¡Ay! Me duele la cabeza, hoy será un día cansado, espera!, no he calificado los exámenes!, rayos!, tengo que apresurarme.
Me levanto de un solo golpe y aterrizo con una rama que estaba justo arriba de mí.
...-Pero qué es esto!?, ¿dónde estoy? Y cómo llegué hasta aquí?-....
...Son las primeras preguntas que se cruzan por mi mente, pero no logro tener las respuestas....
Observo a mi alrededor y noto muchos árboles altos y frondosos, estoy en una pequeña loma.
Cuando observo hacia abajo, la oscuridad se acentúa
...- Nop, ni loca sería capaz de bajar-...
Es lo que me digo en mí misma.
Me siento un poco adolorida y engarrotada.
Me paro sosteniéndome de la rama con la que me acabo de golpear e intento no hacer mucho ruido.
Estoy en un lugar demasiado raro para mi persona, no estoy para nada acostumbrada a despertar en un lugar extraño.
Así que con cuidado y sin hacer ruido empiezo a subir mirando a mi alrededor.
La claridad me va cubriendo y cuando llego a la parte plana del lugar observo un paisaje hermoso: Árboles frondosos y de diferentes colores.
Algunos son rojos con sus trancos color amarillo, otros azules con sus troncos rojos y otros con su copa morada pero con raíces color rosa, todo menos lo "normal".
Veo plantas preciosas con tonalidades llamativas y colores degradados.
Me quedo asombrada y sin palabras, tengo miedo, mucho miedo.
Me quedo inmóvil sintiendo mi corazón como late muy rápido y por un momento mis oídos se agudizan, están alerta por cualquier ruido extraño que pudiesen encontrar.
Yo no he sido imprudente y este tampoco sería el caso, así que, aún con mi asombro, me dirijo hacia un tronco gigante color rojo, donde sus raíces parecen hacer un medio círculo.
Me acurruco poniendo mis manos alrededor de mis rodillas y comienzo a tranquilizarme, poniendo mis pensamientos en orden.
- Soy Mar... mi nombre es Mar, tengo 33 años, soy maestra en una escuela secundaria, tengo una hermana mayor y dos hermanos, dos ya casados y mi hermano menor y mi madre me esperan en casa, este viernes tengo una cita con mi compañero de trabajo, y... espera!, ¿qué día es hoy?, mi cel!, ¿dónde está? -.
Busco en mis bolsillos y lo que encuentro es una daga envuelta en una funda de piel con un grabado de león.
La saco y es muy filosa, tiene una impresión en el mango que no reconozco pero parece ser un castillo y debajo el nombre de Apolo.
Lo guardo de inmediato, y observo cómo voy vestida; tengo unas botas que parecen remendadas pero son ligeras, un pantalón negro, una blusa que la mitad de la parte de atrás es más larga que de enfrente, color azul cielo, con muchas cintas que rodea mi torso y se une en la parte de enfrente con un encaje.
Traigo una capa color azul obscuro pero desgastado.
Me detengo en seco, sé quién soy y a lo que me dedico, incluso recuerdo lo que debía de hacer y cuántas personas están en mi familia, pero no recuerdo sus nombres!.
..."Algo anda mal, muy mal! "...
Me tranquilizo de nuevo y pienso en lo que debo hacer primero
- "Busca información" - Eso!, me digo a mí misma.
¿Cómo es que llegué aquí? Y qué estaba haciendo antes de llegar?... Son las preguntas que sin duda buscaré las respuestas.
Comienzo a deambular por el lugar con mucho cuidado, pues las cosas que se ven tan hermosas podrían ser peligrosas, bueno, eso es lo que pensaba ya desde hace mucho tiempo.
Camino como por 15 minutos.
Logro encontrar un sendero, y me dirijo al sitio que se ve que está mejor iluminado.
Cuando llego empiezo a ver a muchas personas cruzar de un lugar a otro.
Todos parecen muy ocupados.
Trato de verme lo más normal posible, pues no parece absolutamente la ciudad que yo conozco, esto parece un pueblo extraño.
