Un joven de cabello oscuro se metió en una cabaña bastante acogedora.
Una mujer pelirroja lo recibió con una sonrisa y se acercó con una taza caliente.
— Qué bueno que llegas, Zephir. Toma.
— Gracias — sonrió.
— ¿Cómo te fue?
— Bien, supongo... — dijo desalentado.
— ¿Pasó algo? ¿Volviste a discutir con algún compañero?
— No. Para nada. — el joven dio un sorbo — Estuve hablando con June y llegamos a la conclusión de que sería mejor abandonar la escuela e irnos a otra ciudad.
— ¿Cómo dices? — su tía lo miró estupefacta.
— Piénsalo bien, tía. Falta mucho para la graduación y yo necesito hacer mi vida.
— No crees que te estás apresurando. Tienes una vida por delante, Zephir. Tu mamá no me lo perdonaría, yo no puedo permitir que eches a perder tu futuro. Así que terminarás la escuela y después harás de tu vida lo que más te parezca, jovencito.
El joven puso los ojos en blanco y se levantó.
— Nos vemos más tarde.
Zephir se reunió con June. Los chicos conversaban sobre el mismo tema.
— Mi tía me dijo que no. De ningún modo va a dejarme hacer algo así y abandonar la escuela.
— Trata de convencerla, mis padres no tuvieron problemas. No estamos bien económicamente, así que no se negaron.
— Suerte la tuya, yo tendré que seguir en ese lugar por un par de años más.
June sacó de su mochila una botella de vidrio.
— Mira lo que tengo. No todo es malo, Zephir.
— ¿Dónde lo conseguiste? — tomó la botella y la observó.
— Bueno... Tuve que hacer algunas cosas para ganarla.
Zephir quitó el corcho y ambos se deleitaron con el olor.
— Debe tener al menos cincuenta años.
— Mi tía me matará. — El joven dio el primer trago.
— Déjame probar. — el joven escupió el contenido e hizo una mueca — Sabe horrible.
Zephir volvió a beber.
— Pensé lo mismo, pero te acostumbras al sabor. No es agua, June, debes saborearlo.
— Ni loco. Es asqueroso, pensé que era vino de moras.
— arrugó la frente — Ese cretino me vio la cara.
— Esto es mejor que un vino de moras, si no lo quieres, me lo quedaré.
— Adelante.
— ¿Quién te lo dio?
— Estaba ayudando a acomodar la mercancía en la tasca cuando encontré esa botella muy bien guardada. Creí que era una botella de vino muy especial y que por eso el dueño la estaba reservando.
— El líquido apenas puede apreciarse. La etiqueta solo tiene un símbolo, pero no dice nada más.
Ambos observaron el dibujo de una flor marchita dentro de un círculo.
— Ya me voy a casa. — June se puso de pie — Que disfrutes la botella.
Zephir lo miró burlón.
— Trataré de convencer a mi tía, pero no prometo nada.
— Siempre hay una segunda opción. Por ejemplo, escapar.
Tomó sus cosas y se alejó. Zephir caminaba a casa y observó a lo lejos un extraño coche, de este bajaron un par de personas encapuchadas y se metieron a un establecimiento. Sin darle más importancia, siguió su camino.
— ¿Escapar? Como si eso fuera sencillo... — se sentó en su cama y se quedó pensativo.
El joven vació su mochila y empezó a guardar algo de ropa, también una bolsita que tenía algunos ahorros.
Zephir abrió la ventana y se detuvo a pensar en las palabras de su tía.
— No puedo hacerle esto... — se detuvo.
Su tía llamó a la puerta y cerró la ventana de inmediato.
— Adelante.
— Zephir — Se acercó — No te escuché llegar. ¿Dónde estabas? — Su tía se percató del olor. — ¿Estuviste tomando?
— No... Bueno, sí, pero solo un poquito.
Ella arrugó la nariz.
— ¿Cómo es posible, Zephir? Seguramente haces lo mismo cuando estás lejos de mí.
— No, tía, es la primera vez.
— Yo sabía que June no era buena influencia. No verás más a ese muchacho y terminarás esa amistad.
