Stella Merino es una chica que está a punto de casarse,, pero le espera una enorme sorpresa el día de su boda, después de ese suceso conocerá a una persona.
El se llama Emmett Keslar un poderoso empresario pero tambien un increible mafioso que anda en busca de una sola cosa.
Esto será cosa del destino juntar a dos personas que son de mundos diferentes para poder ayudarse mutuamente o destruirse uno al otro..
Estaba dentro de mi habitación terminando de prepararme, me miré en el espejo por mucho tiempo,
no podía creer que la mujer del espejo era yo, mi vestido de novia era hermoso de color blanco, es pinoso de la parte de abajo con adornos florales de color lila pastel en la cintura...
Tenía un hermoso escoté escote en forma de corazón con unos tirantes trasparentes con flores lila pastel así como también el encaje del mismo color que tiene en la parte superior del vestido…
Llevaba 3 años esperando este día, casarme con Rogelio ha sido el mayor sueño, verme vestida de novia, caminando hacia el altar y que Rogelio me esté esperando en el todo emocionado así como también un poco nervioso...
De pronto escuche que alguien abrió la puerta de mi habitación, gire mi cabeza para ver a Rogelio entrar a la habitación, me pareció extraño que viniera de repente…
Así que rápidamente intente cubrir mi vestido, ya que para mí era de mala suerte que el novio vea a la novia antes de casarse, sin embargo, Rogelio tenía una cara de mal humor…
Rogelio caminó hacia mí con una mirada fría, su forma de mirarme no me gustó para nada, sentí un poco de escalofríos y miedo, pero intenté no demostrarlo además sabia que Rogelio me ama demasiado así que no sería capaz de hacerme algo...
—Pero amor ¿qué haces aquí?, debes salir de la habitación es de muy mala suerte ver a la novia antes de casarse además, solo faltan unos 20 minutos para casarnos y poder ser tu esposa…— Le expliqué con una sonrisa para que él saliera de mi habitación...
Rogelio no contestó a nada de lo que le dije, él continuo caminando hasta llegar a mí, para después quitarse el anillo de su dedo, lo arrojo sobre mi rostro, no sabía que estaba pasando y estaba confundida…
—No me voy a casar contigo Stella, me he dado cuenta de que no eres la mujer a quien amo, además creo que lo mejor para los dos es no cometer el grave error de casarnos...— Me dijo con una voz fría y sin quitarme la mirada de encima...
No podía creer lo que estaba escuchando, me quede sorprendida, sentí como mi corazón empezó a estrujarse, no que en el día de nuestra boda Rogelio decidiera que ya no quiere casarse conmigo...
Miré a Rogelio con unos ojos de odio, por un momento pensé que era una mala broma de su parte lo único que hice fue forzar una sonrisa tensa pues no sabía que más hacer...
—Esto es una broma ¿verdad?...— Le pregunté confundida y mordiendo mi labio inferior...
Rogelio hizo una sonrisa perversa y se me queda viendo directamente a los ojos con una mirada de odio, podía sentir un poco de resentimiento...
—No, es ninguna broma Stella, ¿Acaso tengo la cara de ser una persona que bromea con esto?...— Me respondió con una voz un poco hostil...
Quedé en shock al escuchar la forma tan fría y hostil en que Rogelio me está hablando, era la primera vez que Rogelio me habla de esta manera, no podía creer lo que estaba pasando...
—Explícame por qué no entiendo, ¿Hice algo mal?...— Le pregunté intentando agarrar su mano...
No quería aceptar que él no me amara y que no quería casarse conmigo, había desperdiciado 3 años de mi vida en una relación que ahora se convirtió en una terrible pesadilla...
Había esperado tanto este día, con mi vestido de novia, entrando a la iglesia, Rogelio esperándome en el altar con su traje negro y con una sonrisa, pero todo eso solo era un hermoso sueño que ahora se volvía en una total pesadilla...
Rogelio me levanto de mi asiento me agarro de los hombros y me empujo hacia una pared con fuerza, colocó su mano derecha sobre mi mandíbula...