Logro ver cómo un grupo de personas intercambian animales híbridos que nunca había visto antes, y frascos luminosos.
Me pellizco, tal vez sea un sueño muy lúcido, pero siento el ardor que provoca mi acción.
Al ver las tiendas logro observar que en cada persona, en alguno de sus hombros se encuentra un animal que realmente nunca había visto antes.
..."Todo es extraño"...
Voy por las carreteras sin antes recibir algunos empujones o quejas, porque por error he golpeado a unas cuantas personas.
Me disculpo y continúo.
De pronto, escucho que alguien grita.
- Mugrienta Margareth! Te atreves a ignorarme y a huir, Margareth! Detente o ya verás de lo que soy capaz! -.
Intento voltear cuidadosamente por curiosidad, pero de pronto siento cómo me toman del cabello fuertemente y me empujan hacia atrás haciéndome girar para poder mirarlo de frente.
Un muchacho como de unos 27 años de edad.
Sucio y mal encarado me grita con enojo.
Siento como me escupe al gritar "Margareth".
Por instinto le tomo las manos que sujetan mi cabello de la parte de arriba y con fuerza le doy una patada en su muslo derecho haciendo que éste se queje de dolor.
Me suelta y cae de rodillas.
Le doy un golpe en el rostro, él cae hacia atrás y yo me subo en él tomándolo del cuello de su camiseta sucia y desgastada, y le digo:
- Esta es la primera y la última vez que me maltratas y que te diriges a mí de esta forma -.
Siento como me hierve la sangre, mis dientes rechinan y mis ojos se fijan en él como puñal.
No es la primera vez que me pasa, no sucumbo ante la violencia o el bullying, el maltrato lo detesto; sin embargo, nunca alguien se había atrevido a jalonearme, así que reaccioné de forma agresiva.
(Nunca permití que mis alumnos hicieran de las suyas con otros compañeros y estaba atenta a las burlas o a intenciones malas, las reprendía y encontraba la forma de que no se llevaran a cabo. Yo era una maestra respetada que no se podían meter fácilmente y que no permitía la violencia de cualquier tipo).
El hombre me mira con asombro y tartamudea.
-Ma, Margareth, qué diablos te pasa!, ¡pedazo de basura!-.
*Le vuelvo a dar un golpe*.
No mido mi fuerza, sentí que no estaba usando totalmente mi fuerza a la que yo estaba acostumbrada.
El chico se desmaya del fuerte golpe en su mejilla.
Yo me paré con mi rostro frío y sin expresión, me puse a lado del chico mirándolo tirado en la acera, hasta yo misma podría darme miedo.
Muchas personas a mi alrededor susurran, pero siguen su camino al ver mi rostro todo serio.
Una niña sale entre las personas hacia mí, me toma de las manos repentinamente que me sobresalto.
Ella sujeta mis manos apresuradamente y las lleva a su pecho.
-¿Estás bien?- me pregunta con los ojos llorosos.
Solloza. -¿Realmente estás bien?, ¿dónde estabas? Estaba muy preocupada, hace 3 días no te veo y no sabía nada de ti, por qué te fuiste sin mí y sin decirme nada, pude ir contigo! -
Ella llora y yo solo me quedo reflexionando lo que pasa.
Sin pensarlo mucho la abrazo y le digo: -No me escapé, aquí estoy, he vuelto, solo me perdí, pero estoy bien, ya no llores, estoy aquí -.
La niña que parece tener 13 años de edad me abraza fuertemente y empieza a secar sus lágrimas.
Se separa de mí después de un rato, y observa al chico tirado junto a nuestros pies.
- ¿Qué pasó con él?- me pregunta inocentemente.
Yo le contesto. - No sé, cuando llegué ya estaba así-.
Levanto mis hombros fingiendo no saber, pero siento como una risita se escapa de mí.
La niña ignora al chico en el piso al escuchar mi respuesta.
Me toma de la mano y me conduce entre la multitud rumbo a lo que parece ser un establo a lado de una cantina.
Entramos en el establo y diviso 7 caballos de diferentes rangos y cuidados.
