Queridos lectores:
Juana, la Loca es una novela ambientada en Castilla y Valladolid en la Edad Media.
Es una obra de mí propiedad y su reproducción total o parcial está prohibida y resguardada por las leyes de propiedad intelectual de Novelltom.
El escenario es España y los protagonistas son Hidalgos hijos de los señores feudales del feudo de Miraflores y Roca Alta.
De hecho, esos feudos no existieron y tampoco dichos señores feudales. Todos los personajes de la obra son de producto de mi imaginación como escritora excepto aquellos que encuadran en la época de esta historia ficticia como los reyes de la época y personajes interesantes de ese mundo medieval como Rodrigo Díaz de Vivar, llamado El Cid Campeador o El señor del campo de Batalla.
Mí personaje femenino la baronesa Juana María Cristina de Miraflor no existió en la España medieval. Fue llamada Juana, la loca , por sus vasallos debido a sus costumbres muy diferentes a las señoritas de esa época.
Pretende ser en mi imaginación precursora por su seudónimo de Juana De Castilla ( 1504- 1575) , que fue también reina de Aragón y Navarra hasta 1555. Esa Reina Juana era hija de los reyes Fernando e Isabel llamados los Reyes Católicos de España y que fueron los responsables de encerrar a su hija Juana en Tordesillas por su aparente locura.
Juana de Castilla se había casado con Felipe I de Austria llamado Felipe el hermoso, con el tuvo 6 hijos y cuando su esposo murió , Juana camino en una larga procesión de 8 meses con el ataúd de su marido por todo el reino demostrando su dolor ante una España asombrada por este inusitado comportamiento. De allí que su padre la hizo encerrar y la historia la conoce como Juana La loca.
Mí personaje femenino intenta ser una precursora de esa Juana muchos años antes de ella.
Mí historia tiene romance, humor, algunos elementos trágicos y eróticos .
En este camino de escritora es importante como siempre repito el feedback con el lector. Sus opiniones y la valoración del libro.
Para todos aquellos que han leído algunas de mis obras y aprecian mí estilo de escribir les invito a leer mí producción literaria en esta App.
Libros de mí autoría :
1_ Ella es diferente. ( Romance con momentos trágicos)
2_ Maldito Violador ( romance – mafia)
3_ Mariposa De Alas Rotas ( romance superación personal)
4_ Solo Mia ( romance , separación y reencuentro)
5- RoK ( Romance – reencarnación )
6- RoK 2. Alba ( Romance -celos posesivos)
7- Rok3. Sam. ( Romance, mafia, amores prohibidos, superación )
8- Z de Zorra. ( romance. Erotismo. Superación personal)
9- Mí ángel Azul ( Romance. Vientre de alquiler.)
10- La bella de la Máscara dorada. ( Romance. Superación personal )
11- Renunciaras a nosotros. ( romance. Mafia)
12- Tuareg, el hombre Azul del desierto ( Romance, fantasía, humor, tribus desconocidas )
13- Diez citas para el compromiso ( amor adolescente, reencuentro )
14- Abandonada en la boda ( Mujer fuerte. Humor- pasión y erotismo )
15- El Regalo de Federica: (Amor pasional. Erótica Amor dulce. Reencuentro. Sentimientos profundos )
16- Un padre para mí hijo. ( Romance. Equívocos. Hijo por fertilización. Mujeres fuertes. Humor )
17- Juana la loca. (amor, época Antigua fantasía)
18- El amante de mí secretaria. (Violación. Efectos psicológicos.Amor y erotismo. Mafia).
19- Maja, La Hacker. ( amor, secuestro, traición, reencuentro).
20- El asesino de Flor de Loto ( novela policial y de suspenso )
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Capitulo 1. Un casamiento es la mejor opción.
La baronesa Juana cabalgaba en su brioso caballo negro" Carlomagno," atravesando los prados de Castilla, saltando aquí o allá, entre barrancos y pozos esa calurosa mañana de julio. Cruzó al costado del gran muro de piedras del castillo de los Roca Alta sin frenar al pobre animal que ya sudaba aunque era aún temprano , pero el asunto era urgente.
