Por siglos, el fénix y el dragón han sido símbolo de poder y respeto, el imperio de Shanxi era adorador del fénix, se dice que su emperador recibió el fuego del fénix y gracias a eso gano guerras, creando un imperio enorme, durante siglos, el primogénito del emperador, era quien heredada dicho poder.
En Tianwi, adoraban al dragón, por lo que el emperador recibió los ojos de este ser, que le brindaban grandes ventajas en las guerras. Su imperio también se expandía, por lo que ambos imperios comenzaron a tener roces de guerra hasta finalmente esta inició, durando años, hasta que ambas deidades bajaron castigando a los emperadores, causando que el poder los consumiera cada vez que los usaban, ya que el don que les entregaron, comenzaron a usarlos para satisfacer su ambición y no para proteger a su gente.
El emperador del dragón, perdió la vista y el emperador del fénix, comenzó a tener quemaduras por todo el cuerpo, hasta que ambos finalmente perdieron la vida. Pero sus primogénitos heredaron dichos poderes, aunque si estos los usaban para cumplir su ambición, acabarían igual que sus antecesores y así, ha sido por siglos, hasta que en la actualidad, los primogénitos de los actuales emperadores, nacieron sin aquel don de las deidades.
Hoy en día la tensión entre ambos países han estado en desacuerdos y con una amenaza de guerra entre ambos, así que cada imperio, prepara a sus ejércitos, en Tianwi, el emperador tiene un ejército poderoso, con guerreros de grandes habilidades, pero no se compara en nada a las tropas del gran general Yuan, quien gracias a las riquezas de sus tierras, cuenta con un ejército mayor al del emperador y este, no se atreve a ir en su contra y el gran general tampoco esta conflicto con él, por el contrario, su familia siempre ha sido leal, ya que en algún tiempo atrás, algunas mujeres de la familia Yuan entraron al palacio como concubinas e incluso una llego a ser emperatriz, por lo que tiene grandes lazos con la familia imperial.
El gran general, tiene tres hijos, dos hombres, quienes se han dedicado a entrenar para obtener sus puestos en el ejército de su padre y una chica llamada Xia, una joven hermosa, pero lamentablemente, es ciega, pues cuando tenía cinco años, comenzó a perder la vista y hoy en día, a sus 17 años, ha aprendido a vivir de esa manera, pero su familia se preocupa por ella, ya que le será difícil encontrar un buen matrimonio, aunque a su familia no le importaría cuidar de ella por siempre, saben que con la guerra, alguno de ellos puede no volver y Xia quedaría desaparada. Si bien en Tianwi, existe casi una igualdad en los derechos, aun siguen siendo poco aceptados y no todas las familias permiten que una chica tenga libertad de elegir lo que desea, pero al menos, las hijas pueden heredar la fortuna de sus padres, una joven como ella, siendo ciega, le sería difícil vivir sola.
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En el imperio de Tianwi, se celebro una boda, era la boda del segundo príncipe, Chai Bao, con Yuan Xia, la hija del gran general y duque, Yuan, esto para que así el duque, preste su gran ejército al emperador debido a esta alianza política y tenga la seguridad de que su hija estará en buenas manos si algo le llegase a pasar. Pero el segundo príncipe, no estaba nada feliz por su matrimonio, porque había un inconveniente y es por la ceguera de Xia.
La boda se llego a cabo, pero, el príncipe nisiquiera acompaño a su esposa a la cámara nupcial, él paso su noche de bodas con sus concubinas, pues de ninguna manera pensaba pasar su noches con una ciega que seguramente no podrá complacerlo. Debido a esto, Xia, no era respetada como princesa y era acosada por las concubinas, mientras que si se defendía, el príncipe la castigaba, acusándola de usar su ceguera para aprovecharse de las concubinas y era encerrada sin comer por días.
