Con el ruido de la lluvia caer, acompañado de los truenos fuera acompañado de la luz entrar por la ventana.
Un joven de cabello negro oscuro como la noche, acompañado de su piel blanca, y sus rasgos faciales bien definidos, sus pestañas empezaron a temblar indicado que se estaba por despertar.
Abriendo los ojos color azul oscuro, miro alrededor de su habitación, debería de ser mediodía, un poco más temprano.
Miro hacia su ventana, el clima era igual que el anterior, venía dos días lloviendo seguido, aunque el problema no era que lloviera, sino que. Llovía demasiado fuerte.
Escuchando los pasos acercarse a su habitación, supuso que era su sirvienta, Nina una beta que conocía desde pequeño, ella siempre estuvo con él.
Escuchando que golpeaban la puerta de su habitación, acompañado de la voz de Nina- joven amo, soy Nina. Vengo a ayudarlo a prepararse para el desayuno.
Sentándose al borde de la cama, Edgar hablo- pasa Nina.
Nina, entrando a la habitación. Mientras cargaba un recipiente con agua caliente, lo puso sobre una mesa dónde se encontraba un espejo grande.
- buen día, joven amo. Espero que haya descansado bien- sosteniendo una toalla en la mano- su madre hoy dijo que tenía un asunto importante que hablar con usted.
Edgar, mientras se lavaba la cara con el agua, tomo la toalla que le pasó Nina, sintió levemente con la cabeza.
Mirando a Nina, que no lo miraba un poco inquieta, le pareció un poco extraño. - ¿paso algo más, Nina?
Nina, que miraba a Edgar. Con un poco de nerviosismo- joven amo, no sé cómo decírselo.
Nina, estando un poco nerviosa, miraba a Edgar. Ella lo conocía desde que él tenía diez años, ella aún era una muchacha joven de 18 años, deseaba que Edgar sea feliz.
En esta sociedad que los omegas, sufrían y no eran libres para tomar sus propias decisiones, había visto a Edgar sufrir.
- ¿es algo relacionado con mí, madre? - Edgar, tuvo un presentimiento, mirando a Nina- ¿tuvo otra discusión con las esposas de mi padre?
Edgar, pensado que su madre tuvo una discusión con las esposas de su padre, no sería una sorpresa para él.
Él ya estaba acostumbrado, claro. Si su madre, siempre se desquitaba con él, y su padre. Su padre no lo volteaba a mirar, solo por ser un Omega dominante.
Su madre, Lili era una Omega dominante, en sus días de juventud se comentaba que era una Omega realmente hermosa, cada vez que la describían. Decían que Edgar había sacado su belleza.
Su padre, Alfonso Díaz, un alfa dominante, se decía que se había enamorado de otro Omega, hija de algún plebeyo, sus padres obligándolo a casarse con Lili.
Luego de que se habían casado, la parte que más sufrió fue su madre, obligada a dar a luz, se embarazó. Dando a luz a Edgar, sus padres esperaron que sea un alfa dominante.
Pero pronto, cuando el médico dijo que era un Omega dominante, a la edad de 12 años, Edgar fue dejado de lado, su padre empezó a buscar otras esposas, ya que su madre no pudo embarcarse otra vez.
Aquellos sucesos empezaron su tormento, fue olvidado por sus padres, aunque no pasará hambre, todo por qué según su padre" porque podría darle beneficios tener un Omega dominante en la familia", no podía pasar hambre, pero su madre cada vez que tenía una discusión con su padre o una de las esposas de su padre, ella lo golpeaba con una regla, debajo de las rodillas, no lo dejaba ir hasta que las piernas de Edgar empezarán a sangrar.
- no, joven amo. - escuchando la voz nerviosa de Nina, sacándolo de sus pensamientos- por lo que escuche, su padre lo comprometió con el archiduque Eduardo.
Edgar, sorprendido por lo que acaba de escuchar, dejo caer la toalla que tenía en la mano.
Matrimonio.
¿él se iba a casar?
¿y con aquel alfa que había escuchado que había vuelto de la guerra hace poco?