Sus ojos estaban llenos de odio y frialdad que no pude evitar tener miedo, intente soltarme de su agarre, pero se me hizo imposible, cada movimiento que hacía para soltarme él me garraba más fuerte con su mano izquierda sin dejar que me liberará...
Intentaba no llorar enfrente de él, pero sin darme cuenta mis lágrimas empezaron a caer poco a poco sobre mis rojizas mejillas, el dolor que Rogelio me estaba causando era muy grande y el peor de todos...
—Hay Stella de verdad que eres débil y eso es lo que no soporto de ti, además de débil, ingenua, no soporto ni tocarte...
¿Por qué crees que nunca he intentado tocarte?, me das asco Stella, la verdad no soportaría estar ni un día casado contigo...— Me dijo de una forma cruel y hostil con unos ojos llenos de frialdad...
—No entiendo, ¿Por qué me haces esto? Y ¿Por qué me hablas de esa forma?...— Le pregunté con una voz un poco débil y desconcertada...
—De verdad, pero que estúpida eres Stella, gracias a ti, ya puede comprometerme con Camila así como también convertirnos en las personas más poderosas de Ciarlette...—
De repente Rogelio comenzó a reír, mientras me miraba, como si fuera todo un show..
—Ja ja ja ja...
—De verdad, pero que estúpida eres Stella, gracias a ti, ya puede comprometerme con Camila así como también convertirnos en las personas más poderosas de Ciarlette...—
Camila es mi prima hermana, la mujer que consideraba mi verdadera hermana, ella y yo hemos crecido juntas desde que mis padres murieron así como también he vivido con mi tío, ellos dos se hicieron cargo de mí...
Ahora ya puedo entender todo, Rogelio y Camila han sido amantes desde hace muchos años, entre los dos me han puesto una magnífica trampa para quitarme toda mi herencia dejada por mis padres...
Cometí el error de haberle firmado todos los documentos a Rogelio para que él sea quien se quede con todos mis bienes ¡MALDITA SEA!
—Son unos verdaderos ¡BASTARDOS!...— Le grité con fuerza...
—Quiero que te largas esta misma noche, no soporto tu presencia...— Me dice Rogelio, quitando su mano de mi mandíbula...
—¡¡Escúchame bien Stella una basura que muy pronto estará en el lugar que te corresponde y eso es en la CALLE!!..— Me dijo con un tono de hostilidad
Cada una de las palabras que salían de los labios de Rogelio eran cómo las dagas más filosas que se clavaban en lo más profundo de mi alma...
Pues mi corazón ya estaba destrozado, no podía creer nada de lo que estaba pasando, la forma en que Rogelio me miraba en estos momentos era una tortura...
Que solo caí al suelo pensando que es lo que hice mal para merecer este trato, confíe en un hombre que pensaba que me amaba, confíe en mi prima que pensé que me quería como una hermana, todo esto era irreal y no podía dejar de llorar...
—Deja de llorar y ¡¡LÁRGATE DE UNA MALDITA VEZ!!...— Me dijo con una mirada fulminante
—Vaya que resultaste ser un hombre excepcional...— Dije sarcásticamente formando una ligera sonrisa, aun con lágrimas en mis ojos...
Pero a Rogelio no le bastó verme arrodillada en el suelo y ver todo mi sufrimiento, mi dolor, que él me estaba causando...
Cuando puse mis manos en el suelo para levantarme del piso frío de la habitación, Rogelio colocó su pie sobre ellas y sin ninguna piedad las comenzó a aplastar con fuerza...
Era tanto el dolor de mis manos que no podía contener mis gritos que se escucharon por toda la habitación...
—¡¡Ayyyy!! ¡¡Ayyyy!!— Grité con fuerza y dolor...
Al escuchar como gritaba, Rogelio se inclinó agarrándome del cuello con su mano derecha, me obligó a verlo directamente a los ojos para después decirme...
—Hay perdón, ¿Te duele?...— Me pregunto Rogelio con ironía y sonriendo de manera hostil...
