañada de sudor se incorporó en la cama y rodeó con sus brazos habia vuelto a soñar con aquella fatídica noche.

Kat y Mady viajaban junto su madre Elsa Beaumont por la carretera en medio de una noche lluviosa. La tormenta azotaba la ciudad con fuerza, haciendo que el viaje fuera aún más tenso. Kat, con tan solo siete años, miraba por la ventana con los ojos llenos de asombro y preocupación, Mady se encontraba dormida había estado con fiebre todo el dia. El sonido de la lluvia golpeando el techo del coche y el viento aullando le daban un toque de misterio a la noche.

De repente, un estruendo ensordecedor llenó el aire cuando una camioneta chocó violentamente contra el costado del coche de Elsa. El impacto fue tan fuerte que el coche se tambaleó peligrosamente. Elsa luchó por mantener el control pero fue en vano el coche derrapo en medio de la lluvia torrencial y cayó por el barranco.El coche rodó barranco abajo

Kat, asustada, abrazó su peluche con fuerza y miró a su madre con los ojos llenos de lágrimas, ella se encontraba detrás del volante inmóvil, — Mady despierta dijo Kat. Elsa abrió la puerta y sacó a su hija. Ella vio como su madre la miraba con desprecio. Los gritos de las personas que se habían acercado a ayudarlas, solo aumentaba más su preocupación.

Cuanto más se alejaba del coche en brazos de su madre más miedo sentía.

De eso ya habían pasado diez años.

A la mañana siguiente Charles Beaumont se encontraba sentado en el comedor desayunando cuando Kat bajo a desayunar.

— Buenos días, papá — dijo ella mientras le daba un beso y se sentaba a su lado.

— Buenos días mi pequeña ¿ qué planes tienes hoy?. Estaba pensando que si no tienes nada que hacer podrías acompañarme al partido de béisbol de tu hermano.

— Está bien te acompañaré al partido de Matt. Papá recuerdas que me prometiste que aprendería a conducir, podemos buscar una academia.

Charles Beaumont sonrió

 — Lo recuerdo, yo mismo te enseñaré.

Kat comenzó a aplaudir, estaba feliz tenía al mejor papá del mundo.

— Te quiero papá eres el mejor. Recuerdas que me diste permiso para salir esta noche con Emma.

— Sí, y cumpliré, pero ahora quiero que hablemos de otro tema.

— ¿De qué?— preguntó Kat mientras comía su fruta.

— De Jean Paul Hiddistlon — dijo Charles mirando a su hija, la media sonrisa en el rostro de Kat era un indicador de que la información era cierta.

— Soy culpable del cargo, pero juro por mi vida que no deje que pusiera un dedo encima.

— Me alegra saber eso— comento con sarcasmo, pero no es el punto. Debes controlar tu genio. Te expones y nos expones.

— ¿A ti también te doy vergüenza?, pregunto Kat.

— Por supuesto que no, ¿Quién te dijo eso?.— respondió Charles viendo la tristeza en la mirada de su hija. —Kat responde.

— Mamá, estaba molesta por lo ocurrido en la fiesta y no es la primera vez que lo dice. Charles no dijo nada pero estaba furioso. — Sé que no soy como Natalie, lo intento, pero no puedo — comento Kat afligida.

— Seguramente no supo expresarse, tú no tienes por qué ser como tu hermana, solo no seas tan traviesa. ¿Qué fue lo que paso con Hiddistlon?.

— Estaba practicando con el caballo, pero no fue buen día, tocó varias veces. Estaba saliendo del establo cuando me lo encontré estaba con sus amigos. —<< Yo podría darte varias lecciones dijo él>>, no fue lo que dijo sino como lo dijo. Todos se burlaron de mí.

— Así que lo castigaste poniéndolo en ridículo dijo Charles.

— Lo siento papá, intentó controlarme, pero a veces es más fuerte que yo, sé que los avergüenzo.

