Hola, mi nombre es Isabella García. Tengo 19 años, soy de piel trigueña, cabello morado y ojos miel. Mi estatura es de 1.66 m. En el bajo mundo me conocen con el alias 'Ángel', pero de ángel no tengo ni un pelo, o tal vez como el ángel de la muerte. Estoy en una prisión de alta seguridad esperando mi extradición, pues me consideran de alta peligrosidad y con rasgos de psicopatía. Quieren confirmar que estoy enferma de la mente para poder enviarme a otra ciudad para ejecutarme. Por eso hoy vendrá un psicólogo o un psiquiatra; la verdad, no lo sé y tampoco me importa. Solo me alegra que vengan a visitarme, ya que tengo meses sin salir de esta celda. Me tienen aislada de las demás reclusas y no tengo con quién hablar. ¿Saben por qué? -una sonrisa- Pues porque yo maté a tres reclusas. Ellas pensaron que yo sería su esclava, y yo solo les dejé claro a ellas y a todas las reclusas que soy la que manda en esta cárcel.
Y la que se atreva a meterse conmigo lo pagará con su miserable vida. Cada día que estoy en esta maldita celda pienso en todo lo que viví y en él. Ahora les contaré por qué estoy aquí. Soy una asesina a sueldo, o como dicen en mi país, soy una sicaria. Bueno, eso sonó feo; más bien, soy una chica que elimina la basura que estorba a las personas que me contratan y me pagan por hacerlo.
Mato a personas, pero créanme que no son unas santas palomas. Muchos de ellos son políticos corruptos, narcotraficantes y empresarios.
En mi trabajo tengo cinco reglas:
No mato a niños.
No mato a inocentes.
No hago preguntas.
No me enredo con el cliente.
No averiguo la vida personal ni me mezclo con la víctima.
Soy una persona muy astuta que se esfuerza por no dejar rastro en ninguno de mis trabajos. Me considero detallista y siempre busco estar un paso adelante en las situaciones. En mis tiempos libres, participo en actividades de limpieza social, abordando problemáticas como la violencia, el narcotráfico y la trata de personas. Quizás se pregunten por qué, siendo tan profesional en lo que hago, la policía logró capturarme. La respuesta es sencilla: cometí una de mis reglas más importantes. Suena los barrotes de la celda. Guardia- ¿Hablando sola?
-Me levanto de la cama y la observo. Le digo- Sí, después me vuelvo loca si no hablo con alguien. -Sonrío de manera burlona.-
-La guardia me dice- Acércate. - Con un gesto despectivo en su cara, abre la celda y añade- Tienes visitas.
-Yo le respondo- ¿Sí, de quién?
-Ella responde de mala gana- De un psicólogo. Camina, que no tengo todo el día.
-se acerca para colocarme las esposas. Camino por el pasillo hasta llegar a la oficina de la directora. Los guardias llaman a la puerta. Escucho la voz de la directora que dice- Pasen. Isabella, siéntate. Quiero que te comportes y respondas todas las preguntas que te haga el psicólogo.
-El psicólogo me observa y dice- Buenos días, Isabella. ¿Cómo te encuentras?.
-Lo miro de arriba a abajo y respondo- Muy bien. -Luego, me muerdo el labio y añado- ¿Y tú?.
- Él responde- Estoy muy bien, gracias. Te comento que hoy me encuentro en este lugar para hacerte unas preguntas y poder elaborar un diagnóstico, pero primero me gustaría que me contaras tu historia.
- Arqueo una ceja y digo- ¿¿¿Mi historia??? ¿¿¿Para qué???
- Él responde- Quiero entender por qué eres así y poder hacerte preguntas que me ayuden a llegar a un diagnóstico.
- Lo miro con duda.respondo- Está bien, pero con una condición: que estemos solos los dos y que me quiten las esposas.
-Alzando sus manos y haciendo un puchero.Veo que el psicólogo sonríe y dice- Está bien.
-La directora dice- ¡NO! Es un peligro para usted, ella no está bien de la cabeza.
-Sonríe y digo en tono sereno-Tranquila, directora, que a este papacito no le haré ningún daño.
-Le guiñó el ojo al psicólogo. Él dice: -Hágalo, directora, yo me hago responsable.
-Observo, dudosa, a la directora. Suspira y dice- Está bien, pero será por su propia responsabilidad. -La directora mira a la guardia- Quítale las esposas.
