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Después de los 40 - Milagro de Navidad

Capítulo 1

Mildred – habla, mi amada hermana

Adelaide – buen día primero, ¿no? doña Mille

Mildred – ay, disculpa, estoy tan cansada de todo que ni "buen día" he dicho

Adelaide – es exactamente por eso que te estoy llamando, quiero que vengas a pasar un tiempo con nosotros, tú y Melinda

Mildred - creo que no, necesito economizar, con todo lo que me ha pasado, no está siendo nada fácil. Y Melinda necesita atención y todo lo que ve, quiere comprar

Adelaide – ¡escucha! yo y Leoni queremos que vengan, al menos para pasar la Navidad aquí

Mildred- Ade, ustedes viven en N.Y., donde todo es caro, o mejor dicho, carísimo. ¡Y no! Vengan ustedes, será un placer recibirlos

Adelaide – ¡para con eso, Mille! ¿o Melinda va a quedarse con Brian en Navidad?

Mildred, triste – no, él está con la familia de la nueva esposa y ella no se lleva bien con el hijo de Bárbara

Adelaide- ¿entonces van a pasar la Navidad solas?

Mildred – estaba pensando en ir con nuestros padres a Texas, a la casa de las tías

Adelaide - ¡no!!! ni pienses en eso. Vengan aquí, quédense algunos días, en realidad, quisiera mucho que se quedaran al menos algunos meses, quién sabe, encuentras un trabajo aquí, Mille

Mildred – Ade, ¿dónde voy a conseguir un trabajo en N.Y. con tan poca cualificación profesional? Y más aquí es una ciudad pequeña y conozco a todo el mundo. ¡No sabría cómo moverme en una ciudad tan grande!

Adelaide – puede que sí, pero Brian va a estar ahí y no creo que sea bueno estar viendo cómo desfila con la desagradable de Bárbara. Y como tú misma dijiste, es una ciudad pequeña y les encanta hablar de los demás. Todos los conocen a ustedes y luego te acostumbras a N.Y., ya verás

Mildred- puedes tener razón en eso, pero Ade, no tengo dinero, estoy economizando y

Adelaide – y???

Mildred – olvida, todo va a estar bien

Mildred pensando – si ella supiera que hipotecé la casa y si no pago mis deudas, el banco me va a quitar la casa….

Adelaide – Mildred, escúchame, Leoni y yo queremos que acepten los pasajes, ya los compramos

Mildred – Ade, no quiero que gasten en mí, me voy a sentir fatal

Adelaide – mientras conversábamos, Leoni compró dos pasajes, uno para ti y otro para la linda (Melinda), y ¡no aceptamos un no! espera, que Leo quiere hablar contigo

Leoni – hola, Mille

Mildred – hola Leo, ¿cómo estás? ¿sobreviviendo a Ade?

Leoni riendo – intentando, pero estamos bien y con ganas de verlas a ustedes dos. Como dijo Ade, acabo de comprar los pasajes por el sitio y te los voy a enviar al correo, es para mañana

Mildred – ¡Leo!!! faltan veinte días para la Navidad aún

Leoni riendo – sí, pero queremos que vengan y además, esta casa es enorme, hay espacio de sobra. Y como dijo Ade, quién sabe, consigas algo para trabajar aquí y se queden

Mildred – vamos a ir, pero Leo, como le dije a Ade no tengo mucha calificación y no sé cómo me manejaría en una ciudad tan grande y cara como N.Y.

Leo – te vas a enamorar de N.Y., aún más en Navidad, ¡y traigan muchos abrigos que hace mucho frío! Yo y Ade las recogeremos en el aeropuerto

Mildred – gracias Leo, sabes que te amo y amo a Ade, ustedes son los mejores

Leo – también las amamos, es nuestra familia Mille y responsable de que Ade y yo estemos juntos y casados. Sabes que si no fuera por ti, ni juntos estaríamos.

Mildred – tengo que admitir que tienes razón

Adelaide, tomando el teléfono – y compórtate en el vuelo, no seas loca como siempre

Mildred – soy tranquila, saben eso

Adelaide ríe – estás pasando por una fase difícil, pero de calma y consciente no tienes nada. Ah, y asegúrate de no armar lío

Mildred – ¡vaya! quien te escucha pensaría que soy una problemática. ¡Porque una vez defendí a una mascota, me quedé con la fama de causar problemas!