Su vestido rojo lleno de briznas de pasto y algunos cardos pegados en los pliegues de la falda estaba recogido en el cinto de su cintura que apretaba debajo del vestido un pantalón de montar de su padre. Miró de soslayo el castillo de sus vecinos que parecía desierto a esa hora de la mañana y siguió su frenética carrera hasta saltar la valla divisoria de sus tierras con las de los Roca Alta.
Apenas Carlomagno comenzó a trotar en su terruño, fue como si sus ánimos se aplacaran al reconocer los terrenos y plantíos. Algunos vasallos de su padre estaban ya comenzando sus laboras de mijo, trigo y girasol 🌻.
Tenían en sus manos los instrumentos de labranza y miraban asombrado a su ama, que atravesaba los caminos como flecha en su negro corcel.
--La baronesa Juana! - murmuraban.
--Mirad su estampa. Parece un hombre montada como un caballero. ¡Es sin dudar Juana La loca !
Juana no escuchaba los murmullos de sus siervos. Su deseo era llegar. Había atisbado más o menos a una jornada de distancia de su castillo un gran movimiento de hombres con armas y escudos dirigiéndose hacia ese lugar.
Quizá eran bárbaros, milicias mal armadas que caminaban hacia otros feudos para tomar a barones y vasallos bajo su poder.
No eran tropas del rey, eso era seguro. Pero sí parecían una amenaza real. Y en el año 1080 de Cristo, en Castilla, esos hechos eran habituales.
Esperaba llegar para subir la torre y poder vigilar el movimiento de esa gente amenazadora.
Carlomagno saltó sin ningún reparo la rústica cerca de maderos que sellaban el inicio del otrora parque de su castillo.
Al galope llegó hasta el patio interior y saltó del animal dejando al caballo con las riendas colgando hacia el suelo.
El animal acostumbrado al trato de su dueña, caminó despacio hacia la gran batea de madera llena de agua .
La llegada de Juana espantó a gallinas y patos que empezaban a caminar temprano en el patio buscando granos o pequeñas lombrices en el barro que cubrían el adoquinado de piedras frente al castillo.
Juana corrió hacia la entrada y subió las escaleras de piedra hacia la torre.
Sacó la cabeza por el mirador y oteo a la distancia pero unos árboles altos allá a lo lejos impedían su visión.
Ludovica su ama de llaves escuchó el ruido de la bestia al galope y salió corriendo hacia el patio. Vio el caballo y asustada gritó:
--¡Baronesa! Donde está usted! -
Miraba por todos lados y no podía verla.
--¡ Milady! Milady ! - gritaba.
--¡Aquí! Gritó Juana en la ventana.
Ludovica miró hacia la torre. Juana intentaba salir por la ventana y su intensión sin dudas era subir al techo de grandes chapas de madera noble incrustadas como festones una sobre otra.
El ruido de una chapa cayendo hacia el suelo y partiéndose en mil pedazos asustó enormemente a la fiel Ludovica.
-- Juana! ¡Por Dios niña! Bajate de allí de inmediato.! ¡Que Diablos haces! ¡Quieres matarte!
--Ludovica. ¡llama a mí padre! Nos van a atacar. Una multitud armada se acerca a nuestras tierras. ¡Estarán a un día de distancia !
--El barón Alfonso duerme aún! Anoche bebió mucho! Bajate por favor! - dijo la sirvienta.
Juana haciendo un poco de equilibrio para terror de Ludovica pudo volver a entrar por el pequeño hueco de la piedra que parecía funcionar como ventana.
--¡Despierta a mi padre! Despierta lo ! -
--¡No sé despertará! Se acostó borracho muy tarde! - respondió la mujer asustada con tanto alboroto. ¡Que Diablos pasa!
Juana en pocos minutos estuvo otra vez en el patio. Cogió un balde de madera y lo lleno de agua de la batea donde el animal bebía. Caminó con el balde en la mano hacia el dormitorio del barón Alfonso de Mira flor.
