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AMANDO EN SECRETO

Uno

^^^"El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta."^^^

^^^Federico García Lorca^^^

- Ekrem -le llama una niña de 5 años que llega con un balón en sus manitas.

- Niña, debes hacer la tarea- responde un adolescente.

- Ya terminé, juega conmigo...

En una lujosa oficina, frente a un gran ventanal, en el último piso de un moderno edificio y absorto en sus recuerdos se encuentra Ekrem Latouff suspirando.

Ejecutivo de renombre, proveniente de una conservadora y añeja familia de empresarios siderúrgicos; su porte serio y elegante, lo hacen ver como un hombre inalcanzable, pero con el que muchas mujeres sueñan.

Con su aura dominante y su mirada de acero, hace que cualquier mortal se sienta intimidado por él, es considerado uno de los solteros más codiciados de Europa y el hombre más poderoso de Luxemburgo, Ekrem fue educado severamente y con altos valores morales por su padre, para ser quien les dé la mayor prominencia a su familia en más de un lustro.

El sonido del teléfono interno de su oficina lo saca de sus cavilaciones.

- Dime Rina- se escucha decir al empresario con voz aterciopelada junto con descolgar el auricular.

- Señor su hermana le habla, dice que no responde su celular - se escucha decir nerviosamente a su secretaria que está al otro lado de la línea.

- Comunícame.

- Enseguida.

- Hola Anne ¿ocurre algo?- contesta asi la llamada de su hermana.

- Hermano, ven a casa esta tarde -le invita con notable emoción en su voz- Sophie está de regreso...

Sophie, hoy parece ser el día en que la fuerza de sus pensamientos la trajo de vuelta, la única mujer de la que se ha enamorado y la única a la que no pude tener. Ella es ahijada y como una hija adoptiva de su hermana, quien siendo 20 años mayor que él, ayudó a su padre a criarlo, luego del fallecimiento de su madre.

Inmerso en sus pensamientos, y casi sin darse cuenta, el imponente hombre se dirige a la residencia de Anne.

- ¿Vendrá el señor Ekrem?- pregunta Sophie a su madrina.

- Así es - dice con brillo en sus ojos- tengo más de dos meses que no lo veo.

- Pues madrina, yo no lo veo desde que me fui a estudiar al extranjero - hace una pausa como sacando mentalmente cuentas -y de eso hace 6 años- agrega entusiasmada a la joven.

- Bueno, ya tendrán tiempo para ponerse al día...

La joven tiene amables recuerdos del hombre de quien fue muy cercana en su primera infancia hasta que su madrina le dijo "- Tienes que tratarlo con respeto y como a un tío Sophie; él es mi hermano y es una persona mayor que tú-" ese recuerdo la hizo caer en cuenta que las distancias que hay entre ellos son enormes, no solo era una especie de tío y el hombre más poderoso del país, también era miembro del Tribunal de Cuentas Europeo. ¡Ya era una suerte poder hablarle de cerca!, siendo ella proveniente de una familia de clase media y huérfana, al cuidado de su única tía, de no ser porque Anne se hizo cargo de ella, nunca hubiera tenido la más mínima posibilidad de conocerlo.

... Una hora más tarde Ekrem llega a la mansión que habita su hermana, deja el saco en el vehículo y entra aflojándose la corbata.

- Buenas tardes, señor Latouff - dice María, una de las empleadas más antiguas de la mansión Weber- Latouff- la señora salió con el señor, por algo que faltaba para la cena, pero no creo que vayan a tardar.

- Bien - hace una pausa - ¿Sophie llegó?

- Si señor, hace como una hora salió hacia el jardín.

El hombre se quita totalmente la corbata, desabrocha los tres primeros botones de su camisa y sale al jardín. Allí la encuentra recostada en una tumbona, profundamente dormida. Aturdido, al darse cuenta que, lo primero que tiene ante sus ojos es a una impresionante y joven dama, se toma su tiempo para contemplarla, imaginando qué se debe sentir besar esos labios carnosos y entreabiertos.

Sophie, se remueve en su puesto y él hace como si en ese momento va llegando al lugar.

- Niña, ¡cómo has crecido!- Dice con fingida sorpresa, pues ha seguido sus pasos -demasiado tiempo sin verte- concluye sonriendo y dejando ver los hoyuelos en sus mejillas. Visión que la joven admira, porque siempre pensó que eran los hoyuelos más hermosos que existían.