Adelaide riendo – lo sé, una vez, ¿no? ... la mascota, el niño que defendiste de los otros chicos y te dieron una paliza junto con él, ayudaste a la mujer y terminaste en la comisaría y así va

Mildred – ¡vaya! ni voy a ir más

Adelaide riendo – querida, sabes que te amo y que te metes en las complicaciones por preocuparte demasiado por los demás, solo no salgas defendiendo al mundo, la gente no es tan buena y ya viste que cuando más necesitaste, todos desaparecieron.

Mildred – problema de ellos, yo soy así. Y voy a llevar a Lili

Adelaide – ¡Mille! ¡No puedo creer que no hayas devuelto aún a la perrita!

Mildred - no la cuidaban, la estaban maltratando.

Adelaide - pero eran los dueños y debías denunciar, ¡no robar!

Mildred - no la cuidaban y técnicamente ellos creen que ella murió, así que no robé, ella murió y ahora es mía.

Adelaide riendo - está bien, trae a Lili y después cuéntame bien esa historia.

Se despiden.

Mildred

Mejor avisar a mi pequeña que mañana vamos a casa de la tía, ella ni se va a entusiasmar.

Melinda es una niña de 8 años, estaba jugando con sus muñecas.

Mildred - cariño, ¿dónde estás, princesa?

Melinda - estoy aquí en tu cuarto, mamá.

Mildred - ¿por qué estás poniéndole mi brillo labial a las muñecas?

Melinda sonriendo - necesitan verse preciosas.

Mildred sonriendo - está bien, solo no exageres y no las estropees.

Melinda sonriendo - sí, mamá, las cuidaré.

Mildred - mañana iremos a casa de la tía Ade y del tío Leo.

Melinda saltando - ¡yay! Vamos a ver a la tía Ade y al tío Leo.

Mildred - escucha, sin desorden, doña Melinda, y ahora quiero que vayas a tu cuarto y separes algunos juguetes para llevar y ¡poquitos! Vamos en avión y no podemos exceder la maleta.

Mildred

Le doy algunos besos mientras ella se va emocionada, empiezo a separar la ropa y me encuentro pensando, ¡mi vida era maravillosa!

Me dediqué completamente a Brian y a nuestros hijos y ahora, ¿qué me queda? Una maldita corazón roto, una casa hipotecada, yo completamente sin experiencia en el mercado laboral y 43 años a cuestas, sin contar los dolores...

Al menos tengo dos hijos maravillosos. Mi amado Benjamín está en las fuerzas aéreas y aunque esté lejos, sé que está donde más quiere estar y aprendiendo lo que ama. Así que mi corazón se siente tranquilo.

Me arrepiento tanto de no haberme especializado, viví años dedicándome a mi marido y a los hijos, y olvidé que un día Brian y yo tendríamos un final, siempre lo vi como un protector y él me veía como una amiga.

Lo amé demasiado, más que a mí misma, de hecho, todavía lo amo, pero él ya tiene a otra y es con quien me traicionó antes de que lo descubriera. Ok, como dice mi psicóloga, necesito reiniciar...

¡Es tan difícil! Trato de fingir que no lo extraño, que odio a Brian, pero no, ¡todavía lo amo! Y tal vez Ade tenga razón, irme de aquí podría ser positivo. No tendría que ver a él ni a Bárbara todos los días.

Tomo mi diploma de administración y tengo algunos cursos de decoración, incluso había comenzado un trabajo con fiestas, pero Brian y yo empezamos a pelear y al final lo dejé. Debería haber continuado.

Pongo todo en una de las maletas y voy a organizar las cosas de Linda y más tarde avisaré a Ben que estaré en N.Y. con la tía Ade.

Capítulo 2

Al otro lado en N.Y.

Noticias

Nuestro famoso empresario Valentin Carters, uno de los más importantes del país, acaba de comprar otra cadena de pequeños hoteles.

Aumentando así aún más sus empresas en el sector hotelero.

Recordando que la semana pasada inauguró ¡otro casino de lujo! O mejor dicho, ¡lujo se queda corto!

Para la inauguración vino nada menos que nuestro presidente.

Sin embargo, el corazón de Valentin parece no tener dueño todavía...

Siempre aparece con amigas, entre comillas, o podríamos decir acompañantes, o solo.

Claro, siempre con sus inseparables amigos y socios.

Pero mujer, nunca la misma.