El baldazo de agua helada casi mató de la impresión a su padre pero fue efectivo.
--¡Que! Que! Que! Gritaba su padre.
_ ¡Levántate y vístete papá ! Debes ir al castillo de los Roca Alta. Pide la mano de la viuda o hace un acuerdo con ella. Nos van a atacar. ¡Necesitamos unir fuerzas! ¡Muévete !
Su padre la miró con asombro.
_ Pedir la mano de esa bruja ! ¿Estás loca ? Y quienes se atreven a atacarnos ? ,-
_ Bandidos. No te informas acaso. Ya han quemado feudos ruinosos como el nuestro y violado mujeres.¡ Es un grupo grande de plebe enloquecida ! - dijo.
--¿ Estás segura?- respondió vistiéndose - ¿no es otra de tus locuras Juana?
_ Vienen hacia acá. ¡En un día más llegarán ! Puedes verlos tu mismo desde la torre. Vamos , muévete.
Alfonso de Miraflores no tuvo más remedio que tomar su larga vista y subir a la torre. De hecho, su hija no mentía. Eran bandidos. De eso no había dudas , no tenían caballos pero eran muchos. ¿El tenía cuántos? ¡Veinte vasallos!
Le dolía la cabeza y no podía pensar con claridad, pero su hija tenía razón, solo uniendo su gente con los vasallos de los Roca Alta podría hacer frente a la turba que avanzaba.
Bajó apresurado las escalinatas de la torre, quizá subir en el caballo de su hija, pero no pudo hacerlo. El animal era un maldito potro salvaje y no lo dejaba ni arrimarse. Gritó al marido de Ludovica, Sancho que le acercó un animal manso.
A paso rápido fue al castillo de sus vecinos. Sin dudas unir fuerzas era la mejor opción para defenderse del bandidaje .
- Necesito hablar con Lady Oriana De Roca Alta, - dijo al paje que salió en las puertas del castillo. ¿Que miráis? Muévete. Es urgente - completó.
Lady Oriana, Baronesa de Roca Alta, apareció en la puerta.
_ A que se debe vecino tanto jolgorio a esta hora de la mañana ? ¿Acaso por fin su loca hija se casa y viene a invitarme a la boda ? - dijo la cincuentona con una sonrisa sarcástica.
Alfonso iba a pedirle su ayuda. No pensaba casarse con esa bruja come velas. Pero sus palabras le hicieron cambiar completamente el rumbo de la charla.
_ Una multitud de plebeyos armados se dirigen a nuestras tierras. Bien sabe usted Milady que solo si nos unimos podemos hacer frente a esa chusma con todos nuestros vasallos unidos en defensa. ¿O acaso usted tiene oro para contratar mercenarios ? -pregunto. -
_ Oro.?¡Ojalá mi difunto me hubiese dejado algo más que está ruina de castillo! ¿Cree usted que mis agricultores se unirán a los suyos en la pelea por algo que no les corresponde? Está soñando Barón. Solo defienden mis tierras porque de allí sacan su sustento. - dijo.
_¿Su hijo Álvaro, el mujeriego, apostador , ya se ha casado? ¿O sigue debajo de las polleras de las campesinas? señora mia. No cree usted que mí Juana y su Álvaro, podrían casarse y unidos proteger ambos feudos? Piénsalo vecina. Pero no por mucho tiempo. La turba avanza y mañana a más tardar llegarán a nuestras tierras. - dijo. - Esperaré en mi casa su respuesta -
Y subiendo a su caballo, hizo una inclinación de cortesía a la viuda y se marchó al trote hacia su castillo.
La baronesa Juana Maria Cristina de Miraflores estaba comenzando a lavar a Carlomagno cuando su padre llegó.
_ Y padre. Qué habéis hablado con la viuda? Se casará contigo o hicisteis algún trato por tierras para la ayuda? - preguntó.
_ Creo que habrá casamiento. Lo pensará - dijo su padre y marchó hacia la cocina - vendrá dentro de un rato con la respuesta. - concluyó.