— No me averguenzas, solo me preocupa tu seguridad, te amo tal y como eres dijo Charles

— Y yo a ti papá– dijo Kat tomando su mano. Iré a llamar a Emma.

Charles Beaumont observaba a su hija, pobre del incauto que cayera a los pies de su Katherine.

...****************...

Charles sé encontraba en su escritorio no podía cree que Elsa hubiera sido tan cruel con su hija.

Cuanto más tiempo transcurría más se convencía de que el divorcio era la única salida, obviamente el se quedaría con sus hijos estaba seguro que ni Matt ni Kat se quedarian con ella.

Elsa había cambiado tanto ya no era la mujer que él había conocido había sido tolerante los últimos años, pero no podia ver cómo con sus acciones dañaba a sus hijos.

Se había desentendido completamente de Matt, el niño se criaba con niñeras y empleados, lo peor de todo era que ella había sido quien había impulsado su adopción, Kat se había criado en instituciones de donde sólo salía los fines de semana, hasta que a los catorce años había sido expulsada.

Había sido tan diferente con sus hijos mayores, ninguno de los tres tuvo una niñera, solo una empleada que los cuidaba cuando ellos salían.

Pero todo había cambiado tras el fatídico accidente, él se encontraba en Europa en un viaje de negocios.

Aún recordaba la impotencia que sintió al saber que su esposa estaba herida, su hija desaparecida y Kat no decia palabra alguna y él no había podido llegar para estar a su lado. Su auto había sido golpeado y como consecuencia había terminado en el fondo de un barranco, aún herida Elsa sacó a su hija kat del coche, justo antes de que producto de la lluvia el auto se deslizará aún más profundo y terminara siendo arrastrado por la correntada, pero a Mady no pudo sacarla.

Por el fuerte impacto del accidente Elsa había tenido algunas lagunas mentales. Lo cual había complicado su relación con sus hijos, la había distanciado de él, durante años había soportado que ella, lo hubiera rechazado y relegado constantemente, incluso que le hubiera sido infiel.

 Dos años después había salido de la habitación conyugal.

Pero se había quedado a su lado, siendo un padre dedicado y un esposo consagrado a su familia. Olvidándose de sus propias necesidades.

Había amado y respetado a esa mujer por más de 30 años. Pero eso se había acabado...

Los dioses Beaumont

Charles Beaumont conducía de regreso a su casa acompañado por sus hijos, el partido de béisbol había sido un éxito.

En el pasado un sábado por la noche era exclusivamente de su esposa.

Pero las cosas habían cambiado tanto los últimos diez años que ahora era totalmente diferente esa noche miraría alguna película de acción en compañía de Matt. Y luego hablaría con Elsa sobre los términos del divorcio.

Kat saldría con sus amigas, Henry y Chris ya habían abandonado el nido y Natalie estaba de paso seguramente se quedaría con Alexos.

Con respecto a Elsa seguramente saldría con alguna de sus amigas a alguna exclusiva reunión de sociedad.

...****************...

Chris Beaumont , multimillonario exitoso y el protagonista de un millón de

fantasías femeninas, tiró de la estrella de Hollywood hacia el interior de su lujosa

morada y cerró puerta ante la cara de los fotógrafos.

La sonriente joven lo miraba con femenina admiración.

—¿Has visto sus caras? Les has dado un susto de muerte. Me siento más segura contigo que con mis guardaespaldas y tienes mejores músculos —le dijo, pasando una mano por su bíceps. ¿Pero por qué no hemos usado la puerta de atrás?

—Porque me niego a colarme en mi propia casa como si fuera un ladrón. Y porque a ti te gusta que te vean.

-Bueno, desde luego nos han visto —rió ella—. Mañana saldrás en todos los periódicos por asustar a los paparazzi.

Chris arrugó el ceño, eso disgustaria a su padre.

-Yo sólo leo las páginas económicas.

—Y ésas son las páginas que yo no leo —rió ella—. Lo único que sé sobre el dinero es cómo gastarlo. Tú, por otro lado, sabes cómo ganarlo y eso te convierte en mi tipo de hombre.