Uno llama mi atención cuando su mirada se clava en mí.
Es de color negro obscuro como la noche, es más alto y más grande que los demás, está bien cuidado y tiene una correa de buena calidad, pero siento como si le estuviese apretando.
Cuando la niña se pone frente a mí el caballo relincha.
Ella se asusta y se mueve a un lado mío, y el caballo al mirarme se detiene.
Se me hace curioso, no solo porque se ve que es un pura sangre, sino porque me observa fijamente.
Me acerco y siento que me toman de la mano.
No me molesto en voltear, sé que es la niña, pero me suelto de su agarre suavemente y extiendo mi mano hacia el caballo.
Lo acaricio y aflojo su cinturón. El caballo solo me queda observando, siento raro, como si ya nos hubiéramos visto antes.
La niña se asombra y me dice:
- No me oíste?, te dije que no te acercaras a ese caballo, es muy peligroso, golpea al que se le acerque y no dejan que lo toquen....
Al parecer tiene un poder único y es propiedad de ese hombre mercenario y malvado, me sorprende que te haya dejado aflojar su cinturón, pero no te confíes puede intentar golpearte -.
Yo me quedo quieta, mirando a la niña, así que le doy la espalda al caballo y me concentro en lo que me tiene que decir, para así saber en qué lugar estoy, por qué estoy aquí y quién es ella.
(No tan diferente a las preguntas que me hacía antes en mi vida normal, pero aun así siento que estoy en desventaja ante este mundo).
La niña me dice: - Estoy muy feliz de poder encontrarte, estos últimos días he estado buscándote, estuve a punto de irme hoy en la tarde al bosque para entrar en la ciudad de Tafira...
Tenía miedo de encontrarte herida o peor, no encontrarte, pero ahora que te veo solo quiero que escapes de aquí y vayas lejos, no te preocupes, yo pagaré tus deudas y me mantendré bien para cuando quieras venir a verme...
Esperaré tu visita, yo solo quiero que seas feliz -.
No entiendo por qué esta niña me dice esas cosas.
En todo caso siento que eso es lo que debería decirle yo a ella.
Me quedo en silencio y observo su delgado cuerpo.
Veo que tiene moretones y algunos cortes en sus brazos y en sus tobillos, un moretón en la mejilla, y sus ojos hundidos.
Probablemente no ha comido bien en estos días, o en toda su vida.
Siento un calor en mi pecho esparciéndose por todo mi cuerpo, por alguna razón sé que fue por mi culpa, por estos días que estuve desaparecida y pensaron que escapé, desquitaron su furia con ella.
También siento que conozco a la persona que lo hizo.
Siento mis ojos acuosos, me inclino hacia ella y le digo:
- Puedes decirme quién soy y quién eres tú?, y por qué estamos en este infierno? -.
Ella se queda congelada.
No sabe qué responder o si solo piensa que estoy vacilando, pero al parecer en esta vida también soy una persona que no haría bromas en una situación seria.
Ella con una tristeza enorme me contesta quebrando su voz: -Tenía miedo que te pasara algo y aunque pareces estar bien, nada de esto lo está...
Tú eres Margareth, tienes 22 años, eres huérfana. Por lo que sé, llegaste a este lugar a los 13 años, no sé dónde estuviste antes de eso....
A tus 15 años nos conocimos, yo tenía solo 6 años de edad, mis padres me vendieron a este lugar por las deudas que tenían y me abandonaron...
Tú fuiste desde entonces que me protegiste y me escondías del señor Francisco, recibiendo todos los golpes por mí....
Siempre me das la mitad de tu poca ración de comida y sales por la ciudad, no sé a qué, pero me traes ropa y mantas para poder dormir calentitas por las noches...
Tú me diste este collar y me dijiste que me protegerías y que si yo no me lo quito tú siempre podrás encontrarme...
Acerca del infierno en el que estamos, pues estamos en la ciudad Fatterdell, gobernada por un grupo de bandidos que someten al pueblo...
