Pía.
Soy Pía Rossetti tengo diecinueve años y vivo con mi papi hermoso en mi hermosa Italia que amo tanto, solo somos papá y yo contra el mundo, mi padre es Roberto Rossetti tiene 45 años, es dueño de muchas empresas y hoteles, es un bombón hermoso, pero es mi bombón hermoso y no lo quiero con nadie.
Desde que mi madre falleció él vive por y para mí y así quiero que siga siendo, novio no tengo no lo necesito, soy la princesa de papi, lo amo, lo adoro y él es el único príncipe que necesito en mi vida, que se podría decir es perfecta, voy a la universidad, muy pronto me graduaré, manejaré las empresas de mi padre o no, mi padre es joven y se puede hacer cargo, yo mientras viajaré y disfrutaré de mi hermosa vida, soy caprichosa sí, soy consentida también y siempre obtengo lo que quiero, pues mi padre siempre dice que todo lo que desee me será otorgado solo porque así yo lo quiero, ven que es el mejor papá del mundo.
Bajo en mi pijama de seda que se trata de unos shorts y una blusa de tirantes, voy al comedor y desayuno, luego saldré con mi amiga Sabrina para irnos de shopping, debo comprarle algo a mi padre, ha estado de viaje por un tiempo y deseo que ya regrese, lo adoro y hoy por fin lo volveré a ver.
Después de desayunar me coloco un hermoso vestido casual muy bonito, unas zapatillas bajitas y mi cartera de lado, estoy lista camino hasta la puerta y allí está el sonido del auto de mi amiga, así que es mi señal para irnos.
Abro la puerta y allí está ella con su hermosa sonrisa, pasamos todo el día comprando y pasándola muy bien, estoy feliz y emocionada, el amor de mi vida vuelve hoy, mi papi.
Ya ha caído la tarde así que voy de regreso a casa y Sabrina empieza en el camino a bromear llamándome hijastra y esos juegos a mí no me gustan, ella es mi mejor amiga y no quisiera que tuviera un accidente, me rio de mis locuras y entro a la casa y allí está el hombre más maravilloso de todo el mundo.
— ¡Papi! Regresaste, te amo, te amo, papi, no sabes cuánto te extrañé.— Digo y me prendo del cuello de mi padre y este me gira, lo amo es el mejor.
Mi papi es hermoso, es alto, rubio, de piel bronceada, un cuerpo muy trabajado y una sonrisa que derrite, sus ojos son hermosos entre verdes y marrones, un bombón, pero es mío.
Roberto Rossetti.
— Princesa, te traje unos regalos, mira, te van a encantar.— Dice mi padre entregándome unas bolsas de regalo, yo saco el suyo y se lo entrego, es un perfume exclusivo que solo pocas personas lo usan, una corbata gris con diminutas rayas negras y un anillo que dice el mejor papá, te amo.
Él se lo coloca y lo vuelvo a abrazar, estoy tan feliz que no había notado a la mujer detrás de él, es una mujer hermosa como de cuarenta años o menos, mi padre nota que la veo y me la presenta.
— Ah, amor ven, te quiero presentar a alguien muy especial.— Escuchar eso hace que mis alarmas se enciendan, pero ¡¿qué?! Pánico, no, que no sea lo que pienso, cálmate, Pia sea lo que sea, actúa con inteligencia.
— Si papito dime quién es esta señora, acaso es alguna tía tuya.— Digo sonriente, pero la acabo de llamar ancianita.
— Oh, no princesa, ella es Amelia y es la mujer de la que estoy enamorado y con la que pienso pasar el resto de mis días.— Dice mi padre feliz y el mundo se me parte en pedacitos, la sonrisa se me borra y con mis ojos llenos de lágrimas subo a mi habitación corriendo y me tiro en mi cama a llorar.
He llorado un rato, no puede ser que mi príncipe esté con esa bruja que me lo quiere robar, vieja asquerosa la odio.
— Princesa, puedo pasar.— Dice mi padre y es que él sabe perfectamente que es mi mundo y no puede hacerme esto, limpio mis lágrimas, sorbo mi nariz y me siento para verlo con enojo.