Le di una mirada de odio y moviendo mi cabeza le dije que si con desesperación, pues sentía que en cualquier momento Rogelio iba a romper mis dedos...
—No me importa cuánto te duele, ni cuánto llores por qué es más placer para mí, oír como gritas es increíble...— Dijo Rogelio mientras que pisa con más fuerza mis dedos y soltando mi cuello...
—Así que este eres el verdadero tú, vaya que si viví en ganada por ti...— Le dije con una voz débil...
Él siguió pisando mis manos sin piedad, mientras que yo muerdo mis labios para evitar seguir derramando lágrimas, porque entre más llore él va a seguir torturándome...
Al ver que contuve mis lágrimas, Rogelio movió su pie arrastrando mis manos, ocasionando heridas más graves que hasta sangre empezó a salir de ellas sin mencionar que el anillo de compromiso empezaba a incrustarse a mí dedo...
Mis manos quedaron entumidas por el dolor al igual que mis rodillas, esto era realmente insoportable...
—Vaya, pero que es esto, pobre de esas manos...— Comento Rogelio con ironía...
—No crees que ya te divertiste de mesiado...— Le dije a Rogelio volteando hacia arriba y viéndolo a los ojos con odio...
Mi comentario hizo que Rogelio se irritara más de lo que ya estaba, así que me miro con repudio, se notaba en su cara que algo más quería hacerme y eso me dio mucho miedo, pues que más podría hacerme este hombre despiadado...
—Pensaba dejarte ir, pero ahora quiero hacerte llorar y gritar aún más, quiero que sufras por este día, será mi regalo de despedida...— Me dijo con una sonrisa hostil, una mirada fría y con un ceño medio fruncido...
—Que más planeas hacerme, no te es suficiente con lo que ya le has hecho...— Le dije con una voz débil y quebradiza...
—La verdad no, quiero ver por más tiempo esa cara de terror y angustia que pones— Dijo sin titubear...
—¿Por qué eres tan cruel conmigo?, ¿Qué te hice para que me trates así?...— Pregunté con desesperación...
En ese momento Rogelio quito su pie de mis manos, rápidamente me levanté del piso frío y llevé mis manos a mi pecho para que ya no les hiciera daño...
—Es enserió lo que preguntas Stella, vaya que si eres estúpida, de verdad quieres saberlo...— Me dijo mientras empezaba a dar vueltas a mí al rededor...
—¡¡Claro que si!!...— Le conteste de inmediato...
—¡¡ESTAR CON VIDA!!, ¡¡ESE FUE TU PECADO!!...—Me contestó con ira y gritando...
Me quede en shock por lo que me contesto, no podía creerlo, él quería que yo estuviera muerta, de verdad muerta, eso es algo impensable, no sabía como reaccionar...
—¿Qué pasa?, no querías saber por qué te hacía todo esto, pues ya tienes tu respuesta...— Dijo mientras me miraba fijamente y con el ceño fruncido...
Y vaya respuesta, comprobé que del hombre de quien me había enamorado no existía, ante mí estaba el verdadero Rogelio, un hombre cruel que me despojo de toda mi herencia, él hombre que me engaño con mi prima...
—Y si tanto me odias, porque seguiste con la dichosa boda, una vez que firme los documentos pudiste dejarme no crees...— Le dije con una voz firme…
—Por qué era algo divertido ver como te ilusionadas, quería ver tu cara de desesperación cuando te dijera toda la verdad...— Me contestó con una sonrisa escalofriante...
Esto estaba acabando conmigo, ya no podía soportar más todo esto, solo quería salir corriendo de aquí, pero antes de que pudiera hacerlo Rogelio empezó a hablar de nuevo...
—Adonde crees que vas, tú todavía no sales de aquí, hay algo las que tienes que ver o a alguien más que tienes que ver...— Dijo con una sonrisa...
—¡A quien más tengo que ver!, no me interesa nada que tenga que ver contigo, yo ya me voy, esto ya es suficiente para tu ego...— Le dije en un tono de enojo...
— ¡Pero cómo te atreves a hablarme así!...— Me dijo furioso y apuntó de pegarme...