Así fue por mucho tiempo y tras saber que su padre y hermanos habían muerto en la guerra, Xia no pudo resistirlo más y se quito la vida, ante esto, el príncipe Bao se siente arrepentido y más aún cuando descubre que eran sus concubinas quienes le hacían daño a Xia. En su arrepentimiento, conoce a una chica, quien le ayuda a perdonarse y sanar, aunque no todo es felicidad, la guerra será inevitable, así que el segundo príncipe tendrá que lidiar con eso y lo logra, al final vencen a todo villano que se les presentan, hasta lograr su final feliz.
Una historia lamentable, donde una joven inocente perdió la vida y el cretino que la daño, pudo alcanzar su final feliz, para Mai, esa historia era absurda, quien merecía una mejor vida era Xia, ella tenía talento, provenía de una familia honorable, pero por su ceguera, no se supero y permitió que otros le hicieran daño, pero ahora, esa que estaba chica que ahora se encuentra encerrada en una habitación, no era Xia, al menos su alma ya no era ella. Había despertado confundida, sin saber lo que estaba pasando, hasta que un dolor de cabeza la hizo ver todo lo que Xia sufrió, es ahí donde entendió que ella era la princesa Xia, la extra cuya muerte fue miserable e injusta, porque ni ella misma supo aprovechar su vida y dejo que un grupo de mujerzuelas le hicieran la vida imposible. Pronto escucha una conmoción fuera, eran las concubinas quienes han llegado a "visitar" a Xia, aunque bien se sabe que solo han venido a humillarla.
— mis ladys, la princesa esta enferma, por favor comprenda.— suplica la doncella.
Pero la pobre mujer solo recibe un golpe de parte de una de las concubinas.
— no eres nadie para impedir nuestro paso. Además escuche que le llegaron regalos a esa estúpida y no creo que los necesite.— se burla la concubina.
Y es que a Xia, siempre le llegan regalos de parte de su padre y hermanos. La mujeres se dirigen a la sala de la residencia, viendo las cajas de los regalos, la primera concubina agarra una que estaba en la mesa y al abrir esta caja, vio que eran adornos para el cabello hechos de jade, la mujer frunció los labios, detestaba que Xia tuviera esa clase de regalos, cuando nisiquiera puede verlos y ella, que es hermosa y sana, su familia no le da nada, es decir, esa concubina, simplemente envidiaba a Xia.
—¿quien le ha dado permiso a usted de tocar mis cosas?— pregunto Xia.
La concubina voltea molesta, viendo a Xia de pie en la puerta.
— no es como si una ciega los necesitará, no puedes ni ver o apreciar su belleza.— ríe y las otras chicas también lo hacen.
— ¿y que? Eso me lo envió mi familia y no te permito llevarte nada.—
— ¿quien te crees para hablarme así? Yo puedo tomar lo que quiera, soy la concubina favorita de su alteza.—
— exacto, eres solo la concubina, yo soy la esposa y ese jade que sostiene tu sucia mano es mío.— señala la pulsera de jade.
La concubina se sorprende que apunte bien y que encima sepa lo que tiene en la mano.
— ¿esposa? Eso no vale nada si su alteza no se interesa en ti.— se burla.
— no me importa si él se fija o no, en mi, sigo siendo la esposa y me debes respeto.—
En un ágil movimiento, Xia ya estaba cerca de la mujer y le propinó una cachetada que resonó por la habitación, causando que la mujer cayera al piso. Todas las presentes, estaban pasmadas ante tal acto. La concubina se lleva la mano a la mejilla y al levantar la vista, Xia estaba ante ella.
— de ahora en adelante, quien tome lo que es mío, perderá las manos. Lo único con lo que les permito quedarse, es a mi esposo.— sonríe con burla.
— maldita ciega, esto lo sabrá el príncipe, espera y obtendrás tu castigo.—
— adelante, le haré saber esto a mi padre, estoy segura que retirará sus tropas de la guerra. ¿Que dirá el emperador cuando sepa que pierde la guerra por el berrinche de una concubina?— responde Xia.