- joven amo, estoy preocupada por usted - sacándolo de sus pensamientos, Nina se apresuró a levantar la toalla, mientras, se dirigía a Edgar - no he escuchado buenas cosas sobre aquel alfa.
Sí, él tampoco había escuchado cosas buenas de aquel alfa, las sirvientas comentaban que no era alguien con el que se puedan meter fácilmente.
Pensado de esa manera, si él se casara con aquel alfa, podría salir de su casa, los omegas no tenía derecho a salir, no sin permiso de su padre o sus esposos.
Si él pudiera salir, abandonar su casa. Aun cuando aquel alfa no lo ame, si le fuera un poco mejor o se llevase bien con su futuro marido.
No lo molestaría, inclusive si tiene a otro Omega.
Edgar, caminando de un lado a otro. Pensando en su futuro matrimonio, si lograba por lo menos llevarse bien con su futuro marido. Su vida no sería tan como es ahora viviendo junto a sus padres.
No importaba si Eduardo tenía otra o a otro Omega, con tal de que no sea violento el alfa, podría vivir tranquilo.
Él, como Omega dominante. Sabía que los omegas Dominantes eran de por si, muy fértiles.
Huir no era una opción, en el Reino le ley no protegía a Omega, ni por maltrato. Un alfa podría inclusive matar a su pareja Omega, mientras el alfa sale ileso, al Omega se lo critica y solo sirve para dar a luz.
Por eso su padre lo veía como mercancía, mientras pudiera casarse con alguien de alto rango, su padre trataría de sacar provecho de su matrimonio. Más si Edgar saco la belleza de su madre.
Dado vueltas de un lado a otro, Edgar. Mientras Nina, preparando su ropa para bajar a desayunar, si lo pensaba bien, eso tan “importante” que tenía de decirle su madre era sobre su matrimonio.
En algún momento de su niñez, pensó.¿por qué me golpeas,madre? ¿Acaso el no se porto bien? ¿no le alegro que sea un Omega como ella?
Al pasar los años, mientras crecía y se hacía más grande, se dió cuenta de que ser Omega, significa no tener libertad sobre si mismo.
Sin poder salir, sin poder opinar.
Siempre con miedo a que algún alfa trate de aprovecharse, cómo era vivir así, era desesperante.
- joven maestro, le dejo la ropa sobre la cama. -dijo Nina, estando junto a la puerta antes de salir - si necesita algo, no dude en llamarme.
-no te preocupes, Nina. Estaré bien - sonrió ligeramente a Nina, mientras ella cerraba la puerta.
Mientras se disponía a cambiar, Edgar. Pensaba ¿cómo será, el archiduque?
Una vez lo había visto, aunque no pudo verlo bien, fue hace años cuando. él era aún querido por su padre, tuvo que hacer una visita al palacio.
Eduardo, era unos tres años mayor que el, en ese entonces. Edgar tenía nueve y Eduardo trece, apesar de ser aún joven.
Recuerda, que era muy alto su piel color trigo le daba cierto atractivo, siendo hijo del archiduque. Entrenaba a corta edad, con cabello rubio y ojos grises, recuerda que Eduardo, no lo había ni visto.
Pero Eduardo, aún siendo joven. Se notaba que iba a ser muy guapo cuando fuera adulto.
Cuando terminó, se miro en el espejo, peinándose el pelo hacia atrás. tenía que estar presentable, a su madre no le gustaba verlo aunque fuese por una pequeña cosa desprolijo. asegurándose de que todo esté bien.
Cuando terminó, salió de su habitación, junto a Nina a su lado acompañándolo, tenía que bajar las escaleras.
cuando llego al comedor, sus padres estaba en la mesa, ya habían empezado, claro. A él jamás lo esperarían.
-buenos días, padre. - haciendo una leve reverencia, se dirigió a su padre.
- buenos días- su padre dijo, sin siquiera dirigirle la mirada.
- buenos días, madre. - dijo Edgar a su madre.
- siéntate, - su madre lo miro con el ceño fruncido, aún cuando tenian los mismo rasgos. Sus personalidades eran totalmente diferentes- tu padre y yo te estuvimos esperando hace rato.- dijo
- sí. Lo siento, madre. - sentado se junto a la derecha de su padre.