- Señor Ekrem - habla con la misma calidez de la niña de 16 años que él recordaba.

El trato distante, le hizo sentir algo extraño en su pecho. Por otro lado, y a pesar de ser un hombre intimidante y seguro de sí mismo, en ese momento no sabe cómo actuar.

...

Anne, no había visto a su hermano en mucho tiempo, esa noche cenaría con dos de las personas más importantes de su vida.

La cena ha estado animada, coincidencialmente el lechón asado era el plato preferido de Sophie y Ekrem, por lo que la mujer se encargó de prepararlo personalmente.

El CEO de manera disimulada no pierde ocasión para admirar a la chica, de pronto sus miradas coinciden y él puede ver cómo desaparece su hermosa sonrisa <¿tanto miedo doy?>, se preguntó a si mismo, sin saber la respuesta se dedicó a beber amargamente del vino descorchado.

—Ekrem, todavía recuerdo que la última vez que nos vimos se te revolvió el estómago porque bebiste, claro, ese día no habías comido bien, ahora mírate, te acabas el vino demasiado rápido, ¿te sucedió algo? —dice Anne a su único hermano, mirándolo con curiosidad, ya que ni siquiera parecía disfrutar la bebida.

- No pasa nada, me contagié con el ambiente relajado que hay en la mansión y quise tomar un par de copas, ¿No puedo?- expresa mirando fijamente a su hermana mayor y levantando una ceja.

Anne no quedo muy convencida con esa respuesta, pero no quiso ahondar en el tema.

Lo cierto era que se siente frustrado, hacía seis años y tres meses que sólo la seguía por fotos. Tenerla tan cerca y a la vez tan lejos era algo con lo que estaba batallando arduamente. Sabe que no debía amarla, pero fue inevitable. Ahora estaba dispuesto a mantenerse cerca, pero descubrió que no era tan valiente como para enfrentar sus principios familiares, así que se mantendría en su radar para cuidarla.

Por su parte, Sophie se sentía intimidada; cuando el tenía cerca de 18 años, se fue a la universidad y compartían solo en dos ocasiones en el año, ahora él se había convertido en un hombre maduro y poderoso, a quien nadie se atrevía a acercarse.

Ekrem de repente se pierde en un recuerdo de cuando tenía 12 años y su hermana trajo a Sophie a casa, la niña era tan berrinchuda que le resultaba molesta; incluso cuando él jugaba en el patio, la pequeña aparecía y le arrebataba la pelota y, no solo se negaba a regresársela, sino también se tiraba en el suelo y lloraba. Ella solo tenía dos años y Anne le había dicho que se haría cargo de ella porque sus padres se habían muerto y su tía se fue a trabajar al extranjero. Poco tiempo después, su padre, imponiendo como siempre su voluntad, había llevado al hijo de Anne, que era un año mayor que él, a una base militar para ser criado por él mismo; debido a la distancia, era complicado verse, eso hizo que su hermana desarrollara la necesidad de enfocar su atención en la pequeña.

Continúa mirándola fijamente, mientras que recuerdos del pasado llegan a su mente: recuerda vívidamente el aspecto de la chica cuando estaba en crecimiento para convertirse en una bella mariposa.

Dos

^^^"Por una mirada, un mundo; por una sonrisa un cielo; por un beso... ¡Yo no sé que te diera por un beso!"^^^

^^^Gustavo Adolfo Bécquer^^^

Al día siguiente, un auto negro de alta gama entra a la residencia Weber, en eso, uno de los guardaespaldas baja y abre la puerta del asiento trasero: un par de piernas largas se extienden por la puerta, mientras que los remanentes rayos del sol brillan sobre el hombre, este va vestido con un traje azul ultramar hecho a medida una camisa blanca y corbata de color rojo sangre. Su cabello está peinado hacia atrás para dejar al descubierto su frente y profundos ojos, algo que realza notablemente su aura madura. Un aire majestuoso emanaba de él, quien lo mira no puede dejar de admirar su porte. Sophie estaba sucia, había pasado el día en los jardines, jugando con un cachorro de labrador retriever, que encontró abandonado en las afueras de la mansión. La chica viene corriendo detrás del can, cuando ve al hombre acercarse a la pequeña bola de pelos que le ladra mientras él se acuclilla para acariciarlo.

