Esta historia es como una reflexión para esos hijos ingratos, hay que cuidar y valorar a nuestros padres, porque hoy están, mañana ¿quién sabe? Todo lo que en esta historia se lee es producto de mi imaginación, cualquier parecido con la vida real es pura coincidencia.
Para una madre no hay hijo malo, ella siempre va a procurar que no les falte nada, Margarita era una mujer muy afortunada en el amor, siempre estaba de buen humor y era muy dulce, eso le valió para conseguirse un buen hombre, Roberto, él la veía lavar la ropa en el río, ya que vivían en un pueblito de Linares Nuevo León. En ese entonces Margarita tenía 15 años (bueno, ya casi los cumplía, sus padres le estaban preparando una fiesta de XV años, aunque ella no quería, porque no había dinero, pero aun así ellos no escstimarían en nada para que su hija tuviera su fiesta), y ya despuntaba para ser una hermosa mujer.
Sus padres la cuidaban mucho porque ella era muy buena y obediente, aún no conocía el amor, porque su única meta era estudiar para llegar a ser alguien en la vida, iba a la preparatoria, y al terminar iría a la universidad, ella quería llegar a ser especialista en el área de administración, ya que le gustaban mucho los números y todo lo que tenía que ver con balances y esas cosas.
Pero cada quien tiene una misión en la vida, un hombre de esos que tienen dinero al ver a Margarita se enamoró de ella, pero como aún era una niña pues ella no se fijó en él...
Este hombre llamado Roberto no se quedaría con las ganas de tener a esa niña tan dulce.
Bueno, eso de hombre le venía grande, pues tenía 22 años, su padre lo había educado en los valores y le había enseñado a respetar a las mujeres y personas adultas.
Entonces haría las cosas de tal manera que ella aceptara salir con él y después con el tiempo casarse con ella.
La edad era lo de menos, él le enseñaría las mieles del amor, y todo lo que conlleva.
Roberto siempre andaba acompañado de Carlos, un amigo de la infancia, ambos habían terminado de estudiar, o mejor dicho dejaron trunca su carrera por ayudar a su padre con el rancho, ya que él tenía una enfermedad en las manos, y le dolían mucho, por esa razón Roberto había dejado la escuela, y su amigo porque lo iba a ayudar por un sueldo.
Así las cosas, la trama se estaba escribiendo, faltaban 15 días para la fiesta de Margarita, y todos los que vivían cerca de ellos habían cooperado con algo, total que la fiesta se celebraría en todo su apogeo, cada quien había puesto su granito de arena, como unos amigos de Margarita estudiaban música, pues les serviría de ensayo, así que ya podía contar con ellos.
Don Guillermo sacó un préstamo para poder hacerle la fiesta a su hija, el patrón se portaba muy bien con él porque era uno de los mejores trabajadores que tenía.
Margarita tenía una hermana que era dos años menor que ella, se llevaban muy bien, Azucena estaba muy ilusionada con la fiesta de su hermana.
Margarita les había repartido invitación a sus amigos más allegados de la prepa.
Ya estaba todo listo para la fiesta.
Margarita tenía unos ojos hermosos, y un carácter muy noble, era muy querida por todo el pueblo, ya que siempre estaba muy risueña y feliz.
En sus ratos libres ella le ayudaba a su mamá con los quehaceres diarios de la casa, una casa pequeña, pero acogedora, donde vivían sus padres, su hermana y ella, no tenían servidumbre porque ellos no podían pagar algo así.
Margarita y Azucena eran muy unidas, se iban juntas a sus clases, claro, Azucena iba en segundo de secundaria, y ella pues en la prepa.
La noticia de la próxima fiesta de XV años era la comidilla de todo el pueblo, pronto llegó a oídos de Aarón, un joven de 22 años que estaba enamorado de ella sin esperanza, ya que Margarita no estaba interesada en él, ella le había dicho que primero quería prepararse para un futuro y no pasar privaciones.