— ¿Por qué?
— June no te aporta nada bueno. No me extrañaría que la idea de dejar la escuela haya salido de su cabeza. Pero se acabó.
— June es mi amigo. Mi decisión de dejar la escuela no tiene que ver con él.
— No voy a discutir por eso. Pero pondré fin a esto de una vez, seguramente estarás más seguro ahí.
— ¿Ahí dónde?
— Estuve pensando que sería buena idea enviarte a Ridantor.
— ¿Ridantor? — Su tía le entregó un folleto.
— Este lugar es muy seguro y aquí hay personas que se encargarán de apoyarte en tu formación y prepararte para conseguir un buen puesto en Reshiam. Estudiar aquí te servirá de mucho. — Se acercó al joven y puso su mano en su hombro. — Estaré orgullosa de ti, Zephir.
Su tía se quedó en sus pensamientos. Imaginaba a su sobrino en un puesto de gran posición.
— ¿Ya fuiste allá?
— No. Pero tengo ese folleto desde que eras muy pequeño y pensé que un día podrías animarte. Con todo lo que le dijiste hoy, pensé que podría ser de utilidad.
— Voy a seguir estudiando aquí también, tía.
— Pero tu futuro será prometedor.
Zephir se veía lleno de curiosidad. La información no era tan clara, pues tenía años.
— «No podré escapar, no podría» — el joven le devolvió el folleto — Creo que será interesante.
Zephir en compañía de su tía abordaron el autobús que los dejaría en la entrada. Al llegar, observaron las enormes rejas adornadas con bejuco y enredaderas. Desde ahí, ya se podía ver el enorme edificio.
Uno de los guardias se acercó.
— ¿Puedo ayudarlos?
— Oh, sí. Quiero hablar con el director.
— ¿Tiene cita?
— No. No tenía idea de que se necesitaba cita.
Zephir miró a su tía.
El guardia abrió la reja.
— Adelante. Si el director no está ocupado, quizá pueda entrar.
— Gracias.
Zephir y su tía caminaban hacia la entrada. El jardín estaba repleto de flores de distintos colores, formas y tamaños. Había demasiado silencio alrededor.
Las enormes puertas se abrieron y ambos se quedaron sorprendidos. El lugar se veía muy atractivo por fuera, pero por dentro lo era más. Los enormes candelabros y las pinturas abstractas en las paredes llamaron su atención de inmediato.
— Esperen aquí.
— Sí.
Zephir observaba detalladamente el lugar. En las paredes había muchos detalles simbólicos. Había una fuente con la figura de una mujer, estaba rodeada de flora.
— Este lugar es maravilloso, ¿verdad? — El joven giró la cabeza y observó a un hombre alto y delgado, que usaba una gabardina oscura y un sombrero de copa.
— Hola — sonrió.
— ¿Te vas a integrar al grupo?
— ¿Grupo?
El guardia se acercó.
— Pueden pasar.
— Gracias. Vamos, Zephir.
El guardia guió a la mujer.
— Suerte, Zephir.
— Gracias.
El joven y su tía entraron a la dirección.
— Buen día y sean bienvenidos al mejor colegio de Reshiam. Mi nombre es Shevon.
— Un gusto, director Shevon. Soy Roodee y él es Zephir, mi sobrino.
— Un gusto. Supongo que han venido con la intención de ingresar al joven.
— Así es.
— Bueno, hay un protocolo que debemos seguir. Uno de los puntos es asegurarnos de que el joven podrá llevar una sana convivencia aquí. Para eso se pondrá a prueba su rendimiento durante una semana. Después de eso, se decidirá si se queda o no.
— Entiendo. Estoy segura de que Zephir no tendrá problema.
— Bien.
— También necesito sus documentos y su historial familiar.
— Nadie en mi familia estudió aquí.
— Ya veo. No se preocupe, con los otros documentos bastará. Ahora — se puso de pie — Puedes integrarte al grupo de nivel uno. Desde hoy comenzará la prueba.
— Gracias.
Shevon sacudió una pequeña campanita y uno de los guardias entró.
— Lleva al joven con el grupo de nivel uno. Después le muestras su dormitorio.