La visión de su imponente figura cuando él se incorpora con el cachorro entre sus brazos, le mostró a Sophie una faceta de él que jamás había visto o al menos no recordaba; justo en ese momento, desea con todo su corazón, ser ese perrito para ser mimada y consentida por él. No obstante, en el momento en que estos pensamientos inundan su mente, se sonroja de la vergüenza; pues, aunque no son parientes de sangre, ¡no debería tener esa clase de ideas sobre él!.

Ekrem nota el cambio de color en su rostro y decide cambiar el ambiente diciéndole a la mucama que se quedaría a cenar; a lo que esta responde que sería una cena únicamente para él y la joven Klein.

Pensándolo mejor le dice que entonces llevará a Sophie a comer fuera. Sabía que con ella podía relajarse un poco, en las ocasiones que él regresaba de vacaciones universitarias se las ingeniaban para comer pizza y cualquier tipo de comida chatarra, lejos de la mirada recriminatoria de Anne.

El corazón de la chica comenzó a latir a mil por hora ante la idea de cenar con él lejos de las paredes de la mansión, se encuentra nerviosa, sobre todo, porque nunca ha compartido una salida así de íntima con él. Por este motivo, se dirige rapidamente a su habitación para arreglarse de manera tal que no desentonara tanto a su lado. Pensando que Ekrem podía ser impaciente, una vez duchada se secó el cabello rápidamente y bajó sin una gota de maquillaje, aunque quería tomarse un poco de tiempo para eso, creia que no lo tenía.

-Señor Ekrem, ya estoy lista -dijo sonriendo.

El hombre la ve como a una aparición, con su elegante pero sencillo vestido blanco y unos stilettos bronce. Luego de subir al auto, siente la necesidad de acallar su respiración, Ekrem decidió manejar, para quedar a solas con ella, mientras de cerca son seguidos por un auto con dos guardaespaldas.

La mujer siente que el aire era escaso, la imponente figura la aturde, se siente torpe y nisiquiera se cree capaz de entablar una conversación decente.

Con un brillo en su mirada y su seductora sonrisa, el hombre ya en el puesto de conductor, pregunta -¿pizza?- mientras, ella asiente y una sonrisa aparece en su rostro, sonrisa que a él le parece angelical, de pronto se descubre a sí mismo queriendo ser el causante de esa expresión por siempre.

Ese pensamiento le trajo cierta amargura, un día tendrá que dejarla ir, ellos no deben estar juntos. Por su parte él había decidido no conformarse con menos que ella, así que se mantendría solo, pero no podía ser tan egoísta, el objeto de su amor merece sentirse amada con intensidad y por mucho que lo desee, sabe que ante su padre eso sería una aberración, un tema tabú; ni hablar de la traición que debe significar para Anne el hecho de que él tenga sentimientos por quién ella considera como una hija y él debería ver con ojos de tío.

-¿Ya tienes trabajo?- pregunta él de repente.

- Nno aaún- tartamudea al responder debido a su nerviosismo, el aura imponente del importante hombre la intimida sobremanera. En ese momento, su móvil suena, lo mira apenada y pregunta: -¿Puedo responder?

Su expresión en cierta manera indica que siente que es incorrecto responder estando a su lado.

-Por supuesto- asiente él con la cabeza.

No fue hasta ese momento que la chica miró su pantalla y una gran alegría pudo percibir, a pesar de la sorpresa y del placer que le producía, mantiene la voz lo más calmada posible.

- ¿Llegaste?

-¡Acabo de aterrizar! ¿Ya cenaste? voy por tí y comemos juntos - Es la voz alegre de un hombre la que se escucha, debido al silencio dentro del vehículo, los celos golpean el corazón de Ekrem, pero nada puede hacer.

-No, ahora no estoy en casa, mejor ve a descansar y podemos vernos mañana- dice ella con una modesta sonrisa.

Sin darse cuenta Sophie, su acompañante esta siendo testigo de la conversación completa, quizás es preferible que no hubiera tanto silencio en el auto.

-¿Que pasó? ¿Acaso ya no quieres mi presencia? - pregunta el hombre

-Claro que sí quiero verte, pero acabas de regresar, deberías ir primero a descansar- explica ella.

