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Mi Sexy Chico Grande

Prólogo.

Amanda

- ¿Entonces nos vamos a ver en vacaciones? - cuestiono a  la chica detrás de la pantalla de mi laptop.

- ¡Por supuesto amiga, tenemos que hablar de muchas cosas! - afirma está y sonrie.

- ¿Y como ha Sido estás últimas semanas de clases? - Cuestiono. - Las mías han Sido agotadoras y muy estresantes. -  me quejo.

- ¡Espantosas! - exclama. - Y pensar que nos quejabamos de los exámenes de la preparatoria, esos eran pan comido. - dice y sonreímos, luego guardamos silencio.

Sandy y yo somos amigas desde la secundaria, cuando mi familia se  mudo a California por el trabajo de papá, éramos inseparables, pero todo cambio después de aquel suceso que prefiero no recordar, eso y  el hecho de que cada una se haya ido a universidades  distintas logró deteriorar un poco nuestra amistad. Recuerdo que cuando llegue aquí estaba muy deprimida por eso, ( y por lo otro también) Pero conocer a Irina me ayudó bastante ¡Ah! y después a Víctor.  En fin.

- ¿ Y como está Luk ? - pregunto por su novio.

- Muy estresado. - responde sonriendo.  - La ingeniería  automotriz es muy difícil, el pobre la está  pasando un poco mal con  los trabajos y parciales, lo tienen loco. -  reimos  por aquello, Luk es un buen chico, pero siempre fue algo  perezoso para los estudios a pesar de que es inteligente, así que esforzarse para sacar adelante el semestre debe de estar costandole un poco.

En ese momento la puerta de mi habitación  es tocada de manera estrepitosa y frunzo el ceño por aquello. ¿Quién podría ser?

- Dame un minuto. - le pido a  Sandy  y voy a ver quién es.  Al abrir la puerta me encuentro con Irina con el rimel corrido y  la nariz roja, sus ojos no dejan derramar lágrimas, yo me quedo  sorprendida por aquello y antes de que pueda decir algo ella entra a la habitación.

- Soy una idiota, tú tenías razón todo este tiempo, él.... - habla rápidamente pero se detiene al fijarse en la pantalla de la laptop - Lo siento. - se disculpa.

- Ah. - sacudo la cabeza saliendo de mi asombro y voy hacia ella. - Descuida. - digo tranquilizandola. - Sandy hablamos más tarde. - digo y ella asiente.

- Tranquila, nos vemos. - se despide y cuelga la llamada. Vuelvo la mirada a Irina y la miro interrogante.  - ¿Que paso, por qué estás así? -  pregunto tomándola por los hombros.

- Stephen se avergüenza de mí. - dice y encarnó mis cejas confundida por aquello.

- ¿Qué?

- Lo que escuchaste, le da vergüenza que se enteren, que se acuesta con una chica de  18 años. -  me cuenta   entre lágrimas.

- ¿Él te dijo eso?

- No, no fue capaz, pero no hizo falta. - comenta y procede a contarme lo que pasó y como se venía sintiendo todos estos días.

- Fui tan estúpida al pensar que el podría enamorarse de mí. - dice mientras se seca   las lágrimas. - Tenía está idea estúpida de que  íbamos a ser la pareja ideal, de que a él no le importaba nuestra diferencia de edad,    que íbamos enfrentarnos a los murmullos y prejuicio de la gente y resulta que él, es el primero en juzgar nuestra relación, ¿Irónico no? - dice sarcástica. - Pero todo esto es mi culpa, yo fui quien lo sedujo, yo fui quien se le metió por los ojos. Al final tú tenías razón y yo no fuí más que una niña estúpida enamorada de un chico grande creyendose muy madura. - las lágrimas vuelven a salir de sus ojos y  no puedo evitar verme reflejada en ella.

Yo sé lo que siente, se cómo duele sentirse decepcionada y con el corazón roto.

- Los chics grandes solo te rompen el corazón. - susurra, lo único que puedo hacer es abrazarla y acompañarla en este momento.

.

Media hora más tarde, Irina está más tranquila, se encuentra acostada en la cama despierta mirando el techo, mientras yo preparo algo de tomar  para refrescarnos, ya que el verano a comenzado y hace algo de calor.

- Ten. - le ofrezco un vaso con limonada   de cereza. Ella se levanta y la toma.

- Para estos casos por lo general se come helado. - dice y  levanto mis hombros.

- No tengo.  - ella asiente.