El barón Alfonso de Miraflores se sentó tranquilo a desayunar hogazas de pan tierno y queso manchego con una copa de vino de sus propios viñedos.
Castilla en esas épocas era un territorio donde abundaban revueltas de este tipo que ahora los amenazaba.
No tenía hijos varones, su única hija Juana Maria Cristina tenía ya veinte años y era bastante vieja para el matrimonio.
Se había escapado de su fiesta de debutante a los 16 Años, en la que el y su hermana la Marquesa Martina Miraflores y Burgos deseaba presentarle socialmente y buscarle un hombre adecuado para casarse.
Martina, la tía Aristócrata de Juana quedó tan indignada que desde esa época no les hablaba. Sin dudas la desgracia de hija que tenía, marimacho y mal encarada, se debía a la pésima educación que él le dio. Mientras su madre vivía él transitaba de batalla en batalla luchando siempre para sus majestades.
Gracias a su tarea recibió castillo y título, siendo elegido por el propio rey para cuidar el feudo de Miraflores con el nombre honorífico de Barón.
Mientras estaba en campo de batalla su mujer murió de fiebre y desde allí la niña solo tuvo a Ludovica y Sancho como cuidadores de la pequeña.
Su hermana Martina la había llevado a su castillo en la frontera de Castilla, durante todo un año para educar a su hija.
Logró que aprendiera a leer y a escribir en ese año, incluso a tocar el piano y comportarse como una dama en el uso de cubiertos y enseres de mesa.
Nunca logró que bordara y menos aún que estuviera en el baile donde incluso los reyes asistirían. Así perdió quizá para siempre la oportunidad de casar a su heredera que si su vecina no estaba de acuerdo, no creía el que algún día pudiera lograrlo.
Cuando estaba terminando su comida mañanera su hija entró atropelladamente en la cocina.
_ Padre, allí está la baronesa. Ha venido con el estúpido de su hijo. Quiere hablar contigo - dijo Juana.
_ Ludovica. Haz pasar a la baronesa a mí escritorio. Trae por favor una tasa de te y unas galletas - dijo.
La Baronesa Roca Alta Lucia el mismo vestido negro que en su casa. Su hijo le ayudó a bajar de la cabalgadura dónde venía sentada a la usanza de las damas del feudo.
Caminaba erguida y con la nariz en alto y apenas miró a Juana que por cortesía le hizo un breve gesto con la cabeza.
Juana Vió en el patio al estúpido de su hijo y decidió ir hasta el a preguntar lo que le inquietaba.
_ ¿Y que dices? Habrá casamiento de vuestra madre con mi padre? - preguntó.
_ Buen día, Lady Juana. No le había reconocido. Pensé que era la cocinera de este ruinoso castillo. - dijo sonriendo. ¿Casarse mi madre? No lo creo. Supongo que establecerán la forma de convencer a la plebe para defender las tierras. Nada que particularmente a mí me preocupe.
--Barón Álvaro Pelayo Roca Alta. Si que eres un todo un gentíl hombre ! Ya has conseguido tu escondrijo o entregaras a tu madre para ser violada por la turba?-- dijo despreciativa.
_ La turba no entrará en mis tierras! Yo mismo los atajaré Y reduciré antes que lleguen siquiera a mis límites! - respondió enojado. Esa horrible mujer con pinta masculina le ponía con los nervios de punta.
Había dejado a su hermosa mucama desnuda esperándolo en su recámara cuando su madre lo obligó a venir y acompañarla. El solo pensar que esta bruja sería su hermanastra le sacaba de quicio.
_ Así que tienes dotes de guerrero? Me preguntó dónde aprendiste a luchar. ¿Quizás en la cama con alguna de tus sirvientas Señor Álvaro? Jamás te vi marchar a batallas! O quizás eres un guerrero oculto de nuestro Rodrigo Díaz de Vivar, el genial Cid Campeador de Castilla? --respondió Juana mirándole burlona.