Su padre se sentaba en medio de la mesa, mientras su madre a la izquierda, Edgar a la derecha.
El desayuno transcurrió en silencio, Edgar muy pocas veces desayunaba en la mesa, ya que si, su padre no venía a desayunar a la casa.
Su madre no lo llamaría a la mesa, el se sentía mas cómodo desayunando en su habitación.
Su padre, al tenés dos esposas, pasaba más tiempo con su segunda esposa, una Omega albina, aunque era recesiva. Logro dar a luz a un alfa dominante.
Por lo que su padre la tiene como la esposa preferida, en cuanto a si madre, el no puede divorciarse. aunque el lo quiera, cada vez que el está en casa.
Su madre y el siempre discuten, encuanto el se va, Edgar es azotado con la regla de madera en las piernas.
- Edgar, hoy viene a casa para hablar contigo- hablo su padre, mirando a Edgar fríamente- es un asunto que te involucra.
- sí, padre. - hablo Edgar, mirando a su padre- si puedo ayudar, haré lo que pueda.
- hace una semana hablé con el archiduque, hablamos sobre comprometerte a ti, con el.- mirando a los ojos a Edgar, hablo fríamente - acordamos que te casarías con el dentro de 1 mes.
- está bien, padre.- asintió, Edgar. sabía que si contrariaba a padre, este lo abofeteria.
aún recuerda, cuando su madre lo golpeó por primera vez, encuanto vió a su padre, lloró y le pido ayuda, solo para ver cómo este lo veía con desagrado y se iba, dejándolo solo con su madre.
-bueno,- su padre dijo , levantándose de su asiento - cuando vuelva será para venirte a buscar para el día de la boda, no causes problemas.
Sin más que decir, su padre salió del comedor, dejándolo a él y a su madre solos.
su madre, sin mirarlo se levantó y se fue del comedor, Edgar, que no tenía nada que hacer, también se fue.
Mientras se dirigía a la biblioteca, le había pedido a Nina que le trajera unas galletitas y un poco de té, para tomar mientras leía.
La biblioteca, fue el único lugar que le gustaba, además de su habitación y el jardín.
había descubierto la biblioteca después de aprender leer, después de eso, empezó a ir a la biblioteca más seguido.
Mientras tomaba su té de limón, Edgar estaba muy concentrado con su lectura, se había enamorado de los libros.
Había descubrió un nuevo mundo, dónde podría soñar e imaginar que su vida era diferente, consumía muchos libros de romance, pero estaba consiente de que era solo una fantasía.
Su madre le había,“no sueñes con que alguien algún día te amara, nadie será capaz de hacerlo”.
Lo sabía, están consiente de sus limitaciones, aún siendo el Omega más hermoso, no sería amado.
El matrimonio de sus padres, para él, era una prueba.
No sería ambicioso con esperar que alguien lo amaría, pero si le gustaba soñar. Total era gratis, y era lo único que no tenía prohibido.
Los ruidos de afuera los sacaron de sus pensamientos, escuchando que rompían cosas, y gritos furiosos.
¿Cómo no iba a saber que era si madre?
Seguro su madre estaría enojada, porque su padre se fue sin mirarla, seguramente no hablaron nada.
-¡¿DÓNDE ESTÁ EDGAR?! - los gritos de su madre se escuchaban cerca, junto con sus pasos- ¡MALDITA SEA! ¡¿DÓNDE ESTÁ?!
Suspirando, Edgar. Se levantó de su asiento, su tiempo de tranquilidad era limitado.
Dejando su libro en la mesa, se dirigió a la puerta, cuando la abrió. No sé sorprendió de ver a su madre, menos en su estado.
Su madre, cuando estaba su padre en casa. Ella siempre se arreglaba para su padre, solo que este nunca la veía con otros ojos, había escuchado decir que su madre trato de seducir a su padre con las feromonas.
Lo único que obtuvo su madre, fue que mir padre la golpeará, a su padre nunca le gustó que ella usará sus feromonas en él.
Cuando, su madre lo vio, lo primero que hizo fue golpearlo en el rostro, con tal fuerza que hizo que Edgar se tambaleara hacia atrás
Su madre entró a la biblioteca, cerrando la puerta mientras en su otra mano sostenía la regla que usaba en Edgar.
