Por fin pude salir de mi departamento, está semana sentí que moría, jamás imaginé que perdería a la única persona que me amaba con todo su ser, mi madre siempre fue un mujer maravillosa.
Ella era hija única, dejo su hogar desde muy pequeña, llegó a trabajar a casa de sus tíos donde abusaron de ella, al quedar embarazada la familia la desterró. Juro que jamás iba a dejar que yo no tuviera un lugar donde crecer, trabajo duro en el mercado de la ciudad, ayudando a lavar y cocinar.
Cuando nací, ella ya tenía un pequeño cuarto, donde vivimos solas por casi cuatro años, después nos mudamos a un departamento con el paso de los años, ella logro comprarlo y ahora es mi hogar, se siente tan vacío sin ella, las plantas comenzaron a marchitarse, ella era la única que me apoyaba.
Hace un mes iba a casarme con el hombre que decía amarme, pero al final decidió cancelar la boda, dijo que no se sentía preparado, me dejó con los preparativos, mi madre me animaba mientras yo lloraba y destruía mi vestido de novia. Estaba muy triste, le pedí una explicación a mi ex prometido, le pregunté si acaso había otra mujer, pero el dijo que no, que solo necesitaba tiempo, que no se sentía listo.
Mi mamá me decía que no tenía caso llorar por alguien que no sabe lo que quiere en la vida, que tenía que seguir adelante y levantarme de nuevo de la cama.
Le hice caso y me levanté, justo una semana después mi madre empezó con fuertes dolores de cabeza, la lleve al doctor. Le hicieron muchos estudios y terminaron detectando que tenía un tumor en la cabeza.
Sentí que me mataban ahí mismo, el doctor había sido claro, mi madre pronto iba a morir y yo me quedaría sola.
Ver a mi madre convulsionando y como poco a poco se fue deteriorando era lo más horrible que había sufrido en mi vida.
Deje mi trabajo para estar todo el tiempo con mi madre, pasaba el día completo en el hospital.
Duro solo tres semanas y un día no despertó más, la mantuvieron sedada mientras se encontraba en el hospital para que dejara de convulsionar. Antes de que la durmieran por completo, me dijo que nunca dejará de sonreír y que buscará ser feliz, que no dejará que nadie me lastimara, me dijo que me amaba y que yo era el amor de su vida, yo llore a mares, le decía que no me dejara que sin ella no podría vivir. Pero el destino de mi madre estaba escrito.
Me entregaron su cuerpo, solo tres personas me acompañaron en el velatorio.
Una era mi jefa y mis otras compañeras.
Sentí que arrancaron un pedazo de mi corazón, me pase toda la semana llorando y gritando de dolor.
Hoy decidí dejar sus cenizas en el mar, no me esperaba que el cielo estuviera rojo, me sentía aún más triste, arroje las cenizas y me quedé contemplando el mar, imaginaba a mi madre caminando a la orilla, sonriendo.
- Adiós mami, dije en tono triste
Comence a caminar por la playa, mirando el cielo rojo.
Cuando baje la mirada a la arena, había un pequeño perro siguiéndome, no le di importancia y seguí mi camino.
Al llegar a mi auto, el pequeño canino me ladro, yo trate de asustarlo para que se alejara pero el perro movía su cola, el pensaba que yo quería jugar con el.
Trate de golpearlo pero era un perro tierno que no pude, abrí la puerta trasera de mi auto y el perrito entro, se recostó en el asiento de atrás.
Pensé que tal vez mi madre me había mandado a este pequeño amigo para que ya no me sintiera tan sola.
Cuando bajé del auto, el perro me miraba y movía su pequeña cola, abrí la puerta trasera el perrito salto y me siguió hasta mi departamento, abrí la puerta de mi departamento, el entro confiado como si fuera su hogar.
Lo deje en el balcón, le coloque agua, tomé un poco de pollo que había sobrado del día anterior, el se lo devoró, tenía habré.
Me senté en el suelo del balcón, el se sentó a mi lado, comencé a acariciarlo.
- Te tenemos que poner un nombre, dije en voz alta.
Te llamaré rojo, por qué te encontré cuando el cielo se miraba rojo, así voy a recordar siempre cuando llegaste a mi.
El comenzo a ladrar.
- Creo que si te gusta ese nombre.
Entre al departamento, en la noche el llanto de rojo y sus arañazos me despertaron, me levanté a revisarlo, el estaba temblando de frío, abrí la puerta, entro rápido y saltaba para que yo lo tocará.
