Era una fresca mañana de otoño en la ciudad de Nueva York cuando Olivia, una joven de veinticinco años, se encontraba sentada en un banco del Central Park. El sol se filtraba entre las hojas doradas de los árboles, y el aire tenía un ligero aroma a café y a nostalgia.

Olivia: (relajada) que tarde tan hermosa la de hoy.

Olivia suspiró, perdida en sus pensamientos, mientras observaba a las parejas pasear tomadas de la mano. Ella, en cambio, llevaba un anillo en el dedo anular de la mano izquierda, un recordatorio constante de un matrimonio que nunca había deseado. Su familia la había vendido a James Stirling, un millonario de renombre, en un intento desesperado de salvar su propia fortuna.

Ya que su padre por su forma de apostar y beber la fortuna fue cuesta abajo en muy poco tiempo.

Justo cuando pensaba en lo infeliz que era su vida, una voz la sacó de sus pensamientos. Era una mujer mayor que caminaba con su perro, un simpático golden retriever.

"Mira a esa joven, siempre está aquí, sola y melancólica", comentó la mujer a su perro mientras observaba a Olivia.

El perro movió la cola y Olivia le ofreció una sonrisa forzada. "Sí, siempre estoy aquí, parece que este parque es mi único refugio".

Suspiro olivia con una mueca de tristeza.

La mujer se acercó y se sentó junto a Olivia. Después de una larga conversación y de haber dicho sus más profundos secretos la señora pregunto"¿Alguna vez has considerado hablar con tu esposo sobre tus sentimientos? No puedes vivir así para siempre".

Olivia suspiró nuevamente. "James y yo estamos prácticamente divorciados de facto. Hace meses que no lo veo. Él vive su vida, yo la mía".

Señora: (suspira) porque no lo intentas de nuevo.

Olivia: (triste) lo intentaré de nuevo.

La mujer asintió comprensiva. "Es triste cómo la vida puede tomar rumbos inesperados. Yo solía ser una mujer casada, pero la vida me enseñó que la felicidad debe ser una elección propia".

Olivia la miró con curiosidad. "¿Cómo lo lograste?"

La mujer sonrió con nostalgia. "Fue un proceso difícil, pero finalmente decidí recuperar mi vida. Si alguna vez decides hacerlo, recuerda que mereces ser feliz".

Olivia entre unos leves llorosos asiende. Si debería velar por mi propia felicidad.

Justo en ese momento, el celular de Olivia vibró en su bolso. Al revisar el mensaje, se dio cuenta de que era de James. "Me pide el divorcio", murmuró para sí misma.

Olivia asintió, sintiendo un nudo en la garganta. Sin saber que le depararía el futuro se levantó de golpe y le dio las gracias a la señora que quedó sorprendida del actuar de esa hermosa muchacha.

Señora: que tengas una excelente noche, querida niña, recuerda siempre ser feliz

Olivia volteo con una sonrisa forzada hacia la señora. Muchas gracias lo tendré en cuenta

Era el comienzo de un capítulo desconocido en su vida, uno que la llevaría por caminos inesperados, pero al menos ahora tenía la oportunidad de elegir su propio destino.

Mientras Olivia asimilaba el mensaje de James, ajena a que su esposo la observaba desde la distancia, James Stirling se encontraba en su imponente penthouse en el Upper East Side, mirando fijamente a través de un telescopio entrenado en el parque. Una mezcla de remordimiento y tristeza se reflejaba en sus ojos.

James: (desilusión) ella sonrió, le dará tanta felicidad que le pidiera el divorcio?

Sus amigos y colegas siempre lo habían envidiado por casarse con una belleza como Olivia. Pero él sabía la verdad detrás de ese matrimonio, una unión forzada por los oscuros acuerdos financieros de sus respectivas familias. El amor, o al menos eso pensaba, nunca había sido parte de la ecuación.

Observó a Olivia mientras recibía su mensaje y su expresión de sorpresa se convirtió en un gesto de pesar. Había sido un cobarde al alejarse de ella, pero creía que era lo mejor para ambos. Aun así, nunca había dejado de amarla en silencio.

Desde el primer día que la vio, no le importo la deuda de su padre, solo se hundió en sus hermosos ojos avellanas.

Días después, James contrató a un detective privado para obtener más información sobre la vida de Olivia. Quería saber si había alguien más en su vida y si ella había encontrado la felicidad que él no le pudo brindar. Lo que descubrió lo sorprendió.

Olivia estaba dedicando su tiempo a ayudar a los menos afortunados en una organización benéfica local. Estaba comprometida en proyectos de recaudación de fondos, visitaba orfanatos y refugios para personas sin hogar. Era evidente que estaba tratando de encontrar un propósito en su vida.

Sin tener ninguna relación aparente con el sexo opuesto, se sintió aliviado

James se dio cuenta de que había perdido mucho más que una esposa. Había perdido a la mujer que siempre había deseado ser. La observaba en silencio, y cada vez que la veía sonreír mientras ayudaba a los demás, su corazón latía con fuerza.