- ¿Y que vas a hacer ? - cuestionó y tomo un poco de mi limonada.

- No lo sé, por lo pronto, irme de el apartamento. - responde.

- Yo puedo ir a buscar. tus cosas junto con Víctor, sé que el estría encantado de ayudar. - propongo y ella asiente..

- Eso sería genial, la verdad es que no quiero verle la cara. - dice. - Si lo hago, estoy segura que me  rompería en llanto y eso es lo último que quiero hacer.  - comenta y asiento.

- ¿Entonces no irás a visitar a tu familia? - cuestionó y ella frunce el entrecejo.

- ¡Dios no me acordaba de eso! - exclama. - No quiero verlo. - se queja. Pero no quiero dejar de ir a visitar a mamá y hermano.

El problema de esto es que  Stephen También va a pasear las vacaciones con ellos.

- ¿Entonces que harás? -

Ella se queda pensativa unos segundos y después toma su celular.

- ¿A quién vas a llamar? -

pregunto curiosa.

- A Leonel, pasaré parte de las vacaciones  en  Francia. - dice y la miro no muy convencida.

- Creí que odiabas a tus hermanos y madrastra.

- No odio a mis hermanos, solo no los tolero  y a Luciana, bueno ella es otra cosa. - afirma. -  Quiero estar  lejos, al menos por un tiempo. -  dice y asiento. 

Ella marca el número de Leonel y sale de la habitación dejando el vaso en la mesa de  estudio. Me levanto de la cama y tomo el vaso, voy a lavaplatos y junto con el mío lo lavo, mientras hago aquello mi mente viaja  hacia un año atrás, cuando estaba justo como Irina, con el corazón roto y queriendo alejarme de todo.  Una lágrima  resbala por mi mejilla y la seco rápidamente, pero otra viene detrás de ella y antes de que me dé cuenta estoy llorando.

- No contesta pero le dejé un men... - entra Irina y se detiene al verme, seco mis lágrimas rápidamente y sonrió como si nada.

- ¿Qué  te pasa? - pregunta colocándose a mi lado.

- Nada, solo. - digo y guardó silencio. - Recordé algo muy doloroso. - menciono cabizbaja.

Irina me mira preocupada, entonces toma mi mano y me  lleva hacia la cama.

- Ya estoy cansada, hasta ahora e sido comprensiva  y esperado a que me cuentes que te paso, no he querido presionarte, pero Amanda me doy cuenta de que te sucedió algo que te hizo mucho daño y que aunque estés mejor, aún no lo has superado. así que cuéntame, ¿Qué  te paso Amanda ? ¿Quién te rompió el corazón? - pregunta. Más lágrimas salen de mis ojos, mi corazón se estruja y mi mente se llena de recuerdos dolorosos.

- Está bien. - Te lo contaré, solo espero que después de esto, no me odies, ni me juzgues. - digo y ella me mira preocupada.

Inicio

Amanda.

10 meses atrás

Caminaba por los pasillos de la escuela mientras leía en mi celular uno de esos tantos libros que descargaba desde Google, pero fui sacada de mi lectura al sentir que alguien tocaba mi hombro, levante la mirada y le sonreí al chico frente a mí.

- Hola Maelo. - saludé amablemente.

- Hola Amanda, ¿Cómo estás? — me sonrió luciendo nervioso.

— Bien, gracias, ¿ tú? — pregunté mientras guardé el teléfono y mantuve mi sonrisa.

 — Bien.

— Me alegra. — digo y lo miro espectante, él se queda mirándome y luego sonríe

— Y.. Yo quería... — tartamudeo - ¿Yo quería saber si aceptas tener una cita conmigo? - soltó rápidamente.

¡Ay no! Debí imaginar que su actitud era por eso.

Entonces fui yo la que empezó a sentir nervios, pero no porque él me gustara, si no porqué tenía que decirle que no y. me aterraba decir algo que lastimara sus sentimientos.

Maelo era guapo, bueno un poco, era un chico lindo, atento, amable y caballeroso, pero no me gustaba en lo absoluto, de hecho nadie de mi escuela me gustaba, ya había rechazado a más de uno y tenía que volver a hacerlo. Suspire y decidí ponerle fin rápidamente

— Lo siento, no puedo, mis padres no me dejan tener citas, ellos son horriblemente estrictos.— Mentí con semblante lastimero. - Quieren que me enfoqué en mis estudios nada más.

Está era una de las excusas que usaba con más frecuencia, era fácil de creer pues era la mejor alumna de mi clase.