Él insistía cada que la veía, eso ya parecía acoso, sus amigos lo instaban a dejarla en paz, aún era una niña, pero Aarón estaba empecinado en ella...
Margarita trataba de llevar la fiesta en paz, y le hablaba muy amable, ella no quería tener novio por el momento, ya que sus estudios ocupaban todo su tiempo, pero Aarón era más terco que la mula y la perseguía como perro faldero.
*Autora*... Buen día queridos lectores, espero que esta historia sea de su agrado, y veamos cómo se va desenvolviendo la trama, espero sus comentarios, saludos a todos lectores...
Pronto se llegó el día tan esperado, Margarita se veía hermosa en ese vestido morado con aplicaciones de flores lilas wue hacían contraste. Su cabello había sido recogido en medio chongo en lo más alto de la cabeza, llevaba una pulsera de oro que le había regalado un tío lejano, que solo vino a la fiesta y se iría tan pronto acabara esta.
Este tío también le había regalado unos aretes y el anillo, como él tenía su propio negocio pues no le era difícil, hacerse de algunas cosas valiosas.
Esto es para que luzcas tu hermosa figura, y tu cara también, le decía don Augusto, él era un tío excepcional, y aunque no lo veía seguido para Margarita era como un segundo padre, en el cual podía confiar.
Él también había contribuido para que la fiesta fuera posible, no pagó todo porque don Guillermo no quiso, pero él estaba dispuesto a todo para que su sobrina fuera feliz.
Gracias tío... Margarita le dio un beso en la mejilla... ¿Te quedarás con nosotros, verdad?
Sabes que no puedo dejar solo el negocio, hay asuntos que solo yo puedo resolver.
Bueno tío, pero sí bailarás el vals conmigo, ¿verdad?
Eso sí, claro que bailaré contigo...
En eso se acercó don Guillermo, el padre de Margarita... Hijita, ¿ya estás lista?, es hora de irnos a la iglesia...
Don Augusto los llevó en su coche del año, iba Margarita, sus padres y su hermana.
Mientras que en otro lugar Aarón se arreglaba, quería ser el primero en bailar con Margarita, él creía que ya estaba en edad para tener novio, así que nuevamente le hablaría de su amor...
Este chico de 22 años ansiaba con el alma andar con Margarita, pero antes era por amor, ahora era por demostrarle que él era muy hombre, ninguna mujer lo había despreciado, y ella no será la primera.
Roberto también asistiría a la fiesta, él era todo un caballero, y sabría esperarla hasta que fuera el momento adecuado... No sabía nada de Aarón...
Roberto era muy agraciado, empezaba a tomarle sabor a los negocios de su padre, y poco a poco se iba ganando su confianza, todo marchaba bien, Roberto mandó a hacer una auditoría, quería ver que todo estuviera en orden, dejó a alguien de su entera confianza al frente del negocio mientras él se arreglaba para la fiesta que sería dentro de varias horas.
En la iglesia ya esperaban a Margarita... La iglesia había sido adornada con flores moradas y lilas para la ocasión, el cubre reclinatorio era lila con una banda morada, toda la iglesia lucía en todo su esplendor, se veía hermosa, en la entrada habían puesto un arco con globos morados y lilas, eso sí, la alfombra era roja, ya que es no se podía cambiar.
Afuera de la iglesia había un jardín con una enorme variedad de flores, todas hermosas, y a un lado del jardín había una fuente tradicional donde el agua que manaba era muy cristalina, pero no era potable.
Todo preparado para la hermosa quinceañera. Margarita vio con agrado todas las cosas que se habían preparado para la ocasión, le estaría eternamente agradecida a sus vecinos y a sus padres por el esfuerzo tan grande que hicieron para que esta fiesta se realizara...
Cuando Margarita entró a la iglesia sonó la marcha de Aída, mientras ella entraba del brazo de su padre, por un lado, y del otro lado iba su madre, doña Consuelo.