Son una banda de magos poderosos codiciosos y que no respetan la ley, han declarado suya la ciudad y reclutan a los ciudadanos jóvenes para fortalecer su ejército y estar preparados para atacar al reino y tomar lugar en el palacio....
Tú por alguna razón has sido especial, pero eso siento que ya lo sabes, ya que cuando estamos dormidas, sentía como tú te levantas como a las 3 de la madrugada y te vas...
Intenté seguirte los primeros días, pero casi me pierdo, así que regresé, y un día antes de que te perdieras en el bosque obscuro yo grité tu nombre y volteaste, tus ojos eran de color lila brillante, me diste una sonrisa y continuaste tu camino...
Desde aquel día solo miraba tus ojos y pude ver 3 colores diferentes que se repetían en diferentes días de la semana, esos colores son; lila, verde y amarillo, así que no me atreví a seguirte, tardabas alrededor de 2 horas en volver y cuando lo hacías solo me acariciabas y te quedabas dormida una hora...
Luego te levantabas a hacer los deberes que la señora Patricia, (esposa del señor Francisco) Ella te ponía las tareas para que lo hicieras en todo el día y yo también me pongo a hacer los deberes que me ordenan....
Pero por alguna razón sé que no quieres que sepan que tienes dones, nunca había visto que los poderes se reflejaran en los ojos...
hace un año en la madrugada en el mes de mi cumpleaños me levantaste, me miraste con cariño y acercaste tu rostro, haciendo que nuestras frentes se tocaran, entonces un resplandor color amarillo salió del interior de tu corazón y cerré los ojos rápidamente....
Sintiendo un calor agradable que abrazó mi corazón y mi cuerpo, luego me felicitaste y me dijiste que este sería mi regalo; Un don que hace que los dolores y heridas del cuerpo sean soportables o que no duelan más y que sane con rapidez....
Me dijiste que practicara por las madrugadas para mejorar mi poder y ahora puedo hacer que los golpes se me noten con rapidez o se borren de inmediato, pero me dijiste que no hiciera que se desaparecieran, ya que así lograré pasar desapercibida, no me golpearán de más, asi que no te preocupes por mi apariencia, yo me siento muy bien, gracias a ti....
Aunque hoy en la mañana, sentí algo distinto, mi collar se iluminó muy brillante y sentí como mi poder aumentó de la nada y ahora puedo sanar a las personas...
Hoy como por las 9 de la mañana, salí en busca tuya al sentir el poder del collar. Me tropecé y empujé por error a una niña pequeña, se deslizó por la acera y se raspó su rodilla y parte de su pierna, así que me acerqué y la toque, de inmediato sanó, y le dije que no le dijera nada a nadie y salí a tu encuentro, pero no sé si puedo ayudarte con tu amnesia-.
Observo a la niña que me cuenta todo esto.
Se ve triste al decir lo último.
Me concentro en el collar de piedra azul que cuelga de una tira negra entrelazada en sí misma, pareciera cuero y a la vez un metal fuerte, es precioso, ella lo sujeta con fuerza.
La miro y me da pena preguntar su nombre y solo la miro con tristeza.
Me siento muy mal el olvidar a una persona que se preocupa mucho por la persona que cree que soy.
Ella se percata de mi expresión y me dice.
- Yo soy Carlota -. Lo dice con melancolía.
- Tú me dijiste que me llamarías así por su significado tan lindo, yo no tenía nombre antes, lo acepté con todo mi amor... Pero ahora deberías irte, ya que el señor Francisco te verá y te golpeará por haber huido, y ha estado muy enojado últimamente -.
Carlota me tomó de la mano e intentó ocupar su poder en mí, para curarme de la pérdida de memoria, pero no funcionó.
Ella se sintió muy mal y me prometió que se esforzará y practicaría para poder ayudarme la próxima vez que me viera, pero yo la detuve y le dije:
- Carlota, no habrá otra próxima vez-.
Ella queda impactada por mi respuesta y sus ojos se ponen rojos, llenándose de lágrimas.
Ella sostiene sus emociones e intenta controlarse.
Carlota: - Pe-pero yo puedo hacerlo, puedo ayudarte-.