-Entonces, ¿qué te parece si nos vemos mañana para comer y luego vamos al cine? Acaban de estrenar la película que tanto querías ver.

-¿De verdad? ¡Claro que sí! —responde.

Sophie siente que está soñando, pues, no solo saldrá con su crush de la universidad, sino que también irá al estreno de la película, que tanto esperaba, con él. Está emocionada con antelación.

Por otro lado, Ekrem mantiene la mirada fija en la carretera, mientras los nudillos de sus manos pierden sangre debido a la fuerza con que agarra el volante; sin embargo, sigue escuchando la feliz voz de Sophie al estar al teléfono con ese chico; por lo tanto, sentimientos encontrados se aglomeraban en sus ojos.

Cuando la joven corta la llamada, él gira su cara para encontrarse con una sonrisa en sus labios, que le causa un profundo dolor.

Ekrem prefiere no preguntar qué relación tiene con él, su grado de masoquismo no llega a tanto y sabe que en algún momento ella hará su vida con otro y él deberá fingir felicidad.

Tres

^^^"No amas a alguien por su aspecto, su ropa o su coche lujoso, sino porque canta una canción que solo tú puedes oír"^^^

^^^Oscar Wilde^^^

Estacionados frente a un lujoso restaurante italiano, Ekrem Latouff rodea el auto para abrir caballerosamente la puerta de copiloto, la mirada de Sophie se posa en la imagen de la mano extendida del hombre frente a ella invitándola a salir del vehículo, siente su nuca sudar, un frío se forma en su estómago y se expande en su pecho a medida que su vista recorre la extensión del brazo hasta encontrarse con sus penetrantes ojos oscuros.

Con la prestancia que lo caracteriza, ingresa junto a su invitada al lugar. La anfitriona al ver acercarse a tan gallardo ejemplar masculino, se apresura a acomodar su escote y batir su cabello. Esta acción no escapa de la vista del CEO, quien se da cuenta de las intenciones de la mujer e inmediatamente, se posiciona detrás de Sophie como dando a entender que él le pertenece a la dama que lo acompaña. Solicita una mesa en un apartado con un tono demandante, agregando además, que quieren estar lejos de la vista de los curiosos.

A su acompañante no le extraña la petición, ya que es una figura muy importante y debe evitar especulaciones sin sentido.

Al momento son dirigidos a una mesa discreta desde la cual, pueden admirar parte de las montañas. Él caballerosamente le invita a sentarse frente a una gran vista, dándole la posibilidad de contemplar mejor el paisaje; en tanto, pudo notar que Sophie aún mantiene cierta curiosidad infantil por las cosas.

El hombre ocupa el asiento frente a ella, coloca un codo sobre la mesa apoyando la barbilla en la palma de su mano; su mirada brilla al posarse sobre la chica, quien toma la carta de manos del mesero y se concentra en elegir su cena. De pronto, recuerdos pasados comienzan a agolparse en su mente, estos son tan vívidos que parece que habían ocurrido ayer mismo, recuerda cada detalle de la infancia de la esbelta figura que ahora tenía delante de él con mucha claridad y como fue su transición hasta convertirse en la mujer que es ahora.

Se encuentra desconectado del mundo, y su mirada grita tantas emociones que cualquiera que los ve podría asegurarlo, la única que parece no darse cuenta es la chica de enfrente, y es que Ekrem Latouff, solo baja la guardia cuando ella no lo ve.

Una vez elegida la pizza que pedirán y ordenar algunos aperitivos, sus miradas se conectan y el hombre regresa en sí; sus ojos recuperan la tranquilidad, mientras que su rostro se torna serio y reservado, como es habitual.

De imprevisto, Sophie pregunta -Señor Ekrem, ¿le quita mucho tiempo su trabajo?

- Más de lo que quisiera -

- ¿Cuándo nos presentará a una tía?- ella nota un semblante en su rostro que no puede descifrar -Apuesto a que conoce a muchas personas importantes del país- él asiente sin dejar de mirarla- Mi madrina, está preocupada porque nisiquiera sale a citas ya que no tiene tiempo, pero debería buscar una novia.

El hombre entrecierra levemente los ojos.

-¿Te gusta mucho investigar sobre la vida privada de otros?

