El sol ilumina la mañana del sábado, me siento demasiado cansada para reparar en algo más que eso. Sé que necesito levantarme, pero no es fácil. Vine a Nueva York hace cerca de un mes, huyendo de una vida y una historia que solo quería olvidar. Me llamo Lira Jones, tengo 23 años y soy graduada en administración. Cuando vine a Nueva York no tenía a nadie, solo soy una chica perdida que intenta levantarse una vez más. Todo lo que tenía eran apenas unos dólares que usé para pagar tres meses enteros del alquiler de una casita humilde, pero acogedora. La dueña de esa casa es un amor, me ayuda y me da cariño siempre que lo necesito (ella vive en la casa de al lado). Puedes preguntarte: "Vaya, ¿pero con solo un mes ya necesitas cariño?" y la respuesta es sí. Sí, necesito mucho cariño, mis traumas me hacen despertar en medio de la noche teniendo alucinaciones, solo consigo dormir con la ventana abierta sintiendo el viento golpear mi piel y por eso Doña Margal Willians (dueña de la casa) consigue oírme durante la noche y viene a calmarme. Estoy en busca de empleo, entregué currículos en varios lugares y estoy esperando que Dios me bendiga con uno.

*Erick Bennett*

Me llamo Erick Bennett, tengo 32 años y una empresa de prestigio en Nueva York, localizada en Manhattan. Algunos me titulan de frío y calculador, pero la verdad es que estoy harto de esta gente que quiere lucirse a toda costa para mí. Tuve que aprender esa lección hace dos años atrás cuando una mujer que creía que verdaderamente me amaba, intentó darme un golpe con el amante vago que se hacía llamar uno de mis mejores amigos. No confío en nadie y no me siento mal por eso, es mi forma de ser y no cambiaré por nadie, principalmente por causa de una mujer. De mujer solo quiero distancia. La única que aún me importa es mi hermana Anastasia, perdimos a nuestros padres hace unos 13 años, tuve que crecer y luchar rápido por mí y por ella, y, felizmente, lo conseguimos. Mi hermana es extrovertida, tiene 25 años y es graduada en moda, viaja por todo el mundo haciendo lo que ama.

LIRA JONES:

ERICK BENNETT:

*Lira*

Me levanto, me ducho y hago mi higiene matinal, en cuanto estaba terminando de peinar mi cabello, escucho dos golpecitos en la puerta que ya sé que es doña Margal. Camino rápidamente hasta la puerta y abro.

Margal: ¡Hola, mi pequeña! Vine a invitarte a tomar el desayuno conmigo y a darte una buena noticia

Lira: ¡Buenos días, doña Margal! Usted sabe que no necesita molestarse en invitarme al café.

-Todos los días me invita al café, siento que doña Margal me tiene como una hija, ya que perdió a la suya en un accidente de coche hace cinco años. Hoy, solo tiene a su hijo mayor, Robert, que también me trata con mucho cariño, él es guardia de seguridad en una empresa de prestigio en Manhattan.

Margal: Niña, no escuchaste lo que dije, tengo una excelente noticia para ti y quería dártela preparando un desayuno especial, vamos, vamos antes de que el café se enfríe

Ni siquiera me deja decir nada más, me toma de la mano y sale arrastrándome en dirección a su casa. Entro y enseguida veo una rica mesa de desayuno preparada con esmero. Tenía de todo: pastel de zanahoria con cobertura de chocolate, rosquillas, huevos y mi preferido, waffles con miel por encima.

Lira: ¡Doña Margal! (Hablo con la boca abierta)

Margal: Siéntate y come, hija, quiero darte ya la noticia que te dije

Me siento en la punta de la mesa y pregunto:

Lira: Cuénteme, ¿qué quería decirme?

Margal: Robert te consiguió un trabajo como secretaria en la empresa donde trabaja, hija mía (dice emocionada de alegría)

¡Me quedo con la boca abierta una vez más! ¡Oh Señor, gracias por esta bendición!