La miro con ternura y le digo:
- Sé que puedes ayudarme, así que no habrá una próxima vez, irás conmigo. No te dejaré, ven conmigo esta vez -.
Ella me mira llorosa y me abraza fuertemente y me dice: - Sí, claro, te seguiré donde vayas. Gracias!-.
De pronto un hombre alto y regordete entra al establo.
Giro en su dirección y pongo a Carlota detrás de mí.
Intuyo que es el "señor Francisco" por la mirada de enojo con la que me mira, le pregunto sin temor.
- ¿Qué sucede? - .
Sin aviso sujeta mi muñeca con fuerza y me arrastra con él.
Salimos del establo y me lleva a la parte de atrás de la cantina.
Carlota me sigue con un rostro de preocupación, miedo, y llorando.
Yo no digo nada y me dejo conducir por él.
"De todos modos, tiene que pagar por todos los maltratos que ha hecho, ¿No?"
En la parte trasera de la cantina hay una habitación donde hay un montón de estantes y estos ocupados con cajas, algunos libros.
En la otra parte, un comedor y cocineta pequeña.
La señora Patricia está meneando un caldo con una cuchara dentro de una olla que desprende olor a pollo, pero las piezas y cortes de carne que están sobre la mesa no parece ser de un animal que yo conozca.
Ella parece media alta, de unos 1.75 cm de altura; Es muy gorda, tiene un lunar en su quijada con unos cuantos vellos gruesos y sus dientes son chuecos, tiene ojos verdes bonitos, pero con la vista cansada, transpira demasiado por tanto calor que hay dentro.
Se ve muy molesta, cuando me ve agarra la cuchara como arma y me apunta con ella mientras se acerca a mí gritando:
- ¡Pequeña mocosa! ¡Te atreves a venir luego de dejar todo tirado y causarme problemas! ¡Eres una sabandija! Nunca encontrarás un lugar mejor que este...
Quién iba a querer a una chica tan testaruda y lenta como tú!, pero esto no se quedará así!, recibirás tu merecido por provocarme tantos problemas y por haberle pegado a mi querido hijo...
Jeff!, tráeme ahora mismo el látigo rojo! -.
El joven se levanta de un sillón al fondo de la habitación.
Es el mismo chico que golpee hace ya un rato, al parecer fue acusarme.
Sale de oscuridad sosteniendo un látigo carmesí donde noto que unas púas sobresalen del látigo.
..."Definitivamente va a doler"...
Eso podría surcar la piel y provocar demasiado dolor.
El señor francisco se sienta en un sillón viejo con una sonrisa larga, sirviéndose una cerveza y subiendo sus pies en un taburete, parece disfrutar lo que está a punto de acontecer, yo también, pero creo que él no se lo imagina.
Volteo y miro a la señora con una mirada seria y tenebrosa y digo:
-Señora, en todo este tiempo he soportado demasiado maltrato, pero no puedo permitir que usted y su familia se sigan aprovechando de nosotras...
Sobre todo, ver cómo maltratan a Carlota, así que, renunciamos y espero no volver a vernos en el futuro, ya que, si provocan situaciones en las que nos veamos expuestas o nos mandan a buscar, entonces habrá consecuencias donde ustedes estén en desventaja-.
Saco una bolsa pequeña que tenía en el bolsillo escondido en la parte de mi costado izquierdo, como si mi cuerpo supiera que tenía allí.
Observo y veo que hay unas piedras hermosas, la cierro y las tiro en la dirección de Jeff, él lo atrapa y la abre.
Sus ojos se ponen redondos y exclama: - ¿De dónde te robaste esto!? -
No contesté, lo hice instintivamente, realmente no sabía que tenía eso en mi bolsillo ni cómo lo obtuve, pero si debiera de utilizarlo, lo haría por nuestra libertad.
La señora Francisca se ríe fuertemente, y me dice: -Esto no pagará ni la mitad de lo que deben-.
Yo sabía que era suficiente y hasta de más, pero esperé que continuara.
- Crees que se van a ir tan fácil?, después que las críe y que les di techo, otras personas no tienen ni eso, y tú eres una malagradecida, pero hoy aprenderás a no desobedecerme y no te volverás a escapar-.