- E.. Entiendo. - musito cabizbajo.

- Entonces, t... no te molesto mas. - asentí fingiendo estar apenada, bueno si lo estaba, el chico era muy amable y lindo, me sentía horrible por hacerle en cierta forma daño, pero ¿Que más hacia? No me gustaba. El dió media vuelta y se marchó.

—Otro corazón roto. — escuché la voz de mi mejor amiga. — Gire mi cuerpo y le sonreí. — No es mi culpa.

— A veces creo que eres... ¿Ya sabes? — la miré confundida. — ¡Ay, que no te gustan los hombres, sino las mujeres! — coloque los ojos en blanco, ella solo sonrió.

 — No digas tonterías.

— Es que no puedo creer que no te guste ningún chico, ¿A cuántos has rechazado ya?

— No lo sé, ¿Cómo a cinco?

— ¡Puaff este mes!

— No seas exagerada Sandy.

 — No exagero, es verdad.

Sonreímos y comenzamos a caminar

— Ya en serio, amiga, ¿Cuándo vas a tener una cita?

Suspire y sonreí — Cuando me invite un chico que me guste.

 — ¿Y cuándo será eso?

 — No lo sé.— levanté los hombros, ella rodó los ojos.

— Ya, cambiemos de tema. — asiente. — Mejor dime, ¿Nos vamos a reunir hoy para continuar con el trabajo de literatura? — frunció el entrecejo y la miré expectante.

— ¡Se me olvidó! — Exclamó, rodé los ojos.— Lo siento amiga, no puedo, tengo que hacer algo está tarde.

 — ¿Salir con tu novio? — el sarcasmo en mi voz fue evidente.

— No, debo ir al aeropuerto por un primo.

— ¿Un primo? ¡Tu no tienes primos! — la mire de forma dudosa. .

— Si tengo uno, es solo que no se lleva mucho con la familia, él es hijo ilegítimo del tío Frank, lo tuvo cuando tenía 21 con una chica de 17, en la familia no se habla mucho de eso, ya sabes, eso de cuidar las apariencias.

— ¿Y cuántos años tiene ese primo tuyo?

— Creo que 22 o 23, no lo sé con exactitud.

— ¿ Por qué vas por él?

— Mamá y papá están ocupados con la empresa, y ellos creen que para dar una buena impresión es mejor mandar a alguien de la familia que solo a un chófer.

— ¿ Y a qué viene ese chico aquí?

— Hacer su pasantía en la empresa.

Asentí — ¿Y entonces cuando nos vemos para seguir lo del trabajo?

— Mañana a eso de las once de la mañana? — me miro interrogante.

  — Está bien.

—Okay, entonces nos vemos mañana.

Llegamos a la salida de la escuela, ella sonrio y corrió hacia su novio, él la recibió en sus brazos y se besaron, rodé los ojos y camine hacia mi auto, oh bueno, el auto de mamá.

- Que no se te olvide, mañana a las once. — le grité antes de entrar a mi auto, ella se separó de él, me miro y asintió Sonreí y entre al auto.

...

Al día siguiente me desperte cuando el despertador sono, fui hacia el baño dónde me lave la cara y los dientes, me coloque un conjunto deportivo, y baje a la cocina donde mi familia se encontraba desayunando.

- Buenos días. - salude, me acerque a mamá y le di un beso en la frente, luego a papá.

- ¿Cómo amaneciste princesa? - papá me sonríe. - Bien Papi.

- Hola rubia oxigenada. - me saludo mi hermana, rode los ojos y le saque la lengua. - Hola, peliteñida. - ella sonrió, tome asiento. Segundos después mamá puso el plato con comida frente a mi.

- Gracias mamá, te amo. - ella me sonrio dulcemente.

- Mamá, papá, más luego tengo que ir a casa de Sandy para hacer una tarea. - informe pidiendo permiso. .

- Muy bien hija, pero ya sabes, juiciosa. - me advirtió papá y asenti - Bueno, mi reina y princesas, las tengo que dejar.

- ¿Te toca trabajar hoy papá?

- Solo hasta el medio día. .

- Por cierto, Amanda, Amalia acuérdense que hoy vamos a visitar a su abuela, procuren llegar antes de las tres a casa. - vuelvo a asentir mientras disfruto de mis waffles.

- Bueno, mis amores, nos vemos luego. - papá le da un beso a mi hermana en la frente, luego a mi y por último le da un beso en los labios a mamá. Las tres sonreímos y papá salio del comedor.