— Sí. Acompáñame.
— Nos vemos, tía.
— Cuídate y no hagas travesuras.
— Claro.
El guardia guió a Zephir a su aula correspondiente.
— Joven Ank, ¿podría repetir el versículo?
El joven pelirrojo se puso de pie y acomodó sus gafas.
— "Cuando el sol amanece y la tierra florece, renace la vida con esplendor. En cada rincón se respira el renacer, y en nuestro corazón encontramos la fuerza para hacerlo también."
— Disculpe.
Todos voltearon a la puerta.
— ¿Qué sucede?
— El director me pidió que trajera a un nuevo alumno.
— Bien. — la mujer se puso de pie y se acercó al joven — Gracias, ya se puede retirar. — Soy la profesora, Shubara. Adelante. Chicos, tenemos a un nuevo compañero, así que denle la bienvenida. — miró a Zephir — preséntate.
— Hola, mi nombre es Zephir Cliffe y es un gusto estar con ustedes.
Los jóvenes saludaron desde sus lugares.
— Puedes sentarte donde gustes.
— Gracias.
Zephir se abrió camino entre los bancos. Una joven de mirada violeta lo miró fijamente. Zephir, algo nervioso, sonrió.
— Un enigma — dijo su compañera junto a ella. La joven continuó estudiando.
— Tenemos un lugar aquí, puedes sentarte con nosotros. — Un joven de cabello oscuro le hizo señas.
Zephir se acercó de inmediato.
— ¿Qué tal?
— Soy Willy y él es Obi — señaló al pelirrojo.
Zephir se acomodó junto a Obi.
— ¿Es tu semana de prueba?
— Sí, así es — sonrió.
— Este lugar te va a gustar. — mencionó Willy.
— ¿Ustedes también están a prueba?
— Yo sí. Obi ya es un alumno oficial.
— Se nota.
A la hora del almuerzo, los alumnos se acomodaron en el comedor.
— Recuerden agradecer por el día de hoy. — dijo la profesora.
— ¿A quién? — mencionó Zephir.
— A Jubileth, la diosa de la vida.
— ¿Este es un internado religioso?
— No como tal. Deberías saberlo, ¿no? — cuestionó Obi.
— Pensé que era un colegio como cualquier otro.
Los otros jóvenes se miraron.
— Ridantor es un colegio donde se forman los servidores de cada sitio en Reshiam. Incluida la casa real.
— Obtienes un buen puesto laboral.
— Algo así, mientras sobrevivas.
— ¿Cómo?
— No todos logran graduarse. Tendrás que esforzarte y demostrar que tienes lo necesario, debes encajar en alguna de las áreas.
— Eso no decía el folleto — lo sacó de su bolsa.
Obi lo revisó.
— No te preocupes, nosotros estamos en el mismo equipo desde ahora.
— Este folleto es muy antiguo. Seguramente ni habíamos nacido.
— Como sea. Ya estoy aquí.
Después de los alimentos, los alumnos fueron a guardar sus herramientas de estudio en sus respectivos casilleros.
— Es hora de descansar, al fin. Por un momento.
— ¿Tendremos clases más tarde?
— Sí, si el profesor está de buenas, sí — Willy suspiró.
— El profesor Tergan no es una mala persona. No hay nada que temer.
— Gracias.
Zephir volteó la mirada y observó a la joven de antes. Estaba guardando sus cosas y arreglando su coleta.
Tomó un libro y siguió de largo.
Willy se acercó y le puso una mano en el hombro.
— Olvídala.
— ¿Qué?
— Esa chica. No habla con nadie que no sea Velvet. Me sorprende que sea un blanco fácil. ¿Cómo le haces, Obi? — le dio una palmada en la espalda.
— Mejor no digas nada. — El chico se fue a su dormitorio.
El guardia llevó a Zephir a su dormitorio.
— No tendrás problemas aquí. Es todo de mi parte, buena suerte.
— Gracias.
El joven abrió la puerta y miró a su compañero con una sonrisa.
— Qué gusto verte de nuevo.
Obi se puso de pie y cerró el libro que estaba leyendo.