Hay muchos comentarios de que no amaba a su exprometida, con quien tiene hijos gemelos. Ella genera varios escándalos para nuestro Valentin desde que se separaron; en realidad, nunca se casaron, pero vivían juntos.

¡Pero el Gato! Sí, ¡es un espectáculo de belleza a pesar de sus 40 años!

Solo que no nos da la oportunidad de entrevistarlo.

Lo sigo desde hace años y nunca se ha pronunciado, ¡ni siquiera sobre la empresa que él mismo levantó de la nada!

Como siempre, frío, serio, calculador, intrépido y mucha gente dice que ni siquiera tiene corazón, ¡además de ser muy exigente y temido!

Dicen que tiene negocios con la mafia, pero nunca se ha probado nada.

Le gusta aparecer con mujeres hermosas, pero solo como distracción.

Valentin es un trozo de mal camino, o podemos decir, ¡el mal camino completo!...

Martin – Tienen razón, frío, calculador.

Ruy – Solo se equivocaron al ponerle Gato.

Hector riendo – Podrían poner que también es sistemático.

Valentin, muy serio, mira a sus amigos – Qué les gusta perder el tiempo molestándome.

Martin – Claro que tiene gracia, si no te molestáramos, faltarían veinte días para Navidad y en lugar de darnos un respiro, solo nos das más trabajo.

Valentin – Tenemos mucho que hacer.

Ruy – Pero bueno, trozo de mal camino, el día 23 no vamos a trabajar.

Valentin – ¿Te vas a poner enfermo?

Ruy – ¡Madre mía! Échale la maldición a otro.

Martin riendo – El día 24.

Valentin – Exacto, trabajaremos hasta las 16:00 horas del día 24.

Ellos – ¿Qué pasa, Valentin?

Hector – Oye, tengo familia, hermano, mis padres van a venir.

Valentin – Ya veremos, pero en principio está decidido que trabajaremos hasta las 16:00 horas.

Martin riendo – Como si no conocieran al desalmado.

Valentin – Vete a la mierda, Martin.

Martin – ¿Dónde vas a pasar la Navidad?

Valentin – ¡Quería pasarla solo! Pero como siempre, mi madre y mi hermana quieren que vaya a Hawái, así que iré el 24 después de salir de aquí y volveré el 26 muy temprano.

Ruy riendo – ¿Por qué no te relajas un poco y vives? Quédate con tu familia.

Yo voy a pedirle matrimonio a Alicia.

Hector riendo – Me quedo con Valentin, prefiero trabajar a que me aten.

Ruy – Vosotros que aún no habéis encontrado a la adecuada.

Martin – ¿Y tus hijos, Valentin?

Valentin – Pasarán con su madre, como siempre.

No puedo llevármelos, de hecho, le he dado libre a Nani, así que nada de visitas en mi casa hasta que ella vuelva.

Hector – Pobre Nani, tiene que aguantarte.

Ruy – Y desde que te conozco está contigo.

Valentin – Sí, lleva conmigo 22 años, desde que vine a N.Y., la considero como una segunda madre, la quiero.

Ellos – Es muy buena gente y sin ella creo que estarías jodido.

Hector – Pero después de Navidad vamos a hacer algunas fiestas.

Valentin – Quién sabe después...

En ese momento, les muestra la pantalla de su móvil, MAMÁ llamando.

Martin – Hablando para ir unos días antes, como todos los años.

Ruy riendo – Y nuestro amable amigo diciendo: ¡no!

Valentin les dice que se callen y contesta.

Valentin – Hola, mamá.

Amalia – Soy yo.

Valentino – ¿Por qué llamas desde el móvil de mamá?

Amalia – Es que ha surgido un pequeño imprevisto.

Valentin – ¿Cómo que un pequeño imprevisto?

Amalia – Vamos a pasar la Navidad ahí contigo en N.Y.

Valentin – ¡¡¡No!!!

Amalia – ¡¡¡Valentin!!! Somos tu familia, ¿quieres que mamá llore?

¡Está muy afectada porque tenemos que reformar la casa y no hay manera de decorarla ni nada!

Así que papá, mamá, Ayla, Ygor y yo vamos a pasar la Navidad en tu casa y no digas que no la has decorado porque ¡hasta ha salido en los periódicos la decoración de tu mansión!

Valentin – Claro, soy un empresario importante y tengo una cadena de hoteles y casinos, tengo que mantener las apariencias y los estándares, Amalia.