La cara de la concubina se quedo pálida, por supuesto que si el emperador se entera de todo y que por ella el gran general retira su apoyo, podría incluso ser ejecutada.
— Yao, escribe la carta a mi padre, explica todo lo que estoy pasando y que el mensajero lo lleve de urgencia a mi padre.— le ordena a su sirvienta.
— por supuesto alteza, ahora mismo cumplo su orden.— la joven doncella pide le traigan tinta y papel.
— tú, no escribirás nada, si le digo esto al príncipe, no dejará que ningún mensajero lleve la carta.— amenaza la concubina.
Camina hacía la sirvienta para quitarle el papel, pero Xia se interpone, jalando su cabello, las otras concubinas se sorprenden por aquello.
— maldita ciega, suéltame...esto lo sabrá lo alteza.— grita.
— adelante, dile, cuenta todo lo que te he hecho hoy y para que sea verdad, hay que tener evidencia.—
Xia la tira al suelo y se sube encima de la mujer, dando puñetazos en su cara repetidas veces, ante la mirada atónita de todos los presentes, hasta que los sirvientes de la concubina reaccionan y sostienen a Xia, mientras las otras concubinas aparta a su compañea, quien ya tiene el rostro lleno de sangre.
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---------------NOTA-----------
Ojo, si bien en la historia, los personajes tienen nombres chinos, no significa que sea basado completamente en la cultura china. Los nombres de los países, ciudades, etc, son ficticios y el mundo donde se desarrolla la historia.
El sonido de un golpe resonó por la habitación, era el según príncipe quien le había dado una cachetada a Xia, el príncipe era un hombre atractivo, de cabello largo y bien vestido, digno de un protagonista, pero en opinión de Xia, era un estúpido. Xia estaba en el suelo, con la mano en la mejilla.
— ¿quien te ha dado el derecho de tratar así a Suyin?, ella solo quería ser amable y ayudarte a guardar los regalos que te enviaron.— reclama Bao.
— así que eso dijo, parece que olvido decir que había venido a robarse mis cosas, como siempre lo hace.— Xia se pone de pie y se mantiene firme ante el príncipe.
El príncipe puede notar algo diferente en Xia, era la primera vez que no lloraba después del golpe, además, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al tenerla así de frente, como si le viera a los ojos.
— no digas mentiras. Te quedarás castigada una semana, no saldrás de tu habitación y esos regalos serán repartidos entre todas, para que aprendas.—
Dicho esto Bao se retira, pero Xia le escucha decir que manden a los sirvientes por las cosas. Xia sonríe con burla.
— Yao, ayúdame...—
Si tanto quieren esas cosas, se las dará, pero el príncipe jamás dijo que debería dárselas en buenas condiciones. Más tarde cuando los sirvientes llegaron por las cosas, una sirvienta los guía al patio trasero y ahí había una gran fogata con Xia parada ante esta.
— su alteza nos envió por las cosas que le llegaron esta mañana.—
Xia señala la fogata.— adelante, tomen todas.—
Los sirvientes miran asombrados y al fijarse, eran varias cajas de regalos lo que ahí se quemaban, ropas y joyas ardían en las llamas. Xia solo se dio la vuelta y camino dentro de la casa, pero lo sorprendente, es que las sirvientas solo van tras ella sin necesidad de guiarla como suelen hacer, aquellos hombres del príncipe se miran entre si, parece que esto solo causará mayores problemas.
En su habitación, Xia es peinada por Yao, mientras otra sirvienta sirve una sopa y jugo.
— alteza no debió hacer eso, solo hará que el príncipe se enoje más.— menciona preocupada Yao.
— lo sé, veamos cuanto aguanta, porque si desea matarme o encerrarme en el calabozo, necesita llevarme ante el emperador y eso a nadie le conviene.—
La verdad Xia muy tonta, pudo usar a su favor el poder de su padre, pero nunca lo hizo.
— Yao, necesito que corras un rumor, uno que llegue al emperador.— sonríe ladina.