Ella toma el látigo y se lanza sobre mí.
Yo lo esquivo fácilmente, haciendo que caiga enfrente del señor Francisco que por la sorpresa se levanta del sillón enojado.
Deja la cerveza a la mitad y se dirige a mí con furia.
Me toma del hombro y levanta la otra mano para abofetearme, pero antes de que lo haga doy un giro sobre mí y le doy una patada en el estómago, bien centrada, que hace que se quede sin aire y digo:
- Basta, ya se los he advertido, déjenos en paz antes que esto acabe peor -. No he terminado de hablar y Jeff se lanza sobre mí.
Me agarra del cuello para asfixiarme mientras dice:
- Eres una malagradecida! ¡Rata de alcantarilla! -
Le doy un golpe en la entre pierna y me reincorporo.
No siento ningún tipo de dolor a pesar de que la presión en mi cuello era suficiente para matar a alguien.
Me río diciendo:
- Esa rata eres tú, realmente lo eres, hasta te ves como una, y a esas plagas hay que exterminarlas -.
Siento como algo se enciende dentro de mí y se concentra en mis manos.
Sin pensarlo mucho descargo la energía en dirección a él y le doy justo en el pecho.
Rápidamente siento un movimiento peligroso detrás de mí. El señor Francisco tiene un pedazo de leña gruesa que va directamente a mi cabeza.
Sin darse cuenta la esquivo y dirijo el golpe al rostro de su mujer la cual cae inconsciente por la fuerza con la que iba dirigido el golpe.
Se quiebra el pedazo de leño y él intenta hacer otro golpe. Lo esquivo, pero me atrapa con sus manos grandes.
Yo concentro mi peso hacia atrás, levanto mis piernas y me balanceo para impulsarme con una silla que estaba frente a mí.
Con esa fuerza, golpeo con la mesa la columna del señor y este me suelta.
Saco la daga de su funda, levanto mi mano y le doy unas vueltas a la daga por el aire.
La tomo y la entierro en medio de la mano del señor que se encuentra extendida palma arriba en la mesa.
Este grita del dolor y la señora se levanta por el estruendo.
Mareada se queda sentada en el piso observando la escena con terror.
Siento como mis ojos enfocan el rostro del señor y se ilumina mi panorama, viendo cada detalle de su feo rostro.
Sonriendo saco la daga que atravesó la mano hasta traspasar la gruesa madera, y la dirijo a su cuello.
- Esto fue por todos los años de sufrimiento que vivió Carlota, si piensas en seguirnos créeme que guardaré esta daga en tu garganta-
El señor con terror baja su mirada y asiente y con todo respeto se dirige a mí diciendo:
- Si, señorita, usted es libre, no me debe absolutamente nada, puede retirarse por favor, por favor - (Lo dice aterrado).
Yo sonrío amable y recojo la bolsita llena de piedras preciosas y las guardo diciendo:
-Bueno, entonces cobraré mi finiquito por todos los años trabajados -.
El señor asiente rápidamente y responde:
- Sí, claro, lléveselo, lo que sea que signifique eso, lléveselo-.
Busco a Carlota que noto que en todo este tiempo tenía los ojos entre cerrados.
La tomo del hombro y le digo que es momento de irnos, ella me dice:
- Tus ojos!, tus ojos eran de azul brillante, no los había visto nunca -.
Yo solo la tomo del brazo amablemente y la saco de ese horrible lugar.
- Lo siento por lo que acabas de ver, pero era necesario para que nos dejaran de molestar-.
Ella me mira con asombro y confianza, asiente tomándome del brazo y pegándose a mi lado.
Carlota me pregunta: ¿Qué le habrá pasado a Jeff?-.
Le respondo: - No tengo ni idea -.
- ¿Lo mataste? (Me pregunta).
- Ammm, no creo, las ratas son muy escurridizas-.
Ella se ríe.
"Realmente siento que no utilicé toda mi fuerza sobre él, no lo maté, solo le di una lección" (pienso).
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