— También seremos compañeros de dormitorio.
— Así es.
Zephir abrió el armario y tiró su maleta adentro. Después comenzó a inspeccionar el lugar con la vista.
— Increíble, tienes este lugar libre de polvo. Sigue así.
El comentario le generó cierta inquietud.
Zephir se sentó en la cama de Obi y tomó su libro.
— ¿Qué es esto?
— Un grimorio.
— ¿Grimorio? ¿Sabes hacer magia?
— Algo, pero estoy aprendiendo.
— ¿Todos los alumnos tienen uno?
— Sí, usan un grimorio, pero no es igual a este. Lo que tienes en tus manos, es el grimorio de Winkle. Un hechicero que existió hace un par de siglos. Mi familia heredó este libro hasta llegar a mí.
— ¿El hechicero era tu abuelo?
— No. Pero el libro llegó a mi familia.
— Supongo que no deberías jugar con algo así y que tampoco se deberían enterar.
— No en el colegio. Es magia avanzada. Lo uso para guiarme.
— Entiendo. — Dejó el libro — No te preocupes, Obi. No diré nada.
— Gracias. — el joven sacó una libreta y se la entregó.
— Puedes tomar apuntes para que estés al tanto. Si tienes alguna duda, puedes decírmelo.
— Gracias, amigo. — abrió la libreta.
— Tienes que ir por tu tarjeta de identificación. Puedo acompañarte si quieres.
— ¿Cuál?
Obi le enseñó la suya.
— Es para identificarte dentro y fuera del internado. Así nos evitamos problemas.
— Oow bally Ike. Así que Obi no es tu nombre.
— No. Tengo tres nombres y por eso uso esa abreviación.
Zephir sonrió.
Zephir y Obi se acomodaron en la fila para la identificación.
— Tenemos clase en diez minutos.
Miraron el reloj.
— Obi, ¿podrías prestarme tu libro después de clases?
— Claro.
Una joven de cabello rosa pasó al lado de ellos y les miró con una sonrisa mientras sacudía la mano para saludar.
Zephir le devolvió el saludo.
— Seguramente está considerando invitarte a su grupo.
— ¿Quién?
— Zoel, la chica que acaba de saludarte. Ella es muy buena en casi todas las áreas. Deberías pedirle consejos si tienes la oportunidad.
— Genial.
La joven de cabello castaño caminaba hacia el aula. Otro joven de mayor estatura pasó justo a su lado y tiró sus libros. El joven dejó salir una risita burlesca, al igual que sus acompañantes.
Zephir iba a intervenir, pero Obi le detuvo del brazo.
— Es nuestro turno.
Los alumnos entraron al aula experimental. Cada uno tomó su lugar.
— Qué gusto verlos de nuevo, queridos alumnos.
El hombre que Zephir vio en la mañana entró al aula.
— Al parecer, tenemos un nuevo compañero.
— A quién le importa eso, deberíamos iniciar las clases.
— dijo un joven castaño al frente.
— No olvides ser respetuoso, Randall.
— Cuando lo fue.
— dijo una joven de cabello blanco.
El chico le miró sin gracia.
— Muy bien. No queremos iniciar una pelea. Por otro lado... Bienvenido, Zephir. Espero que estés cómodo.
— Lo estoy, gracias.
— Ahora formemos el círculo de iniciación. Llegas en un buen momento, Zephir. Hoy obtendremos la marca que nos servirá como guía para trabajar con los elementos.
Cada uno debe crear su propio símbolo, esto no afectará al momento de trabajar. Así que pueden dibujar árboles u otros elementos de la naturaleza.
Cuando lo tengan, colocarán su muñeca en la hoja y surgirá la magia.
Los jóvenes se pusieron manos a la obra.
Zephir observó el dibujo de sus compañeros.
— ¿Vas a dibujar un árbol?
— Sí, no tengo mucha imaginación.
Respondió Willy entre risas.
— ¿Y tú, Obi?
— Un hongo.
— Ya veo. Parece una tortilla. — rió.
— Gracias por la observación. ¿Y tú?
— No lo sé...
Zephir recordó el símbolo de la botella que le había fascinado.