— ¿Qué quieres?, no dejes al amor de tu vida sola.— Digo llena de dolor y rabia.
— Muñequita, no hagas esto por favor, desde que tu mami murió, he estado solo, ya es hora de que vuelva a amar.— Dice, pero replico.
— Pero ya me amabas a mí, que no era suficiente para ti.— digo llorando.
— No bonita, yo no te amaba, te amo y sabes que es diferente, yo quiero volver a amar a una mujer, acaso no quieres que sea feliz.— Dice mi padre y eso me parte el alma, pero no la quiero en mi vida y si ella quiere a mi padre deberá soportarme a mí que de ángel solo tengo mi hermosa cara.
— Está bien papito, pero tengo miedo que dejes de amarme por ella.—digo con temor por qué lo tengo
— No mi amor, eso jamás, eres mi amor, número uno sí, primero que todos, te amo bebé.— Dice mi papi y me abraza.
Luego de esa conversación que fue incómoda y molesta porque no solo aceptaré a esa vieja, también tendremos que irnos a su país, estados unidos, exactamente nueva York, porque según papá tiene nuevos negocios allá, pero él deberá venir continuamente a verificar que todo esté en orden hasta que decida qué hacer.
Bajo del brazo de mi padre y allí está la bruja esa con cara de hada madrina, pero sé que debe ser malvada, no hay ser más hermoso y dulce que yo y créanme que de Ángel no tengo nadita, es hermosa, alta piel bronceada, ojos marrones oscuros, su cabello es castaño con reflejos rubios y tiene un hermoso cuerpo para los años que me imagino debe tener
Amelia Harrison.
— hola bonita, yo soy Amelia y no vine a robarte a tu papi, al contrario, juntos te daremos todo el amor que quieras.— Dice con su sonrisa de mujer dulce, pero a mí no me engaña.
— Bueno princesa, pronto nos iremos a Nueva York, ya arreglé lo de tu universidad, ahora estudiarás allá ¿qué te parece?.— Dice papá y lo miro molesta.
— Veo qué tenías todo ya planeado, ¿o sea que con o sin mi permiso nos iríamos?.— dije y mi padre se me acerca.
— Mi princesa no te pongas así, tú me amas y sabía que aceptarías.— dice y lo miro desafiante.
— Papi, solo te puedo decir que cada cambio que venga será tu responsabilidad y espero que también los aceptes.— Digo y me voy a casa de mi amiga, debo contarle toda mi desgracia.
Pía.
Vamos en un avión hacia la ciudad de nueva York ¡yupi!, qué alegría, cambié mi vida por esta que para nada me gusta, al parecer mi papito tenía tiempo con esta señora bruja y hasta un apartamento tiene el aquí, el cual si todo sale bien estaré habitando muy pronto, a pesar de ser una adulta mi papi no me deja vivir sola y bueno debo hacerle caso a menos que quiera salir a trabajar y no es malo, pero yo soy una princesa a demás mi madre me dejó una herencia y no la puedo tener hasta los 21 años.
He pasado todo el viaje mirando por la ventanilla y llorando, no quiero esto, mi papi está sentado con la bruja y yo aquí sola pueden creer, rabia, dolor, coraje, eso siento, pero esperemos que su amor sea muy fuerte y aguante todo, me quedo dormida y al despertar estamos aterrizando, una azafata me dice que me coloque el cinturón y otras indicaciones más, al aterrizar vamos directo a la mansión de la bruja que por cierto se me olvidó el nombre, pero algo se me ocurrirá para no quedar mal con mi papito.
— Princesa, ya llegamos bienvenida a nuestro nuevo hogar.— dice y sonrío con fastidio, es enorme y muy hermosa, hay piscina, el jardín es hermoso y al entrar puedo ver qué es aún más hermosa, los muebles y la decoración son de color blanco, negro y gris, le da ese toque elegante al menos tiene buen gusto aunque es obvio que lo tiene le gustó mi papito.