-¡ERES UN INÚTIL!
ZAS
Se escuchó el primer golpe, acompañado del grito de dolor de Edgar, hoy no le golpeó en las piernas, le había golpeado en el brazo.
-¡NO PUEDES HACER NADA BIEN!
ZAS
Otro golpe cayó sobre Edgar, esta vez fue en su espada, Edgar había caído por el primer golpe al suelo por el dolor.
Haciendo se una bolita, mientras recibía los golpes de su madre.
-¡¿PORQUE NO NACISTE SIENDO UN ALFA?!
ZAS
ZAS
ZAS
Cada golpe fue en diferentes partes del cuerpo, Edgar mientras recibía los golpes, no sabía hasta cuando iba a aguantar.
ZAS
ZAS
-¡NO CREAS QUE CASARTE HARA QUE TE VAYA MEJOR!
ZAS
ZAS
Edgar, sintiendo su vision borrosa, su cuerpo ya no tenía fuerzas. Su cuerpo estaba adolorido, sintiendo que su piel se partía junto con el ardor.
Su visión se volvió oscura, así que dando inconciente .
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Edgar, sintiendo como le ponen, un paño mojado en la frente, junto con el llanto de Nina.
sintió como le huntaban ungüento en su cuerpo, frío como su hogar, había sentido lo cálidos que podrían ser los abrazos de sus padre, pero eso fue en el pasado. Antes de saber que es Omega.
Hoy en día, no recibiría abrazos ni una mirada cálida, su padre siempre estaba junto con sus otras esposas e hijos.
El no podía recibir cariño.
No quería ser codicioso, sabia que la naturaleza humana siempre que uno se dejará llevar por sus deseos siempre querría más.
El no quería eso, por lo menos aún tenía a Nina, sí. La unica que no lo abandonó, aún sabiando que era Omega.
Aun tenía a alguien que se preocupara por el, aún cuando Nina no podía hacer nada por el.
Ella siempre estuvo presente, dándole abrazos y muchas veces llorando por el, luego de ver cómo estaba por lo golpes de su madre.
Abriendo con dificultad los ojos, Edgar miro débilmente a Nina, quien lloraba mientras lo atendía.
Sintiendo algo deslizar suavemente bajando por sus mejillas, Nina se apresuró a limpiarle, mirándolo angustiada y triste - joven Edgar, no lloré por favor. Pronto se mejorada y no sentirá más dolor.
A Nina le dolía el corazón, viendo a su joven amo sufrir los abusos de su madre, sin poder hacer nada.
Desde la primera vez que lo vio, pensó que su madre no era un ser humano.
Sinó, ¿por qué trataría así a su hijo?
aún sabiendo porque, la madre de su joven amo lo trataba así.
Le pareció injustificable, por lo que sabía el amo jama amó a su esposa, y siempre la desprecio y el desprecio creció más después de saber que si hijo era Omega, luego de eso el amo de caso, y así tuvo un hijo alfa.
A Nina le parecía injusto, su joven amo sufría por los problemas del matrimonio de sus , aún cuando el no había hecho nada.
Esta vez, la madre de su joven amo lo golpeó más de lo que acostumbraba, dejándole varias heridas en el cuerpo de Edgar.
Cuando llego el doctor, pidió urgentemen que lo lleven a su habitación, ya que cuando lo terminaron de golpear, la madre de su joven amo, mando a llamar dejando a su hijo aún tirado en el suelo.
Ella solo pudo ayudar al médico cuando esté estaba atendiendo a su joven amo, el médico de la familia ya sabía sobre los maltratos del joven amo, pero el jamás dijo nada.
Siempre hacia su trabajo para luego irse.
Edgar, simplemente no quería llorar y angustiar aún más a Nina, solo quería decirle “ estoy bien, no llores”.
Intentando hablar, Edgar se dio cuenta de que no podía hablar, le dolía demasiado la garganta, junto con el dolor corporal.
- joven amo, no se esfuerza. Pronto estará bien.
Fue lo último que escuchó Edgar, para luego caer inconciente nuevamente.
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