Decidió tomar una decisión audaz. Quería recuperar a Olivia, no por conveniencia, sino porque finalmente había entendido lo que significaba amar. Planeó una estrategia cuidadosa para reconquistarla y para ello necesitaba cambiar radicalmente su enfoque hacia la vida y hacia ella.

James comenzó a trabajar en sí mismo. Abandonó sus hábitos de trabajo obsesivos y empezó a dedicar tiempo a reflexionar sobre sus acciones pasadas. Visitó a un terapeuta para abordar sus problemas emocionales y afrontar su pasado. Quería ser una mejor persona para Olivia y para sí mismo.

Durante meses, James se mantuvo alejado de Olivia, permitiéndole la independencia que siempre había deseado. Pero al mismo tiempo, estaba presente de manera invisible, apoyando silenciosamente sus esfuerzos benéficos y cuidando su bienestar desde lejos.

La primavera llegó y, con ella, un nuevo propósito en la vida de James. Planeaba pedirle matrimonio a Olivia de la manera adecuada, como siempre debió haberlo hecho. Pero antes de eso, necesitaba ganarse su corazón y su confianza. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para recuperarla, incluso si eso significaba dejar atrás su antiguo yo para siempre.

Continuará...

La vida de Olivia cambió radicalmente desde que James le pidió el divorcio. Sin su esposo millonario, se encontraba en un mundo completamente nuevo. A medida que los días se convertían en semanas y las semanas en meses, Olivia se sumergió en una rutina que nunca había experimentado antes.

El primer cambio significativo fue mudarse a un modesto apartamento en el West Village. Abandonó la lujosa vida que había llevado en la mansión de los Stirling y, aunque sus comodidades disminuyeron, su sensación de libertad aumentó. El espacio reducido la obligó a desprenderse de posesiones materiales innecesarias y a reevaluar sus prioridades.

Olivia se centró en su trabajo benéfico y encontró un profundo significado en ayudar a los demás. Pasaba largas horas en la organización benéfica, coordinando eventos y trabajando con personas necesitadas. La gratitud de aquellos a quienes ayudaba le daba un sentido de logro que nunca había experimentado en su vida anteriormente privilegiada.

Su relación con su familia también evolucionó. A medida que sus lazos con James se desvanecían, se acercó más a su hermana menor, Emma. Emma siempre había sido su confidente, pero ahora eran más que hermanas; eran amigas cercanas. Juntas, compartieron risas, lágrimas y sueños de un futuro mejor.

Sin embargo, había momentos en los que la soledad de Olivia se volvía abrumadora. Extrañaba las noches elegantes en la ópera, las cenas en restaurantes de cinco estrellas y, sobre todo, extrañaba a James. A pesar de la forma en que su matrimonio había comenzado, no podía negar que había compartido momentos felices con él. La ausencia de James en su vida la atormentaba en ocasiones, y sus recuerdos juntos se mezclaban con sentimientos de nostalgia y arrepentimiento.

Olivia se sorprendió al descubrir que seguía usando el anillo de bodas, a pesar de la amarga realidad que simbolizaba. Era como una cadena que la mantenía atada al pasado. Lo miraba a menudo, sintiendo un conflicto interno entre sus recuerdos felices y su presente independiente.

En una cálida tarde de verano, Olivia estaba en su balcón, observando el atardecer sobre el horizonte de la ciudad. Sus pensamientos, como siempre, la llevaron de regreso a James. Se preguntó si él estaría viendo el mismo atardecer en alguna parte, si también pensaba en ella.

Justo cuando comenzaba a resignarse a que su relación con James era parte del pasado, sucedió algo inesperado. Una carta llegó a su apartamento, sellada con el logo de la empresa de James. Olivia la abrió con manos temblorosas y comenzó a leer.

"Querida Olivia,

Sé que ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos por última vez, y no sé si alguna vez llegarás a leer esta carta. No puedo dejar de pensar en ti, en todo lo que compartimos y en lo que dejamos atrás. La vida me ha cambiado de formas que nunca imaginé, y me he dado cuenta de que cometí un error al alejarme de ti.

He trabajado en mí mismo, en mis defectos y en mis prioridades. Pero también he trabajado en lo que siento por ti. No quiero que mi cobardía del pasado defina nuestro futuro. Quiero recuperarte, no porque deba, sino porque te amo.

He planeado algo especial, algo que espero que consideres. Si estás dispuesta a darme una oportunidad, encuentra la dirección que está al final de esta carta. Te esperaré allí, esperando que aceptes volver a mi vida.

Con amor, James"

Las lágrimas llenaron los ojos de Olivia mientras leía las palabras de James. La carta le ofrecía una esperanza que nunca esperó encontrar. La vida la había transformado, pero el amor que sentía por él seguía vivo en su corazón. La pregunta ahora era si estaba dispuesta a darle a su matrimonio una segunda oportunidad.

Continuará...