— Pía ven, te mostraré tu habitación.— dice la bruja de la cual olvide el nombre, solo sonrío y asiento.
La habitación es hermosa, toda un sueño es de color rosa, es inmensa y es muy bonita, yo la adoro.
— y bien... ¿Te gustó hermosa?.— Dice la bruja y yo asiento feliz.
— Muchas gracias, señora, me encantó.— digo y la bruja niega riendo.
— No me digas, señora, llámame por mi nombre.— Dice y demonios como se llama esta loca, pienso, sonrío y asiento.
— Bueno, estás en tu casa, aquí puedes hacer lo que desees y lo que quieras se lo puedes pedir al personal de servicio.— dice y vuelvo a asentir.
— Ah, se me olvidaba, luego te presento a mi hijo, está con su novia de viaje y pronto regresará.— dice y pienso... eso a mí que me importa.
Ellos se van y yo llamo a mi amiga y la pongo al día, la verdad me gusta mucho, todo el armario es enorme, hay ropa nueva y zapatos, aunque luego compraré más y a mi gusto, aunque debo admitir que nada está feo, pero igual lo haré.
Los días pasan y mi rutina es despertarme, asearme bajar a comer en pijama y luego ir a la biblioteca que por cierto es inmensa o a veces voy a la piscina, la universidad aún no empieza, pero ya estoy inscrita y estoy feliz de estar descansando.
Ya ha transcurrido casi un mes y no me lo van a creer se me olvidó el nombre de la tipa esa le digo señora bonita y ella encantada si supiera la muy idiota, hasta ahora todo va bien me trata con dulzura, es muy amable y adora a mi papá el único inconveniente es que él se olvidó de mí ya no pasa tiempo conmigo y ahora menos que viajará a Italia por negocios le dije para ir y ver a Sabrina, pero dice que no y que es mejor que me quede aquí, quería vender la mansión, pero me puse allí está el recuerdo de mamá y con eso no se puede meter.
Bueno, pero por olvidarse de mí y dejarme de lado le daré una lección, dicen que una por una no es trampa, así que veremos qué se siente cuando le haga lo mismo.
Me acabo de despertar y luego de asearme como todos los días me coloco la pijama para estar en la casa, es de seda, son unos shorts con unas pequeñas aberturas de los lados y una blusa de tirantes, bajo a desayunar, hoy me toca hacerlo solo con la bruja, ya que mi papi está viajando, ayer comí con ella también bueno hasta ahora se ha portado muy bien.
Pijama de Pía.
Al bajar las escaleras escucho risas y voces extrañas así que voy hacia el comedor y está la bruja, una chica que me mira con cara de odio, que es alta, de piel bronceada ojos azules, cabello castaño y con un cuerpo muy bonito, también está un muchacho que creo que quedó en shock al mirarme, es alto, piel bronceada aquí como que viven en la playa, ojos marrones, cabello castaño, una leve barba, también un leve bigote muy sexy por cierto y tiene un cuerpo muy bien trabajado, parece un dios griego, pero tiene cara de amargado así que me cae mal, los dos me recorren con la vista hasta que me acerco a mi lugar.
— Buenos días, cómo amaneció, señora bonita, puedo sentarme. — Pregunto viéndola solo a ella
— Por supuesto que si hermosa ya te pido el desayuno, Rosa, por favor, trae el desayuno de Pía, querida dormiste bien.— Dice y sonrío dulcemente.
— Si gracias por preguntar.— digo, me traen el desayuno y comienzo a comer de lo más tranquila.
— Hay hermosa qué descuidada soy, te presento a mi hijo, él es Alexander Hamilton y ella es su novia Olivia Williams.
— Mucho gusto soy Pía la hija de Roberto Rossetti un placer.— Digo con una sonrisa forzada y sigo comiendo.
— Mucho gusto soy Alexander.— dice el joven todavía con su mirada fija en mí.
— Es un placer conocerte Pia, soy Olivia, la novia de Alexander, oye, no tienes frío.— Dice de manera irónica y creo que algo molesta la novia del chico.
