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Academia Para CEOs

Antes de empezar

Prólogo

El amor está en todos lados, incluso en el colegio. Las hermanas Stephen Son, Emma y Hanna, hijas de Julia y George (protagonistas de El corazón del CEO) comienzan a asistir a la Academia Nueva Era dirigida por Tania (protagonista de Venganza, el infierno - Lisandro, un amor inolvidable), su amado sobrino Augusto, quien también asiste al colegio conocerá a las hermanas y quedará flechado por una de ellas. Muchas sorpresas se acercan, un amor adolescente en un lugar que oculta muchas cosas.

Mensaje del autor

Sean todos bienvenidos a esta nueva novela del 2023. Quería darles las gracias por acompañarme en este proceso de escritura y aprendizaje constante. Antes que nada, quiero dejarles claro que esta novela está pensada para un concurso, lo que limita en cierto modo mi manera de escribir. Sepan disculparme de ante mano si no resulta de su agrado. Por otro lado, quiero que sepan que sus comentarios son de mucha ayuda para mí. Siempre que puedo respondo a ellos. Sobre todo, cuando la novela se encuentra en emisión.

Sepan que como ya mencioné antes, sus opiniones, recomendaciones y mensajes siempre serán bienvenidos, porque siento que enriquecen a la historia, sobre todo mientras la estoy escribiendo. Siempre recuerden hacerlo desde el respeto, ya que para mí ustedes son muy importantes y me tomo en serio lo que dicen. Saben que siempre que pueda trataré de responder a sus comentarios y dudas. No se olviden que sus «me gusta», «votos» y que me sigan me ayudan mucho. Puesto que le dedico mucho tiempo a estas historias y son gratuitas.

Aquí les dejo la lista con los nombres de mis Novelas, que sí están completas.

“Durmiendo con el enemigo” 2020-05-04

“El demonio de mi hermanastro”2020-09-23

“La malquerida” 2020-10-16

“Ámame” 2022-05-16

“Una niñera para el CEO II” 2022-09-12

“Venganza, en el infierno” 2022-10-08

“El corazón del CEO” 2022-10-22

“Un amor imposible” 2022-11-02

“Titán, tres son multitud” 2022-11-23

“Lisandro” 2023-01-02

“Violeta, la nueva esposa del CEO” 2023-02-13

“Lo hago por ti” 2023-02-22

“Amanda, una mirada distinta” 2023-03-18

“Un día de febrero” 2023-04-10

“Ella es Mía” 2023-04-11

“Me enamoré del despiadado CEO” 2023-05-03

“Ponle la firma, serás mía” 2023-06-13

“Lo que no quiero que veas” 2023-08-08

“Academia para CEOS” 2023-09-11

“Academia de sangre” 2023-10-31

Por otro lado siempre me preguntan si las novelas que son series o saga tienen algún orden. Todas mis novelas se pueden leer de manera independiente. Sin embargo les voy a dejar una guía para que sepan como las he pensado.

Primera serie de novelas relacionadas

Saga Venganza, amor y mafia

Saga - Herederos

Saga - La malquerida

Saga - La malquerida - Ella es Mía

Serie Resiliencia

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Saludos, Osaku

I - El viaje

Capítulo uno – Las Stephen Son

—Mamá y papá están discutiendo —me dijo Emma entrando a hurtadillas a mi dormitorio, se notaba que tenía ganas de llorar.

Por mi parte, ya había preparado las maletas. Nuestros padres nos habían explicado que este año deberíamos asistir a otro colegio, uno que era muy distinto al que conocíamos.

«La academia, Nueva Era» se encontraba aislada y tenía a los mejores docentes para ayudarnos a potenciar nuestras habilidades. Por lo menos eso era lo que había dicho papá. Aun así, nuestra madre no parecía estar conforme, ya que después de que estuviéramos ahí no podríamos verlos durante nueve meses.

—No te preocupes, papá siempre hace que mamá se calme —le aseguré a Emma, y la abracé.

—Tengo miedo, Hanna. ¿Qué pasa si el lugar no nos gusta? —preguntó Emma bastante nerviosa, me daba cuenta porque le temblaban las manos. Siempre había sido la más emocional de las dos. Nuestro tío Nick decía que genéticamente yo me parecía más al tío Fred.

