Ernesto Rossi un príncipe al que solo se le encargo una misión, encontrar la medicina de su padre que cada vez empeora con el paso del tiempo, Ernesto desesperado, sosegado por la preocupación, ciego de la desesperación no sabía en donde podía encontrar o como realmente Lucía aquella flor que su madre le encargo conseguir, decidió adentrarse en el bosque del Lamento a ver si tenía una esperanza y alguna posibilidad de descansar, cabalgo tanto, hasta que por fin consiguió una oportunidad de descanso, vio una Laguna Mágica entonces fue a tomar un sorbo de agua, se dio cuenta que la laguna era un sitio hermoso, rodeada de flores con una belleza exótica, eran raras.
Como estaba segado por la belleza de la Laguna no se había percatado que no estaba solo, Ernesto levantó la mirada y vio una hermosa joven era tan bella como el amanecer, era blanca como la nieve, ojos claros como la miel, de contextura delgada, su cara era fina, hermosa mirada, una vez más Ernesto quedó impresionado ante tal belleza, sin darse cuenta pensó en voz alta y dijo que bella esa chica, Isabella era el nombre de aquella bella chica, ella se sonrojó por lo que había dicho, muchas gracias murmuró, con las mejillas rosadas, Ernesto le preguntó con gran curiosidad ¿cuál es su nombre?
La joven le dice con mucha pena Isabélla es mi nombre, asombrada por el hecho de que no está acostumbrada a ver muchas personas, Isabella Le dice al joven ¿cuál es el suyo? Lo miraba con asombro y pensaba, que joven más apuesto, pero sabía que como no lo conocía, no podía ser imprudente, pues tenía miedo que pensara mal de élla, el joven príncipe le contesta Ernesto Rossi, Isabella disculpa que te lo diga o si te ofendo que hermosa eres, pero ¿Qué haces en este sitió? Isabella dice aquí vivo, en ese momento se escucho algo al rededor de los árboles, Ernesto miró a su alrededor pero se dio cuenta que era solo una lechuza.
Cuando el hombre volvió a mirar a Isabella ya ella se había desvanecido, quedo encantado con la doncella, puesto que quería seguir viéndola, pero Ernesto se preguntaba ¿quién era ella?, ¿y qué hacía allí?, ¿y por qué dijo que vivía allí? Tenía muchas preguntas, pero pocas respuestas, así que decidió volver a su casa, no contaba con que al regresar le sería difícil, igual tomo su camino a casa por el bosque, al que todos decían que era tenebroso, decidió montar su caballo y seguir su camino, con la esperanza de que algún día volver a verla, pensaba ¿si regreso la volveré a ver? Se dio cuenta de que el camino era oscuro, gran dificultad para ir de regreso a su casa, puesto que el "Bosque del Lamento" resultó ser muy confuso, cuando estaba en el bosque no sabía si era el día o la noche, Ernesto se preguntaba ¿cómo había llegado hasta allí?, si no sabía regresar.
Entonces aparecio la lechuza que había visto en la laguna, Ernesto la miro y dijo yo te e visto antes, entonces reaccionó y dijo ¡que tonto si no puede! hablar es solo un simple animal, dijo este pobre incrédulo, la lechuza le contesta ¡¡cómo que un pobre animal me ofendes!!
Ernesto quedó impresionado tanto que dijo qué es lo que estoy escuchando, mis oidos me engañan, ¿puedes hablar?
La lechuza, le contesta si puedo e venido por petición de Isabella.
- Ernesto: ¡¡¡ Isabella!!! Y a que se debe tu presencia ¿que petición ?.
-La lechuza; me pidió que te ayudara a salir del bosque si te quedas aquí seria peligroso para ti, a si que e venido a ayudarte a regresar a tu casa.
- Ernesto; me ayudaras!!! ¡En serio!
-La lechuza; dije que si hombre, porque te sorprendes tanto, que fastidio, tener que repetir las cosas, yo prometí que te ayudaría a salir a si que no hagas tantas preguntas por favor, no había conocido a alguien tan incrédulo como tú.
-Ernesto; eres muy obstinada lechuza si te sorprendo es porque de donde vengó no hay lechuzas hablando.
-Lechuza; en serio y yo que pensaba que era normal jajaja; exclamó la lechuza con tono medio burlón. Bueno ya dejemos de juegos y te voy a pedir que me sigas por favor, se atento no te vayas a salir del sendero.
- Ernesto; esta bien ¡cómo tu digas! y muchas gracias, ¿oye te puedo hacer una pregunta?
- Lechuza; ¡Cuál! Pero que sea rápido no hay tiempo.
- Ernesto; ¿ quien es isabella?
¿ y porque dijo que vivía allí?
¿y que hace allí?
-Lechuza; esas son muchas preguntas, dijiste una, no puedo contestar todo, más bien no debo, solo te diré que todos las noche a las doce exactamente la verás en la laguna, ella me mandó a darte ese mensaje. Y te daré un consejo de mi parte, olvídate de ella es un amor imposible, no deben verte mucho con ella o terminarás como nosotros.
- Ernesto; ¿ A que te refieres por favor dime?
- Lechuza; no me correspe darte información alguna, lo que ya te dije fue porque la doncella me pidió qué te diera esa información, y lo demás fue un consejo, no hagas más preguntas y vamonos.
-Ernesto; está bien, vámonos.
Pero al terminar la oración se escuchó un ruido en lo profundo del bosque riendo y llorando, el que lo escuchaba por primera vez era llorando, era un llanto que desgarraba el alma del que lo escuchaba deseando querer llorar, pero al que ya lo había escuchado, el sonido era una risa macabra la piel se te erizaba de solo escuchar.