Camine a mi habitación y el me siguió, termino durmiendo al pie de mi cama, cerré los ojos y me sentía feliz, no dejaba de pensar que mi madre estaba presente en rojo.
Aunque no creo del todo en la reencarnación, una parte de mi creía que mi madre jamás me dejaría sola.
Al despertar había olvidado que tenía un nuevo compañero en casa, rojo me miró y movía su cola, lo acaricié y entre al baño. Me di cuenta de que mi baño era un desastre, creo que tenía mucho que hacer con mi vida, me mantenía sumergida en la tristeza, no me percataba de mi entorno.
Rojo estaba parado en la puerta del baño, cuando salí de ahí seguía moviendo la cola.
Iremos de compras, tengo poco dinero pero tenemos que comprarte comida, también iremos a visitar a mi jefa, espero aún conserve mi trabajo, además tenemos que averiguar si tienes dueño, por qué algo tan bonito no puede estar solo, cargue a rojo y el pasaba su lengua sobre mi rostro.
- Basta, yo también estoy feliz de que estés conmigo, acariciaba su pelaje.
Lleve a rojo al lavadero que tenía en el área de lavandería, tomé un jabón y lo duche, quería que estuviera limpio para presumirlo en la calle.
Después entre al baño y me duche. Me vesti y nos marchamos juntos al supermercado, ahí tuve que dejarlo encargado con un joven que cuidaba autos por qué no me dejaron entrar con rojo.
Hice mi super muy rápido, que solo me dirigí a comprar lo necesario, tomé el alimento compré todo para limpiar mi hogar y un poco de comida congelada para mí, se que no es nutritivo pero era para lo que me alcanzaba, la verdad es que gaste mucho en las croquetas y en algunos juguetes para perros.
Salí del súper y el chico jugaba con rojo, me preguntó por qué se llamaba rojo, le dije que el día que lo encontré el cielo estaba rojo subimos todo al auto, le compré una pequeña bolsa de comida a rojo y le di de comer antes subirlo al auto, lo hidrate y nos marchamos del centro comercial.
Llegué a mi trabajo, ahí me dedicaba a las ventas, Mayra era la dueña; Vendíamos paquetes de viajes a diferentes países, era mi mejor amiga, ella era unos años mayor que yo, era soltera e independiente, toda una mujer de negocios. Mi otra amiga era Rubí ella era la encargada de las finanzas, tenía mi edad y era madre soltera. También estaba mi rival la otra chica de ventas, Anahí ella era la guapa y cara del grupo, vendía más paquetes que yo, siempre competía conmigo, pero yo era más antigua, gracias a mi teníamos buenos clientes que siempre regresaban felices de sus vacaciones.
La verdad es que yo no estaba fea, solo que últimamente no me sentía tan bonita.
Aunque Anahí y yo no éramos muy buenas amigas, estaba agradecida por qué me acompaño en el velorio de mi madre.
Me estacione y baje a rojo, el estaba tranquilo en mis brazos, al entrar Rubí me miró asombrada, se acercó.
- Amiga, me da tanto gusto verte de nuevo de pie. ¿y ese perro?
- Es rojo, ayer lo encontré en la playa, creo que me ayudó mucho está mañana, me hizo salir de casa, ir al super y pensar solo en el, me ayuda a no estar triste.
- Si, es un lindo perro, pero debe tener dueño.
Anahí se acercó y miro a rojo.
- Es un hermoso perrito, comenzó a acariciar sus orejas.
Rojo se dejaba consentir.
Despues Mayra salió de su oficina y me saludo.
- Vaya, vaya mira por fin quien se digno a salir de casa.
- Buen día jefa.
- Hay mucho trabajo pendiente.
- ¿Aún tengo mi trabajo?.
- Sabes que si amiga, ¿Te compraste un cachorro?
- No se lo encontró, decía Anahí acariciando a rojo.
- ¿Puedo traerlo al trabajo?, no quiero dejarlo solo y también quiero que me den ideas para que publique su foto, no me quiero encariñar pero un perro tan lindo debe tener dueño.
- Tal vez era su destino de rojo encontrarte, dijo Anahí.
De pronto Anahí había cambiado su actitud hacia mi y eso me tenía nerviosa.
- ¿Hoy te quedarás?, dijo Mayra
- Puedo tomarme el día de hoy, te prometo que mañana estaré temprano.
- Voy a estar esperando, dijo Mayra molesta.