Las tres terminamos nuestro desayuno conversando animadamente.

- Bueno, yo me tengo que ir. - dice mi hermana colocandose de pie. - Hoy tengo un parcial y ese profesor es de lo peor es un completo hi....

- Amalia. - la interrumpe mamá.

- Es insoportable mamá, era lo que iba a decir.- mi hermano sonríe.

- Sí, claro. - comentó mi madre mirándola con reproche.

Después que mi hermana se marcha lavo los platos y salgo a correr un rato, después arreglo y aseo mi habitación, para cuando fueron las diez y quince de la mañana ya estaba lista. Me vestí con una blusa corta de cuello, con una falda semi acampanada de cuadros, unas medias colegiales y unos Converse negros, me hice un maquillaje natural y aplique tinta rosa en mis labios. Sonrió y tomo mi morral dónde ya tenía todo lo que necesitaba.

- Mamá, ya me voy. -

- Bien cariño. - me dice está desde su despacho, mamá trabajaba desde casa, así que la mayoria del tiempo se la pasaba en ese lugar. - ¿Tienes dinero? -

- Sí. —

- Segura, ¿ Te es suficiente? - pregunta, me detengo a mitad de las escaleras y pienso en ello por unos segundos, al final decido que un poco más de dinero no es mala idea, sonreí y subí las escaleras.

- Bueno, me sirve un poco más, por si acaso. - digo, llegando al despacho, ella sonríe y busca en su cartera.

- Ten. - me extiende cincuenta dólares

- Gracias mamá. - tomo el dinero y sonrio. - Nos vemos luego. - me despedí y dí media vuelta.

- Nos vemos, te amo mamá.

- Yo también cariño, ve con cuidado.

- Sí.

Salí de casa a reunirme con mi mejor amiga, como iba a imaginarme, de que ese día conocería al chico del que me iba a enamorar locamente y me haría experimentar cosas que hasta ahora nunca había hecho, pero que también me iba a hacer sufrir hasta el punto de querer terminar con mi vida.

Amanda.

Sandy

inicio 2

Amanda

Al día siguiente me desperté cuando el despertador sonó, fui hacia el baño dónde me lave la cara y los dientes, me coloque un conjunto deportivo, y baje a la cocina donde mi familia se encontraba desayunando.

— Buenos días. - salude, me acerqué a mamá y le di un beso en la frente, luego a papá.

- ¿Cómo amaneciste princesa? - papá me sonrió.

 - Bien Papi.

- Hola rubia oxigenada. - me saludo mi hermana, rodeé los ojos y le saqué la lengua.

 - Hola, peliteñida. - ella sonrió, tome asiento. Segundos después mamá puso el plato con comida frente a mi.

- Gracias mamá, te amo. - ella me sonrio dulcemente.

- Mamá, papá, luego tengo que ir a casa de Sandy para hacer una tarea. - informe pidiendo permiso. .

- Muy bien hija, pero ya sabes, juiciosa. - me advirtió papá y asentí - Bueno, mi reina y princesas, las tengo que dejar.

- ¿Te toca trabajar hoy papá? — indague frunciendo el entrecejo

- Solo hasta el medio día. .

- Por cierto, Amanda, Amalia acuérdense que hoy vamos a visitar a su abuela, procuren llegar antes de las tres a casa. - asentí mientras disfrutaba de mis waffles.

- Bueno, mis amores, nos vemos luego. - papá le dio un beso a mi hermana en la frente, luego a mí y por último le dio un beso en los labios a mamá. Las tres sonreímos y papá salió del comedor.

La relación de mis padres es como de novelas, aunque ya tienen casados más de veinte años, ellos se notan tan enamorados, es maravilloso.

Las tres terminamos nuestro desayuno conversando animadamente.

- Bueno, yo me tengo que ir. - anunció mi hermana colocandose de pie. - Hoy tengo un parcial y ese profesor es de lo peor es un completo hi....

- Amalia. - la interrumpe mamá.

- Es insoportable mamá, era lo que iba a decir.- mi hermana sonríe nerviosa.

- Sí, claro. - comenta mi madre mirándola con reproche.

Amalia es la mayor de las dos, actualmente va a la universidad de la ciudad, estudia Administración de empresas, tiene 21 años, vive con nosotros aún pero en unas seman se muda a un departamento compartido con sus amigas.