Todo iba a pedir de boca, la celebración tomó su curso, el sacerdote daba la Homilía, la iglesia estaba llena de gente, todos apoyando a la hermosa chica que cumplía sus XV años.
Al terminar la misa todos se fueron al lugar donde iba a ser la recepción, pero antes de eso Margarita se tomó fotos con todo el que quisiera.
Estuvo como 15 minutos tomándose fotos, después de eso todos enfilaron hacia el salón de la recepción. Este salón también estaba perfectamente adornado, los músicos ya estaban acomodados y listos para tocar en cuanto Margarita entrara por esa puerta.
Los invitados ya estaban llegando, no eran muchos, pero sí lograron que no se viera solo el salón.
Bueno, hija, hemos llegado, disfruta tu fiesta, tú y yo entraremos juntos bailando el vals, y después tu chambelán bailará con tu madre, y luego hacemos el intercambio, ¿lista?
Sí, papá... Se le notaba la felicidad en su rostro, ese fue el día más feliz de su vida, Margarita lo guardaría en el fondo de su corazón.
Cuando los amigos de ella la vieron entrar del brazo de su padre, empezaron a tocar el vals, ellos se movían suavemente el compás de la música, Consuelo entró del brazo de Nicolás, el chambelán de honor, un chico de 16 años que estudiaba con ella en la prepa.
Varios minutos después intercambiaron las parejas, la música cambió y todos se pararon a bailar, Margarita tiró de la falda y se quedó en un hermoso tutú morado, y así estuvo bailando con sus amigos...
Roberto se acercó a ella y la invitó a bailar, cosa que ella no desaprovechó, el tipo era muy atractivo...
Aarón la veía, estaba un poco apartado, y decidió ponerle fin a todo eso, Margarita era para él y no dejaría que nadie se la arrebatara.
¿Bailamos Margarita?, en la cara de Aarón se veía una mezcla de celos y arrogancia...
Roberto contestó: ¿No ves que está bailando conmigo?, apártate.
Aarón no se iba a dar por vencido... ahora es mi turno, vamos Margarita.
Margarita intervino: No voy a bailar contigo Aarón, déjame en paz...
Ya oíste a la señorita, así que ahuecando el ala...
Pues no me voy a ir hasta que me concedas una pieza... Aarón no quitaba el dedo del renglón, acostumbrado a hacer todo lo que quería.
Don Augusto y Don Guillermo, fueron a ver qué estaba pasando.
Aarón, ¿pues qué tienes, cuál es el motivo del pleito? Don Guillermo hizo la pregunta...
Discúlpeme, solo fue un mal entendido, me voy... Aarón se fue, no quería que lo vieran mal, ya vería la manera de vengarse de todos.
Aquí no pasa nada, que siga la fiesta...
Todo continuó hasta las doce de la noche, don Augusto cargó todos los regalos de Margarita y se llevó a toda la familia, los invitados ya se habian ido...
Roberto les ayudó a subir todo a la camioneta y se despidió, buenas noches, yo me llamo Roberto, y mi amigo Carlos, gusto en ayudarlos, hasta pronto princesa, y al darle la mano le dejó una tarjeta, llámame...
Ya cuando estaban en su casa Margarita hablaba con sus padres... gracias papá y mamá, la fiesta estuvo fenomenal, los amo...
De nada hija, era menos de lo que te mereces, Consuelo la abrazó y don Guillermo se unió al abrazo.
Hey, no me dejen fuera, dijo don Augusto, al ver que Margarita abrazaba a sus padres.
Claro que no tío, tú también has sido muy bueno conmigo.
Augusto se quedó callado y luego dijo: sobre el incidente con esos chicos, ¿qué fue lo que ocurrió?
Don Guillermo tomó la palabra, son pretendientes de Margarita, ambos querían bailar con ella.
Papá, Aarón es solo un amigo, a Roberto apenas lo acabo de conocer, dijo Margarita muy apenada.