—Ya, claro.

-Deja de mirarme con esa cara y sonríe un poco hombre. Sólo voy a estar en la ciudad veinticuatro horas y tenemos que aprovechar el tiempo —la joven, pestañeó provocativamente.Bueno, Chris Beaumont , mi guapísimo millonario, por fin estamos solos. ¿Qué vamos a hacer esta noche?

Chris se quitó la chaqueta y la tiró descuidadamente sobre un sillón.

—Si lo preguntas en serio puedes marcharte ahora mismo.

Ella soltó una carcajada.

—Nadie más se atreve a hablarme como lo haces tú. Es una de las cosas que más me gustan de ti —le dijo, pasándose la lengua por los labios pintados de rojo—. Si te dijera que voy a darte un beso de buenas noche antes de volver al hotel, ¿qué harías?

—Dejarte plantada —la corbata de Chris cayó encima de la chaqueta—. Pero los dos sabemos que eso no va a pasar. Tú quieres lo mismo que yo, así que deja de jugar. Mi dormitorio está en el piso de arriba, la última puerta a la izquierda.

—Ah, te gusta dar órdenes —la actriz lo miró de arriba abajo—. Según una encuesta de la semana pasada, eres oficialmente el hombre más sexy del país.

Aburrido de la conversación, la única respuesta de Chris fue a tomarla por la muñeca para llevarla hacia la escalera.

—¿De verdad no te importa lo que la gente piense de ti? Esa indiferencia es muy atractiva. Y cuando se trata de indiferencia, tú lo sabes todo —siguió ella, caminando lentamente como solía hacerlo para las cámaras—. Hay una química especial entre

nosotros, eso seguro.

—Se llama deseo —dijo Chris.

—¿Nunca has tenido una relación seria con una mujer?.

— No, si quieres una relación seria compra un perro respondió él con toda naturalidad.

— Eres un cínico descarado, pero debo admitir que eso tiene su encanto. Chris la besó apasionadamente llevándola a su dormitorio.

...****************...

Henry Beaumont se encontraba en la nueva discoteca de su amigo. Tenía que reconocer que era un éxito.

— Debo felicitarte Lucas el lugar está repleto y la fila de la puerta es de dos cuadras.

— Gracias, me ha sorprendido a mi mismo —Comento Lucas mientras tomaba asiento junto a su amigo. Mira acaba de llegar de llegar Chris.

— No puedo creer que siga insistiendo en corretear actrices dijo Henry.

— Hay que reconocer que es hermosa —aunque en lo personal me gustan con más curvas.

— En lo personal prefiero a una mujer menos estrafalaria, comento Henry.

Henry y Lucas brindaron por eso mientras Chris se acercaba a ellos.

Luego de las presentaciones de rigor ellos se sentaron a beber desde la zona exclusiva se tenía una vista privilegiada del lugar.

 Era plena madrugada y la fiesta estaba en su apogeo cuando Lucas se puso de pie hipnotizado

— Dios mío, miren lo que son esas curvas es una venus comento Lucas.

Henry Beaumont paseo su mirada por la pista, Chris Beaumont se acercó a mirar tal eligio merecía una miradita, tal vez cambiara de compañía.

Entre un grupo de chicos que no hacían mas que babear, estaba la venus llevaba una pequeña mini falda que solo hacía resaltar sus exuberante cadera, un top que no alcanzaba a cubrir su frondoso busto era una bomba de pura sensualidad. Henry y Chris se miraron desconcertados, volvieron a mirar hacia la pista de baile. En ese preciso momento Katherine Beaumont golpeaba a un hombre que acababa de manosearla.

Ambos bajaron a buscar a su hermana y Lucas fue detrás de ellos. En medio de golpes y empujones.

Henry Beaumont agarro a su hermana de la cintura y la sacó del lugar.

— Hay una entrada atrás murmuró Lucas guiando a sus amigos.