Después que mi hermana se marcho lave los platos y salí a correr un rato, después arregle y asé mi habitación, para cuando eran las diez y quince de la mañana ya estaba lista. Me vestí con una blusa corta de cuello, con una falda semi acampanada de cuadros, unas medias colegiales y unos Converse negros, me hice un maquillaje natural y aplique tinta rosa en mis labios. Sonreí y tomo mi morral dónde ya tenía todo lo que necesitaba.

- Mamá, ya me voy. - le dije mientras pasaba por el despacho.

- Bien cariño. - me dijo está desde su ahí, mamá trabajaba desde casa, así que la mayoria del tiempo se la pasaba en ese lugar. - ¿Tienes dinero? -

- Sí. —

- Segura, ¿Te es suficiente? - ante la pregunta, me detuve a mitad de las escaleras y pense en ello por unos segundos, al final decidí que un poco más de dinero no es mala idea, sonreí y subí las escaleras.

- Bueno, me sirve un poco más, por si acaso. - dije, llegando al despacho, ella sonrio y busco en su cartera.

- Ten. - dijo dándome cincuenta dólares

- Gracias mamá. - tomé el dinero y sonreí - Nos vemos luego. - me despedí y dí media vuelta.

- Nos vemos, te amo mamá.

- Yo también cariño, ve con cuidado.

- Sí.

Salí de casa a reunirme con mi mejor amiga. Como iba a imaginarme, de que ese día conocería al chico del que me iba a enamorar locamente y me haría experimentar cosas que hasta ahora nunca había hecho, pero que también me iba a hacer sufrir hasta el punto de querer terminar con mi vida.

__________

Amanda.

Estacioné mi auto en el garaje de la casa de Sandy. Caminé hacia la puerta y toqué el timbre, mientras esperaba miré alrededor del lugar, jamás me cansaba de hacer eso, la casa de Sandy era grande, de aspecto moderno, los padres de Sandy gozaban de una excelente posición económica, es decir que eran ricos, mi familia era acomodada, se puede decir que estrato medio alto.

MI madre es psicóloga, trabaja desde casa debido a que desde hace año y medio escribe novelas, de hecho actualmente trabaja en el segundo tomo de su libro, el cual fue un éxito Mi padre es contador en una gran compañía, ademas de eso, presta sus servicio de forma particular, esto le genera más ganancias.

La puerta de la casa se abre y deja ver a Yolanda, el ama de llaves de la casa. — Buenos días, Yolanda. — salude con una sonrisa. — ¿Está Sandy? — ella me sonrió amable.

— Sí, señorita Amanda, la señorita Sandy se encuentra en su habitación, adelante. — se hizo a un lado, y pasé.

Camine hacia las escaleras, Yolanda me seguía, pero cuando llegamos a las escaleras se marchó a la cocina, ya sabía el camino, pasaba bastante tiempo en esa casa. Al momento de poner un pie en el primer escalón mi celular sonó, lo saqué de mi bolso y mientras subía las escaleras iba viendo el mensaje que mi madre me había enviado, al llegar al final de las escaleras sentí a alguien frente a mí, levanté el rostro y al posarse mis ojos en aquel chico quedé estupefacta.

Alto, de piel bronceada, cabello y ojos negros al igual que sus pestañas tupidas y cejas, nariz perfectamente recta y rostro en forma de diamante, labios rosa, ni gruesos ni delgados, media como 1,86 o más baje mis ojos a su pecho y trague en seco, llevaba puesto una playera ajustada que dejaba ver los músculos de su pecho. ¡Santo Dios! Sus brazos eran solo músculos, gruesos y firmes.

— Hola. — aquella palabra que salió de sus labios hicieron que mis piernas temblarán, tenía una voz grave, como de recién levantado.

 — H. Hola. — logré articular, el esbozo una sonrisa y pude ver cómo sus ojos recorrieron mi cuerpo. — ¿Debes de ser amiga de Sandy? — asentí rápidamente. — Mucho gusto, Sam Hamilton. — me extendió su mano, baje la mirada a esta y ansiosa por tocarlo la recibí.

— Amanda Henderson. — él mantuvo su sexy y deslumbrante sonrisa y yo no podía dejar de verlo.

¿De dónde salió este chico? Es tremendamente guapo.

Sam Hamilton

Nota: no habrá narración desde la perspectiva de Sam hasta mucho más adelantada la historia

1 Posdata: Pueden llegar a odiarlo. (van a odiarlo jeje)

2 Posdata: Está historia tendrá más drama que la otra y tocara temas sencibles. Gracias 😘

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