— Claro... — el joven comenzó a dibujar.
Velvet había terminado.
— ¿Qué tal?
— Es la luna. — respondió la joven.
— Sí. ¿Tú qué hiciste? — echó un vistazo — ¿Es una semilla?
— Sí.
Velvet miró discretamente a dónde se encontraba el grupo de nuevos amigos.
— El chico nuevo no te quita la vista de encima.
— ¿Qué?
— Es guapo. — la chica sacó un mazo de cartas. — ¿Te gustaría saber más sobre él?
— barajó las cartas.
— No — La chica alejó las cartas de su vista.
Uno a uno, comenzaron a marcarse con su símbolo.
Zephir observó la marca, esta se tornó oscura y fue absorbida.
— Muy bien, ahora que todos tenemos nuestras marcas, podremos practicar con mayor facilidad.
Zephir tomó a Obi de la muñeca y observó una leve marca de su símbolo en su brazo.
— ¿Todo bien?
Él observó la suya, pero no había marca alguna.
— No entiendo... Hice todo bien.
— ¿No tienes tu marca? Deberías decirle al profesor.
— No. «Todos aquí obtuvieron la suya, pensarán que no pude hacerlo». Seguro aparecerá después.
— Puede ser.
Más tarde, la enorme campana anunció la hora de descansar.
— Nos vemos mañana, no olviden estudiar.
Zephir se acercó a los casilleros y ahí la vio de nuevo.
— Hola.
La joven cerró de golpe y le miró con asombro.
— Hola.
El joven sonrió.
— Pensé que no responderías.
— ¿Por qué?
— Te ves algo seria.
— Tú pareces todo lo contrario. ¿Qué te pareció tu primer día?
— Muy bien. Todos son muy amigables... Bueno, casi todos.
— Sí — desvió la mirada.
— Tal vez no debería meterme, pero hoy por la mañana vi cómo te molestaba ese chico, no recuerdo su nombre...
— Randall.
— Ese. Deberías decirle al director, ningún profesor hace algo.
— Randall pertenece a una familia influyente.
— ¿Y por eso no le harán nada?
— Bueno, Randall es bueno fingiendo. Lo mejor que puedo hacer es ignorarlo.
— Yo no dejaría pasar por alto algo así.
— No querrás ser expulsado. Yo quisiera, pero lamentablemente no puedo hacerlo.
— No te gusta estar aquí.
— La mayoría está aquí porque sus padres también fueron alumnos y pertenecen a familias importantes.
— Entiendo.
— No deberían estar aquí a esta hora. Vayan a descansar, mañana tienen un largo día.
Dijo una mujer de vestimenta oscura.
— Descansen.
Ambos les siguieron con la vista.
— Nos vemos mañana. Por cierto... ¿Cómo te llamas?
— Amery Edevane.
— Un gusto, Zephir Cliffe. — estrecharon sus manos.
— Bueno, que descanses.
Ambos esbozaron una leve sonrisa.
Durante la noche, Zephir estudiaba los apuntes y su grimorio.
— Es verdad. — se levantó de la cama y fue en busca del grimorio de Winkle.
El joven lo tomó y se sentó en el borde de su cama. Quitó el seguro y observó la primera página. El libro contenía dibujos e instrucciones para realizar conjuros y encantamientos.
Zephir abrió el libro hasta las páginas del final. Observó el símbolo que había dibujado antes.
— No puede ser... — enfocó con la lámpara para poder leer, pero estaba en otro idioma — Seguramente debe saber lo que dice.
Zephir se acercó a Obi y comenzó a moverlo.
— ¡Obi, despierta!
— ¡Qué pasa! — despertó exaltado.
— Shhh.
— ¿Qué sucede?
— Obi, ¿tú sabes lo que dice aquí?
El joven le enseñó la página de interés. Obi tomó sus gafas y observó.
— Lo único que sé es que está escrito en Okraino. Es una lengua antigua, ni siquiera se usa hoy en día.
— ¿Y quién te dijo?
— Mis padres.
— Ellos deben saber lo que dice ahí.
— Lo dudo. Solo mi abuelo sabía, pero jamás dijo nada.