Pero antes de que pudiera hacerlo la puerta de la habitación se abrió y no podía creer lo que estaba mirando...
si pensaba que mi tormento había acabado, pues no era así, por que tenía un mal presentimiento, pues la persona que estaba entrando a la habitación no era más que Camila mi prima..
Camila entró a la habitación cómo si ya fuera la señora de la casa, cosa que por mi maldito error de haber firmado los papeles y confiado en ellos...
Ella se quedó parada a la mitad de la habitación mirando a Rogelio mientras él trataba de darme un golpe en la cara, de repente pude notar una sonrisa en sus labios...
—Cariño, por lo que veo ya le contaste todo, no es así, ¿A caso no te gusto tu sorpresa prima?...— Dijo camila mientras caminaba hacia donde estábamos parados Rogelio y yo...
—Claro que si, ya sabe sobre todo mi amor...— Contesto Rogelio con una sonrisa...
Rogelio dio unos pasos hacia atrás, mientras que camila se acercó a Rogelio colocando sus manos al rededor de su cuello, mientras que él rodeaba sus brazos sobre la cintura de Camila, para después besarse apasionadamente en frente de mí...
—Que asco me dan ustedes dos...— Dije mirando como se besaban...
Me sentí la mujer más estúpida que pudiera haber existido en este mundo, fue realmente ingenua al no ver lo que estaba pasando en frente de mí durante todo este tiempo...
Ahora entiendo todo, esas noches que vi a Rogelio salir de la habitación de Camila, para mí era algo normal, pues pensaba que eran buenos amigos y que se miraban como hermanos, pero que ilusa Stella...
— Ahora entiendes ese mismo, ese sentimiento que tienes es el mismo que yo he tenido que aguantar por cada vez que besabas a Rogelio delante de mí...
Cada vez que lo acariciabas, me tenía que reprimir y tragarme todos mis celos, odiaba con todo mi ser ver que él tenía que besarte, tus horrible labios no son nada comparados con los míos….— Me dijo Camila con odio y desprecio…
—¡Me acusas como si yo fuera la que se metió en tu relación!, ¡¡CUANDO FUISTE TU LA ZORRA QUE SE ESTÁ COGIENDO A MI PROMETIDO!!...— Le dije mirándola a los ojos y gritándole...
Después de que termine de hablar, una fuerte bofetada que me dejó caer de nuevo al suelo, Rogelio se atrevió a golpearme solo por defender a su querida amante...
—¡¡QUIÉN CARAJOS TE CREES PARA HABLARLE DE ESA FORMA A MI MUJER!!...— Me grita Rogelio con ira...
Era tanta la humillación y decepción que estaba sintiendo por este hombre, al que ame con locura y ver como defendía como fiera a su amante, que ahora es la mujer que ama apasionada mente...
Ahora todo el amor que le tenía hace unos momentos, está convirtiéndose en un profundo rencor y odio...
Rogelio me levantó del suelo y me empujo con mucha fuerza sobre el sofá negro que estaba de tras de mí, enseguida colocó su mano derecha sobre mi cabello, obligándome a voltear hacia él y verlo directamente a los ojos, unos ojos de color café obscuro que me penetraban los míos...
—¿Quieres ver cómo amo a Camila?...— Me pregunta Rogelio sin soltar su mano de mi cabello...
— Que piensas hacer ahora...— Le conteste con un poco de miedo...
— Ya lo verás…— Me respondió con una sonrisa algo siniestra...
Rogelio era un bastardo y un desgraciado al que nunca le importe y la mentalmente me di cuenta demasiado tarde...
Camila se acercó a nosotros, traía en sus manos dos cuerdas con las que comenzaron a mirar mis manos y pies, tenía de mesiado miedo de lo que me pudieran hacer, no paraba de temblar...
Cuando terminaron de amararme, Camila colocó un pañuelo en mi boca para que no pudiera gritar, al tenerme sometida al sofá, Rogelio y Camila se fueron a la cama que estaba enfrente de mí...
