NovelToon NovelToon

Maldita Traición

Capítulo 1

 Mi nombre es Alessia, tengo 19 años y estoy frente a todo el pueblo para ser condenada a muerte ¿Por qué? Porque soy un peligro para la corona, me duele, me duele muchísimo... Y ni el hecho de que estén por quemarme en la hoguera, me duele que mi amorosa familia y mi esposo me quieran muerta... yo podría ser de gran ayuda, pero en lugar de ver lo bueno simplemente me ven como un monstruo que merece ser asesinado.

 Desde pequeña crecí con el amor de todos mis sirvientes, mis padres no me prestaban mucha atención, pero me querían... O al menos eso creía, cuando cumplí 17 años me casé con mi prometido, un duque conocido por su amabilidad y riqueza, además de ser un joven muy codiciado por las mujeres de la alta sociedad. Cuando cumplí los 18 años mi esposo trajo a su primera concubina porque tenía que asegurar su descendencia, siempre vi todo con mucha positividad y acepté porque lo amaba, casi no pasaba las noches conmigo, pero pude quedar embarazada, sería el heredero del ducado y el hijo legítimo, pero lamentablemente fui envenenada y lo perdí antes de que pudiera nacer. Yo aseguraba que la concubina de mi esposo era culpable, pero nadie me creyó, dediqué mis días a entrenar como lo hacía desde niña en secreto, solo que ahora no me molestaba demostrar mis habilidades.

 A Cristian no le gustaba la idea de que yo entrenara porque decía que dañaba su honor, pero yo seguí haciéndolo, cuando quedé embarazada otra vez tenía 19 años recién cumplidos, pero otra vez fui envenenada... ahí comenzó todo. Era un día soleado y había ido a un banquete en el palacio, como hija de los emperadores debía estar presente, pero todo se tornó oscuro, la gente siempre hablaba y me miraba con lástima, como una princesa que tenía un esposo infiel y lo peor, que esa mujer vivía en mi casa como una concubina oficial, tomé una copa con un jugo que me habían preparado y un fuerte dolor se apoderó de mi vientre, Carla se acercó a mí y me tomó la mano fingiendo preocupación, pero la aparté aún tomando mi abdomen.

—Esto es porque eres una perra, no deberías codiciar el heredero —dijo Carla mirándome a los ojos, los nobles comenzaron a rodearme y mi única amiga, la duquesa Hilar se acercó a ayudarme, cuando quise levantarme mi vestido estaba lleno de sangre y todos me miraban con lástima, excepto mis padres y mi esposo, mi madre, la emperatriz, se acercó a mí fingiendo preocupación al igual que mí esposo, pero estaba cansada.

—Fue la concubina, que alguien la arreste —dije con dificultad y solo recuerdo como mis ojos me pesaban y me desplomé en el piso de aquel lujoso lugar.

Cuando desperté ya estaba en casa, mi dama de compañía me dijo que había perdido el embarazo y que mi esposo y esa maldita habían ido al palacio a una reunión con los emperadores, por alguna razón quería pensar que los castigarían por mi sufrimiento, pero sabía que no sería así, sabía que no les importaba... ya no iba a ver todo con mis ojos de positividad.

Sin decir nada me levanté de la cama, mi cuerpo aún dolía y era normal considerando que acababa de pasar por un aborto, pero no me quedaría quieta esperando una justicia que jamás llegaría, salí de la mansión, tomé a mi fiel caballo, ese que me acompañaba a todos lados y fui al palacio. Una vez que llegué, me abrieron la puerta sin dudarlo y llegué a donde mi familia estaba tomando el té con mi esposo y esa arpía.

—¿Qué están haciendo? —dije con enojo y pude ver como me miraban sin disimular ni un poco su disgusto.

—Estamos tomando el té cariño ¿Por qué no te unes a nosotros? Me alegra verte bien, estaba preocupado por ti —el muy cínico de mi esposo habló.

—¿Unirme a ustedes? ¡Acabo de perder a mi hijo! ¡Tu hijo! ¿Cómo puedes estar tomando el té con esa asesina? —Me acerqué furiosa a ellos —¿Y ustedes dicen ser mí familia?

—Basta Alessia, guardias —Llamó el emperador y varios guardias iban a sacarme, pero al ver la mirada de burla de esa mujer me descontrolé, el jardín donde nos encontrábamos se había vuelto oscuro y las cabezas de los guardias cayeron al piso sin que moviera ni un músculo de mi cuerpo, la sangre me salpicó el rostro, pero era lo de menos... Fui hasta Carla quien me miraba aterrada mientras Cristian intentaba alejarme, pero todos estaban obligados a quedarse quietos.

—¿Por qué me quitaste a mis hijos? —Pregunté con mis ojos vacíos, realmente no era consiente de lo que hacía.