Haz una cosa, reserva en un resort y lo pago yo para todos, la pasamos allí.

Amalia – ¡¡¡NO!!! Mamá está emocionadísima porque...

Valentin – ¿Porque qué, Amalia?

Amalia – Estaba tan triste porque no podía hacer la Navidad aquí, que le dije que nos habías invitado a todos a ir a tu casa.

Valentin – ¿¿¿Qué??? ¿¿¿Qué has dicho???

¡¡¡No, AMALIA!!!

Amalia – ¡No grites! Maleducado.

Valentin – Te voy a matar, ¡qué mierda!

Amalia – Vale, ahora, si no nos quieres, díselo a mamá.

Valentin – Sabes que no puedo hacer eso, te odio, ¡Amalia! ¡Qué puta idea más estúpida!

Amalia – Eres rico y tienes a Nani, pídele que lo arregle todo y listo.

Solo para avisarte, vamos unos días antes.

Valentin – ¿El día 24?

Amalia riendo – Qué tonto, llegamos el día 20.

Valentin – ¿¿¿Qué??? ¡¡¡No!!! ¡¡¡Amalia, trabajo!!!

Amalia – Relájate, iremos a la piscina y disfrutaremos de esa enorme mansión, que parece hecha de cristal, ni la usas.

Valentin – ¡¡¡No!!! ¡Mi casa está ordenada, silenciosa y perfecta! Ni se os ocurra.

Amalia riendo – Mamá ha llegado y quiere hablar contigo, hasta ahora, hermanito.

Los amigos se reían a carcajadas, ¡no podían ni hacer ruido, estaba en altavoz!

Victoria – Hola, mi querido hijo, estoy tan contenta con la invitación, no me lo podía creer cuando me lo han dicho tus hermanas.

Les he dicho que siempre he sabido que tienes un corazón enorme detrás de esa forma de ser fría, mandona y sistemática que todos dicen.

Te quiero mucho, mi Tin.

Valentin – No me llames así, mamá, y está bien, será un placer recibirlos.

Rompe un lápiz que tenía en la mano de la rabia que tenía.

Victoria – El día 20 estaremos ahí y voy a llevar a Fiona.

Valentin – ¡¡¡No!!!

Victoria triste – Hijo, es un bebé.

Valentin – Lo siento, mamá, puedes traerla.

Victoria – ¿Ves?, tienes corazón, ¡y es enorme!

Valentin – Vale, mamá, hasta luego, besos.

Victoria – Besos, y dales besos a los niños, a Héctor, a Ruy y a Matins.

Valentin – Es Martin, mamá.

Victoria – Sí, los Martins.

Martin riendo.

Valentin – Vale, y cuelga.

Los amigos se tronchaban de risa, ¡la cagaste!

Martin – ¿Quién es Fiona?

Valentin – Una perra endemoniada, ¡y como me muerda algo mío, la mato!

Ruy riendo – Imagínate la escena, la casa del señor Perfección, todo limpio y en su sitio, llena de gente y una perrita royendo los muebles.

Hector – O peor, ¡haciendo pis en las preciosas alfombras persas!

Valentin – ¡Sois idiotas! Y ahora qué coño, tengo que llamar a una empresa de servicios de recepción o poner a alguien del hotel.

Martin – Hermano, de los hoteles va a ser imposible, he hecho las tablas de turnos, vacaciones y si quito a un empleado ya la liamos, ya sabes lo difícil que es, la gente quiere trabajar en estas fechas.

Valentin – Tú, que eres de RR. HH., ¡te las apañas!

Martin – Voy a llamar a la empresa de decoración a ver si lo hacen (se detiene y...)

Pero ¿qué quieres que hagan?

Valentin – Lo que hace Nani.

Los tres riendo – ¡Imposible!

Valentin – Al menos que los reciban, que vigilen que no me destrocen la casa y que hagan una planificación de comidas, cenas, meriendas, que coordinen a las empleadas, se quedan tres, ¡pero solo saben limpiar!

¡Y lo peor es que Nani está en Italia! ¡Ha ido a ver a su hijo! ¡Qué cojones!

Martin – Voy a ver qué puedo hacer.

Capítulo 3

Mildred

Salimos de Winchester Virginia y en poco tiempo llegamos a N.Y. la ciudad que nunca duerme.

Me contuve para no insultar a una pareja que comenzó a pelear en pleno vuelo, tenía ganas de tirarlos a los dos desde allá arriba para ver si se podían arreglar.

