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Mi Consejero De Amor Es Un Playboy

Prólogo

La escuela preparatoria de San Diego, una institución educativa ubicada en la ciudad de California, un sitio grande, amplio, con diversos espacios abiertos y cerrados para que los chicos realicen diferentes actividades deportivas, académicas e incluso recreativas, un lugar con el que muchos jóvenes sueñan en pisar, pero en el que sólo los más privilegiados tienen la oportunidad de realizar sus estudios.

El amplio cafetín y los extensos pasillos se encuentran repletos de estudiantes, unos comiendo, otros caminando, conversando y riendo, al igual que en los espaciosos jardines, rodeados de un verde césped, frondosos árboles y arbustos, con flores hermosas características de la primavera. Desde cualquier punto, se observan diversos grupos de chicos y chicas, los del equipo de fútbol, los del basket, corredores, porristas, las de teatro, los nerds, entre otros... Pero como en toda escuela, también existe el famoso y codiciado grupo de "los populares".

Megan Jones y Oliver Davis, son dos jóvenes adolescentes de 17 años, los cuales se encuentran cursando el último año de preparatoria en la misma escuela, pero ambos se encuentran en polos muy opuestos. Megan es una chica sencilla, tranquila, excelente estudiante, proveniente de una familia de clase media, la cuál la llena de mucho amor, aunque sus padres no son millonarios, trabajan duro y honestamente cada día para darle a sus dos hijas todo lo que necesitan para salir adelante, siendo Megan la mayor de las hermanas.

Ésta chica es reconocida en la preparatoria como "La cerebrito", puesto que se destaca por su gran inteligencia y poseer el mayor promedio de la escuela, su récord académico es intachable, y gracias a ésto, es que ha podido estudiar en la Preparatoria de San Diego al ganarse una beca que le permite realizar sus sueños de cursar sus estudios en la mejor institución educativa de la ciudad.

Aunque todos la conocen por sus méritos, Megan no es incluida entre el grupo de los pupulares, más bien es clasificada como la "Chica nerd de la escuela", una jovencita nada llamativa, con sus típicas gafas, vestimenta... ¿normal?, sencilla, sin excentricidades, ni maquillaje, con una personalidad simple que muchos tildan de "aburrida", ya que sus pasatiempos no incluyen fiestas, salir de compras, ni ninguna otra actividad que generalmente ama hacer una chica de su edad. En cambio, Meg, como es llamada por su familia y conocidos más cercanos, sólo se apasiona por hacer cosas que le ayuden a desarrollar sus estudios para obtener una buena carrera universitaria.

A diferencia de ella, Oliver es un muchacho extrovertido, muy sociable y popular entre sus amistades, es el hijo menor del matrimonio Davis, una familia adinerada y pudiente con un importante estatus social en la ciudad. Pero a pesar de ser miembro de una familia importante, tener a alcance de su mano cualquier cosa que se le antoje y de ser uno de los jóvenes más codiciados gracias a su atractivo físico y encantadora personalidad; también le toca luchar con un ambiente a veces hostil en su entorno, debido que sus padres viven comparandolo con su hermano mayor, y constantemente le exigen seguir sus pasos haciéndole entender que desearían que fuera como él, "el hijo perfecto".

Oliver enfrenta el mundo mostrandose ante todos como alguien despreocupado e indiferente por los problemas que lo rodean, una máscara que decidió crear para evitar que le afecten tantos prejuicios y exigencias de la sociedad y de sus padres. Para huir de todo, Oliver suele andar de fiesta en fiesta, en carreras de motocicletas, saliendo con diferentes chicas y con algunas amistades que a la vista de sus padres y su entorno social no son aceptables. Cada día suele meterse en un lío distinto, haciendo sacar de sus casillas a sus padres, a quienes goza con llevarles la contraria.

Obviamente éstos dos jóvenes con vidas e intereses totalmente diferentes, no tendrían marena de relacionarse o siquiera coincidir en algún momento de sus vidas, pero ¿quién diría que el destino y una absurda apuesta los llevaría a entrelazar sus vidas de una manera inesperada?, ni ellos mismos creerían que sería posible antes de lo que atravesarán juntos en éste último año de preparatoria.

Capítulo 1. Megan

...Megan Jones ...