—pero alteza...no quiero que se meta en problemas.—
— no te preocupes, no soy yo, quien estará en problemas.—
En la residencia de Suyin, Bao estaba presente mientra esta era atendida, tenía el rostro inflamado por los golpes, labios partidos y un ojo rojo, ella se lamenta por como luce, pero gracias a eso, los regalos de Xia serán suyos. Tocan a la puerta y al darle permiso de entrar, era uno de los hombres que fueron a la residencia de Xia.
Este se acerca al príncipe y le cuenta lo que paso, el príncipe frunce el ceño rápidamente.
—esta mujer, ¿se atreve a desafiarme? Maldita sea, solo causa problemas.— habla con enojo.
— alteza, ¿sucede algo malo?— Suyin, se muestra preocupada.
— esa mujer quemo todos los regalos que le han llegado.—
—¿que? Mis cosas...alteza no puede pasar por alto esto.— llora desconsolada.
Y es que habían joyas y ropas valiosas dentro de los regalos, no puede creer que se haya perdido todo. Bao le pide a Suyin descansar, ya después verá que hace con el problema, pues era la primera vez que Xia le daba esa clase de problemas, incluso cuando fue a verla y Xia se puso de pie ante él sin llorar, fue algo extraño, ella normalmente se queda en el suelo llorando, pero esta vez, se mantuvo firme sin soltar una lágrima e incluso juraría que le miraba fijamente a través de las vendas de sus ojos.
Los siguientes días un rumor resonaba en el palacio, el cual dice que la princesa Xia ha enviado una carta a su padre, donde pide le conceda el permiso de pedir el divorcio, pues ya no soporta que las concubinas del segundo príncipe le quiten todo, incluso la obligaron a quemar todos los obsequios que su padre le había enviado.
Dicho rumor llego a los oídos de la emperatriz, quien de inmediato, se preparo para dirigirse a la residencia de Xia, pues si el rumor llega al emperador, puede causar muchos problemas, ella sabe lo importante que es la alianza del gran general con el palacio.
Al llegar, escucha los gritos de un hombre y se acerca notando que se trata de Bao, mientras que Xia se mantiene sentada.
— ¿sabes la gravedad de lo que haces? ¿Divorcio? No seas ridícula, si fuese posible yo mismo te habría echado hace tiempo.— la grita.
—es obvió que no lo haces porque eres un cobarde, te recuerdo que mi padre fue a la guerra en tu lugar. Siento pena por el emperador, tener un hijo tan cobarde.— sonríe con burla.
— ¿como te atreves? — Bao levanta la mano con la intención de golpear.
Pero al lanzar la cachetada, Xia detiene su mano apretando la muñeca del príncipe quien se queja.
— ¿te duele? Esto solo prueba lo inútil que eres. Si fuese yo, traería honor a mi familia.— se burla.
Las puertas se abren de golpe y rápidamente las sirvientas ahí presentes hacen una reverencia, mientras que Xia suelta la mano del príncipe y este hace una leve reverencia. La emperatriz se acerca a Xia para darle una cachetada.
— ¿que crees que haces? Actuar de esta manera con tu esposo es poco honorable. Como esposa debes callar y escuchar a tu esposo.— le riñe la emperatriz.
— ahora comprendo de donde sale la cobardía del segundo príncipe...— sonríe con malicia.
—¿que has dicho? ¿Sabes a quien estas ofendiendo?—
— si, pero me pregunto ¿que pesa más, una ofensa a la emperatriz o una ofensa a la hija del guerrero más importante del imperio?—
— tú, más respeto hacía mi madre e inclínate ante ella.— Bao le sostiene del caballo y la obliga a inclinarse.
— escuche que has hecho una ridiculez, si tu padre abandona el campo de batalla, podría ser tachado de traidor, ¿es eso lo que quieres? Ahora retractate de ese rumor o sufre las consecuencias.— ordena la reina.