Le avisé a mi hijo Benjamín que estaríamos en casa de la tía Ade y para mi sorpresa, dijo que si se quedaba para Año Nuevo, intentaría venir.

¡Me puse muy feliz! Melinda también se alegró al saber que su hermano tal vez venga, aunque sea después de Navidad.

Terminé hablando con Brian, me vi obligada... tenemos la custodia compartida de Linda.

Gracias a Dios, nos llevamos bien en la medida de lo posible y lo permitió, porque en Navidad ella debería estar con él, pero como no se lleva bien con el hijo de su actual pareja... en fin, está conmigo y le agradezco a Dios por ello.

Llegamos al aeropuerto y Ade y Leo ya nos están esperando, ¡los amo!

Adelaide y Leoni besando y abrazando a las dos

Adelaide- ¡¡¡Estamos tan felices de que hayan venido!!!

Leoni – ¡El tío nos dejó el arbolito para que lo compremos y lo decoremos juntas!

Melinda – ¡¡¡Hurra!!! ¡Mi mejor tío del mundo!

Adelaide- ¿Y la tía? Traidora

Melinda riendo- ¡También quiero a la tía, y es la mejor tía!

Leoni- Esta debe ser Lili

Melinda – ¡Sí! Y mi madre discutió con una señora por su culpa.

Adelaide – ¡¡¡Mille!!!

Mildred – Sólo dije unas verdades, nada más

Leoni riendo – Me lo imagino

Adelaide – Cuéntale a la tía lo que dijo mamá

Melinda – Sólo le dijo a la señora que roncaba más que Lili

Adelaide – No lo puedo creer Mille, que le hayas dicho eso a una señora

Mildred – No me vengas, era una maleducada y empezó a quejarse como una loca, ay que este perro va a vomitar, va a hacer pis y así fue...

Fui muy educada, sólo le dije que Lili roncaba menos que ella, porque Ade la mujer parecía un tractor.

Leoni riendo- Vamos

Ellos se van

Mildred

Mi hermana y mi cuñado tienen una tienda de conveniencia, ¡pero con muy buen movimiento!

Está en el barrio donde viven desde hace años, así que conocen a mucha gente.

Leoni termina llevando a Linda a comprar un árbol de Navidad,

claro que ella ama a este tío, hace todo lo que ella quiere...

Me quedo en la tienda con Ade, me presenta a las empleadas y a algunas personas que entran, prácticamente todas son del barrio.

Al otro lado de la ciudad de N.Y.

Valentin – Y bien Martin, dame una buena noticia

Martin – Desgraciadamente Valentin, ¡está complicado!

Ya sabes que nuestra ciudad es una locura en Navidad, ¡hay muchos turistas que vienen a ver la Navidad!

Y aparte de eso, N.Y. siempre está llena... ¡y no!

Valentin- ¿Llamaste a las malditas empresas que subcontratan servicios? Sabes que pago bien y puedo pagar el doble, el triple a alguien.

Martin – Hermano, tenemos algunos problemas, este servicio que quieres prácticamente nadie lo presta, al menos como tú lo quieres no.

Recibir, coordinar la casa y además ocuparse de los menús

Valentin- Contrato a un cocinero

Martin riendo – Cocinero encontré, eso es fácil, el problema está en esa persona que quieres que administre y coordine, que cuide de tus familiares...

Y más aún cuando digo que es para el señor Valentin Carters

Valentin – ¿Cómo así? Las mujeres me aman

Ruy – Sí, te aman para salir contigo, lujo, dinero, poder hermano.

Pero prestarte un servicio, ya sabes que tu fama no es la mejor.

Hector – Imagínate, el sistemático y exigente Valentin, tío, los empleados ni respiran cuando pasas cerca de ellos.

Valentin- ¡Sólo me gustan las cosas bien hechas!

Los tres – Sólo Nani

Valentin – Necesito que me ayuden a encontrar a alguien, llama a doña Bernadete

Ruy – Llamando...

Bernadete era su secretaria, la única que trabaja desde hace años en la empresa, conoce bien a Valentin.

Bernadete llegando – ¿Con permiso, me llamaron?

Valentin- Sí, fui yo

Bernadete tragando saliva – Sí, señor

Valentin – Bernadete necesito una persona y le va explicando

Bernadete – Discúlpeme señor, pero va a ser muy difícil

Valentin – Te pago 5 veces tu salario por hacer esto por mí.