—Papá no nos enviaría a un sitio del que no esté seguro —le recordé y ella insistió—. Recuerda que Freddy también vendrá con nosotras. Además, varios de nuestros amigos estarán ahí.

—Sí, pero Freddy es más grande, estará en otro grupo —dijo Emma decepcionada. Aunque no podía reconocerlo abiertamente, a mi manera de ver, mi hermana sentía cosas por nuestro primo.

Frederick Anze era el hijo mayor de nuestra tía Mimí e hijastro del tío Frederick, hermano de nuestro padre George. Para no confundirlos solíamos llamar a nuestro primo Freddy.

—Niñas, ¿están listas? —preguntó papá al entrar. Sus ojos azules eran iguales que los de Emma, solo que ella había heredado el cabello de nuestro tío Nick, como sus dones al cantar. Él era una estrella del pop, siempre estaba de gira.

En cambio, yo tenía el cabello oscuro y aunque Emma y yo éramos gemelas, compartíamos pocas características físicas y casi ninguna emocional. Ella dependía mucho de mí para todo, en cambio, yo prefería reservarme mis pensamientos.

—Papá, ¿en verdad tenemos que ir? —preguntó Emma inquieta.

Desde que nació, nunca se había separado por mucho tiempo de nuestros padres, por lo que entendía en parte su angustia. Y aunque teníamos diecisiete años, yo también temía extrañarlos.

—Las cosas se ponen difíciles debido a algunos pendientes de la empresa. Mamá y yo vamos a pasar mucho tiempo trabajando, por lo que lo mejor será que ambas queden al cuidado de personas que puedan ayudarlas a potenciar sus habilidades —indicó nuestro padre, de la misma manera que lo había hecho la noche anterior. Aun así, mi hermana lo abrazó y se puso a llorar.

—¿Y si nos pasa algo malo? —preguntó Emma, quien parecía insatisfecha.

—Estaremos ahí, de la manera que sea iremos por ustedes —dijo papá abrazándome a mí también.

—¿Y si mamá quiere que le haga su postre favorito? —preguntó mi hermana, y papá y yo sonreímos.

—¿No le hiciste diez tartas y las dejaste en la nevera? —le pregunté riendo.

No lo pude evitar, aun así, papá me pidió con la mirada, que no fuera grosera con ella. A diferencia de Emma, a mí me gustaban mucho las actividades deportivas, por lo que jugaba al futbol, y hacía artes marciales, por lo que algunas veces me iba a competencias y no estaba en casa por unos días.

—Pero, tal vez le dé ganas de comer cuando no esté —dijo Emma, enojada conmigo, me lo merecía. No debí burlarme de ella.

—Estaré bien, y tú también lo estarás —dijo nuestra madre entrando.

—¿Reunión familiar en mi cuarto? —pregunté y me senté en la cama.

—Trataremos que sea por poco tiempo, pero las cosas se están poniendo cada vez más difíciles en la empresa y no queremos que corran peligro. Aun así, Tania nos aseguró que estarían bien —dijo mi madre.

Tania era la señora Li, amiga de nuestros padres y la directora de la academia. Por eso fue que mamá aceptó enviarnos ahí, aunque no le gustara que el sitio estuviera tan lejos. Llegar a la isla era como una aventura, debimos tomar un avión, luego subirnos a un barco y finalmente un helicóptero era el que nos dejaría sobre el helipuerto del colegio, pero el último recorrido era sin nuestros padres.

—Voy a extrañarlos —dijo Emma, había estado así todo el camino a la academia.

—¿Tú no me extrañarás? —preguntó papá y sonreí.

—Claro que lo haré, es solo que nos están esperando —dije y señalé el helicóptero.

—Me recuerdas mucho a tu madre, me dijo al oído después de abrazarme por última vez.

—Cuídate cariño, llámame si algo ocurre —dijo mamá.

Cuando subimos notamos que había más personas. Lo que no me sorprendió, porque ese helicóptero era enorme. Una chica de cabello castaño y ojos violeta nos mostró que a su lado había un espacio libre. Emma y yo solíamos sentarnos juntas en todos lados, pero en ese momento debíamos separarnos.

