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Construyendo Un Imperio

Presentación

Un joven enamorado de quién lo ignora, pero decidido a todo; tratará de hacer lo que jamás hizo por ninguna otra...

Conquistarla.

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Emilio Belmonte, uno de los cuatrillizos, hijo del Jefe pervertido, Brandon y su hermosa secretaria, Marisol Daurella; con 20 años recién cumplidos decidió dejar de esperar por lo que quiere.

Ya recibido de Arquitecto y con su pequeño edificio, luchará por construir el imperio que se merece.

Tuvo errores que lo llevaron a grandes fracasos y castigos, pero su familia siempre estuvo para ayudarlo, cuidarlo y alentarlo.

La hermana mayor, Bella, es su favorita dentro de la familia y con quien tuvo una equivocación que casi lo derrumba. Un día estaba demasiado enojado porque no confiaban en él, entonces le reclamó a su padre que ella no era su hija, ya que es de un matrimonio anterior, y aunque recapacitó de inmediato, el daño ya estaba hecho. A consecuencia, su padre le quitó el apoyo monetario y vehículo.

En el amor le fue mal, no porque no tuviera pretendientes, sino porque una chica de la cual creyó haberse enamorado, le fue infiel con muchos hombres y lo engañó con un embarazo que no era producto de él, sino de un Suggar.

Su exnovia, Sasha, tenía un amplio mundo recorrido en estafar y engatusar hombres para su beneficio. Mató a un señor creyendo que obtendría la herencia y no fue así, ya que él fue inteligente y le dejó todo a quién lastimó anteriormente. Luego conoció a otro que le pagó la Universidad y Emilio le pagaba el alquiler del departamento donde vivía, sin saber de sus andanzas.

La chica lo único que quería, además de dinero, era romper la familia "perfecta" que parecían ser los Belmonte, ya que es hermana biológica de Bella e hija de un hombre desalmado, pero al igual que su descendencia, ambicioso.

Saliendo de eso y todavía con el castigo latente; Emilio con idea de Bella, miró su cuenta personal en el banco y abrió su estudio, además de hacerse varios tatuajes, entre ellos un enorme León.

Pascal, su cuñado, le presentó a Lady, una chica que le pareció hermosa, pero lo confundió. Obviamente, formó parte de la familia porque Bella estaba en pareja con el chef, y todos le tomaron cariño, especialmente su cuatrillizo Isaías, quien parecía garrapata con ella y le provocaba celos, quien con simples e "inocentes" gestos, le demostró claramente, que su actitud tiene que ver con algo más parecido al amor y no a la amistad.

A ella le sucede lo mismo, pero con el tiempo disimula cuánto le gusta Emilio, porque a pesar de ser correspondido mantiene una lealtad por la cual no se arriesga.

Sí, lo ama, pero una de sus tres amigas en la Universidad, parece estar enamorada de él y no sabía qué hacer... Amar libremente y perder una amistad, o ser fiel a su amiga y perder la posibilidad de estar con él.

Por meses... Eligió lo segundo, pero... ¿Y ahora?

¿Qué cambió?...

Un simple juego de "Reto o verdad" le hizo avanzar y arriesgarse a besarlo, disfrutando ambos de esa necesidad que tenían, pero al separarse, cometió el error de decir que cumplió con un reto, cosa que lastimó el ego de Emilio y ella sintió caer al darse cuenta que él lo estaba esperando, tanto o más que ella...

Desde entonces, ambos se aman con más intensidad, pero no tuvieron la suficiente madurez para aceptarlo.

Evento tras evento, la familia los ha colocado como pareja para darles la oportunidad de avanzar, aunque no lo hacen.

En este presente, luego de dos años conociéndose, ¿Qué harán?

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¿LISTOS?

Hemos comenzado con un resumen de la historia anterior para que recuerden bien los detalles... Obviamente, hay cosas que se saltearon para ir mencionándolas más adelante...

A mis lindas lectoras que me siguen... VOLVÍ, solo estuve horas sin escribir, y a las nuevas personas que descubren esta novela... ¡BIENVENIDAS!

Sí bien es la tercera parte de una historia,(1"Un jefe pervertido" y 2 "Bella y deliciosa")... pueden leerla independientemente porque solo avanzaremos. 💜

¡Un abrazo enorme!

Paciencia

Emilio Belmonte

Hace dos años, en medio de un problema familiar me retiraron el apoyo económico, por lo que me dejaron con lo que tenía en mi cuenta de banco, una que me recordó mi hermana que existía.

Con ese sustento y dispuesto a avanzar para no decepcionar aún más a mis padres, compré un edificio, el cual, ahora es uno de los más famosos... IMPERIO BELT.