Los dos se comenzaron a besar con mucha pasión, sin embargo, los movimientos que siguieron me dejaron atónita, ya que delante de mí comenzó una escena increíble...
Rogelio se sentó en la cama mientras que Camila se arrodillaba enfrente de él, le desabrocho el pantalón negro y se lo bajo...
Camila empezó a tragar, chupar y besar el miembro de Rogelio, por mucho tiempo tuve que ver como Camila complacía a Rogelio...
En todo ese tiempo no pude evitar que mis lágrimas dejaran de caer, pues lo que veía era una tortura, ellos hicieron el amor en frente de mí, oír sus gritos de excitación, ver como el la penetraba y verlos jadeando de placer, fue algo horrible...
Aunque muchas veces intente no verlos, no pude pues los gélidos de ellos dos eran demasiado fuertes, era una verdadera tortura pata mis oídos...
Cuando terminaron de tener sexo, Rogelio me soltó para sacarme a patadas de la mansión que había sido de mis padres...
— Ahora lárgate de aquí, esta ya no es tu casa...— Me dijo jalando para salir de la habitación...
—Bien me voy, pero sin antes agarrar algo que me pertenece...— Le dije mientras caminaba hacia un buro que estaba aún lado de la cama...
Cuando llegue al buro, abrí el cajón, saque un collar, con un dije en forma de corazón que se puede abrir, ahí adentro hay una foto mía y de mis padres, era la última foto que nos tomamos...
Pero antes de que pudiera dirigirme a la salida se la habitación, Rogelio me agarra de mi brazo izquierdo y me gala hacia el violentamente...
— ¿Qué crees que haces?...— Me pregunta Rogelio fruncido el ceño...
— Agarro algo que me pertenece...— Le conteste con rencor...
— Ya nada de aquí te pertenece así que dame eso...— Me ordeno con una fuerte voz...
Y antes de que le pudiera contestar algo, Camila le empieza a decirle unas palabras a Rogelio...
— Amor deja que se quede con ese collar, al parecer es su último recuerdo, dejado por sus queridos padres...— Menciono con una sonrisa y hostilidad...
— De verdad, bueno si así lo quieres...— Respondió Rogelio con frialdad...
— Bien querida prima, para que veas que no soy tan mala, dejaré que te lleves ese collar...— Dijo Camila con ironía y frialdad...
Después de eso salí de la habitación y de la mansión, mientras caminaba por las calles de Ciarlette, muchas personas volteaban a verme, sus caras de confusión y lástima se podían ver con mucha claridad, pues claro no todas las noches aparece una novia tan lamentable...
Para ellos solo soy una extraña loca que caminaba por las calles, con un vestido de novia, con heridas en sus manos, las mejillas rojizas y un poco hinchadas por los golpes de Rogelio...
Camine sin rumbo por no sé cuanto tiempo, lo único que quería era estar lo más alejada de Rogelio y Camila, ellos ya me hicieron pasar por muchas cosas en esta noche...
Porque todo esto tenía que pasar justo en la noche de mi boda, porque tengo que sufrir por esto, mi prometido o mejor dicho mi ex prometido me abandona en la noche que nos íbamos a casar para irsé con mi prima...
La persona que consideraba mi hermana, a la única persona que le contaba todos mis secretos y mis momentos más íntimos, no puedo creer que ellos dos me traicionarán así...
Todo mi cuerpo me empezó a doler demasiado, mis pies no dejaban de temblar, mí mente estaba hecha un lío por los malos recuerdos de esta noche...
Sentía como el infierno se desató en mi vida y no veía ninguna salida por más que busque, no sé que es lo que me espera de ahora en adelante...
No tengo dinero, la familia que tenía solo eran Camila y mi tío, que era obvio que él no me iba a ayudar, se va a poner de parte de su querida hija…
Además, quien me asegura que él no está en vuelto en todo esto, para poder quedarse con todo lo que mis padres me heredaron...
Si mal no recuerdo fue mi tío Carlos quien me presentó a Rogelio, en un evento cuando yo apenas tenía quince años, en aquel entonces no le hice caso a mi tío Carlos a pesar de su insistencia para intentar emparejarse con Rogelio...