— Rayos. — tomó el libro de nuevo y contorneó el símbolo con sus dedos. — Okraim — leyó las letras grandes.
— Si pasas mucho tiempo con ese libro, te volverás loco. O eso decía mi abuelo. — Obi se acomodó en la cama de nuevo.
Zephir observó el libro un rato más y se quedó dormido.
Por la mañana, después del desayuno, los alumnos fueron convocados al redondel, el espacio donde practicaban.
Los alumnos se quedaron anonadados. Era la primera vez que salían fuera del instituto, y veían más allá del jardín.
— Prepárense. — el profesor se dirigió a los alumnos — Se dividirán en dos grupos y escogerán a sus representantes. Después pasarán uno por uno al círculo y demostrarán cuánto han aprendido.
— Podemos invitar a Amery y a su amiga.
— No tengo problema con eso.
— Muy bien, Velvet será un gran elemento. — mencionó Willy.
Zephir fue en búsqueda de las jóvenes. Zoel se aproximó al par.
— Puedo estar con ustedes.
Willy le miró boquiabierto.
— Randall no estará aquí. — dijo Obi.
— Lo sé — hizo un guiño.
Amery y Velvet observaron al joven acercarse.
— Les gustaría estar en nuestro equipo, así estaremos completos.
— Claro — dijo la joven de cabello blanco.
— Sí.
Los equipos se acomodaron en sus posiciones.
Randall tomó la delantera al igual que Zephir.
— Profesor, ellos tienen un compañero más. — Señaló el joven.
— Bien, uno de ustedes tendrá que cambiarse de lado.
— No se preocupen, yo iré. — Willy se cambió al lado contrario.
— Bien. — Randall miró con desagrado al joven. — Ve William.
— Willy — Zephir miró a Obi.
— Iré yo.
Ambos entraron al círculo.
— Hagamos esto de una vez.
— Sin contemplaciones, William. Aquí no importa su amistad, te daré una lección si no lo derribas.
Un haz de luz verde apareció en medio de ambos, un remolino de aire comenzaba a aparecer. Obi hizo aparecer un báculo con un honguito de cetro, dibujó un círculo en el suelo y de este salió una enorme zeta que soltó esporas.
— Mala decisión, amigo.
Willy movió su dedo en forma de espiral y encerró el ataque.
— Lo siento, Obi.
Willy le regresó el ataque al joven, que no pudo reaccionar a tiempo.
— Obi — Zephir se acercó al joven.
— E-estoy bien.
— Así se hace, Willy.
— Es mi turno. — Velvet se adentra.
— «Ay no» — Willy formó una nube de niebla.
La joven sacó su mazo de cartas e hizo un truco. Velvet tiró diez cartas al aire y tomó una.
William atacó con la nube y esta se acercó a la joven con el objetivo de dormirla.
Velvet colocó la carta en su palma y la cerró, segundos después la abrió y sopló de ella. Una nube idéntica a la de William apareció, estas se unieron y se convirtieron en lluvia.
Todos se cubrieron para no mojarse.
Velvet tomó una carta más y la lanzó al aire, esta desapareció.
William preparaba su siguiente ataque. Una ráfaga de viento formó un tornado.
— Me está regresando los ataques. — Willy intentaba contrarrestar el ataque.
— ¡Me rindo! — William estaba a punto de ser arrastrado.
— ¿Seguro?
— Sí.
Velvet detuvo su ataque. La ilusión pronto desapareció. Randall le empujó y se acomodó en su sitio.
— Adelante.
Velvet sacó una enorme espada de una carta y la lanzó hacia el joven. Randall extendió su mano e hizo aparecer un escudo de diamante. La espada de Velvet se quebró al chocar.
La joven sacó otra carta más, Randall hizo aparecer un enorme huevo delante de ella. Velvet cerró los ojos y todos vieron la explosión. El contenido era pegajoso y la pegó al suelo.
La joven se arrugó las cejas.
— Estúpido.
Randall miró a Amery, la joven con molestia, pasó al frente.
— Amery...
— Está bien — dijo a Zephir.
Randall rió un poco.