—Siéntate tú —le pedí a Emma antes de que colapsara y se pusiera a llorar delante de los que podrían ser nuestros compañeros. Me dio las gracias y después de colocarse el cinturón comenzó a hablar con ella. Las habilidades sociales de Emma eran extraordinarias.

—Hanna, ven conmigo —escuché decir y al darme vuelta vi a Freddy.

—Hola —dije y me senté a su lado.

—¿Cómo está Emma? —me preguntó susurrando.

—Sobrevivirá —dije y, una persona me pasó unos cascos para mitigar el ruido—. Parece que se terminó la charla —bromee.

—Lo siento —dijo él e hizo lo mismo que yo y se los colocó. Mientras íbamos de camino a la isla, noté que los dos chicos al lado de la nueva amiga de mi hermana se parecían mucho entre sí. Miré sus identificaciones y me di cuenta de que los tres tenían el mismo apellido.

—De la Torre—

Me parecía que en algún momento escuché sobre ellos, pero no podía recordar en dónde. Ya que no iban a mi colegio. Cuando estábamos llegando, Emma se dio cuenta que a mi lado estaba Fred y sonrió como una tonta. Era cada vez más obvio que le gustaba.

Siempre me pregunté por qué no se lo decía, después de todo no éramos familia realmente. Él era hijo de un hombre que no estaba emparentado con nosotras.

—Deja que te ayude con eso —me dijo Freddy una vez que nos permitieron ponernos de pie.

Un dolor de cabeza me invadió, al igual que un poco de nauseas.

Autora: Osaku

II - Llegada

Capítulo dos -  Día de ingreso

—Espera —le dije a Freddy, y sentí cómo me mareaba.

—¿Estás bien? —me preguntó él antes de que bajáramos del helicóptero y le dije que no.

Emma se acercó y me preguntó si me dolía la cabeza de nuevo. Ella sabía de mis migrañas, por lo que me dio agua, una pastilla y junto con uno de los guardias me llevaron a la enfermería.

—Lo siento —dije tapándome los ojos.

—No te preocupes, solo descansa —me dijo mi hermana tomando mi mano—. Freddy fue a buscar a alguien para que te ayude.

—Cuando las pastillas que me hizo mamá hagan efecto, estaré bien, ve con los demás —le pedí, pero ella no quiso hacerlo hasta que la enfermera llegó y les pidió a todos que se marcharán.

Junto a Emma estaba su nueva amiga, Sofí De la torre. La chica de ojos curiosos.

—Tus signos vitales parecen estables. Tengo que estar en la entrada, ya que viene otro alumno descompuesto. ¿Puedes quedarte? —me preguntó la enfermera.

—Seguro —dije, y suspiré después de que se fuera.

—¿Sufres de dolor de cabeza? —me preguntó un chico, aunque no podía verlo por la fotosensibilidad. Debía mantener los ojos cerrados si quería recuperarme pronto.

—Sí —dije tratando de no alargar la conversación. Esperaba se me pasara pronto para ir al dormitorio con Emma. No quería dejarla sola en un sitio nuevo.

—¿Eres de Argentina? —me preguntó el chico.

—Sí —respondí esperando que no quisiera seguir hablando.

—¿Eres un detector de mentiras? ¿Solo dices sí? —me preguntó a modo de chiste.

—Prefiero no hablar —dije tratando de ser amable.

—¿La rubia de recién es tu hermana? —preguntó y deseé haberle pedido a la enfermera que se quedara ya que el dolor empeoraba—. ¿Está mal lo que dije?

—Prefiero no hablar —repetí, y volví a hacer silencio.

—Esta noche hay una fiesta para que los alumnos nuevos se conozcan. Deberían venir —dijo y me quité la toalla fría de los ojos.

—¿Podrías hacer silencio? —le pregunté, pero al verlo me quedé helada, como un témpano de hielo. Ese chico era hermoso. Que digo, era un adonis. Tez oscura, ojos penetrantes, cejas levantadas y unas patillas del infierno.

—Lo siento, solo estaba tratando de distraerte para que no pensaras en el dolor—dijo y se puso de pie—. Mejor me voy para que descanses.