—Porque eran estorbos para mi —todos se sorprendieron ante sus palabras, no por lo que dijo, más bien porque no mintió, pero por más que quisiera no podría, estaba sometida. Me acerqué aún más a ella y toqué su frente para qué comenzará a gritar, sus gritos eran desgarradores y quien pasaba cerca sentía que su piel se erizaba, mis padres y Cristian intentaban no escuchar, pero era imposible.

—Toma, termina tu sufrimiento —mencioné dándole una daga y pronto los gritos cesaron, ella se había suicidado, el sol volvió a salir y solo los cadáveres permanecieron ahí.

—¡Monstruo! —Gritó la emperatriz e intentó ayudar a Carla, pero ella ya estaba muerta. Pronto me golpearon por detrás y cuando volví a estar consiente ya estaba atada en ese poste, siendo abucheada por todos en el pueblo, me escupían y tiraban cosas podridas mientras arreglaban mi hoguera.

—¡No! ¡Cristian! ¡Mamá, papá! —grité desesperada por ayuda, pero quienes podían ayudarme eran los mismos que me condenaron. Pronto el fuego se encendió y comenzó a quemarme, el dolor, era insoportable.

"¿Por qué dios mío? ¿Por qué me abandonaste? ¿Por qué me hiciste así? Maldito, te odio con toda mi alma" —Grité en mi interior.

.

—¿Por qué no usaste tu poder para escapar? —Preguntó la figura a mi lado.

—Supongo que no tenía un motivo para luchar... bueno, de todas formas aquí estoy, ya no hay nada que hacer, Dios —contesté mirando el eterno atardecer del lago.

.

.

.

Capítulo 2

Y ahí estaba yo, hablando con el dios que antes de morir había culpado tanto, estaba tranquila, este lugar era muy hermoso.

—¿Te arrepientes de cómo viviste?

—Supongo que podría arrepentirme de muchas cosas, pero ya no tiene caso, ahora estoy en paz.

—Pero tú no perteneces aquí conmigo, tienes mucho que hacer... eres joven

—Era joven, ya estoy muerta ¿Acaso no lo recuerdas? Por eso estoy aquí, ya me asesinaron, no hay nada que hacer

—Pero mira lo que pasó allí abajo —de pronto el lago comenzó a reflejarr un sin fin de guerras y muertes de inocentes…. Y frente a la batalla está mi fiel amigo y primer amor, Klein.

—¿Qué está haciendo? No entiendo por qué me muestras todo esto.

—Es que todo esto, es por tu muerte, está vengando la muerte de la mujer que amaba.

—¿Amor? Eso no existe —dije con una risa sarcástica, Dios me está hablando de amor.

—Hiciste las cosas tan mal durante tu vida Alessia, ¿No quisieras cambiar tu pasado?

—Qué insistente eres para ser un ser perfecto que sabe todo. Obviamente, me gustaría cambiar las cosas, pero no puedo hacerlo.

—Claro que puedes —Dijo otra figura frente a mi

—No te metas Lu

—Debe ser una broma ¿Saben algo? Ya estoy muerta y aún así ustedes me dan ganas de volver a morir, pero lejos.

—Te regalaré otra oportunidad, no me decepciones Alessia —Comencé a caer del cielo hasta quedar envuelta en una inmensa oscuridad.

—¡No te pedí nada maldito idiota! —Y ahí estaba otra vez, insultando a Dios, pero esta vez, porque estaba sentada frente al espejo con una edad de 15 años.

—Alteza ¿Se encuentra bien?

—Si, tráeme algo de comer —La sirvienta mostró una cara sorprendida... claro, nunca le había hablado así a nadie en el palacio, era la perfecta princesita, esa que todos podían molestar y seguía con una sonrisa en el rostro. Pronto volvió con una bandeja con una ensalada que estaba pasada y la dejó a mi lado —¿Qué es esto? —Estaba furiosa, el hecho de revivir y tener que soportar todo esto otra vez

—El pueblo está pasando por un momento difícil y no podemos traer algo mejor, conformes con esto alteza. —Oh, maldita perra. El imperio está en su mejor momento, en el pasado recuerda como ella aceptaba sin dudar y sonreía, realmente creía en esa gente.

—¿Cómo era tu nombre?

—Freya alteza

—Bien, gracias —contesté y ella estaba por salir, pero cuando lo intentó no pudo abrir la puerta, estaba cerrada.

—¿Qué sucede? La puerta se trabó alteza... Llamaré a alguien.

—No te escucharán —Dije tomando un bocado de aquella horrible mezcla de vegetales

—¿Qué?

—¿Eres sorda también Freya? —respondí apuntándole con el tenedor por lo que se acercó enojada, ella ya era mucho mayor que yo, y sabía que la envidia era poderosa con esa gente, ella soñaba con ser una princesa en un hermoso palacio, así como yo.