Lira: ¡Ay, Dios mío, señora Margal, qué noticia tan maravillosa! No puedo creerlo. ¡Dios es perfecto!

*ERICK BENNET*

Me encuentro nervioso y pensativo en el camino a mi empresa, ayer despedí a mi secretaria por razones obvias, otra gallina que solo quería seducirme y después tratarme como si fuera un idiota. Recuerdos de aquella noche comienzan a surgir en mi cabeza, empiezo a golpear con la punta de los dedos en la ventana trasera del coche mientras los recuerdos se apoderan de mí.

****RECUERDOS DE ERICK****☁️☁️☁️

Era una noche de jueves, llegué muy feliz y sonriente de un viaje de negocios por el cual lo previsto era que llegara el domingo por la mañana. Entré en el apartamento que compré para la que era el amor de mi vida hasta aquella fatídica noche. Abrí la puerta del apartamento y ya escuchaba gemidos resonando por todas partes. No podía creerlo, ¿cómo así el amor de mi vida estaba gimiendo para otro? Sin creerlo, preferí comprobarlo, fui a pasos largos hasta la habitación de donde venían los ruidos, a cada paso que me acercaba mi corazón latía más rápido, hasta que entonces, entré de golpe y vi, vi a mi amigo y a mi novia allí, teniendo relaciones sexuales.

RECUERDOS DE ERICK OFF

Ahuyenté esos recuerdos con un rápido movimiento de cabeza, no quiero saber más de mujeres nunca más. No acepto secretarias vulgares que no se valoran y lo único que quieren es acostarse con el jefe. Mi guardia de seguridad, con el que tenía total libertad para hablar con él y él para hablar conmigo, me indicó una secretaria que según él era súper profesional y que haría su trabajo con prontitud. Estuve de acuerdo, pero al primer desliz ya le dije que no la perdonaría.

ERICK: Entonces, ¿ya le mandaste un mensaje a tu protegida para que venga hoy a la entrevista?

ROBERT: Sí señor Erick, es maravillosa, ya lo verá. (dijo mirando por el retrovisor)

ERICK: Eso espero, no quiero a nadie vulgar y que no esté capacitada, ya sabes.

ROBERT: sí señor.

El camino a la empresa no es muy largo, normalmente sin interferencias en el tráfico se tarda unos 20 minutos. Llegamos, bajo del coche y me dirijo a mi despacho, a medida que paso, las mujeres empiezan a mirarme y a insinuarse, no me importa, hasta que una se para delante de mí, lleva una falda de tubo más corta de lo normal y una blusa social muy sensual, diría yo.

PALOMA: Hola, jefe, qué bueno que llegaste, te estaba esperando para mostrarte estos documentos. (dice guiñándome un ojo y pasándose las manos por el cuerpo, queriendo llamar la atención)

ERICK: ¿Puedo saber por qué?

PALOMA: ¿Por qué qué, jefe?

ERICK: Por qué llevas esa ropa pareciendo una cualquiera y por qué te crees que puedes dirigirte a mí de esa manera. Pasa por RRHH, creo que tu lugar no está aquí. (digo ya caminando hacia el ascensor, sin darle oportunidad de replicar o decir nada)

ROBERT: jefe, sabe que si sigue despidiendo a todas sus empleadas, no va a quedar ninguna, ¿verdad?

ERICK: se merecen este trato, nadie les mandó ser idiotas y superficiales, no soporto a las mujeres de este tipo.

ROBERT: En realidad, usted no soporta a ninguna mujer (se le escapó en voz baja)

ERICK: ¿Qué has dicho, Robert?

ROBERT: Nada señor, nada (dijo con los ojos abiertos de par en par).