Quise pedirle que se quedara, pero no lo hice. Había resultado ser muy grosera con él. Después de un rato y ya sin dolor de cabeza me levanté. Recién entonces, pude notar que el sitio era enorme.

¿A dónde nos habían enviado nuestros padres?

Este complejo tenía un centro comercial, una cancha olímpica e incluso la arquitectura era impresionante. Era una mini ciudad para estudiantes, una completa locura.

—Hanna, ¿estás mejor? —Freddy me preguntó sonriendo. La locura se había incrementado, no podía creer lo que veía.

—¿Qué llevas puesto? —pregunté al ver vestimenta.

—¿No te gusta? Es el uniforme de los alumnos de instituto —dijo sonriendo.

Llevaba una camisa blanca con detalles en dorado en el cuello y un saco bordó con dos botones y detalles también dorados. Unos guantes, pantalón, cinto y zapatos de color blanco.

—Te acostumbraras —dijo sonriendo y me dio la mano para que me sostuviera de él, las pastillas que mi mamá había hecho para calmar mi dolor de cabeza solían hacer que me mareara.

—Dime que no tendré que usar falda —espeté y sonrió.

—Todos utilizamos el mismo uniforme, varía el color nada más —dijo marcándome a los niños que había en el patio central, se podían ver a través de los enormes ventanales. Los pequeños llevaban uniformes amarillos.

—Emma odia el rojo —dije sonriendo.

—No creo que consideren a este tono como rojo —dijo él mirándose.

—Lo sé, aun así, todos sus subtonos, los detesta —aseguré suspirando.

—¿Estás convaleciente y solo puedes pensar en tu hermana? —me preguntó a modo de burla.

—Claro, soy yo la que tendrá que soportarla todo el año diciendo cuanto odia los uniformes —dije y dos chicas se nos acercaron.

—Te ayudaré un poco —susurró Freddy en mi oído. Y al decir eso me di cuenta de que una de las muchachas era mi hermana.

—Emma, te ves hermosa. ¿Será que el uniforme resalta tus bellos ojos? —le preguntó Freddy haciendo que mi tonta hermana cayera en su trampa.

—¿Te parece? —preguntó ella sonrojándose.

—¿Quién es ella? —le pregunté para que dejara de pasar vergüenza delante de su nueva amiga.

—Sí, ella es Sofí, De la Torre, y compartirá el dormitorio con nosotras. ¿No es genial? —me preguntó mi hermana, aun nerviosa por el cumplido que Freddy le había hecho.

—Un gusto a los dos. Emma me contó muchas cosas sobre ustedes —dijo la joven de acento extranjero.

—¿Hablas inglés? —le preguntó Freddy al notar lo mismo que yo.

—Sí, la familia de mi abuela paterna son ingleses —indicó ella de manera muy educada. Se notaba que había sido criada en una escuela para señoritas.

—Veníamos a buscarte —dijo mi hermana apartándome de Freddy—. Tenemos que mostrarte todo. Esto es un laberinto y tú eres muy despistadas. Terminarás perdiéndote.

—Las dejo entonces —indicó Freddy y se fue después de eso.

—Qué lindo es tu primo —esbozó Sofí.

—Lo sé, además es encantador —aseguró mi hermana.

—¿Cuánto mide este sitio? —pregunté cambiando de tema, y mi hermana me pasó una tableta. En ella estaba el mapa—. Parece que es enorme.

Estaba sorprendida. No podía creer que existiera un sitio así en una isla. Además, nuestros padres habían estado de acuerdo con enviarnos aquí, era muy extraño.

¿Por qué tanto secreto?

—Hanna, deja de divagar y ven con nosotras a ver el dormitorio, es enorme. Además, tenemos que sacarnos las fotos de ingreso y pasar por la enfermería —dijo Emma mientras miraba la guía que nos habían entregado en la tableta.

—¿Dónde está mi móvil? Quiero llamar a mamá —dije y ellas me miraron.

—Nos hicieron dejar nuestros teléfonos en el barco, nos van a dar nuevos móviles porque no quieren que nos metamos en otra red que no sea la de la Academia —explicó Sofí.

Era un poco extraño que hicieran eso. No podía dejar de pensar en que algo estaban ocultándonos.

Pero, ¿por qué?

Autora: Osaku

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