Pues se veía muy interesado en tí, así que ten cuidado, aún eres muy chica para pensar siquiera en tener novio.
Ay papá, ¿a qué edad tú y mamá se casaron?
Eran otros tiempos, hay qué ser responsables, además, tu mamá y yo aún nos amamos.
Margarita no dijo nada solo se limitó a sonreír y dijo: Buenas noches a todos...
Augusto la vio irse a su cuarto y luego dijo: Margarita es muy bella, de seguro esos dos muchachos quedaron admirados de su belleza, tienes que cuidarla de los lobos...
Tienes razón, pero no puedo estar con ella día y noche, ni las 24 horas del día, don Guillermo estaba preocupado por lo que le dijera don Augusto...
Bueno, tampoco te alarmes, dale un voto de confianza, ella tiene los valores que ustedes le han enseñado, ¿verdad Consuelo? ¿Tú qué opinas?
Yo digo que Margarita es muy madura para su edad, estoy segura de que ella sabrá cuidarse... Dijo Consuelo, muy segura de que su hija sabrá tomar las decisiones adecuadas.
Bueno, sin más por el momento me despido, mañana muy temprano me iré a Monterrey a continuar con mi trabajo, no me queda otra opción, gracias hermano por invitarme... Augusto se iba muy feliz de que su sobrina fuera feliz en su fiesta.
A ti hermano, por no abandonarnos en este momento tan importante.
Con un fuerte abrazo se despidieron, quedando de verse lo más pronto posible.
¡Qué agradable es tu hermano!, Consuelo dijo con un suspiro...
Épale, que me voy a poner celoso...
Jajaja, ay amor, no digas eso, eres el único hombre que amo. Consuelo selló su frase con un beso, a sus 32 años, era muy feliz con su esposo y sus dos hijas.
Y yo también te amo, gracias por darme esas dos hijas tan hermosas.
Margarita se levantó tarde al día siguiente, como era domingo no había escuela, decidió ir a lavar al río, ya estaba muy ocupada lavando cuando de pronto alguien llegó a su lado.
Hola, de manera que no quisiste bailar conmigo, ¿por qué eh?, ¿acaso no soy digno de ti?... Aarón le hablaba muy cerca de ella.
Margarita se asustó al sentirlo tan cerca. ¿Qué se te ofrece, Aarón?, estoy muy ocupada...
¿Que qué se me ofrece?, pues a ti, yo te amo y tú no me haces caso. Siempre te he amado, pero tú te sientes tocada de Dios, pero ya no estoy dispuesto a esperar más.
Aarón se le lanzó y la atrapó, la quiso besar, pero ella no se dejaba, ambos cayeron al suelo, Margarita no podía zafarse, Aarón tenía la fuerza de la juventud.
¡Auxilio!, ¡auxilio!, Margarita gritaba con todas sus fuerzas.
Roberto paseaba con su amigo Carlos cerca de ahí, y oyó los gritos de Margarita, en menos de lo que canta un gallo llegó en su corcel, parecía un príncipe de cuentos...
Al ver lo que estaba sucediendo, rápido bajó de su caballo y agarró a Aarón de la la camisa y le propinó un golpe en la cara con el puño cerrado, sacándole al instante, sangre de la nariz y un ojo morado.
Mientras que Carlos auxiliaba a Margarita... ¿Estás bien?
Si, gracias... Margarita estaba muy apenada por lo que estuvo a punto de pasar... gracias a que llegaron a tiempo.
Aarón y Roberto estaban enfrascados en la pelea a puño limpio.
¡Basta!... Carlos los separó... Ya Roberto, déjalo, no vale la pena...
Lárgate, y si te vuelvo a ver cerca de Margarita te pesará. Roberto estaba muy enojado. ¿Estás bien?
Sí... fue lo único que dijo Margarita.
Aarón se fue muy maltrecho... Me las pagarán, ya lo verán, estúpidos.
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