"Un nuevo día, un nuevo amanecer, un nuevo comienzo", es lo que repito con alegría en mi mente al abrir mis ojos cuando suena la alarma del despertador, refriego un poco mis ojos, estiro mis brazos para despertarme bien y me pongo las gafas que reposaban sobre mi mesita de noche. Me levanto llena de energía y entusiasmo, hoy le daré inicio a mi último año de preparatoria, algo que me tiene feliz porque eso quiere decir que en sólo meses estaré lista para comenzar la universidad y seguir cumpliendo mis sueños más anhelados, ser una profesional y poder dale a mis padres todo lo que se merecen, que es el triple de lo que ellos me han brindado a mi en todos estos años, dando lo mejor de si para que mi hermanita y yo cumplamos todas nuestras metas.

Me quito el pijama y entro a mi baño para darme un regaderazo, lavar mis dientes y alistarme para bajar a desayunar. Luego de estar lista y vestir ropa cómoda, bajo hasta la cocina, dónde ya se encuentran mis padres, mi mamá está revolviendo los huevos del desayuno mientras que mi padre ya está sentado en su lugar leyendo el periódico esperando el desayuno, la imagen que cada día alegra mis mañanas.

- ¡Buenos días! - digo con una sonrisa al entrar a la cocina acercándome a mi padre para saludarlo con un beso en la mejilla, a lo que él corresponde dejando uno igual sobre mi frente a.

-¡Buenos días cariño!, siéntate, ya el desayuno está casi listo - dice mamá dejando el sartén para acercarse a saludarme con beso y un abrazo como todos los días.

- Huele delicioso, ya me dió hambre - digo aspirando el olor que desprende de la comida y el café recién colado.

- Ya comeremos, sólo falta que baje tu hermana, como siempre es la última en bajar. Hoy me tocó llamarla tres veces para que se pudiera levantar - dice lo último entre risas mi mamá, haciendonos carcajear a papá y a mi, pues todos sabemos lo tanto que le cuesta a mi hermana levantarse temprano.

- Que alegre están todos, ¡buenos días! - Saluda mi hermana Aslhey al llegar a la cocina, se sienta a mi lado después de besar y abrazar a mis padres. Aslhey es mi hermanita menor, acaba de cumplir sus catorce años y está cursando la secundaria, también lleva muy buenas calificaciones y se ha estado esforzando para ganarse una beca en la misma institución que yo, lo cual estoy segura de que lo logrará.

Los cuatro nos sentamos a desayunar en familia; al terminar, nuestro padres nos desean suerte en nuestro primer día de escuela, después de eso mamá se encarga de levantar la mesa para ir a descansar un poco más antes de ir a trabajar, ella es enfermera en uno de los centros médicos de la ciudad y algunas veces como hoy, le toca el horario nocturno, por eso cuando le toca guardia, aprovecha a descansar durante el día para no sentirse tan agotada en el trabajo, cosa en la que mi padre, mi hermana y yo la apoyamos y le ayudamos con los deberes de la casa al regresar del colegio.

Aslhey y yo subimos al vehículo con papá, él todo los días nos lleva y nos deja en nuestras escuelas antes de ir a su trabajo, él es contador de una empresa inmobiliaria, dónde le pagan bien, lo suficiente para ofrecernos una vida cómoda y lo básico para vivir bien, y de vez en cuando darnos unos que otros gustitos, aunque con el trabajo de mamá se nos hace difícil planificar las vacaciones.

- Papá, ¿Cuando me dejarás conducir éste bebé? - pregunta Aslhey a papá refiriéndose al auto, mi padre tiene un Mustang 1990, fué el primer auto que pudo adquirir con el esfuerzo de su trabajo, lo adora y cuida demasiado, dice que es "su bebé", mi hermana le he rogado tantas veces que le enseñe a conducir, pero a nadie le deja tocarlo, ni siquiera a mamá, por eso prefiere llevarla y traerla a todos lados con tal que nadie más que él lo conduzca.

- Princesa, aún no tienes edad para éstas cosas, además, ya sabes que este clásico sólo puede ser conducido por mi. Espera a que tú hermana empiece la universidad y podamos comprarle uno propio, con ese podríamos enseñarte. - responde papá sin quitar la vista del camino.

- Pero papá... falta mucho para eso, y ya estoy grande, muchos de mis compañeros ya saben conducir, y en la prepa de Meg la mayoría ya tiene auto - se queja mi hermana haciendo puchero.

-No se para que quieres conducir si yo puedo llevarlas hasta donde ustedes quieran - dice papá.