En esa época solo quería concentrarme en mis estudios para cuando cumpliera mis dieciocho años, ser yo quien se encargará de manejar todas las empresas que dejaron mis padres junto con mi herencia...
Pero por alguna extraña razón, mi tío Carlos no me dejó o no quería que tomara las riendas de las empresas, siempre tenía un pretexto para no darme el poder...
Después Rogelio empezó a meterse en mi vida, empezó a visitarme con frecuencia, me llevaba regalos, me invitaba salir, se metió en mi vida de una forma que no tuve para nada ni nadie que no fuera él, vaya que si era una ingenua y estúpida chica...
Ahora me arrepiento de no haber sido mucho más Inteligente para darme cuenta de la enorme trampa que planearon y me pusieron ellos dos…
También cometí el enorme error de haber me alejado de mis amigos, personas que intentaban abrirme los ojos, pero estaba tan ciega de amor que preferí alejarme de cada uno de ellos...
Pues pensaba que solo querían alejarme del hombre a quien yo amaba y que tenían en vida de que él me amara ami, pero ahora veo que fue una estupidez no haber confiado en ellos...
Mil veces preferí a Rogelio antes que a mis amigos, ahora solo me queda esta tristeza y posiblemente dormir en la calle, ya que no tengo a donde ir...
— ¡Stella!, ¡Stella!, ¡Stella!…—
Escuche una voz llamándome al otro lado de la calle, pero no podía distinguir quien era por qué empezó a llover de pronto sentí como mi cuerpo empezó a calentarse, mi vista estaba borrosa...
De una mi cuerpo colapso en el frío y mojado piso de la calle, estando en el suelo escucho a alguien que se acercaba a mí, gritando mi nombre...
— Por dios, Stella, háblame, dime algo...— Su vos se escuchaba alterada y a la vez preocupada...
No podía distinguir quien era, pues mis ojos estaba borrosos y la lluvia no ayudaba en nada, lo único que pude diferenciar era la voz de una mujer...
De repente todo se nubló y hubo silencio, después de un par de horas, desperté en un hospital tenía mis manos vendadas, mi cuerpo ya no me dolía...
De repente recordé el sueño que tuve y pues era un sueño donde estaban mis padres, recordé cada momento con ellos...
En ese momento escucho la cortina recorrerse y no podía creer lo que mis ojos veían, pues la persona que gritaba mi nombre era una vieja amiga...
— ¿De verdad eres tu Alice?...— Le pregunté mientras que unas lágrimas salieron de mis ojos...
— Pues claro que soy yo, quien más te traería a un hospital...— Dijo con una sonrisa en sus labios...
— ¿Pero como fue que me encontraste?...— Le pregunté confundida y limpiando mis lágrimas...
— Te vi caminando por la calle y vi que estabas muy herida, te grité, pero cuando llegue colapsaste y tenías mucha fiebre, así que los doctores te inyectaron analgésicos para el dolor y un antibiótico para la fiebre...— Me respondió con un tono de preocupación y una mirada de tristeza...
Ella y yo nos quedamos en silencio por mucho tiempo, pues no sabía como decirle todo lo que me había pasado y la verdad no quería hablar de ello...
— Te quedará en el hospital esta noche para que te recuperes, mañana vendré a verte para saber como sigues...— Me dijo mientras se ponía su saco...
— Bueno Alice, no sé cómo decir esto, pero, no tengo dinero para pagar el hospital...— Le dije bajando la mirada y aparentando la sabana que me cubría las piernas...
— No te preocupes por eso, ya todo está cubierto, tú solo descansa y mañana hablamos, está bien...— Me dijo con una cálida sonrisa...
— Está bien y gracias por todo...— Le dije con un tono de voz cálido
— Descansa, hasta mañana...— Se despidió de mí y se fue...
Después de que ella se fuera empecé a recordar todos los malos tratos que la hice pasar por mi ciego amor hacia Rogelio, además de mi arrepentimiento por esos malos tratos que no merecía Alice...
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