Bernadete sonriendo – Es muy tentador, pero mis hijos vendrán de Florida a pasar la semana de Navidad conmigo señor, así que lamentablemente, no voy a poder ayudar.

Valentin – Y esa asistente tuya

Bernadete – ¿Marie?

Valentin – Esa misma

Bernadete – Ella y su marido van a pasar con sus familiares y su hija, sinceramente no creo que aceptara, más aún señor que todos sabemos lo exigente que es.

Valentin estaba irritado – Ok, si sabes de alguien avisa a Martin y dile a Marie lo mismo

Bernadete – Sí señor, si sé algo le aviso y seguro que Marie también hará lo mismo

Bernadete pensando nadie está loca para entrar en su casa, con lo sistemático que es...

Ella sale

Hector riendo – Estás jodido si dependes de una empleada tuya

Valentin – Pago bien, no veo el problema

Ruy riendo – Tiemblan cuando hablan contigo, ¿y encima en tu casa, con tu familia? ¿Te imaginas que hagan algo mal? Las matas sin pensarlo.

Martin riendo- Lo peor es que tengo que estar de acuerdo con Ruy, ni yo iría.

Valentin – Amigos como vosotros no necesito enemigos

Se quedan hablando

En el otro lado de N.Y. en la tienda

Marie entrando en la tienda

Adelaide – Mille te quiero presentar a una gran amiga mía

Adelaide le presenta a Mildred a Marie, conversan un poco.

Adelaide- Tienes cara de cansada amiga

Marie – Hoy el señor Valentin ha estado más insoportable que de costumbre

Mildred – ¿Tu jefe?

Marie – Sí, es frío, sistemático, exigente, ¡pero muy exigente!

Llega a ser irritante, sólo que paga muy bien y sin contar que trabajar en la empresa da un plus al curriculum, más aún siendo para él y sus amigos.

Mildred- ¿Trabajas de secretaria de ese tal Valentin?

Marie – ¡No! Soy auxiliar de su secretaria, niña, si yo fuera su secretaria, creo que me volvería loca. ¿No conoces al famoso Valentin Carters?

Mildred- No

Adelaide – Vive en Virginia y no le gustan los sitios de noticias, ¡rara vez los mira! Es bastante ajena a la realidad.

Mildred – Sólo porque no conozca a ese tal Valentin, no significa que sea una alienada.

Adelaide – Mi querida hermana, Valentin Carters es uno de los hombres más ricos de EE.UU. y aparte de que es un bombón, aunque lo que tiene de guapo lo tiene de exigente y la gente le teme.

Marie – Las mujeres lo aman, si fuera para salir con él (se abanicó) iría corriendo y habría cola, ¡pero trabajar para él, ni pensarlo!

Sólo una loca y mira que está ofreciendo una buena pasta y si encima piden más, creo que paga, está desesperando y de muy mal humor.

Mildred- ¡¡¡Opa!!! ¿Dijiste que pagaba bien?

Adelaide- ¡Olvídalo! Mille es terrible y en el mal sentido, nadie quiere trabajar con él y ¡estás loca! Ni se te ocurra doña Mildred

Mildred- Pero necesito dinero

Adelaide – ¡No y ya está! Marie ni se te ocurra decir nada más sobre eso.

Va a atender a una señora que la llama

Mildred jala a Marie – Dime cuánto está ofreciendo

Marie – 10 mil dólares por una semana o diez días no sé bien

Mildred- ¡¡¡Joder!!!, sí que es rico

Marie riendo – ¿Rico? Rico es su apellido niña

Mildred – Consígueme la manera de hablar con él, tal vez acepte, necesito mucho el dinero.

Marie – No puedo, ¡tu hermana me mata! Y no puedo hacerte eso a ti, me pareces una gran persona y él es extremadamente exigente, aparte de que es muy sistemático.

Mildred- Por favor

Marie – Lo siento

Mildred pensando necesito el dinero, son pocos días...

Mildred – Por favor, te voy a contar y le habla de que su casa ha sido hipotecada y al final, después de muchos argumentos

no te preocupes, estoy bastante loca y él se va a arrepentir de contratarme, por favor.

Marie – Dame tu número y a ver qué puedo hacer, pero por favor no le digas nada a Ade, o no me vuelve a hablar en la vida.

Mildred dando saltitos – Gracias

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