— si mi padre es culpado de traidor, ¿quien lo detendrá? ¿Su hijo cobarde? Porque en el palacio no hay tropas suficientes para detener a las de mi padre, recuerde que su poder equivale al de cien hombres.—
Xia levanta la cabeza quedando de frente a la emperatriz, quien sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, pese a las vendas de sus ojos, la emperatriz tenía esa sensación de ser mirada fijamente.
— yo mantendré firme mi decisión hasta que llegue a oídos del emperador, a diferencia suya, yo no estoy hecha para ser la sumisa de ningún hombre.— menciona con voz firme.
La emperatriz sintió su cuerpo temblar, esa chica ante ella, no era la misma Xia que siempre la obedecía sin quejas. Bao también, no sabía como reaccionar ante la chica, era totalmente extraño para él esta situación. La emperatriz apretó los puños y ordena a sus sirvientes llevar a Xia al patio y darle 10 azotes por faltarle al respeto.
— debes aprender a que las ofensas a mi persona, no se perdonan.—
Xia camina con toda tranquilidad junto a las sirvientas y se arrodilla en el patio, mientras uno de los guardias se acerca con una tabla que sirve para esa clase de castigos.
— asegúrense de que puedan quedar cicatrices para que las vea mi padre cuando vuelva.— menciona Xia.
Aquello hizo sentir un escalofrío al guardia, pero la emperatriz dio la orden de iniciar. El primer golpe impacto en su espalda, pero Xia apretó la mandíbula sin dejar salir un sonido, mientras que Yao y las otras sirvientas, miran horrorizadas. El siguiente golpe continúa, seguido de otros, pero en ningún momento Xia se quejo, algo que solo aumentaba la ira de la emperatriz; ya eran cinco golpes hasta que Bao levanta mano.
– es suficiente, madre, creo que con eso entenderá.— pide Bao.
Pese a que Xia no se quejo, Bao podía ver la sangre en la madera, era obvió que ya ha sido lastimada. La emperatriz ordena que se detengan también y se marcha, advirtiendo que detenga el rumor. Mientras que Bao se acerca a Xia.
— no debiste faltarle al respeto, ella no es como yo. Vamos, mandaré al doctor.— le sujeta el brazo para que pueda ponerse de pie.
Pero Xia lo aparta y se pone pie sola, pidiendo ayuda a Yao, pues debido a los golpes su cuerpo no puede mantener el equilibrio, sin duda necesita mucho entrenamiento.
— Xia...—
— mi decisión continúa firme y lo que la emperatriz hizo, me lo cobraré algún día.— advierte.
Con ayuda de Yao entran a la casa, donde de inmediato las sirvientas preparan agua caliente y trapos para poder atender las heridas de Xia.
...
Las heridas de Xia estaban sanando lentamente, pero mientras permanece en su habitación, trata de practicar algunos movimientos de artes marciales, además, según recuerda, en ese mundo, las personas pueden canalizar su energía y crear algunos ataques usando magia, aunque claro, deben de tener un potenciador, algo así como las varitas de los magos, pero en se mundo se usan espadas, lanzas o cualquier arma, pues la mayoría de los poseen esa energía, se unen a las tropas del emperador o de algún noble como el padre de Xia.
La familia de Xia no solo es conocida por su lealtad al emperador, también lo es por tener a los mejores guerreros, así que Xia también posee esa energía como sus hermanos y es que ella tenía talento, solo que por su ceguera no supo aprovecharla.
— Xia, pudiste tener un mejor futuro.— se dice así misma.
La verdadera Xia merecía una mejor vida y aunque ahora ya no este, ella conseguirá esa vida. Yao toca a la puerta, así que Xia se va a sentar en su cama, permitiendo que pase.
— alteza, el príncipe ha venido a visitarla, si me lo permite...creo que esta enojado.— menciona Yao.