--No fui a la guerra por ser el único hombre de la familia. Pero en este caso es fácil. Saldré con mí gente y lo esperaré al este del lindero de mí propiedad y...
_ Al este? Junto a las rocas? ¡Excelente estratega! Dijo burlona. ¡Allí te aplastarán eso es seguro! Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que al oeste es la mejor opción. Pero esperar inteligencia de un bruto es esperar demasiado! - dijo mirando un fraile que venía al galope hacia su propiedad.
Álvaro iba a contestar, pero sus ojos también reconocieron al fraile amigo de su santa madre. ¿Realmente ella pensaba en casarse con el barón Alfonso? ¡No podía ser! Ser parte de esta familia sería un suplicio total!
El cura llegó frente a ellos y le saludó con la cabeza. Bajó de su caballo a quien Sancho ya sujetaba y pidió para hablar con el barón Alfonso de Miraflor. Fue acompañado por Ludovica que miraba como extasiada desde la puerta.
Juana sonreía ampliamente. Su padre sin dudas convenció a la viuda estirada de casarse con él. Iría a vivir al castillo de los Roca Alta y ella manejaría por fin, a su manera , sus posesiones. Su degenerado futuro hermanastro no entraría en sus dominios jamás - pensó.
Álvaro Pelayo Roca Alta estaba aturdido. Cómo es que su madre, que clamaba a diario por su padre muerto , cayó en la provocación del Barón Alfonso?. El no estaba para nada de acuerdo con ese casamiento y haría lo posible para que no se haga realidad.
- Un casamiento entre ellos es inimaginable! No lo permitiré! - dijo en viva voz.
- Un casamiento entre ellos es la mejor opción! - replicó Juana. Despídete de tus tierras , mi padre no da puntadas sin hilo! Ah, prepárate además para marchar a la guerra! Tu madre ya tendrá un hombre a su lado que la cuide! - dijo feliz Juana.
Se miraron con odio los dos. El odio envenenado de Álvaro Pelayo Roca Alta se mezclaba con el odio Burlón se Juana María Cristina de Miraflores . Pero muchas veces el odio feroz es solamente el preludio inicial de un gran y legendario amor.
Los gritos de los contrayentes asustaron hasta a los animales de corral que rodeaban el castillo de Miraflores.
--Jamás me casaré con ese marica mujeriego e inútil ! Gritaba Juana en el escritorio del castillo a su padre que la miraba impasible.
_ Quieres que tu único hijo se case con una loca! Ni cristo crucificado podrá lograr que yo acepte! - gritaba a su madre Álvaro en la cocina del castillo.
Ambos padres emplearon técnicas diferentes para convencer a sus engendros de hijos.
_ Bien Juana. No puedo obligarte.Ya mismo te enviaré con un poder a tu tía la Marquesa Martina para que organice tu boda con quién sea de su mejor interés y conveniencia - decía a su hija el Barón Alfonso de Miraflores.
_ Está bien hijo mío. Solo tenías que domar a esa fiera esta noche y luego seguirías viviendo feliz y tranquilo en nuestro castillo. Pero si no eres capaz, no insistiré. Mañana cuando llegue la turba de asaltantes extenderé una bandera blanca y entregaré nuestras posesiones - decía la Baronesa Oriana de Torre Alta.
--¿Solo una noche? ¿Y las posesiones serían salvas? ¿Cada uno viviría como hasta ahora? -
_ Está bien - dijeron ambos.
_ Pobre infeliz mujeriego! No sabes lo que te espera! - pensaba Juana.
_ Te haré gemir como una loba! - pensaba Álvaro.
Y fue así cuando esa tarde de verano, cuando casi terminaba el mes de junio del año 1088 de nuestro señor, en el patio de piedras mugrientas que rodeaban el castillo de Miraflores, frente a una mesa ornamentada solo con un crucifijo de madera, el padre Toribio de Calazan, unió el sagrado matrimonio a la Baronesa Juana Maria Cristina de Miraflor y a Álvaro Pelayo de Roca Alta, ante la mirada asombrada de los vasallos de ambos feudos.