—Tendré que enseñarle modales su alteza, no puedo permitir que su honor se vea manchado por sus acciones, es mi deber, espero entienda —La muy perra venía con claras intenciones de golpearme, pero me adelanté, tras ella apareció una sombra negra que envolvió su cuello causando que perdiera el aire hasta quedar completamente desmayada, una vez que fue así me aseguré de borrar las marcas de su cuello y la tiré desde la terraza del palacio... antes dejé en su habitación una nota suicida con su nombre, las otras sirvientas se habían sorprendido por ese suceso, ya que no presentaba indicios de lo que iba a hacer, pero pronto todos la olvidaron.

—Qué mujer más miserable

—Su alteza, su prometido llegó a verla, la espera en la sala principal

—Dile que estoy enferma y que regrese en otro momento

—Pero yo la veo bien

—Estoy enferma ¿O acaso no entiendes? —respondí en un tono autoritario por lo que ella asintió y salió del lugar.

A los pocos minutos Cristian llegó y se mostró preocupado por mí, quiso acercarse a abrazarle, pero lo aparté de mí.

—Mi querida Alessia ¿Qué es lo que te sucede?

—Duque Wolet, creo que lo que tengo puede ser contagioso, por favor no se acerque, tengo muchas náuseas también

—No importa si así lo es, prefiero que compartas tu sufrimiento conmigo a verte así, me rompe en mil pedazos ver a mi amada enferma —Qué asco, ¿Qué clase de niño dice algo así? No puedo dejar de pensar en que este idiota era mi esposo.

—¿Morirías conmigo Cristian? Yo sabía que eras el hombre perfecto para mí

—¿Morir?

—Claro, tal vez lo que tengo es muy grave, por eso, me alegra saber que moriríamos juntos al menos —Y pegué en el clavo, claramente iba a asustarse al decirle algo así

—Claro que te acompañaría hasta después de la muerte... pero, tengo algo muy urgente que hacer, volveré por tí Alessia, no te preocupes.

—Está bien, te deseo suerte, mi amado prometido —dije intentando abrazarlo viendo su expresión de susto

—Debo irme ahora mismo, nos vemos luego alteza. —Y ahí se fue, como una rata, sinceramente prefiero que huya de mi antes de que este visitándome y tener que soportarlo a mi lado.

En este tiempo que llevo viva estuve pensando mucho y hoy es el día, van a decirme que tengo que ir a una academia para princesas, hoy comienza mi revancha, mi aventura se repite.

Se preguntarán ¿De qué aventura habla? Y es que cuando mis padres me enviaron a la academia en realidad hubo una emboscada y tuve que huir, gracias a eso pude conocer a Klein por primera vez sin mi título por encima, él es el heredero de Oslen.

—Te extraño mucho Klein, ojalá hubiéramos podido estar juntos la primera vez —Y es que en su primera vida se enamoraron, pero él tuvo que ir a tomar el trono por la muerte de su padre y ella fue encontrada por los hombres de sus padres y enviada a su imperio otra vez para casarse, tenía que cumplir con el compromiso con Cristian... luego de que ella se casó vio a Klein en una visita al palacio, pero su esposo la encerró en una habitación de su mansión en cuanto se enteró de que se conocían.

.

.

.

Capitulo 3

—Alessia, tienes que ir a la academia, como princesa del reino no puedes avergonzarnos, aprenderás cosas nuevas —Ahí estaba yo, frente a los emperadores, mis padres, quienes me informaban sobre el hecho de que iría a la academia... finalmente podré irme de este lugar.

—Está bien sus majestades, realmente espero no decepcionarlos. Si eso es todo, pido permiso para retirarme y preparar mis cosas. —contesté con altura y vi sus caras confundidas "¿Majestades?" Oí en un susurro y es que siempre los llamé como madre y padre, aunque ellos me dijeran que no lo hiciera, pero ya no tengo intenciones de hacerlo.

—Puedes irte —dijo mi padre por lo que me retiré rápidamente sin contestar nada más, no podía negar que esta noticia me ponía más que feliz, no vería a los que me traicionaron por un buen tiempo, de hecho, siento un gran alivio.

Las sirvientas ya me trataban un poco mejor, aunque daría que era porque me tenían miedo, pero bueno, así como dice esa famosa frase prefiero que me teman a que me amen... O algo así. Todas prepararon muy minuciosamente mis cosas y el día de partir llegó, voy a volver a ver a Klein dentro de muy poco, el carruaje salió, el mismo que en el pasado, a la misma hora y con el mismo cochero. Cuando oscureció yo ya estaba lista para lo que se venía encima, los bandidos atacaron el carruaje conmigo dentro y me sacaron.