— seguramente el emperador ya sabe todo, dile que enseguida salgo.—
Yao pide a una doncella que le avise al príncipe, mientras ella ayuda a Xia a ponerse ropa presentable. Tras unos minutos, llega a la sala, donde el príncipe se pone de pie y camina hacía ella, en verdad estaba molesto.
— el emperador ya sabe sobre el rumor, me mando llamar y estaba furioso, solo sabes darme problemas.— le reclama.
— si no me provocará, nada de esto pasaría, pero sepa que diga lo que diga, mi decisión de conseguir el divorcio seguirá en pie.— Xia habla con la voz clara y firme.
Algo que ha Bao le sorprende, pues en momentos de presión, Xia solía tartamudear y nunca lo desafiaba de esa manera.
— es absurdo lo que dices, nadie querrá casarse contigo, no solo por ciega, también por ser una mujer divorciada.— le responde.
Según su padre, debe evitar que Xia siga pensando en el divorcio, pues si en verdad envió una carta al gran general, este no se quedará con los brazos cruzados al saber como es tratada su hija.
—¿cree que eso me importa?, no todas soñamos con ser esposas serviciales y vivir bajo la sombra de un marido. Tengo mejores planes para mi futuro y no incluye seguir casada con un príncipe sin honor.—
Bao apretó los puños tratando de contenerse para golpearla, pero Xia sabe perfectamente como herirlo con palabras, sabe que Bao nunca fue el mejor guerrero y por eso se nego a ir a la guerra, usando de excusa su falta de talento.
—¿te molesta escuchar la verdad, alteza?¿vas a golpearme? Porque parece que es para lo único que tienes talento, para golpear a una mujer ciega.—
Bao en verdad estaba tratando de evitar golpearla, pero escuchar aquello, termino de herir por completo su orgullo, un hombre sin talento que solo puede golpear a su esposa ciega, esa no es la reputación que le gustaría tener, pero Xia le esta hablando en un tono burlón que lo hace enfurecer, pero también se pregunta, ¿que ha pasado con ella? Parece una chica totalmente diferente.
— creo que he hablado con la verdad...— sonríe con burla.
— no importa lo que digas, pero si en verdad quieres divorciarte, adelante, veamos como sobrevives sola, porque es probable que tu familia muera en el campo de batalla.—
Dicho esto, Bao prefiere retirarse del lugar, mientras que Xia se queda callada y es que es verdad, en un par de meses su familia morirá en el campo de batalla y eso es algo que no puede permitir.
Bao llego a su residencia, estaba furioso pues rompió y tiro todo a su alcance, se sentía humillado por las palabras de Xia, si todo eso fuese dicho ante los nobles, probablemente sería la burla de todos. Pero debe calmarse, no puede dejar que Xia exija el divorcio, no es conveniente para ellos, la guerra apenas inicia y no les conviene perder su mayor apoyó. Lo que debe de hacer es calmarse y tratar de llevarse bien con Xia, al menos durante el tiempo que dure la guerra.
— alteza, ¿esta bien? ¿Su majestad le ha regañado?— Suyin observa todo el desastre.— todo es culpa de es ciega, debería darle un buen castigo para que se le quite lo rebelde.
— cierra la boca y vete de aquí.—
— no alteza, no puedo dejarlo, sabe que estoy aquí para apoyarlo, solo deme el permiso y castigare a esa infame.— Suyin no perdonará el que Xia haya quemado las cosas.
—¡vete! No se castigará a nadie, ya suficiente problemas has causado con tus caprichos.— le grita.
— alteza...¿yo que hice? Yo solo quiero ayudarlo.— sus ojos se cristalizan, fingiendo sentirse herida por sus palabras.
— ¿ayudarme? Entonces si quieres ayudarme, deja en paz a Xia. Largo de mi vista.—
Bao llama a sus guardias para que saquen a Suyin de ahí. Pero claro, Suyin solo se enoja más, culpando a Xia de todo, pero no dejará que se salga con la suya, debe castigarla.
— Yao, ayúdame, iremos al palacio principal, necesito una audiencia con el emperador.—
— pero alteza, eso es difícil, no creo que él la reciba.— Yao se muestra preocupada.