— Suéltame Henry, no eres mi padre exclamó la pequeña Beaumont.

— Sí lo fuera estarías en tu cama exclamó Henry furioso.

— Lucas puedes pedirle a uno de los empleados que traiga mi coche exclamó Chris Beaumont.

— No puedo irme sin Emma exclamó Kat.

— Iré por tu amiga,— dijo Chris.

— No puedo creer que dejen entrar a menores de edad comento Henry.

— Por supuesto que no está permitido, los despedire a todos comento Lucas.

— No me pidieron identificación dijo Kat

—¡Porque será!, exclamó Henry mirando con desaprobación a su hermana. Henry se quitó la chamarra y se la colocó a su hermana tapandola, ya había visto como Lucas la desnudaba con la mirada.

Chris regreso con Emma y esperaron la llegada del coche.

— ¿Y tu cita?, pregunto Lucas.

— Seguro encontrará quien la consuele respondió Chris.

Henry se acercó a su amigo — Esas curvas pueden llevarte a la muerte, no se mira no se tocan. Es más coloca un cartel en la puerta para que no la vuelvan a dejar entrar comento Henry palmeando a su amigo.

— Sabes cuanto te apreciamos es un consejo valioso exclamó Chris.

— El mejor del mundo –dijo Lucas sonriendo. Los veo en la semana —Señorita Beaumont,señorita gracias por elegir mi club, pero no regresen comento Lucas

— Porque me averguenzan asi, comento Kat mientras subía en la parte trasera del auto. ‐Debemos llevar a Emma a su casa.Por suerte no tienes hermanos le dijo a Emma.

Emma pensó en realidad ella no tenía nada, su madre había muerto y su padre cambiaba de novias más que de camisas.

— Tú no nos tienes tan contento Katherine comento Henry.

— Solo nos preocupa tu bienestar dijo Chris Beaumont mientras se incorporaba en el tránsito.

— Les preocupa controlarme, como son dos mujeriegos recibidos con honores temen que caigan las garras de uno igual a ustedes.

Ambos se giraron y la miraron con desaprobación, Emma miró por la ventanilla del auto no veía la hora que el auto se detuviera frente a su casa.

— Gracias por traerme, te veo luego dijo Emma mientras bajaba del coche.

El sonido del auto despertó a Charles Beaumont, se puso la bata y salió de la habitación.

Iba llegando a las escaleras cuando escucho a sus hijos discutir.

— ¿Sé puede saber que está pasando aquí?, pregunto él.

— Katherine, estaba en una discoteca de adultos bebiendo y dando un espectáculo, parece que ahora le gusta ser manoseada y golpeada en público — dijo Henry.

— Eso no es así, el tipo me toco sin mi consentimiento obviamente me iba a defender.

— No era un lugar para ti comento Chris.

— Papá me dio permiso exclamó ella.

— ¿ Qué son esos gritos? ¿Porque estás vestida así?, pregunto Elsa Beaumont.

— Fui a bailar dijo Kat en su defensa.

— Fuiste a bailar y por eso te vistes como una prostituta — dijo Elsa Beaumont con total desaprobación.

— Sí no pasarás tanto tiempo en el salón de belleza, tal vez habrías tenido tiempo para enseñarme a vestir bien dijo Kat.

Elsa Beaumont abofeteo a su hija sorprendiendo a todos.

— ¡Elsa!, exclamó Charles furioso. Kat subió las escaleras llorando. ¿Cómo pudiste golpearla?, le reclamo Charles.

— Es tu culpa, tú siempre la apañas por eso nos avergüenza.

— Será mejor que los dejemos solos— dijo Henry. Pasaré la noche aquí.

— Espérame voy contigo dijo Chris subiendo la escalera junto a su hermano.

Charles miró a su esposa estaba tan cansado

— Sabes he intentado que este matrimonio funcione, por los treinta y cinco años de relación, por nuestros hijos. Pero no más . ¡Quiero el divorcio Elsa!.

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