— No pasarán ni diez segundos.
El joven atacó con una enorme lanza, Amery se cubrió con sus brazos. Las raíces detuvieron la flecha y la partieron.
El castaño utilizó una gota de luz y creó a un ser corpulento con cuerpo de caballo y cuernos. Su creación fue contra las raíces que formaron un escudo y comenzó a golpear y desgarrar.
La marca del símbolo de Randall apareció sobre el suelo y su energía aumentó.
— Se terminó tu tiempo.
Las raíces desaparecieron al igual que el ser. Randall lanzó hacia la joven una esfera de luz, Amery creó una barrera.
— ¡Amery!.
Zephir se interpuso en medio de ambos. Ambas energías chocaron y los ataques se destruyeron.
La niebla se extendió entre los alumnos.
— ¿Qué pasó?
— Chicos — Tergan se acercó. — ¿Están bien?
Zephir ayudó a Amery. Randall se puso de pie algo perturbado.
— Maldición.
— Estamos bien. — dijeron los dos.
— Menos mal. ¿Y tú, Randall?
— Eso no es justo, ¡él se metió! No es válido.
— ¡Ibas a lastimar a Amery!
— No es cierto.
— Chicos, por favor.
— Está bien, no fue nada. — la joven miró a Zephir.
— Bueno, por lo visto han practicado, pero les falta mucho por aprender. Deben acostumbrarse, pues no será la primera vez que los pongo a prueba. Y por favor, sean respetuosos con sus compañeros.
— ¿Están bien? — Obi se acercó.
— Sí.
Zephir miró a Randall, este se veía realmente enfadado.
Los jóvenes llegaron al comedor.
— Menos mal que no pasaste. — Velvet dijo a Zephir.
— Será para la próxima, aún así no me iba a quedar cruzado de brazos.
— Entonces sabes algo de magia.
— Estuve practicando.
— ¿Ah sí? Demuéstralo.
Zephir miró de un lado a otro.
— Bueno... — dirigió su vista a Obi. El joven le miró preocupado.
Zephir se quedó pensativo.
— ¿No puedes?
Amery le miró y le hizo una seña con las manos.
— Ah sí... Estaba concentrándome — El joven chasqueó los dedos.
Obi dio un mordisco a una tortilla y esta emitió un sonido. El joven la escupió de inmediato y la arrojó al suelo dejando salir un sonido de susto.
Todos les miraron por un momento. Zephir se quedó sorprendido.
Velvet recogió la tortilla y esta parecía tener vida.
— ¿Puedes hablar, amiguito?
Amery le miró con ternura.
— ¿Cómo hiciste eso?. — preguntó la joven.
— Bueno... — sonrió nervioso.
— Tú no eres principiante. — respondió Velvet. La creación de Zephir comenzó a emitir sonidos, pero nadie sabía lo que decía — Deberías mostrarlo al profesor.
Amery observó a la extraña criatura.
— Puedes volverla a la normalidad, no creo que sea prudente que una tortilla ande por ahí suelta.
— Sí, sí.
Obi le miró de reojo.
— Estará bien — Zephir la tomó y se la entregó a Obi — Te la puedes quedar, además hará juego con tu marca.
Obi frunció la boca y miró al ser.
— Deberías ponerle un nombre si piensas conservarlo.
— Sí. Se llamará... Okraim.
— ¿Okraim? Como el guardian de Pandemonium.
— ¿Qué?. — Miró extrañado a Velvet.
— Okraim es guardián del mundo de los muertos. Conoce lo desconocido y sabe todo tipo de artes ocultas. Muchos hechiceros recurrían a él, ya que era el mayor conocedor.
— ¿Cómo sabes eso?
— Por qué me estoy preparando para ser una. Está en mis genes. — Sacó el mazo de cartas. — Puedo predecir el futuro y saber cosas de ustedes aún si no me las dicen. — El tarot de Okraim me lo dirá todo. Cuando salga de aquí, tendré mi propio oráculo. Por ahora me conformo con el dormitorio.
Amery sonrió levemente.
— Increíble. Quizá te consulte en el futuro.
— No lo dudes.
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