— lo hará, sabe que no le conviene ignorarme.—
Yao la ayuda a vestirse con ropa elegante, pues debe de estar presentable ante el emperador, al estar lista, Yao la lleva del brazo fuera de la residencia, siendo acompañada de varias doncellas y cuatro guardias, pero Yao se detiene, causando que Xia se pregunte el porque lo hizo.
— ¿miren nada más? La ciega se puso sus mejores atuendos, ¿acaso piensas ir a seducir a su alteza Bao?— pregunta Suyin.
— ¿por qué haría eso? ¿Crees que soy tan conformista como tú, para pelear por un cobarde?— sonríe con burla.
— tienes valor ciega, pero el príncipe es mío, tu solo mereces un plebeyo.— le grita.
— un plebeyo sería más honorable.— responde.
Ante sus respuestas, Suyin solo se enojaba más, así que miro por todos lados y tomo una cubeta de agua que llevaba una doncella, lanzando el agua sucia encima de Xia y Yao, Xia sería el agua traspasar de la tela a su cuerpo.
— pero que...¿como se atreve a hacer esto? — le riñe Yao.
— tú cállate sirvienta.— intenta pegarle.
Pero Xia detiene la mano de Suyin, pero Suyin la empuja y logra pegarle a Xia, causando que caiga al suelo, aunque eso, fue Xia quien simplemente se dejo caer. Las doncellas se acercan para ayudarla, mientras que Suyin ríe.
— princesa, vamos, hay que cambiarla.— pide Yao.
— no Yao, iremos así, esto será evidencia suficiente.— sonríe con malicia.
Suyin no sabe lo que quiere decir, solo ve como Xia le pide a unos de los guardias que la cargue en su espalda y se apresuren hacía su destino, incluso le pide a Yao que finja sentirse triste por la situación. Tras una larga caminata, llegan al palacio principal y Yao comienza su actuación ante los guardias de la puerta principal.
— ayuda, mi señora...mi señora fue atacada...—
Los guardias miran a Yao, pero después al ver que es Xia quien viene en la espalda del guardia, los dejan pasar y mandan llamar a los sirvientes del palacio.
— el emperador...por favor...quiero hablar con el emperador...— suplica una sollozante Xia.
Los guardias no saben que hacer, pero dentro del palacio, en una sala, Xia se niega a ser atendida, no hasta que el emperador acuda a ella. Debido al escándalo, el emperador es informado de lo sucedido y de inmediato se apresura a ir hacía la sala, al entrar, se queda pasmado al ver a Xia con las ropas sucias y mojadas y un evidente enrojecimiento en su mejilla.
—¿que es lo que ha pasado?— pregunta el emperador.
— ¿majestad? ¿Es usted? — Xia se arrastra hasta él sosteniendo el dobladillo de su traje.— majestad por favor...ya no puedo más...todos los días es lo mismo, la concubina de mi esposo me maltrata, me acosa y él la apoya...no puedo soportar más esto, me quiero morir.— llora desconsolada.
El emperador mira a los sirvientes de Xia y estos agachan la mirada.
— majestad, mi señora sufre, nosotros como humildes sirvientes no podemos hacer nada, la concubina Suyin nos amenaza y nos castiga con autorización del segundo príncipe...mi señora no merece tal sufrimiento, mire como esta ahora...—
Yao se acerca a abrazar a Xia, quien sigue llorando de manera desconsolada, hasta que su llanto cesa y cae inconsciente, Yao comienza a llorar y pedir un médico. El emperador no puede creer lo que ve, Xia es maltratada, entonces, si pide el divorcio ¿es por eso? No puede creer que todo esto a causa de la negligencia de su hijo. El emperador manda llamar al médico imperial y pide lleven a Xia a una habitación y le pongan ropa seca y limpia.
— y traigan a esa concubina ante mí y al príncipe Bao.— ordena.
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