— Mmm no, para nada a mí me gusta estar cómoda.— Digo y sonrío también irónicamente.
Ellos siguen hablando amenamente y al terminar me levanto y voy a la biblioteca, siento miradas en mi espalda, pero no les presto atención.
— Con permiso, me retiro, señora bonita, si me necesita estoy en la biblioteca.—
De que hablaron no lo sé, pero ya cuando salí de la biblioteca los vi discutir en el jardín, no les presté atención y fui a mi recámara..
Pia Rossetti.
Soy Alexander Hamilton y Soy dueño de varias empresas mi padre me dejó a cargo de todo, mientras yo crecía ella manejó todo muy bien hasta que a mis dieciocho años me cedió el poder de todo, vivimos en Nueva York y somos muy felices, pronto me casaré con mi novia Olivia y nos vendremos a vivir cerca de mi madre aunque ella quiere que viva con ella, desde que mi padre falleció ella ha sido mi soporte y yo el suyo, es una madre ejemplar siempre ha estado allí para mí, ella es joven y hermosa así que un día le dije que si sentía la necesidad de tener otra pareja que no se cohibiera por mí que ella tenía derecho también de ser feliz.
Ese día lloró recordando a papá y poco a poco iba saliendo de nuevo, me costó mucho convencerla de que siguiera con su vida, pero lo hizo y está muy enamorada de un muy buen hombre, se llama Roberto, es italiano, pero siempre estaba aquí por negocios pronto se casarán y se vendrá a vivir a la mansión creo que ahora sí deberé irme cuando me case aunque la mansión es inmensa pero bueno luego veremos eso.
Yo estaba de viaje con Olivia, ella quería pasar las vacaciones conmigo y lo hicimos, la pasamos muy bien en el caribe, yo la amo y ella a mí, tuvimos que regresar, pues aunque deje a mi mano derecha, socio y mejor amigo no le podía dejar toda la responsabilidad a él tampoco.
Al regresar llegamos a casa y mi madre estaba muy feliz de vernos, fuimos a desayunar y mientras hablábamos de todo un poco, de pronto veo venir hacia nosotros a una chica uff hermosa es poco, era muy sexy y ese pijama que tenía puesto hizo que un enorme problema me sucediera en mi entrepierna, doy gracias a Dios que la mesa me cubría o no sé qué habría hecho, la recorrí con la mirada y hasta se me olvidó que tenía a Olivia a mi lado, era preciosa, rubia, como de un metro setenta o menos, cabello rubio, labios provocativos y carnosos y unos ojos espectaculares de color azul, su busto tenía muy buen tamaño, sus piernas largas y hermosas, y su trasero que les puedo decir me lo imaginé de muchas maneras ella era definitivamente la definición de pecado y tentación.
Pia Rossetti.
Vi a Olivia y está estaba muy molesta cuando mamá la presentó y la escuché decir su nombre, supe dos cosas, uno; era la voz y el nombre más bonito que había oído y dos; Esta mujer me traería muchos dolores de cabeza y de entrepierna también.
Ella al terminar de comer se levanto y fue a la biblioteca, tuve que pensar en miles de idioteces para no volver a tener el mismo problemita, pasamos mucho rato hablando con mi madre, pero al momento de despedir a Olivia esta estaba como loca, me dijo muchas cosas realmente se puso celosa.
— Alex me haces el favor y hablas con tu madre, ella no puede andar en esas fachas por aquí.— dijo y tenía razón, ella no podía hacer eso habiendo hombres viviendo en la casa.
Ese día discutimos muy fuerte, bueno, ella fue la que más se molestó, yo solo me defendía, yo no tenía la culpa.
— Oli por Dios es mi hermanastra, si entiendes, cálmate, yo no tengo la culpa, pero hablaré con mi madre a ver qué puede hacer okay.— Ella igual se fue muy molesta.
Ese día no vi más a la muchacha, creo que comió en su habitación todo ese día, yo después de llamar a mi amigo James Olson y cenar me fui a dormir estaba realmente agotado.