Al principio y aún sin recibirme, empecé creando diseños que algunas personas de renombre me habían pedido personalmente. Luego de sus recomendaciones, llegaron más clientes y así, hasta lograr lo que soy hoy en día.

Como cada mañana, salgo de mi departamento y voy hacia el edificio a trabajar, encontrándome allí a mi Princesa...

—¡Buenos días! — Saludé para llamar su atención y me acerqué para darle un beso en la mejilla.

— Buenos días, Emi...— Respondió Lady sonrojada — Tienes reunión en diez minutos.

— ¡Gracias! — Dije y seguí a mi oficina.

¡Sí! Lady está trabajando como mi secretaria, puesto que se recibió, pero no permitió que Pascal le regalara un edificio para realizar su sueño de crear una agencia de viajes, ya que lo quiere hacer con su propio dinero.

En estos momentos, tengo una ventaja y una no tanto... Primero, la tengo cerca, la veo todos los días y puedo disfrutar de su compañía; segunda, en cualquier instante, terminará de reunir el dinero y no me necesitará más.

Los pocos meses que hemos estado trabajando juntos, me convencieron de que debo conquistarla más directamente, ya que con simples salidas no entiende sobre mi interés.

Jamás le he mencionado la palabra cita, pero ir a buscarla para ir al cine y mirar una película de amigos que luego se hacen novios, creí que le daría cierta idea, pero al parecer no.

Le he regalado lindos ramos de rosas que luego se lleva a su casa o chocolates que comemos juntos, pero ni así reacciona.

Lo único que me falta decir es "Te invito a una cita" para que se dé cuenta de la profundidad de mis actos, o escribirle tarjetas más románticas en sus flores.

Aunque, a veces pienso que solo finge no darse cuenta, tal vez por miedo o algo más, pero desde el beso que nos dimos en París, no volvió a repetirse e incluso, trata de mantener su distancia, aún más si están sus amigas.

Eliani, la amiga de Lady, siempre mira mis brazos antes de hablarme, y no entiendo por qué, luego se dirige a mí con normalidad. También he visto como Lady se pone tensa cuando estamos en el mismo espacio con sus amigas porque seguramente, no quiere que la vean conmigo.

— Emi, es hora de tu reunión— Lady entró sin golpear

—¿Ya?— Pregunté mirando el reloj en mi mano.

— Sí, la señorita está esperando.

— ¡Gracias!— Me acomodé el traje y me dirigí a la puerta, pero Lady me sostuvo el brazo cuando pasé por su lado. La miré sin entender y explicó.

— Golpeé la puerta varias veces, pero no respondiste, así que me tomé el atrevimiento de entrar — Emitió con su hermosa voz.

— Tranquila, princesa... Está bien. Ya te lo he dicho antes, pero tienes permiso de entrar sin avisar, e incluso cuando yo no esté. — Le sonreí y dejé un beso en su frente.

Esto es lo único que puedo hacer y no hay más, por ahora. Pero, soy feliz... Las cosas se darán de a poco, con tiempo y paciencia. Aunque, puedo decir que a penas me confirme una relación, no podrá dejarme, ya que la castigaré por hacerme desearla y amarla en silencio tanto tiempo.

Entré a la reunión con Lady, quien anota y pregunta lo que a mí se me pueda olvidar; hablé con la chica que requiere de mis servicios para hacer un centro comercial y agendamos una próxima reunión para mostrarle los planos.

— Fue rápido— Expresó mi princesa, un poco sorprendida mientras caminábamos por la empresa.

— Ella vino porque sabe lo que quiere — Tiré de indirecta — Es decidida — Agregué

— Es cierto — Asintió — Me alegro de que nada se lo impida — Dijo sentándose en la silla de su escritorio

—¿A ti qué te impide ser feliz? — Apoyé mis manos en su escritorio e incliné mi cuerpo hacia adelante.

— ¿A mí? ¡Nada!— Respondió sonrojada, esquivando mi mirada

— ¡Bien!— Sé que no dirá nada, así que me alejé y volví a mi oficina.

Más tarde, nos tocó salir a almorzar, obviamente juntos y la llevé al restaurante Belt, el de Bella.

Una verdad

Lady Arevalo

Cada día se hace complicado estar al lado de Emilio, más que nada por el amor que le tengo y lo irresistible que se vuelve a cada segundo, pero sigo fuerte o idiota por respetar una amistad.

No he visto a Eliani en varios días, pero la última vez que nos juntamos dijo "Ojalá el hermoso Belmonte me mire" y mi corazón casi no resiste al imaginar a Emilio junto con ella.