—Esta perra noble debe valer mucho, debemos llevarla con nosotros.

—Puede ser noble, pero sabemos que no vale nada, mejor llevémosla como nuestro entretenimiento, dicen que las nobles saben tocar muchos instrumentos —En el pasado luché con todas mis fuerzas con la poca experiencia que tenía, pero aun así me atraparon y Klein me ayudó más tarde... si los mato a todos ahora quizá corra el riesgo de no volver a encontrarlo, no voy a arriesgarme a que eso pase.

—Qué complicado —Mencioné en voz baja y saqué mi espada escondida en mi vestido, tal y como en el pasado ataqué a dos de los bandidos y luego Fingí estar cansada y deje caer mi arma, uno de ellos me golpeó y caí inconsciente, o bueno, al menos eso creyeron. Me llevaron hasta un lugar cercano en donde tenían su campamento y me ataron en una tienda mientras hablaban como si no existiera.

—¿Qué hacemos con la chica jefe? —pregunta uno de ellos

—Es bonita, es una lástima que la vendieran así, por ahora déjenla ahí, denle algo de agua en un rato y luego veremos como cumpliremos nuestras órdenes —dijo el líder del grupo y volteó su mirada hacia mí, supongo que aunque sea un maldito ladrón tenía algo de empatía... Un minuto, ¿acaba de decir que me vendieron? Sí, acabo de caer en cuenta de eso.

—Ey ¿Dijiste que me vendieron? —Antes no habría hablado, probablemente me diría a mi misma que no fue así y que había escuchado mal o se habían equivocado de persona.

—Si niña, te vendieron, no atacamos mujeres porque sí, somos bandidos, pero no monstruos.—Contestó él, que discurso más contradictorio para ser sinceros.

—Siguen siendo malos, eso no los hace mejores que simples ladrones.

—Es fácil para ti, naciste en cuna de oro, nunca te preocupaste porque comer día a día, nosotros no somos criminales, éramos soldados, pero nuestros líderes nos abandonaron ¿Sabes que éramos soldados de tus padres? Pero nos dejaron en la pobreza absoluta, mientras tú vivías en los lujos de tu castillo. —que fuerte revelación, creo que no le lo esperaba.

—¿Aún crees que mi vida es perfecta? Aquí me tienes, mi propia familia me vendió ¿Crees que esperan que me traten bien? Me quieren muerta y ni siquiera sé el motivo. —Parece que recién se da cuenta que está reclamando que vivo una vida perfecta cuando mis propios padres me dejaron a mi suerte, más bien... quieren que muera.

—Tienes razón, de todas formas ya no hay nada que hacer, nos pagaron muy bien y muchos de nosotros tenemos familiares enfermos que cuidar. —Entiendo el motivo de estos hombres, es una lástima que ellos vivieran así. —Nuestras órdenes son claras, no debería hablar contigo. —Lo sé, de hecho es un gran cambio esta conversación, esto cambia mucho.

—¿Qué vas a hacer ahora? —pregunto con curiosidad, de verdad quiero saber que es lo que hará.

—Mi conciencia me juega en contra, voy a adelantar lo inevitable. —El líder llamó a otro dos de sus hombres y me llevaron arrastrada hasta un árbol que tenía una cuerda colgada y debajo había un banco. Me subieron a ese banco y todos me miraban con culpa, podía ver en sus caras el arrepentimiento de sus acciones, eran soldados, ellos no querían matar a una inocente

—Jefe ¿Está seguro que debemos hacerlo? —dice uno de los hombres sin despegar su vista de la cuerda en mi cuello, yo me mantenía tranquila y eso es lo que más preocupaba a todos.

—Tienen a gran parte de nuestras familias, no van a devolverlas si no la llevamos muerta. —¿Qué? ¿Secuestraron a sus familias? De cierta forma todo se vuelve más turbio a medida que veo las acciones de mis padres.

—Esto no es para lo que nos preparamos jefe —protestó otro mirando hacia abajo. Ninguno de ellos quería hacerlo, hasta que uno tomó valor y dijo que tenían a su pequeña hija y que debían hacerlo.

—Oigan, no se preocupen, no tienen que culparse por pensar en ustedes mismos, deberían aprovechar y vengarse de la corona, como princesa de este imperio lamento mucho que hayan sido injustos con los valientes soldados, no permitiré que se ensucien las manos con mi muerte. —Y con esto dicho acomodé bien la soga en mi cuello y tiré el banco quedando colgada ¿Quería morir? Me daba igual, si con eso podía salvar a las familias de esos hombres, ellos, quienes un día lucharon por el imperio y estaban siendo tratados injustamente. Vi en los rostros de esos hombres como el miedo los invadió, el líder y dos hombres más me levantaron para que no siga siendo asfixiada y luego me bajaron del lugar.

.

.

.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play