- Pero no es lo mismo... - refunña Aslhey entre dientes soltando un suspiro de resignación, yo giro mi cabeza para ver a papá, quién la mira a ella por el espejo retrovisor antes de mirarme a mi y sonreír juntos. Ashley es muy distinta a mi, es buena chica, responsable y muy aplicada, pero ella si tiene intereses más acordes a las niñas de su edad, le gusta vestirse bien, arreglar su cabello, incluso usa maquillaje, aunque sólo un poco porque a mis padres no les gusta que use maquillajes excesivos, dicen que va a corde a su edad y ella intenta siempre obedecerles. Sin embargo, no puede ocultar que le preocupa quedar bien con los demás, siempre intenta encajar y cumplir con los estereotipos de la sociedad.

Minutos después papá la deja en la escuela secundaria y se dirige al otro lado de la ciudad para dejarme en la preparatoria, ya que queda bastante retirada de nuestro hogar, pues la escuela está ubicada en la mejor zona de la ciudad, donde sólo vive gente pudiente y adinerada, es un verdadero privilegio que yo esté estudiando ahí, porque ni uniendo el sueldo de mis padres podríamos cotear la matrícula y los libros que solicitan a los estudiantes, por eso me he esforzado en ser la mejor de la clase, incluso de la escuela, para poder conservar mi beca estudiantil y recibir la mejor educación, algo de lo que mis padres están muy orgullosos.

Al llegar a la preparatoria San Diego, me despido de mi padre y me dirijo caminando hacia adentro con mi mochila colgada en mi espalda. Mientras camino observo a mi alrededor, todo está igual que siempre, chicos y chicas por todos lados, el estacionamiento repleto de carros lujosos, unas cuantas motocicletas costosas y unas pocas biscicletas de estudiantes comunes como yo que están aquí gracias a sus becas. Los jardines reverdecidos y bien cuidados, diferentes grupos de amigos riendo y contando sus anécdotas durante las vacaciones, la mayoría de ellos son chicos ricos que lo tienen todo en la palma de su mano, con ropas, calzados y morrales de marca.

Los chicos en su mayoría son guapos, algunos elegantes y bien vestidos, otros a la moda pero con un estilo más fresco, uno que otro con estilo y aspecto de chico malo, y otro... bueno, hay ciertos chicos que parecen que nunca tomaran un baño, cabellos largos con coletas, los pantalones casi a la mitad de los glúteos presumiendo la marca de su ropa interior y actitud de hippie. Cada quien a su estilo pero agustos consigos mismos.

Las chicas con sus cabellos bien peinados y en su mayoría tenidos, perfectos maquillajes y accesorios a la moda, todas unas bellezas con cuerpos esculturales que resaltan a la vista, algo muy distinto a mi, mi vestimenta es modesta, sudaderas cerradas en colores neutros y un poco holgadas, jeans sensillos, nada ajustado, tenis cómodos, una mochila normal y corriente, mi cabello castaño oscuro lasio y callendo suelto sin chiste sobre mis hombros y espalda, un flequillo básico que oculta mi frente y que junto a las gafas casi ocultan todo mi rostro, de cara lavada sin un rastro de maquillaje ni accesorios, así soy yo, una chica nada especial que no tiene interés alguno en llamar la atención.

Capítulo 2. El chico de mis sueños

...Megan Jones ...

Sigo perdida en mis pensamientos, cuando veo llegar en su auto a Mathias Brown, el chico de mis sueños, estoy tan absorta mirándolo que ni cuenta me he dado que detuve mi paso, hasta que Sam me saca de mi burbuja de enamoramiento.

- ¡Meg!, aquí estás, llevaba rato buscandote, ¿Cómo te preparas para éste nuevo año? - dice Sam abrazada a mi con mucha emoción. Sam es mi única y mejor amiga, desde que llegué a estudiar aquí, ella ha estado a mi lado. Su familia también es adinerada, como la de la mayoría de los que estudian aquí, pero ambas tenemos algo en común, somos unas nerds empedernidos, por eso ella no encaja en los grupos sociales de los que tienen su mismo estatus. Es una jovencita muy adorable, con un espíritu humilde y alegre, a pesar de todo el dinero que cuentan sus padres.

- ¡Sam!, que gusto verte, yo apenas llegué, estaba por entrar - le respondo contenta de verla, dando un último vistazo hacia donde está Mathias, gesto que ella nota de inmediato.

- Uuuuuh... ¿sigue gustandote Mathy?, ¿Por qué no se lo dices de una vez?, quien quita y éste sea tu año de suerte - dice Sam picandome con su codo.

- ¡Bah!, no digas tonterías, él no se fijaría en mi estando rodeado de tantas chicas lindas y de su misma posición social - le digo tratando de ocultar mi desánimo retomando mi paso para entrar a la prepa.

- ¿Por qué no? - insiste Sam - tu misma me dijiste que una vez fueron amigos, tal vez ahora puedan ser algo más.