-La directora camina hacia la puerta, se detiene y observa, y dice- Compórtate y no trates de hacer alguna estupidez, porque te costará muy caro.
-Se retira de la oficina. El psicólogo se sienta y me hace una seña para que yo haga lo mismo. me dice-Ahora que estamos a solas, Isabella, por favor compárteme tu historia.
4 años antes
...****************...
- Escucho la puerta abrirse y con una voz suave se oye- Isabel, despierta, llegarás tarde a la escuela.
- Respondo - 5 minutos más, por favor.
- Mientras me acomodo en la cama, él dice con voz irritada- No, Isabel, ya falta poco para las 6, debes despertar ya. - Toma una almohada y me pega en la cabeza, añade - Despierta ahora, dormilona.
- Le respondo entre risas - Ya, papá. - Mientras me siento en la cama, veo la intención de papá de golpearme de nuevo - Ya estoy despierta.
- Él responde- Bien, ya el desayuno está listo. No te demores en bajar para llevarte a la escuela.
-Sale de la habitación cerrando la puerta. Me doy una ducha y, al verme en el espejo, estoy lista. Después de 40 minutos, ya estaba en la escuela.La profesora dice - Buenos días, les quiero presentar al nuevo alumno, Damián Castro. Por favor, siéntate al lado de Isabel.
-Él se acerca con una sonrisa y dice- Hola, me presento, soy Damián ¿Y tú eres?
- Qué niño más lindo. le respondo sonriendo.-Hola, mi nombre es Isabel García.
-Las clases transcurrieron con normalidad. Cuando llegó la hora de salida, escuché un grito en el pasillo- ¡Isabel!
-Me volví y vi a Damián corriendo hacia mí, visiblemente agitado. le digo-Hola
-Él me responde-¿Te podría acompañar a tu casa, si no fuera un atrevimiento de mi parte?
-A lo que yo contesto- Claro que sí.
-No puedo evitar sonreír de la felicidad. Caminamos por 10 minutos y él me dice, un poco nervioso- Isabel, ¿te gustaría ir conmigo el sábado a comer un helado?
-Le respondo-Me encantaría, Damián.
-Comienzo a analizarlo: cabello negro, piel morena, ojos verdes, una altura de 1.80 metros y el más guapo del colegio. Él quiere salir conmigo. Me dice-Ya llegamos a tu casa, princesa. ¿Me podrías dar tu número para estar en contacto?
-Le respondo-Claro.
-Luego de darle mi número, nos despedimos.Abriendo la puerta, hablo sorprendida- Papá, ¿qué es todo esto?
-Observo botellas de licor tiradas por el piso y una fuerte suma de dinero en la mesa y digo- ¿Por qué estás tomando? ¿Quiénes son esos hombres?
-Él me dice en tono frío- Isabel, entra a tu habitación y no salgas hasta que yo lo ordene.
-Le digo-Pero, papá, no puedo dejarte de esta manera. Mira cómo estás. No puedes levantarte. Es mejor que te acuestes a dormir.
- El molesto dice- Ya te dije que te fueras a tu habitación, no volveré a repetirlo.
- Subo a la habitación y tiro el bolso a un lado de la cama. ¿Cómo es posible que mi padre esté tomando? No había recaído en el alcohol desde que mi madre nos abandonó. Padre, me habías prometido que nunca tomarías. Me recuesto en mi cama a llorar hasta quedarme dormida.
- Escucho una voz que dice- Hija, despierta, es hora de comer.
- Poco a poco abro mis ojos y digo- Papá, ¿por qué lo hiciste? Tú me habías prometido que jamás tomarías licor.
- Él me responde con tristeza- Lo siento, hija, solo que nos fue bien en un trabajo y, para celebrar, me tomé un trago y no sé en qué momento no pude parar - Toma mis manos y añade- Perdóname, hija, no quería fallarte. No volverá a pasar, te lo juro.
- Le digo- Te perdono, papá, pero no quiero que esto vuelva a pasar. Mira todo lo que vivimos cuando ella nos abandonó. Tú caíste en el licor y nuestra vida fue un infierno.
- Él responde- Hija, lo sé, no volverá a suceder. Por favor, bajemos a cenar.
- Estando en la mesa, mi padre me analiza. Yo le pregunto- ¿Pasa algo?