Fue cuando la lechuza se dio cuenta que debían apresurar su paso y le dijo a Ernesto vamos apúrate sígueme antes de que sea demasiado tarde. Ernesto le hizo caso sin hacer peros la siguió tan rápido como pudo, cabalgo tan rápido que casi se cayó debido a que el camino era turbulento y oscuro, pero se dijo a si mismo y a su caballo vamos podemos hacerlo, aunque se sentía dudoso y con miedo eso no lo detuvo siguió y siguió hasta que por fin el sendero llegó a su fin, se dio cuenta que había estádo andando toda la noche, había visto tanta oscuridad que la luz del sol le molestaba la vista, el resplandor del sol hizo que se callera del caballo y que perdiera la conciencia pero a este joven lo estaba esperando todo su palacio.
El regreso del principe Ernesto era lo más esperado por el palacio, debido a que era un heredero del trono en el reino de germánica, estaba allí buscando una medicina que era una flor para la enfermedad de su padre, lo que no sabía era que iba a terminar en ese bosque, ya que le habían dicho que pase lo que pase no debía entrar allí, por supuesto el que terminará allí era algo de ¡¡destino o casualidad!!.
Pasaron los días y el joven príncipe Ernesto no despertaba, ya su madre se estaba empezando a preocupar, la madre del joven que era la reina Elizabeth no hacía otra cosa más que caminar por toda la habitación del cuarto, tantas veces que estaban las marcas en el piso por donde caminaba la reina, decidió salir un poco a tomar aire, y llamo a una de sus servidumbres y le dijo que si llegaba a despertar el príncipe Ernesto la llamara, la chica contestó, como diga su majestad, la Reina Elizabeth Koch procedió a salir de la habitación, su cara de preocupación se le podía notar, no dejaba de pensar que hacía su hijo en ese bosque, caminaba por todo su hermoso jardín, lleno de flores hermosas de todos colores, sin duda el jardín era lo más bello del palacio, a la reina le gustaba estar en el jardín, era su sitio favorito, le encanta regar las flores, sin darse cuenta ya había perdido la noción del tiempo en el jardín, de pronto llegó una de la servidumbre desesperada y alegre le dijo a la reina; discúlpeme su majestad que las allá interrumpidas,, pero le tengo una noticia.
- La reina le contesta; ¡¡que ah pasado dime!!.
- La servidumbre; su majestad el príncipe ya despertó.
- La Reina Elizabeth; ¡¡¡quuueee!!!
estaba tan feliz que grito de emoción, se le olvidó que la Realeza no podía perder de esa manera los estribos, pero no le importo y salio apresuradamente para la habitación, cuando llego, abrió la puerta, estaba el príncipe con los ojos abiertos, sentado en la cama, un poco Asombrado, se preguntaba cómo ¿había terminado en el palacio?.
- La Reina; mi príncipe ¡despertaste! Estaba preocupada por ti ¿cómo te sientes?.
- Ernesto; ¡Madre! me encuentro mejor, un poco con dolor de cabeza pero bien, Madre ¡le puedo hacer una pregunta!.
- Elizabeth; si dime ¿en que te puedo ayudar?
- Ernesto; madre ¿puedo saber como eh llegado hasta el palacio?
- Elizabeth; por supuesto hijo, como ya había anochecido tenía un mal presagio, estaba muy preocupada, decidí mandar a investigar a unos soldados, a ver como iba con la búsqueda de la medicina, pero en el camino escuchamos unas voces por el bosque del lamento y decidieron averiguar, ninguno quiso entrar, así que lo rodearon.
-Ernesto; ah si, pero madre ¿como sabías que había entrado allí? ¿Me esperaste al final del bosque?
-Elizabeth; no hijo, yo no pude ir estaba con tu padre quien le dio una crisis y tuve que esperar aquí noticias de ti, los soldados, ellos me dijeron todo lo que había pasado. Pero dime ¿por qué entraste allí? Si te advertí que no debías entrar a ese bosque.
- Ernesto; lo siento madre, pero estoy tan desesperado de conseguir la flor que fui hasta ese bosque, unos aldeanos me dijeron que en ese bosque había muchas flores exóticas, ya que mi padre tiene años con la enfermedad nos urge conseguir la medicina, igual no me quede mucho debido a la oscuridad, casi no pude ver nada, lo único que tiene luz allí es la laguna, cuando entré allí vi la laguna y una doncella hermosa, eran tan blanca como la nieve, sin duda la joven más bella que he visto, madre necesito ver de nuevo a Isabella, me dijo que se llama Isabella, allí también había una lechuza que habla quizá ella me puede ayudar con la medicina del Rey Pablo Ernesto.
-Elizabeth; ¡que dices! Vaya que té has dado un golpe fuerte, una doncella en la laguna y una lechuza que habla, no sé si es el golpe o tienes mucha imaginación hijo mío.
-Ernesto; ¡¡¡madre!!! Habló en serio la vi, una doncella en la laguna en el centro del bosque y la lechuza me ayudo a escapar, pero me dijo algo que me dejo pensándolo, además estaba el llanto que escuché en el bosque.
- Elizabeth; ¡¡¡llanto!!! Escucha hijo no quiero que te acerques a ese bosque entiendes, si lo haces te vas a meter en problemas y no quiero que se hable más de ese tema, está prohibido hablar de ese bosque, no le cuentes a nadie sobre todo a tu padre ¿está claro?.
lo que su madre no sabía, es que Ernesto iba a seguir investigando, estaba claro que su madre ocultaba algo sobre ese bosque del lamento.
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