Ahora mismo, y como siempre... Emi me invitó a almorzar, esta vez yendo al restaurante Belt, ya que algunas veces vamos a PCARM o uno diferente, pero más cercano.

Estando allí, nos acomodamos en una mesa y el mesero vino a entregarnos el menú.

—¿Qué te apetece hoy?—pregunta Emi

"Volver a besarte"— pensé, pero obviamente no lo dije en voz alta.

— Carne — Emití sonrojada, ya que mi mente imaginó un plato diferente, el tipo de carne que tiene su cuerpo.

— ¡Buena elección! Yo elegiré pasta —Respondió todavía mirando la carta, sin darse cuenta de mi sonrojó.

Unos diez minutos más tarde, mi celular sonó y respondí.

📱¡Hola! ¿Cómo estás?— Atendí simpática sabiendo quién llama.

📲 ¡Lady, hermosa! Hoy iremos a almorzar todas juntas y no nos puedes decir que no — Ordenó Florencia.

📱Estoy en el Restaurante Belt con...

📲 ¡Qué bueno porque nosotras estamos llegando! Besos. —me Interrumpió y Cortó la comunicación antes de que pudiese decir con quién estoy.

—¿Todo bien?— Preguntó Emi, mientras el mesero colocaba los platos delante de nosotros.

— ¡Disculpa!— Le hablo a quién nos atiende — ¿Puedes quedarte unos minutos? Es que vienen tres amigas. —ignoré a Emilio unos segundos

— Claro, señorita — Aceptó él y se alejó unos pocos pasos.

— Emi, ¡Lo lamento! Llamó Flor y dijo que querían almorzar sí o sí y...

—Entiendo, no te preocupes — Sonrió — Cuando lleguen me retiraré para que estén en privado y puedes tomarte el resto del día libre.

— ¡Gracias! Pero no hará falta. Puedes quedarte con nosotras y luego volvemos a trabajar.

— ¿Segura?— Preguntó él

— Sí, claro — Le sonreí y vi a las chicas entrar.

Ellas claramente, ya tendrían reservación, por lo que la Hostess las dirigió a su mesa, pero cuando me vieron, cambiaron el rumbo con la encargada detrás.

—¡Señores, disculpen, ya retiraré a las mujeres!— Dijo nerviosa, antes de que alguien pudiera emitir algún sonido

—Tranquila, son mis amigas. — Aclaré y la vi suspirar.

¿Será qué pensó mal, que nos pelearíamos o algún otro tipo de altercado?

— Puede retirarse, ellas se sentarán con nosotros — Avisó Emilio y la mujer se retiró.

—¡Buen provecho!— dijeron ellas.

—¿Cómo están?— Preguntó Flor — No sabíamos que estarías acompañada

— Intenté decírtelo, pero me interrumpiste — Me reí y ella Volteó los ojos.

— Tienes que hablar más directamente — Se sentó en la silla cercana a Emi.

— Nos hemos reunido para despedir a Eli — Milcaris no le dio vueltas al asunto y se sentó del otro lado, dejando a Eli junto a mí.

—¿A dónde vas?— Le pregunté a mi amiga, pero ella veía a Emilio y ahí estaba otra vez mi malestar.

Yo aquí, almorzando en privado, o casi, pero todos los días en la misma situación, sin poder evitarlo, y ella enamorada de él, el hombre que me tiene temblando en la privacidad de mi cama, de mi oscuridad, de mis sueños húmedos.

—¡Ey, te hablan!— Milcaris golpea el brazo de Eli.

— ¡Lo siento! ¿Qué era?— Preguntó ella.

— Lady te Preguntó a dónde vas — Repitió Flor.

—¡Me mudaré a Rusia! Tengo familia por allá y necesitan que me encargue del negocio — Respondió Eliani.

—¿Por cuánto tiempo? — Pregunté

Tenía conocimiento de que ella era Rusa, pero jamás me imaginé que tuviera que volver. Es algo que ella no quería.

— Indefinido, lamentablemente. — Respondió mirando a Emilio

—¿Puedo preguntarte algo?— Por primera vez él habló, justo directo a Eli.

—Por supuesto — Dijo ella sonriendo — Quiero calamar. —le pidió al mesero.

— ¡Uy! Yo quiero la especialidad del día — pidió Flor

— Yo, Sushi— agregó Milcaris, prestando atención a Emilio

—Siempre que nos vemos, buscas algo en mis brazos. ¿Por qué? — Él tan directo y va a recibir una respuesta que seguro no se espera.