LIRA JONES*****

Tan pronto como la señora Willians me dio la maravillosa noticia, me sentí muy emocionada. Tomé el café y vine directo a casa. Me arrodillé y comencé a orar a Dios para agradecer:

- Padre, mi Señor, Tú eres maravilloso en todo lo que haces, confieso que muchas veces he dudado de Tu poder porque las pruebas de la vida son tan difíciles, pero el Señor nos sigue mostrando que no importa la dificultad o la tribulación, nunca serán mayores que Tú. Por eso, vengo a agradecerte, a derramarme en Tu presencia porque sin Ti yo nada soy. Gracias por Tu bondad, por no rendirte conmigo y por esta preciosa oferta de empleo, ¡te amo, Dios mío! ¡Gracias! Cuida de mí y líbrame de todo mal, amén.

Acabé de orar y me sentí tan ligera, tan ligera, que parecía que algo pasó y me dio una paz increíble. Me levanté y comencé a mirar mi ropa para la entrevista, no tenía muchas, cuando salí de mi ciudad natal para venir a Nueva York, vine con prisa y no traje casi nada, pero no me importaba, quería pocas cosas de mi vida pasada. En realidad, no quería nada, pero por necesidad, necesitaba la ropa. Tomé las pocas piezas de ropa y las esparcí en la cama, quería mirar cada detalle con cuidado, qué prenda combinaba con cuál, tenía que ser perfecto. Pasé mis ojos por encima de una falda de vestir, pero al final opté por un pantalón de vestir y una blusa blanca.

Ya estaba en la ducha, tarareando toda feliz, después de mucho tiempo me sentía realizada, y mira que aún ni siquiera había visto cómo era el trabajo ni el salario. De repente, escucho que suena mi alarma del celular.

— ¡Dios mío, llego tarde! (digo con el cuerpo todo enjabonado)

Me enjuago rápido, pasándome las manos por el cuerpo para quitarme el jabón. Salgo, me seco y corro como una loca a ponerme la ropa. En mi cuarto hay un pequeño escritorio, dejé la ropa elegida allí para ser más rápida. Me visto, tomo mi bolso y cierro la puerta. Salgo corriendo por la acera para tomar el autobús. Podría incluso ir en taxi si tuviera dinero, pero mis ingresos son escasos, necesito ahorrar.

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NARRADORA ON:

Mientras tanto, Erick Bennett ya estaba caminando de un lado a otro con esa cara de serio. Llevaba un traje azul marino y en su cabeza ya estaba pensando en colocar anuncios para encontrar una nueva secretaria. Cuando despidió a la última, su seguridad Robert rápidamente le indicó a esta mujer, diciendo que era seria, ideal y capaz de alcanzar buenos resultados según las expectativas de Erick. Pero, para Erick, que ya miraba su reloj y veía que faltaban solo 5 minutos para comenzar la entrevista y no había ni señal de esta tal mujer “capaz”.

NARRADORA OFF

Erick Bennett:

— Robert, sabes que solo faltan 5 minutos para comenzar la entrevista, ¿verdad?

Robert:

- Sí, señor. (respondió con cara de asombro, pensando: ¿dónde está esta chica, cómo puede llegar tarde en un día importante?)

Erick Bennett:

- Y también sabes que no tolero retrasos, ¿no?

Robert: - a.......

Lira Jones: Tomé un autobús lleno, llegué hasta la empresa y, vaya, es enorme. Entré en el gran edificio, me dirigí a la recepcionista y pedí información sobre dónde estaba Robert, ella me indicó y entonces subí al ascensor hasta el último piso. Cuando llego, veo a mi amigo Robert, llegué justo a tiempo para escuchar al tipo (creo que es el jefe, pero me parece muy arrogante) decir que no tolera retrasos; miré mi reloj y vi que aún faltaban 3 minutos exactos, es decir, técnicamente no estaba tarde, todavía. Sé que es poco ético, pero ya llegué hablando e interrumpiendo lo que Robert iba a decir.

Lira: Con permiso, soy la señorita Lira Jones, estoy aquí para la vacante de secretaria, y, señor, puede estar tranquilo, sé de mis horarios y, por más que mi reloj sea simple, las horas son correctas y aún faltan 3 minutos para que comience nuestra entrevista. (hablo con confianza, por más que necesite un empleo, no me rebajaré ante nadie).