-No, únicamente estoy preocupada porque encuentre una buena mujer y se case- se siente extraña al decir esas palabras, es como si supiera que el día que encuentre a alguien para compartir su vida, ella pasaría a ser invisible.

Resoplando responde:

-Creo que sí debería preocuparme, sobre todo porque hasta una niña como tú tiene novio y yo no.- los celos hablaron por él.

De inmediato, las mejillas de Sophie se tiñeron en rojo y su mirada viajo a sus manos, pues tuvo la sensación de que más que un comentario, fue un reclamo.

-¡No somos novios! Solo nos llevamos bien y disfrutamos de la compañía del otro.- justificó, a estás alturas de la conversación ya ella sabe que se ha extralimitado.

—¿Ah sí? - fue lo único que puede responder.

-Su nombre es Samuel, lo conozco desde que estábamos en la preparatoria.- anuncia ella con seriedad y nerviosismo a la vez. Siente como si pudiera ser juzgada.

El mesero llega con los aperitivos y rápidamente el ambiente tenso se relaja, Ekrem nota como brillan los ojos cuando mira el queso mozzarella aderezado con aceite de oliva y especies frescas. Una sonrisa se dibuja en el rostro de él recordando cuando la encontraban como una ratoncita atiborrándose de queso en algún rincón de la cocina.

Sin que ninguno de los dos lo notarán, desde que salieron de la residencia Weber, eran seguidos a una distancia prudente por una mujer que lleva siete años tratando de entrar en el corazón del hombre. Desde un principio ella fue rechazada por el empresario, sin embargo, no se da por vencida. Cada tanto ella lo sigue y regresa a casa satisfecha de no verlo con otra mujer. Sin embargo , no fue así ese día <ésto no es normal, ¿será esa la chica que me dijo que le gusta?> habla consigo misma e inmediatamente detiene sus pensamientos, ya que está segura, Latouff, sólo se lo dijo para alejarla.

Al día siguiente, en el departamento de relaciones institucionales, del Tribunal de Cuentas Europeo; Samantha Soria, se encuentra sumergida en una montaña de papeles, a pesar de las dos botellas de vino que bebió, buscando el sueño para tratar de olvidar la imagen de Ekrem con otra mujer, el insomnio no la abandonó.

-Señorita Soria, este es el perfil de los recién llegados, tienen su cita la próxima semana. Por favor revíselos con calma y firme si no ve ningún problema. Por cierto, originalmente eran cinco aspirantes, pero a última hora fue incluida otra persona.

-Déjame ver- Samantha hojeó rápidamente los documentos de los prospectos y sorprendentemente se encontró con la fotografía juvenil de la mujer que salió con Ekrem. De pronto, entendió la situación: al parecer, él la había asignado al departamento. El hombre solía ser estricto y su actitud en el trabajo era todavía más, así que, no podía creer que le ha abierto las puestas a esa chica tan fácilmente.

Leyó detenidamente los antecedentes familiares de quién ya consideraba su rival y se dio cuenta que de entre todos los nuevos pasantes, ella era la única que parecía provenir de una familia de clase media, por lo que la mujer no podía evitar preguntarse que la hacía tan especial y por qué precisamente, el inalcanzable Ekrem Latouff le estaba dando preferencia.

En eso, la mujer decidió llamarlo, nunca dejaría pasar la oportunidad de tener contacto con él. No veía nada especial más que juventud en esa muchacha, así que si se atrevió a salir con ella, que es una chica promedio, ¿por qué la rechazaría?

- Diga- responde el hombre al otro lado de la línea.

-¿estarás disponible esta noche? Me gustaría invitarte a cenar.

-Hoy estaré demasiado ocupado, quizás otro día. Adiós. - Ekrem fue el primero en cortar la llamada.

Samantha se mordía los labios llena de rabia y no podía dejar de ver el perfil de Sophie, sus ojos estaban inundados de celos, pero ¿cómo no iba a estarlo? Había amado a ese hombre durante siete años, estaba enloquecida por él; lo peor es que no solamente había desperdiciado sus años más preciados de juventud siguiendo sus pasos, sino que lo único que logró, fue que comenzara a evitarla, a comportarse de manera fría. A medida que iba subiendo de cargo, se volvía más inalcanzable.

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