—¿Quieres la verdad?— Eli se apoyó en la mesa sensualmente y le sonrió

—¡La verdad!— Pidió él

— ¿Me muestras tus brazos?— Eli Preguntó

Emilio tenía sus brazos cubiertos por la camisa y mi amiga no podía ver sus tatuajes. Al parecer está obsesionada con la tinta en él, aunque a decir verdad, yo también.

Él sin preguntar el por qué, desprendió los botones de su muñeca y dobló las mangas de sus brazos para mostrar los dibujos que tenía allí.

—¿Feliz? ¿Quieres un tatuaje?—Preguntó Sarcástico

— Pensé que eras Isaías —Respondió Eli, dándole espacio al mesero para que dejara su plato de comida.

—¿Isaías?— Pregunté —¿Por qué lo confundes con él?

— A veces él está contigo y otras, es este — Señaló a Emilio — Ciertamente, cuando estás con Isaías me gusta llamar su atención

—¿Cómo?— Quedé en shock — ¿Te gusta Isaías? — Pregunté queriendo corroborar la información que creo recibir.

—¡SÍ, amiga! ¡Creí que te habías dado cuenta!— Rió Eli.

—¡Pensé que era Emilio!— Lo Señalé al involucrado y me miró asombrado

—No, querida. Si reconozco que son iguales y atractivos, pero no sé compara con la actitud del lindo Profe.

— ¿Me confundías con mi hermano? — Preguntó Emi

— Ya dije que sí... Admito que es horrible, pero desde lejos podía pasar, ya de cerca veía sus brazos. Sé que Tú — señaló a Emi — estás cubierto de tatuajes, pero Isaías solo en un brazo.

— No pasa nada. — Emilio sonrió y me miró — Ahora entiendo muchas cosas.

Yo simplemente me removí en mi lugar y no me atreví a mirarlo, aunque puedo sentir sus ojos en mí.

—Bueno, entonces, ¿Qué harás en Rusia?— Pregunté cambiando de tema

— Seré la jefa del negocio familiar. — Dijo seria.

—¿Es algo malo?— Preguntó Milcaris.

— Mmmm— Eli hizo un gesto malhumorado— Cuando eso no te gusta, sí.

— ¿Serás mafiosa o sicaria?— Preguntó Flor totalmente eufórica

— No... — Eli miró hacia otro lado

— Parece algo malo— Insistió Flor.

— Digamos que seré 100% Rusa, olvidando todo lo que tiene que ver con España — comió de su calamar

— ¿Olvidando qué tienes amigas o qué te gusta mi hermano?— Preguntó Emilio

— Debería ser todo, pero claramente, es complicado.— Respondió ella. — Cambiaré de número y no podré comunicarme. — Avisó.

—Pero... — Milcaris iba a decir algo, pero quedó muda.

—¿No te veremos más?— Preguntó Flor.

— Algún día volveré a España... Las vigilaré y el día que se casen, vendré — Dijo riendo.

— No me gusta ser perseguida por nadie, pero si eso me asegura que vendrás, está bien — Milcaris la apoyó.

— ¡Buscaré un hermoso hombre pronto, así me caso y vuelves a nosotras!— Avisó Flor.

—¿Lo prometes?— Preguntó Eliani bromeando

— ¡Obvio! — Rió Flor.

—¿Cómo será según tú?— Milcaris curioseó

— Alto, musculoso, de tatuajes, pelinegro...

— ¡Conozco a alguien! — interrumpió Emilio

—¿Quién?— Pregunté

— Jairo Santos, un cliente que tiene su empresa de Bienes Raíces. —Respondió él

—¿Cuándo me lo presentas?— Indagó atrevida mi querida amiga.

— La próxima vez que me llamé lo invitaré a almorzar — Rió mi jefe — Le diré a Lady que te avise así vienes — Concluyó Florecita.

— Debo darte un premio al buen amigo, ¿Qué quieres? ¿Una novia? ¡Te consigo una amiga!

—¿Puedes ayudarme? Me interesa alguien — Dijo él y me sonrojé.

— ¡Está hecho, esa fulana será tuya antes de Navidad! — aseguró Flor.

Ella no sabe, pero él habla de mí, o eso quiero creer todavía. Espero que no se haya cansado de intentar conquistarme. Me encantan sus flores, los chocolates que me regala, las citas que hemos tenido, sus atenciones, los desayunos y cada comida en la que estamos juntos.

Ahora, sabiendo que mi hermosa amiga quería a otro de los Belmonte, estoy más tranquila y puedo darle rienda suelta a lo que siento... Aunque, disimuladamente, sé que él ya se dió cuenta el por qué lo "rechazaba" y va a jugar conmigo.

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