Me subí de nuevo a mi auto, llegué a mi casa, mire todo el desorden, las plantas secas, todo estaba en completo desastre.
Me puse a limpiar cada rincón del departamento, no pude entrar a la habitación de mi madre solo cerré la puerta y seguí con todo lo demás. Aún no me sentía lista para tirar sus cosas, yo sentía que ella iba a regresar pronto y me llamaría la atención.
Termine de limpiar ya era muy tarde y me moría de hambre, prepare la comida congelada y le puse croquetas a rojo para que comiera. Después me duche y me acosté a dormir, rojo estaba descansando al pie de mi cama. Me hacía sentir acompañada.
A la mañana siguiente, llegué al trabajo, Anahí ya había dejado un espacio para que ahí se quedará rojo, le agradecí. Rubí le tomo fotos y las subimos a varias páginas de avisos.
Me senté a trabajar tenía mucho que hablar por teléfono, rojo estaba acostado mordiendo su hueso de juguete que le había comprado.
Comencé a llamar a nuestros clientes, algunos me decían que todo iba a salir bien, ya sabían que mi madre había muerto, me empecé a sentir algo nerviosa, descanse un rato me senté en el suelo y acariciaba a rojo.
Me duele que la gente me diga, que está conmigo en mi dolor, o que todo saldrá bien, la verdad es que estoy tratando de sobrevivir, siento un gran vacío en mi vida, fingir que estás feliz es más difícil de lo que pensaba.
Rubí entro con una taza de café
- ¿te sientes mal?, dijo sorprendida.
- no, solo tenía ganas de abrazar a rojo.
- Amiga, sabes que si tiene dueño tendrás que entregarlo, deja de encariñarte con el perro.
- Ya se, pero mientras esté a mi lado lo voy a cuidar mucho.
Me levanté, rubí preparaba la pequeña mesa que teníamos para desayunar y comer, me lave las manos y me serví café.
Anahí se sentó y Mayra también.
Mayra nos dijo que teníamos que vender paquetes a la ciudad de Madrid, nos contó sobre los beneficios y que pensáramos en un buen paquete.
Comencé a planear un paquete, la verdad era que había mucho trabajo, llamada tras llamada pero quería tener el mejor paquete.
La jornada termino y nos marchamos, todas se despedían de rojo el ladraba, al momento que lo baje fue a las jardineras para hacer sus necesidades, me sentí culpable por no poner atención a las necesidades de rojo pero regreso moviendo la cola mostrando que estaba feliz.
Durante esa semana tuvimos mucho trabajo, también revisaba si el dueño de rojo aparecía.
El fin de semana decidí ir a la playa al lugar donde había encontrado a rojo, miraba el cielo y el mar, los colores del atardecer adornaban el hermoso paisaje, parecía una hermosa pintura. Rojo permanecía a mi lado, corría tras las olas que llegaban a la orilla y comenzaba a ladrar, no podía dejar de sonreír de ver cómo jugaba con las olas del mar.
La noche comenzó a caer, tomé a rojo y caminé hasta el auto.
Me acerqué a mi auto y en el poste de luz, vi un cartel con la foto de rojo, ofrecían una recompensa y había un número. Mire a rojo con tristeza, ignore el cartel lo abrace con fuerza y lo lleve a casa.
Cuando llegue a casa miraba a rojo, caminando por la sala buscando sus pequeños juguetes, me acercó una pelota para qué jugará con el.
Lo acaricié de las orejas.
- No quiero que te marches rojo, te necesito, dije triste.
Rojo me ladraba y me miraba con ternura. Arroje la pelota y me levanté a preparar la cena.
Al día siguiente llegué a la oficina con rojo, mi amiga Rubi, colocó el cartel con la foto de rojo en mi escritorio.
- Tiene dueño, no puedes quedarte al perro.
- Es mi perro y si su dueño lo cuidara bien, rojo no estaría conmigo.
- Ya llame al número, no tardan en llegar.
- ¡Me traicionaste!, le grite furiosa a Rubí
- No te traicione, solo que no puedes sentir cariño por un animal que tiene dueño.
- ¡es mi perro!
- No es tu perro, dijo rubí triste.
- No voy a dejar que se lo lleven, tomé a rojo y mi bolso, estaba dispuesta a no regresar a trabajar en este lugar, lo único que quería era salir con rojo.
Cuando me acerque a la puerta una joven, grito ¡Peludo!.
Rojo ladro y movía la cola.
- Te extrañamos tontito, dijo la joven acercándose a mi y a rojo.