A la mañana siguiente, la chica bajó de nuevo a desayunar, esta vez su pijama era más sexy que el anterior, ella quería a caso hacerme perder el control, no lo sabía.
— Buenos días como están.— Dijo sentándose a la mesa.
— Buenos días muy bien.— respondimos ambos.
Enseguida recordé la pelea con Olivia entonces pensé quebsi se aparece y la ve volveremos a discutir, así que…
— Mamá me permites unos minutos por favor, te quiero decir algo.— dije y caminé con mi madre a la sala.—
—Dime mi amor, sucede algo.— preguntó mamá preocupada.
— Si mamá si sucede, como es que permites que ella ande así en la casa, Olivia se fue muy molesta y si llega y la ve así tendré más problemas.— Dije y mi madre se veía afligida.
— hijo, ella está acostumbrada a andar así en su casa y todo esto es nuevo para ella.— dijo mi madre.
— Ese es el bendito problema mamá, ella no está en su casa, no puede andar en pijama a todas horas.— dije levantando la voz.
— Amor cálmate sí, yo hablaré con ella, pero baja la voz — Dijo y me di cuenta de que no debí hacer eso.
Fuimos al comedor y ella ya no estaba, solo estaba la comida servida, nos sentamos pensando que a lo mejor vendría en un momento, así que seguimos desayunando, pero cuando rosa empezó a levantar su plato mamá le pregunto preocupada.
— Que haces rosa, esa es la comida de pía.— preguntó mi madre, ella no entendía por qué rosa hacía eso ni yo tampoco.
— Mi niña, la señorita pía, dijo que no iba a comer y subió a su recámara.— Mi Mamá me miró con reproche.
— Vez lo que causaste, a lo mejor escucho tus gritos Alex.— iba a defenderme, pero una voz nos interrumpió.
— Descuiden, no deben pelear por mi culpa, señora muchas gracias por recibirme en su casa, adiós no pienso molestar más.— Dijo y salió caminando, se veía hermosa, cargaba puesto un pantalón negro, un top de encaje rojo y unos botines negros, y detrás iba el chófer con sus maletas, hasta vestida era una maldita tentación.
— No, por favor espera, ¿a dónde vas? está es tu casa.— Dijo mi mamá tratando de evitar que se fuera, esta chica sí que era un dolor de cabeza.
— No, señora, no lo es y entiendo a su hijo, yo tampoco quería venir y dejar mi casa y mis comodidades para molestar aquí.— Dijo y siguió caminando hasta la puerta.
— Pía por favor no te vayas, tu padre se va a enojar ¿a dónde irás?— dijo mi madre desesperada.
— Yo hablaré con papá, y no se preocupe, solo le diré que decidí Irme y ya, tranquila, iré al departamento que mi padre tiene aquí.— Mi madre me miró con reproche y ella abrió la puerta y por esta venía entrando mi amigo James, el vendría hoy para hablar de trabajo.
— Buenos días… Ho... Hola, vas de salida.— dijo James con cara de idiota y no se por qué la sangre me hirvió.
— Hola... Si ya me voy permiso que voy a llamar un taxi.— Dijo ella con tanta dulzura y creo que estaba a punto de darme una úlcera de la rabia.
— Que taxi, de ninguna manera yo te llevo preciosa, mi nombre es James Olson, socio y amigo de Alexander y tú eres...—
— Soy Pía Rossetti un placer.— dijo con una hermosa sonrisa.
— ¿Rossetti? Ah, tú eres hija de Roberto, permíteme felicitar a tu padre por tan hermosa hija.— Ella se sonrojó y no lo soporté más.
— Bueno ya, tú no la llevarás a ningún lado porque ella no se va.— dije y ella se comió en segundos toda su dulzura.
— Como dice... ¿Quién se cree usted para decirme a mí lo que tengo y no tengo que hacer?.— dijo muy enojada.
— No quise decir eso, lo que sucede es que hubo una confusión y tú no te puedes ir. — dije y ella me miró desafiante.
— Pues observe como si lo hago.— se dirigió hasta la salida, pero se topó con Roberto y su cara cambió totalmente.
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