- Cada vez se parece más a su madre. Es lo más hermoso que me ha regalado. Mañana cumplirá 15 años; mi niña ha dejado de ser una niña para convertirse en una mujer. No quiero dejarla sola en este mundo tan cruel. digo- Hija, ¿sabes que te amo mucho? Que todo lo que hago es para que tú tengas todo en la vida.
-Dejo de mirar el plato y levanto mi cara; mis ojos se iluminan.le respondo-Papá, yo te amo con mi vida. Te agradezco todos tus esfuerzos que has hecho por mí, pero no me importa lo material, solo necesito tu amor.
-Al escuchar esas palabras, mi corazón se aceleró con fuerza y le dije- Yo también te amo, mi pequeña luz de vida.
-Luego de terminar mi cena, me despedí de papá. Subí a mi recámara y, al recostarme en mi cama, observé una llamada de Damián. -
Hola, Isabel, ¿cómo estás? Te llamo porque quería invitarte mañana al cine.
Hola, Damián, sí quiero ir contigo.
-¡Por Dios, no lo puedo creer que me esté invitando este hombre tan divino!-
Qué bien, entonces paso por ti a las 6:00, ¿te parece? -Esta niña debe de ser mi novia.-
-Me parece perfecto. Nos vemos mañana, adiós.
-Dejo mi teléfono en la mesita de noche y me recuesto en la cama con una sonrisa.-
Al día siguiente...
-Siento como alguien se sienta en mi cama y me da un beso en la frente.-
Mi hija adorada, despierta, hoy es tu cumpleaños número 15.
-Acariciando su mejilla y viéndola con tanta ternura y amor que puedo sentir cómo mi corazón se me quiere salir del pecho. Mi niña ya está creciendo para ser una mujer, pero para mis ojos siempre será mi niña adorada, mi ángel de la guarda.-
-Abro mis ojos con una sonrisa y veo al mejor padre del mundo con un pequeño pudín y con la otra mano una cajita de regalo.-
Padre, hoy por fin cumplo 15 años. Ya dejé de ser una niña.
Sí, hija, ya no eres una niña, ya eres toda una mujercita. Pero para mí siempre serás la luz de mis ojos, mi ángel, mi niña dorada.
-Prendo una velita.- Ahora sopla la vela y pide un deseo.
-cierro los ojos y soplo la vela.-
Felicidades, mi amor, ahora te tengo un regalo.
-Estiro mi mano entregándoselo en la suya.-
-Con una sonrisa en mi rostro abro la cajita, encontrándome una cadena muy hermosa con un dije de un ángel. Mi padre me la coloca diciéndome que cada vez que me sienta sola o triste toque el dije y recuerde que siempre estará conmigo.-
Te amo tanto, papá, gracias.
Yo también te amo, pero ahora alístate que vamos a desayunar. Hoy estaremos todo el día juntos.
-Sale del cuarto.-
¡Este es el mejor cumpleaños de mi vida!
-Tomo mi teléfono y marco a Damián.-
Hola, Damián, te llamo porque no podré ir al cine contigo, pero podríamos ir otro día.
Una semana después...
-Bajando las escaleras veo a mi padre sentado en el sofá viendo a la nada. Me acerco a él con cuidado, viendo su cara con estrés y preocupado.-
Padre, ¿te sientes bien? ¿Puedo ayudarte en algo?
Hola, Isabel, sí, hija, estoy bien, no te preocupes.
No, papi, tú tienes algo, por favor dime la verdad, ¿qué está pasando?
-Me acerco a él tomando su cara, mirando en sus ojos para ver si ellos me dicen la verdad, pero no puedo encontrar nada.Él sonríe de lado, acaricia mi cabello.-
Mi niña adorada, cuánto te amo y me duele que puedas quedar sola en este mundo tan cruel y despiadado.
¿De qué estás hablando, papá? Me da miedo que digas esas cosas. Yo no voy a estar sola porque tú estás conmigo, tú me vas a proteger. Además, yo puedo cuidarme sola, no soy una niña que le tiene miedo a este mundo cruel.
-Cae una lágrima por mi mejilla de solo imaginar que mi padre no esté a mi lado. Él es lo único que tengo en este mundo, ¿qué podría yo hacer sin él?-
Mi ángel, sé que eres valiente, pero tú sola no puedes protegerte así en este momento.
-me mira de pie a cabeza.-
-Debo dejarla preparada para que pueda defenderse de cualquier enemigo.-
Desde mañana comienzas tu entrenamiento.
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