- Es mi perro y se llama rojo, dije molesta.
La chica me miró asombrada.
- Pero su amiga, dijo que encontró a peludo en la playa, yo estaba con mi novio y por un momento perdimos a peludo, dijo nerviosa.
- Mi amiga se confundió, dije molesta.
Peludo salto a los brazos de la joven, ella lo abrazo y acariciaba sus orejas. Entonces entendí que no era mío, que el le pertenecía a alguien más, fue muy doloroso porque pensaba que era un regalo del destino.
- Le pagaré por todos sus cuidados señorita, dijo la joven.
- No quiero su pago, dije enojada.
- Muchas gracias, por cuidar muy bien de peludo. Rojo me miró triste, pero no se bajó de los brazos de la joven.
Estaba triste, me sentía traicionada por mi mejor amiga y por rojo.
Rubí me abrazo y me dijo que lo mejor sería que yo comprara un perro para remplazar a rojo.
Pero no es fácil remplazar a un amigo, por qué eso era rojo para mí, el ya era parte de mi familia.
Me senté en mi escritorio y comencé a trabajar en mi computadora, aunque tenía dolor en el pecho las lágrimas no podían salir, estaba totalmente destrozada así que me enfoque en mi trabajo para ignorar la perdida de rojo.
En la noche salí de la oficina en silencio, mis amigas me miraban pero no se atrevían a decirme algo, escuchaba como todas castigaban a Rubi por traicionarme.
Pero entendí que tenía que soltar a rojo, el no me pertenecía.
Llegué a casa y mire sus juguetes pase de largo, fui directo a la cama. Mi cuerpo estaba cansado y con mucho dolor, las lágrimas salían, me sentía tan sola y miserable. Pensé en comprar otro perro y remplazar a rojo. Pensé que tal vez eso podría ayudarme a olvidar a rojo, formar un vínculo con un nuevo animal.
Me levanté temprano para pasar a la veterinaria que estaba camino al trabajo, me quedé mirando por el ventanal, las jaulas de los cachorros, ninguno era como rojo, algunos eran muy peludos, otros sin pelo.
El encargado de la veterinaria salió y me preguntó si deseaba adoptar un cachorro.
- No los venden, dije asi asombrada.
- No son cachorros que la gente no quiere y nosotros nos hacemos cargo de encontrarles un hogar.
Miraba a los cachorros y sentía lástima por ellos, pero no era lo que yo estaba buscando, como podría darle amor a uno de ellos, si en mi mente solo está rojo, su ladrido, su suave pelaje No podría encariñarme con ninguno de ellos y solo sería como sus antiguos dueños, no iba a cuidar bien de ellos.
- Disculpame, solo pasaba por aquí a mirar, me subí a mi auto y me marche al trabajo.
- Cuando llegue en mi escritorio había una caja de mis chocolates favoritos y una nota con la letra de rubí.
Perdoname, no se que hacer para que me perdones, no tenía idea que estabas enamorada de rojo.
Me senté abrí la caja de chocolates y pensé en rojo.
- ¿Enamorada de rojo?, pensaba
Si creo que si rojo se robó mi corazón, me enamoré de él, de su ladrido, de sus travesuras, de la manera en la que me seguía y me pedía que lo cargará, ame a ese perro en solo unos días.
Rubí se acercó con su rostro triste, la mire y le di las gracias.
Ella me abrazo y comenzó a llorar.
- Tranquila voy a superar a rojo, creo que fue lindo conocerlo, entiendo que tiene dueño.
- Te ayudaré a buscar un cachorro como rojo, dijo Rubí
- Ya lo intenté, creo que no voy a poder sacarme de la mente a rojo con otro.
- A veces funciona con las personas, recuerda un clavo, saca a otro clavo.
- No quiero olvidar a rojo, el era un cachorro muy lindo.
El día siguió su curso, todo volvió a la normalidad, mis amigas y yo nos sentábamos a desayunar, seguía compitiendo con Anahí por los clientes, está era mi vida y tenía que aceptarla.
Hola queridos lectores, se que me tarde en escribir, a veces la inspiración simplemente desaparece, trato de revivir mi amor por la escritura, pero siento que ya di todo lo que tenía que dar, espero está historia les guste no puedo prometer más capítulos, por qué es una historia en proceso, tengan paciencia para esta torpe escritora, saben que todo lo que escribo es para darles un poco de mi imaginación, saludos a las que siempre están leyendo mis novelas, les mando un fuerte abrazo.
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