Ludovica y Sancho sacrificaban pollos, patos y hasta faisanes para la cena que tendrían como era costumbre los vasallos junto a los señores feudales en el patio del castillo.
Del feudo vecino llegó una carreta colmada de panes y vino. El festín estaba armado y era lo suficientemente abundante para la espera del populacho frente a la ventana de los aposentos de la pareja recientemente casada. Cómo era costumbre debían observar todos por la ventana de la habitación la sábana manchada de rojo que indicaría la consumación del matrimonio.
Ambos esposos seguro estaban muy enamorados. Las miradas de fuego que se dirigían en la fiesta eran el la confirmación del pensamiento de todos los humildes agricultores.
Un juglar del reino que fue convocado comenzó a cantar con un laid, las hazañas del guerrero más famoso de todos los tiempos, amor imposible de Juana, el Cid Campeador.
Los maravillosos versos fueron coreados por los presentes, pero los novios no salieron a bailar como era costumbre. Solo se miraban con brillos incendiarios en sus pupilas.
Los padres de los contrayentes los miraban con sorna mientras comían.
Antes de la media noche el barón agradeció su presencia y les dijo que al otro día su yerno y su hija acompañados de todo el personal Saldrían a proteger las fronteras de ambos feudos.
Los novios ingresaron a la alcoba nupcial. Álvaro estaba bastante entusiasmado. Revolcaría a esa loca mujer que ahora era su esposa y revolcar a una mujer era lo suyo. Pero apenas se acercó a la loca extendiendo sus brazos hasta ella sintió la peor patada de la historia en sus partes nobles. Y mientras se torcía de dolor, la loca le empujó hacia la puerta y cayó rodando las escalinatas de piedras.
El dolor lo mantuvo aullando bastante rato en el piso. Su suegro que venía entrando lo vio y sacudió la cabeza.
Mientras esto sucedía Juana manchaba sus sábanas con sangre de patos y pollos y extendía el lienzo en la ventana.
El aullido de felicidad de los humildes trabajadores coronó el éxito de la consumación matrimonial.
La viuda miró la sábana donde pareciera que hubo una masacre y una pluma voló por efecto del viento de la noche. Supo que su hijo esta vez no la tendría fácil y decidió ella también buscar a su paje para volver a su casa.
El barón Álvaro Pelayo de Roca Alta calmó su dolor con bastante aguardiente y se durmió en el suelo de la gran sala.
Al otro día, vestidos para la guerra, con el corazón rebosante de odio, hicieron frente a la turba de asaltantes y no lo hicieron yendo al este o al oeste. Tuvieron que decidir la mejor estrategia y esperaron con sus campesinos en el centro, unas cuantas leguas antes del límite de ambos feudos.
Los atacantes vieron a la multitud de lejos y se dieron en retirada sin pelear.
Eso fue bastante decepcionante para ambos esposos que deseaban con alma y cuerpo quedar viudos. Pero el destino los hizo salir indemnes de la refriega.
Volvieron vitoreados por sus súbditos que cantaban felices deseándoles larga vida a los recién casados.
Eso parecía una burla horrenda del destino. Se casaron por una amenaza que no fue tal. Lo único que consolaba a ambos era que cada cual volvería a su vida de siempre. Quizás con suerte alguna desgracia del destino atacaría a su respectivo cónyuge y el estado de viudez calmarla sus ansias asesinas.
Mientras los campesinos de ambos feudos con azadas y hoces avanzaban cantando hacia el castillo , los recién casados volvían notablemente serios. Cada uno rumbeo a su hogar sin siquiera despedirse.
Ambos pensaban en la forma de destruir este maldito casamiento, pero el tema no sería fácil. Solo el Papa disolvía las bodas de los nobles. Reyes, duques, marqueses, barones y señoríos no podían terminar las nupcias sin la aprobación del Santo Padre y las bulas papales de anulación no salían muy fácilmente de Roma.
Esto para solucionarse requería un verdadero milagro.
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