Lo que dice Sam es cierto, Mathias y yo fuimos muy buenos amigos hace años cuando estudiábamos la primaria, nuestra amistad empezó un día en el que otros chicos lo estaban golpeando y yo acudí en su defensa, desde entonces hacíamos las tareas juntos, pasamos el receso juntos, jugábamos, comíamos y hacíamos todo juntos. Él se apoyaba en mi, y yo lo defendía de aquellos que intentaban molestarlo.

Mathias era un niño regordete, por lo que sufría bullying de otros niños, sin embargo, eso no fué impedimento para que él se aduñara de mi corazón desde tan corta edad, yo adoraba pasar tiempo con el, disfrutar de su trato tan dulce y tímido, sus mejillas casi siempre estaban sonrojadas, su cabello rubio brillante como el sol y sus ojitos verdes soñadores... recordarlo siempre me hace suspirar.

Lamentablemente un día se marchó lejos, su papá concretó un jugoso negocio fuera de la ciudad, por lo que tuvieron que mudarse y no lo volví a ver por varios años, hasta que por fin regresó y coincidimos nuevamente en la prepa. Cuando supe de su regreso, mi corazón dió un vuelco de emoción, y más cuando me enteré que estudiaríamos de nuevo en la misma escuela, volveríamos a compartir como antes, retomar nuestra amistad, y hacer todo juntos como antes, pero nada sucedió como lo había imaginado.

A su regreso, Mathias ya no era el niño regordete y tímido que partió años atrás, ahora era un joven rubio apuesto, delgado y musculoso, su timidez la dejó atrás, ahora era extrovertido y muy sociable, rodeado de amigos, y muy admirado por las chicas. Se había convertido en un excelente deportista, el capitán del equipo de fútbol, y su familia había ganado mucho más estatus social del que tenían antes, pues gracias a ese negocio que hizo su padre, habían triplicado su fortuna y se habían vuelto una de las familias más adinaradas de la ciudad.

Cuando supe todo eso, me alegré mucho por él, siempre pensé que se merecía eso y mucho más, pero mi corazón entristeció cuando intenté acercarme a él y ni siquiera me reconoció, ese fué un golpe muy fuerte a mi corazón, lloré por varias noches seguidas por haber perdido a mi mejor amigo y al amor de mi vida, aunque él nunca supo de mis sentimientos. Los días fueron pasando y me fuí acostumbrado a verlo con otras amistades, siempre lejos de mi, fué ahí donde entendí que él no era para mí, sin embargo, mi amor por él permacía intacto.

- Eso era antes, Sam, ahora él tiene otro tipo de amistades, gente más sofisticada y divertida que nosotras. Pero mejor olvidemos ésto, cuéntame, ¿ya averiguaste cuando se conformará el grupo que participará en el decatlón académico?, éste año también tenemos que inscribirnos. - le digo emocionada con lo último, ya ansio comenzar con las actividades extracurriculares, pero en ese momento noto un gesto de tristeza en su rostro.

- Meg, tengo que contarte algo - me dice cabizbaja, lo que empieza a preocuparme - éste año no podré inscribirme contigo, mi mamá recibió una oferta de trabajo en Canadá y papá también quiere hacer algunos negocios allá, así que nos mudaremos la próxima semana, terminaré mis estudios allá, sólo vine porque quería pasar éstos últimos días contigo.

- ¿Qué?, ¿Se irán tan lejos?, eso quiere decir que... me quedaré sola otra vez, ¿Por qué cuando hago buenos amigos la vida me los quita y se los lleva lejos? - digo con el nudo en la garganta tratando de no llorar antes de abrazarla con fuerza.

Ésta es la peor noticia que pude haber recibido, cuando me desperté ésta mañana, creí que este nuevo inicio sería mejor que los anteriores, pero me equivoqué, si con ésto me tropiezo el primer día de escuela, ¿Que me esperará en los siguientes?.

Luego de conversar un poco más con Sam, las dos nos tranquilizamos y decidimos disfrutar éstos últimos días que nos quedan juntas. La campana de la escuela suena dando aviso a que debemos entrar a nuestras aulas y eso hacemos, pasamos toda la mañana juntas entre clases y presentaciones con los nuevos profesores, durante el receso comimos juntas en el cafetín como siempre, ella tomó mi libreta y me escribió un lindo mensaje en una de las últimas hoja para que me quedara el recuerdo de nuestra amistad, aunque prometimos que siempre nos mantendríamos en contacto por la redes sociales y me escribiría a diario por el WhatsApp para contarnos nuestro día a día.

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